ARTÍCULOS

Afinidades, incompatibilidades y posibilidades teóricas: Postcolonialismo, género, decolonialismo y análisis político de discurso

Affinities, incompatibilities and theoretical possibilities: Postcolonialism, gender, decolonialism and political discourse analysis

Rosa Nidia Buenfil Burgos
Universidad Pedagógica Nacional, México
Mónica Carcía Contreras
Universidad Pedagógica Nacional, México

Encuentros. Revista de Ciencias Humanas, Teoría Social y Pensamiento Crítico

Universidad Nacional Experimental Rafael María Baralt, Venezuela

ISSN: 2610-8046

Periodicidad: Semestral

núm. 10, 2019

revistaencuentrosve@gmail.com

Recepción: 05 Marzo 2019

Aprobación: 26 Abril 2019



DOI: https://doi.org/10.5281/zenodo.3241378

Resumen: El artículo aborda una muestra de cuatro cuerpos teóricos (Análisis Político de Discurso, Postcolonialismo, Decolonialismo y Género) con la intención analítica de visibilizar en qué son afines, en qué son diferentes, en qué incompatibles, para posteriormente reflexionar sobre posibilidades analíticas futuras, considerando lo teórico en al menos tres planos: el onto-epistemológico, el conceptual y el de las lógicas de intelección. Se considera que ninguno de los cuerpos teóricos retomados, son cada uno un bloque homogéneo sino que en su interior se marcan diversas articulaciones y énfasis. Por ello nuestros comentarios son estrictamente referenciados. Interesa hacer visible en qué medida la crítica se acerca y se aleja de ciertos cánones fundacionales y cierres discursivos.

Palabras clave: Análisis Político de Discurso, Postcolonialismo, Decolonialismo, Género, Crítica colonial.

Abstract: In this paper we present four theoretical perspectives (Political Analysis of Discourse, Postcolonialism, Decolonialism and Gender) pointing their affinities, their differences and their incompatibilities. We also reflect about future analitical possibilities, considering the theoretical in at least three readings: the ontoepistemologial, the conceptual and the logics of intellection. We consider that none of the theoretical perspectives are homogeneous, but they articulate diverse emphasis. That is why our reflections are strictly referenciated. We are interested in make visible how the critics aproaches or it moves away of certain foundational canons and discoursive closures.

Keywords: Polical Analysis of Discourse, Poscolonialism, Decolonialism, Gender, Colonial Critics.

Introducción

Uno de los debates teóricos de la actualidad y que atañe a la crítica al colonialismo, es el que se puede plantear entre algunas posiciones postcolonialistas, descolonialistas (o decolonialistas) y desde los estudios de género. Ello da pie a acercarnos a una serie de relaciones que se posicionan de diferente manera de acuerdo con una o la otra tradición de la crítica al colonialismo.

En esta ocasión revisaremos una muestra de cuatro cuerpos teóricos con la intención analítica de visibilizar en qué son afines, en qué son diferentes-compatibles, en qué incompatibles, para posteriormente reflexionar sobre posibilidades analíticas futuras, considerando lo teórico en al menos tres planos: el onto-epistemológico, el conceptual y el de las lógicas de intelección. Sin duda comprendemos que ni el postcolonialismo, ni el descolonialismo, ni los estudios de género, ni el análisis político de discurso, son cada uno un bloque homogéneo sino que en su interior se marcan diversas articulaciones y énfasis. Por ello nuestros comentarios son estrictamente referenciados. Interesa hacer visible en qué medida la crítica se acerca y se aleja de ciertos cánones fundacionales y cierres discursivos.1

Desarrollo

Algunos trazos de la Crítica Postcolonial de Homi Bhabha

Entre una interesante gama de críticos postcoloniales como E. Said, Franz Fanon, Gayatry Chakravorty Spivak, de diversos continentes del planeta, Bhabha ha llevado a cabo una importante contribución (amplia, compleja, profunda) a la transición de los Estudios Culturales a la Crítica Postcolonial.

En su Interrogar la identidad. Frantz Fanon y la prerrogativa poscolonial (2002), Bhabha toma como pretexto y reconoce la valía del trabajo Piel negra. Máscaras blancas de Fanon, a su fuerza política en la narrativa histórica, y también toma distancia de lo que Bhabha considera un cierre humanista de Fanon que ni era necesario ni tampoco consecuente con la analítica desplegada. En su comentario Bhabha despliega una serie de posicionamientos entre los cuales solamente destacaré una selección pertinente para los objetivos de este trabajo.

Algunos aspectos como la no superación de la invisibilidad, la duplicidad de la ubicación (esclavitud-diáspora y migración) se problematizan siguiendo a Fanon y la crítica de Barthes a la conciencia simbólica profunda; otros como el movimiento antidialéctico, la ambivalencia y otros temas adyacentes, recupera a Lacan, Barthes, Foucault e incluso Lyotard (Bhabha, 2002: 78), en la discusión sobre la a de differance y del objet petite a lacaniano se articulan aportaciones de Barthes, Derrida, Lacan (Bhabha, 2002: 80).

Bhabha (2002: 85) reconoce que Fanon al desplazar el haz de luz del racismo abre un margen de interrogación que causa un deslizamiento subversivo de la identidad y la autoridad. Entonces ¿cómo pensarnos a nosotros mismos una vez que hemos debilitado la inmediatez y autonomía de la autoconciencia? ¿Cómo pensar el deseo repetitivo de reconocernos doblemente descentrados de los procesos solidarios del grupo político y a la vez como agentes de cambio conscientemente comprometidos? Expone un deseo político de identificación parcial que se mueve entre el hecho y la fantasía, las técnicas y tecnologías de la política y que no requiere ni depende de humanismo alguno para darle sentido a la agencia política y personal.

Rasgos básicos del Decolonialismo en Mignolo

Entre la amplia oferta de literatura decolonial: Quijano, Dussel, Grosfoguel, Walsh, Restrepo, elegimos un par de escritos de Mignolo y Grosfoguel que marcan sus aspectos cruciales y enfatizan una política epistemológica. Dice Mignolo “Una transformación de ese tipo es imprescindible para producir un cambio en la visión que tenemos del mundo y la sociedad, teñida por las categorías del saber de las lenguas modernas/imperiales europeas, categorías derivadas del griego y el latín” (Mignolo, 2007: 23), es imprescindible para dejar de pensar en la «modernidad» como un objetivo, una mítica marcha hacia el futuro, y verla como una construcción europea de la historia a favor de los intereses de Europa; que deje de imponerse el «monólogo» de una única civilización, la occidental (Mignolo, 2007: 24). Intenta transformar la geografía, y la geopolítica del conocimiento, de la teoría crítica (Escuela de Frankfurt de 1930), para llevarla a una teoría crítica es decolonial “cuando trasciende la historia de Europa en sí y se sitúa en la historia colonial de América (o de Asia o África, o incluso en la perspectiva de los inmigrantes que, dentro de Europa y Estados Unidos, han quebrado la homogeneidad)”. (Mignolo, 2007: 25)

Mignolo sostiene que la medida en que la diferencia colonial tiene como fundamento epistémico el racismo y el patriarcado (dos principios para establecer jerarquías en la población construidos a imagen y semejanza del hombre blanco y heterosexual) devalúa a quienes no corresponden al patrón imperial/colonial del saber.

Estas personas devaluadas son heridas en su dignidad, y la herida colonial es difícil de curar con «la generosa asimilación» ofrecida por quienes, desde las instituciones, la prensa, los gobiernos o la enseñanza, continúan (ciega o perversamente) afirmando sus privilegios y perpetuando la indignidad, la herida colonial; («los condenados de la Tierra» de Fanon: Mignolo, 2005).

Sitúa grupos cuyas lenguas, memorias y subjetividades formadas en Europa y trasplantadas a través del Atlántico: africanidad y latinidad (Mignolo, 2005: 205). Según este autor

“La opción decolonial estuvo y está, desde hace tiempo, en la filosofía indígena (en América del Sur, del Norte, Nueva Zelanda y Australia); estuvo y está también en la filosofía africana (tanto en el norte del Sahara como en el Sur) y en la filosofía afrocaribeña, pero no en la filosofía europea, de la cual bebe y sigue bebiendo la intelectualidad eurodescendiente de América del Sur, tanto en la teoría política y económica como en la filosofía y la estética.” (Mignolo, 2005: 210)

Ubica los comienzos de esta opción a inicios de la década de 1900, en «Colonialidad y modernidad/racionalidad» (1991) de Anibal Quijano, como una analítica y visión de futuro que articula proyectos políticos críticos eurocéntricos (cristiano, liberal y marxista) procedentes tanto de naciones indígenas y proyectos afrodescendientes como de mestizos/as e inmigrantes en América del Sur, así como aquellos emergentes en la población latina en Estados Unidos. La opción decolonial, en suma, es otra cosa que giro a la izquierda. (Mignolo, 2006: 213: 214)

En esta perspectiva es crucial la cuestión de la producción del conocimiento e implica: la crisis actual del paradigma europeo del conocimiento racional (y su presupuesto fundante, relación sujeto-objeto), sus problemas de validación del conocimiento.2 El carácter individual e individualista del “sujeto”, niega la intersubjetividad y la totalidad social, como sedes de la producción de todo conocimiento. Esa noción de objeto es incompatible con el conocimiento en la investigación científica actual, según el cual las “propiedades” son modos y momentos de un dado campo de relaciones, y en consecuencia no hay mucho lugar para una idea de identidad, de originalidad ontológicamente irreductible, al margen de un campo de relaciones. La exterioridad de las relaciones entre “sujeto” y “objeto”, fundada en diferencias de naturaleza, es una exacerbación arbitraria de las diferencias, puesto que la investigación actual llega más bien al descubrimiento de que hay una estructura de comunicación más profunda en el universo. (Mignolo, 2006: 17)

Epistemológicamente, la descolonización implica un reposicionamiento frente a lo anterior, en varios planos. La idea de totalidad, en general, está hoy cuestionada y negada en Europa, (tanto por los empiristas como por perspectivas postmodernas). En efecto, la idea de totalidad es un producto, en Europa, de la modernidad y lIeva al reduccionismo teórico y a la metafísica de un sujeto ahistórico, prácticas políticas autoritarias y homogeneizantes. Por ello es crucial liberar la producción del conocimiento, de la reflexión y de la comunicación, de los baches de la racionalidad/modernidad europea. Aunque en muchas culturas no occidentales cosmovisiones, imaginarios, y la producción sistemática de conocimiento, están asociados a alguna perspectiva de totalidad, en varias se incluye el reconocimiento de lo heterogéneo, lo contradictorio, lo diverso. Sostiene Mignolo

Por lo tanto, la idea de totalidad social, en particular, no solamente no niega, sino que se apoya en la diversidad y en la heterogeneidad históricas de la sociedad, de toda sociedad. En otros términos, […] requiere la idea del “otro”, diverso, diferente. Y esa diferencia no implica, necesariamente, ni la naturaleza desigual del otro, ni la exterioridad absoluta de las relaciones; ni la desigualdad jerárquica o la inferioridad social del otro. Las diferencias no son, necesariamente, el fundamento de la dominación. La heterogeneidad histórico-estructural, implica la copresencia y la articulación de diversas “lógicas” históricas en torno de alguna de ellas, hegemónica, pero de ningún modo única (Mignolo, 2006: 20).

De esa manera, cierra el paso a todo reduccionismo, así como a la metafísica de un macro sujeto histórico capaz de racionalidad propia y de teleología histórica, de la cual los individuos y los grupos específicos, las clases por ejemplo, serían apenas portadores o [...] misioneros.

Es necesario disociar la triada racionalidad / modemidad / colonialidad, con todo poder no constituido en la decisión libre de gentes libres. Para eliminar la colonialidad del poder mundial, es necesaria la descolonización epistemológica para dar paso a una nueva comunicación intercultural, a un intercambio de experiencias y de significaciones, como la base de una otra racionalidad que pueda pretender, con legitimidad, alguna universalidad que no aspire a que la racionalidad de una etnia particular sea impuesta como la racionalidad universal. Es parte, en fin, del proceso de liberación social de todo poder organizado como desigualdad, como discriminación, como explotación, como dominación.

La distinción entre postcolonialismo y decolonialismo ha sido importante para estos últimos. Grosfoguel (2014) reconoce las diferencias al interior de las teorías postcolonialistas: no son todas iguales ni postulan principios y críticas como un bloque. Lo mismo sucede con la crítica decolonialista. Pero pensando en sus campos comunes, de todas formas, él distingue varios planos: el genealógico, el que alude a la relación entre modernidad y posmodernidad y el concerniente al estatuto de la crítica en la relación anterior. También destaca lo que para cada una implica la diversidad epistémica y la relación entre economía política y cultura. La crítica postcolonial ubica la emergencia de la colonia en los siglos XVIII y XIX (colonialismo británico), en tanto que la crítica decolonial ubica los inicios de la colonia en el siglo XVI. Hablan de dos colonialismos fechados de manera distinta. Ello plantea también una diferencia en las formas como conciben las relaciones entre modernidad y colonialidad ya que para los descoloniales se trata de una relación de imbricación, no podría haber la una sin la otra, en tanto que en el postcolonialismo se encuentra más una idea de coexistencia, habitar el mismo espacio sin una relación causal o de codependencia. Y no sólo eso, sino que al ubicar al pensamiento moderno y sus ideas de emancipación política o civilizatoria, los postcoloniales prefieren abrazar posiciones postmodernas que la superarán (sostiene Grosfoguel). En cambio, el descolonialismo al ver esta relación entre modernidad y colonialismo como co-constitutiva tendería a la crítica no posmoderna de la colonialidad sino a una “verdadera” diversidad epistémica ya que los postcoloniales siguen centrados en el pensamiento europeo, sus referencias, lógicas, cosmovisión y saber legítimo es europeo.

En cuanto a la relación entre economía política y cultura, las diferencias más fuertes radican en que mientras los postcoloniales abrazan un culturalismo que no es regido por la economía, los descoloniales dan más énfasis a las condicionantes económicas.

Los estudios poscoloniales desde el feminismo y el género

Los estudios de género y feministas3 han desarrollado, rutas diversas en sus relaciones con los estudios poscoloniales y de(s) coloniales. Para este trabajo retomaremos trabajos fundantes de Mohanty y Spivak.

Mohanty (2003) ha explorado la manera en que el feminismo occidental ha construido la imagen monolítica de una «mujer del Tercer Mundo» como objeto de estudio. En un contexto de crítica a formas establecidas del conocimiento, señala que los “Feminismos del llamado Tercer Mundo”, han sido marginados tanto de las tendencias principales del discurso feminista de Occidente, como del discurso académico constituido a partir de dichas tendencias, hegemonizando “las estrategias textuales utilizadas por escritoras que codifican al Otro, como no occidental y, por tanto, a sí mismas como occidentales”.

Mohanty (2003: 425) destaca que académicas del tercer mundo han escrito acerca de sus propias culturas utilizando las estrategias analíticas propuestas por feminismos de occidente, sin cuestionarlos, constituyéndose así un “privilegio epistémico”, una dominación estructural y una supresión, muchas veces violenta, de la heterogeneidad del sujeto o sujetos en cuestión.

La autora identifica cuestiones de suma importancia para la visibilización de estructuras de poder que se instauran y tienen efectos de dominación a partir de la hegemonización discursiva (entendida como constelación de significaciones) de los estudios feministas, impulsando reflexiones críticas importantes acerca de lo que queda subteorizado o al margen de la producción del conocimiento, advirtiendo acerca de los universalismos metodológicos y diferenciando cuestiones históricas y contextuales específicas.

Si bien no se puede negar la existencia de feminismos hegemónicos, hay otros asuntos que deben considerarse. En las últimas décadas las ciencias sociales han tenido importantes transformaciones gracias a las contribuciones de los feminismos que critica Mohanty, los cuales también impulsaron la aparición del género como categoría analítica y los estudios de género.

En ese sentido Spivak (2010: 308) sugiere aprender la práctica teórica nominalista y la dialéctica que puede ser una pauta dominante filosófica que descalifica y excluye lo inconveniente, como su otro y viceversa, lo que puede originar una inversión al igual que la reversión, la cual pertenece al mismo espacio teórico, constituyendo una repetición. En esta perspectiva se advierte la incongruencia de hablar de lo poscolonial o lo posestructuralista como ruptura.

Spivak no habla en términos de exclusión de lo anterior. Se distancia de quienes pretenden sacudirse de tajo las formas hegemónicas para el surgimiento de formas (o formas críticas) no influenciadas por ellas mismas, reconoce y aprende de esas formas hegemónicas, indagando sobre sus bases, advirtiendo formas operativas de construcción de sentido y usa eso mismo como elemento de desmembramiento el cual no se borra totalmente, pero puede en la operación de traída al presente resignificarse a favor de una forma que opere en su permanencia desmembrada como diferente o, por lo menos más abierta a la penetrabilidad de otros mundos.

Para Spivak (2010) lo posmoderno, como inversión de lo moderno (y lo poscolonial como inversión de lo colonial) repite su discurso. Retomando a Derrida recuerda que la inauguración de toda discusión, para poder darse debe presuponer orígenes unificados en términos fundadores. Sin embargo, si analizamos el mecanismo de esta presuposición, nos percatamos de que en el proceso se ha suprimido o eludido una estructura de repetición que no se puede postular, como derivada de algo previamente existente y ésta dice Spivak, es una cuestión complicada. Spivak llama a esto “la supresión de una estructura grafemática”, de la huella de algo irreductiblemente no presente para sí, diferente de lo que está empezado en el origen. El grafo de la grafemática, al igual que todas las metáforas-concepto de la deconstrucción es una catacresis, una metáfora (conceptualmente) falsa y o un concepto (metafóricamente) comprometido. Para Spivak, el sentido individual del sujeto es grafemático, catacrético. Los seres humanos piensan sus propios sí mismos eludiendo la presuposición de una estructura grafemática (Spivak, 2010: 312, 314).

En una interpretación de esto se puede decir que no hay posibilidad de discutir algo, sin usar ese algo, aunque se pretenda de modo distinto. En el proceso de la presuposición de orígenes unificados en una discusión en virtud de que los seres humanos se piensan como originales, eluden la estructura de repetición implicada en todo proceso de revisión- discusión-constitución y esto es inerradicable.

En este sentido no habría un en sí del feminismo académico, o de lo estudios de género, sino refracciones múltiples de ellos que dependen de las tradiciones desde las cuales las interrogaciones y análisis tienen lugar, emergiendo un pluralismo de diferencias constitutivas que imposibilitan su cierre, aún en sus vertientes poscoloniales.

La importancia de lo que sostiene Spivak, en este punto, se referiría entonces a que en estos procesos de configuraciones discursivas del feminismo académico y de los estudios de género, así como en los estudios poscoloniales, se advierte la imposibilidad de evitar la supresión de una estructura de repetición que no se puede postular, como derivada de algo previamente existente y que ello es irreductiblemente no presente para sí. Por esa misma razón habría que ser extremadamente cuidadosas de pretender inaugurar nuevos discursos, desarrollar oposiciones o intentar partir de “un nuevo origen o perspectiva”, pues siempre habrá posibilidad de que lo anterior irrumpa, se presentifique, incida y, por lo tanto, se vuelva un peligro inadvertido que ciegue las posibilidades para el cambio, la inclusión de otras voces y/o perspectivas, la resignificación.

Es conveniente referirse a un concepto que en términos de la argumentación que se ha venido desarrollando es sumamente importante aquí: el concepto derridiano de iterabilidad. En el pensamiento de Derrida, del cual Spivak fue su traductora primordial al inglés, dicha noción se refiere a la escritura como différance, combinando la partícula iter (que viene de itara, “otro” en sánscrito), y la vincula con alteridad, que se define como una lógica que liga la repetición a la alteridad.-repetición o citacionalidad alterada en cada contexto nuevo- el cual indica que la escritura rompe la lógica metafísica de la necesidad de la presencia (lo que Derrida denomina logocentrismo), esto es, de una autoridad última legitimadora, ya que funciona, y ha de funcionar, en ausencia tanto de todo destinatario determinado como en ausencia asimismo del emisor originario, en ausencia de la conciencia, de la intención del sujeto productor del texto.

Con ello se puede sostener que lo político y sus formas diversas en las feministas y estudiosas del género poscoloniales no son producto de su sola voluntad, sino que necesariamente se relacionan con el conjunto de normas no escritas del quehacer académico, científico y activista de resistencia que producen sus propios discursos y argumentaciones. Dichas normas tienen una existencia social y funcionan, a través de su repetición ritualizada (o consuetudinariamente desarrolladas), y es en este su carácter de repetición donde se da el espacio para su fijación. Esto no implica que las académicas y feministas o estudiosas del género poscoloniales estén o vayan a ser anuladas, sino que inicialmente éstas no han sido libres de evitar las normas existentes para la argumentación contra los feminismos y estudios de género hegemónicos, sino que (ellas y sus actos) son inicialmente producidas por ellas.

Así y retomando a Butler (1999: 2001) se puede afirmar que las académicas, feministas y del género poscoloniales han sido agentes post soberanas. La performatividad de su quehacer discursivo ha sido efecto de la reiteración, de unas normas que precedieron, excedieron y constriñeron a quienes las representaban. No obstante, han ido conformando una cierta capacidad de acción “libre”, instrumentos de subversión ya que si bien la repetición es obligatoria, dicha obligatoriedad pone en evidencia la inestabilidad de una repetición que no se halla atrapada en la lógica de lo idéntico, que abre espacios para la innovación, para la resignificación.

En este orden de ideas el espacio de libertad de las académicas, feministas o estudiosas del género desde la llamada poscolonialidad es su poder de decisión en la reiteración que puede implicar resignificación y subversión, como intenta en la mayoría de sus trabajos Spivak, aunque no así Mohanty.

Análisis político de discurso ¿una crítica postfundacional?

Una muy breve referencia a esta cuarta perspectiva entre cuyos representantes elegimos a Laclau y Mouffe, por ser sus iniciadores de este horizonte teórico conocido en países de habla inglesa como Discourse Theory and Political Analysis. De manera abreviada se destaca:

Mouffe, en una conferencia sobre el pluralismo (2009) incorpora perspectivas como la de Parekh y Panikkar para decolonizar el liberalismo mediante el trazado de equivalencias entre nociones occidentales y no occidentales de dignidad humana y derechos de las personas, para preguntarse si los derechos humanos son un concepto occidental. Asimismo, con De Sousa Santos, Mouffe se plantea el mestizaje de las nociones políticas en las cuales pierde sentido la pregunta por los orígenes prístinos e idénticos a sí mismos (como en la crítica genealógica de Nietzsche reactivada por Foucault 1992).

Conclusión: Afinidades e incompatibilidades entre ellos

Sin duda es complejo hacer amarres de cuatro perspectivas ricas y profundas a partir tan solo de algunas ideas entresacadas de pocos autores (as) representativos (as) de cada una de ellas. No obstante, se pueden sostener las siguientes tesis.

  1. 1. Plano Temático. Se observa gran afinidad entre la Crítica Poscolonial (CP) y la Crítica Decolonial (CD) en su objeto de interés: la colonialidad; no así la Crítica Feminista Poscolonial de Spivak (CFP) que articula perspectivas como el poscolonialismo, el feminismo y el género o el Análisis Político de Discurso (APD) cuya mirada es flexible y puede incluir el género o la colonialidad (como formas específicas de poder: androcéntrico, cultural y subalternización política y subjetiva en cualquier caso), pero temáticamente no se circunscribe a ninguna.
  2. 2. Plano Teórico. Se recuperan en este plano consideraciones de orden ontológico, epistemológico, categorial y el uso de lógicas.
    • Ángulo Epistemológico. En las cuatro perspectivas se observa una crítica a los principios de la epistemología moderna con sus aspiraciones universalistas del sujeto, la historia, la razón, la ciencia y la crítica a la exterioridad sujeto-objeto. En CD se insinúa una aspiración de que la epistemología descolonial verdaderamente narra los hechos, que puede existir un lenguaje que se desprenda de las lógicas coloniales y sus conceptos, sin percatarse de que constantemente aluden a nociones y tradiciones heredadas del pensamiento de Occidente (e.g., Castro Gómez y Grosfoguel, 2007: 18). Tanto CP como CFP y APD evitan la constitución de un fundamento último propio del feminismo académico y de los estudios de género, de la postmodernidad, la postcolonialidad y la filosofía política, destacando siempre la tension entre lo que se repite y lo que se altera incluye y excluye en una configuración discursiva.

    • Ángulo Ontológico. En CD, CP, CFP y APD hay un posicionamiento historicista desde el cual se cuestiona el pretendido universalismo del ser en el pensamiento de Occidente. Los cuatro critican la ontología metafísica. Se diferencian en la profundidad con la que abordan esta dimensión: CD lo hace en escasas ocasiones, poca profundidad, y como crítica a la ontología metafísica de Occidente. CP y CFP de Spivak, lo hacen recuperando posicionamientos de la crítica a la metafísica de Derrida básicamente y no como una referencia regular sino más en estado práctico que como tematización. El APD tematiza en diversos momentos, recupera la crítica heideggeriana y la reactiva en términos políticos. CP, CFP de Spivak y APD coinciden en mantener cuidado extremo de pretender inaugurar nuevos discursos, partir de “un nuevo origen o perspectiva”, pues siempre está la posibilidad de que lo anterior irrumpa, se presentifique e incida, se vuelva un peligro inadvertido que promueva o forcluya el cambio, la inclusión de otras voces y/o perspectivas.

    • Ángulo Categorial. Las cuatro recuperan de la semiología la categoría “lugar de enunciación” y de la filosofía la categoría de “diferencia” como fuente de las subjetividades, pero con valores diferentes. CP, CFP y APD recuperan muchas más categorías de fuentes teóricas genealógicas (Foucault), deconstruccionistas (Derrida), lacanianas, semiológicas (Barthes), en tanto que CD recupera más categorías procedentes de otras fuentes especialmente latinoamericanas (Quijano, Abelardo Ramos, Gloria Anzaldúa, García Linares, Gudynas, Catherine Walsh, políticos contemporáneos como Evo Morales y entre sí mismos).

    • Ángulo del uso de lógicas. CP, la CFP de Spivak y APD comparten el uso de lógicas aporéticas, paradójicas, indecidibles, sobredeterminadas, y demás, procedentes de sus fuentes y referencias comunes. La CFP de Mohanty y CD en un esfuerzo por deslindarse de lo anterior prefieren hablar de la lógica de la colonialidad y la lógica descolonial, aunque CD de vez en cuando usa términos como sobredeterminación (Castro Gómez y Grosfoguel, 2007: 16) sin dejar claro si se refieren a la lógica acuñada por el psicoanálisis.

  3. 3. Plano Político. Hay afinidad entre las perspectivas en su disposi ción crítica a la colonialidad, por consistir en una relación opresiva y subalternizadora de las culturas no occidentales. Existen especialmente en CP y CD llamados y preguntas cuya finalidad es despertar la conciencia crítica.
    • CD reconoce su procedencia de la Teoría Crítica de Frankfurt que necesita ser descolonizada y se deslinda constantemente de ser un “giro a la izquierda”, además, apuesta por la decisión libre de la gente libre.

    • APD reconoce su procedencia en el marxismo, que requiere ser deconstruido y reactivado, y se asume como una opción de izquierda no mesiánica que afronta y apuesta por la decisión, no libre sino condicionada contextualmente en el marco de una estructura ontológicamente dislocada.

    • CP asume su procedencia en articulación de los Estudios Culturales y la crítica literaria, siendo los primeros más cercanos a la izquierda y los segundos, menos interesados en tal etiqueta.

    • CFP de Spivak en consonancia con el APD advierten acerca de los universalismos metodológicos y abogan por no tratar como idénticas cuestiones históricas y contextuales que no lo son.

    • Es posible identificar coincidencias entre la mirada de Mohanty y la de APD en tanto se ubican desde el posestructuralismo en un carácter crítico del esencialismo, del universalismo, de la modernidad, así como en el uso y relevancia del concepto de hegemonía, en los constantes intentos por llevar a cabo análisis contexto-dependientes e históricos (Torfing, 2004: 33).

    • CP, APD y CFP de Spivak coinciden en que una inversión al igual que la reversión, pertenece al mismo espacio teórico y aunque haya un deseo por afirmar que la posmodernidad constituye una ruptura, es también una repetición. Esto forma parte del mecanismo de producción del término (Spivak, 2010: 308).

    • Es posible identificar similitudes entre lo desarrollado por Spivak y el APD en tanto que existe un uso de lógicas aporéticas, indecidibles, paradójicas y, hasta cierto punto, sobredeterminadas; en donde además pueden advertirse ciertas tensiones sin solución, ambigüedades constitutivas, entre lo más importante.

    • Por otra parte y siguiendo el pensamiento de Laclau (1993) en consonancia con lo hasta aquí esbozado se puede sostener que el feminismo académico poscolonial y los estudios de género hasta aquí esbozados en las figuras de Mohanty y Spivak, como sistemas discursivos no son autocontenidos, sino que siempre tendrán un exterior que los distorsiona y les impide constituirse enteramente a sí mismos, al estar penetrados por una inestabilidad y precariedad básica que a su vez constituyen su posibilidad.

Otro aspecto de discrepancia en el plano político: aunque las cuatro propuestas son críticas de la explotación, la subalternización y la dominación, a la CD le interesa explícitamente no ser identificada con ninguna izquierda. Tanto a la CP como a la CFP no les inquieta ser asociadas con la izquierda pero no es una identificación que les interese en forma particular. Al APD si le interesa el lazo con la crítica de izquierda aunque ésta adquiera una variedad de formas.

Por último, se observa una diferencia entre la CD y la CFP de Mohanty que insinúan en reiterados momentos la posibilidad de un “verdadero” giro que “trascienda” el pensamiento metafísico de Occidente, frente a APD, CP y CFP de Spivak que asumen con Derrida la imposibilidad de salir plenamente de tal pensamiento y reconocen que es posible erosionarlo y ponerlo al límite lo cual tiene efectos subversivos y visibiliza tanto la precariedad e incompletud como los delirios de grandeza de un sistema de pensamiento particular, histórico, que ha hegemonizado mediante imposición y convencimiento, mediante coerción y también consenso, y ha prevalecido por siglos, pero ello no garantiza su eternidad ni su permanencia. Vale la pena profundizar en éstas y algunas otras perspectivas políticas y epistémicas potenciando su carácter subversivo, sin por ello descuidar sus compatibilidades e incompatibilidades ontológicas y epistemológicas.

Referencias

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Notas

1 Este escrito se elaboró a partir de los debates en el seminario Psicoanálisis, Análisis Político de Discurso y Críticas al Colonialismo realizado en 2016, en el marco del Programa de Análisis Político de Discurso e Investigación (PAPDI). Su inserción en el campo educativo se verifica en dos planos: el espacio y finalidad didácticos en que se produjo, y la noción ampliada de educación, que no es objeto de análisis en este artículo.
2 “Sujeto” es una categoría referida al individuo aislado, porque se constituye en sí y ante sí mismo, en su discurso y en su capacidad de reflexión: “cogito, ergo sum” cartesiano, y “objeto” como una entidad no solamente diferente al “sujeto/individuo”, sino externa a él por su naturaleza; idéntico a sí mismo, constituido de “propiedades” que le otorgan esa identidad, lo “definen”, esto es, lo deslindan y al mismo tiempo lo ubican respecto de los otros “objetos”.
3 En este trabajo se entiende que en México los estudios de género han sido impulsados en gran parte por las académicas feministas, entretejiéndose en su producción propuestas anglosajonas, francesas y latinoamericanas en una construcción transnacional e interdisciplinaria de los avances en la materia.
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