CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
Memoria del Instituto Nocturno Ángel Valentino Barrios de Managua. Un Proyecto de Educación no Formal
Memory of the Night Shift Institute Angel Valentino Barrios - Managua. A Non-Formal Education Project
Memoria del Instituto Nocturno Ángel Valentino Barrios de Managua. Un Proyecto de Educación no Formal
Revista Científica de FAREM-Estelí, núm. 32, 2019
Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua-Managua
Recepción: 20 Junio 2019
Aprobación: 22 Octubre 2019
Resumen: La memoria del Instituto Nocturno Ángel Valentino Barrios es construida mediante la metodología de la historia oral, a partir de los testimonios de estudiantes egresados, docentes activos y jubilados, y de la revisión de documentos oficiales, libros de registros, actas e informes que archiva el Instituto. Los resultados que se presentan son producto de los aspectos fundamentales de la historia del Instituto, entre ellos: su fundación, el origen de su nombre, las diversas instalaciones que ha ocupado el colegio, el contexto social que rodeaba al Instituto, la caracterización de sus estudiantes, y finalmente se describen las circunstancias en que se dio el cierre del Instituto Nocturno. El artículo concluye haciendo una reflexión acerca de la importancia de la recuperación de la memoria histórica de los centros educativos como una tarea que también concierne al profesorado para el fortalecimiento de la identidad local e institucional y la promoción de valores como la identidad y pertenencia local y nacional, valores útiles en la preservación y cuido de la propiedad pública y privada.
Palabras clave: instituto, educación secundaria, historia oral, memoria histórica.
Abstract: The memory of the Night Shift Institute Angel Valentino Barrios is built using the methodology of oral history, based on the testimonies of graduate students, active and retired teachers, the review of official documents, record books, and reports filed by the Institute. The results presented are the product of the fundamental aspects of the history of the Institute, including: its foundation, the origin of its name, the various facilities that the school has occupied, the social context surrounding the Institute, the characterization of its students, and finally the circumstances in which the Institute was closed. The article concludes by reflecting on the importance of the recovery of the historical memory of schools as a task that also concerns teachers for the strengthening of local and institutional identity and the promotion of values such as local and national identity and belonging, useful values in the preservation and care of public and private property.
Keywords: institute, secondary education, oral history, historical memory.
INTRODUCCIÓN
El rescate de la memoria histórica sobre acontecimientos, experiencias o cualquier ámbito específico, es una de las tareas principales que se logra mediante la metodología de la historia oral. En el contexto educativo nicaragüense, es importante reconocer los valiosos aportes que a través de esta metodología se ha brindado para la reconstrucción de las historias de barrios, comunidades, personajes, prácticas culturales y acontecimientos sociopolíticos, sin embargo, es evidente que el uso de la historia oral en los procesos educativos es poco aplicado en la comunidad educativa.
A partir de esto, la carrera Ciencias Sociales de la Facultad de Educación e Idiomas de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua), inicia la línea de investigación de historia oral, cuyo propósito es brindar aportes sobre aspectos relacionados con la educación y las ciencias sociales, lo cual ha llevado a incursionar recientemente en la reconstrucción de las memorias históricas sobre personajes de la educación, historias de vida de profesores, memorias sobre los procesos de aprendizajes en las distintas épocas y, en este caso, la reconstrucción de la historia del Instituto Nocturno Ángel Valentino Barrios de Managua.
Los resultados expuestos mediante el presente artículo –por razones de extensión- retoma los hallazgos más esenciales obtenidos durante el proceso de investigación, por lo que, únicamente se hará alusión a la fundación del Instituto, al origen del nombre Ángel Valentino Barrios, a las instalaciones que ha ocupado este centro de estudios, al contexto social que lo rodeaba y las características socioeconómicas de sus estudiantes.
MATERIALES Y MÉTODOS
La investigación asume el paradigma interpretativo –también denominado “emergente, etnográfico, fenomenológico, hermenéutico, humanístico, interpretativo y naturalista” (Fernández y Rivera, 2015, p.93), esto da pauta a un posicionamiento del investigador frente al objeto de investigación, el cual permite tratar los fenómenos sociales, interpretar y comprender lo que ocurre en diferentes contextos sociales y educativos. Desde esta perspectiva, el investigador tiene libertad para “describir los sucesos que ocurren en la vida de un grupo” (Martínez González, 2007, p.31) y “comprender, develar y describir una situación determinada” (Abraham, 2015, p.120)
Con base en estos referentes, la investigación se diseñó desde un enfoque cualitativo para “obtener las perspectivas y puntos de vistas de los participantes [recuerdos, emociones y experiencias]” y recopilar “las vivencias de los participantes tal como fueron (o son) sentidas y experimentadas” (Hernández, Fernández y Baptista, 2014, p.8). Asimismo, la investigación se adhirió al método de la historia oral, ya que éste es propicio para la “recopilación y recuperación de la memoria de aquellas personas que vivieron en otra época distinta a la nuestra, en un momento histórico concreto” (Rodríguez, Luque y Navas, 2014 p.194).
Esto conllevó a la implementación de técnicas de investigación como las entrevistas, en donde “el entrevistador busca información para su investigación y el entrevistado de alguna manera busca hacer pública su historia y sus puntos de vista” (Mariezkurrena, 2008, p.231); también condujo a la construcción de historias de vida para profundizar más en el conocimiento del objeto de investigación. Las historias de vida consisten en “el relato de un narrador sobre su existencia a través del tiempo, intentando reconstituir los acontecimientos que vivió y transmitir la experiencia que adquirió” (Veras, 2010, p.144).
Sin embargo, para complementar la información recopilada mediante las fuentes orales, se realizó una revisión documental (Bernal, 2010; Katayama, 2014) mediante la cual se obtuvo información de fuentes escritas como documentos oficiales, libros de registros e informes que resguarda el instituto. Esta triangulación de fuentes de información tiene el propósito de determinar las intersecciones y coincidencias a partir de diferentes apreciaciones y fuentes informativas, eleva la confiabilidad de los datos y complementa lo que se ha recolectado a través de otras técnicas de investigación (Gurdián Fernández, 2007; Katayama, 2014).
En cuanto a la muestra seleccionada, ésta estuvo compuesta por personas que reunían “características acordes con el tema y variables que se necesitan estudiar” (Martínez González, 2007, p. 52), seleccionadas a través del muestreo no probabilístico por conveniencia en donde “el investigador selecciona a cada uno de los sujetos o unidades de la muestra de manera arbitraria” (Katayama, 2014, p.76). En total se realizaron seis entrevistas, entre ellos a docentes activos, docentes jubilados y estudiantes egresados que tenían vastos conocimientos sobre la historia del Instituto, y en el caso de las historias de vida construidas, estas corresponden a dos docentes que laboraron en el Instituto Ángel Valentino Barrios, la del joven estudiante y mártir, Ángel Valentino Barrios, las cuales están estrechamente vinculadas con la historia del Instituto Nocturno.
También cabe agregar que la ubicación de los participantes se llevó a cabo mediante el método por bola de nieve (Katayama, 2014), en donde cada participante remitía al equipo de investigadores a otros sujetos que contenían información sobre el objeto de investigación. No obstante, la implementación de todos estos elementos metodológicos en el proceso investigativo, así como de instrumentos de investigación como diario de campo, fotografía y grabadora, permitieron recopilar gran cantidad de información y reconstruir desde una perspectiva amplia la historia del Instituto Nocturno Ángel Valentino Barrios.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
La fundación del Instituto Nocturno Ángel Valentino Barrios: una oportunidad para jóvenes y adultos trabajadores.
El origen del Instituto Nocturno Ángel Valentino Barrios se ubica en la década de los años 70’, 80’ y 90’, ocurre como consecuencia de las condiciones sociales precarias que atravesaba Nicaragua en ese entonces, por el contexto de preguerra y posguerra. Primeramente, fue la guerra de insurrección nicaragüense en contra de la dictadura del régimen somocista al final de la década de los 70’, y luego la guerra civil nicaragüense en la década de los 80’, que había sumergido a la sociedad nicaragüense –particularmente a la juventud- en un dantesco colapso social caracterizado por altos índices de desempleo, baja escolaridad, pocas oportunidades educativas, aumento del subempleo, aumento de la delincuencia e inseguridad social y ciudadana, esto producto de la guerra anti intervencionista norteamericana que afectó a nuestro país en la década de los 80’.
Es en este contexto de desorden social y de movimientos revolucionarios y de alto índice de analfabetismo es que el señor José Ramón Sevilla, (conocido como J. R. Sevilla) un abogado y empresario pudiente afín al gobierno somocista, organiza un personal docente, del cual él y otras personas adineradas, asumen el costo de la planilla, para la formación de un centro educativo de secundaria para jóvenes y adultos trabajadores en la modalidad nocturna, en un barrio de Managua llamado La Fuente. Al respecto, Claudia Lanzas Najar, quien fue estudiante de este colegio, rememora lo siguiente:
“El reconocido abogado José Ramón Sevilla, fundó el centro con el objetivo de beneficiar a jóvenes trabajadores que no podían estudiar en los cursos regulares, entonces él asumía con la ayuda de otras personas del gobierno, el pago de la planilla de los docentes” (C. Lanzas, 2018)
Así también, el profesor Adolfo Solórzano, quien laboró como docente de ciencias sociales para este instituto en el período de 1980 a 1999, expresa que “este Instituto surgió como una necesidad para atender a la población que no había finalizado o cursado la secundaria, en especial después de un proceso de post guerra” (A. Solórzano, 2018).
En este sentido, la población estudiantil que acudía a este centro de estudios en la década de los 80 era numerosa producto de la desmovilización de la guerra, y en su mayoría eran jóvenes y adultos que por motivos económicos y situaciones generadas por el contexto sociopolítico que atravesaba Nicaragua, no habían logrado culminar su bachillerato. La maestra Yazmina Ordóñez, quien laboró en este centro educativo entre 1980 y 1995 impartiendo las asignaturas de ciencias sociales, comenta su experiencia al respecto:
“Cuando inicié a dar clases estaba jovencita, apenas tenía 21 años, y la mayoría de mis alumnos eran mayores que yo, había personas de hasta 60 y 70 años. Recuerdo que había un señor de casi 70 años que le di clase y era muy esforzado. Es que la mayoría de los estudiantes eran personas que trabajaban. Yo tenía muchachas que trabajaban de secretarias y otras que trabajaban en el mercado Roberto Huembes en sus propios tramos, por esa razón venían en la noche a estudiar” (J. Ordoñez, 2018).
A este Instituto de modalidad secundaria nocturna asistían estudiantes de los alrededores del barrio La Fuente, la mayoría de ellos provenientes de barrios como el Germán Pomares Ordóñez, Barrio 11 de Mayo, Barrio 13 de Mayo, Barrio Ariel Darce y del Tanque Rojo, zona del Reparto Schick, los que asistían a clases con mucha persistencia, pese a la inseguridad del contexto, se disponían a cursar sus estudios de bachillerato en este centro educativo.
El origen del nombre Ángel Valentino Barrios y sus diversas instalaciones
Figura 1. Fachada del actual Colegio Salvador Mendieta Cascante, lugar en donde funcionó el Ángel Valentino Barrios.
El recordado Instituto Nocturno Ángel Valentino Barrios para muchas generaciones de estudiantes que cursaron en este centro, sus estudios de secundaria, tiene un extenso recorrido de antecedentes. No se logró conocer con precisión la fecha exacta de su fundación, pero los hallazgos obtenidos mediante las fuentes orales indican que este Proyecto Educativo inició su funcionamiento a fines de la década de los 60’, en ese entonces con el nombre de Colegio José Ramón Sevilla, conocido popularmente como J. R. Sevilla, y funcionaba en las instalaciones del Instituto Modesto Armijo, detrás de la casa del obrero en Managua.
Sin embargo, con el catastrófico terremoto que estremeció la ciudad de Managua la madrugada del 23 de diciembre de 1972, las instalaciones del J. R. Sevilla quedaron inhabilitadas, obligando su pronto traslado hacia las instalaciones del Colegio Salvador Mendieta Cascante ubicado en la colonia Centroamérica, pero éste siguió conservando su nombre hasta el año de 1979 cuando ocurre el triunfo de la Revolución Popular Sandinista.
Cuando asume el gobierno sandinista (1979), la mayoría de los institutos de educación tanto de educación primaria como de Educación Secundaria, asumieron el nombre de los héroes y mártires de la revolución, en el caso del J. R. Sevilla, tomó el nombre de Ángel Valentino Barrios, quien fue un joven estudiante de ese instituto cuando éste se encontraba en las instalaciones del Colegio Salvador Mendieta Cascante, en la Colonia Centro América y quien clandestinamente luchaba contra la dictadura somocista. Su caída sucedió un 18 de septiembre de 1978 mientras sostenía un enfrentamiento contra la guardia somocista en los alrededores del barrio Monseñor Lezcano y Las Palmas, junto con siete compañeros más, entre ellos Manuel Olivares1.
Figura 2. Fotografía de Ángel Valentino Barrios
Lucrecia Espinoza, hermana del Ángel Valentino Barrios y con quien estudiaba en el turno nocturno en las instalaciones del Colegio Salvador Mendieta Cascante, recuerda que:
El Instituto Nocturno donde estudiamos, que era el Salvador Mendieta Cascante, pasó a la Escuela Normal con el nombre de Ángel Valentino Barrios. Recuerdo que a mi mamá la invitaron para su inauguración, y la vinieron a traer y a dejar. También en el sector de Ticuantepe, tiempo después, inauguraron una comunidad con su nombre (L. Espinoza, 2018)
Siendo pues, reinaugurado como Instituto Nocturno Ángel Valentino Barrios en 1980, éste ocupó las instalaciones de la Normal “Alesio Blandón Juárez” de Managua, siempre en la modalidad nocturna, y hacia 1983 ya se había trasladado al anexo de la Normal –el cual es un Centro Escolar de aplicación de la Escuela Normal Alesio Blandón, llamado María de los Ángeles Cajina, ubicado en el costado norte de la Escuela Normal- el Centro Escolar María de los Ángeles Cajina funcionada en el turno matutino y vespertino funcionaba como Centro escolar de Educación Primaria, pero el Instituto Nocturno conservó el nombre de Instituto Nocturno Ángel Valentino Barrios y atendiendo la modalidad secundaria nocturna hasta su cierre en 1999.
Estudiantes deseosos de superación en un contexto de precariedad
En el Instituto Nocturno Ángel Valentino Barrios no existía el individualismo ni el clasismo entre el estudiantado, se sabía que quien estudiaba en este centro educativo podía compartir y convivir en comunidad, el egoísmo no era una opción. Este era un centro educativo que mientras se ubicó en el anexo a la Escuela Normal Alesio Blandón Juárez, se caracterizó por el abandono de la inversión pública, sus condiciones eran precarias y carecía de recursos materiales para poder llevar a cabo procesos didácticos más eficiente en el estudiantado.
En el Ángel Valentino Barrios durante el proceso de posguerra en la década de los 90, un pupitre nunca esperó a los estudiantes, era un centro escolar que carecía de pupitres, tenía una arcaica pizarra de cemento en donde el profesor a lo sumo lograba escribir con tiza, los estudiantes limpiaban y recibían clase en el piso, inclusive “no había ningún tipo de muebles, ni el profesor ni los estudiantes tenían donde sentarse, la clase se daba de pies” (A. Solórzano, 2018). Además de esto, otra problemática recurrente en este colegio eran los cortes de energía, inmortalizados en la década de los 90’ como “los apagones”, los cuales dejaban un impase de hasta una hora de clase, en donde estudiantes y maestros debían esperar que la energía eléctrica se restableciera para reanudar las clases.
En la década de posguerra, la falta de una adecuada infraestructura física complejizaba los procesos de aprendizaje, pero no lograba truncar los sueños de los jóvenes trabajadores que llegaban al Instituto Nocturno, quienes exhausto de una fortísima faena laboral llegaban a este sombrío y precario espacio educativo deseosos de aprender. Inclusive, el centro escolar carecía de los servicios básicos como agua potable, servicios higiénicos, papelería y materiales didácticos, tan solo sus profesores y sus estudiantes lo hacían ver como un centro educativo a disposición de la formación de bachilleres.
En las memorias de sus estudiantes hay recuerdos indelebles de las vivencias, peripecias y vaivenes que pasaron en este centro de estudios:
“Como no había pupitres nos sentábamos en el piso, o se ponían dos piedras y una tabla y ahí alcanzábamos al menos tres estudiantes, los que no alcanzaban en las bancas se recostaban a la pared. Inclusive, recuerdo que no había baños en el colegio, teníamos que orinar en el piso para no hacerlo en los alrededores” (C. Lanzas, 2018).
“No importaba quién llegara tarde o temprano, todos nos sentábamos en el piso, o a veces los varones llevaban de los alrededores del Instituto un pedazo de plancheta y lo compartíamos para sentarnos. El techo también estaba en mal estado, cuando llovía, había veces que estábamos recostados a la pared recibiendo clases” (F. Murillo, 2018)
“No importaba quién llegara tarde o temprano, todos nos sentábamos en el piso, o a veces los varones llevaban de los alrededores del Instituto un pedazo de plancheta y lo compartíamos para sentarnos. El techo también estaba en mal estado, cuando llovía, había veces que estábamos recostados a la pared recibiendo clases” (F. Murillo, 2018)
Era inaudito establecer correlación entre las condiciones físicas que prestaba el centro educativo con la actitud del estudiantado frente a los procesos de aprendizajes. Para los profesores era admirable ver cómo jóvenes trabajadores lograban insertarse con mucha persistencia en la vida escolar. El profesor Adolfo Solórzano quien impartía las asignaturas de ciencias sociales, reflexiona sobre ese aspecto.
Eso era una experiencia fenomenal, uno ve el sacrificio, el amor y el esfuerzo de los estudiantes. Eran jóvenes que venían cansados de sus trabajos. Y cuando llegaban al colegio les tocaba limpiar el piso y recibir la clase en el piso. Luego debían caminar mucho para regresar a sus casas en lo oscuro. Eso era conmovedor, hizo que yo valorara más su esfuerzo y les tomara más aprecio y cariño (A. Solórzano, 2018).
La inseguridad no era una limitante: ¡Solamente queríamos estudiar!
En el Instituto Nocturno Ángel Valentino Barrios el horario de clase para la Secundaria Nocturna era de 6:00 pm hasta las 9:00 pm. En este horario, la salida del Instituto era una travesía espantosa, los estudiantes debían conducirse hasta sus hogares en medio de la delincuencia, inseguridad, carencia de medios de transporte público y carencia de resguardo policial, igualmente los profesores.
Así pues, esta aguda crisis social que afrontaba Managua en la década de los 90, hacía que cada día proliferaran las pandillas, y esto afectaba severamente la vida nocturna en la ciudad, y en el caso del Instituto Ángel Valentino Barrios, los estudiantes enfrentaban serios obstáculos no solo para retornar a sus hogares, sino también mientras recibían clases, ya que en ocasiones las pandillas invadían la propiedad del Instituto para sostener riñas con estudiantes con quienes mantenían algún tipo de conflicto.
Las pandillas muchas veces nos agarraron a pedradas a los docentes, nuestras vidas corrían peligro. Había veces que los estudiantes estaban realizando examen y de repente venían los pandilleros al centro, se metían al centro a pelear con los estudiantes que eran traidos de ellos (A. Solórzano, 2018).
Los pandilleros entraban y agarraban a pedradas la sección de clase donde se encontraba la persona que buscaban. Otras veces había enfrentamiento abierto y tiraban piedras hacia todos los pabellones del Instituto, en una ocasión le dieron al profesor de Química Octavio Jarquín (F. Murillo, 2018)
Evidentemente, este contexto social que rodeaba al Instituto Nocturno Ángel Valentino Barrios desfavorecía la demanda de matrícula estudiantil, inclusive, muchos estudiantes optaban por retirarse, sin embargo, llama la atención que la matrícula escolar promedio en la década de los 90’ en este centro se ubicó aproximadamente en 60 estudiantes por sección, para ese entonces el centro contaba con diez secciones, dos para cada nivel. En este sentido, pese a las precarias condiciones económicas y sociales, a la falta de infraestructura y a la alta inseguridad que había en el Instituto y en los barrios aledaños, como lo expresa Fátima Murillo “nada de eso era una limitante, inclusive, yo venía muy cansada de trabajar de doméstica en una casa, pero nosotros solamente queríamos estudiar”.
Figura 3. Boletín escolar correspondiente al año académico 1991
En el contexto de la precariedad solo resta ingeniárselas para salir adelante, expresaba el maestro Adolfo Solórzano, luego de atestiguar los vaivenes que él y sus estudiantes atravesaban al estudiar. Y es así como los estudiantes del Instituto Ángel Valentino Barrios resolvían las constantes del día a día, por ejemplo, Fátima Murillo cuenta que “por el peligro, lo que hacíamos era juntarnos en grupos de 3 a 5 personas y nos íbamos caminando juntos hacía nuestros barrios de procedencia, ya que salíamos a las 9:00 pm” (F. Murillo, 2018)
El cierre del Instituto Nocturno Ángel Valentino Barrios
El Instituto Nocturno reinaugurado con el nombre Ángel Valentino Barrios en 1980, y que por alrededor de 30 años logró reinsertar a centenares de jóvenes en la vida académica y rescatar otra cantidad de jóvenes y adultos de los efectos paupérrimos de la posguerra, culminaría su loable labor socioeducativa en el año 1999, cuando el neoliberalismo impone nuevas políticas educativas, la llamada “autonomía escolar”, en donde los centros escolares públicos del país debían garantizar por sí mismo su sostén económico con el auxilio moderado del Estado.
Pero la situación del Instituto Ángel Valentino Barrios era más compleja aún, ya que, pese a contar con su propio personal docente y administrativo este no tenía una infraestructura propia en donde operar, mucho menos un espacio geográfico propio en donde funcionar, ya que desde su fundación había estado funcionando en infraestructuras públicas ajenas, tal es el caso de cuando estuvo en el Colegio Modesto Armijo, Colegio Salvador Mendieta Cascante, en la Escuela Normal Alesio Blandón y en el Anexo a la Normal (Centro Escolar María de los Ángeles Cajina Rojas).
Es así que en 1999 mientras en las instalaciones del Anexo a la Normal funcionaba en el turno matutino y vespertino el Centro Escolar María de los Ángeles Cajina Rojas atendiendo la modalidad de Educación Primaria , y por la noche en el mismo lugar el Instituto Nocturno Ángel Valentino Barrios atendiendo la modalidad de Educación Secundaria, el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte (MECD) de ese entonces, decide unificar ambos centros educativos bajo una sola administración docente y administrativa, originándose así el Colegio Josefa Toledo de Aguerri # 1.
Exactamente al entrar el proceso de autonomía escolar de los gobiernos neoliberales en los años 90’ no podían existir dos colegios en un mismo centro, entonces se fusionó el colegio Ángel Valentino Barrio con el Centro Escolar María de los Ángeles Cajina Rojas, pasando a llamarse Colegio Josefa Toledo de Aguerri # 1 (M. Lanzas, 2018).
El profesor Adolfo Solórzano quien fungía como docente activo del colegio, atestigua este proceso de transición:
A partir del año 2000 estudiantes, docentes y administrativos del Instituto Nocturno Ángel Valentino Barrios, pasan a ser parte de la plataforma del Instituto Josefa de Aguerri No.1. En el caso de la población estudiantil del Ángel Valentino Barrios, ya no se siguió ofertando en la modalidad nocturna, sino que se hizo un pilotaje y como la nocturna era complicado para los estudiantes y docentes, entonces como alternativa se dio apertura en la modalidad dominical (A. Solórzano, 2018).
Desde entonces, el colegio Josefa Toledo de Aguerri #1 se encuentra ubicado en el barrio Ariel Darce (La Fuente) de Managua atendiendo actualmente una población estudiantil de 1,502 (mil quinientos dos estudiantes) en todas sus modalidades: Preescolar, Primaria Regular y Primara extra edad en turno matutino (con 22 docentes), Secundaria regular en el turno vespertino (con 19 docentes), y Secundaria a distancia en el turno sabatino y dominical (con 10 docentes); siendo así muy destacado por sus grupos de ballet, equipos deportivos y por sus destacadas participaciones en concursos a nivel distrital, municipal, departamental y nacional.
Figura 4. Logo del Colegio Público Josefa Toledo de Aguerri #1
Las huellas de la historia provenientes del Ángel Valentino Barrios no desaparecen actualmente en el Josefa Toledo de Aguerri #1, en este colegio se atiende a estudiantes provenientes de barrios como La Fuente, Pablo Úbeda, 18 de Mayo, Walter Ferreti, Adolfo Reyes y Reparto Schick, y también a estudiantes que proceden de municipios y barrios lejanos como La Concepción, Masaya, Ciudad Belén, Villa Reconciliación, Ciudad Sandino, los cuales son hijos de comerciantes del cercano mercado municipal Roberto Huembes, quienes matriculan a sus hijos en este centro por la cercanía a sus negocios.
CONCLUSIONES
En la memoria histórica del Instituto Nocturno Ángel Valentino Barrios descansan centenares de anécdotas, experiencias, aprendizajes y lecciones de vida y académicas que solamente sus estudiantes pueden atestiguar. Esta historia, que se desarrolla entre el anhelo incesante de una generación sin oportunidades y entre las condiciones precarias y desfavorables que ofrecía un adolecido contexto, demuestra que los sueños son un reto flagrante incubados con coraje, osadía e intrepidez, pues sus relatores dejan al descubierto que la inseguridad, la delincuencia y la pobreza no fue una limitante, pues ellos solamente querían estudiar. Es importante destacar que, de acuerdo a los testimonios de estudiantes egresados, hay egresados del Instituto Nocturno “Ángel Valentino Barrios” que han logrado ingresar a la universidad y culminar sus carreras, logrando ocupar cargos de interés social en Instituciones del Estado.
Cabe destacar la importancia del uso de técnicas orales para la recopilación de información, éstas permitieron conocer desde distintas perspectivas todo lo concerniente a la historia del colegio, y la recopilación de fuentes escritas permitieron corroborar y situar en el tiempo con más precisión, los hallazgos obtenidos mediante las fuentes orales. Esta triangulación de información fue propicia para brindar aportes objetivos en cuanto al proceso histórico del Instituto Nocturno.
Finalmente, es de hacer notar que la recuperación de la memoria histórica de los centros educativos es una tarea esencial que no solamente debe ser ejercida por investigadores provenientes de disciplinas como la historia y la antropología, sino que esta tarea también envuelve al profesorado de ciencias sociales, quienes pueden utilizar estos aportes con fines didácticos para el fortalecimiento de la identidad local e institucional, y para la promoción de valores como el cuido del patrimonio histórico de los centros educativos.
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REFERENCIAS DE ENTREVISTAS
Espinoza, Lucrecia. (2018). Entrevista de C, Lanzas [Cinta de audio]. Proyecto Historia del Colegio Ángel Valentino Barrios, Managua.
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Lanzas, Miriam. (2018). Entrevista de C, Lanzas [Cinta de audio]. Proyecto Historia del Colegio Ángel Valentino Barrios, Managua.
Murillo, Fátima. (2018). Entrevista de J, Orozco [Cinta de audio]. Proyecto Historia del Colegio Ángel Valentino Barrios, Managua.
Ordoñez, Jazmina. (2018). Entrevista de C, Lanzas [Cinta de audio]. Proyecto Historia del Colegio Ángel Valentino Barrios, Managua.
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Notas