Investigación en Educación
Recepción: 18 Marzo 2019
Aprobación: 02 Mayo 2019
DOI: https://doi.org/10.26490/uncp.horizonteciencia.2019.17.511
Resumen: Se presenta un estudio cuyo objetivo fue determinar el grado de relación que existe entre autoconcepto y adaptación a la vida universitaria. El diseño corresponde al descriptivo correlacional, en el cual participaron 262 estudiantes entre los 16 y 19 años de edad. Los instrumentos utilizados en el trabajo de investigación fueron el Cuestionario de Autoconcepto Personal (APE) elaborado por Goñi (2009) en el País Vasco que consta de 22 ítems y miden dimensiones del yo personal como: autorrealización, honradez, autonomía y afectividad-emociones y el Inventario de Adaptación a la vida universitaria (IAVU); elaborado por Arroyo, García, Leyva, Perales y Valeriano (2007) en Trujillo, Perú; el cual consta de 30 ítems y mide tres áreas; Habilidades Personales, Vocación y Dinámica Familiar. Los resultados evidencian que no existe relación entre estas variables, por lo cual se concluye que los adolescentes a esas edades tienen desarrollan más el autoconcepto personal y la adaptación a la vida universitaria asociada al autoconcepto social, la ayuda de los profesores y los lazos afectivos que construyen con sus pares.
Palabras clave: autoconcepto, adaptación universitaria, autorrealización, honradez, autonomía, afectividad-emociones.
Abstract: Presents itself this study whose objective was to determine the degree of relationship that exists between self-concept and adaptation to university life. The design corresponds to the descriptive correlational, in which 262 students between 16 and 19 years old participated. The instruments used were the Personal Self-concept Questionnaire (APE) prepared by Goñi (2009) in the Basque Country, which consists of 22 items and measures dimensions of the personal self-such as: self-realization, honesty, autonomy and affectivity-emotions and the Inventory of Adaptation to university life (IAVU); elaborated by Arroyo, García, Leyva, Perales and Valeriano (2007) in Trujillo, Peru, which consists of 30 items and measures three areas; Personal Skills, Vocation and Family Dynamics. The results show that there is no relationship between these variables, so it is concluded that adolescents at these ages have more personal self-concept and adaptation to university life associated with social self-concept, the help of teachers and the emotional ties that they build with their peers.
Keywords: selfconcept, university adaptation, self-realization, honesty, autonomy, affectivity-emotions.
Resumo: Apresenta-se um estudo cujo objetivo foi determinar o grau de relacionamento existente entre autoconceito e adaptação à vida universitária. O desenho corresponde à correlacional descritiva, na qual participaram 262 alunos entre 16 e 19 anos de idade. Os instrumentos utilizados foram o Questionário de Autoconceito Pessoal (APE) elaborado por Goñi (2009) no País Basco, que consiste em 22 itens e mede dimensões do eu pessoal como: autorrealização, honradez, autonomia e afetividade-emocionais e o Inventário de Adaptação à Vida Universitária (IAVU); elaborado por Arroyo, García, Leyva, Perales e Valeriano (2007) em Trujillo, Peru, que consiste em 30 itens e mede três áreas: Habilidades Pessoais, Vocação e Dinâmica Familiar. Os resultados mostram que não há relação entre essas variáveis, portanto, conclui-se que os adolescentes em essas idades têm mais desenvolvido o autoconceito pessoal e adaptação à vida universitária associada ao autoconceito social, a ajuda dos professores e os laços afetivos que constroem com seus pares.
Palavras-chave: autoconceito, adaptação universitária, autorrealização, honestidade, autonomia, afetividade-emocionais.
Palabras clave Kikimlisikuy, Yaćhay wasi yaćhakay, kikin lulay, manasuwakuy, kikinpkay, kuyakuy munakuna
Introducción
El autoconcepto se refiere al conjunto de características que una persona asocia a sí misma, según Oñate (1989) es un sistema complejo constituido por un conjunto de creencias sobre la propia existencia; además, está relacionada a variables personales como la motivación, satisfacción de necesidades psicológicas, la elección de metas (Gámez, Díaz, Marrero, Galindo & Breva, 2014), el optimismo, la autoestima y la construcción de la propia personalidad.
En el plano académico, el autoconcepto es una de las líneas más importantes de estudio, puesto que según estudios previos (Arancibia, Herrera y Strasser, 2000; Amezcua y Fernández, 2000) está relacionado con la toma de decisiones en el área académica, el rendimiento académico de los estudiantes (Gámez y otros 2014; Gargallo, Garfella, Sanchez, Ros y Serra, 2009) y también con la adaptación a la nueva etapa de vida que tendrá el estudiante cuando ingrese a una institución educativa técnica o superior (Díaz, Quiroga, Buadas y Lobo, 2013). Para autores como Esnaola, Goñi y Madariaga (2008), el autoconcepto no constituye una obra estrictamente personal, es entendido como un constructo que representa la concepción que uno tiene de sí mismo en varias dimensiones: físico, personal, social y académico.
Está involucrado el aspecto afectivo-evaluativo de la persona (autoestima); el componente físico que corresponde al modelo propuesto por Fox (1988), que contempla la habilidad física, condición física, atractivo físico y fuerza, el aspecto personal, que hace referencia a la idea que cada persona tiene de sí misma en cuanto ser individual (Cazalla y Molero, 2013); el aspecto social, se refiere al conjunto de habilidades agrupadas en categorías de competencia social y de aceptación social, tal como propone Bracken (1992); y la competencia académica, que se refiere a la percepción que tienen los sujetos de su propia competencia académica (Goñi & Fernández, 2007). En todo ello, la idea de adaptación a la vida académica exige el empleo y combinación de una serie de factores tanto personales como sociales para cumplir con las exigencias académicas que su condición de estudiante universitario exige (Díaz, 2008).
Como se puede apreciar, el autoconcepto presenta diversos aspectos relacionados pero distinguibles que pueden diferenciarse con distintas áreas del comportamiento humano (Musitu, García y Gutiérrez, 1997), aunque en sus inicios fue un concepto unidimensional, desde el análisis que realiza Coopersmith en 1967. Ahora el constructo es conocido como un constructo multidimensional, complejo, sujeto a diversas interpretaciones (Ortega, Mínguez y Rodes, 2000), y relevante en educación, debido a que el estudiante en el proceso académico adquiere nuevas perspectivas de sí mismo a partir de la interrelación con los amigos, compañeros, docentes, etc., (Amezcua y Fernández, 2000; Burns, 1990; Machargo, 1991).
A partir del análisis de las investigaciones realizadas sobre esta variable (Goñi y Fernández, 2007; Gargallo, Suarez, García y Sahuquillo, 2012; Veliz y Apodaca, 2011; entre otros), el asunto no es optimista, los resultados muestran que los estudiantes carecen o tienen importantes déficits en las destrezas básicas personales y cognitivas para enfrentar el mundo académico, el trabajo y la vida, lo cual les impide desempeñarse adecuadamente en cualquier ámbito. Estas deficiencias que no son atendidas o superadas en el transcurso universitario, la cual se hace más visible al término de la universidad, dado que un gran porcentaje de egresados no logra insertarse en el mercado laboral con lo que saben o han estudiado en la universidad. En el Perú, el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI, 2014), señala que el 87.5% de los egresados universitarios peruanos menores de 30 años cuentan con un empleo; mientras que el 5.5% está en busca de uno y el 7% restante estudia o desempeña otras labores.
En este sentido, esta investigación tiene como objetivo analizar la relación entre el autoconcepto y la adaptación a la vida académica en estudiantes universitarios, reafirmando que el autoconcepto es considerado como una necesidad humana profunda y poderosa, básica para una vida sana, con un buen funcionamiento y para la autorrealización (Vera y Zebadúa, 2002). Es decir, lo que se busca en el estudio es saber si de acuerdo al nivel de autoconcepto que presentan los estudiantes, logran mejores adaptaciones o no al contexto universitario. Teniendo claro que también se evaluará dentro de esta misma variable otras sub-variables, como autorrealización, honradez, autonomía y afectividad-emociones, las cuales son algunos de los factores de la multidimensionalidad del autoconcepto.
El conocimiento de esta problemática en los estudiantes universitarios y al inicio de su vida académica es esencial para poder intervenir y educar de manera distinta. A partir de los resultados de esta investigación se podrán optar estrategias metodológicas y temáticas distintas de acuerdo con las necesidades que por lo común tienen o sienten los estudiantes, debido a que no hay nada mejor que tener estudiantes satisfechos con su formación académica en la universidad. La razón central de buscar este conocimiento y de realizar esta investigación obedece a la necesidad de formar profesionales más competitivos en todos los aspectos y esa competitividad empieza por el autoconcepto de cada uno.
Por lo expuesto, en esta investigación tendremos como partida a que el autoconcepto está relacionado con el déficit de adaptación a la vida académica de los estudiantes, debido a evidencias que señalan que muchos de los problemas laborales, familiares, hasta emocionales (Gargallo y otros, 2012), autoeficacia académica y bienestar psicológico (Veliz y Apodaca, 2011), la depresión o los malos tratos, se relacionan con un autoconcepto bajo o defectuoso (Cazalla y Molero, 2013).
Método
Participantes: Se consideró como participantes a 262 estudiantes ingresantes a la Universidad San Ignacio de Loyola, cuyas edades fluctúan entre 16 a 19 años de edad, de los cuales 155 fueron varones y 107 mujeres; cabe resaltar que solo se consideraron a quienes estaban matriculados en el curso de Desarrollo Humano por primera vez en el periodo 2017-2.
Materiales: Para este estudio se utilizó el Cuestionario de Autoconcepto Personal (APE). Este instrumento fue elaborado por Goñi (2009) en el País Vasco. El cuestionario consta de 22 ítems que miden dimensiones del yo personal como: autorrealización (6 ítems: 1, 4, 8, 12, 25, 19); honradez (5 ítems: 5, 9, 13, 16, 21); autonomía (5 ítems: 2, 6, 10, 14, 17); y afectividad-emociones (6 ítems: 3, 7, 11, 18, 20, 22). El formato de la prueba es el de una escala tipo Likert con cinco opciones de respuesta: desde totalmente en desacuerdo (1) a totalmente de acuerdo (5). La fiabilidad del instrumento se realizó mediante análisis de consistencia interna, utilizando el índice más extendido que es el Alpha de Cronbach, el cual alcanzo un .834 de puntaje a nivel general; para la sub escala autorrealización obtuvo una puntuación de .748; autonomía 842; honradez 701 y, emociones 676, por tanto, el cuestionario es muy adecuado. De acuerdo con la autora, el mencionado cuestionario muestra adecuada validez de constructo y validez convergente para todas las subescalas: .093 para autonomía; .082 para honradez; .181 para autorrealización y .156 para emociones; en total el cuestionario de (APE) puntúa .182. Así mismo, este instrumento fue validado por Merino (2015) para muestras peruanas resultando con una confiabilidad a través de Alpha de Cronbach de 0.819 y la validez interna alcanza un puntaje máximo de .648 entre sus ítems. En la tabla 1, se describen los criterios adoptados para averiguar los niveles de autoconcepto que presentan los estudiantes encuestados.
Por otro lado, también se utilizó el Inventario de Adaptación a la vida universitaria (IAVU); instrumento elaborado por Arroyo, García, Leyva, Perales y Valeriano (2007) en Trujillo, Perú. Tiene como objetivo medir el nivel de adaptación de los jóvenes ingresantes a la universidad de 16 a 23 años de edad; a través, de tres áreas generales: (1) el área de habilidades personales evidenciada en los ítems 2, 7, 10, 11, 12, 13, 15, 16, 17, 18, 19, 21, 22, 23, 24, 26, 27 y que tiene como subindicadores: habilidades emocionales, autorregulación de manejo de los estados afectivos, habilidades cognitivas y habilidades sociales; (2) el área de vocación conformado por 1, 4. 6, 8, 9, 25, 28, 29, 30, que mide actitudes e interés; y (3) el área de dinámica familiar evaluada a través de los ítems 3, 5, 14, que miden la capacidad de comprensión. En total, el instrumento consta de 30 ítems con tres alternativas de respuesta: (1) SI, (2) A veces, (3) NO, que permite un puntaje bruto a convertir en percentil. Para determinar su validez se empleó el método de ítem-test, logrando un promedio de .40133 y para la confiabilidad el método de las dos mitades alcanzando un .8546 de puntaje, siendo en ambos casos adecuado. En la tabla 2 se describen los criterios de evaluación para determinar los niveles de adaptación a la vida universitaria de los estudiantes.
Procedimiento: para recoger los datos, se solicitó a la Dirección de Estudios Generales el permiso correspondiente para poder ingresar a las aulas en donde se les pidió a todos los estudiantes que lean la hoja de consentimiento informado y den su conformidad y asentimiento de participación en el estudio, también se les comunicó en ese momento que la participación durante el recojo de información es totalmente voluntaria. Posteriormente se les dio las instrucciones necesarias para desarrollar las encuestas que duraron aproximadamente 15 minutos para ambas pruebas. Finalmente, los datos se analizaron utilizando el programa estadístico SPSS-v23 (Statistical Package for Social Sciences) con lo cual se pudo comprobar las hipótesis y realizar las conclusiones.
Resultados
A nivel descriptivo, existe un predominio de estudiantes en el niveles de autoconcepto bajo donde se encuentran 101 estudiantes que representa el 38.5%, seguido de 92 estudiantes que se ubican en un nivel medio que simboliza el 35.1%) y finalmente 69 estudiantes en el nivel alto que equivalen al 26.3% del total de encuestados. En cuanto a la variable adaptacion a la vida academica, existe un predominio de los estudiantes en el nivel alto donde se encuentran 208 estudiantes que muestran un 79,4% de los encuestados, seguido de 43 estudiantes que se localizan en el nivel medio, representado un 16,4% y finalemente, 11 estudiantes se hayan un nivel bajo haciendo un 4,2% del total de encuestados en esta investigación.
En el nivel de autoconcepto respecto al genero, los resultados evidencia que la mujeres presentan bajos niveles de autoconceto 62 (40%) estudiantes de 155, se encuentran en este nivel seguido de 48 (31,0%) en el nivel medio y 45 (29,0%) estudiantes se encuentran en el nivel alto. Por el contrario, los varones presentan mayores niveles de autoconcepto, casi la mitad de los varones respecto a las mujeres 39 (36,4%) de 107 presentan un nivel bajo; 44 (41.1%) de ellos se encuentran en el nivel medio y, 24 (22,4%) presentan un nivel alto.
En los niveles de adaptacion academica respecto al genero, se aprecia que existe predominio en el nivel alto 128 (82.6%) en mujeres y 80 (74.8%) en varones, es evidente que tanto varones y mujeres se adapta de una manera adecuada a la vida universitaria; en el nivel medio se encuentran 20 (12,9%) de mujeres y 23 (21,5%) de varones y, solo 7 (4,5%) de mujeres y 4 (3,7%) de varones se encuentra en el nivel bajo.
A nivel inferencial, en la tabla 3 se puede evidenciar que existe evidencia estadística para afirmar que no existe relación entre el autoconcepto y la adaptación a la vida universitaria.
Se puede ver en la tabla 4 que los resultados obtenidos del chi cuadrado muestran valores p mayor a 0,05 lo cual nos indica que no existe relación entre el autoconcepto y el género así como esta última con la adaptación a la vida universitaria.
Respecto a la relación de las dimensiones de la variable autoconcepto, en la tabla 5, se evidencia que no se ha encontrado relación de ninguna de ellas con la adaptación a la vida universitaria, estos resultados se ven afectados principalmente por la edad que tienen los participantes y el contexto en el cual se desenvuelven.
Discusión de los resultados
El objetivo del estudio fue analizar la relación entre el autoconcepto y la adaptación a la vida académica en estudiantes universitarios, en este sentido, los resultados en la muestra evidencian que no existe relación entre estas variables. El autoconcepto involucra aspectos como la autorrealización, honradez, emociones y autonomía, este último, aunque no guarda una correlación significativa, es la dimensión que tiene mejor performance con la adaptación a la vida universitaria del estudiante, puesto que cada vez el estudiantes tiene la necesidad de readaptarse a nuevos contextos, lo que implica un crecimiento personal mayor responsabilidad y autonomía para realizar sus actividades determinante en la transición entre la adolescencia y la edad adulta (Sousa, López y Ferreira, 2013), además, de desarrolla una mejor percepción de sí mismo en cuanto individuo igual pero distinto de los demás, autosuficiente y con mayor capacidad para tomar sus propias decisiones (Goñi, 2009).
Esta dimensión de la autonomía, posiblemente es la que más estaría influenciando en la ausencia de relación entre estas dos variables generales, autoconcepto y adaptación a la vida universitaria, y también estaría vinculada a la edad de los estudiantes. Como se ha señalado, el autoconcepto es una variable multidimensional y no todos estas dimensiones se desarrollan de la misma manera, según Goñi (2009) este constructo variaría en función de tres características: el nivel de estudios, la edad y el sexo, lo cual se corrobora en este estudio; los que tienen mayor nivel de estudios, tienen mayor nivel de autoconcepto por el mismo desarrollo personal esta involucra también a los adultos que se sienten más autorealizados; los jóvenes desarrollan en mayor medida el autoconcepto personal que tiene que ver con los gustos, preferencias, habilidades, fortalezas, debilidades, prejuicios y valores personales como parte del concepto de sí mimo, mientras que la adaptación a la vida universitaria tiene que ver más con el autoconcepto social, que está relacionado con la calidad relacional con el otro, apoyo social confiable, a las relaciones sociales, a la suma habilidad para solucionar problemas, a la adaptación y aceptación social, y, al ajuste del estudiante al contexto (Buote, Pancer & Pratt, 2007; Díaz y otros, 2013; Sarason & Sarason, 2009).
Por otro lado, desde el punto de vista descriptivo, los resultados evidencian que existe un predominio en el nivel bajo de autoconcepto; sin embargo, esta tendencia no es significativo con el nivel medio y alto. Si bien, el autoconcepto es considerado como una actitud básica condicionante del comportamiento, del rendimiento académico y de la construcción de la personalidad (Díaz y otros, 2013), también es cierto que es multidimensional y se fortalece en función a los diferentes roles que realiza la persona y sectores o áreas de preferencias (García, De la Morena y Preso, 2014), y aún más importante se fortalece con la edad, donde los jóvenes presentan un bajo nivel de autoconcepeto personal respecto a los adultos que se sienten más positivos, más autorrealizados en la medida que han alcanzado lo que se han propuesto en la vida y que se definen como más honrados (Fernández y Rodríguez, 2005). En este sentido, es coherente los resultados del estudio en la media que los participantes fueron jóvenes de edades que fluctúan entre los 16 y 19 años y el autoconcepto se va revalorizando constantemente. Según los postulados de García y otros (2014); Díaz y otros (2013), este constructo al tener una dimensión social el sujeto aprende como consecuencia de sus experiencias socio-culturales a lo largo de todo el ciclo vital.
En cuanto al nivel de autoconcepto respecto al género, se ha evidenciado que los varones puntúan significativamente más alto que las mujeres, estos resultados son acordes con los reportes de Gabelko (1997) encontrando en los estudiantes de 12 y 18 años de edad, que los varones puntúan más que las mujeres en los aspectos de autoconcepto general y atléticos, mientras que las mujeres obtienen niveles significativamente más altos en el autoconcepto social. En otros estudios (Amezcua y Pichardo, 2000; Fernández y Rodríguez, 2005; Infante, De la Morena, García, Sánchez, Hierrezuelo y Muñoz, 2002) se encontraron resultados similares donde los varones sobresalen significativamente en autoconcepto global respecto a las mujeres que salen favorecidas en el autoconcepto social. Estas diferencias se deberían principalmente a que los hombres en estas edades se perciben más fuertes, capaces y se sienten más seguros de sí mismos al tener mayor confianza en sus posibilidades (Díaz y otros, 2013).
Respecto a la adaptación a la vida académica, a pesar de que la experiencia universitaria implica asumir múltiples desafíos en los ámbitos emocional, social, académico e institucional (Strange & Banning, 2001) y sobre los sistemas de evaluación y enseñanza que se realiza en la universidad respecto a la educación básica (Chau y Saravia, 2014), los estudiantes presentan una alta tendencia hacia la adaptación, resultados que posiblemente se verían favorecidos por la interacción que los estudiantes construyen con sus compañeros de aula, pero principalmente con los docentes; es decir, al apoyo prestado por los profesores en su aprendizaje (Soares, Almeida y Guisande, 2011; Soares y otros, 2006; y Almeida y otros 2001) es importante mencionar que, durante cada periodo académico los docentes en esta institución, llevan cursos de actualización en: estrategias y competencia docente, herramientas de comunicación efectiva y afectividad en el aula, inteligencia emocional en el docente, clima en el aula, entre otros, lo cual hace que mejore su accionar frente a los estudiantes, y construir mejores vínculos académicos.
Respecto a esta situación, Soares, Almeida y Guisande (2011) argumentan que, para muchos estudiantes el aula puede ser uno de los pocos lugares donde estudiantes y profesores se reúnen, el aprendizaje es experimentado de manera significativa y, la integración académica y social ocurre de manera satisfactoria. Por ello, se considera que, un docente con conocimientos, habilidades personales y profesionales, juega un rol importante en la adaptación de los estudiantes al sistema universitario, la cual contribuye eficientemente en el desarrollo de competencias profesionales. De hecho, desde el inicio de la programación de los cursos los docentes expresan con claridad las normas del curso en cuanto al desarrollo temático, las evaluaciones y sobre todo, las normas a cerca del comportamiento de los estudiantes en el aula, donde se pone especial control.
Finalemente, respecto al genero, los resultados de este estudio reportan que en general existe un predominio en la adaptacion por parte de las mujeres con 82.6% respecto a los varones que suman un 74.8% en el nivel de adaptación. Estos resultados corroboran los hallazgos de investigaciones previas (Soares, Almeida y Guisande, 2011) en donde las mujeres presentan percepciones positivas en cuanto a los vinculos sociales y de apoyo, en donde se resalta, la disposición de los docentes para brindareles ayuda en el aprendizaje, la calidad relacional entre pares (Frey, Bresley & Miller, 2006), y apoyo de alianza confiable, apego y orientación Weckwerth & Flynn, (2006). A diferencia de los varones que la adaptación estaría más relacionado con el control del profesor (Soares, Almeida y Guisande, 2011), el control de las normas y el desarrollo de competencias generales.
Conclusión
Este estudio permite corroborar que el autoconcepto es una variable multidimensional y cada una de ellas se relaciona de distinta manera con otras variables, en lo que concierne a este estudio y la ausencia de relación con la adaptación a la vida universitaria, se puede afirmar que existe diferencias significativas entre el autoconcepto personal, académico y social, específicamente durante la etapa juvenil. En esta etapa los jóvenes presentan un autoconcepto personal más desarrollado que el académico y social. El autoconcepto personal, se asocia a la satisfacción personal, las conductas y actuaciones que permiten interactuar con el ambiente. Y el autoconcepto social se asocia con las relaciones sociales, la adaptación y la aceptación social. Por ello, los estudiantes que tienen mejor adaptación a la vida universitaria, también presentan mejores niveles de autoconcepto. La adaptación a la vida académica está asociada con el nivel de interacción que los estudiantes construyen con sus compañeros de aula, principalmente con los lazos de confianza que construyen con los docentes y la predisposición de éstos para brindarles apoyo académico. Finalmente, es importante señalar, que tanto el autoconcepto como la adaptación a la vida académica dependen tanto de factores personales, como de factores ambientales, que el estudiante experimenta a lo largo de su ciclo educativo por lo que es necesario seguir ahondando en su estudio.
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Weckwerth, A.C., & Flynn, D.M. (2006). Effect of sex on perceived support and burnout in university students. College Student Journal, 40, 237-246.
Inventario de adaptación a la vida universitaria
Inventario de adaptación a la vida universitaria
Instrucciones: En cada enunciado debes marcar con un aspa (x) de acuerdo a tu opinión o tu manera de actuar. Lee cada una de las frases y responda según su parecer.
Cuestionario de Autoconcepto Personal (APE)
Instrucciones: Lea cada una de las afirmaciones y conteste con un valor entre 1 y 5 según su grado de acuerdo o desacuerdo con la frase. (1) Implica total desacuerdo y el (5) implica totalmente de acuerdo. Encierre con un círculo el número que represente más su grado de acuerdo.
Notas de autor