Introducción

En el actual escenario de pérdida acelerada de la biodiversidad, muchos sectores y grupos implicados en las estrategias de conservación aún no se percatan de la importancia del cambio social, ni del papel que puede desempeñar la comunicación para recuperar el vínculo intrínseco entre naturaleza y sociedad (González Gaudiano, 2002; Andelman, 2003). En este punto, se hace evidente la necesidad de conservar la diversidad de manera íntegra, en sus dimensiones biológica y sociocultural, como requisito para mantener la capacidad de responder ante la inestabilidad y la incertidumbre y hacer frente a la crisis de biodiversidad, la cual no se encuentra sólo en manos de los expertos.

Desde los ámbitos académicos y políticos, se destaca la importancia de promover la comunicación sobre biodiversidad como uno de los caminos para reconstruir los vínculos de las personas con la naturaleza. Principalmente el informe del IPBES (2019) proporciona una visión integral del estado de la biodiversidad y su pérdida, así como sus implicaciones para el bienestar humano. En el mismo, se resalta la importancia de la comunicación de los temas de biodiversidad en los medios de comunicación con el objetivo de influir en la percepción pública y la acción política. Una comunicación efectiva por parte de los medios de comunicación puede aumentar la conciencia y fomentar el cambio en la sociedad.

Los sistemas de comunicación atraviesan el pensamiento y la vida social, abarcando desde las experiencias de individuos y colectivos hasta las dinámicas de instituciones y empresas, siempre en interacción con sus contextos, objetivos, estilos, tradiciones, marcos legales y lógicas de mercado. En este sentido, gran parte de la realidad social que percibimos y comprendemos se configura como resultado de dichos sistemas comunicativos. Los medios de comunicación, en particular, funcionan como mediadores que producen y distribuyen contenidos con formas específicas, organizados en géneros y dirigidos a públicos segmentados. Así, los medios masivos no solo ofrecen servicios a sus audiencias, sino que también comercializan su atención y su imaginario a los anunciantes y clientes (Becerra Villegas, 2016, p.177). De esta manera indudablemente los medios de comunicación tienen un papel crucial en la sensibilización y movilización orientadas a la conservación de la biodiversidad.

Considerando que los medios de comunicación son actores centrales en la construcción de sentidos sociales, este trabajo se propone analizar cómo se representa y se visibiliza la biodiversidad en la prensa gráfica de la provincia de Mendoza, con el fin de comprender los marcos discursivos que intervienen en la configuración de su valor social y ambiental. El estudio se enmarca en un enfoque metodológico cualitativo, empleando como estrategia principal el análisis del discurso. Para ello, se retomaron las categorías propuestas por Verón (2004), quien señala la importancia de identificar las marcas o huellas presentes en los discursos sociales como vía para reconocer las regularidades y significados subyacentes que exceden la superficie textual. Esta herramienta resulta fundamental para examinar las construcciones simbólicas que orientan la percepción pública sobre la conservación de la biodiversidad. En este caso, la investigación se centró en el tratamiento mediático de la problemática de la conservación de la biodiversidad en Mendoza (Argentina), delimitando un universo discursivo que habilita el análisis de las formas de representación y de las jerarquizaciones de sentido promovidas por los medios locales.

La provincia de Mendoza, ubicada en el oeste de Argentina y caracterizada por su clima árido y su diversidad de ecosistemas, desde el desierto del Monte hasta ambientes de alta montaña en la Cordillera de los Andes, presenta una notable riqueza biológica adaptada a condiciones extremas. Esta heterogeneidad ecológica ha motivado numerosos estudios orientados a la conservación de especies nativas, la restauración de ambientes degradados y la gestión sostenible de los recursos naturales. Instituciones como el Instituto Argentino de Investigaciones de las Zonas Áridas (IADIZA-CONICET), la Universidad Nacional de Cuyo y organismos provinciales de ambiente han desarrollado investigaciones clave sobre biodiversidad, conservación y manejo de áreas protegidas, en un contexto marcado por tensiones entre desarrollo productivo, expansión urbana y preservación ecológica.

Marco teórico

Los medios de comunicación como actores sociales

En las últimas dos décadas, los medios de comunicación se han posicionado como actores clave tanto en la economía como en la producción de significados sociales. Su progresiva orientación hacia la lógica de la comercialización responde a la competencia y a la expansión de los mercados, lo que ha consolidado su integración en el sistema capitalista y elevado su valor económico (Postolsky, 2010). Esta centralidad no se limita al ámbito económico, sino que se proyecta también sobre las dimensiones política y cultural, ya que la sociedad accede a los acontecimientos, problemáticas e identidades principalmente a través de los contenidos mediáticos. Estos, aunque presentados bajo la apariencia de objetividad, implican procesos de selección e interpretación que configuran el imaginario colectivo (De Moraes, 2013). En este marco, Angenot (2010) plantea que los discursos deben entenderse como fenómenos sociales e históricos, constituidos por la masividad de lo que circula públicamente. Desde una perspectiva semiótica, Verón (1999, 2004) propone que los discursos sociales pueden comprenderse a partir de las huellas que dejan los procesos de producción en su materialidad. Estas huellas constituyen regularidades significantes que permiten analizar cómo los medios construyen sentido, legitiman visiones del mundo y orientan las interpretaciones sociales. Un discurso, en este marco, se concibe como una configuración espacio-temporal de sentido en la que intervienen las condiciones de producción y reconocimiento, generando efectos concretos en la circulación social del significado. Toda producción de sentido se materializa en soportes, como por ejemplo los textos mediáticos, entendidos como fragmentos de semiosis, donde se inscriben las marcas de las prácticas sociales que los originan (Verón, 2004, p. 126-127). En este sentido, los medios de comunicación, y en particular la prensa, desempeñan un papel central en la creación y disputa de significados, al dotarlos de forma mediante enunciados, palabras e imágenes, tanto por su presencia como por su omisión.

En esta línea, De Moraes (2013) profundiza en la dimensión estructural de estos procesos, identificando cuatro rasgos centrales de la producción mediática contemporánea en el contexto de la globalización: (1) su capacidad para fijar sentidos y moldear imaginarios sociales; (2) la apropiación de léxicos bajo la lógica del mercado; (3) la promoción de valores ligados al consumo, el individualismo y la competitividad; y (4) el control selectivo de la información, que produce silencios o descontextualizaciones frente a discursos críticos. Este modelo mediático, vinculado a la lógica capitalista y a la concentración empresarial, consolida una cultura comunicacional global sustentada en la digitalización, la mercantilización simbólica y la internacionalización de los negocios. Como consecuencia, los discursos tienden a homogeneizarse, desdibujando las particularidades locales y debilitando las identidades territoriales.

Ambos enfoques permiten comprender que los medios no solo informan, sino que producen significaciones mediante sistemas de relaciones entre discursos, instituciones y públicos. En este sentido, la agenda mediática puede entenderse como un dispositivo semiótico y político que organiza la visibilidad y la pertinencia de los temas, condicionando qué se considera relevante, cómo se representa y quiénes son legitimados como voces autorizadas. De este modo, los medios se constituyen como actores clave en la disputa por los sentidos sociales, orientando las formas en que los destinatarios construyen sus mundos de significado a partir de las noticias (Verón, 1998; De Moraes, 2013).

En este marco, la prensa ocupa un lugar central en la pugna por la producción de significados y debe ser entendida como un actor político, puesto que sus objetivos trascienden lo periodístico y se vinculan directamente con su intervención en un sistema político determinado (Borrelli, 2011). En particular, los periódicos, en tanto medios masivos, interactúan con distintos actores sociales y tienen capacidad de incidir en sus comportamientos, ya sea en el gobierno, los partidos políticos, los movimientos sociales, los grupos de interés o su propia audiencia (Borrat, 1989). Sin embargo, esta influencia no es unidireccional: también los medios se ven condicionados por otros actores que los interpelan o manipulan a través de su presencia en la agenda pública. Desde esta perspectiva, las publicaciones no deben entenderse como simples portadoras de ideologías externas, sino como vehículos activos en la construcción de espacios sociales, públicos y corrientes de opinión, con un papel concreto en la definición de decisiones políticas y de interés colectivo (Borrat, 1989). Estar informado implica reconocer las orientaciones ideológicas de cada diario, ya que estos no solo difunden noticias, sino que transmiten formas de interpretar el mundo y de posicionarse políticamente (Borrelli, 2011). En su quehacer cotidiano, los periódicos combinan intereses económicos y de influencia, construyendo discursos a partir de la selección, exclusión y jerarquización de hechos, fuentes y actores. De este modo, la prensa articula una narrativa polifónica, atravesada por el lenguaje político, que refleja decisiones editoriales estratégicas. Estas huellas pueden rastrearse al analizar temarios, portadas y secciones en comparación con otros registros de la actualidad (Borrat, 1989).

La construcción de la actualidad se sostiene en el trabajo articulado de redactores y colaboradores, quienes elaboran un discurso plural integrado por múltiples voces, atravesado por un lenguaje político transversal. En este proceso, el periódico decide qué hechos incluir o excluir, cómo jerarquizarlos y qué actores representar, configurando así una agenda informativa que define qué temas ocuparán la esfera pública (Borrat, 1989).

La construcción mediática de los temas ambientales no se limita a la simple selección de noticias, sino que implica la articulación de múltiples voces que convergen en la noticia y generan una “polifonía del discurso periodístico” (Amado, 2014).

Esta perspectiva permite comprender cómo la agenda de los medios funciona no solo como listado de temas priorizados, sino como espacio de construcción de sentido y de control de significados, donde la objetividad periodística se revela como un ritual de producción noticiosa (Amado, 2014, p. 147).

En su obra Verón (1999) aborda la noción de agenda mediática como un dispositivo semiótico y sociocultural que estructura la visibilidad, la pertinencia y el tratamiento de los eventos informativos en el espacio público. Este autor, propone que la “agenda” no es simplemente la lista de temas que los medios deciden tratar, sino un mecanismo que condiciona qué se considera noticia, cómo se dice y quiénes participan en su enunciación. De este modo, sitúa la agenda mediática como un campo de tensión, donde se articula la posibilidad de control de significados, la construcción de visibilidad y el desplazamiento de alternativas de interpretación. De este modo, su enfoque va más allá de la mera teoría del agenda-setting tradicional, al plantear una dimensión semiótica de ese efecto: la agenda como mediadora del sentido, la forma y el poder. En este sentido, la agenda mediática, desde una perspectiva de análisis del discurso, puede entenderse como la producción de un encuadre discursivo que no solo establece qué temas importan y cuáles permanecen fuera del foco informativo, sino que también configura las relaciones entre los actores del proceso mediático y las formas en que los destinatarios construyen sus mundos de sentido a partir de las noticias. Como señala Verón (1999), los medios no se limitan a transmitir información, sino que producen significaciones.

Antecedentes

Múltiples investigaciones han demostrado que la visibilidad mediática de los temas ambientales se caracteriza por ser episódica y coyuntural, aumentando solo en situaciones de crisis y desapareciendo una vez que el acontecimiento deja de ser noticioso. Por ejemplo, Matei et al., (2021) muestran que la cobertura de la sequía en California se intensificó únicamente durante los momentos más críticos, mientras que Boykoff y Boykoff (2007) evidencian que la atención mediática sobre el cambio climático sigue un patrón cíclico, alternando entre picos de alarma y largos periodos de silencio.

Siguiendo la misma línea, en el marco latinoamericano, múltiples investigaciones han demostrado que la visibilidad mediática de los temas ambientales se caracteriza por ser episódica y coyuntural, respondiendo principalmente a eventos de crisis o conflictos específicos. Durand (2017), socióloga mexicana especializada en estudios socioambientales, señala que, en México, los discursos sobre conservación de la biodiversidad se construyen en función de coyunturas políticas y mediáticas, evidenciando la falta de cobertura sostenida y el predominio de episodios de alta visibilidad. De manera similar, Ramírez Gallegos (2021), sociólogo ecuatoriano y profesor-investigador en FLACSO Ecuador, observa que en Ecuador la cobertura de conflictos ambientales en los medios tiende a concentrarse en momentos de movilización social o hechos relevantes, mientras que Reyes Sarmiento y Díaz Rincón (2023), investigadoras colombianas en el campo de la semiótica y la comunicación, destacan que, en general, los medios latinoamericanos priorizan la espectacularización de los problemas ambientales sobre el seguimiento constante, lo que limita la construcción de narrativas preventivas y educativas. Estos estudios muestran que, a nivel regional, la problemática ambiental raramente ocupa un lugar permanente en la agenda mediática, consolidándose más como un tema reactivo que como una preocupación estructural.

Abordaje metodológico

El objetivo de este trabajo es analizar cómo se representa y visibiliza la biodiversidad nativa en la prensa gráfica de Mendoza, tomando como caso de estudio el envenenamiento masivo de cóndores ocurrido en 2018, con el fin de identificar y comprender los marcos discursivos que intervienen en la construcción de su valor social y ambiental. El estudio se desarrolló desde un enfoque cualitativo, empleando como estrategia principal el análisis del discurso. El análisis se organizó a partir de tres categorías teóricas centrales: huellas de producción (Verón, 2004), hechos noticiables (Borrat, 1989) y contrato de lectura (Verón, 1988).

El corpus general de análisis se conformó a partir de un conjunto de textos periodísticos publicados en los diarios Los Andes y UNO, sobre el tema de la “biodiversidad nativa y su conservación”. La selección de materiales se realizó mediante un monitoreo sistemático de medios impresos y digitales durante el período 2017-2021, siguiendo el criterio propuesto por Verón (2004) de acumular textos de un mismo género en relación con un referente constante. Las unidades de análisis fueron las noticias (categorías de observación: sección, extensión, género, fuentes consultadas, componentes del discurso, construcciones valorativas). Una vez conformado el corpus general, se realizó un recorte temporal específico correspondiente al año 2018, este trabajo se centra en el estudio de la cobertura mediática del caso: “Envenenamiento masivo de cóndores en Mendoza” correspondiente al año 2018. Este recorte permitió observar con mayor detalle cómo los medios construyen jerarquías discursivas y asignan relevancia mediática a la biodiversidad nativa. Las unidades de análisis fueron las portadas de las noticias (categorías de observación: titulares en primera plana e imágenes).

Finalmente, cabe señalar que Los Andes y UNO ocupan un lugar hegemónico en el ecosistema mediático mendocino, tanto por su alcance como por su relevancia económica y simbólica (Gil & Encinas, 2018). En consecuencia, su análisis resulta oportuno para ejemplificar y describir cómo se configuran las representaciones mediáticas sobre la conservación de la biodiversidad nativa en la provincia.

Análisis y resultados

En el monitoreo general se encontraron 200 titulares, de los cuales 133 fueron publicados por Los Andes y 67 por diario UNO. El mayor porcentaje de notas fue publicado en la sección: Sociedad, temas generales o ambiente. (https://www.losandes.com.ar/hombres-baleados-en-distintos-hechos-en-mendoza - https://www.diariouno.com.ar/pais/detenido-34-condores-envenenados--01172019_HkeUReGMMV)

Siguiendo las categorías del análisis del discurso y el contrato de lectura (Verón, 1985, 2004) se observa que las fuentes consultadas por los diarios Los Andes y UNO, la mayoría corresponde a voces autorizadas en el tema, como investigadores, organismos gubernamentales u organismos no gubernamentales. Por ejemplo:

Los especialistas consultados coincidieron en la importancia de lograr la trazabilidad de los agrotóxicos. “Es decir que para poder comprar un agroquímico se cuente con una receta, que quede archivada y para que de esta forma se pueda saber quién la recetó, donde se compró y con qué destino”, explicó Molero, del Iscamen. (Los Andes, 24 enero 2018).

Asimismo, según especialistas en ambiente no es casual que los únicos señalados como posibles autores de esta catástrofe ecológica sean puesteros. (Diario UNO, 28 enero 2018).

Las fuentes que mayormente son mencionados como colectivos de identificación son: investigadores de centros científicos de la provincia (Instituto Argentino de Investigaciones de las Zonas Áridas- IADIZA), la ONG Fundación Cullunche, la Dirección de Recursos Naturales Renovables de Mendoza (DRNR), Ministerio de Ciencia y Técnica (MINCyT), Departamento de Fauna de la DRNR. También se mencionan otras organizaciones como Municipios, Instituto de Sanidad y Calidad Agropecuaria Mendoza (ISCAMEN), Departamento General de Irrigación (DGI) y la Fundación Bioandina Argentina. Por todo esto, el comportamiento observado en el acceso a información y en la construcción de la noticia implica, en general, recurrir a fuentes consideradas oficiales. Las menciones de diferentes niveles de fuentes buscan legitimar el relato (Martini, 2007).

En cuanto a los componentes del discurso (estrategias y género), la mayoría de las notas analizadas se inscriben en el género periodístico policial, aunque también aparecen notas editoriales o de opinión. La estrategia discursiva privilegiada para construir el tema en Los Andes y Uno ha sido el efecto de incluir todas las voces sobre todo cuando los temas han sido controversiales promoviendo así la idea de objetividad frente al tema. Esta estrategia es frecuentemente empleada por los medios de comunicación por dos razones principales: presentar diversas perspectivas sobre un tema y evidenciar cierto distanciamiento respecto al conflicto o asunto tratado, en función de intereses particulares. Los textos informativos suelen valerse de distintos recursos para legitimarse frente al lector, tales como expresiones de objetividad, inclusión de testimonios, reconstrucción de los hechos basada en relatos de testigos y mención de fuentes. Sin embargo, el argumento, entendido como el hilo conductor del estilo discursivo de muchas noticias, se ve influido tanto por las dinámicas de poder como por el sensacionalismo mediático (Martini, 2007). Algunos ejemplos de distanciamiento pueden verse en frases como

Generalmente estas personas utilizan carbofurán, que es un agrotóxico (Los Andes, 23 enero 2018).

Aquí se cita lo dicho por el jefe del Departamento de Fauna de la DRNR de Mendoza, quien además menciona estas personas para hacer alusión a los pobladores/puesteros marcando un distanciamiento negativo. Aparecen fuertemente también las construcciones valorativas, es decir, las apreciaciones que se realizan sobre la problemática orientando el discurso, como ejemplo:

Pero el caso de Los Molles destaca por su número. Basta aclarar que los cóndores muertos superan en mucho a los cóndores que pueden habitar hoy en Venezuela y representan casi la mitad de los de Ecuador. Gracias a los estudios de transmisión satelital, realizados por el PCCA, se sabe que la provincia funciona como un corredor biológico para esta especie. Cóndores marcados satelitalmente y liberados en Mendoza, han unido con sus vuelos, la provincia de San Juan, Mendoza e incluso Chile. Por ello el impacto de las muertes de Los Molles afecta a las poblaciones de toda la región (UNO, 22 enero 2018).

En el fragmento anterior, el periodista realiza primero una valoración al decir “destaca por su número”, luego procede a explicar sobre la importancia del cóndor para darle sustento y fuerza a su opinión y mediante frase final “por ello el impacto de las muertes de Los Molles” enfatiza la valoración del inicio del párrafo.

El uso de valoraciones intercaladas con explicaciones o con comentarios de entrevistados es una estrategia muy utilizada por el periodismo para orientar las miradas y los sentidos del lector (Martini, 2007).

Estos recursos y formas de construcción de la noticia están sustentados en el contrato o pacto de lectura, concepto acuñado por Verón, que está basado en el consumo y es sostenido en las modalidades del discurso que instauran un determinado relato social, lugar de articulación de las categorías de enunciador y enunciatario, y con las cuales el lector ya está familiarizado y las acepta. De este modo, el orden discursivo, establece las formas en que un diario dice las noticias y diseña su agenda, y no hay sorpresa ni cuestionamiento por parte de su consumidor. En la práctica periodística, la noción de contrato enfatiza sobre las condiciones que serán la construcción del lazo que une en el tiempo a un medio con sus consumidores (Verón, 2004). Se trata de un acuerdo implícito entre diario y lectores, estrictamente delimitado por la forma en cómo ese diario se presenta a sí mismo y por cómo se pone en contacto con la realidad (Martini, 2007).

Estas formas de enunciación no son azarosas: están sustentadas en lo que Verón (1985, 1988, 1998, 2004) denomina contrato o pacto de lectura, es decir, el vínculo implícito que se establece entre el medio y su público, basado en la aceptación de ciertas convenciones discursivas y marcos de interpretación. Dicho contrato se sostiene en modalidades del discurso que configuran un relato social estable y reconocible, en el cual el lector se encuentra familiarizado con las formas en que el diario “dice” la realidad. De este modo, el orden discursivo determina tanto los modos de narrar los hechos como las jerarquías temáticas que conforman la agenda mediática, generando un efecto de naturalización sobre los modos de representación de la biodiversidad. En la práctica periodística, este contrato define las condiciones de legitimidad del discurso informativo, cómo el medio se presenta a sí mismo y cómo construye su relación con los acontecimientos, lo que, en última instancia, incide en las formas en que la sociedad percibe y valora la problemática ambiental (Martini, 2007).

A partir de este marco, el análisis del corpus permitió identificar cómo los medios locales reproducen rutinas discursivas coherentes con sus contratos de lectura, configurando determinadas formas de visibilizar, y jerarquizar, los temas ambientales. En el caso analizado, correspondiente al año 2018, se registra la mayor presencia de noticias relacionadas con la problemática de la conservación de la biodiversidad en Mendoza, principalmente durante el mes de enero. Esto se debe a que el 22 de enero, a partir de una denuncia, se toma conocimiento del envenenamiento y muerte de 34 cóndores, un puma y tres ovejas en Los Molles, Malargüe:

La muerte por envenenamiento de 34 cóndores, un puma y tres ovejas en Los Molles fue el tema de la semana y continúan las investigaciones para determinar si existe contaminación ambiental en uno de los puestos donde se criaban las ovejas que sirvieron de cebo para que el puma y los cóndores se envenenaran (UNO, 28 enero 2018).

En este fragmento, el periodista destaca esta noticia como el tema de la semana, dándole así su reconocimiento al hecho, con una estrategia que orienta el debate y los sentidos del lector. Durante este periodo de estudio se publicaron distintas notas dándole seguimiento a las repercusiones del hecho, manteniendo el tema en la Agenda (Tabla 1). En general eran notas no muy extensas, con las mismas imágenes, en su mayoría publicadas en formato impreso o digital y con la opinión de alguna persona o retomando comentarios de otras notas ya publicadas. En otros casos, también se observa que se mantuvo el tema en notas editoriales o de opinión escritas por algún invitado. Ambos diarios apuntan al impacto sobre la población, aseguran conclusiones y adjudican un alto grado de homogeneidad a la opinión pública. Los modos de titulación difieren e igualmente los contratos de lectura en cada uno de los diarios: UNO se sostiene en el horror del hecho, Los Andes pone el acento en el escándalo social. Todos estos modos discursivos funcionan como la “entonación propia de cada noticia” (Martini, 2007).

Tabla 1
Titulares de noticias que publicaban los diarios durante el 2018

Noticias publicadas en diarios Los Andes y UNO. Elaboración propia. Año 2018

En este periodo, en la producción de títulos e información se ve como algunos medios tomaron partido o sentenciaron a partir de construcciones valorativas. También muchas de las notas digitales apuntaron al sensacionalismo con el uso de imágenes y videos. Como sostiene Martini (2007), se trata de un sensacionalismo argumentativo que busca conmocionar.

Se observa que son pocas las notas que pueden ofrecer una imagen exclusiva o una primicia visual. En este marco, el valor discursivo de la fotografía en la prensa no radica tanto en la novedad, sino en su función de reforzar la credibilidad y el efecto de realidad del discurso informativo (Verón, 2004). La reiteración de imágenes fotográficas redundantes, que no agregan nuevos significados al texto, constituye una estrategia propia del discurso periodístico contemporáneo, donde como dice Iribarne (2008), la repetición visual funciona como mecanismo de reafirmación del relato dominante. Esta práctica responde, además, a un proceso de rediseño del contrato de lectura en los últimos años, en el cual la imagen ocupa un lugar central en la construcción de la confianza y la familiaridad del lector con el medio (Verón, 2004). Como señala Martini (2007), se puede decir que el espacio en centimetraje que la noticia ocupa indica su relevancia en la agenda general que determinan los diarios y, como tal, es un modo de construcción del discurso: entre 1 página completa en Los Andes y 1 o 2 en UNO. Se trata de la propuesta del manejo de la espacialidad y la superficie, lo propio del texto escrito, y se relaciona con la propuesta de agenda temática y las particularidades del abordaje del tema expresadas antes.

Siguiendo la categoría de noticiabilidad se puede decir que el tema de la conservación de la biodiversidad nativa en Mendoza fue tapa por algunos días durante el 2018 (Tabla 2). A partir del impacto social y ambiental, con el cual fueron construidas las noticias. El tema, se mantuvo en agenda en ambos medios estudiados principalmente en la semana del hecho. Luego, como ya se ha mencionado, el tema se diluye, aparecen notas menores tanto impresas como digitales y desaparece de tapa. En todas las notas (en tapa, impresas o digitales) aparecieron con las mismas imágenes en ambos diarios. Las cuales corresponden a las primeras imágenes del hallazgo, fotografías tomadas en lugar por el Departamento de Fauna, policía rural, guardaparques. La fotografía aparece como redundante respecto del relato escrito y sólo ilustra o dibuja una imagen del hecho relatado.

Tabla 2
Tapa y visibilidad mediática de la biodiversidad en diarios de Mendoza

Notas de tapa aparecidas en diarios Los Andes y UNO sobre el caso de muerte de cóndores. Año 2018. Elaboración propia.

El análisis de la construcción periodística, especialmente en las noticias del género policial, permite identificar modalidades discursivas que responden a lo que Martini (2007) denomina la geografía de la noticia, donde la ubicación, los titulares, las bajadas y los recursos visuales configuran jerarquías y sentidos. En los diarios Los Andes y UNO, las notas sobre biodiversidad se ubican mayormente en la sección Sociedad o Temas Generales, presentan una extensión media y recurren principalmente a fuentes institucionales y voces autorizadas, investigadores, organismos gubernamentales y ONG, que legitiman el discurso informativo. La estrategia dominante consiste en incluir diversas voces para sostener una apariencia de objetividad frente a temas controversiales, junto con el uso de valoraciones y comentarios intercalados que orientan la interpretación del lector. A esto se suma la ubicación en la portada y en el cuerpo del diario, la titulación, los destacados, la jerarquización tipográfica y el uso de recursos icónicos como fotografías o imágenes.

En los medios de comunicación de Mendoza, siguiendo las rutinas y criterios de noticiabilidad propios del campo periodístico (De Moraes, 2013), la conservación de la biodiversidad nativa alcanzó notoriedad en momentos puntuales, a partir de la cobertura en primera plana durante algunos días de 2018. El tema se mantuvo en agenda en ambos medios principalmente durante la semana del suceso; posteriormente, como se mencionó, la cobertura se redujo, apareciendo notas menores tanto en formato impreso como digital, y desapareciendo de la portada. Estas decisiones editoriales configuran el modo en que los medios otorgan visibilidad, dramatismo y autoridad narrativa al hecho noticioso.

Conclusiones

En el marco de los estudios sobre discurso mediático, el análisis de los diarios Los Andes y UNO en torno a la conservación de la biodiversidad nativa en Mendoza, se observa que esta problemática carece de una presencia sostenida y periódica en la agenda mediática. La cobertura aparece de manera excepcional y reactiva, generalmente en contextos de crisis o hechos escandalosos, como es el caso analizado, que constituyó un pico de visibilidad al ocupar las portadas durante la semana del suceso.

Las representaciones mediáticas se construyen predominantemente desde un enfoque penalizante, que enfatiza la gravedad del delito y sus repercusiones sociales. La cobertura se organiza rápidamente en torno a fuentes oficiales y expertas, lo que refuerza marcos dominantes y legitima un discurso centrado en la sanción. Los titulares, imágenes y géneros empleados (crónicas policiales, editoriales) priorizan el dramatismo y el sensacionalismo emocional, relegando las dimensiones educativas, estructurales y preventivas de la problemática ambiental. Así, la biodiversidad nativa aparece como telón de fondo, subordinada al impacto noticioso del conflicto o la tragedia, lo que contribuye a representaciones parciales o distorsionadas.

La ubicación de estas noticias del caso analizado se ubicaron en secciones generales, espacios heterogéneos, configurando el tema como un tópico periférico y circunstancial, más que como una preocupación central y sostenida en la esfera pública. Como señala Dichdji (2020), este tipo de coberturas tienden a adoptar enfoques catastrofistas que “espectacularizan” los problemas ambientales en detrimento de narrativas constructivas capaces de promover conciencia y acción social.

A partir del análisis de los diarios Los Andes y UNO, se observa que ambos medios construyen, jerarquizan y enmarcan el tema de la biodiversidad nativa desde lógicas propias del ámbito mediático, adquiriendo visibilidad principalmente en contextos críticos o conflictivos, donde predomina una cobertura reactiva ante hechos excepcionales. Este patrón da lugar a un discurso mediático caracterizado por picos de atención episódicos, en detrimento de un tratamiento sostenido que fomente la comprensión, la educación y la reflexión pública sobre la conservación ambiental. La visibilidad mediática de los temas ambientales suele ser episódica y reactiva, concentrándose en momentos de crisis o conflictos y desapareciendo luego. Como se mencionó anteriormente, diversos estudios, tanto en contextos globales como latinoamericanos (Matei et al., 2021; Boykoff y Boykoff, 2007; Durand, 2017; Ramírez Gallegos, 2021; Reyes Sarmiento y Díaz Rincón, 2023), coinciden en que la cobertura ambiental responde a coyunturas políticas y mediáticas más que a un interés sostenido. Esto refuerza la tendencia de los medios a la espectacularización y limita la construcción de narrativas preventivas o educativas sobre la crisis socioambiental.

En el ámbito ambiental, los medios de comunicación suelen privilegiar marcos catastrofistas o penalizantes, en los que el énfasis recae sobre el escándalo, el delito o el daño irreversible, dejando en segundo plano narrativas vinculadas a la educación o la prevención (Dichdji, 2020). En el caso analizado, la biodiversidad nativa se presenta en la agenda mediática principalmente como telón de fondo de un conflicto o tragedia, más que como un eje de reflexión o acción sostenida. Desde la perspectiva de Verón (1999), la agenda mediática no debe entenderse simplemente como una lista de temas priorizados, sino como un campo de disputa simbólica en torno al control de los significados, la producción de visibilidad y la circulación del sentido. De este modo, la agenda mediática funciona como un dispositivo semiótico que orienta la interpretación social de los acontecimientos y condiciona las prácticas de lectura y apropiación de la realidad. Esta lógica se vincula con la dinámica de los media events planteada por Dayan y Katz (1992), quienes conceptualizan los acontecimientos mediáticos como irrupciones excepcionales que rompen la rutina informativa y concentran temporalmente la atención pública. Trasladado al campo ambiental, casos como el envenenamiento masivo de cóndores en Mendoza en 2018 pueden interpretarse como “eventos ambientales mediáticos”, que irrumpen fugazmente en la agenda, generan un pico de cobertura y luego se desvanecen sin continuidad ni profundización.

Para describir y sistematizar este fenómeno, se propone en este trabajo la categoría analítica de “Agenda de Emergencia Ambiental” se describe la tendencia de los medios a activar la cobertura de temas ambientales únicamente en situaciones de crisis o emergencia, sin continuidad ni profundidad informativa. El caso del envenenamiento de cóndores constituye un ejemplo paradigmático: la noticia generó un alto impacto social y político, fue amplificada en portadas y páginas centrales, pero rápidamente se desvaneció sin abrir un debate estructural sobre las causas o las estrategias de conservación. Desde esta perspectiva, se propone reinterpretar la noción de contrato de lectura en clave ambiental, identificando un “contrato de emergencia”. Este contrato implica un acuerdo implícito entre medios y audiencias, donde la atención a los problemas ambientales se activa únicamente frente a señales de alarma o crisis, estableciendo una relación fragmentada, episódica y reactiva con la información ambiental. Esta categoría articula tres dimensiones: (1) una temporalidad limitada a eventos disruptivos; (2) un encuadre catastrófico que privilegia fuentes oficiales y narrativas de escándalo o penalización; y (3) una generalizada marginalización estructural de los temas ambientales en las secciones y jerarquías informativas de los medios.

El predominio de una “Agenda de Emergencia Ambiental” y un “contrato de emergencia” dificulta la consolidación de la biodiversidad nativa como un tema cotidiano de interés público, limitando la formación de representaciones sociales profundas y obstaculizando la construcción de una ciudadanía ambientalmente comprometida. En este escenario, la responsabilidad social de los medios resulta aún mayor: se requiere superar los enfoques catastróficos y sensacionalistas, promoviendo narrativas constantes, educativas y propositivas que integren la biodiversidad en la agenda mediática. Ello implica ampliar la polifonía discursiva, incorporar voces diversas y equilibrar el relato de crisis con perspectivas orientadas a soluciones, esperanza y acción social. De este modo, los medios podrían contribuir a consolidar una ciudadanía informada y activa frente a los desafíos ambientales contemporáneos.

Referencias

Angenot, M. (2010). El discurso social. Buenos Aires: Siglo XXI.

Becerra Villegas, J. (2016). El modo de comunicación capitalista. Global Media Journal México, 13(25), 9–xx.

Borrelli, M. (2011). La prensa y la construcción de la realidad política. Buenos Aires: Editorial de la Universidad de Buenos Aires.

Borrat, H. (1989). El periódico, actor político. Barcelona: Paidós.

Boykoff, M. T., y Boykoff, J. M. (2007). Climate change and journalistic norms: A case-study of US mass-media coverage. Geoforum, 38(6), 1190–1204. https://doi.org/10.1016/j.geoforum.2007.01.008

Dichdji, A. (2020). El movimiento ambientalista en Argentina: Construcciones discursivas, actores sociales e ideología (1960–1990). Bernal: Universidad Nacional de Quilmes.

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Información adicional Roles de contribución de los autores: Las autoras tuvieron a su cargo todos los roles de autoría del trabajo. Manifiestan no tener conflicto de interés alguno: .