Resumen: En este artículo se hace una revisión de la teoría y filosofía del conocimiento de la ciencia para establecer claramente que solo a través de los tres enfoques epistemológicos se accede a la ciencia y se puede producir conocimiento. La investigación científica es vista desde una visión sincrónica y diacrónica y cómo a lo largo de la teoría del conocimiento las distintas tradiciones investigativas han tenido asiento en cada enfoque paradigmático. A la vez plantea cómo los estilos de pensamiento o inteligencias integran estos enfoques y de qué manera los métodos y literatura científica usa una clase determinada de lenguaje para describir, explicar, contrastar y aplicar el conocimiento en cada enfoque epistemológico. Se presentan, así mismo, los diferentes tipos de interés científico que subyacen en cada enfoque, sus representantes y objetos de conocimientos. Se trata, de igual manera, de la naturaleza del conocimiento lingüístico según la naturaleza paradigmática, los cuerpos filosóficos, culturales, informacionales y procedimentales son de igual modo seleccionados a partir de la ubicación paradigmática del investigador y la tradición investigativa seleccionada. Son todos estos conceptos los que le ofrecen una estructuración lógica, coherente y cohesionada a una investigación cualquiera.
Palabras clave: Interés científico, Enfoques epistemológicos, estilos de pensamientos, naturaleza del lenguaje, cuerpos filosóficos y culturales, cuerpos informacionales y procedimentales.
Abstract: This article presents a review of the theory and philosophy of knowledge of science to establish clearly that only through the three epistemological approaches a researcher can access to science and the knowledge can occur. Scientific research is viewed from a synchronic and diachronic view, as along the theory of knowledge, the different research traditions have had seat in each paradigmatic approach. As well as styles of thought or intelligence integrate these approaches. How the methods and scientific literature uses a certain kind of language to describe, explain, compare and apply knowledge in each epistemological approach. Different types of scientific interest underlying each approach, their representatives, and also, objects of knowledge. This is the same way, the nature of linguistic knowledge as the paradigmatic nature, philosophical, cultural, informational and procedural bodies are similarly selected from the paradigmatic location of the research tradition a researcher selected. They are all these concepts that offer a logical, coherent and cohesive structure to any research.
Keywords: Scientific interest, epistemological approaches, styles of thought, nature of language, philosophical and cultural bodies, informational and procedural bodies.
Resumo: Este artigo apresenta uma revisão da teoria e filosofia do conhecimento da ciência para estabelecer claramente que só através das três abordagens epistemológicas um pesquisador pode acessar a ciência eo conhecimento pode ocorrer. A pesquisa científica é vista de uma perspectiva sincrônica e diacrônica, pois ao longo da teoria do conhecimento, as diferentes tradições de pesquisa têm assento em cada abordagem paradigmática. Bem como estilos de pensamento ou inteligência integrar essas abordagens. Como os métodos e a literatura científica utilizam um certo tipo de linguagem para descrever, explicar, comparar e aplicar o conhecimento em cada abordagem epistemológica. Diferentes tipos de interesse científico subjacente a cada abordagem, seus representantes, e também, objetos de conhecimento. Da mesma forma, a natureza do conhecimento lingüístico como natureza paradigmática, filosófica, cultural, informacional e processual são igualmente selecionados a partir da localização paradigmática da tradição de pesquisa selecionada por um pesquisador. São todos esses conceitos que oferecem uma estrutura lógica, coerente e coesa a qualquer pesquisa.
Palavras-chave: Interesse científico, abordagens epistemológicas, estilos de pensamento, natureza da linguagem, corpos filosóficos e culturais, órgãos informacionais e processuais.
Artículos
Fundamentos epistemológicos y cognitivos de las investigaciones sociales y humanas
Epistemological and cognitive foundations of social and human research
Fundamentos epistemológicos e cognitivos da pesquisa social e humana
Recepción: 18 Abril 2016
Aprobación: 27 Mayo 2016
Al enfrentar una investigación se procede según un diseño que puede o no explicitarse por escrito. Una investigación supone responder a una pregunta o una incógnita, ya sea de tipo meramente bibliográfico (qué se dice o debate en torno a tal tema), cómo se relacionan ciertos conceptos o ciertas dimensiones (económica, política, religiosa, social, etc.), o qué ocurre con un grupo de personas: qué piensa, qué hace, cómo procede con respecto a X cuestión. En las ciencias sociales se suele asociar la investigación científica a la presencia de una respuesta tentativa a dicha pregunta, eso que llamamos “hipótesis” y que se compone de relaciones entre variables a indagar en el mundo empírico, pero que además es nuestra respuesta tentativa al problema surgido.
Ahora bien: no todas las preguntas ni todas las hipótesis requieren trabajo de campo. Ni todas las investigaciones deben tener una pregunta. En el primer caso cuando se trata de una investigación en el saber especifico, por ejemplo, la lingüística, la literatura, la semiótica si es una licenciatura en lenguas, biología, zoología, fisiología, química si es una licenciatura en ciencias naturales, etc. En la segunda opción si se trata de una investigación aplicada o de intervención, en el caso que ya sabemos que hay que hacer. Por ejemplo, si un estudiante practicante que quiere hacer su monografía de grado no encuentra problema alguno en su salón de clase porque en éste la clase se desarrolla bajo todos los presupuestos apropiados y debidos, allí ¿qué pregunta o hipótesis se ha de formular?
En este artículo se van a examinar los supuestos epistemológicos que inciden en la selección del método de investigación en Ciencias Sociales, los procedimientos y las técnicas. Llamamos a esta selección “opción metodológica”: todo investigador adopta una “opción metodológica” que guía su proyecto y fundamenta, desde la epistemología, su hipótesis y su objeto de estudio. La opción metodológica contribuye a definir un trabajo de investigación por diversas razones:
enmarca los criterios desde dónde se produce el conocimiento científico y
otorga a dicho conocimiento el valor y la garantía de ser “ciencia.”
Habría otra razón más: cuando se investiga no se toma únicamente una decisión de tipo técnico basada en la obtención objetiva y científica de datos relevantes para investigar; al investigar, se entiende la realidad (y lo real en juego) de una determinada manera.
Fundamentando y atravesando el método se hallan los “supuestos epistemológicos”. Al conocer de una determinada manera, a partir de los supuestos epistemológicos que construyen la investigación, se construye también un objeto de conocimiento atravesado por una visión de lo que se puede saber y también por una garantía de mayor o menor “cientificidad” del resultado obtenido. Esto quiere decir que a veces se puede conocer sin que ello implique producir ciencia, pero también, y por otra parte que, en la producción científica dentro del ámbito de las Ciencias Sociales, no siempre lo que no es ciencia deja de tener valor de conocimiento. La relación entre el conocimiento y la ciencia como un tipo determinado de conocimiento es a menudo problemática y, en la época de la ciencia y la tecnología, del control y la eficacia, mucho más. Los enfoques epistemológicos son vías de acceso al conocimiento y maneras de producir conocimiento. Por fuera de ellos no podemos acceder a la ciencia ni producirla. Revisemos cada uno de estos enfoques.
La idea central del positivismo es la noción de “hecho”-positum-. El hecho es lo que se nos cae encima, un objeto que se instala frente a nosotros en toda su capacidad de estimulación sensorial y perceptiva. Los hechos son empíricos porque son susceptibles de dicha percepción. Son homogéneos, más o menos estables en el surgir de sus rasgos principales. El empirismo es la versión más conocida del positivismo clásico, aunque actualmente otros paradigmas en Ciencias Sociales (como por ejemplo el Interaccionismo Simbólico) parten de una noción similar de “hecho social” como un todo homogéneo o igualitario. El concepto de interacción se opone al de disparidad en la medida en que considera la equivalencia en las condiciones de manifestación del hecho. Kolakowski (1981, pág. 11) escribe una obra sobre lo que llamará “Filosofía positivista”. En este texto de referencia define el positivismo del siguiente modo:
El positivismo es una postura filosófica relativa al saber humano, que, si no resuelve sensu stricto los problemas relativos a la adquisición del saber –en el sentido psicológico o histórico- constituye, por el contrario, un conjunto de reglas y criterios de juicios sobre el conocimiento humano. Trata de los contenidos de nuestros enunciados sobre el mundo, necesariamente inherentes al saber, y formula las normas que permiten establecer una distinción entre el objeto de una cuestión posible y lo que, razonablemente, no se puede presentar como cuestión. El positivismo es, por tanto, una actitud normativa que rige los modos de empleo de términos tales como “saber”, “ciencia”, “conocimiento”, “información; en consecuencia, las reglas positivistas distinguen, en cierto modo, las polémicas filosóficas y científicas que merecen ser llevadas a cabo de las que no pueden ser dilucidadas y en las que, por consiguiente, no vale la pena detenerse (1981, p, 11).
En Ciencias Sociales, los modelos experimentales y cuasi-experimentales en Psicología y Ciencias de la Educación son réplicas de los supuestos básicos del positivismo. También las investigaciones basadas en tratamientos estadísticos –encuestas, sondeos…-. En Psicología, los modelos teóricos más conocidos derivados del Positivismo son el Cognitivismo, la Psicología Construccionista y el Interaccionismo Simbólico. También el Constructivismo en el aprendizaje y las así llamadas Psicologías del Yo.
La Hermenéutica Filosófica es un paradigma surgido en los años 60 a partir de la obra principal de Gadamer, H.G. (2005), discípulo de Heidegger. En esta obra Gadamer define la posibilidad de otras vías alternativas para entender la relación entre el método y la verdad, a través de la reivindicación de lo que llamará “giro ontológico de la hermenéutica”. Se trata de introducir, frente al cientismo positivista imperante que excluye todas las fuentes de conocimiento que no sea los hechos empíricos y toda garantía de verdad que no proceda de la aplicación del método científico, una verdad distinta que tiene su origen en las Humanidades (la Historia, el Arte, la Literatura, la Filosofía). ¿Qué es el “giro ontológico de la hermenéutica”? Es un modo de considerar al ser humano como un ser que interpreta el mundo y a sí mismo y que, por lo tanto, se define como interpretación. La interpretación deja de ser exclusivamente un instrumento metodológico para el Derecho, los textos Sagrados, o la música, por ejemplo, y se convierte en un “existencial”, es decir, en la condición de posibilidad del mundo humano.
Para Gadamer, la verdad no es el resultado de la aplicación del método, sino lo que surge de una determinada relación del sujeto con el objeto de conocimiento. El método científico, por sí mismo, no es una garantía de verdad. En cambio, la verdad que surge del trabajo en el Arte o en las Humanidades tiene que ver con el desvelamiento –Alétheia, en griego- de lo que quedó encubierto como sentido latente. El sentido –la significación- se revela por la interpretación porque somos interpretación. Para Gadamer, la hermenéutica implica una apertura al método, no una exclusión o una restricción metodológica. En esta apertura hay que considerar tres elementos fundamentales:
El punto de vista hermenéutico como paradigma ha sido aplicado fundamentalmente en el ámbito de la Sociología, la Antropología y la Educación. Sin embargo, y dado que Gadamer es un filósofo que desarrolla una “ontología”, los recursos metodológicos derivados del modelo hermenéutico no han constituido en sí mismos grandes novedades respecto de la batería de métodos ya utilizados por el positivismo. Queda por construir una metodología basada en los supuestos epistemológicos de la hermenéutica filosófica de Verdad y Método. Los métodos más próximos serán el trabajo de campo y las entrevistas en profundidad, cercanos a la Antropología.
Por otra parte, y como un resto no resuelto en este modelo, la hermenéutica termina en una “síntesis” –la fusión de horizontes- sin dejar de superar, aunque fuera su idea inicial, la Ilustración y el Romanticismo-. Aunque el modelo hermenéutico se sitúe entre Ilustración y Romanticismo, en algunos aspectos no termina de resolver la posibilidad de los matices o las connotaciones. Se puede decir que, en ese sentido, Gadamer sigue siendo para nuestro gusto demasiado hegeliano (más bien Gadamer lector de Hegel).
Esta relación es interesante por cómo Gadamer introduce la cuestión de la experiencia en su obra. La experiencia es un concepto básico en Ciencias Sociales, sobretodo como noción alternativa a la de “hecho” o “fenómeno”. La hermenéutica filosófica plantea la sustitución de ambos conceptos por el de “experiencia”. Al avanzar un poco más en esta temática se hace notable la relación directa de la experiencia con la práctica investigadora en Ciencias Sociales, tanto respecto de su objeto de estudio como también por cómo se valora y analiza la práctica investigadora como experiencia. La experiencia constituye, para Gadamer, un Aufhebung (una superación que incluye la negación). Este es el vocablo que utiliza Hegel para referirse a la negación de la tesis que la supera para al mismo tiempo incluir parte de lo negado en ella. Para Gadamer, la conciencia de los efectos de la historia tiene la estructura de la experiencia.
Por lo tanto: la experiencia tiene una dimensión muy importante de desconocimiento, de negación de lo que ella misma implica en el momento de surgir como tal: “En los entresijos de la paradoja surge una verdad acerca de lo que queremos saber” (Gadamer, 2005, pág. 96)El papel de la dialéctica hegeliana en el punto de vista de Gadamer es central. La idea de Gadamer, desde la hermenéutica, es “un intento de recuperar otro tipo de verdad en lo que fue desterrado del razonamiento” (2005, pág. 113). Entonces, Gadamer introduce “la dimensión histórica de esta nueva forma de verdad” (2005, pág. 115) a través de la noción de experiencia como lo que no encaja al principio porque no tiene sentido.
La experiencia tiene que ver con el tiempo entendido como sentido del tiempo –su significación, es decir, su construcción-. Sin el sentido del pasado no podría existir una idea aproximada de la generalidad o de la excepcionalidad de las experiencias como momentos que se despliegan en dicho sentido del tiempo, expresado en el vocablo griego koiré, es decir, un valor de tiempo donde sea posible el placer, el aburrimiento, el éxtasis, la intensidad” (2005, pág. 121)
Hay en la experiencia algo del orden de lo impenetrable, es decir, que no puede ser atravesada en su totalidad. El momento dialéctico de la experiencia supone que no se puede recuperar sin ruptura. La conciencia será en Hegel conciencia del mundo invertido: lo verdadero estará en el lugar de lo no conocido o lo ficticio. Será en las grietas de lo ya sabido de dónde surja lo nuevo o por descubrir. “Desde esta perspectiva, hacer experiencia significará, fundamentalmente, revertir lo que sabemos. (2005, pág. 123) Una vez más, Gadamer sitúa el escepticismo de Hegel en la visión del horizonte de sentido: la experiencia permite ganar un “nuevo horizonte”. Al introducir algo del orden alternativo a lo que hay, la experiencia permite una especie de “variación-tipo”. La conciencia se vuelve sobre sí misma para encontrar un “nuevo objeto”. En la experiencia, se produce el desplazamiento de un objeto a otro, es un movimiento que desemboca en un nuevo objeto que surge del anterior. Este objeto anterior es algo que realmente no se sostiene, lo extraño, lo otro, que será finalmente objeto de reconocimiento. Así pues, la experiencia en el recorrido hacia Hegel que hace Gadamer constituye un conjunto de idas y venidas para deshacer, en lo diferente, una especie de falsa unidad como punto de partida.
Entonces, puesto que la hermenéutica filosófica abre la posibilidad de situar el saber sobre un objeto como una especie de extrañamiento en un mundo invertido, desde cuya perplejidad se puede definir un nuevo objeto. Esta novedad constituye la atribución de sentido desde las nuevas condiciones del presente.
En su obra Habermas (1995), quien pertenece a la segunda generación de la Escuela de Frankfurt, cuya primera generación, en la década de los años 30 y 40 estuvo representada por autores como Horkheimer y Adorno, la teoría crítica, cuestiona los principios generales de la teoría tradicional desde la lectura de Marx.
Para la teoría crítica, la reflexión conduce a la acción –conocimiento- y la crítica a la emancipación –en el orden de lo social-. Se trata de descubrir la ideología implícita en la teoría, que no será en ningún caso neutral. En su artículo del año 1937, titulado “Teoría tradicional y teoría crítica”, Max Horkheimer dice que la teoría está inscrita en la praxis social y que dicha praxis social funciona como un trascendental en el sentido kantiano, es decir, constituye una condición de posibilidad de lo que se dice acerca de la experiencia social. No se trata de “un conjunto de enunciados relativos a un campo de objetos” sino de que lo que ya es, en un sentido práctico, un funcionamiento de campo, incluido en los enunciados que se desprenden de él.
Las reglas empíricas no son otra cosa que las formulaciones de nuestro saber acerca de las relaciones económicas, sociales y psicológicas. Con la ayuda de ellas construimos el proceso probable, eliminando o introduciendo el acontecimiento que ha de servir para la explicación… Tanto la fructuosidad, para la transformación del conocimiento presente, de las conexiones empíricas que se van descubriendo, como su aplicación a los hechos, son determinaciones que no se reducen a elementos puramente lógicos o metodológicos sino que, en cada caso, sólo pueden ser comprendidas en su ligazón con procesos sociales reales. (Horkheimer, 2000, pág. 230)
Por lo tanto, los datos y los elementos de análisis de la investigación deben de ser ubicados en una praxis social general que explicará los detalles individuales en el proceso de investigación: “La separación entre individuo y sociedad es relativizada en la teoría crítica” (Horkheimer, 2000, pág. 239). El concepto de “ideología” será fundamental para entender qué significa la crítica desde la Escuela de Frankfurt. La ideología es un discurso que defiende a través de una práctica lo que propone. Se trata de la militancia de una idea, no de una pura abstracción.
Una pura abstracción significaría también el cumplimiento de una función ideológica al servicio de un determinado orden de cosas o sistema social de relaciones de producción. He aquí la inspiración marxista de estos autores. Todo conocimiento implica una serie de condiciones históricas que lo definen. Dichas condiciones históricas pueden ser modificadas a partir de lo que Horkheimer denominará “comportamiento orientado hacia la emancipación, que tiene como meta la transformación de la totalidad.” (Horkheimer, 2000, pág. 241)
Mientras que Habermas representa a la segunda generación de la Escuela de Frankfurt. En el prefacio de Conocimiento e interési, Habermas define su intención en esta obra: “Me propongo, desde una perspectiva histórica, reconstruir la prehistoria del positivismo moderno con el propósito sistemático de analizar las conexiones entre conocimiento e interés.” (Habermas J. , 1990, pág. 9). Dichas conexiones entre conocimiento e interés tienen el trasfondo de la crítica al positivismo entendido como “el renegar de la reflexión”. Esta crítica se plantea como “radical” y únicamente puede ser desarrollada en cuanto a teoría de la sociedad. Y concreta: “Esta idea está implícita en la teoría de la sociedad de Marx, aun cuando no pueda derivarse de una auto comprensión ni marxiana ni marxista.” (1981, pág. 14)
Habermas se muestra prudente en su exposición de motivos: su recorrido histórico pretende ser una muestra de las implicaciones entre conocimiento e interés. Por lo menos va a aislar en su obra tres:
En su análisis inicial sobre el positivismo y su enfoque cientificista, Habermas afirma que se ha abandonado históricamente la teoría del conocimiento a favor del concepto mismo de ciencia:
En este punto de su crítica histórica Habermas coincide con Gadamer. No así en el modo de desarrollar la perspectiva crítica: Gadamer incluye la tradición en el paradigma hermenéutico, mientras que Habermas sospecha de la tradición sistemáticamente como una fuente de ideología.
La lectura de Hegel también será diferente en ambos autores: Gadamer toma a Hegel mientras que Habermas critica la sustitución que hizo Hegel de la teoría del conocimiento por la autorreflexión fenomenológica del espíritu. La cuestión de fondo es si podemos estar seguros de lo que sabemos, en definitiva, cuál sería la verdadera garantía del saber. Mientras Gadamer incide en la autorreflexión Habermas propone una vía de validez contrastada con el marco de referencia social: “La conciencia no puede hacer transparente de forma reflexiva otra cosa que el propio contexto de su aparición” (Habermas J. , 1990, págs. 15-16)
En la década de los años 70 se traduce en Francia a Bakthine, un autor que desarrollará el modelo del marxismo y la Filosofía del lenguaje. Para este autor, “un producto ideológico pertenece a una realidad –natural o social- como cualquier otro cuerpo físico, instrumento de producción o producto de consumo, pero, al contrario de éstos, refleja y “refracta” otra realidad exterior.” (Voloshinov, 1976, pág. 14). Todo lo que es ideológico posee un referente, nos remite a algo situado por fuera de la ideología: es un signo. Sin signos no existe la ideología. Un instrumento
–por ejemplo de tipo tecnológico, un Iphone con conexión a Internet- es un instrumento de producción sin significación precisa más allá de su función en el sistema de producción. Sin embargo, un instrumento puede convertirse en un signo ideológico (Facebook como modo de relación social).
Por lo tanto, para Baktihne, todo lo que es ideológico tiene un valor de signo, un valor semiótico. El signo es considerado como un objeto material: “Cada signo ideológico es no únicamente un reflejo, una sombra de la realidad, sino también un fragmento material de esta misma realidad”. (Bakhtine, 1977, pág. 24)Un signo es un fenómeno del mundo exterior. Sus efectos aparecen en la experiencia del mundo exterior. Este punto de vista implica una crítica a la Filosofía idealista y a la Psicología, puesto que ambas sitúan la ideología en la conciencia.
El idealismo y el psicologismo olvidan que la comprensión en sí misma sólo puede manifestarse por la intermediación de un material semiótico (por ejemplo, el discurso interior), que el signo se opone al signo, que la conciencia en sí misma no puede surgir y afirmarse como realidad más que por la encarnación material en los signo (Bakhtine, 1977, pág. 32).
No existe para Bakthine, en ningún caso en esta cadena de signos, una ruptura producida por una existencia interior. La conciencia individual es el resultado de la interacción social, he aquí el aire de familia con Habermas: “La conciencia se convierte en conciencia una vez rellenada de contenido ideológico (semiótico) y, en consecuencia, únicamente en el proceso de interacción social” (Bakhtine, 1977, pág. 43).
El error de la filosofía idealista y la Psicología positivista (el Psicologismo) consiste para Bakthine en situar a la ideología dentro de la conciencia porque, siendo así, el estudio de la ideología consiste en el estudio de la conciencia y sus leyes.Para la Filosofía idealista, la conciencia lo es todo. Para la Psicología Positivista, la conciencia no sería más que un simple conglomerado de “reacciones psicofisiológicas fortuitas”:
La ideología como tal no podría ser explicada en términos de raíces supra o Infra humanas. Su lugar verdadero radica en este material social particular de signos creados para el ser (Bakhtine, 1977, pág. 45).
Por lo tanto, los signos surgen en un terreno inter-individual, un terreno que no es natural sino social: sólo en una unidad social surgen los signos. La conciencia individual es un hecho socioideológico. Según Bakthine, el problema de la conciencia es la causa de las grandes confusiones y dificultades de los debates contemporáneos sobre la Psicología y el estudio de las ideologías. La única definición objetiva posible de la conciencia es, pues, de orden sociológico. La lógica de la conciencia es la lógica de la comunicación ideológica, de la interacción semiótica de un grupo social.
¿Cuáles serían las consecuencias metodológicas de este punto de vista? Una de ellas sería la prevalencia de la función de signo en el funcionamiento de la práctica social, así como la relación estrecha entre las condiciones y formas de la comunicación social y los signos ideológicos. Las palabras –actualmente podríamos decir como ejemplo más bien los “eslogans”– servirán de base para entender que existe una “ideología de lo cotidiano” desde las perspectivas estética, moral, religiosa, pero también científica. Distinguir los signos ideológicos en la práctica investigadora (en la serie de producciones ya publicadas, por ejemplo) constituye una de las tareas previas de contextualización de la investigación.
La perspectiva del marxismo (entendido como una lectura de Marx desde cada presente) considera la crítica como una crítica de las ideologías y la práctica investigadora como un modo de desenmascarar los enunciados encubridores para la práctica social. Aunque algunos autores – como Horkheimer y Adorno– estén menos convencidos de las capacidades iluminadoras de la razón ilustrada (como se puede ver en Dialéctica de la Ilustración), otros, como Habermas y Bakthine, son claramente ilustrados en el sentido de confirmar la posibilidad de una razón clarividente desde el contexto que la originó como tal: la praxis social.
De esta manera, se ha hecho un recorrido por algunos de los supuestos epistemológicos a tener en cuenta cuando seleccionamos una metodología de investigación en el campo de las Ciencias Sociales. Hemos visto algunos problemas que enfrentar desde lo que Bourdieu llamará “la ruptura epistemológica” en Ciencias Sociales: las técnicas de ruptura, la invención y construcción del objeto, la separación del saber inmediato y el lenguaje coloquial, la pretensión de verdad totalizadora, así como también el problema del peso de la tradición teórica y el profetismo. Se ha definido a grandes rasgos el punto de vista epistemológico de los tres grandes paradigmas o modelos más relevantes en Ciencias Sociales: Positivismo, Hermenéutica, y Teoría Crítica (Cuadro 1). Las nociones implícitas sobre la realidad, los fenómenos a estudiar y las condiciones que los determinan varían según se trate de un modelo u otro. El investigador debe orientar su práctica según alguno de estos paradigmas para identificar las prenociones que guiarán su trabajo y definir los conceptos científicos que se derivarán de ellas.
Cada modelo teórico representa una perspectiva de mundo, una visión general no demostrable. Esta perspectiva atraviesa cualquier proyecto de investigación, no sólo en su diseño previo y su planificación, sino sobre todo en la manera en que es llevada a cabo y rectificada en el proceso de aplicación.
El enfoque epistemológico empírico analítico analiza el objeto de conocimiento en una relación de causa efecto y como patrones regulares que se repiten a intervalos regulares de tiempo. Mientras que el enfoque hermenéutico racionalista brinda una relación de entrada y salida y el crítico social tiene una relación simbólica, de valoración, de cumplimiento de normas, actitudes y creencias. Los representantes en cada uno de estos enfoques o paradigmas han sido (Cuadro 2).
En el Modelo VIE (Variabilidad de la Investigación Educativa) (Padrón, 1998), estas cuatro fases se denominan, respectivamente: descriptiva, explicativa, contrastiva y aplicativa. Las cuales determinan variaciones típicas de los procesos investigativos y que se cruzan con los tres enfoques epistemológicos o paradigmas conformando doce patrones básicos para la investigación.
En el nivel de profundización y de complejidad va desde el nivel descriptivo hasta la fase aplicativa. El investigador a través de la revisión de la literatura y los antecedentes determina el nivel de desarrollo alcanzado en su tema de investigación.
- Investigaciones descriptivas (correspondientes a la primera fase): parten del hecho de que hay una cierta realidad que no es ampliamente conocida y la cual es relevante e interesante o digna de ser estudiada. Este nivel de desarrollo provee un registro de los hechos que ocurren en un contexto determinado o realidad concreta que la definen o caracterizan sistemáticamente. Se estructuran con preguntas lógicas que responden a un proceso descriptivo o una forma de trabajo estandarizado como las observaciones (recolecciones de datos), las clasificaciones (formulación de sistemas de criterios que permitan agrupar los datos o unificar las diferencias singulares), las definiciones (identificación de elementos por referencia a un criterio de clase), las comparaciones (determinación de semejanzas y diferencias o del grado de acercamiento a unos estándares), etc. Las técnicas y procedimientos que utiliza varían según el enfoque epistemológico asumido en el programa de investigación o línea de investigación: descripción detallada de un hecho, fenómeno o circunstancia (enfoque empírico analítico); registros de base cualitativa (enfoque instrospectivovivencial) o construcción de estructuras empíricas mediante sistemas lógicoformales (enfoque racionalista-deductivo).
- Investigaciones explicativas (segunda fase dentro de la secuencia diacrónica): parten de descripciones suficientemente profundas y muy recabadas de estudios en el nivel anterior y de la necesidad de conocer por qué ciertos hechos de esa realidad ocurren del modo descrito. Se busca entonces encontrar las relaciones de dependencia entre los hechos formulados en la fase anterior de la secuencia. El objetivo central de estas investigaciones consiste en brindar modelos teóricos (explicativos, abstractos, universales, generales) que permitan hacer predicciones y retracciones dentro del área fáctica referida al modelo. Están estructuradas sobre una base lógica de preguntas orientadas a interpretar el acontecer de una cierta clase de eventos (consecuentes) por mediación de otra clase de eventos (antecedentes): ¿Por qué ocurre p? ¿De qué depende p? ¿Qué clase de hechos condiciona la ocurrencia de p?
Sus operaciones estandarizadas son las formulaciones de sistemas de hipótesis, los desarrollos de hipótesis (por comprobación o por derivación), las construcciones de sistemas interpretativos, etc. Sus técnicas típicas de trabajo varían según el enfoque epistemológico adoptado dentro del Programa de Investigación o dentro de la Línea: inducción y construcciones probabilísticas (enfoque empirista-inductivo), introspección y elaboraciones simbólico-culturales (enfoque crítico social), deducción y construcción de sistemas de razonamiento (enfoque racionalista-deductivo).
- Investigaciones constrastivas: ocurren cuando las construcciones teóricas requieren que su confiabilidad sea puesta a prueba y se sometan a la crítica. Se buscan los errores de las teorías con la finalidad de confrontarlas, reasumirlas desde otra perspectiva o incrementar su credibilidad. Su propósito está centrado en probar teorías que se han construido previamente, contrastarlas con otras, buscarle su pertinencia o argumentar en su favor.
Su estructura se fundamenta en preguntas del tipo lógico orientadas a negar o a aceptar provisionalmente una hipótesis teórica: ¿Es cierto que p? ¿Se da p cada vez que ocurre q? ¿Es verdadero el antecedente r y es falso el consecuente s? Sus operaciones típicas son las derivaciones de proposiciones particulares a partir de hipótesis globales, la búsqueda de inconsistencias e inconclusiones, el descubrimiento de casos que contradigan o no encajen en el modelo teórico, etc. Las técnicas varían, igual que en las fases anteriores, de acuerdo al enfoque epistemológico adoptado: experimentaciones o cuasi experimentaciones (enfoque empiristainductivo), consenso y opinión de personas involucradas (enfoque crítico social) y pruebas lógicoformales (enfoque racionalista-deductivo).
- Investigaciones aplicativas: esta fase parte del hecho de que, dentro de la secuencia de trabajo de la Línea o programa de investigación, existen teorías cuya credibilidad ha aumentado de tal modo que el número de contrastaciones es suficiente y, además, que hay requerimientos que pueden ser satisfechos valiéndose de esas teorías. Su propósito está en proveer tecnologías o esquemas de acción que derivan de conocimientos teóricos construidos dentro de la secuencia de la Línea o Programa de investigación. Estas investigaciones no hacen uso de preguntas de investigación. Porque establecen una relación productiva, ingeniosa y creativa, entre las posibilidades de un modelo teórico, por un lado, y las dificultades, necesidades o potencialidades que se confrontan en el terreno de la práctica, por otro lado.
Mientras que en los tres tipos anteriores de investigación el “Problema” es una pregunta formulada desde una actitud de ignorancia, en la búsqueda de su descubrimiento o construcción, En las investigaciones aplicativas se da una cierta situación práctica establecida desde una actitud de expectativa de cambio, situación que resulta deficitaria, inconveniente o mejorable y que puede ser transformada o manejada mediante un cierto prototipo de control situacional.
Las operaciones estandarizadas de las investigaciones aplicativas son las siguientes: descripción de la situación deficitaria o para llevarla a un nivel de uso, exposición del modelo teórico que resulta aplicable a esa situación, construcción del prototipo de control situacional (definición de la propuesta de solución) mediante derivación del modelo teórico, prueba del modelo, determinación de las opciones de producción e implementación del modelo. La relación fundamental que estas investigaciones mantienen con los enfoques epistemológicos está en que cada investigador que usa este nivel investigativo elige aquellas teorías que fueron construidas dentro de su propio enfoque: así, por ejemplo, las aplicaciones empiristas-inductivas derivarán soluciones a partir de teorías empiristas-inductivas, y así sucesivamente. (Padrón, 1998, págs. 2-3) Para cada enfoque epistemológico se dan determinadas clases o tipos de investigaciones que a su vez están enmarcadas en un nivel o fase de desarrollo anteriormente descrito. Los tipos de investigación pertenecen a cada enfoque epistemológico como lo muestra el cuadro 3.
De igual modo, las inteligencias múltiples o estilo de pensamiento se corresponden tres para cada paradigma así:
Para cada paradigma o enfoque epistemológico se corresponde, como dijimos, tres tipos de inteligencias, cada uno con un tipo de interés prevalente, con uso de un lenguaje determinado y específico, con métodos de contrastes (Cuadro 4).
Para el caso del lenguaje cada enfoque tiene una concepción distinta que se diferencia de las otras dos.
En las primeras décadas del siglo XX de Saussure (2011) estableció una diferenciación que permitió el desarrollo posterior de los estudios lingüísticos, al definir el lenguaje como una realidad dual: la lengua y el habla. Para Saussure el lenguaje es lengua equiparado a un sistema de signos, uno estructura formal y lógica con unidades, reglas y un instrumento cultural. Al mismo tiempo, el lenguaje es habla en la medida que el uso que se hace de ese sistema de signos es básicamente para comunicarse.
El habla permite articular infinitos mensajes a partir de sus elementos que le integran. Los mensajes también adoptan una doble articulación: los fonemas se representan en palabras y los significantes con significados. Aprender una lengua no es solo adquirir una estructura gramatical, sino un proceso de adquisición y desarrollo en un contexto cognitivo y social por parte del nuevo hablante. En donde la interacción es fundamental, de esta manera el lenguaje es adquirido y heredado en dos sentidos: a) culturalmente por ser un elemento de la cultura y b) biológicamente al heredar una estructura cerebral capaz de usar ese sistema de signos dentro de un contexto culturalmente heredado. También es aprendido en la medida en que se busca sus relaciones abstractas en la relación con la mente y el grupo social.
Skinner (1965) adopta una posición empirista al considerar que el desarrollo del lenguaje depende exclusivamente de los estímulos externos. El niño da respuesta que aprende por condicionamientos conductuales que son verbales e interverbales y de naturaleza secundaria; provocada por los estímulos. El conductismo permitió el tratamiento de niños con alteraciones en el lenguaje o tratamiento logopédico. Ante las complejidades del lenguaje la teoría conductista fue algo insuficiente para explicarlo. Muchos de sus estudios se basaron en el aprendizaje animal, haciéndose analogías no correspondientes a las personas.
Chomsky desarrolla la teoría innatista desde su gramática generativa. En su teoría introduce los conceptos “competencia lingüística” y “gramática generativa”, definiendo la competencia lingüística como el conocimiento que el hablante-oyente tiene de su lengua tal como es representada por una gramática generativa. La cual es una teoría que sustenta la competencia.
Chomsky describe la gramática de una lengua como un mecanismo para producir o generar oraciones. Esto es conocido como “gramática generativa”. La cual refleja el aspecto creador del lenguaje humano y que hace que se diferencie con cualquier sistema de comunicación animal. Esto se fundamenta desde la denominación del lenguaje, donde somos capaces de comprender un número indefinido de expresiones que no hemos oído jamás y que no tienen ningún parecido físico a nuestra experiencia lingüística.
Para Chomsky la adquisición del lenguaje es una función biológica normal de los seres humanos, al poseer una propiedad mental o facultad que permite aprender la lengua de la comunidad en la que un ser humano se desarrolla. Esta facultad es una de las propiedades biológicas, heredadas, genéticamente determinadas, que definen qué clase de sistemas cognitivos pueden desarrollarse en la mente humana.
Chomsky denomina las propiedades biológicamente necesarias como “Gramática Universal” (GU). Esta teoría busca determinar cómo es posible que el niño adquiera el conocimiento de una lengua (la naturaleza de esta estructural mental innata). El empirismo tradicional considera que la mente tiene propiedades que permiten el análisis inicial de los datos de los sentidos. Mientras tanto los enfoques racionalistas plantean que la mente contiene unos principios que determinan la forma de los sistemas del conocimiento obtenido.
La teoría lingüística innata consiste en los universales lingüísticos del cual el niño tiene un conocimiento implícito. Hay una predisposición innata del niño para aprender su lengua, para decodificar los datos que se le presentan. Él determina cuál de las lenguas es aquella a la que debe enfrentarse. Esta teoría no alcanza a establecer una hipótesis sobre los esquemas innatos que permiten explicar la adquisición del lenguaje.
Para Chomsky, conocer una lengua supone poder especificar la estructura profunda y superficial de una cantidad ilimitada de oraciones, relacionarlas adecuadamente y darles una interpretación semántica y una interpretación fonética a cada oración. En cuanto al aprendizaje del lenguaje, Chomsky sostiene que se pueden distinguir dos líneas generales en el modo de enfocar el problema de la adquisición del conocimiento, del cual en este caso especial sería el lenguaje. El enfoque empirista plantea que esta adquisición está definida por mecanismos procesadores periféricos, elementales, innatos como son la audición, y por mecanismos procesadores de datos analíticos o principios de asociación. Estos mecanismos periféricos permiten analizar la experiencia.
(Cuadro 5).
Otros autores que se ubican más en la línea racionalista. Sostienen que, no solo se tienen mecanismos procesadores periféricos, sino que también hay ideas y principios innatos que determinan la forma del conocimiento adquirido. Pero para que estos mecanismos innatos se activen es necesaria la estimulación adecuada. A esta postura racionalista, Chomsky agrega que no se puede enseñar el lenguaje, sino solo presentar las condiciones en las que se desarrollará espontáneamente en la mente.
Chomsky desarrolla su teoría innatista, desde su enfoque racionalista, el niño posee los fundamentos biológicos innatos que requiere el lenguaje humano. Esto se contrasta con el empirismo moderno, para quienes la estructura del lenguaje es independiente de las facultades mentales innatas y se aprende por medio de condicionamientos (Skinner) o por medio de procesamientos.
Los interaccionistas consideran que, junto al Dispositivo para la Adquisición del Lenguaje (propuesto por Chomsky y la Teoría Innatista), existe una especie de ayuda que facilita la adquisición del lenguaje, la cual correspondería al entorno del niño y a todas las personas del mismo que interactúan con él. De este modo, en esta teoría se puede hablar de andamiaje, Zonas de Desarrollo Próximo y Formatos. El andamiaje es un proceso de enseñanza que facilita el aprendizaje del bebé y del niño. Por medio de él, el niño es dirigido, a través de pequeños registros que puede entender, hacia lograr el éxito de una tarea completa más difícil y a través de la asistencia de alguien mayor. Todo ello teniendo en cuenta la Zona de Desarrollo Próximo del niño. Estas Zonas de Desarrollo Próximo son una forma de ver si el aprendizaje está o no adecuado a los niveles de desarrollo real y potencial del niño. Es decir, la diferencia entre aquello que es capaz de hacer el niño por sí solo y aquello que sería capaz de hacer con la ayuda de otra persona más capaz. El andamiaje puede ser de dos tipos: vertical (cuando los adultos piden al niño progresivamente más información sobre el mismo tema) o rutinas a modo de juego (las interacciones entre un adulto y un niño estructuradas que pueden ofrecer la posibilidad de predicción necesarias para el desarrollo del lenguaje).
Los formatos son aquellos contextos comunicativos en los que el niño llega a dominar el lenguaje, recogiendo las regularidades sociales y acompañando a momentos comunes en su vida, como pueden ser las comidas, el baño o los juegos. Una característica muy importante de los formatos es que tiene una estructura regular rutinaria e implica al menos dos personas: el niño que está adquiriendo el lenguaje y otra persona (madre, padre, abuelo, hermana…), así como unas reglas que permiten que el formato se realice de forma adecuada. Según esto, la aparición del lenguaje depende de la ayuda que nos ofrece la estructura de las rutinas sociales en las que los adultos y los niños están participando. Pero los formatos no solamente han de ser secuencias de actividades, sino que también deben referirse a manifestaciones del lenguaje que tienen lugar en un contexto. Es decir, pueden existir requerimientos de objeto, los cuales implican el requerimiento directo de un objeto visible, para más tarde referirse a objetos más distantes en el espacio y, finalmente, a los no visibles (por ejemplo, “dame vaso”). También podemos encontrarnos requerimientos de invitación mediante los cuales requerimos a otra persona para compartir la actividad (“papá ven”). Y otro tipo pueden ser los requerimientos de ayuda, que los hace el niño a un adulto para que le ayude a alcanzar un determinado objeto (“¿me abres la caja?”).
Al igual que las otras teorías del lenguaje, el interaccionismo también cuenta con una serie de ventajas e inconvenientes. Entre las primeras podemos destacar: se le enseña al niño la manera de aprender los procedimientos del lenguaje, produce en el niño automotivación y fortalece el concepto que tiene de sí mismo; el niño es responsable de su propio proceso de aprendizaje. Por otra parte, existe un inconveniente muy importante para poder generar lenguaje, es necesario que el adulto esté el mayor tiempo posible junto al niño y así interactuar con él.
A manera de conclusión, sin conocer cómo piensa una persona que desea realizar cualquier investigación y si no se ubica además dentro del paradigma que le corresponde a su forma de pensar, no podrá producir conocimiento alguno ni acceder a las fuentes de éste. Los procedimientos, técnicas y los cuerpos filosóficos, culturales e informacionales son determinados por el tipo de investigación que también privilegia un prototipo de conocimiento que se origina en estos enfoques epistemológicos o paradigmas de la ciencia analizados anteriormente.