Recepción: 13 Febrero 2018
Aprobación: 19 Junio 2018
Resumen: Como parte de los retos que nos trazamos en la búsqueda de la perfección, de la buena acción, de la inmensidad creativa para el gozo de la humanidad, así surge este término que engrosará los desafíos de la filosofía de manera irreverente pero con intención sana y creadora; pero tampoco es menos cierto que este vocablo brota también de los diálogos y discusiones que entablamos apasionadamente a través de la red de pensamiento decolonial (RPD) cuando pincelábamos la idea de formar una nueva escuela de pensamiento latinoamericana.
Palabras clave: humanético, red de pensamiento decolonial, humanismo latinoamericano.
Abstract: As part of the challenges that we set ourselves in the search for perfection, good deeds, creative immensity for the joy of humanity, this is how this term arises that will increase the challenges of philosophy in an irreverent way but with a healthy and healthy intention. creator; But it is no less true that this word also springs from the dialogues and discussions that we passionately engaged in through the Decolonial Thought Network (RPD) when we were brushing up on the idea of forming a new Latin American school of thought.
Keywords: humanistic, decolonial thought network, Latin American humanism.
Como parte de los retos que nos trazamos en la búsqueda de la perfección, de la buena acción, de la inmensidad creativa para el gozo de la humanidad, así surge este término que engrosará los desafíos de la filosofía de manera irreverente pero con intención sana y creadora; pero tampoco es menos cierto que este vocablo brota también de los diálogos y discusiones que entablamos apasionadamente a través de la Red de Pensamiento Decolonial (RPD) cuando pincelábamos la idea de formar una nueva escuela de pensamiento Latinoamericana.
El estudio de la ética para la humanidad ha de servir para establecer racionalmente posiciones privilegiadas en temáticas relacionadas con la educación, la economía, la política, los medios de comunicación, el medio ambiente, la ciencia en general, en la complejidad social y en la vida como tal. Ha sido, es y será por siempre prioritario en el hombre, el manejo de la ética para la conformación de sus virtudes y del equilibrio natural y necesario que amerita la conducta humana.
La preservación de la diversidad humana en todos sus ámbitos, la tan buscada igualdad social y la satisfacción de las necesidades materiales básicas y sentimentales de todas las personas, son tareas y obligaciones fundamentales para conciliar el humanismo ético, procurando a la vez un resultado altamente deseado: felicidad humana.
Concebir la integración latinoamericana supone un entramado de referencias de todo índole social y étnico, basadas en una historia que comparte hechos, momentos y bases propias de la región; abarca un horizonte de esperanza y fluidez de vida, que obliga al pensamiento asociarse con el humanismo en su carácter valioso de integración.
El enfoque humanista de los pueblos, demanda una visión integral de transparencia y de corresponsabilidad, que no escapan por supuesto de los daños y destrucciones por las que han sido sometidas las culturas latinoamericanas en su afán por progresar, avanzar y conseguir un sólido desarrollo que brinde prosperidad y dicha, que es el fin de todo pueblo noble.
Así mismo actúa la ética, elemento fundamental del humanismo, tanto por la integración como por la unión y el desarrollo, caracterizando los problemas comunes y consolidando los saberes, abordando el desafío por la paz de la región, de forma sincera y justa.
El valor ético y humanista fundamenta la trascendencia del individuo en la sociedad, dándole la gran fuerza necesaria para transformar en forma progresiva la visión de la identidad nacional, de la conciencia cívica y ciudadana, orientándose hacia la búsqueda necesaria de un hombre coherente e integral, un nuevo Ser guiado por esos valores éticos que realzan la relación que debe existir de forma coherente en las sociedades de la periferia del Sur.
El humanismo debe ser considerado como parte fundamental de la praxis diaria de los individuos y no demarcarlo como una virtud exclusiva del pensamiento, denotándose como algo abstracto, idealista, fuera del alcance de todos, hasta utópico; más bien, el humanismo debe ser asumido por Latinoamérica como un modo que condiciona el desarrollo integral del ser humano, que apuntale a la felicidad, a la libertad y a los principios morales que valoren la inmensidad de la vida.
La historia Occidental muestra al humanismo desde varios ángulos o modelos, que permiten apreciar o diferenciar las características del humanismo americano, por otro lado, numerosos pensadores latinoamericanos han reflexionado en torno a la identidad del hombre latinoamericano y apreciado el humanismo con un tinte diferente.
Espino (2006), considera que se adoptaron dos grandes modalidades: una, referida a la identidad latinoamericana y, otra, que busca resaltar rasgos fenotípicos, símbolos, raíces lingüísticas, expresiones y manifestaciones culturales que más allá de su diversidad permitieron dilucidar una unidad antropológica de América. El primer camino o modalidad se presenta a través de consideraciones filosóficas propuestas de filósofos como Juan Bautista Alberdi, Domingo Faustino Sarmiento, Francisco Miró Quesada, Leopoldo Zea, Francisco Romero, Enrique Dussel y Arturo Andrés Roig (Medin, 1983). Estos célebres pensadores de lo latinoamericano no dudaron en caracterizar y anunciar bases del humanismo latinoamericano.
Otro camino viene a ser como una suerte de análisis epistemológico del humanismo latinoamericano a través de un paneo de diversas manifestaciones culturales, que permitieron vislumbrar la unidad antropológica de América y los rasgos más característicos de su humanismo.
Este humanismo americano habla de la unión de los pueblos, de cooperación, de acercamiento de los pueblos por grandes planes e ideales (unión Latinoamérica, la búsqueda de la paz, por nombrar algunos de ellos). Su historia supone tradiciones culturales comunes que hermanan a sus pueblos, donde se manifiesta una raza cósmica, es decir, un continente de síntesis, como lo reconoció el Maestre Dr. Raynaud de la Ferrière (1975), “América no es ni negra, ni blanca, ni amarilla, una raza de síntesis de todos los pueblos del mundo, propia de pueblos que buscan un horizonte en común, abiertos tanto al cultivo de la ciencia como de la filosofía, que saben inclinarse a la consideración de lo pequeño como de los grandes temas que mueven a la humanidad.”
Es por ello que considero el surgimiento del pensamiento Humanético, precisando como proyecta un quehacer filosófico eminentemente ético liberador y en donde se visualiza una praxis comprometida con su verbo, permitiendo conocer su pensamiento y posición ante el exclusivismo del humanismo occidental el cual pone en duda la humanidad de los habitantes de la periferia, por lo tanto, proclama el humanismo pleno e inclusivo, con características muy particulares: de carácter liberador, reconocedor de las diferencias, remantizador de los valores éticos, fomentador de la igualdad en las relaciones humanas, y de profunda actitud solidaria.
La integración Latinoamericana debe ser una visión compartida de cada uno de los países que la integran, aunando esfuerzos por concentrarse en un humanismo conformado por virtudes que se traducen en valores morales que apunta al perfeccionamiento del hombre, haciendo culto al amor y al mismo tiempo, apelando a la lucha y al combate para preservarlo. Es por ello que emergen necesidades que inevitablemente deben imponerse para anidar el adecuado contexto de un radical humanismo ético que arroje: dignidad, humildad, valores, honradez, honestidad, moral, solidaridad, virtud, patriotismo, respeto, consideración, amor y cumplimiento del deber; convirtiéndose así en el esencial significado de la vida.
Latinoamérica avanza vertiginosamente hacia una plena integración, claro está, condicionada por la geopolítica, los factores económicos, sociales y culturales de la región, pero orientado a una integración llena de profundo contenido humano, con “sentido y profundidad humanas”, dicho por el Libertador Simón Bolívar, expresando así su firme convicción acerca de la solidaridad, la unidad y el humanismo exigido para la integración, lo cual consideraba, el destino de América.
Es por ello, y concluyo mi reflexión compartida, que considero y asumo la expresión Humanético en mi quehacer filosófico, y visualizo su praxis comprometida con su rezo, y de esta manera avanzar, permitiendo conocer su pensamiento y posición ante el exclusivismo del humanismo occidental, reivindicando así la humanidad de los habitantes de la periferia, proclamando entonces un humanismo pleno e inclusivo con características muy particulares: de carácter liberador, reconocedor de las diferencias, remantizador de los valores éticos, fomentador de la igualdad en las relaciones humanas, y de profunda actitud solidaria… ejercicio pleno Humanético…
Referencias
Espino, Glafira (2006) Filósofo Humanista Latinoamericano: Leopoldo Zea. México: Universidad Michoacana
Medin, Tzvi (1983) Leopoldo Zea: Ideología, Historia y Filosofía de América Latina. México: U.N.A.M
Raynaud de la Ferrière, Serge (1975) Los Grandes Mensajes. México: Diana