Resumen: El estudio de las revistas, en los últimos años, ha tomado más importancia en el campo de la historia intelectual. Los trabajos sobre estas publicaciones permiten reconstruir no solamente el grupo de intelectuales que participaba de manera directa en la revista, sino también la red que se había creado al exterior de la redacción, favoreciendo contactos con diferentes sectores económicos, políticos y sociales. Los participantes de las revistas “buscaban expresar sus inquietudes a través de este medio de comunicación y, simultáneamente, encontrar un espacio que legitimara la posición que deseaban alcanzar”.[1] En este artículo se analizarán las redes intelectuales subyacentes a la revista de vanguardia Irradiador, publicada por el movimiento estridentista a finales de 1923, graficándolas con el software Gephi. El objetivo es modificar la percepción sobre el origen y las influencias que tuvo el estridentismo; identificando los varios “ismos” a los cuales Maples Arce inspiró, desmintiendo de esta manera la creencia de que el estridentismo fue una copia mexicana del futurismo italiano.
Palabras clave:Estridentismo, vanguardia, redes intelectuales, revistas, años ’20, México.
Abstract: The study of magazines, in recent years, has always taken on more importance in the field of intellectual history. The works on these publications make it possible to reconstruct not only the group of intellectuals that participated directly in the magazine, but also the network that had been created outside the newsroom, favoring contacts with different economic, political and social sectors. Participants in the magazines "sought to express their concerns through this means of communication and, simultaneously, find a space that legitimized the position they wanted to reach." In this article the underlying intellectual networks will be analyzed by the avant-garde magazine Irradiador, published by the stridentist movement at the end of 1923, graphing them with Gephi software. The objective is to modify the perception about the origin and the influences that stridentism had; identifying the various “isms” that Maples Arce inspired, denying in this way the belief that stridentism was a Mexican copy of Italian futurism.
Keywords: Estridentismo, vanguard, intellectual networks, magazines, 20's, Mexico.
Artículos
“Quizá Usted es un imbécil”. La revista Irradiador y sus redes intelectuales
“Quizá Usted es un imbécil”. The Irradiador magazine and its intellectual networks
Recepción: 13 Febrero 2020
Aprobación: 05 Mayo 2020
El estudio de las revistas, en los últimos años, ha tomado más importancia en el campo de la historia intelectual. Los trabajos sobre estas publicaciones permiten reconstruir no solamente el grupo de intelectuales que participaba de manera directa en la revista, sino también la red que se había creado al exterior de la redacción, favoreciendo contactos con diferentes sectores económicos, políticos y sociales. Los participantes de las revistas “buscaban expresar sus inquietudes a través de este medio de comunicación y, simultáneamente, encontrar un espacio que legitimara la posición que deseaban alcanzar”.[2] En este artículo se analizarán las redes intelectuales subyacentes a la revista de vanguardia Irradiador, publicada por el movimiento estridentista a finales de 1923.
El estridentismo fue un movimiento mexicano de vanguardia fundado por el veracruzano Manuel Maples Arce en 1921, activo hasta 1927, quien publicó tres revistas: Actual (1921 -1922), Irradiador. Revista de vanguardia. Proyector internacional de nueva estética (1923) y Horizonte (1926 – 1927). Los estridentistas son normalmente identificados como los futuristas mexicanos, confundiendo características comunes a la mayoría de las vanguardias (provocación, militancia, exaltación de la modernidad, desprecio por lo que venía percibido como “antiguo”) con características propias del futurismo italiano. Por ejemplo, Tarik Torres Mojica comenta cómo “el Estridentismo en sus orígenes tomó el programa estético planteado por el futurismo italiano de Felipe Tomás Marinetti (…)”, sin profundizar en las reales influencias que inspiraron a Maples Arce al momento de fundar la vanguardia.[3]
El análisis de Irradiador que se propone en este artículo parte de la hipótesis que el futurismo italiano fue solamente un referente intelectual por el estridentismo – como por todas las vanguardias de la época – y no la principal fuente de inspiración de un movimiento artístico transnacional, que supo conectarse activamente con las vanguardias europeas y sudamericanas.
El objetivo del presente artículo es modificar la percepción sobre el origen y las influencias que tuvo el estridentismo, identificando los varios “ismos” a los cuales Maples Arce inspiró, desmintiendo de esta manera la creencia de que el estridentismo fue una copia mexicana del futurismo italiano. El movimiento estridentista no fue solamente la primera vanguardia mexicana, sino un movimiento transnacional, capaz de extender su red intelectual entre Europa, México y Sudamérica.
Para lograr el objetivo propuesto se analizaron de manera cuantitativa los contenidos de Irradiador, reconstruyendo sus redes intelectuales. El estudio de las redes así obtenidas permite entender la cantidad y el tipo de vínculos entre los integrantes y los colaboradores del estridentismo, analizando la circulación de ideas entre Europa, México y América Latina. Debido al descubrimiento reciente de la revista, éste va a ser uno de los primeros análisis cuantitativos sobre la publicación estridentista; así los resultados obtenidos van a permitir nuevas interpretaciones sobre el estridentismo, evidenciando particularidades y criticidades que van a consentir una crítica más consistente de la vanguardia mexicana. Para hacer el análisis se fichó cada entrada de Irradiador, graficando y comparando los resultados obtenidos con la literatura ya existente sobre el estridentismo.
Las fuentes que se usaron para el análisis son los tres números de Irradiador que se publicaron en la Ciudad de México en la segunda mitad de 1923. La publicación, que desapareció por casi noventa años, fue encontrada y publicada en edición facsimilar apenas en 2012. Debido a este tardío descubrimiento el análisis está máximamente enfocado en la parte literaria de los contenidos, sin profundizar en otros aspectos, como la red intelectual subyacente a la revista, que va a ser tratada en este artículo.
Durante muchos años la revista Irradiador fue una auténtica quimera para los estudiosos del estridentismo. En 1970 Luis Mario Schneider en su obra “El estridentismo. Una literatura de la estrategia” comenta: “Todos mis esfuerzos por encontrar la revista Irradiador fueron estériles. Al parecer salieron tres números, posiblemente durante los meses de septiembre, octubre y noviembre (de 1923 – n.d.a.)”.[4] Una década más tarde el alemán Klaus Meyer-Minneman seguía sin encontrar algún número: “El estridentismo dejó también su propia revista, Irradiador, editada por Maples Arce y el pintor Fermín Revueltas, un hermano mayor del gran José Revueltas. Salieron sólo tres números que hoy parecen haber desaparecido”.[5] Hasta el principio de los años 2000 la revista seguía desaparecida; en 2002 Carla Zurián De la Fuente solicitó las copias digitales de los primeros dos números, custodiados en los archivos de la Jean Charlot Foundation por la exposición Fermín Revueltas. Estructura-forma-color, de la cual era curadora. En el mismo año, en ocasión del centenario del nacimiento de Leopoldo Méndez, fue expuesto el número 3 de Irradiador; era la primera vez que se enseñaba al público un número original de la revista. A ello se debe el asombro de Evodio Escalante cuando los herederos del doctor Gallardo le entregaron un juego completo de la revista.[6] La revista “fantasma” del estridentismo finalmente había aparecido, después de que por muchos años varios estudiosos dudaron de su existencia, tomándola por una broma estridentista.
En sus memorias Maples Arce describe brevemente la génesis y la historia de Irradiador. La idea se dio en el “Café de nadie”:
En un rincón, aislados por su paradoja y mis idealizaciones, sorbíamos nuestro café y preparábamos entusiastas proyectos. De una de estas conversaciones surgió la idea de hacer la revista Irradiador, que emprendí en colaboración con Fermín Revueltas. La nota saliente fue un manifiesto hecho de lemas e irreductibles ecuaciones, que no respetaba a educadores ni filósofos. Nos instalamos con un anuncio muy espectacular que pintó Revueltas en la librería que César Cicerón acababa de inaugurar en la avenida Madero. Las trapacerías del empleado motivaron que la revista se suspendiera al cuarto número, con el reposo de “rastacueros, roncadores y rotitos”.[7]
También Germán List Arzubide dedica un espacio a la revista en su libro El movimiento estridentista:
IRRADIADOR, la revista que avanzaba en los siglos, quedó flotando al viento del escándalo, en la urbe desolada de artista en réclame. Entregada al genio de los linotipos, sacudía las fichas del calendario con el vértigo de las rotativas, y su nombre, estrujando la disciplina de las avenidas, ponía el silencio en la mecanografía de las redacciones. (…) IRRADIADOR puso su nombre sobre el borde de la popularidad estridentista y se aseguró el espíritu del tiempo.[8]
El poblano supone que la revista causó escandalo debido a las características del estridentismo y de las vanguardias (ironía, provocación, bromas); no sabemos si esto fue realidad.
Las causas que determinaron el fin de Irradiador siguen siendo desconocidas: Maples Arce comenta brevemente que el cierre de la revista se debió a las “trapacerías de un empleado”, sin especificar cuáles fueron. Como sugiere Carla Zurián de la Fuente, los contenidos que conforman los dos dioramas estridentistas publicados en El Universal Ilustrado eran probablemente las obras que ya se habían recibido y organizado por los números 4 y 5.[9]
Analizando los datos que se pueden encontrar en la revista Irradiador se pueden visualizar y enfocar muchos aspectos de la publicación.[10] Los primeros - y más fácilmente detectables – son los aspectos técnicos; éstos no se pueden tomar como datos de menor importancia, ya que permiten la reconstrucción del contexto cultural del grupo estridentista y la finalidad de la publicación. Aspectos como el formato, la cantidad de páginas y su diseño, el tipo de papel usado y su encuadernación permiten identificar el objetivo que tenía la revista y, en consecuencia, cuál era su público. La revista, entonces, debía ser el órgano de difusión del estridentismo. Los autores retomaron en la publicación lo que Poggioli define como “activismo” y “antagonismo” de las vanguardias. Irradiador se separa radicalmente de las revistas culturales de la época para apoyar la creación de una nueva realidad artística y cultural, siendo más parecido a un folleto de propaganda política.[11]
Debido a lo planteado anteriormente, el análisis de una revista necesita una lectura intensiva, es decir, una investigación que abarque todos los aspectos de la publicación, y el primero que se debe tener en cuenta son los contextos. Los contextos de publicación y edición no son rígidos ni fijos, ya que cambian en cada revista. Estos aspectos analizan los textos, las ilustraciones, los materiales usados, la tipografía, el conjunto global de una publicación. Todos estos elementos permiten aclarar el contexto de producción, es decir, las condiciones materiales, culturales y sociales en las cuales se originaron los contenidos.
La circulación de los textos y el público hacia el cual estaban dirigidos dan el contexto de lectura de una revista: se consideran la circulación, el formato y el estilo de la publicación. Otros aspectos a considerar son la noción de director y la de colaborador de una revista. La dirección puede ser individual o colectiva y decide la línea editorial de la revista; puede aparecer de diferentes maneras en una revista, participando o menos, publicando en determinadas secciones. No se deben subestimar los roles del comité editorial y de la administración; según su rol más o menos activo se puede identificar la conformación de un grupo. Los colaboradores son aquellas personas que contribuyen a la revista con uno o más textos o imagen; en este caso se deben tomar en cuenta la periodicidad de la colaboración, la exclusividad del texto, la extensión, la relación con los otros colaboradores, los vínculos con eventos políticos, culturales y sociales, el origen del autor. El análisis de estos elementos permite llegar a la noción de la red de revistas, es decir, el conjunto de publicaciones que compartían una red y su relación con el mundo cultural; es una circulación móvil e inestable de ideas que producen relaciones entre los miembros de esta red.
Otros aspectos técnicos, como formato, cantidad de página y diseño, el tipo de impresión y de papel permiten definir el contexto de producción de la revista. El lugar de publicación, la cantidad de números y las etapas permiten no solamente explicitar el origen geográfico de la revista, sino ubicarla en un determinado mapa cultural. El impacto de la revista se puede reconstruir gracias al tiraje y la zona de difusión. Participantes, duración y temáticas de una revista la transforman en un “lugar”. Debido a las ideas que hacen circular o que se desprenden de la publicación, la revista se vuelve un lugar de innovación. Al mismo tiempo, son un lugar de sociabilidad, ya que reúnen los integrantes de un grupo o movimiento con objetivos e intereses comunes. La búsqueda de un cambio en la sociedad y la voluntad de intervenir en ella convierten a la revista en un lugar de moralidad. Todos estos aspectos transforman las revistas en laboratorios intelectuales, mismos que influencian la cultura, los programas políticos, los debates intelectuales de una determinada época.
Irradiador – Revista internacional de vanguardia salió en tres números entre septiembre y noviembre de 1923. El costo era de 30 centavos en la república y 40 centavos en el extranjero. Irradiador resultaba más económico que otros semanales, como el Universal Ilustrado, que costaba 40 centavos en el D.F. y 50 en la república; una revista similar, aunque más sobria, con portada monocromática como Antena, costaba 20 centavos, mientras los periódicos costaban 5 centavos. El precio era entonces similar al de otras publicaciones de amplia difusión de la época. Se puede imaginar que su precio, siendo una revista independiente, sin apoyo gubernamental y con escasos ingresos de los anuncios, no estaba cubriendo los costos de impresión.
Cada número constaba de veinte páginas tamaño carta en papel revolución, con portadas bicolores; cada número se distinguía por un color particular: verde el primero, rojo el segundo y azul el tercero. Las portadas y las contraportadas se distinguían, además de su color, por el uso de caracteres mayúsculos en negritas; este uso, probablemente decidido por Fermín Revueltas, asemeja la revista a un folleto de propaganda política, enfocado en la difusión de una ideología y en el convencimiento de los lectores. La diferencia con otras revistas del período es evidente; por ejemplo, El universal ilustrado tenía como portada fotos a color de actores o actrices, el nombre apenas visible en letras estilo liberty. Una revista más “atrevida” o con intentos vanguardistas, como La falange, editada por los futuros contemporáneos, al lado de Irradiador pasa igualmente desapercibida. Las portadas falangistas hechas por Adolfo Best, Rodríguez Lozano, Abraham Ángel, Roberto Montenegro y Carlos E. González representaban valores más tradicionales y parecían dirigidas a una élite intelectual restringida, sin ninguna voluntad de difusión. Las portadas hechas por Revueltas, con imágenes del mismo pintor, Diego Rivera y Weston, parecían más comerciales o propaganda de algún producto, con el nombre de la revista evidenciado por el uso de las mayúsculas y de color, con la descripción de la revista, sus propósitos y los directores bien evidenciados; es interesante notar la similitud con la portada de la revista francesa de arte L'Esprit Noveau, dirigida por el arquitecto Le Corbusier y el pintor cubista Ozenfant, que tenía difusión en México durante la primera mitad de los años veinte. Como veremos más adelante, los movimientos franceses tienen una fuerte relación con los estridentistas.
El papel que usó Irradiador era igual al de otras revistas, pero el tamaño fue diferente: los estridentista usaron el tabloide, el más pequeño.[12] Esto hace regresar a una revista ideada como un folleto de propaganda, para ser transportada y difundida fácilmente. Como señala Jaques Julliard, se trataba de una “revista militante”, es decir, una publicación al servicio de una causa que mezcla las características de las “revistas especializadas” y de las “revistas generales”.
El número de páginas de la revista estridentista era muy limitado, solamente 20 incluyendo las portadas; confrontándolo con lo de otras revistas, como El Universal Ilustrado – que mediamente tenía 80 páginas – resulta evidente el objetivo de hacer una revista ágil, fácil de consultar. Entonces se puede definir Irradiador como una “revista panfletaria”, es decir, una revista polémica, enfocada en la actualidad y fácil de leer. Las secciones de la revista no son fijas y arbitrariamente fueron divididas en: artículo principal/editorial que es la primera entrada de cada número; un caligrama que ocupa una página doble de cada número; una sección de poesía; una parte visual/artística; la sección informativa, con artículos de actualidad y difusión; una parte dedicada a los anuncios y a la publicidad.
Pese a haber publicado sólo tres números de la revista, el análisis de Irradiador permite enfocar de mejor manera la época de auge del movimiento estridentista en la capital, así como superar el preconcepto que normalmente describe el movimiento estridentista como un “deudor del futurismo italiano y del ultraísmo español”.[13] Las redes que surgen de la revista estridentista permiten mapear la circulación del capital cultural, que va más allá de lo que normalmente se conoce sobre la vanguardia mexicana. La información que llegaba a los estridentistas no era unívoca y estaba conformada por una pluralidad de sujetos de diferente proveniencia y formación artística e intelectual.
El primer número constaba de dieciséis páginas, introducidas por la obra “el restorán” de Fermín Revueltas en la portada. En la revista se encontraba el único editorial que apareció en los tres números de Irradiador, “Irradiación inaugural”, un texto de típico corte vanguardista que ataca el lector. Entre provocaciones (“quizá es Ud. un imbécil”), panoramas urbanos (“La ciudad chisporrotea polarizada en las antenas radiotelefónicas de una estación inverosímil”) y un pseudolenguaje médico (“Irradioscopia y estridentoterapia”) el texto quería despertar al lector que aún no se acostumbra a la modernidad, ya que “no tiene Ud. la culpa de vivir en pleno siglo veinte”. A mitad del artículo fue insertado el caligrama de Diego Rivera “Irradiador estridencial”, que en parte retomaba unas de las provocaciones del editorial.[14]
Seguía la sección “poetas de México” que contenía poemas de List Arzubide, Salvador Gallardo y Luis F. Mena. Los tres poetas pertenecían al movimiento estridentista; Arzubide estaba a punto de publicar su libro de poemas Esquina, mientras el doctor Gallardo publicó El pentagrama eléctrico; se desconoce si Luis Felipe Mena, del cual hablaremos más adelante, además de este poema publicó otras obras. Los tres poemas, aunque escritos de forma bastante convencional (no hay uso de onomatopeyas, no se elimina la puntuación, no se usan recursos tipográficos), usan temáticas vanguardistas y estridentistas, es decir, describen la modernidad capitalina y las costumbres de los ciudadanos, con toques de romanticismo.
Dos grabados de Jean Charlot enseñando a unos indios conformaban la parte grafica del primer número. El artista francés representó dos momentos de la vida campesina mexicana; en el primero se nota un indio cargando una jaula llena de aves; en el segundo se encuentra un indio (¿o una india?) cargando un niño, ambos caracterizados por los sombreros. En el artículo “El grabado en madera y los artistas tapatíos” que apareció en El Universal Ilustrado de 9 agosto 1923, el artista francés explicó la decisión de usar el grabado en madera, que era “el medio favorito de las gentes humildes”: “no es solamente un capricho de artistas a la caza de originalidad” escribe Jean Charlot, “sino fuertemente razonable: es que los pintores, canzados (sic.) de complejidades y de condimentos rancios que marcan los últimos periodos del arte, se sienten atraídos, para depurarse, hacia manifestaciones más sanas”. Esto explica no solamente por qué el francés usaba el grabado de manera, sino también los sujetos de sus obras, que pertenecían a las “gentes sencillas y de buena voluntad” descritas en el artículo.
Entre las dos ilustraciones la carta abierta al “México standar(sic.)” de POLO-AS (Pedro Echeverría), intitulada “A la nariz del guarda-avenida que aprende por exceso de velocidad”; texto vanguardista caracterizado por su hermeticidad, quería describir la realidad mexicana de la época; caracterizado por las alusiones al uso de la marihuana a principio y final del texto.[15] Siguen dos ensayos: el metafísico “Las pirámides” de Gómez Robelo y el aún actual “La rivalidad británico-americana y el petróleo” de G.H. Martin.[16] En el primero Gómez Robelo quería demostrar la correlación que existía entre la filosofía egipcia y la prehispánica; en este caso el autor mezcla el esoterismo (que influía en varios autores, entre ellos, José Juan Tablada) y el pensamiento de Vasconcelos, citado textualmente en el artículo.[17] “La rivalidad británico-americana y el petróleo” trata una problemática aún actual, es decir, la lucha por el control de las reservas de hidrocarburos. El artículo, que se concluyó en el número dos, intentaba describir la situación internacional que se estaba dando para el control del petróleo, hablando de sus causas y posibles consecuencias. De los dos artículos, ambos sobre temáticas ajenas a las vanguardias artísticas, llama mucho la atención lo de H.G. Martin: el texto trata sobre las luchas entre las potencias mundiales para el control del petróleo, asunto que de varias maneras estaba afectando a México. Maples Arce fue un testigo directo del desarrollo de las industrias petroleras, como describe en varios episodios narrados en el primer volumen de sus memorias, A la orilla de este río. Hasta 1925 México fue uno de los principales productores de petróleo a nivel mundial; las disputas entre el gobierno mexicano y las empresas británicas y norteamericanas sobre la explotación de los campos petroleros fueron una constante en los debates políticos de la época.[18] Si por un lado el petróleo representaba por los vanguardistas un símbolo de la modernidad, por el otro era uno de los “dos grandes temas épicos en México”.[19] Los “trusts” que se estaban creando y la importancia que estaba asumiendo la industria petrolera en el mundo fueron unos de los temas que los estridentistas desarrollaron en Horizonte y con la publicación de la novela “Panchito Chapopote” de Xavier Icaza.[20]A la pregunta puesta por el autor, “¿Cuál será el fin de esta encarnizada lucha por el petróleo (…)?” todavía no tenemos respuesta. Cierran el número los anuncios publicitarios.[21]
El segundo número (octubre de 1923) se abrió con un dibujo de Diego Rivera en la portada, “Los mineros”.[22] El primer artículo era el ensayo “El estridentismo y la teoría abstraccionista” de Arqueles Vela. Como sugiere Evodio Escalante, si el líder del movimiento estridentista era su fundador, Manuel Maples Arce, los teóricos eran Arqueles Vela y Germán List Arzubide.[23] Este es el único texto teórico y programático del y sobre el estridentismo que apareció en la revista, intentando explicar las innovaciones aportadas por el movimiento: “El estridentismo no es una escuela literaria, ni un evangelio estético. Es, simplemente, un gesto.”[24] En el texto es interesante notar cómo el guatemalteco, no sólo se enfoca en el remarcar la lucha del estridentismo para empujar “los intelectuales jóvenes a hacer un arte personal y renovado” y para “destruir las teorías equivocadamente modernas”, sino hace una conexión entre dos poemas de Maples Arce y Tablada. La conexión no es casual; Tablada, poeta modernista que supo percibir la importancia de los movimientos de vanguardia adaptando su estilo a ellos, simpatizó con los estridentistas. Debido a la fama del poeta, los estridentistas capitalizaron su apoyo y deciden elogiarlo en este texto.
Seguía el caligrama “La marimba en el patio” de Gonzalo Deza Méndez, seudónimo de José́ María González de Mendoza; en página doble, era un poema visual que describe una vecindad. La parte visual estaba conformada por una foto de una escultura de Guillermo Ruiz (¿una anciana pidiendo limosna?) y por un grabado en madera de Jean Charlot, representando a una india. Completaban el número las segundas partes de los artículos del número uno; el esotérico “La pirámide del sol de Teotihuacán” de Gómez Robelo y “La rivalidad británico-americana y el petróleo” de G.H. Martin.
El tercer y último número, según Evodio Escalante, tenía “signos que parecieran indicar el fortalecimiento y consolidación del movimiento”.[25] La portada presentaba la foto “Steel” de Edward Weston, donde se observan las chimeneas de una industria estadounidense, perfecto ejemplo de la modernidad cantada por los estridentistas. Emile Malespine colaboró con “La audición colorida y las sinestesias en los ciegos”; el francés, que era un médico psiquiatra, envió un artículo que nada tiene que ver con el arte o la poesía, pues se trataba de una observación médica. Como correctamente señala Fauchereau, si bien Irradiador era un “proyector internacional de nueva estética”, en cada número se publicaron artículos con una temática científica o de actualidad geopolítica, como es el caso de aquellos firmados por Gómez Robelo y G.H. Martin.[26]
El suizo Gastón Dinner colaboró con dos poemas vanguardistas; en este caso el uso del espacio es diferente respecto a los poemas de los estridentistas mexicanos, ya que no respetaba el espacio ni la ortografía, desarticulando la sintaxis. En su obra el suizo caricaturizó los aspectos de la vida moderna en la metrópolis: la electricidad, el uso del radio, la urbanización, los compuestos químicos. Como indica Evodio Escalante, Dinner hizo una probable alusión al uso de la marihuana, como ya hecho por Pedro Echeverría en el primer número de la revista.[27] Seguía el dibujo “La costurera” de Leopoldo Méndez; en este grabado el autor representa, con claras influencias cubistas, una trabajadora cumpliendo su tarea, en la que Deborah Caplow define “the drama of public life”.[28] En las dos páginas siguientes se encontraban el caligrama “Solsticios Suit No. 2” de Polo As (Pedro Echeverría). La parte gráfica se completaba con la caricatura de Hugo Tilghman representando a José Juan Tablada; el joven caricaturista (nació en Guadalajara en 1904) subrayó una vez más la relación entre el poeta y los vanguardistas. A continuación los poemas del mismo Tablada y Kin Taniya, que anticipan la sección “Notas, libros y revistas”. Tablada envió “Supradimensional”, obra que mezclaba elementos vanguardistas con otros teosóficos; si, como dice Escalante, no se trató de uno de los mejores poemas del autor, enseña sus conexiones con el grupo liderado por Manuel Maples Arce. Luis Quintanilla (que se firma con el seudónimo de Kin Taniya) presentó “Espejismos”, un adelanto de su libro Radio; la falta de sintaxis y de puntuación, sumadas al uso de mayúsculas y disposición espacial de las palabras, sugieren la fuerte influencia vanguardista en la obra. Antes de los anuncios se encontraba la sección “Notas, libros y revistas”; los estridentistas evidenciaron en estas notas sus contactos con los ismos europeos y con otros autores mexicanos de clara fama; se nombran las revistas La Vie des Lettres, Noi, Le futurisme y varios autores franceses, italianos, británicos y mexicanos.
El número de entradas según el tipo revela que los artículos son la parte mayoritaria de las entradas, con el 40%, seguidos por la publicidad, con el 23%. Los caligramas son importantes (5%): cada número de Irradiador presenta uno. Las portadas y las imágenes ocupan el mismo espacio (10%); su impacto es más fuerte que la publicidad, ya que cada portada y cada imagen ocupan una página en su totalidad. La presencia de los caligramas también es interesante: en cada número se encuentra uno, ocupando una página doble. Para mejorar el enfoque del análisis de los contenidos se van a eliminar las entradas referidas a la publicidad - que, no obstante, una gran presencia, ocupan solamente dos páginas por número, por un total de seis páginas, ya analizada en un apartado anterior – y las portadas. Los contenidos evidencian la importancia dada a la parte visual: los caligramas y las imágenes son más de un cuarto (27%) de los contenidos totales.
Los artículos fueron divididos en: editoriales, caligramas, poemas, ensayos y notas. En los tres números encontramos solamente un editorial, la “Irradiación inaugural”; las notas, aunque son el 25% de las entradas de los artículos, se concentran en el último número, ocupando solamente dos páginas. Parte importante de Irradiador – revista internacional de vanguardia son los poemas, que representan el 36 % de los artículos. Si a éstos sumamos los caligramas que, de alguna manera, entran en el campo de la poesía, la parte dedicada a esta forma artística es del 50% de las entradas. Considerando los tipos de artículos que aparecen en todos los números de la revista, la situación es aún más evidente: la poesía ocupa el 70% de las publicaciones textuales: de este 70% el 50% son poemas y el 20% caligramas.
Como sugiere el título de la revista, Irradiador - Proyector internacional de nueva estética, tuvo colaboraciones de diferentes autores americanos y europeos. Hay un total de veintidós autores de diferentes nacionalidades. Si la mayoría de los autores son mexicanos (63%), más de un tercio de las entradas son de autores extranjeros (37%). Esto indica los lazos que el grupo estridentista tenía con los grupos vanguardistas europeos y de América Latina. La mayoría de las entradas extranjeras son de autoría francesa (11%), seguidas por las de autores españoles y estadounidenses (9%). El restante 9% se reparte entre Argentina, Suiza y Guatemala.
En el caso de los autores citados hay una fuerte mayoría de los extranjeros (62%) sobre los mexicanos. Entre los autores extranjeros citados se nota el fuerte porcentaje de los autores franceses e italianos, ambos con el 23%; este porcentaje no sorprende, siendo los dos países la patria de vanguardias como el futurismo y el fauvismo.
Retomando la definición de Félix Requena Santos, una red es “un conjunto de puntos (actores sociales) vinculados por una serie de relaciones que cumplen determinadas propiedades”.[29] En el análisis de Irradiador los actores sociales son los autores de artículos, poemas e imágenes, las revistas conectadas con la redacción estridentista y los autores citados en los artículos. El objetivo del análisis es transformar la estructura subyacente en la revista Irradiador en un modelo gráfico usando el software “gephi”, que permita analizar visualmente la estructura encontrada e interactuar con ella.[30]
En el análisis de Irradiador los actores sociales son los autores de artículos, poemas e imágenes, las revistas conectadas con la redacción estridentista y los autores citados en los artículos. Para mejorar la lectura del gráfico se agregaron las categorías de las secciones de las publicaciones – portada; artículos; imágenes; caligramas; notas libros y revistas; publicidad – y de las nacionalidades de los autores y de los citados; estas categorías junto con autores y revistas que aparecen en Irradiador forman los nodos, dando un total de 83. Las conexiones entre ellos son dadas por aristas que indican las citaciones hechas por un autor hacia otro, el tipo de publicación o su nacionalidad.
Para evidenciar los diferentes vínculos y relaciones presentes en la revista se utilizó el algoritmo Yifan Hu proportional, presente en el programa Gephi.[31]. De esta manera, los nodos con más contactos se quedaron en una posición central, mientras que aquellos que tienen menos se encuentran en la parte periférica del gráfico; se evidencia así la red intelectual que se encuentra atrás de la revista Irradiador.[32] El tamaño de los nodos fue determinado según su grado, es decir, según el número de conexiones en entrada y en salida de cada uno; si uno de los nodos es citado más veces, viene graficado más grande. Usando la división modularity class se colorearon los nodos según el clúster de pertenencia; la modularidad viene utilizada para identificar los clústeres (traducido literalmente desde el inglés en “racimos”) o comunidades en un gráfico dado. Para facilitar la lectura en el análisis se usará el término “subgrupo”.
El resultado se puede ver en la siguiente imagen.
La modularidad evidencia los agrupamientos de nodos conectados más fuertemente; si la puntuación de la modularidad resulta más alta entonces las conexiones del subgrupo son más fuertes.[33] También se evidenciaron siete clúster. El más grande, que incluye al 24,39% de los nodos, en morado, se refiere a la sección de los artículos, que incluye poemas y artículos divulgativos, a la nacionalidad mexicana y a los caligramas. En este subgrupo se encuentra la mayoría de los poetas estridentistas (Manuel Maples Arce, Germán List Arzubide, Salvador Gallardo, Pedro Echeverría. Luis Quintanilla, Gastón Dinner) y sus sostenedores externos, como Diego Rivera, José Juan Tablada y José María González de Mendoza, de quien ya se habló en el apartado dedicado a los caligramas.
El grupo estridentista presente en este subgrupo participó en Irradiador principalmente con poemas. Al lado de los poetas más famosos de la época, como Manuel Maples Arce, Salvador Gallardo y Germán List Arzubide, se encuentran otros autores de quienes se tienen pocas noticias, aunque sí pertenecían a la vanguardia, como el suizo Gastón Dinner y los mexicanos Pedro Echeverría (Polo As) y Luis Felipe Mena.
El segundo subgrupo por importancia (18.29 % de los nodos) se refiere a un grupo de autores principalmente de nacionalidad francesa o que habían participado en la revista La vie de lettres. Un nombre que se encuentra en los tres números de Irradiador conectado a este subgrupo (aunque no esté conectado con la revista La vie de lettres) es el del médico francés Emile Malespine, director de la revista Manomètre.[34] El contacto entre el francés y Maples Arce ya debía haberse dado a principios de 1923; Malespine publicó en marzo de 1923 la reseña de “Andamios interiores” y en agosto del mismo año la traducción del poema “T.S.H.”, en francés “T.S.F.”.[35] El intercambio de colaboraciones seguía con la publicación en el tercer número de Irradiador del artículo “La audición colorida y las sinestesias en los ciegos”. Es muy probable que los dos autores se conocieron gracias a la mediación del ultraísta español Guillermo de Torre; Malespine aparece entre los colaboradores de la revista española Tablero, junto a otros autores que aparecen en Irradiador, es decir, los hermanos Borges y Humberto Rivas. La importancia del francés resulta no solamente por sus colaboraciones, sino por sus contactos; Manomètre, subtitulada “supranational et polyglotte” no sólo publicaba textos en español y alemán, además del francés, sino que también tenía vínculos con las revistas de habla hispana, como Plural, Ronsel, Alfar, Sirio, Proa y Martín Fierro, las alemanas Der Sturm y G, las polacas Zwrotnica y Blok, las rumanas Contimporanul y Punct, las belgas Het Overzicht, Ça ira y 7 Arts, la holandesa De Stijl, la checoslovaca Disk y la yugoslava Zenit.[36] Como comenta Serge Fauchereau, fue una “asombrosa actividad por un solo hombre”. Manomètre fue una caja de resonancia por el estridentista, que pudo entrar en contacto con otros vanguardistas europeos, como el alemán Herwart Walden, director de Der Sturm, citado en los “Dioramas estridentistas” publicados en El universal Ilustrado, nombrado como corresponsal del movimiento estridentista en Alemania.
En el subgrupo resalta el nodo formado por la revista La vie de lettres y los autores a él conectados; se encuentran siete franceses, (Nicolás Beaudin, Wel Demonchel, André Bretón, René llendy, Marcel Lois Faivre, André Lamandé, Zoncheary) un checoslovaco (Joseph Sima), un británico (William Speth) y la argentina Norah Borges. Entre los autores franceses sobresale Nicolás Beaudín, director con el británico William Speth de La vie de lettres.[37] La revista viene presentada en el tercer número de Irradiador en la sección “Notas, libros y revistas” como “una de las publicaciones francesas de vanguardia más significadas”.[38] El redactor, probablemente Maples Arce, dice que “Nicolás Beaudín, ha sabido hacer de ella un índice de las nuevas corrientes estéticas que agitan el espíritu contemporáneo, sin encerrarse en el estrecho círculo de un grupo sectarista”.[39] Como señala Carlos García, “por esas fechas, Beauduin estaba bien relacionado con el mundillo literario de vanguardia en castellano.”[40] Anuncios y reseñas de la revista francesa aparecieron en la española Ultra y en la argentina Nosotros; el francés escribió en enero 1921 el artículo “La nouvelle école ultraïste”. La presencia de la revista francesa en Irradiador no es entonces casual. A los contactos con los ultraístas se suma el hecho que Maples Arce tenía contacto directo con Beaudín, como comenta Serge Fauchereau: “El (Maples Arce – n.d.r.) me comentó, personalmente, que había estado en contacto con dos figuras hoy olvidadas pero entonces bastante conocidas: Nicolás Beaudín, director de La Vie de Lettres, y Renée Dunan, novelista y periodistas, colaboradora de diversas revistas (…)”.[41] Lamentablemente no se tiene evidencia de esta correspondencia entre los dos autores; se puede imaginar que el paroxista informaba al mexicano de las novedades de las vanguardias europeas, de los nuevos autores y de su labor en la revista.[42] Esto parece ser confirmado por el mismo Maples Arce en un artículo que apareció en la revista Zig Zag del 4 de mayo de 1922, donde el veracruzano comentaba haber recibido una copia autografiada del último libro de Beauduin, L’Homme cosmigonique.[43]
Al subgrupo pertenecen también los hermanos argentinos Jorge y Norah Borges. Norah Borges apareció en la nota dedicada a La Vie de Lettres como ilustradora de la revista, mientras que Jorge Luis Borges participó en Irradiador con el poema “Ciudad”, donde apareció por primera vez; una segunda versión, con algunas modificaciones, fue publicada en el libro Fervor de Buenos Aires, publicado en julio 1923.[44] Como correctamente observa Rose Corral, es muy probable que Borges haya enviado antes el poema a la publicación de Fervor de Buenos Aires, cosa que parece ser confirmada por las pequeñas diferencias entre las dos versiones (en la versión publicada en Argentina se agregó un verso al principio, se suprimieron algunas palabras y se modificaron otras).[45] Los contactos entre Borges y Maples Arce empezaron a principios de los años ’20; sabemos que había una triangulación de correspondencia entre el argentino, el veracruzano y el español Guillermo de Torre. Este intercambio de información resulta aún más evidente con la presencia de Jorge Luis Borges en el directorio de vanguardia publicado en Actual no.1; a esto se suma la publicación en el primer número de Proa del poema de Maples Arce “A veces con la tarde”, que apareció unos meses más tarde en el libro Andamios interiores del veracruzano. Este libro fue reseñado por Jorge Luis Borges en el segundo número de la revista argentina.[46] No debe entonces sorprender la presencia del poeta argentino en Irradiador, quien, además de ser parte de la red intelectual construida por Maples Arce, corresponde a la voluntad de internacionalidad expresada por la revista estridentista.
El tercer subgrupo, que expresa el 15.85% de los nodos se refiere a los autores italianos y mexicanos citados en el apartado “Notas, libros y revistas”. Entre los mexicanos se encuentran Gutiérrez Cruz, Vargas Rea y Mariano Azuela, de quienes se nombraban las nuevas obras publicadas. En este grupo aparece también el periodista de El Universal Carlos González Peña, muy crítico hacia las vanguardias; debido a esto, con típica ironía vanguardista, en la nota se percibe que el periodista usó palabras excéntricas como “loquinarios” o “complicada a ultranza”, muy similares a las usadas por los estridentistas. La parte más interesante de este racimo es la presencia de los futuristas italianos; a diferencia de los franceses el grupo de los futuristas aparece solamente en la sección “Notas, libros y revistas”, sin ser mencionado por otros autores o participar con alguna obra. Como en el caso de los franceses, Maples Arce se carteaba con Filippo Tommaso Marinetti, el fundador del estridentismo. Aunque no se tengan evidencias, el veracruzano señala en sus memorias que, después de publicar Actual no.1 en 1921, “Marinetti me mandó sus manifiestos futuristas y algunas monografías ilustradas de los pintores de aquel movimiento: Bocini (sic.), Severini y Soffici”.[47]
Es interesante notar cómo los autores futuristas citados, menos Marinetti, eran jóvenes artistas de la misma edad de los estridentistas, dando la impresión de un alejamiento respecto al fundador de la vanguardia italiana. Las causas de este cambio pueden ser multíplices: la primera fue la transformación del “futurismo” en “passatismo”.[48] La vanguardia italiana ya no era un movimiento, sino que se había transformado en una escuela, yendo en contra de lo que Marinetti había predicado por años.[49] En el “Manifesto futurista” de 1908 el italiano había declarado que “Volete dunque sprecare tutte le vostre forze migliori, in questa eterna ed inutile ammirazione del passato, da cui uscite fatalmente esausti, diminuiti e calpesti? (…) Ma noi non vogliamo più saperne, del passato, noi, giovani e forti futuristi!”[50]. Irónicamente el futurismo marinettiano se había quedado en los mismos clichés, conceptos y formas, tanto que Ravegnani en su libro Nuovi poeti futuristi de 1925 comentaba que los futuristas de aquellos años eran: “gl’inutili e orecchianti epigoni d’un futurismo già svuotato e superato dal tempo, e di conseguenza già giudicato e incamerato dalla storia”[51]. Sayaka Yokota sostiene que el futurismo terminó en 1916, con la muerte de Boccioni e Sant’Elia; una segunda oleada de jóvenes futuristas, que según la japonesa influyó en otras vanguardias, se formó a principio de los años ’20, acomunada por el rechazo al fascismo, el militarismo y por la “ripugnanza nei confronti del personaggio Marinetti”.[52] Se puede suponer entonces una especie de “choque generacional” entre los futuristas de la primera y de la segunda oleada; es interesante notar cómo los autores italianos citados en Irradiador, Ivo Pannaggi, Vicino Paladini y Enrico Prampolini – considerado por Costantini como el fundador de la segunda oleada – pertenecían a la nueva generación de futuristas, que estaba en contraste con Marinetti. Aunque en este momento no se tengan evidencias sobre los contactos entre Manuel Maples Arce y estos autores – los archivos personales del veracruzano se perdieron en los años a causa de varios sucesos – se puede suponer que hubo unos intercambios epistolares entre ellos, facilitados por la misma edad y percepción del mundo.
Además de lo expuesto, se puede suponer que las conexiones entre estridentismo y futurismo fueron influidas por la llegada de Germán List Arzubide en la vanguardia mexicana. El poblano era políticamente cercano a los anarquistas y al Partido Comunista; sus criticas hacía Mussolini, el régimen fascista y todo lo que estaba conectado a él fueron siempre más fuertes y tajantes con el pasar del tiempo. El manifiesto “L’impero italiano. A Benito Mussolini – Capo della Nuova Italia”, firmado por Filippo Tommaso Marinetti y Mario Carli Settimelli, junto a la actividad política de List Arzubide, alejaron al veracruzano del poeta italiano.[53] El texto apareció por primera vez el 25 de abril de 1923 en la revista L’IMPERO y fue publicado en el número 6 de Il futurismo Rivista sintetica illustrata mensile del 1 mayo 1923, aunque, debido a los textos en el apéndice, se puede suponer que en realidad la revista se publicó en la segunda mitad de 1923.[54] El manifiesto es muy explícito y parece alejado de los ideales del revolucionario mexicano, defendidos por Germán List Arzubide. Los futuristas reafirman el belicismo futurista, agregando una preocupante deriva racial: “La guerra sola igiene del mondo, il militarismo, il patriotismo. La convinzione della nostra superiorità di razza”.[55] A esto se suman palabras que, a posteriori, parecen puntos programáticos del Partido Nacional Fascista, no solamente provocaciones vanguardistas.[56] En el mismo número de Il futurismo Rivista sintetica illustrata mensile aparece otro manifiesto, L’inegualismo, firmado por Marinetti; su traducción en francés fue publicada en el número 5 de la revista Noi de agosto 1923.[57] En el texto el futurista remarca los conceptos ya explicitados en el manifiesto anterior: “Abbasso l’uguaglianza! Abbasso la giustizia! Abbasso la fraternità! Sono sgualdrine, o Libertà. (…) Abbasso la democracia! Abbasso il sufragio universale! Abbasso la quantità!(…) Abbasso la política! Abbasso il parlamento! Abbasso il comunismo!”.[58] Estos manifiestos aparecen en las dos revistas futuristas citadas en Irradiador, es decir, Noi y Le futurisme.
Noi era una revista fundada en 1917 por Bino Sanminiatelli y Enrico Prampolini, con la intención de “europeizar” la cultura italiana, como evidencia el subtítulo de la publicación: Raccolta internazionale d’arte d’avanguardia. La primera serie de la revista se publicó entre 1917 y 1920, mientras la segunda entre 1923 y 1925 con salidas irregulares. Las fechas de publicación no corresponden a la fecha de distribución; el número 5, por ejemplo, fechado en agosto de 1923, reporta noticias sobre eventos del 30 de septiembre de 1923. La revista viene citada porque publica el Manifesto dell’arte meccanica y el poema pentagramático “Alle Giulio Cesare” de Francesco Cangiullo; este tipo de poemas, supuestamente, fue anticipado por Pedro Echeverría con sus “suites”. En realidad, a menos que las obras del mexicano no hubieran aparecido en el perdido número dos de Actual, es muy improbable que anticiparon el futurista, ya que en Noi se publica un artículo de Cangiullo de fecha 11 de octubre de 1922, es decir, más de un año antes de la publicación de Irradiador no.3. Además de esto, las obras difieren radicalmente; es posible que Maples Arce no pudiera ver directamente la revista si no recibió noticias sobre ella. Esta hipótesis parece ser confirmada por la presencia de dos autores que se relacionaban con Manuel Maples Arce: Nicolás Beaudín y Emile Malespine. La revista del primero viene reseñada en el número dos de la segunda serie, donde viene definida como una publicación con temas originales, desarrollados con “absoluta competencia técnica y solidez”. Beaudín publica en el número 5 el poema vanguardista MUSIC-HALLS, dedicado a Marinetti. Malespine aparece en la sección “Revistas”, donde se reseña Manomètre; el francés viene definido “simpaticissimo” y “di grande spirito”, alguien “difícil de encontrar en el mundo de las letras”. El número reseñado es el 4, donde apareció el poema de Maples Arce “T.S.F.”, que no viene notado por Pramolini. En la contraportada de Noi se encuentra un directorio de revistas de vanguardia, en donde se nominan La Vie des Lettres et des Arts de Beaudín y Manomètre de Malespine.
La revista Le futurisme, publicada “en substitución al antiguo Boletín Futurista de Milán”, era la versión francesa de Il futurismo Rivista sintetica illustrata mensile. La publicación salió en catorce números entre 1922 y 1931, de manera discontinua, alternando a cada publicación un volumen en francés, hecho para la circulación en el exterior. El retardo en la noticia y la total falta de informaciones sobre la revista hacen pensar que Maples Arce no pudo verla en físico.
Viendo la falta de cualquier contacto de las revistas de Pramolini y de Marinetti con Irradiador (en el directorio de revistas de vanguardia aparece la revista Palms publicada en Guadalajara; no faltaban entonces contactos con México), la descripción superficial de las publicaciones de Noi y la cita de la versión francesa de Il futurismo, parece probable que el veracruzano reporte noticias que le habían llegado por medio de sus contactos franceses. Estos datos hacen pensar que, por un lado, el futurismo ya había perdido muchas de las características de un movimiento de vanguardia, transformándose en una escuela artística, que, aunque siendo referencia por los ismos de todo el mundo, ya no tenía la misma carga renovadora de sus primeros años. Por el otro parece que los contactos con los italianos eran menores y, posiblemente, indirectos, filtrados por franceses y ultraístas, como demostrado por las informaciones escasas y confundidas. El resultado es que la influencia del grupo de Marinetti parece ser mínima, no obstante, en muchos casos se habla del futurismo como el principal inspirador del estridentismo.
Ahora bien, el subgrupo que reúne Fermín Revueltas y las personas de habla inglesa conforman el 14.63% de los nodos. En este caso se encuentran autores citados, como William Speth, personas que aparecen en los comerciales, como R.C. Burns, y dos de los autores de las portadas de la revista: Fermín Revueltas y Edward Weston. El codirector de la revista, Fermín Revueltas organizó las portadas de la revista, publicando su obra “El restorán”, “los mineros” de Diego Rivera” y “Steel” del estadounidense Edward Weston. A esto se suman las tres contraportadas de estilo vanguardista dibujadas por la cigarrera “El buen tono S.A.”. Podemos suponer que Revueltas organizó las aportaciones artísticas de la revista (es decir, los grabados en madera de Jean Charlot, los dibujos de Leopoldo Méndez y de Hugo Tilghman, y la escultura de Guillermo Ruiz), eligiendo autores con una visión artística cercana a la suya. La labor del artista fue sumamente importante por Irradiador: el uso de nuevos recursos tipográficos, la combinación de letras de diferente tamaño y estilo, las xilografías de página completa y la encuadernación se deben muy probablemente a él.[59] Su relación con Maples Arce viene descrita en las memorias del veracruzano; los dos jóvenes se conocieron en el estudio del escultor Lorenzo Rafael Gómez en el anexo de Bella Artes. El estridentista describe a Fermín Revueltas como “un joven de baja estatura, pelo castaño obscuro, grandes y vivos ojos y rostro jocundo bañado de luz impresionista”.[60] Los intereses en común y el hecho de ser vecinos (ambos vivían en la calle de Guanajuato) los acercaron, haciendo nacer una profunda amistad entre Revuelas y Maples Arce. El veracruzano comentó cómo “por influencias mías cambió de manera y se puso a pintar el paisaje industrial de La Indianilla, y luego, en el pueblo de Milpa Alta, en el campo y las personas en forma más reposada y consistente. Así comenzó Revueltas a abandonar la óptica impresionista de la Escuela de Coyoacán y a inaugurar una etapa en que el paisaje aparece con un carácter más acusado en los volúmenes”.[61] Fermín Revueltas y Maples Arce compartieron mucho tiempo juntos, como demuestra una breve estancia en el pueblo de Milpa Alta para pintar los paisajes; la amistad se hizo aún más íntima gracias al acercamiento de las dos familias, que empezaron a frecuentarse. El 18 de agosto de 1922 Fermín Revueltas se casó con María Ignacia Estrada; su padrino de bodas fue Manuel Maples Arce.[62] La cercanía debida a la fuerte amistad y los intereses en común fueron quizás los detonantes que hicieron nacer Irradiador y que le dieron la forma en la cual llegó hasta nosotros.
La participación de Edward Weston en Irradiador corresponde con el viaje que hizo con Tina Modotti a la capital mexicana en agosto de 1923.[63] El estadounidense, gracias a la italoamericana pudo relacionarse con Diego Rivera y otros artistas, entre quienes estaba Fermín Revueltas. El contacto con los estridentistas, según Refugio Solís, se dio gracias al periodista Febronio Ortega de El Universal Ilustrado.[64] Ortega se había transformado en el “promotor de los estridentistas e integrante de los “comités de bienvenida” que se hacían a los visitantes extranjeros”.[65] El periodista, después de conocer el interés de Tina Modotti por las vanguardias, organizó una reunión entre Weston y los estridentistas en la librería de Cesar Cicerón, en donde el estadounidense enseñó sus obras a los vanguardistas, que lo invitaron a participar a sus tertulias en el “Café de nadie”.[66] Refugio Solís comenta cómo Weston participó de manera activa en la elaboración de Irradiador, discutiendo y abordando las posibilidades del arte vanguardista.[67] Se puede suponer que sus aportaciones van más allá de la foto “Steel” publicada en el número tres de la revista, relacionadas máximamente con la parte gráfica.
El subgrupo referido a los anuncios comerciales se refiere al 10.98% de los nodos. Entre este tipo de publicación, ya descrito en el apartado anterior, resalta la presencia de El Universal Ilustrado. La revista dirigida por Carlos Noriega Hope fue el gran promotor y protector del grupo estridentista. Además de ampliar las redes del grupo, como en el caso de Weston, en los meses anteriores a la publicación de Irradiador se encuentran numerosas entrevistas con los integrantes de la vanguardia o artistas que participaron en Irradiador: el 26 de julio de 1923 aparece un artículo sobre Fermín Revueltas; el 9 de agosto “El grabado en madera y los artistas tapatíos” escrito por Jean Charlot; el 16 del mismo mes “Bajo la sombra del ala. Poemas de Kin Taniya”; el 23 de agosto se presentan los poemas de David Vela; el 27 de septiembre Febronio Ortega entrevista a Tina Modotti y Edward Weston; en el número 343 de diciembre de 1923 aparece “Poems de Germán List Arzubide”. Aunque no se encuentran referencias a Irradiador en el semanal de Noriega Hope, la promoción que hizo al estridentismo es innegable.
El subgrupo que representa a Arqueles Vela es determinado no tanto por el autor guatemalteco, sino por su nacionalidad y su artículo teórico sobre el arte estridentista. Sus conexiones (aunque reducido, ya que el subgrupo está representando solamente el 9.76% de los nodos) son importantes, ya que enseñan las relaciones del estridentismo con Centroamérica y explicitan una de las influencias que tenían los autores estridentistas, máximamente francesas. Arqueles Vela, prosista del movimiento estridentista y secretario de redacción de El Universal Ilustrado, participa en Irradiador con un artículo donde intenta explicar la teoría estética estridentista citando, además de Maples Arce y Tablada, los franceses Apollinaire, Mallarme, Reverdy y Rimbaud. Una vez más la influencia francesa está presente en la revista. Otros dos guatemaltecos se encuentran en la revista; David Vela, hermano de Arqueles, y Miguel Ángel Asturias. Los dos centroamericanos aparecen en los anuncios como directores de la revista Etcétera, que hubiera tenido que propagar las ideas estridentistas en América central; el proyecto nunca se concretó. Se puede suponer que los contactos entre David Vela, Asturias y los estridentistas se realizaron después del Congreso Internacional de Estudiantes organizado por Vasconcelos en octubre de 1921. En 1922 David fundó junto a Miguel Ángel Asturias la revista “Studium”, que se convirtió en el órgano de la Asociación de Estudiantes Universitarios -AEU-, creada en 1920 en la Universidad de San Carlos de Guatemala. Asturias había asistido al Congreso Internacional de Estudiantes de la ciudad de México como uno de los delegados guatemaltecos y a su regreso impulsó en 1922 la fundación de la Universidad Popular guatemalteca.[68] En 1923 Asturias se mudó a Europa para estudiar economía política en Londres, mudándose luego a París donde estudió bajo la dirección del profesor Georges Raynaud junto a José María González de Mendoza. Según Germán List Arzubide, “David Vela recibía todo lo que publicábamos, pues se carteaba con su hermano y con Manuel Maples Arce. Ignoro si al fin publicaron la mencionada revista anunciada con el nombre de ETC (…). No creo que se llegara a editar. Uno de los que serían sus directores, el futuro gran autor Miguel Ángel Asturias, fue hombre de viajes y seguramente antes que madurara el propósito, habrá emprendido una salida hacía su siempre suspirado París (…)”.[69] Los contactos con Guatemala se dieron, gracias sobre todo a los hermanos Vela, pero no se concretizaron en nada, probablemente debido a los viajes de Asturias.
El último subgrupo, el más reducido (interesa solamente el 6.1% de los nodos), se refiere a los artistas que colaboran con la parte grafica de Irradiador; Jean Charlot, Leopoldo Méndez, Hugo Tilghman y Guillermo Ruiz. Estos autores, con excepción del joven caricaturista Tilghman, eran parte del círculo estridentista, participando en las reuniones y tertulias que se organizaban en el “Café de nadie”, como he dicho en el capítulo anterior. Su participación en la revista fue casi natural.
Una figura que nunca viene citada directamente en la revista, aunque bien presente, es el español Guillermo de Torre, fundador del Ultraísmo, esposo de Norah Borges y cuñado de Jorge Luis Borges. El poeta era el contacto directo con Maples Arce; es probable que ambos compartieran ideas y técnicas sobre los caligramas. Como ya se explicó con anterioridad, el español se carteaba con el fundador del estridentismo; es muy probable que haya sido quien contactó a Emile Malespine con el veracruzano. De Torre tenía contactos y probablemente una amistad personal con el francés, tanto que el poema Introducción que aparece en su obra Hélices viene dedicado a Emile Malespine. El ultraísta parece ser por Maples Arce la clave de muchas de sus relaciones con los vanguardistas europeos y una de sus fuentes de información sobre los movimientos de vanguardia.
El estridentismo, normalmente, es un movimiento poco conocido, reducido en muchos casos a una copia a la mexicana del futurismo. Varios autores lo catalogan como un “futurismo” o, si reconocen otras influencias como la del ultraísmo, recuerdan que la principal fue “particularmente del Futurismo”.[70] Esta creencia tiene una larga historia; ya en 1959 Raúl Leiva afirmaba que Maples Arce “encabezó en México las formas desorbitadas del futurismo italiano de Marinetti”.[71] Estas consideraciones no sólo limitan la portada y la importancia del estridentismo en la literatura y en las artes mexicanas, tampoco consideran toda la red de relaciones internacionales que el movimiento supo construir, máximamente gracias a su fundador. Los contactos no se limitaban solamente a autores mexicanos o italianos, sino a franceses, argentinos, españoles y guatemaltecos: la conmixtión entre el elemento mexicano, por un lado, y la fuerte internacionalización, por el otro, es una de las características más evidentes de la vanguardia estridentista, confirmada por este análisis.[72]
Como comenta Evodio Escalante, Irradiador fue la señal de la verdadera consolidación del estridentismo, que denotó su voluntad de conectarse con los ismos europeos.[73] La importancia de la revista no fue solamente ser la primera de su tipo en México; Irradiador fue el reflejo del grupo estridentista. Más importante aún resulta ser el hecho que “una revista implica el concurso de muchas voluntades. (…) la vanguardia tendrá que ser aglomerante o no será”.[74] Esta conglomeración no se puede reducir al ambiente capitalino: como demuestra el análisis hecho en este capítulo, la red intelectual de Manuel Maples Arce sobresale las fronteras del mundo latinoamericano, llegando hasta Alemania y Francia. El análisis de redes permite rastrear estas conexiones, de otra manera difícilmente detectables.
La importancia de los franceses en la red de Irradiador es notable; su número es mayor a lo de los futuristas italianos, indicando una fuerte influencia de los transalpinos sobre los vanguardistas mexicanos; parece que la importancia del futurismo italiano sea menor de lo que siempre se ha pensado. El foco de la atención (e inspiración) de los estridentistas se mueve entonces a Francia y a París. Es probable que esto vaya más allá de las conexiones históricas entre México y el país galo; los contactos entre estridentistas y vanguardistas franceses fueron propiciados por un lado por la labor de Maples Arce, por el otro, por varias personas como Guillermo de Torre, Emile Malespine, Nicolás Beauduin, José María González de Mendoza.
Guillermo de Torre, como ya he dicho, no viene citado directamente en la revista; sabemos que estaba teniendo un intercambio epistolar con Maples Arce. La vanguardia española tenía fuertes contactos con Francia; durante la Primera Guerra Mundial, con la llegada de los artistas que querían escapar de la guerra, Barcelona se transformó en “la comunidad de café y pernaud”.[75] Muchos artistas españoles en esta temporada viajaron de España a París, intercambiando ideas y conociendo otros vanguardistas.[76] Se puede imaginar entonces su rol de intermediador de red, que operó poniendo en contacto, por ejemplo, Maples Arce con Emile Malespine, director y editor de la revista Manomètre. Jean Charlot, autor de varios grabados que aparecieron en la revista, estaba participando en el movimiento muralista; había llegado desde Francia en 1921, trayendo, probablemente, las novedades que estaban surgiendo en el medio artístico en el viejo continente.
El dato más interesante es representado por las influencias que se pueden detectar en el análisis de redes. Si normalmente se piensa que la principal inspiración del estridentismo fue el futurismo italiano, la realidad parece ser diferente. La fuerte presencia de artistas franceses y los contactos con el país galo parecen evidentes e importantes, por número y calidad. A esto se suma la colaboración y las conexiones con los ultraístas españoles y argentinos, que permiten ampliar la magnitud de la red intelectual, que forma una triangulación entre Europa occidental, Argentina y México. Se pueden imaginar dos diversas causas a respecto. La primera parece ser un “choque generacional” entre Marinetti y las nuevas generaciones de artistas: el futurismo se había estancado como movimiento de vanguardia, volviéndose en una escuela e institucionalizado, perdiendo su potencial creativo y explosivo. Aunque Marinetti y su movimiento seguían siendo referencia, se percibe que ya no son considerados como vanguardia artística tout court. La presencia de autores italianos de la segunda oleada futurista – que no estaban de acuerdo con las posiciones marinettianas- en Irradiador hace suponer que hubo contacto entre ellos y Maples Arce, contribuyendo al alejamiento entre estridentistas y el futurismo “clásico”. A esto se puede sumar la probable influencia de Germán List Arzubide en el grupo estridentista; el poblano, políticamente cercano a la izquierda radical, pudo haber enfriado el entusiasmo hacia Marinetti y el futurismo italiano, sobre todo por motivaciones ideológicas.
La red individualizada con este análisis resulta entonces ser diferente de lo comúnmente imaginado, reubicando al estridentismo en un ámbito internacional y no reducido solamente a la capital mexicana. El movimiento fundado por Maples Arce no “resultó totalmente inútil”.[77] Además de ser una vanguardia genuina y cosmopolita, fue una plataforma usada por artistas ya reconocidos para proponerse como hombres de vanguardia o hacerse conocer afuera de México, aprovechándose de la red estridentista. A esto se suma que el momento “fotografiado” por este análisis, fue la base de la etapa xalapeña del movimiento.