La privación del juicio, una categoría estética
The deprivation of judgment, an aesthetic category
A privação do juízo, uma categoria estética
Orbis Cognita
Universidad de Panamá, Panamá
ISSN-e: 2644-3813
Periodicidad: Semestral
vol. 7, núm. 1, 2023
Recepción: 08 Septiembre 2022
Aprobación: 13 Enero 2023
Publicación: 15 Enero 2023
Resumen:
Aproximarse al mundo de los “locos” ha sido tema de interés constante a lo largo de la historia en general y de la representación artística en particular. Abordar este tema no es tarea sencilla, ya que habría que incluir referencias y estudios psiquiátricos. Sin embargo, no es el interés de este artículo realizar un análisis exhaustivo, ni inferir en el campo de la medicina, sino más bien, un pequeño recuento de cómo las enfermedades mentales han tocado el arte a través del tiempo mencionando algunas obras y artistas destacados en el abordaje de este tema. Las primeras representaciones referidas a padecimientos mentales lo hacen, seguramente, por necesidad de entender de qué se trataba o por el asombro que estos seres ocasionaban entre sus congéneres. La eterna pregunta ¿Qué es lo que hace a un hombre perder la razón?, ¿Qué pasa con estos sujetos que se comportan de un modo tan diferente y, sin embargo, en ocasiones, parecen captar una realidad desconocida para nosotros?, que ha generado una gran cantidad de literatura, opiniones y hallazgos significativos en lo que al modo de representación se refiere. La locura ha pasado por diferentes estadios antes de ser diagnosticada como una enfermedad. Sin embargo, ha fascinado y capturado la atención de los artistas a través del tiempo como ninguna otra condición orgánica. Los años nos han demostrado que el arte y la locura se han tocado en múltiples ocasiones. Diversos estudios psicológicos han puesto de manifiesto que gran parte de las personas con sensibilidad artística padecen de algún trastorno psicológico o se enfrentaron a situaciones que marcaron profundamente sus vidas. La consideración social de “el loco” va desde la fascinación que ejercieron estos seres en algunas culturas antiguas, considerándolos mediadores entre este mundo y el más allá, hasta la persecución y aislamiento. que sufrieron en tiempos modernos. Pasa considerarse un ser inspirado, privilegiado, capaz de percibir y de decir lo que otros no captan a un sujeto relegado que debe ser aislado del resto del mundo. A través del tiempo, se han hecho numerosos intentos por representar las enfermedades mentales. La historia del arte se ha caracterizado por un incesante interés por el tema, desde su captación psicológica hasta las terribles consecuencias de sus padecimientos.
Palabras clave: locura, arte, representación, enfermedad mental.
Abstract: Approaching the world of the "mad" has been a topic of constant interest throughout history in general and of artistic representation. Addressing this issue is not an easy task since references and psychiatric studies would have to be included. However, it is not the interest of this article to carry out an exhaustive analysis, nor to infer in the field of medicine, but rather, a small account of how mental illnesses have touched art over time, mentioning some works and outstanding artists in the approach of this theme. The first representations referring to mental illnesses do so, surely, out of a need to understand what it was about or because of the astonishment that these beings caused among their peers. The eternal question, what is it that makes a man lose his reason? large amount of literature, opinions, and significant findings as far as the mode of representation is concerned. Madness has gone through different stages before being diagnosed as a disease. Yet it has fascinated and captured the attention of artists through time like no other organic condition. The years have shown us that art and madness have touched on multiple occasions. Various psychological studies have revealed that a large part of people with artistic sensitivity suffer from some psychological disorder or have faced situations that deeply marked their lives. The social consideration of "the madman" ranges from the fascination exerted by these beings in some ancient cultures, considering them mediators between this world and the hereafter, to the persecution and isolation they suffered in modern times. He happens to be considered an inspired, privileged being, capable of perceiving and saying what others do not capture a relegated subject who must be isolated from the rest of the world. Over time, numerous attempts have been made to represent mental illness. The history of art has been characterized by an incessant interest in the subject, from its psychological uptake to the terrible consequences of its suffering.
Keywords: madness, art, representation, mental illness.
Resumo:
Abordar o mundo dos “loucos” tem sido um tema de constante interesse ao longo da história em geral e da representação artística em particular. Abordar essa questão não é uma tarefa fácil, já que referencias e estudos psiquiátricos teriam que ser incluídos. Entretanto, não é interesse deste artigo fazer uma análise exaustiva, nem inferir no campo da medicina, mas sim, um pequeno relato de como as doenças mentais tocaram a arte ao longo do tempo, citando algumas obras e artistas de destaque na abordagem deste tema. As primeiras representações referentes às doenças mentais o fazem, seguramente, pela necessidade de entender do que se tratava ou pelo espanto que esses seres causavam entre seus semelhantes. A eterna questão, ¿o que faz um homem perder a razão?, grande quantidade de literatura, opiniões e descobertas significativas no que diz respeito ao modo de representação. A loucura passou por diferentes estágios antes de ser diagnosticada como uma doença. No entanto, fascinou e capturou a atenção dos artistas ao longo do tempo como nenhuma outra condição orgânica. Os anos nos mostraram que a arte e a loucura se tocaram em múltiplas ocasiões. Vários estudos psicológicos têm revelado que grande parte das pessoas com sensibilidade artística sofre de algum distúrbio psicológico ou já enfrentou situações que marcaram profundamente suas vidas. A consideração social do "louco" vai desde o fascínio exercido por esses seres em algumas culturas antigas, considerando-os mediadores entre este mundo e o além, até a perseguição e isolamento que sofreram nos tempos modernos. Ele passa a ser considerado um ser inspirado, privilegiado, capaz de perceber e dizer o que os outros não captam, um sujeito relegado que deve ser isolado do resto do mundo. Ao longo do tempo, inúmeras tentativas foram feitas para representar a doença mental. A história da arte tem se caracterizado por um interesse incessante pelo tema, desde sua captação psicológica até as terríveis consequências de seu sofrimento.
Palavras-chave: loucura, arte, representação, doença mental.
Introducción
The deprivation of judgment, an aesthetic category
Locura, según el diccionario, significa “privación del juicio o del uso de la razón”. El término hace referencia a una desviación de la norma, (del latín vulgar delirare, que significaba originalmente en la agricultura, "desviado del surco recto"), debido a un desequilibrio mental, por el cual un hombre padecía de delirios enfermizos.
Sarriugarte (2004), se refiere al caso de William Blake aduciendo que sus percepciones de la realidad lo convertían en un ser inspirado, capaz de percibir cosas que otros no captan. Son famosas sus presuntas alucinaciones: A la edad de 10 años, en el momento de la muerte de su hermano Robert, dijo que había visto con sus propios ojos como “el alma salía del cuerpo y subía hacia el cielo, exultante de alegría”. (Angrill, 2001, p. 4) pero también afirmaba que “vio a Dios asomando la cabeza por la ventana, al profeta Ezequiel sentado debajo de un árbol…”. En el mundo del arte, esto sucede sin que exista contradicción ni inhabilitación entre ambas condiciones. El artista tiende a crear un mundo interior distanciado de la realidad para producir una obra que lo vincule con el mismo.
Es posible que la proximidad entre la locura y la representación se deba al intento de los artistas por hacer visible el dolor que, no siendo físico, se capta y se inmortaliza a través de los pinceles. El interés de este artículo es realizar un análisis de cómo varía la representación de esta enfermedad a través del tiempo.
Los primeros en abordar este tema lo hacen, seguramente, por necesidad de entender el asombro que estas dolencias producían en sus diferentes contextos. ¿Qué es lo que hace a un hombre perder la razón? ¿Qué pasa con estos seres que, en ocasiones, parecen captar una realidad más allá de nuestro mundo conocido?
La locura ha pasado por diferentes fases antes de ser diagnosticada como una enfermedad y ha sabido capturar la imaginación de artistas de diferentes disciplinas.
Análisis a través del tiempo
Se trata de una exposición descriptiva de los principales hallazgos que se han encontrado a través del tiempo en cuanto a la representación de la locura. Su evolución e impacto en la plástica y cómo los avances científicos permitieron redireccionar el abordaje de los padecimientos mentales.
Lo primero que debemos considerar es que Los griegos consideraban que las emociones no pertenecían a los individuos, sino que eran fuerzas exteriores, que provenían de los dioses. El griego tiene dos palabras para referirse a los dioses: théos y dáimon. Théos: es algo separado de los hombres. Dáimon: es la divinidad apoderándose de nosotros, la pequeña chispa divina que convive con lo humano.
Para la Grecia Clásica las emociones se alejaban del ideal clásico y sus preceptos de armonía, contención y mesura. Nada estaba más lejos de aquella concepción idealizada que remitía a la perfección y a la representación de los grandes valores universales como las emociones. La locura, era pues, un desvío de la norma y por ende de la razón.
Gambón (2020) plantea que la idea de la locura como patología fue una construcción social fruto del imaginario griego de siglo V a.C. A cuando el género trágico elabora la enfermedad como una metáfora de la locura y emplea las nociones de salud y enfermedad como las dualidades que permiten pensar el mundo. Por eso habla de “invención trágica de la locura”.
Según Berenguer (2018), para las antiguas civilizaciones locura era sagrada, creían que era obra de los dioses o demonios. Las divinidades enviaban la locura, como castigo o como venganza por lo que las personas no eran culpabilizadas por su trastorno, sino que eran consideradas víctimas inocentes de fuerzas sobrenaturales sobre las que no tenían poder. Menciona además que los griegos fueron los primeros en estudiar los trastornos mentales desde un punto de vista científico, desvinculando mente y religión. Además, aplicaron técnicas que se desarrollarían más adelante como el diálogo con el paciente, o la interpretación de los sueños. La medicina griega buscó leyes universales que pudieran constituir la base de una ciencia real de la enfermedad, investigando a fondo las leyes que rigen las enfermedades y tratando de establecer la conexión entre cada parte y el todo, la causa y el efecto.
En el siglo IV a. C. Hipócrates entendió que las enfermedades mentales no eran algo sobrenatural sino que tenían un origen físico.
En Roma, siguieron con los postulados filosóficos griegos considerando que, las pasiones y deseos insatisfechos, actúan sobre el alma produciendo enfermedades mentales que pueden controlarse alcanzando un estado mental sin perturbaciones que denominaron ataraxia.
Berenguer (20 18), menciona que, durante la Edad Media, se creía que la locura era consecuencia de hechos sobrenaturales o netamente demoníacos, se pensaba que actuaba en el hombre como castigo divino por la culpa de sus pecados. La locura fue conceptualizada como sinónimo de pecado y defecto mortal. Se consideró la locura era el resultado de una posesión demoníaca o resultado de la brujería. El loco era alguien considerado controlado por las fuerzas del mal, se utilizó el exorcismo para extirpar el diablo del cuerpo de las personas presuntamente poseídas. “En la Edad Media el loco no puede hacer promesas, ni tener palabra, ni testimoniar. A nivel jurídico no puede disponer de sus bienes, estos pertenecen a sus familiares o tutores. No puede testificar ante tribunales, ni hacer contratos”.
En este momento el término locura era impreciso, pero, en general, se refería a tres posibles escenarios:
El primero era el enfermo mental con un problema psiquiátrico de gran gravedad. La segunda será el bufón, es decir el que divierte y entretiene a los demás, y que suele tener algún tipo de discapacidad mental y/o física, aunque de menor calado. La tercera será el enamorado o el que se deja llevar por el impulso sexual o la lujuria, es decir, el que se deja arrastrar por el pecado.
Esto se evidencia en la obra “La extracción de la piedra de la locura” de El Bosco, aborda la práctica de la trepanación, asociada al tratamiento de la locura. En la Edad Media, se realizaba con cierta frecuencia ya que se creía que la demencia era causada por una obstrucción en el cerebro provocada por la acumulación de piedras.
En el Renacimiento, la locura surge como una nueva encarnación del mal. Es en este momento en que aparece la denominada “nave de los locos”, utilizada para eliminar de un territorio a estos seres molestos que ponían en riesgo la seguridad de los ciudadanos.
Menciona Berenguer (2018) que, con la llegada de la Edad Moderna, se pone fin a la práctica de trepanaciones de cráneos y exorcismos y se opta para erradicar a los locos sacándolos de la ciudad y de los espacios públicos. En algunos casos, son abandonados en campos o puestos en un barco sin timón en medio del mar.
Brant (1998), menciona que durante el Renacimiento las naves de locos adquirieron un valor simbólico, ya que pensaba que el agua, elemento purificador, tenía la capacidad de purgar el alma del enfermo.
Foucault (1926-1984), en su Historia de la locura en época clásica, describe la existencia de barcos que transportaban a los enfermos mentales de un lugar a otro. Señala que desde el siglo XV el loco era considerado como portador de cierta sabiduría, hasta el momento en que tanto el loco, como el delincuente y todos los marginados de la sociedad van a ocupar el espacio de los leprosos, de los apestados sociales, llevando al aumento de las prisiones en la Francia del siglo XVII.
Durante el Barroco la locura adopta un carácter más lúdico. Eran tiempos suficientemente difíciles como para perder la ocasión de introducir la broma a través del arte. estos seres, en ocasiones, formaban parte de la Corte.
“El triunfo de Baco” Diego Velázquez y conocida popularmente como Los borrachos, muestra el alcoholismo como manifestación de los trastornos de adicción tema, que indica lo arraigado que se encontraba en el entorno social.
En la escena aparece el dios Baco coronado con hojas de hiedra mientras algunos personajes miran al espectador y ríen.
Representa a Baco, dios que regala vino a los hombres que sirve para aliviar, aunque sea de modo temporal, sus problemas.
En 1819 Jean Etienne Esquirol define la locura como una manía y empieza a ser estudiada y tratada como una enfermedad psiquiátrica. Freud (1917), en su estudio “Duelo y Melancolía”, reconoce que el origen de “este mal” es producido básicamente por una pérdida desconocida.
Con el advenimiento de la Edad Contemporánea, la locura fue una condición ansiada para los artistas románticos ya que veían en ella una salida a sus apesadumbradas vidas, la privación de la razón era la posibilidad de entrar en contacto con la lo sensible, sin las trabas de la lógica que ya había explotado el neoclasicismo con su arte normativizado y académico.
En el Neoclasicismo, podemos observar el aguafuerte de Francisco de Goya “El sueño de la razón produce monstruos” de 1799 en el que plantea el conflicto entre la razón, imperante en la Ilustración, y las supersticiones que promovía la sociedad de Antiguo Régimen.
Según su narración en esta obra, las sombras se vuelven monstruos que atentan contra la razón y cuya esperanza la constituye Minerva, diosa de la sabiduría, que aparece representada como la lechuza en el centro de la composición.
También pinta La Casa de locos, o Manicomio, es un óleo sobre tabla realizado entre 1812 y 1819 y que representa uno manicomio donde distintos enfermos mentales aparecen en actitudes diversas. Desde el que lleva un tocado de plumas en la cabeza, o con tiara hasta los que aparecen desnudos en diferentes poses grotescas.
La psiquiatría se va abriendo espacio en el terreno de la ciencia, indagando cada vez más en el entorno social y cultural de cada época.
Años más tarde, Géricault realizó entre 1821 y 1824, una serie de pinturas con modelos de locos o maníacos, tomando del natural y representados través de esta serie pretendía mostrar la fisonomía de la locura en sus diferentes estados.
Se cree que el auge de estos retratos está relacionado con avances científicos de la fisionomía de Llababier que proponen que el rostro en su conformación puede evidenciar muestras de las distintas afectaciones psíquicas. Los rasgos faciales y la expresión trasmiten información sobre quiénes somos. Según la definición de ABC (2012), algunos especialistas en esta materia sostienen que es posible describir la personalidad de alguien a partir de sus características faciales. a relación existente entre el rostro y la personalidad es una cuestión que ha sido abordada por los griegos de la antigüedad, quienes analizaban los signos corporales y del rostro para comprender el alma humana.
En este sentido, podríamos abordar la obra y vida de Vincent Van Gogh ya que es a la vez autor y modelo en su famoso autorretrato con oreja cortada y pipa.
Según Recalcati (2014), su fuerte emotividad se alternaba con estados de ausencia y apatía. El mismo Van Gogh escribe “Mi cerebro estaba casi arruinado”, en la cartas que envía a su hermano Theo, evoca la melancolía como un estado permanente de vida.
A los 36 años, se interna voluntariamente en el hospital psiquiátrico de Saint- Rémy, cerca de Arlés, aquejados de trastornos depresivos y delirios persecutorios. Lo hace en contra de la voluntad de su hermano al que escribe: “He intentado acostumbrarme a la idea de empezar de nuevo, pero por ahora es imposible. Tengo miedo de perder la facultad de trabajar, que ya voy recuperando. Y por eso deseo estar internado durante algún tiempo, tanto por mi propia tranquilidad como por la de los demás”, poniendo de manifiesto la terrible conciencia que tenía de su enfermedad.
Los años finales del siglo XX se caracterizaron por el incremento de los trastornos de ansiedad trastornos obsesivo-compulsivos y ataques de pánico entre los más comunes. Es por ello, que van a convertirse en los más representados en el mundo del arte.
Gracias a los artistas la enfermedad mental se convierte en algo cotidiano, más allá de las fronteras clínicas y los tratamientos, se apodera de los modos de vida, de las familias y los entornos sociales. La enfermedad convive con el resto de las cosas del mundo y se incorpora como un elemento de estudio y conocimiento, no sólo desde el avance científico sino también desde el estético.
Así queda plasmado en la obra de Eduard Munch, y el “Grito” pintado en 1893.
El ser que grita avanza por un paisaje urbano, atrás quedan dos personas con las que se cruza, pero el terror es insoportable a modo de pesadilla alucinante que se convierte en histeria.
Según el propio Munch, la muerte y la enfermedad serán dos temas centrales en su obra y en el desarrollo de su personalidad: “sin el miedo y la enfermedad mi vida sería como un bote sin remos”.
Berenguer (2018) plantea que en el siglo XX se desarrollan dos concepciones diferentes de la enfermedad mental. Por un lado, una concepción biologicista que considera que las enfermedades son provocadas principalmente por trastornos biológicos y genéticos (Kraepelin, Bleuler) y otra concepción sicologista que plantea que se originan por desequilibrios que han de ser tratados con medios psicoterapéuticos, aunque también pueda existir una base biológica (Jaspers, Freud).
Andradi (2006), en su artículo “Melancolía, genio y locura” se pregunta “¿Qué defecto genético hace que los límites entre el genio y la locura sean tan borrosos como para confundirse?
También, señala en este artículo, que Roger Bartra, en una entrevista dice estar convencido de que lo que se llama condición posmoderna es básicamente el tercer retorno de la melancolía en la cultura occidental. El primer retorno fue el Renacimiento. El segundo, el Romanticismo con sus extensiones en lo que se refiere a la cultura iberoamericana con la generación del 98 y el modernismo y que condición posmodernidad sería la tercera resurrección de la melancolía.
El escultor australiano utiliza poliester y fibra de vidrio para realizar sus esculturas hiperrealistas. Este gigante de aproximadamente dos metros y medio de altura está sentado en el piso, desnudo, en ademán de esconderse y con la mirada recogida sobre sí mismo. Proyecta una gigantesca soledad, la desolación de un tiempo, de un momento histórico caracterizado por el individualismo y la velocidad.
El fotógrafo español, David Nevredad, va un poco más allá. Con sus autorretratos lacerantes nos muestra la fragilidad del ser humano ante un mundo violento y mutilante.
Según Sánchez (2008), los autorretratos de David Nebreda, nos enfrenta a una realidad muy dura poniendo en evidencia la gravedad de la enfermedad mental que aqueja a los sujetos retratados. Nebreda se muestra tal y como es el padecimiento mental, sin ningún tipo de restricciones. Representándose en una imagen le da la oportunidad de aceptarse como es y seguir la vida. Refiere Marisol Romo (2007) que “con una puesta en escena muy cuidada y personal consigue diseñar las atmósferas fantasmales en las que se mueve su vida: el mundo de la alucinación, del delirio, de la psicosis, del desdoblamiento, de la pérdida de conciencia del yo y de la arbitrariedad de sus rituales”.
A juicio de Clair (2012), todo comienza con una legendaria pregunta aristotélica: «¿Por qué razón todos aquellos que fueron hombres de excepción, en cuanto respecta a la filosofía, la ciencia, la poesía y las artes, son manifiestamente melancólicos...?»
Conclusión
La locura ha sido uno de los grandes temas de representación en el arte y las culturas desde el inicio de nuestra civilización. Está ligada a un fenómeno complejo, difícil de descifrar, entender, describir y por ende, plasmar.
El acercamiento al tema de la locura nos permite observar que es, la vez, permanente y cambiante. Permanente desde el punto de vista del interés que suscita en la representación artística a través del tiempo y cambiante a medida que avanza la ciencia y los conocimientos que se tienen acerca de la locura y sus manifestaciones.
La comprensión de las enfermedades mentales, y por ende, su representación, depende en gran medida del contexto histórico, del nivel de entendimiento y del grado de conocimiento que presenta una población acerca de estas dolencias. A través de la historia del arte, encontramos una serie de propuestas estéticas que apuestan por mostrar lo doloroso, antiestético, amoral y espeluznante. Dentro de estos posicionamientos, la locura, es quizás el tema más controvertido por su naturaleza insustancial, imposible de aprehender y por estar en ese delgado límite entre el bien y el mal.
En este sentido, la esquizofrenia es una de las enfermedades más abordadas en la historia de la representación artística. Su carácter crónico hace que requiera del uso de fármacos antipsicóticos, lo cual ha permitido una mejor comprensión de ella. Sin embargo, esto también se ha modificado a lo largo del tiempo ya que el uso de fármacos es bastante reciente.
Es importante considerar que la prevalencia de la esquizofrenia en todo el mundo es del 1% y se mantiene relativamente constante en distintos entornos culturales, lo que la convierte en un gran enigma que se aborda desde el arte.
Las enfermedades mentales suelen estar asociadas a condiciones adversas desde el punto de vista psicológico y social y aunque se ha avanzado mucho en su investigación, todavía se desconocen las causas de muchas de ellas.
En el arte, se representan como más frecuencia aquellas enfermedades mentales que se caracterizan por la dificultad para expresar emociones, apatía, aislamiento social y desinterés por la vida, que pueden llevar al paciente a lo que se conoce como el “síndrome amotivacional”. Es común la representación de sujetos que pierden el interés por la vida con escasa vinculación con la comunidad.
El arte se ha convertido, en muchas ocasiones, en el único vínculo entre estos sujetos y el mundo circundante por lo que, al observar su evolución en la representación artística, podemos asomarnos al avance de la ciencia desde la ventana de la creatividad.
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