Producción artística
Como el agua que rebasa mis pulmones
mi tráquea
mi garganta y mis fosas nasales
quise encontrar todos los huecos
por los que fluir en tus pensamientos,
que de manera quebradiza se esconden en mi cenicero.
Las paredes
impregnadas de tabaco quemado
Una planta
de raíces podridas que intenta mantenerse erguida
Por su parte,
las leyes de la física,
no contemplan otro destino que no sea aquél que las reivindique
La pared. Inmóvil y manchada.
La planta. Muerta. Se riega en vano.
Y como el agua que se condensa y precipita
desliza por las chapas momentáneamente
para iniciar una caída abrupta
hacia mis baldes.
Aunque puedo aprovechar el día para regar los jazmines
no puedo.
Simplemente no puedo.
Y eso es todo
porque de la planta, el único recuerdo que perduró
fueron sus flores marchitas.
Así que lo único que puedo hacer es seguir poniendo baldes en las esquinas
y rogar
para que esta casa de origami colorida
no desaparezca en la llanura de mis pensamientos
.
.
.
* * *
.
.
.
La distorsión de la personalidad
volvió para convertirse en piernas de pétalos
marchitos.
Arrugadas sin su savia tan vital
que antaño recorría sus estrías y daba polen a su muerte
efímera muerte del renacer constante
de las hierbas más comunes
de las plantas más vulgares
sin que sea un lujo poder decir que gozan de libertad
para así crecer hacia arriba
y sólo hacia arriba
con la inminente posibilidad de la poda inquisidora
encargada de encasillarlas en un solo camino. El único posible.
Por eso estoy de cabeza.
Enterrando mis dedos en el suelo arcilloso
diseñado así con el vil propósito de dificultar nuestra expansión
Por eso estoy de cabeza.
Y con las manos en el suelo
mientras busco seguir ocultando que mis piernas de pétalo marchitos
son sólo un disfraz para mis raíces
que buscan crecer en la única dirección certificada
y que de todas formas se les niega.
Por eso estoy de cabeza.
Con las manos en el suelo y mis piernas en el cielo
buscando construir un techo
que no se derrumbe ante el más mínimo soplo.