Lingüística

Antropónimos charrúas de Cayastá (1758-1760): algunas observaciones lingüísticas

Charrúan Anthroponyms From Cayastá (1758-1760): Some Linguistic Observations

J. Pedro Viegas Barros
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICET)., Argentina

Revista de Filología y Lingüística de la Universidad de Costa Rica

Universidad de Costa Rica, Costa Rica

ISSN: 0377-628X

ISSN-e: 2215-2628

Periodicidad: Semestral

vol. 46, núm. 2, 2020

filyling@gmail.com

Recepción: 31 Octubre 2019

Aprobación: 10 Diciembre 2019



DOI: https://doi.org/10.15517/rfl.v46i2.43279

Resumen: El presente trabajo se basa en tres listas de antropónimos charrúas, compiladas en los años 1758 y 1760 en la reducción de Nuestra Señora de Cayastá (actual comuna de Cayastá, provincia de Santa Fe, Argentina) y publicadas por Bracco (2016). El objetivo del trabajo es interpretar lingüísticamente la mayor cantidad posible de datos a partir de estos antropónimos. Los métodos empleados incluyeron la comparación de las tres listas entre sí, la crítica filológica, el análisis interno de los datos, el cotejo con otros testimonios de la lengua charrúa, y la comparación con las lenguas emparentadas genéticamente. Los resultados obtenidos permiten proponer varias hipótesis sobre el charrúa, en lo que respecta a aspectos sociolingüísticos, morfológicos y fonético/fonológicos de esta deficientemente conocida lengua.

Palabras clave: charrúa, antroponimia, sociolingüística, morfología, fonología.

Abstract: The present paper is based on three lists of Charrúa anthroponyms, compiled in the years 1758 and 1760 in the reduction of Nuestra Señora de Cayastá (current community of Cayastá, province of Santa Fe, Argentina), and published by Bracco (2016). The goal of the paper is to interpret linguistically as much data as possible from these anthroponyms. The methods used in this research were: comparison of the three lists, philological critic, and internal analysis of the data, comparison with other recordings of Charrúa language, and comparison with genealogically related languages. The results obtained allow us to propose several hypotheses about the poorly known language Charrúa, in regard to aspects such as sociolinguistics, morphology, and phonetics/phonology.

Keywords: charrúa, anthroponymy, sociolinguistics, morphology, phonology.

1. Introducción1

Durante el siglo XVI, los charrúas parecen haber tenido un modo de vida canoero fluvial, con una economía basada principalmente en la pesca y caza de animales acuáticos (Petit Muñoz, 1968; Apolinaire y Bastourre, 2016). Pero, tras la temprana adopción del caballo, hacia el siglo XVII, pasaron a formar parte de un complejo cultural ecuestre, convirtiéndose en ágiles jinetes, cazadores nómadas de grandes presas como el ñandú (Rhea americana) o el ciervo de las pampas (Ozotoceros bezoarticus). No practicaban la agricultura, tenían una alfarería poco desarrollada y su organización social se basaba en bandas controladas por un cacique.

En territorio argentino, los charrúas habitaban –en el momento del contacto con los españoles– al norte de la actual provincia argentina de Buenos Aires, sur de la de Santa Fe y gran parte de la de Entre Ríos. A mediados del siglo Xviii, los charrúas, que por entonces ocupaban un territorio entre los ríos Paraná y Uruguay, fueron derrotados militarmente por los españoles y muchos de los sobrevivientes fueron trasladados a la reducción de Nuestra Señora de la Concepción de Cayastá, a cargo de sacerdotes franciscanos desde su fundación en 1750 (Bracco, 2016, p. 9). Otros charrúas cruzaron el río Uruguay y se establecieron en la región occidental de la actual República Oriental del Uruguay (Bracco, 2014, pp. 119 y 136); en el siglo Xix algunos grupos migraron al sur de Brasil.

La lengua charrúa es conocida por dos pequeños vocabularios recogidos hacia 1840 en Uruguay, uno de 31 términos y otro de 20 palabras y dos frases (Gómez-Haedo, 1937), así como otros tres vocablos que se encuentran en los escritos del misionero Paucke (1942-1944), dos términos recogidos en el Sur de Brasil (Debret, citado en Sabat Pebet y Figueira, 1969), y otros dos compilados a fines del siglo Xix en el norte de Uruguay (Martínez, 1901). Muchos otros antropónimos, topónimos y nombres de parcialidades charrúas (o grupos afines a ellos) se encuentran en diversos documentos de los siglos Xviii al Xix, redactados en las actuales provincias argentinas de Santa Fe y Entre Ríos (Sallaberry, 1926; Serrano, 1936), en Uruguay (Rona, 1964) y sur de Brasil (Rona, 1969-1972). En trabajos más recientes, se mencionan otras tres palabras atribuidas a la lengua charrúa, una registrada en Rio Grande do Sul, Brasil (Silva, 2008) y dos en Entre Ríos, Argentina (Jaime y Viegas Barros, 2014).

Se considera por lo general que esta lengua forma parte de una familia lingüística, convencionalmente llamada charrúa (véase entre otros, Rivet, 1924; Loukotka, 1968; Tovar y Larrucea de Tovar, 1984; Kaufman, 1994; Campbell, 2012;Hammarström, Forkel y Haspelmath, 2019), a la que pertenecen además otros dos idiomas históricamente documentados: el chaná2 y el güenoa o minuán; la casi desconocida lengua mbeguá también parece haber pertenecido a esta familia (Viegas Barros, 2010). Todas son lenguas poco conocidas, pero las coincidencias en elementos básicos tales como pronombres y marcas personales3, interrogativos4, marcadores de tiempo5, numerales bajos6, además de las semejanzas en algunos lexemas comunes7, parecen dejar más allá de cualquier duda razonable la pertenencia de estos idiomas a una misma familia lingüística. La lengua mejor documentada del grupo es el chaná, gracias a la breve descripción que de ella hizo a principios del siglo Xix el presbítero Dámaso A. Larrañaga (1923), y a los datos proporcionados por quien parece ser el último recordador parcial de este idioma (Jaime y Viegas Barros, 2014).

Debido a la escasez de datos, es relativamente poco lo que se puede decir de la gramática de la lengua charrúa o de las lenguas charrúas en general. En el lexema verbal, los índices de persona (que son formas reducidas de los correspondientes pronombres personales) se prefijan (en chaná, según Larrañaga (1923), existía en algunos casos la posibilidad de infijación de tales morfemas). Hay un verbo o auxiliar estativo: en charrúa -sia, en chaná actual ʃa ~ tʃa (Viegas Barros, 2009). Los sistemas numerales del charrúa y del chaná actual (los únicos conocidos con cierto detalle) son decimales, y de base cuatro8. Algunas otras características de la lengua gramaticalmente mejor conocida de la familia, el chaná de principios del siglo XIX, son las siguientes: existía un artículo definido, algunos sustantivos referidos a seres animados podían tener marca de género, y había un modo interrogativo indicado mediante un sufijo verbal.

Las hipótesis de parentescos remotos de las lenguas charrúas (generalmente basadas en pequeñas comparaciones léxicas) incluyen propuestas de relación con el guaraní9, lenguas arawak10, kaingang11, lenguas guaicurúes12, lenguas mataguayas13, familias guaicurú y mataguayo14, lule-vilela15, lenguas chaqueñas en general16, las familias guaicurú, mataguayo, zamuco, enhlet-enenhlet, pano-tacana y macro-jê17, la lengua günün a yajüch18, günün a yajüch + lenguas chon19. Ninguna de estas propuestas resulta en la actualidad convincente. Para una crítica de varias de las comparaciones, principalmente con las lenguas arawak, ver Blixen (1956).

El idioma indígena dominante en la región donde se hablaron las lenguas charrúas fue sin duda, desde antes de la llegada de los españoles, el guaraní. Los guaraníes que vivían en esta zona fueron llamados chandules. Su habla cumplió el papel de lingua franca, no solo entre distintos grupos indígenas, sino también entre aborígenes y europeos. Hay numerosos préstamos de origen guaraní en el castellano regional y en lenguas indígenas de la zona20. Aunque estamos todavía lejos de poder situar con precisión al charrúa dentro de la ecología lingüística original de esta parte de Sudamérica, algunas lenguas con las que el charrúa estuvo –o pudo haber estado– en contacto en algún momento son (además del español, el guaraní, y las lenguas pertenecientes a la misma familia lingüística): el desconocido querandí, las lenguas guaicurúes meridionales (como el abipón y el mocoví), las lenguas jê sureñas (como el kaingang) y –tal vez– otros representantes del grupo macro-jê (como el krenak del sur de Brasil).

2. Marco teórico y metodológico

La onomástica es la parte de la lexicología que se ocupa del estudio de un tipo de lexemas particulares, los nombres propios. En algunas lenguas, los nombres propios son catalogados como una clase de lexemas diferente a la de los sustantivos comunes, debido a características morfo-sintácticas distintas21, pero por lo general, se considera que ambos tipos de sustantivos pertenecen a una misma clase léxica. En cualquier caso, desde un punto de vista semántico, los nombres propios –caracterizados porque sus integrantes poseen solo significados metalingüísticos– constituyen una categoría universal en las lenguas naturales (véase, entre otros, Gardiner, 1954 y Kurylowicz, 1960).

Existen distintos tipos de nombres propios: nombres de lugares (topónimos), de seres del mundo espiritual (teónimos), de personas (antropónimos), entre otros. Los antropónimos resultan particularmente interesantes no solo desde el punto de vista lingüístico (gramatical y léxico), sino también cultural, puesto que cada uno de los sistemas antroponímicos de los distintos pueblos del mundo poseen sus propias peculiaridades y responden a idiosincrasias particulares.

Si bien existen numerosos e importantes estudios sobre onomástica y antroponimia aborigen indoamericana (por ejemplo, Beaulieu, 2015; y Johnson, Gómez Zúñiga y Kelly, 2019, para Sudamérica en general y para el área mesoamericana, respectivamente), lo cierto es que hasta ahora se ha escrito muy poco acerca de los antropónimos de las etnias tradicionalmente cazadores-recolectores del Cono Sur. Entre los escasos trabajos publicados, se pueden citar Chapman (1981) y Chapman y Clairis (1981) para los nombres personales de los selknam de Tierra del Fuego. Sobre antroponimia charrúa (o presuntamente charrúa) solo se encuentra en la bibliografía un trabajo previamente publicado22.

En lo que respecta a metodología empleada en el presente trabajo, en un primer momento, se cotejan entre sí las tres listas. Una vez reconocidos los antropónimos repetidos, se analizan los posibles problemas de interpretación gráfica. Después de identificados tales problemas, se procede a efectuar varias hipótesis sobre fonología, morfología y cuestiones sociolingüísticas emergentes de estas listas de nombres.

3. Las listas de antropónimos charrúas de Cayastá

Las razones por las que se realizaron los tres censos de charrúas reducidos en Cayastá son desconocidas (Bracco, 2016, p. 24). La primera lista (a la que en el presente trabajo se llamará lista A) se realizó el 2 de agosto de 175823, la segunda (lista B) el 20 del mismo mes24, y la tercera (lista C) un par de años después, el 17 de marzo de 176025. Las tres listas son diferentes entre sí: la cantidad total de individuos mencionados es distinta en cada lista, aunque es evidente que la mayoría de las personas aparecen citadas en las tres nóminas. La lista B es la más extensa y la lista C es la más breve. Sin duda es un tema interesante la fluctuación demográfica que implican estas diferencias, pero es una cuestión que escapa al alcance del presente trabajo.

Las listas A y C están divididas en cuatro categorías sociales, la lista B solo en tres. Las tres categorías presentes en todas las listas son:

1: matrimonios (con sus hijos),

2: hombres viudos (con sus hijos) y solteros, y

3: mujeres viudas (con sus hijos) y solteras,

La categoría solo presente en A y C es:

4: varones huérfanos (menores de edad).

Esta categoría 4 fue subsumida bajo 2 en la lista B. En A el orden de las categorías es: 1, 2, 3, 4; en B: 1, 2, 3; en C: 1, 2, 4, 3 (es decir, con el orden de las categorías 3 y 4 revertido respecto del orden de la lista A).

En las tablas 1 a 4 se presentan los datos de las nóminas A, B y C, manteniendo los cortes por categoría social. El propósito principal de estas tablas es facilitar la comparación de los nombres que aparecen en las distintas listas. El único orden de los nombres que se ha respetado minuciosamente es el que aparece en la lista A, el de las otras dos listas ha sido acomodado al de esta última. Solo cuando en la lista B aparecen nombres no identificables –o al menos, no identificables fácilmente– con los de la lista A, se sigue el orden de la lista B; y finalmente cuando en la lista C aparecen nombres no identificables con los de las listas A y/o B se sigue el orden de los nombres de la lista C.

La Tabla 1 presenta los antropónimos registrados en la categoría de matrimonios y sus hijos26.

Tabla 1.
Matrimonios (y sus hijos)
D.n Juan Nayjáleu y Ana Acueldí (Uno de sus hijos: Jhp Nayháleu) D.n Juan Nayjáleu y Ana Hacueldí (Uno de sus hijos: Jph Nayjáléu) D.n Juan Nayjaleu y Ana Haquelddi
D.n Gabriel Monzón y Antonia Jayardel D.n Gabriel Monzon Antonia Jayaddel D.n Gabriel Monsson y Antonia Xayaddel
Domingo Xalala y Petrona Cuisí Domingo Xalala y Petrona Cuisín (Hijos: Thomas, Thomas, Bernarda, Agustina, Agustina y Ana Xalala) Domingo Xalalla y Petrona Cuysín
Antonio Teynó y Petrona Malabadí Antonio Theynó y Petrona Malaguaddí (Tres de sus hijos: Bernardo, Jacinto y Juana Theyno)
Pascual Guizaquésjáleu y Maria Hiyoná Pascual Guízazjaléu y Maria Yoná Pascual Guzquezjaleu y Maria Yona
Pedro Antonio Mahihen y Thereza Joñes Pedro Antonio Mayhen y Theressa Hoñéz Pedro Antonio Mayhen y Theresa Joñez
Feliciano Yoésquéy y Juana Xamoysin Feliciano Yaezquí y Juana Jamoysin Feliciano Yoosquey y Juana Jamoysin
Luciano Celegúy y Antonia Jamayda Luciano Celeguý y Antonia Hamayddí Luciano Celeguy y Antonia Jamayddi
Santiago Veron y Juana Nayjales Santiago Veron y Juana Nayjaleu (“ya nombrada entre las hijas de Dn Juan”) Santiago Veron y Juana Nayjaleu
Santiago Vilenvíabúbe y María Guelamaddi Santiago Vilenviabúvé y Maria Guelamadí (Hijos: Marcos y Lorenzo Vilenviabuvé) Santiago Vilenviabuvé y Maria Guelamaddi
Narzizo Nonás Máy y Juana Hicoyá Narzizo Nonas May y Juana Hicoyás (Hijos: Judas Thadeo y Fran.ca Nonas May) Narcisso Nonas Alayi y Juana Ycoyaz
Miguel Aguatanis y Maria Domá Miguel Aguatanhís y María Domá (Hijos: Maria, Ysabel y Bernardino Aguatanhís)
Juan Chèuchèu y Maria Fran.ca Cèucèu Juan Chéuchéu y Maria Fran.ca Yacilal Juan Cheucheu y Maria fran.ca Ceuceú
Salvador Sensoyy y Antonia Senèmyáy Salvador Nemonjéleuvé y Antonia Semmiay
Pedro Yaqueýyuhá y Fran.ca Posoyó Pedro Yaqueyiúha y Fran.ca Posoyot Pedro Yaqueyguahá fran.ca Rosoyo
Jph Petizo Hiljaleu y Loenza Ysguejan Jph Hiljaléu y Lorenza Ysuejan (Hijos: Fran.co Angelo, Polonia, Gregoria y Maria Hiljaleu) Joseph Hiljaleu y Lorenza Ysquejan
Gregorio Guasayban y Maria Tamasic Gregorio Guazayban y Maria Tamacic Gregorio Guachayban y Maria thamassi
Batholo Sut y Bernarda Sayaddí Bartholo Sút sút y “Bernarda ya nombrada Xalala” Bartholo Sut Sut y Bernarda Xalalá
Fran.co Lumillan y Antonia Hilegaddi Fran.co Lumillan y Antonia Hiljaddi (Hijo: Concarrado Lumillan)
Pedro Ybalyangil y Antonia Guíjanddí Pedro Yballangil y Antonia Guejandí Pedro Yballangis y Antonia Guijanddi
Andes Lapalhunel y Maria Rosa Masuyá Andres Lapalhunel y Maria Rosa Mazuyá Andres Lapalhunel y Maria Rosa Massuya
Blas Anac y Luiza Yapáy Blas Anac y Luiza Yapay Blas Anac y Luisa Yapay
Luiz Payeguá y Bernarda Siaccin Luiz Payegúa y Bernarda Siaccin (Hijos: Luiz y Fran.co Payeguá) Luis Payeguá y Bernarda Siaccin
Cayetano Caýhác y Luiza Miyícay Cayetano Cayhap y Luiza Meycáy Cayetano Ayap y Luisa Meyicay
Jph. Vaqueguá y Margarita Jantiguá Jph Baquegua y Margarita Janíguá Joseph Vaqueguá y Margarita Jantiguá
Juan Cuzayhan y Maria Chiaymun Juan Cusayahan baxaleuvé y María Syaymun
Diego Guatében e Ygnacia Estohoy Diego Guacheben e Ygnacia Ecohoy (“ya nombrada entre la familia de Antonio Theyno”) Diego Guatevél e Ygnacia Estochoy
Valentin Pachíguís y Maria del Carmen Valentin Pasiguz y Maria del Carmen Adahay Valentin Pachiguis y Maria del Carmen Andahey
Simon Yammirec e Hilaria Seboyay Simon Yammirec y Gregoria Sevoyáy Simon Yammirec e Hilaria Seboyay
Miguel Doy maljaléu y Thereza Sobyay Miguel Ndoy mal Jaleu y Thereza Ceboyáy Miguel Doymajaleú y theresa Seboyal
Juan Yasú y Antuca Thenís Juan Yassú y Antonia Tenú
Sylveyro Guagiyep y Mariana Chamamis Silveirio Guagiyep y Mariana Chamamuy
Gerbacio Addmal y Jpha Anac Gerbarcio Jaleudahin y Jpha Anac
Melchor natural de las Misiones y Clara Cható Melchor del Paraguay y Clara Cható Charrúa
Franc.co Ymaldoyve y Maria Quensay Fran.co Ymaldoyvé y Maria Quensáy
Mariano Ande y Agustina Yopan Mariano Anac y Agustina Xalala (“ya nombrada entre las hijas de Domingo Xalala”) Mariano Anac y Aug.na Xalalá
Manuel Mautiyanan y Petrona Mezagués
Jph Homit y Gran.ca Guanundí
Pedro natural del Paraguay y Ana Guelamaddi

La Tabla 2 presenta los antropónimos registrados en la categoría de hombres viudos (con sus hijos cuando los tienen) y solteros.

Tabla 2.
Viudos (con sus hijos) y solteros27
Jph Homit Jph Homit
Juan Lambayambé Juan Lambayambé Juan Lambayamvé
Geronimo Ysdahán Geronimo Ymdahán
Dionisio Anac Dionicio Anac Leonicio Anac
Mariano Ndvijs Mariano Ndnijs Mariano Nouijs
Athanasio Yaleuguac Athanasio Jaleuguayhac
Jph Pablo Adpdáyu Jph Pablo Adépdayá Joseph Pablo Adipdayú
Agustin Evesiguáque Agustin Quesígguaque Aug.n Quesiguáque
Jph Mayuguigum Jph Mayguigú Joseph Mayguigú
Martin Oon Martin Oon Martin Oon
Miguel Oycec
Alexandro Veron Alexandro Veron Alexandro Veron
Fran.co Tososos Fran.co Tozózós Fran.co Tozozos
Fran.co Chubámáy Fran.co Chuvamay
Enrrique Vohipíguy Enrrique Vsipigúy Henrrique Huyepiguy
Basilio Hédmec Basilio Hecmic
Bonifacio Ybayvácabi Bonifacio Ybayvacagúy Bonifacio Ybaybaguy
Cornelio Azpía Cornelio Arpia Cornelio Hipiya
Patricio Yasis Patricio Yazú Patricio Yassu
Pablo Anac Pablo Anac Pablo Anaac
Buena Ventura Ceypid Buenaventura Cheypid Buenaventura Ceypid
Ygnacio Natrueld
Fernando Gueytújaléu
Miguel Vchadá
Antonio Aybá Antonio Aybá
Benito Ymaldoyve
Cosme Cheganá
Cypriano Máyco
Marcelo Vilenviabuvé
Juan Guexiay
Jph Queyequechú
Nicolas Guadá
Phelipe Vbumayve
Eusebio Esdan Vajaleuve
Pablo Labec
Feliz Chéucheu
Vicente Coyacohá
Buena Ventura Coyacohá
Leon Cayegmay
Antonio Jácddo
Marcelino Guachíyhén
Juan Sanizágúa
Luiz Vbic
Jph Vbic
Roque Quedoyve
Roque Quedoyve el menor
Gabriel Ocniris
Fran.co Crespg Ymaldoyve
Salvador Sensoyi
Feliz Indahan
Juan Yassu
Fernando Gulhupyez

La Tabla 3 presenta los antropónimos registrados en la categoría de mujeres viudas (con sus hijos, cuando los tienen) y solteras28.

Tabla 3.
Viudas (con sus hijos) y solteras
Fran.ca Suayyaddí Fran.ca Suayaddí Fran.ca Suyaddi
Juana Yejamaddí Juana Yexamaddi Juana Yejamaddi
Gregoria Caysin Gregoria Caysin Gregª Caysin
Juana Ascaddí Juana Acahadí Juana Acaddi
Fran.ca Sapeyddí Francisca Sapeyddí Fran.ca Lapaydi
Ana Nolisin Ana Nolicin Ana Nolicin
Ysabel Hobantial del Ysabel Hobantiadél Ysabel Hoantiadel
Jpha Baljot Jpha Baljoy Jpha Baljoy
Fran.ca Camisin Fran.ca Camisin fran.ca Camisin
María Captúy María Caýtuy Maria Cayptuy
Fran. ca Datuguav Francisca Datúgay fran.ca Datuguay
Maria Magdalena Quesáyen María Magdalena Quesáyén Maria Mag.na Quesayen
Petrona Mezagués Petrona Mezaquez
Maria Beycusin María Beycusin Maria Beycucin
Maria Jamoldiz María Mamoldís Maria Jamoldiz
Antonia Letaján Antonia Letaxan Antonia Letajan
Lucía Lucía Suyucin Lucia Chuyucin
Cathalina Caspin Cathalina Capcim Cathalina Capcion
Maria Quxien Rosa Quexién
Antonia Emansan Antonia Emanzán
Raphaela Nogal Raphaela Nogate
Maria Antonia Vtaz Maria Antonia Vtáz Maria Antonia Vtaz
Gabriela Achanay Gabriela Acánáy Gabriela Achanay
Gabriela Nicycddí Gabriela Nicddí
Fran.ca Chayay María Fran.ca Chayáy fran.ca Chayay
Hilaria Yumez Hilaria Yuméz Hilaria Yumez
Ysabel Ysqueydéz Ysabel Ysqeisdéz Ysabel Ezqueidez
Martina Guayic Martina Guayi
Antonia Cotay Clara Cotay Clara Cotay
Maria Choc
María Yumez María Yumez Maria Yumez
Petrona Atheyc Petrona Achiig Petrona Echehio
Maria Sisý Maria Séysey Maria Sisi
María Magdalena Aheal Maria Magdalena Aheal Mª Mag.na Aheal
Ysabel Guayubácddý Ysabel Guayubexddí Ysabel Guayubacddi
Cathalina Gensáy Cathalina Gézáy Cathalina Genay
Maria Hedda Maria Hedda Maria Gedda
Maria Rosa Consí
María Venenzalmal
Juana Ysatem
Maria Antonia Luatúy
Juana Háclatál Juana Haclatal
Michaela Noguas
Cathalina Japcin
Geronima Guayubá
Maria Antonia Lumendí
Clara Díon
Clara Suiquen
Clara Domá
Barthola Santú
María Ohócay
Juana Esquesdez
Antonia Yscocó
Anastasia Coyzo Anastasia Oysó
Maria Monzon
María Hubumáyáy
Petrona Malavadi
Juana Theino
Ana Guelamaddi (Hijo: Santiago Ahec)
Maria Antonia Seratuy
Maria Chiaymun
Antonia Ballaccin
Antonia Hilgxaddi
Jpha Anao [¿Anac?]
Maria Doma
Mª Antª Yndahan
Maria Rosa Pispiz
Clara Cható
Maria Esquilchocho

La Tabla 4 presenta los antropónimos registrados en la categoría de varones huérfanos, presumiblemente menores de edad29.

Tabla 4.
Varones huérfanos (presumiblemente menores de edad)
Raymundo Ybayhaguit Raimundo Ybayhaguiy
Andres Ybaycocó Andres Ybaicoco
Phelipe Habumayve Phelipe Vbumayve
Evsebio Hubumayve Eusebio Ybumayve
Jph Geyte Jph Gitte
Juan Ysuc Juan Ysuayic
Leon Cayey Leon Caygi
Pablo Labeé Pablo Lavee
Luiz Vbic Linz. Vbique
Juan Guecyay Juan Guezyay
Antonio Gécddo Antonio Jaddo
Cypriano Maycó Cipriano Maico
Marcelino Guachiychen Marcelino Guachihin
Vicente Ceyaquá
Buenaventura Coyaquá
Nicolas Guddá Nicolás Guadá
Miguel Oychag
Silverio Guagiyec
Basilio Hecptimec
Bernardo Theino
Jacinto Theino
Jacinto Cayayac
Francisco Ahagysehic
Xavier Ahagysehic
Casimiro Maygueco
Lorenzo Maygueco
Roque Qeydove
Antonio Yijiis
Joseph Doyyan
Matheo Novave
Juan Ezqui
Viz.te tiquez
Buenav.ra tiquez
Cosme Cheganá
Gabriel Ognis
Juan Goove
Fran.co Ahé

4. Algunas características de estas listas de antropónimos

En las listas precedentes se consignan cerca de 175 antropónimos indígenas diferentes (de los cuales unos 84 corresponden a varones y 71 a mujeres). Es imposible determinar la cantidad exacta de antropónimos nativos documentados, puesto que, en algunos casos, hay eventuales identificaciones entre antropónimos de las distintas listas, que no son seguras. En cualquier caso, la cantidad de datos consignados en estas listas es suficiente como para que se pueda afirmar que el charrúa es una lengua conocida, principalmente, a partir de su onomástica (sobre todo nombres personales).

La identificación de personas con apellidos diferentes en distintas listas, como la de Salvador Sensoyy 1A30 (= Sensoyi 2C) con Salvador Nemonjéleuvé 1B, corre por mi cuenta y se explicará más abajo (apartado 6.1.3).

Entre los apellidos consignados en las listas precedentes, hay dos –correspondientes a tres hombres– que son de origen español:

1. Monzón 1A (= Monzon 1B, Monsson 3B).

2. Veron (1ABC).

El primero es el apellido de D.n Gabriel, esto es –aparentemente– un cacique, dada la anteposición del tratamiento Don al nombre personal. El segundo es apellido de dos hombres, Santiago y Alexandro (1ABC)31.

Además, se deja expresa constancia de la presencia de un par de indígenas no charrúas: “Melchor natural de las Misiones” 1A (= “Melchor del Paraguay” 1B) y “Pedro natural del Paraguay” 1B. El apellido de este último, aunque no señalado explícitamente en 1B, puede haber sido el siguiente, ya que con él es mencionado su presunto hijo Santiago en la lista 3C:

3. Ahec.

Esto indica que hay que tener cierto grado de cautela al estudiar los antropónimos de estas listas, porque puede haber algunos otros, aparte de los ya mencionados, que no sean (al menos, en cuanto a su origen) charrúas32. Pero sin duda, la inmensa mayoría de los antropónimos de estas listas sí pertenece a la lengua charrúa. De hecho, algunos de estos antropónimos son comparables con apellidos documentados en otras fuentes. Por ejemplo, Nayjaleu y variantes parece el mismo nombre consignado como Naigualeis o Naigualeu de otros documentos, como fue sugerido por Bracco (2016, p. 24). Y Doymaljaléu, Ndoy mal Jaleu o Doymajaleú posiblemente puede ser identificado con Doimalnaye o Doimapnaye de otros registros escritos (Bracco 2016, p. 16, nota 27), aunque este era uno de los caciques principales y correspondería que en las listas se le hubiera dado -según se acostumbraba- el tratamiento de “Don”.

5. Cuestiones filológicas

Muchas veces, en las tres listas se registran variantes gráficas de los antropónimos. La circunstancia de que existan tres listas permite, en más de una ocasión, corregir o sugerir correcciones de posibles errores de escritura o de lectura, en varios de los casos en que una de las listas se aparta de las otras en la notación de un nombre, de una manera tal que no puede atribuirse a diferentes escrituras de un mismo fono33. Uno de estos casos fue señalado ya –con dudas– por Bracco (2016, p. 44):

4. Anao 3C 34Ana{c}35.

Una vez identificados los individuos mencionados en las tres listas, se pueden proponer enmiendas de este tipo aplicando el criterio del testimonio mayoritario, siempre y cuando haya una diferencia en una o más letras que realmente puedan confundirse en la escritura cursiva y que tal diferencia no parezca explicable como registro de una alternancia fónica plausible. Casos en que es posible sugerir enmiendas de este tipo, son los siguientes:

5. Ande 1A An{ac}, cf. Anac 1BC.

6. Yaleuguac 1A {J}aleuguac, cf. Jaleuguayhac 1B, y numerosa evidencia adicional de otros antropónimos que contienen el formante jaleu en el ejemplo 43.

7. Nayjales 1A Nayjale{u}, cf. Nayjaleu 1B (más la misma evidencia adicional del caso anterior).

8. Jamayda 1A Jamayd{di}, Hamayddí 1B, Jamayddi 1C.

9. Ysdahán 1A Y{n}dahán, cf. Ymdahán 1B, Indahan 2C, Yndahan 3C.

10. Nonas Alayi 1C Nonas {M}ayi, cf. Nonás Máy 1A, Nonas May 1B.

11. Yballangis 1C Yballangi{l}, cf. Ybalyangil 1A, Yballangil 1B.

12. Seboyal 1C Seboya{i}, cf. Sobyay 1A, Ceboyáy 1B.

13. Rosoyo 1C {P}osoyo, cf. Posoyó 1A, Posoyot 1B.

14. Labec 2B Labe{e}, cf. Labeé 4A, 4C Lavee 4C.

15. Yasis 2A Yas{ú}, cf. Yazú 2B, Yassu 2C.

16. Ysquejan 3A Ys{g}uejan, cf. Ysguejan 1A Ysuejan 2A.

17. Baljot 3A Baljo{y}, cf. Baljoy 3BC.

18. Mamoldís 3B {X}amoldis, cf. Jamoldiz 3AC.

19. Lapaydi 3C {S}apaydi, cf. Sapeyddí 3AB.

20. Ceyaquá 4A C{o}yaquá, cf. Coyaquá 4A, Coyacohá 2B.

21. Habumayve 4A H{u}bumayve, cf. Hubumayve 4A, Vbumayve 4C.

22. Ybumayve 4C {V}bumayve, cf. Hubumayve 4A, Vbymayve 4C.

Otras alternancias gráficas que aparecen en las listas son, por el momento, más difíciles de interpretar.

6. Datos de interés lingüístico

Las áreas lingüísticas en las que el análisis de las listas de antropónimos puede arrojar luz, son por lo menos las siguientes: sociolingüística (6.1), morfología (6.2) y fonología (6.3).

6.1 Aspectos sociolingüísticos

A partir del análisis de estas listas de antropónimos se pueden extraer algunas hipótesis sobre aspectos sociolingüísticos de la lengua charrúa. La mayoría de ellas, naturalmente, atañen al sistema onomástico de la lengua: el que algunos antropónimos eran hereditarios (apartado 6.1.1), la aparente existencia de antropónimos masculinos y femeninos, así como otros indiferentes al género del portador (apartado 6.1.2), y que algunos antropónimos podían ser sustituidos por otros, relacionado con el hecho de que algunas mujeres casadas eran nombradas –al parecer– a partir del nombre de sus maridos (apartado 6.1.3). Parece posible, por otra parte, que en la lengua charrúa hayan existido hablas femenina y masculina diferenciadas en algún aspecto (apartado 6.1.4).

6.1.1 Hereditariedad de (al menos algunos) antropónimos charrúas

La concordancia de algunos de los antropónimos registrados en las listas con nombres recogidos en otros momentos históricos, parece confirmar un hecho ya conocido a partir de la documentación colonial: que al menos algunos de los antropónimos charrúas habrían sido hereditarios. Así, el siguiente antropónimo aparece registrado ya en 1655 (escrito Lumillán) como nombre de un cacique bohán36 (Bracco 2004a, p. 119; 2016, p. 25, nota 54):

23. Lumillan 1ABC.

Y el antropónimo a continuación corresponde a todo un linaje charrúa que habría sido registrado por primera vez en 1632 (Latini y Lucaioli, 2014, p. 15):

24. Yasú 1A (= Yassú 1B, Yas{ú} 2A, Yazú 2B, Yassu 3B).

Desconocemos los detalles de esta hereditariedad nativa de nombres personales charrúas: por ejemplo, si solo algunos antropónimos (como los de los grandes guerreros, o los de los caciques) se heredaban, si los antropónimos que de herencia pasaban de padres a hijos o de abuelos a nietos37, de tíos a sobrinos, etc. Todo lo que se puede decir es que los antropónimos charrúas podían pasar de una generación a otra, al menos en ciertos casos y en condiciones que ignoramos38.

En cualquier caso, resulta obvio que el tipo de hereditariedad de los nombres personales charrúas fue reconvertido, al occidentalizarse el sistema antroponímico original, proceso en el que algunos antropónimos resultaron convertidos en apellidos, tal como sucedió en otros muchos casos a lo largo y ancho de la América colonial. En el caso de las parejas casadas, este proceso llevó a que los antropónimos de los maridos (que pasaron a ser apellidos de familia) fueran heredados de manera directa por hijos e hijas.

6.1.2 Antropónimos masculinos y femeninos

Una de las características que llaman la atención es que algunos de los antropónimos registrados en las listas parecen ser propios de varones y otros de mujeres, y parece haber formantes de antropónimos típicos tanto de nombres masculinos como de nombres femeninos. Por ejemplo, los nombres de persona que contenían el formante jaleu (o variantes) habrían sido todos masculinos u originariamente masculinos, mientras que los que terminaban con el formante -(a)ddi (y sus variantes) habrían sido todos femeninos, como se verá más abajo (apartado 6.2.1). Es decir, que en charrúa habrían existido antropónimos diferenciados según el sexo del referente.

Pero también parece que algunos de los apellidos consignados en las listas habrían sido aplicables tanto a hombres como mujeres. Esto sucede, por ejemplo, en el caso del antropónimo Anac que aparece como apellido de varones (25a) y de al menos una mujer (25b), de manera que pudo haber sido, en principio, tanto masculino como femenino.

25a. Blas Anac 1ABC, Mariano Anac 1BC (= An{ac} 1A), Dionisio Anac 2A (= Dionicio 2B, Leonicio 2C), Pablo Anac 2AB (= Anaac 2C).

25b. J[ose]pha Anac 3AB (= Ana{c} 3C).

Por otra parte, al menos un par de casos sugieren que los antropónimos de mujeres charrúas podían –en ocasiones– estar relacionados a los de sus maridos, posiblemente desde tiempos anteriores a la influencia europea. En efecto, el apellido de

26a. Maria Fran.caCèuceu 1A (= Ceuceú 1C),

parece ser simplemente una variante del de su marido:

26b. Juan Chèuchèu 1A (= Chéuchéu 1B, Cheucheu 1C).

Y el apellido de

27. Antonia Senèmyáy 1A (= Semmiay 1B),

parece compartir un elemento inicial Sen- con el de su marido:

28. Salvador Sensoyy 1A (= Sensoyi 1C).

Si la interpretación de estos datos es correcta, la lengua charrúa habría contado con muchos antropónimos que eran aplicables solo a varones o a mujeres, y con algunos otros que podían aplicarse indistintamente a personas de ambos sexos. Y algunos nombres de mujeres habrían sido formados a partir del de sus maridos, es decir que los nombres de mujeres –al parecer– podían cambiar cuando estas se casaban.

En las listas que estamos viendo, algunos de los antropónimos dados a las mujeres viudas parecen haber sido originalmente los nombres personales de sus respectivos maridos, los que habrían sido considerados por los compiladores de estas nóminas como apellidos de familia, al estilo europeo. Esta occidentalización del sistema onomástico personal habría contribuido a la desaparición de la aparente diferencia originaria entre nombres personales masculinos y nombres personales femeninos.

6.1.3 Remplazo (temporal) de antropónimos

Un fenómeno de sustitución (en ocasiones, posiblemente de duración temporal limitada) de antropónimos parece estar registrado en casos como los siguientes:

29. Salvador Nemonjéleuvé 1B es identificable con Salvador Sensoyy 1A o Sensoyi 1C.

30. Gerbacio Addmal 1A es identificable con Gerbarcio Jaleudahin 1B.

31. Eusebio Esdan Vajaleuve 2B es identificable con Evsebio Hubumayve 4A, Eusebio {V}bumayve 4C.

Los datos que llevan a estas identificaciones son los siguientes. En lo que respecta al ejemplo 29, no aparece en las listas ningún otro individuo con el nombre de pila Salvador, y hay coincidencia parcial en los nombres de los hijos. En el ejemplo 30, el nombre de pila es el mismo (Gerbacio o Gerbarcio) y en ambos casos, el nombre de la esposa es J[ose]pha Anac. Finalmente, el ejemplo 31 es el único caso, en todas las listas, de un nombre de pila Eusebio o Evsebio.

No sabemos si los casos precedentes, correspondientes a varones, se tratan de pares de nombres alternativos para las mismas personas, de sustitución de un antropónimo propiamente dicho por un apodo o por un nombre de una determinada función o condición social, de cambios temporales de nombres debido a algún tabú léxico temporal cuyas causas ignoramos, o alguna otra posibilidad.

En lo que respecta a antropónimos femeninos, en dos de los tres casos documentados de sustitución de antropónimos, el cronológicamente más tardío es el mismo:

32. Bernarda Sayaddí 1A cambia su apellido a Xalala en 1B, Xalalá en 1C.

33. Agustina Yopan 1A cambia su apellido a Xalala en 1B, Xalalá en 1C.

En ambos casos, según todos los indicios, se trata de dos de las hijas de Domingo Xalala 1AB (o Xalalla 1C). Es decir, que el cambio de antropónimos se debería, en estos ejemplos, a que en un primer momento se registró un antropónimo originario, y posteriormente fue sustituido por el apellido paterno, debido a la occidentalización de la pauta antroponímica.

Sin embargo, en el tercer caso, un apellido registrado en las listas A y C aparece sustituido por otros durante el periodo intermedio registrado en la lista B:

34. Maria Fran.caYacilal 1B tiene el apellido Cèuceu en 1A (= Ceuceú 1C).

En este caso, el último apellido mencionado parece haber sido una versión “femenina” del nombre de su marido: Juan Chèuchèu 1A (= Chéuchéu 1B, Cheucheu 1C), véanse los apartados 6.1.2 y 6.1.3. Este ejemplo se parece a las sustituciones en antropónimos masculinos vistas en 29 a 31 en lo que respecta a la temporalidad del aparente remplazo del nombre.

6.1.4 Indicio de existencia de generolectos femenino y masculino

Los ejemplos 26a y 26b del apartado 6.1.2 muestran al parecer un mismo antropónimo con dos versiones, una femenina y otra masculina: la consonante inicial de la versión femenina es <c->, la de la versión masculina es <ch->, es decir, una aparente alternancia fónica ligada al sexo de los hablantes:

35. [s] en el habla femenina ~ [tʆ] en el habla masculina.

Hasta el momento, este sería el único indicio de una posible diferenciación de tipo generolectal en toda la documentación conocida de la lengua charrúa.

El registro actual de la lengua chaná muestra una diferenciación entre habla femenina y masculina (Jaime y Viegas Barros, 2014, pp. 40-41), si bien hasta el momento no se han encontrado ejemplos en esta lengua de una realización [s] en el generolecto femenino correspondiente a [tʆ] en el generolecto masculino.

6.2 Aspectos morfológicos

Las listas de antropónimos bajo estudio muestran que muchos de estos nombres personales son segmentables en formantes, algunos aparentemente exclusivos de nombres masculinos, otros de nombres femeninos, y unos terceros utilizables por personas de ambos sexos (apartado 6.2.1); que algunos de estos nombres podían estar formados por dos palabras (apartado 6.2.2), y que en algunos había reduplicación (apartado 6.2.3).

6.2.1 Identificación de formantes antroponímicos

Muchos de los antropónimos parecen ser compuestos constituidos por formantes simples que recurren en varios de los nombres personales. Una parte de los formantes antroponímicos se documentan únicamente en nombres masculinos y otros en nombres femeninos; unos pocos aparecen tanto en nombres masculinos como femeninos. Como ocurre en muchas lenguas del mundo, es posible que al menos algunos de los formantes de los antropónimos charrúas funcionaran también como nominales comunes39.

Entre los formantes de antropónimos femeninos que aparecen en más de un nombre, se encuentran:

36. -ddi, -ddí. -dí, -addi, -gaddi, -jaddi, -xaddi, -cddý, -xddi, -cddi. En: Acueldí 1A (=Hacueldí 1B, Haquelddi 1C), Ascaddí 3A (= Acahadí 3B, Acaddi 3C), Guayubácddý 3A (= Guayubexddí 3B, Guayubacddi 3C), Guelamaddi 1AC (= Guelamadí 1B), Guíjanddí 1A (= Guejandí 1B, Guijanddi 1C), Guanundí 1B, Hilegaddi 1A (= Hiljaddi 1B, Hilgxaddi 1C), Jamayd{di} 1A (= Hamayddí 1B, Jamayddi 1C), Lumendí 3B, Petrona Malabadí 1A (= Malaguaddí 1B, Malavadi 3C), Nicycddí 3A (= Nicddí 3B), Sapeyddí 3AB (= {S}apaydi 3C), Sayaddí 1A, Suayyaddí 3A (= Suayaddí 3B, Suyaddi 3C) y Yejamaddí 3A (= Yexamaddi 3B, Yejamaddi 3C).

37. -sin, -cin, -sí (-cim). En: Ballaccin 3C, Beycusin 3AB (= Beycucin 3C), Camisin 3ABC, Caysin 3ABC, Cuisí 1A (= Cuisín 1B, Cuysín 1C), Japcin 3B, Nolisin 3A (= Nolicin 3BC), Siaccin 1ABC, Suyucin 3B (= Chuyucin 3C) y Xamoysin 1A (= Jamoysin 1BC); posiblemente también en Capcim 3B (= Caspin 3A, Capcion 3C).

38. Ys-. En: Ysguejan 1A (= Ysuejan 2A, Ys{g}uejan 3A), Yscocó 3B e Ysatem 3B.

39. Guayubá, Guayubá-, Guayube-, Guayuba-. En: Guayubá 3B y Guayubácddý 3A (= Guayubexddí 3B, Guayubacddi 3C).

40. Guijan-, Guejan-, -guejan, -uejan. En: Guíjanddí 1A (= Guejandí 1B, Guijanddi 1C) e Ysguejan 1A (= Ysuejan 2A, Ys{g}uejan 3A).

41. Jamay-, Hamay-, Xamoy-, Jamoy-. En: Jamayd{di} 1A (= Hamayddí 1B, Jamayddi 1C) Xamoysin 1A (= Jamoysin 1BC).

42. -máyáy, -myay. En: Senèmyáy 1A (= Semmiay 1B) y Hubumáyáy 2B.

Entre los formantes de antropónimos masculinos que aparecen en más de un nombre, se encuentran:

43. Jaleu, -jaleu, jaléu, -jaleú, -jáléu, -háleu, -jaleu-, -xaleu-, -jéleu-. En: Jaleudahin 1B, {J}aleuguac 2A (= Jaleuguayhac 2B), Nayjáleu 1AB (= Nayjaleu 1C, Nayháleu 1A)40, Guizaquésjáleu 1A (= Guízazjaléu 1B, Guzquezjaleu 1C), Doy maljaléu 1A (= Ndoy mal Jaleu 1B, Doymajaleú 1C), Gueytújaléu 2B, Hiljaleu 1AC (= Hiljaléu 1B)41, Nemonjéleuvé 1B, Cusayahan baxaleuvé 1B y Esdan Vajaleuve 2B.

44. -vé, -be, -ve, -bé; -beé, -vee. En: Cusayahan baxaleuvé 1B, Goove 4C, Labeé 4A (= Labe{e} 2B, Lavee 4C), Lambayambé 2AB (= Lambayamvé 2C), Nemonjéleuvé 1B, Novave 4C, Quedoyve 2B (= Qeydove 4C), Vbumayve 2B, 4C (= H{u}bumayve 4A), Hubumayve 4A (= {V}bumayve 4C), Esdan Vajaleuve 2B, Vilenvíabúbe 1A (= Vilenviabúvé 1B, Vilenviabuvé 1C), Ymaldoyve 1A, 2C (= Ymaldoyvé 1B).

45. Máy, May, May-, Mai-, Mayi-, Mahi-, -may, -máy-. En: Nonás Máy 1A (= Nonas May 1AB, Nonas {M}ayi 1C), Mahihen 1A (= Mayhen 1BC), Chubámáy 2A (= Chuvamay 2B), Máyco 2B (= Maycó 4A, Maico 4C), Mayuguigum 2A (= Mayguigú 2BC), Cayegmay 2B, Maygueco 4AC.

46. -gúy, -guý, -guy, -guiy, -guit, -bi. En: Celegúy 1A (= Celeguý 1B, Celeguy 1C), Vohipíguy 1A (= Vsipigúy 2B, Huyepiguy 1C), Ybayvácabi 1A (= Ybayvacagúy 1B, Ybaybaguy 1C), Ybayhaguit 4A (= Ybayhaguiy 4C).

47. -yan, -yan-, -yam-. En: Lambayambé 2AB (= Lambayamvé 2C), Ybalyangil 1A (= 1B Yballangil 1B, Yballangi{l} 1C), Doyyan 4C; posiblemente también en Lumillan 1ABC (véase el apartado 6.3.4)42.

48. Doy-, Ndoy- -doy-. –ydo-. En: Doy maljaléu 1A (= Ndoy mal Jaleu, 1B, Doymajaleú 1C), Quedoyve 2B (= Qeydove 4C) e Ymaldoyve 1A, 2BC (= Ymaldoyvé 1B).

49. Ybay-, Ybai-. En: Ybayvácabi 1A (= Ybayvacagúy 1B, Ybaybaguy 1C), Ybaycocó 4A (= Ybaicoco 4C), Ybayhaguit 4A (= Ybayhaguiy 4C).

50. Ymal-, -mal-, -mal. En: Ymaldoyve 1A, 2BC (= Ymaldoyvé 1B), Doy maljaléu 1A (= Ndoy mal Jaleu, 1B, Doymajaleú 1C), Addmal 1A.

Y entre los formantes que aparentemente pueden ser parte tanto de nombres de varón como de mujer, se encuentran:

51. Cay-, Caý-, Ay-, -cay, -cáy. En dos antropónimos masculinos: Caýhác 1A (= Cayhap 1B, Ayap 1C) y Cayegmay 2B (= Cayey 4A, Caygi 4C); y tres femeninos: Caysin 3ABC, Miyícay 1A (= Meycáy 1B, Meyicay 1C) y Ohócay 2B43.

52. Hil-, -gil. En dos antropónimos masculinos: Hiljaleu 1AC (= Hiljaléu 1B)44 e Ybalyangil 1A (= 1B Yballangil 1B, Yballangi{l} 1C) y uno femenino: Hilegaddi 1A (= Hiljaddi 1B, Hilgxaddi 1C).

53. -cocó, -coco. En un antropónimo masculino: Ybaycocó 4A (= Ybaicoco 4C), y otro femenino: Yscocó 3B.

54. Sen-. Senè-, Sem-. En un antropónimo masculino: Sensoyy 1A (= Sensoyi 1C) y otro femenino: Senèmyáy 1A (= Semmiay 1B).

55. Vbu-, Hubu-. En un antropónimo masculino: Vbumayve 2B, 4C (= H{u}bumayve 4A, Hubumayve 4A, {V}bumayve 4C) y otro femenino: Hubumáyáy 2B.

56. Suayy-, Suay-, Suy-, Ysuay-. En un antropónimo masculino: Ysuayic 4C (= Ysuc 4A) y otro femenino: Suayyaddí 3A (= Suayaddí 3B, Suyaddi 3C).

Parece claro, entonces, que en la lengua charrúa existía un corpus de formantes con los que se construían los antropónimos o –al menos– muchos de ellos. Algunos de estos formantes parecen mostrar una tendencia a aparecer en un determinado lugar del compuesto, por ejemplo, en posición final (como sucede con los formantes de los ejemplos 36, 37, 42, 44, 46, 53) o inicial (como en 38, 41, 49, 54, 55, 56), pero otros pueden encontrarse en distintos lugares del compuesto: al comienzo, al final a veces también entre otros dos formantes (como en 40, 43, 45, 47, 48, 50, 51, 52). Naturalmente, la segmentabilidad de algunos formantes es menos segura que la de otros, y es posible que una investigación ulterior lleve a cambiar algunas de estas identificaciones. La identificación de algunos formantes seguros abre la posibilidad de morfologización de una cantidad de nombres personales charrúas, permitiendo segmentar otros formantes de aparición mucho más restringida, como los que –hasta el momento– se registran, cada uno un solo antropónimo. Entre estos formantes identificables en un solo antropónimo cada uno se encuentran, en nombres personales de mujeres:

57. Acuel-, Hacuel-, Haquel-. En: Acueldí 1A, Hacueldí 1B, Haquelddi 1C.

58. Asc-, Acah-, Ac-. En: Ascaddí 3A, Acahadí 3B, Acaddi 3C.

59. Ballac-. En: Ballaccin 3C.

60. Beycu-. En: Beycusin 3AB, Beycucin 3C.

61. Cami-. En: Camisin 3ABC.

62. Cap-, Ca…p-. En: Capcim 3B, Caspin 3A, Capcion 3C.

63. Cui-, Cuy-. En: Cuisí 1A, Cuisín 1B, Cuysín 1C.

64. Guanun-. En: Guanundí 1B.

65. Guelam-. En: Guelamaddi 1AC, Guelamadí 1B.

66. Jap-. En: Japcin 3B.

67. Lumen-. En: Lumendí 3B.

68. Malab-, Malagu-, Malav-. En: Malabadí 1A, Malaguaddí 1B, Malavadi 3C.

69. Meyi-, Mey-, Miyi-. En: Miyícay 1A, Meycáy 1B, Meyicay 1C.

70. Nicyc-, Nic-. En: Nicycddí 3A, Nicddí 3B.

71. Noli-. En: Nolisin 3A, Nolicin 3BC.

72. Sapey-, Sapay-. En: Sapeyddí 3AB (= {S}apaydi 3C).

73. Say-. En: Sayaddí 1A.

74. Siac-. En: Siaccin 1ABC.

75. Suyu-, Chuyu-. En: Suyucin 3B, Chuyucin 3C.

76. Yejam-, Yexam-: Yejamaddí 3A, Yexamaddi 3B, Yejamaddi 3C.

Y en antropónimos de varones:

77. ba-, Va-. En: baxaleuvé 1B, Vajaleuve 2B.

78. Cele-. En: Celegúy 1A, Celeguý 1B, Celeguy 1C.

79. -dahin. En: Jaleudahin 1B.

80. Goo-. En: Goove 4C.

81. -guac, -guayhac. En: Jaleuguac 2A, Jaleuguayhac 2B.

82. Gueytú-. En: Gueytújaléu 2B.

83. Guizaqués-, Guizaz-, Guzquez-. En: Guizaquésjáleu 1A, Guízazjaléu 1B, Guzquezjaleu 1C.

84. La-. En: Labeé 4A, Labe{e} 2B, Lavee 4C.

85. Lamba-. En: Lambayambé 2A, 2B, Lambayamvé 2C.

86. Nay-. En: Nayjáleu 1AB, Nayháleu 1A, Nayjaleu 1C.

87. Nemon-. En: Nemonjéleuvé 1B.

88. Nonás, Nonas. En: Nonás Máy 1A, Nonas May 1AB, Nonas {M}ayi 1C.

89. Nova-. En: Novave 4C.

90. Que-. En: Quedoyve 2B, Qeydove 4C.

91. -soyy, -soyi. En: Sensoyy 1A, Sensoyi 1C.

92. Vilenviabú-, Vilenviabu-. En: Vilenvíabúbe 1A, Vilenviabúvé 1B, Vilenviabuvé 1C.

Muchos antropónimos parecen estar formados por dos formantes, otros por tres o incluso cuatro. La mayoría de los formantes parecen monosilábicos pero también los hay que parecen ser bi o trisilábicos; unos pocos están formados por más de tres sílabas (sin evidencia –hasta el momento– para segmentarlos).

Una cantidad de los antropónimos documentados en las listas parecen hasta el momento indivisibles, como ocurre en:

93. Oon 2ABC.

94. Anac 1ABC, 2ABC, 3AB (= An{ac} 1A, Anaac 2C, Ana{c} 3C).

95. Cható 1AB, 3C.

96. Xalala 1AB, Xalalla 1C, Xalalá 1C.

97. Queyequechú 2B.

Puede ser que tales antropónimos estén formados por un solo formante (conjeturalmente, los más breves podrían ser apodos, –y corresponder por tanto a sustantivos comunes45 o adjetivos46– o quizás hipocorísticos, es decir, formas abreviadas de nombres personales47), o bien, están formados por más de un formante que –hasta el momento– no se pueden identificar (caso más probable para los antropónimos más largos).

6.2.2 Antropónimos aparentemente formados por dos palabras

Al menos en dos casos (uno de ellos, al parecer, un caso de un nombre personal temporalmente sustituido), aparecen antropónimos dobles. Ambos casos corresponden a individuos masculinos:

98a. Juan Cusayahan baxaleuvé 1B.

99. Eusebio Esdan Vajaleuve 2B.

En el primer caso, el antropónimo aparece registrado también sin su segunda parte:

98b. Juan Cuzayhan 1A.

Puede tratarse de pares de nombres alternativos para las mismas personas, de fórmulas onomásticas, o de alguna otra posibilidad. El hecho de que el segundo término en cada uso de los dos casos sea evidentemente el mismo con meras variantes gráficas (baxaleuvé, Vajaleuve), sugiere que este término podría ser un sustantivo común o un adjetivo (quizás descriptivo); pero –a falta de mayores datos– esto es una simple especulación.

6.2.3 Reduplicación en antropónimos

Algunos de los antropónimos recogidos en las listas son reduplicaciones de formantes:

100. Chèuchèu 1A, Chéuchéu 1B, Cheucheu 1C.

101. Cèuceu 1A, Ceuceú 1C.

102a. Sút sút 1B, Sut Sut 1C.

103. Pispiz 3C.

Posiblemente también:

104. Sisý 3A, Séysey 3B, Sisi 3C.

En uno de estos casos, el antropónimo ha sido registrado también sin reduplicación:

102b. Sut 1A.

Al menos un antropónimo podría contener una reduplicación incompleta:

105. Tososos 2A, Tozózós 2B, Tozozos 2C.

Otros datos léxicos atribuidos a la lengua charrúa muestran la presencia ocasional de reduplicación, como ocurriría por ejemplo en un topónimo:

106. (Nardi, 1959, p. 391; Pi Hugarte, 1998, p. 63)Pospós, originalmente Potpot, nombre de un arroyo entrerriano.

Y –como reduplicación incompleta– en un zoónimo:

107. (Paucke, 1942-1944) godgororoy ‘gansos silvestres’48.

En el chaná actual hay ocasionalmente reduplicación en elementos léxicos, utilizándose en términos de eminente carácter onomatopéyico, como el sustantivo ‘ruido’ y algunos zoónimos (Jaime y Viegas Barros, 2014, p. 60):

108. Chaná brumbrúm ‘ruido’.

109. Chaná tukatuká ‘gallareta (un ave)’.

110. Chaná pepé ‘pato’ (en este último caso, solo en el habla masculina).

6.3 Aspectos fonológicos

Las observaciones que en el ámbito fonológico49 se pueden realizar en las listas de antropónimos, implican la fonética probable de algunas grafías (apartados 6.3.1 y 6.3.2) y la interpretación de varias alternancias entre letras, o entre algunas letras y su ausencia (apartados 6.3.3 a 6.3.9).

6.3.1 La secuencia <dd>

Esta secuencia es extremadamente frecuente en el formante de antropónimos femeninos -(a)ddi y variantes, véase más arriba el ejemplo 36, pero también se encuentra en algunos otros nombres:

111. Hedda 1AB (= Gedda 3C).

112. Jayaddel 1B (= Xayaddel 1C, Jayardel 1A).

113. Jácddo 2B (= Gécddo 4A, Jaddo 4C).

En el ejemplo 112, la alternancia <dd> ~ <rd> sugiere una articulación posiblemente retrofleja. También hay una secuencia <dd> en el chaná registrado por Larrañaga (1923) que podría haber sido una consonante retrofleja, debido a su alternancia con <r> en el propio Larrañaga, y a su correspondencia con güenoa <dr>:

114. Chaná (Larrañaga) <maddé>, <marán>, güenoa (anónimo en Outes, 1913) <madram>, marcador del tiempo futuro.

Tanto en las listas de antropónimos charrúas de 1758-1760 como en el chaná de Larrañaga, el grupo gráfico <dd> nunca ocurre en posición inicial.

6.3.2 Posibles valores fonéticos de las letras <h> y <j>/<x>/<g>

El posible valor fonético de la letra <h> en posiciones inicial e intervocálica es dudoso cuando no alterna con otra letra, por ejemplo en:

115. Homit 1B, 2AC.

116. Hédmec 2A, Hecmic 2B, Hecptimec 4C.

117. Hobantial del 3A, Hobantiadél 3B, Hoantiadel 3C.

118. Mahihen 1A, Mayhen 1BC.

119. Cuzayhan 1A, Cusayahan 1B.

120. Y{n}dahán 1A, Ymdahán 1B, Indahan 2C, Yndahan 3C.

121. Aheal 3ABC.

122. Ahagysehic 4C.

Lo mismo sucede cuando <h> como cuando fluctúa con su ausencia, por ejemplo en:

123. Hacueldí 1B, Haquelddi 1C ~ Acueldí 1A.

124. Hicoyá 1A, Hicoyás 1B ~ Ycoyaz 1C.

125. Hiyoná 1A ~ Yoná 1B, Yona 1C.

126. Acahadí 3B ~ Ascaddí 3A, Acaddi 3C.

En tales casos, las posibilidades están prácticamente reducidas a tres: podría haberse representado con <h> una consonante laríngea fricativa [h], laríngea (glotal) oclusiva [ʔ], o incluso un Ø fonético.

Algo más complejo de imaginar es qué representan las secuencias de dos consonantes cuyo segundo miembro es <h>. En posición media están registradas las secuencias <nh>, <lh> e <yh>:

127. Aguatanhís 1B ~ Aguatanis 1A.

128. Lapalhunel 1ABC.

129. Gulhupyez 2C.

130. Cayhap 1B, Caýhác 1A ~ Ayap 1C.

131. Ybayhaguit 4A, Ybayhaguiy 4C.

En estos casos, la letra puede representar un hiato, es decir una pausa (con lo cual cada uno de estos antropónimos estaría representando en realidad dos palabras), o bien puede graficar –entre algunas otras posibilidades– secuencias cuya segunda consonante era una laríngea [h] o [ʔ], o (menos probablemente, en mi opinión) laterales, nasales y semiconsonantes sordas [N, L, Y] o laringalizadas [nh, lh, yh] o [ʔn, ʔl, ʔy].

En el caso del grupo de grafemas <th>, el mismo se registra solo en posición inicial en un par de ejemplos en los que alterna con <t>:

132. Theynó 1B, Theyno 1B, Theino 3C, 4C ~ Teynó 1A.

133. Thenis 1A ~ Tenú 1B.

Si bien en los nombres personales se usa esta secuencia gráfica en algún caso de etimología griega, pronunciado en español como [t] (como Theodoro), no parece clara cuál podría ser la motivación para escribir esta secuencia en los antropónimos charrúas. Si se debe al intento de reproducir una pronunciación nativa, lo más natural es pensar que podría representar una oclusiva dental laringalizada, sea una aspirada [th] o una glotalizada [tʔ]. La alternancia con <t> se explica por la dificultad para percibir este grupo para un hablante de una lengua como el castellano, en que no existen fonemas laringalizados.

Los ejemplos de alternancia entre <h> y <j>, <g> o <x> ocurren en los antropónimos o formantes antroponímicos:

134. Hoñéz 1B ~ Joñes 1A, Joñez 1C.

135. Hedda 3AB ~ Gedda 3C.

136. Hamay- ~ Jamay-, Xamoy-, Jamoy-, véase 41.

137. Hil- ~ -gil, véase 52.

138. -háleu ~ Jaleu, -jaleu, jaléu, -jaleú, -jáléu, -jaleu-, -xaleu-, -jéleu-, véase 43.

Estos casos sugieren que puede haber existido un fono intermedio entre una fricativa laríngea [h] y una velar [x], posiblemente una posvelar o uvular [χ].

Finalmente, en otros casos hay solamente <j>, <x> o <g>, o una alternancia entre dos de estas letras:

139. Jayardel 1A, Jayaddel 1B, Xayaddel 1C.

140. Xalala 1AB, Xalalla 1C, Xalalá 1C.

141. Guagiyep 1AB, Guagiyec 4C.

142. Baljo{y} 3A, Baljoy 3BC.

143. Letaján 3A, Letaxan 3B, Letajan 3C.

144. Jamoldiz 3AC, {X}amoldis 3B.

145. Yejamaddí 3A, Yexamaddi 3B, Yejamaddi 3C.

146. Jácddo 2B, Gécddo 4A, Jaddo 4C.

Estos ejemplos supondrían –en principio– la existencia de una fricativa velar [x].

Si bien no resulta claro, una de las posibilidades es que en charrúa podrían haber existido al menos dos fricativas sordas dorsales, tal vez una velar [x] y una uvular [χ]; y posiblemente, también una laríngea [h] (aunque en este caso podría tratarse de una oclusiva glotal [ʔ]). También puede haber existido al menos una oclusiva laringalizada [th] o [tʔ] (sobre esto, véase además el apartado 6.3.3, in fine). Cualquier otra posible conclusión parece –en este punto– mucho más arriesgada.

Para el chaná de comienzos del siglo Xix, menciona dos sonidos fricativos dorsales diferentes, para los que propone dos grafos diferentes, para la velar, y para una consonante que describe así:

La letra -h- precediendo a qualq.a otra de las vocales [distinta de u] [...] tiene su propia pronunciación desconocida en Castellano, aunq.e tal vez conocida en Andalucía. Si se escribiera – jek - o - eek [‘boca’]- no estaría bien escrito; p.r q.e es una pronunciación media; ni tan fuerte como la primera, ni tan suave como la segunda; y solo la h creo que desempeña este sonido (Larrañaga, 1923, p. 167, regla 9ª).

Esta explicación sugiere que en chaná una de las fricativas sordas dorsales era una laríngea [h] o quizás una uvular [χ].

6.3.3 Alternancia <c-> ~ Ø

Esta alternancia se registra en posición inicial en un par de antropónimos:

147. Cayhap 1B, Caýhác 1A ~ Ayap 1C.

148. Coyzo 3B ~ Oysó 3C.

Seguramente esta alternancia está encubriendo un fono de difícil percepción (y por tanto, de difícil reproducción) para un hablante de castellano. La consonante inicial habría sido una oclusiva dorsal, pero es difícil o imposible asegurar si la dificultad estaba en el punto (¿uvular?) o en el modo de articulación (¿laringalizada?, ¿africada?), o en ambos a la vez.

Para el chaná de comienzos del siglo Xix, Larrañaga establece entre dos letras <k>, una que según él era “gutural” y otra que no lo era (Larrañaga, 1923, p. 165, regla 2ª50): para la “gutural” Larrañaga suele usar un diacrítico especial: <k’> (Larrañaga, 1923, p. 165, regla 1ª51). Una posibilidad es que la letra <k’> de Larrañaga representara una aspirada [kh] debido a su correspondencia con el charrúa del siglo Xix <j> en al menos un caso:

149. Chaná (Larrañaga) hek’, charrúa (T. Vilardebó en Gómez-Haedo, 1937) ej ‘boca’.

Si esta deducción es correcta, entonces una interpretación simétrica para la secuencia <th> en los antropónimos charrúas de los ejemplos 132 y 133 supondría [th] como la pronunciación más probable de este grupo gráfico.

6.3.4 Alternancia <ly> ~ <ll>

Esta alternancia está documentada en un solo caso:

150. Ybalyangil 1A ~ Yballangil 1B, Yballangi{l} 1C.

Pese a su escaso registro, esta fluctuación sugiere que en charrúa puede no haber existido una lateral palatal [λ] y que las escrituras <ll> en antropónimos podrían encubrir en realidad una secuencia [ly], como:

151. Lumillan 1ABC,

En efecto, en Lumillan, el final -llan podría encubrir la presencia del mismo formante final -yan que recurriría en algunos otros antropónimos masculinos, véase el ejemplo 47. Obsérvese que tanto en 150 como en 151 habría límite de morfemas entre [l] y [y]; es posible –por tanto– que esta secuencia solo ocurriera en fronteras morfológicas.

Está claro que en un caso como el siguiente <ll> es una simple variante de <l>:

152. Xalalla 1C ~ Xalala 1AB, Xalalá 1C.

Y en una forma documentada una sola vez no se podría decir si <ll> representa [ly] o [l], como:

153. Ballaccin 3C

Según Larrañaga (1923, p. 165, regla 4ª), en el chaná de su época no existía una consonante lateral palatal.

6.3.5 Alternancia <d> ~ <nd>

Hay al menos dos casos de esta alternancia, uno en posición inicial y otro en posición media:

154. Doy maljaléu 1A, Doymajaleú 1C ~ Ndoy mal Jaleu 1B.

155. Adahay 1B ~ Andahey 1C.

Estas grafías podrían indicar una alternancia ocasional entre una oclusiva sonora dental simple y dental prenasalizada, pero –en ausencia de mayores datos– esto es una mera conjetura.

6.3.6 Alternancia <ch> ~ <c>/<s>

Una aparente fluctuación entre una africada posiblemente dental [s] y una africada aparentemente palatal [tʆ] está registrada en varios antropónimos:

156. Cheypid 1C ~.Ceypid 1A, 1B.

157. Guachayban 1C ~ Guasayban 1A, Guazayban 1B.

158. Pachíguís 1A, Pachiguís 1C ~ Pasiguz 1B.

159. Oychag 1C ~ Oycec 1A.

160. Chiaymun 1A, 3C ~ Syaymun 1B.

161. Chuyucin 3C ~ Suyucin 3B.

Los cuatro primeros ejemplos son apellidos de varones, los dos últimos de mujeres. Pero en un caso, las grafías que representan a una africada se encuentran en un antropónimo masculino y las que representan a una fricativa en la versión de ese mismo antropónimo dado a su esposa, lo que sugiere que esta alternancia podría estar ligada a un fenómeno de diferenciación de hablas femenina y masculina, como se vio en el apartado 6.1.3:

(162a) posible generolecto ♀: Cèuceu 1A, Ceuceú 1C.

(162b) posible generolecto ♂: Chèuchèu 1A, Chéuchéu 1B, Cheucheu 1C.

En el chaná actual existe una alternancia entre las consonantes fricativa ʆ y africada tʆ palatales, como en los siguientes ejemplos tomados de Jaime y Viegas Barros (2014):

163. Chaná ʆaɲá ~ tʆaɲá ‘chaná’,

164. Chaná ʆa ~ tʆa verbo auxiliar estativo.

6.3.7 Alternancia <t>, <th>~<ch>

Esta fluctuación está documentada en un par de antropónimos:

165. Guatében 1A, Guatevél 1C ~ Guacheben 1B.

166. Atheyc 1A ~ Achiig 1B Echehio 1C.

Pareciera estar documentando una alternancia entre la africada palatal [tʆ] y una consonante dental oclusiva [t]. La secuencia gráfica <th> en Atheyc sugiere que podría haber laringalización en la oclusiva (y en tal caso, tal vez también en la africada alternante con ella). Sería una alternancia paralela a la citada en el apartado precedente 6.3.6.

6.3.8 Alternancia <gu> ~ <b> (~ <v>)

Esta alternancia indicaría que había una alternancia ocasional entre la semiconsonante labiovelar [w] y una consonante posiblemente fricativa sonora labial, que puede haber sido bilabial [β] o labiodental [v]. Hay al menos dos casos registrados:

167a. Malaguaddí 1B ~ Malabadí 1A.

168. Ybayvacagúy 1B, Ybaybaguy 1C ~ Ybayvácabi 1A.

La letra <v> podría representar tanto [w] como [β] o [v] en

167b. Malavadi 3C.

Otro caso de esta alternancia podría estar en:

169. Hoantiadel 3C ~ Hobantial del 3A, Hobantiadél 3B.

En este ejemplo, <oa> puede estar representando [owa], aunque también es posible que hubiera aquí realmente un hiato entre las dos vocales (en este caso se daría una alternancia entre [β] o [v] y Ø).

6.3.9 Alternancia <e> ~ <i>

Esta alternancia parece estar documentada principalmente cuando la vocal precede a la semiconsonante palatal [y]: lo que alterna en estos casos son grafías <éy>, <ey>, <ehi> con grafías <i>, <iy>, <ii>, <ý>:

170. Yoésquéy 1A, Yoosquey 1C ~ Yaezquí 1B.

171. Meycáy 1B, Meyicay 1C ~ Miyícay 1A.

172. Séysey 3B ~ Sisý 3A, Sisi 3C.

173. Atheyc 1A, Echehio 1C ~ Achiig 1B.

174. Geyte 4A ~ Gitte 4C.

Es posible que la alternancia estuviera condicionada, en este caso, por la semiconsonante siguiente. Pero también se encuentra la misma alternancia –ocasionalmente- ante las fricativas representadas mediante las letras <s> y <j>, como en:

175. Esquesdez 3B, Ezqueidez 3C ~ Ysqueydéz 3A, Ysqeisdéz 3B.

176. Guejan-, -guejan, -uejan ~ Guijan- formante antroponímico, véase 40.

7. Conclusiones

La comparación entre las tres listas de antropónimos charrúas permite postular –por un lado– enmiendas para posibles errores en la notación de algunos nombres. Por otra parte, a partir de este análisis resulta posible formular algunas hipótesis acerca del sistema antroponímico de los charrúas, así como sobre su lengua en general. Las observaciones lingüísticas permiten confirmar un hecho ya registrado en otros documentos, y proponer algunas interpretaciones novedosas. El hecho confirmado es el siguiente:

(1) algunos antropónimos charrúas habrían sido hereditarios (posiblemente ya desde antes de la imposición de una estructura onomástica de base europea), aunque desconocemos los detalles de esta hereditariedad.

Las hipótesis novedosas presentadas en este trabajo, son las siguientes:

(2) muchos de los antropónimos charrúas eran propios de hombres o de mujeres, al parecer, había una minoría de nombres personales que habrían sido aplicables a personas de ambos sexos,

(3) algunos antropónimos podían ser sustituidos por otros (al menos en algunos casos temporalmente), si bien las causas por las que se producían estas sustituciones son desconocidas,

(4) es posible que algunas mujeres casadas hayan sido nombradas a partir de los nombres de sus respectivos maridos,

(5) muchos de los antropónimos estaban formados por dos o más formantes (al menos algunos de los cuales podrían haber sido nominales comunes), que recurrían en distintos nombres personales (es decir: parece haber existido un corpus de morfemas combinables, con los cuales se formaban los nombres de persona),

(6) varios nombres, sin embargo, habrían estado formados por un único morfema,

(7) algunos de los formantes antroponímicos identificados tendían a aparecer en un determinado lugar dentro de un nombre personal (por ejemplo, al principio o al final de los antropónimos), otros pueden aparecer en diferentes lugares del antropónimo,

(8) unos pocos de los nombres documentados parecen frases constituidas por dos lexemas, y

(9) en algunos antropónimos –como en otros elementos léxicos– había reduplicación.

En relación a la lengua charrúa en general, las conclusiones que se desprenden del presente estudio son que:

(10) podría haber existido una diferenciación entre hablas femenina y masculina,

(11) resulta posible proponer algunas interpretaciones acerca del valor fonético probable de algunas letras, y

(12) varias alternancias gráficas son interpretables como posibles fluctuaciones de fonos.

Estas conclusiones representan, al mismo tiempo, poco y mucho. Es obviamente un resultado magro cuando se lo compara con lo que un lingüista de campo puede obtener en una simple jornada de elicitación de una lengua que cuenta con muchos hablantes. Pero, cuando se consideran los escasos materiales conocidos del charrúa, las conclusiones aquí presentadas resultan una ampliación considerable de lo que hasta el momento se sabía de esta lengua52.

Ulteriores estudios de estas y otras listas de nombres propios permitirán, sin duda, avanzar en el estudio de la antroponimia charrúa, ratificando o corrigiendo las conclusiones aquí presentadas.

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Notas

1 Agradezco las correcciones de tres revisores anónimos, así como las valiosas observaciones de Diego Bracco.
2 En el presente trabajo, se distingue entre “chaná” y “chaná actual”. El primero es el nombre de la lengua históricamente registrada (principalmente por Larrañaga, 1923). La denominación “chaná actual”, por su parte, se aplica al habla hoy en día en avanzado estado de obsolescencia, que ya no funciona como instrumento de comunicación de una comunidad de hablantes, y que es identificable como etapa final de la lengua chaná históricamente documentada (Viegas Barros, 2009; Jaime y Viegas Barros, 2014).
3 Por ejemplo, chaná umpti ‘mi’ (posesivo), güenoa hum ‘me’, ‘a mí’; chaná emptí ‘tú’, m ~ me ~ em ~ eme ‘marca de segunda persona sujeto en el verbo’, güenoa m- en maná ‘dí’ (imperativo), charrúa m(i)- en misia jalaná ‘estáte quieto’; chaná actual amti ‘nosotros, nosotras (exclusivo)’, chaná amptí ‘nosotros’ (masculino), charrúa an- en andó diabun ‘vamos a dormir’, etc.
4 Consultar las raíces interrogativas chaná actual re- (retám ‘¿cómo?’, retá wa ‘¿por qué?’), chaná rse- (rsetán ‘¿cómo?’, rsetás ‘¿por qué?’, rsema ‘¿dónde?’, rsepmedima ‘¿cuándo?’, rsepti ‘¿cuál?’, rseca ‘¿qué?’, rsecati ‘¿a cuál?’,), güenoa re- (retant ‘¿cómo?’ o ‘¿cuánto?’, retanle ‘¿por cuál?’), y chaná actual wa ‘¿qué?’, ‘¿quién?’, chaná gua- (guareptí ‘¿quién es?’), güenoa gua- (guarete ‘¿quién es?’).
5 Chaná marán, güenoa madram ‘futuro’; chaná -dán, güenoa edam ‘pasado’.
6 Güenoa yu, charrúa yut ‘uno’; chaná san, charrúa sam, san ‘dos’; chaná actual heít, güenoa detit, charrúa datí, datit ‘tres’.
7 Chaná actual ntʃalá, charrúa inchalá ‘hermano’; chaná hek’, charrúa ej ‘boca’; chaná actual timó ‘oreja’, timo-tek, chaná -montéc ‘escuchar’, charrúa iman ‘oreja’; chaná actual oblí ~ oblé ‘lindo’, ‘bueno’, charrúa bilú ‘hermoso’; chaná na ‘venir’, charrúa na ‘trae’; chaná do ‘ir’, charrúa - en andó diabun ‘vamos a dormir’, charrúa jalaná ‘quieto’, guenoa hallen ‘morir’, mbeguá jayé ‘matar’, etc. Para estas y otras comparaciones, véanse Outes (1913) y Viegas Barros (2009 y 2010).
8 Un tipo de base al parecer poco frecuente en las lenguas del mundo (Comrie, 2013).
9 Ameghino (1918, pp. 260-261).
10 Perea y Alonso (1937).
11 Serrano (1936).
12 Schuller (1917).
13 B. Ferrario, en un manuscrito inédito llamado “Los idiomas indígenas del Uruguay”, que se encuentra actualmente en paradero desconocido, y que fue citado por Longacre (1968) y comentado por Sabat Pebet y Figueira (1969).
14 Díaz Vélez (1984).
15 Rona (1964).
16 Rona (1969-1972)
17 Greenberg (1987).
18 Martínez (1898, p. 350).
19 Casamiquela (1961).
20 Entre los préstamos léxicos de origen guaraníes identificados desde hace tiempo en las lenguas charrúas, se encuentran: charrúa pirí ‘toldo’, güenoa Tupá ‘Dios’, chaná actual kapotí ‘pajonal’, etc.
21 Por ejemplo en tehuelche (Fernández Garay, 1998).
22 Este único antecedente se encuentra en la primera parte de la pequeña monografía de Rona (1964, pp. 7-17). Se trata de un trabajo en el que se publican apellidos indígenas anotados en los años 1797 y 1799 durante la misión jesuítica de San Francisco de Borja (actual ciudad de São Borja, Rio Grande do Sul, Brasil). Rona considera que veinticinco de estos antropónimos (ninguno de los cuales guarda semejanza con los recogidos en Cayastá) podrían ser –aunque sin certeza- atribuidos a la lengua charrúa.
23 Lleva el título de Nomina delas familias cassadas, y veladas in facie Ecclesis de este Pueblo de N.S. dela Concep.n de Cayastá (A.G.I., Contaduría 1892). Fue firmada por fray José López de Salazar (designado procurador y doctrinero de los charrúas en el año 1750) y su “compañero para sustitución en enfermedades” fray Francisco de San Bernardino (Bracco, 2016, p. 29, nota 55).
24 Con el título Nómina de las Familias del Pueblo de Cayastá (A.G.I., Contaduría 1893). Está firmada por fray Nicolás Gómez, sucesor en el cargo de López de Salazar, y por fray Francisco de San Bernardino (Bracco, 2016, p. 32, nota 60).
25 Lista intitulada Nomina de los Feligreses de este Pueblo de la Concepcion de Nª S.ra de Cayasta q.e se hizo el año de 60, en la Certificación de un expediente caratulado Haz.da Real / Instrum.to de data de 400 p.s pag.os / a d.n Ramon deArze, como sindico del Pueblo de reduccion de nacion Cayasta nombrado nrâ Señora dela Conzepcion por el signodo desus Curas vencido en un añode pago de Real Hacienda (Fs. 1 y 1 vta. A.G.I., Contaduría 1893). Los firmantes de este documento son los mismos de la lista anterior (Bracco, 2016, p. 40, nota 71).
26 Como es natural, la cantidad de hijos que aparecen mencionados en estas listas es muy superior a la de sus padres. Pero, dado el interés exclusivamente lingüístico del presente trabajo, aquí solo se mencionan los nombres de hijos cuando también figuran sus apellidos indígenas, lo que sucede en pocas ocasiones.
27 En A, esta categoría aparece bajo el título “Yndios viudos, y Solteros”; en B, “Indios Viudos, y Solteros”, y en C, “Yndios viudos y solteros”.
28 En la lista A, esta categoría es denominada “Mugeres Viudas, y Solteras”; en B, “Mujeres Viudas y Solteras”, y en C, “Mugeres viudas, y solteras”.
29 En A, esta categoría es llamada “Muchachos Buerfanos” y en C, “Muchachos huerfanos”.
30 Las abreviaturas 1A, 2B. 3C, 4A, etc. tras un antropónimo, constituyen abreviaturas que hacen referencia a la tabla y lista en que el antropónimo en cuestión aparecen en el apartado 2. El número remite a la tabla (1, 2, 3 o 4) y la letra a la lista (A, B o C).
31 Bracco (2016, p. 30, nota 56) señala la identidad con el apellido de Mathero Veron, intérprete que actuó en 1750 en el Acta de Posesión en el paraje del arroyo de Cayastá, aunque, en ninguna parte consta que haya habido algún tipo de parentesco entre los tres individuos con el mismo apellido.
32 Hasta el momento, sin embargo, son pocos los nombres anotados en estas listas posiblemente explicables a partir de otras lenguas. El antropónimo Payeguá 1AC, Payegúa 1B recuerda la palabra de origen guaraní payaguá, nombre de una etnia canoera chaqueña, que fue usada como “apellido” en guaraní (Cadogan, 1960, p. 59). Pero en las listas no se indica que el individuo apellidado Payeguá ~ Payegúa haya sido de origen no charrúa, por lo que en este caso puede tratarse de una semejanza puramente casual.
33 La transcripción paleográfica de los originales fue realizada por el profesor Rogelio Brito (Bracco, 2016, p. 10, nota 9).
34 La flecha significa en estos ejemplos: “enmiéndese por”.
35 Los símbolos {} encierran grafías enmendadas.
36 Los bohanes eran uno de los grupos que habrían formado parte de la etnia charrúa.
37 La herencia de nombres de abuelos a nietos (o de tíos abuelos a sobrinos nietos) era práctica habitual entre algunas etnias formadas por cazadores-recolectores de la región pampeano-patagónica, como los tehuelches (Suárez, 1971, p. 194).
38 Sin desconocer que, teóricamente, existe al menos una posibilidad alternativa: que algunos nombres personales hayan sido multívocos (Coseriu, 1973, p. 267) y hayan denotado a individuos distintos, no emparentados entre sí. Esto es un hecho normal en las lenguas europeas, pero no parece frecuente en lenguas de pueblos cazadores-recolectores.
39 Sin embargo, al menos en un caso la comparación con lenguas emparentadas sugiere fuertemente un significado para uno de los formantes de antropónimos. En efecto, el formante abundantemente documentado del ejemplo 36 -(a)ddi (y variantes), exclusivo de antropónimos femeninos, es formalmente muy parecido a un par de palabras que en otras dos lenguas de la familia charrúa hacen referencia a los seres humanos de sexo femenino: chaná (Jaime y Viegas Barros, 2014)adá y mbeguá (Viegas Barros, 2010) ateá ‘mujer’. No es imposible, por tanto, que el formante charrúa -(a)ddi y variantes haya sido (al menos originariamente) un sustantivo con el significado *‘mujer’.
40 Apellido impuesto también a una hija de Don Juan: Juana Nayjale{u} 1A (= Nayjaleu 1B).
41 Apellido impuesto también a su hija Maria Hiljaleu 1B.
42 Este formante parece presente también como elemento final en antropónimos registrados en otros documentos, como los nombres del cacique charrúa (Cabrera Pérez, 2011, p. 12) Ocalián o del cacique minuán (Bracco, 2004b, p. 87) Cloyán.
43 Aquí podría haber homografía entre al menos dos formantes distintos, ya que la alternancia <Cay> ~ <Ay-> en el antropónimo Caýhác 1A (= Cayhap 1B, Ayap 1C) podría indicar una consonante inicial distinta a la de Cay- no alternante. Véase el apartado 6.3.3.
44 Apellido impuesto también a su hija Maria Hiljaleu 1B.
45 Hasta el momento, el único antropónimo de estas listas que presenta semejanza formal con un sustantivo común conocido de la lengua charrúa es Sisý 3A, Séysey 3B, Sisi 3C, cf. (Gómez-Haedo, 1937) sisi ‘mezcla de polvo de hueso y de tabaco’.
46 Con respecto a esta última posibilidad, resulta sugerente la semejanza entre el antropónimo charrúa Tacú, nombre de un cacique (Sallaberry, 1926, pp. 188 y 208); también un cacique güenoa se llamaba Tacú (Fernández y Bértola, 2011, p. 4), y el adjetivo documentado en chaná actual (Jaime y Viegas Barros, 2014) takú ‘bravo, valiente’. De los antropónimos charrúas considerados en el presente trabajo, al menos uno (el apellido Oon 2ABC) se asemeja formalmente a un adjetivo registrado en el corpus léxico del chaná actual: o’ón ‘haragán, perezoso, vago’ (Jaime y Viegas Barros, 2014).
47 Kurylowicz (1960, p. 189).
48 De origen onomatopéyico, ya que según Paucke (1942-1944) “[...] así suena el graznido del macho”.
49 Naturalmente, por tratarse de una lengua extinguida de la que solo quedan registros escritos, debe tenerse en mente que cualquier aproximación posible a la fonética y fonología del charrúa está siempre condicionada por el sistema de escritura empleado para su notación; en este caso, el sistema de escritura de hablantes nativos de español, con un grado de educación relativamente alto, a mediados del siglo XVIII. Por otra parte, los datos conocidos de la lengua charrúa son tan escasos que no han permitido hasta el momento la aplicación del método de reconstrucción sincrónica llamado restitución (Constenla Umaña, 2000). Por ello, no existe –a la fecha– ninguna propuesta completa de fonetización y fonemización tentativas de la lengua. Las interpretaciones fonológicas presentadas en las secciones 6.3.1 a 6.3.9 deben entenderse, por tanto, como hipótesis acerca de algunas de las características del inventario fónico charrúa.
50 “[...] [la letra K] [...] en fin de diccion sp҇re. es gutural; en medio muchas veces; en principio algunas”.
51 “[...] llevarán encima [...] las guturales esta [nota]”.
52 Un revisor anónimo de una versión previa del presente trabajo sugirió que debería justificarse la probabilidad de reconstruir –a partir de la antroponimia– aspectos diversos de una lengua extinta de la que solo quedan pocos o muy pocos testimonios escritos. Al respecto cabe señalar que, desde un punto de vista epistemológico, es obvio que las lenguas en tal estado (que son numerosas en todo el mundo) constituyen objetos de investigación científica tan válidos como las lenguas vivas con numerosos hablantes. Y, desde la práctica de la lingüística descriptiva e histórico-comparativa, no solo resulta perfectamente posible reconstruir aspectos fonológicos, morfológicos, etc. a partir de la onomástica de lenguas en tal trance, sino que existen muchos trabajos de este tipo publicados por lingüistas de amplia trayectoria, por ejemplo Nardi (1979), Adelaar (1989), Moncunill Martí y Velaza Frías (2016), entre otros.
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