Recepción: 03 Septiembre 2020
Aprobación: 07 Diciembre 2021
Poema de Margarita Gutiérrez
Ganadora del primer lugar
Querido ausente
Heme aquí en medio de la
incertidumbre suscitando el reencuentro de mi amor y el tuyo.
No veo cercana posibilidad, porque he tomado de ti
lo casto y lo bueno colgándolo en marcos de papel reciclado.
Me basté de ti con el hambre y las sobras del ayer, mientras te aferrabas a la pesadez de mi rechazo esas noches de asma,
y sin embargo, nunca alguien ha amado mis estrías
como tus labios deliciosos que viéronme de frente y buscaron escondite.
Yo que a rastras traigo el corazón henchido de dolor, soledades y desprecios,
he sentido tus abrazos y consuelos
aun cuando tienes mocedades quejumbrosas en el pecho.
En mis caras: carcomida en el pasado,
sonrisa
y locura en las mañanas,
rabia y sangre por las tardes y dolor
para llevar en las noches. Jamás dejaste de besarme en todas las facetas.
Y yo, ¿qué soy sino solo un palmo de hojas en el viento alejándose a prisa del timón de esa barca?
Yo queriendo escapar de sus mares eché redes a
las aguas y aun sigo buscando alcanzar el Edén.
El paraíso está en tu infierno sumergido en tus calderos, contemplando las ascuas de tus caderas y
el azufre de tus carnes adheridas a la inquieta sexualidad de mi abdomen.
¡Veme pues suplicante!
le he pedido ser digna aliada de tus costillas
y no he dejado de ser tu Gólgota
y aun creyendo paradoja tus encantos, perdóname y después desiste,
aléjate y después recuerda,
que las ponzoñas que corroen en mis hilos podrían ser la salvedad de tu abismo.
La noche que correspondí a tus labios
La noche que correspondí a sus labios,
aún pendía de mis sombras el ardor de aquellos ojos, de sus mudas caricias y esa vez primera que conquistó el encanto de mis piernas…
Él sabía que aún le amaba, pero me colgué de sus brazos; enloquecida le ayudé con mi vestido
y
deslicé por sus paisajes mi boca necesitada.
No fue la blandura de sus sábanas.
¡Revuélcame en el piso! le pedí categórica.
Y allí hundida entre sus ganas y mi completo vacío,
lloré con el mismo coraje con que le entregué mi vida al traidor.
Me quedé
Y me quedé, me quedé suspirando por su ausencia meditando ante el silencio de su boca.
Susurrando adormecida entre el espacio de sus ojos y su notable indiferencia.
¿Cómo podía alejarme?
Si aun cuando sus brazos apartaron mis caricias, yo le amé en su rechazo.
Si aún en el encuentro de las sombras, estando ella presente, sin censura me entregué a sus llamas.
Y después de sentir sus labios asqueados, desdichados y perdidos,
seguí adorándole como a un dios.
¿Qué hacer? Mas que contemplar el umbral de sus sueños perplejos, por los que mis días guardan el brillo incandescente de su gracia
y me distraen del furor inquieto de estar encadenada en la mediocridad de mi propio silencio.
Destila tu cuerpo
Temblorosa crisis de espasmos y gozos bajo la mediana parte de su cuerpo
aprieta labios con firmeza ardorosos,
detener la candidez de su pluma quisiera.
Y es que siempre ha hecho el amor con los ojos
cerrados,
del dime
y el dame provocaron su descenso las sábanas del espejo, y vio el hermoso vigor de sus hades.
Contra la pared asida la
vergüenza y el miedo, restregando pérfida lengua el botón de sus senos, y destila cristalino sus gritos y ansias.
Ha bajado más allá su equilibrio,
trastornado los rincones pudorosos de su sexo, y destila cristalino su ardor excitado.
Pinceladas son, bañando cascadas, peñascos y yermos. Cuando la mesa muy corta quedó a su ingenio traspuso las piernas muy cerca del cielo,
sendero adánico descubre al vibrar, osado en
sus ganas el tiempo y el aire y fluye incesante su libre verdad.
La primera noche
¿Recuerdas la primera noche?
Fiesta, besos, alcohol y pasión desenfrenada. Ese día cabizbajos y silenciosos en el
ocaso rasgaste mi espalda con delirio.
¡Oh, sí! Yo disfrutaba de tus embriagados
besos
acalorados, mientras poco a poco hurgabas investigando el secreto de mi piel para luego vestirla con el ardor de tu sensual desdén.
Ese día creo que vi las
puertas del cielo mientras pagaba mi condena penitente en el sacro abismo pagano de tu cuerpo moreno.
Poemas de Odier Marín
Ganador del Segundo Lugar
¿Es eso un
retrato de nosotros?
Aún, exactamente ayer, había algo atractivo también estabas solo en ese puente,
Unos cuerpos son como flores, otros como puñales (…)
Luis Cernuda
pude notar, que la distancia era infinita e intenté dibujar el camino más corto, solo para decir “algo”.
Nos convertimos en las flores,
dos cuerpos debían ser,
Importar tabla
dos cuerpos fueron. Eso fue el ayer de mañana.
Entre mi tiempo, que no tengo idea si es mío
y toda esta penumbra que cubre exactamente solo nuestros ojos y andamos a tien- tas,
continuo sin saber el nombre exacto de esta estaca que dice “nosotros”.
El nombre es
Ella se mueve lento, pero seductor ella se siente libre en la oscuridad
se mantiene ardiendo en los corazones,
su vergüenza es asombrosa, es la perfección de un dios, sublime, (¿qué es la vergüenza?).
Tantas maneras en que se ha desvestido; todos saben su nombre, todos lo saben Ella siente que nadie la controla,
pero todos saben cómo funciona su corazón, todos manosean su expresiva belleza.
Es un culto lejano de la reina, clandestino todos saben el nombre, todos lo saben
el nombre de la vehemente.
Triste verdad
Un secreto de amor que muere sin que a la música le importe, una fe que ruega ser probada
y es ignorada por cierta
belleza, injusticia de mundos,
estoy aquí desde antes que cualquiera,
no importa si estoy quebrado, pero estoy aquí, hubo un tiempo en que estábamos juntos
y recuerdo cuando vos te movías, yo me movía, tal vez todo esté perdido ahora,
tal vez el llanto de los
que están aquí es oído por algún pastor desconocido, los dolidos rezan por misericordia
ya hemos visto tanto.
El rojo nos acuna, solo la poesía en nuestros ojos, muriendo
y los viejos artistas que aún sueñan en el
pasado, que intentan deslumbrarnos a nosotros, los nuevos con
anécdotas que escupen polvo y nostalgia brillan de recuerdos que se desvanecen,
en el tiempo, en el espacio,
con sus miradas tristes y caídas, esperando pasión y cálidos amores.
Desde años atrás
“Y los jóvenes gays que están saliendo del armario lo único que tienen es esperanza. Y tienes que darles esperanza. Esperanza por un mundo mejor, esperanza por un mañana mejor, esperanza por un lugar mejor al que ir si la presión en casa es demasiado grande”
—Amor, vengo escuchando de vos en el pasado, he caminado este
rumbo desde que recuerdo, puedo oírlos a ellos, desde años atrás.
Se oye a voces un grito de dolor, espero, que este destino no sea igual,
¡Hey! Vengo escuchando de vos desde hace mucho tiempo, una historia trágica sobre vos.
Ayúdame desde tus millones de años atrás,
he dicho las mismas cosas desde que recuerdo, puedo escucharlos a ellos desde años atrás.
—Se oye a voces alguien en alguna prisión, muriendo a veces, lentamente
¡Cariño! Estoy escuchando de vos en el pasado, cuido tu espalda en el pasado.
Poemas de Daniela Tórrez
Ganadora del Tercer lugar
Erótica del temblor
Incontables sombras arden al filo del paraíso Exangüe lámpara
ex
tin
guién
do
se
al temblor de los huesos de cuerpos en escena.
Risas,
murmullos, humedad desbordan la cama
Sombras sucumbiendo al roce de relámpagos, cuchillos y piel.
Amantes, caracola paleozoica metal bruñido en lanza
oasis de un mundo que se desmorona.
Sin previo aviso
Un día sin previo aviso te encontraré
quizás en la sombra de alguna ventana o te mire sin saber tus ojos a través
del vidrio de un autobús o me cuele por tus pasos
en un accidental trajineo del mercado a lo mejor te conozco
pero
aún no me percato.
Canción de cuna para mis hijos no nacidos
No quiero que la conozcan ni que la miren por la calle cuando atrevidamente
pretenda tomarlos de la mano no es una amiga
ni una buena vecina
solo
quiere ganarse su confianza para luego arremeter contra ustedes.
Lanzarlos con furia al abismo des
pe
da
zar
los abandonarlos
des
fi
gu
rar los
consumirlos en la locura.
Definitivamente no
No, definitivamente
no
seré jamás el arquetipo de mujer sumisa y bienhechora
el reemplazo sensual de tu madre que te corta las uñas cada semana
ni lavaré tus mugrosos pantalones blancos, impregnados de indiferencia
Tampoco me levantaré hacer el café cuando violentamente
vuelvas a casa
después de una larga noche de juegos.
Vigas podridas de mi infancia
Los últimos fragmentos de mi infancia quedaron adheridos a
un par de vigas podridas
sucumbieron ante el lodo los años e indiferencia
Desde la soledad
dos sombras juegan con el barro soñando algún día crecer.
Los inocentes juegos de cocina
el chocochoco que devoraban las bocas golosas
las hojas de sardinillo que servían de dinero en la ventecita.
Todo quedó en carretes mohosos carcomidos por el olvido
pero reviven
cuando miro aquel par de vigas podri- das.
Tiernas lagartijas al sol
Hoy me desperté con un sabor a nostal- gia,
en la espuma del café se dibujó tu re- cuerdo
y en las últimas migas de pan del desa- yuno
me susurraron un vago te quiero.
En las losetas de la calle
encontré tu sombra desparramada que casualmente se cuela
por mis párpados aún somnolientos.
Te veo,
me veo
echados como tiernas lagartijas
tomando el sol en el asfalto.
Risas, lágrimas, saltar al vacío
equivalía a tratar de cruzar un manjol a los quince.