Editorial
Explorando los límites de la creatividad en la educación: El poder de la inteligencia artificial generativa
Revista Entropía Educativa
Centro de Investigación e innovación en Educación, Comunicación y Humanidades Digitales, Colombia
ISSN-e: 2981-4723
Periodicidad: Semestral
vol. 1, núm. 1, 2023
Aprobación: 21 Junio 2023
Explorando los límites de la creatividad en la educación: El poder de la inteligencia artificial generativa
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Explorando los límites de la creatividad en la educación: El poder de la inteligencia artificial generativa
La entropía se define como aquella energía que se desperdicia en un sistema al no poderse utilizar. Es una medida del desorden que existe en él. Nombrar de esta manera a una revista enfocada en el sector educativo es un claro acto de provocación, ya que cuestiona directamente al sistema educativo por la energía invertida que no tiene efectos visibles.
Esta idea del desperdicio, más que del desorden, está relacionada con las promesas incumplidas de la tecnología educativa. Prometía el aprendizaje personalizado y adaptativo, así como la evaluación como clave para proporcionar retroalimentación y permitir a los estudiantes tomar decisiones sobre su aprendizaje.
Sin embargo, este año 2023 podría ser el momento en el que muchas de estas promesas comiencen a cumplirse gracias a las posibilidades que ofrece la inteligencia artificial generativa. Aunque algunos consideran herramientas como ChatGPT simplemente curiosas o divertidas, otros las ven como una excelente ayuda para diseñar y ejecutar planes de estudio. Mientras algunos temen que estas herramientas acaben con la originalidad en los trabajos académicos, otros han comprendido la necesidad de modificar los métodos de evaluación y enfocarse en niveles más altos de aprendizaje.
Durante mucho tiempo, los profesores han tenido que conformarse con plantillas predefinidas o construcciones previas de sus colegas al buscar ayuda tecnológica para crear instrumentos de evaluación como rúbricas. Pero ahora cuentan con una herramienta que les permite construir sus propios instrumentos personalizados según sus necesidades. Además, esta herramienta puede ayudarles a evaluar y centrarse en la retroalimentación específica para cada estudiante, en lugar de tener que revisar numerosos documentos para evaluar el cumplimiento de criterios preestablecidos.
Un ejemplo es Khan Academy, una organización que ofrece educación gratuita de alta calidad a estudiantes de todo el mundo. Uno de los desafíos que enfrentaba era cumplir su promesa de permitir a los estudiantes practicar a su propio ritmo y acelerar su aprendizaje. Algunos estudiantes tenían la disciplina y constancia necesarias para determinar sus brechas de conocimiento y trabajar en ellas, pero muchos no sabían cómo hacerlo y podían frustrarse durante el proceso. Es por eso que Khan Academy fue una de las primeras organizaciones
en utilizar inteligencia artificial generativa para crear un tutor personalizado llamado Khamingo, como apoyo efectivo para los estudiantes con dificultades.
Actualmente, los investigadores debaten sobre el uso ético de esta tecnología en la redacción de artículos científicos. Se preguntan si es correcto utilizar un asistente en la construcción de un documento que se espera sea completamente original. Sin embargo, es común que los investigadores líderes cuenten con la ayuda de sus equipos o estudiantes graduados para escribir más artículos de los que podrían hacer por sí mismos. El uso de asistentes de escritura es una práctica normal en el mundo académico; lo que preocupa es que estos asistentes no sean seres humanos.
Hasta hace poco, muchos expertos del sector educativo subestimaban las capacidades de la inteligencia artificial generativa, argumentando que nunca podría reemplazar a un verdadero profesor debido a su falta de creatividad. Sin embargo, estas afirmaciones son ahora más cautelosas debido al rápido desarrollo de nuevas capacidades en las herramientas de inteligencia artificial y la aparición constante de nuevas herramientas. Estas herramientas permiten lograr resultados que son difíciles de distinguir de los generados por una mente creativa. La mente sigue siendo humana, pero estas herramientas están ampliando nuestras
capacidades.
Cuando un profesor utiliza un asistente de IA para crear una rúbrica, no está evitando hacer su trabajo. Sin el estímulo adecuado, el asistente devolvería un producto desconectado de la práctica del profesor y, por lo tanto, inútil para su integración. Del mismo modo, cuando un profesor utiliza un asistente de IA para evaluar el trabajo de sus estudiantes, no está evitando su responsabilidad. Al contrario, esto le libera de la carga de repetir ideas similares para señalar brechas
y resultados destacados en el trabajo del estudiante. En cambio, puede centrarse en proporcionar retroalimentación específica que solo él puede brindar debido a la relación establecida con cada estudiante.
Un investigador que utiliza un asistente artificial para escribir artículos no está engañando a nadie. De hecho, hace meses Jstor publicó una guía para que los autores indiquen el uso de asistentes al enviar sus artículos, con el fin de ser transparentes en la comunidad científica. Lo difícil de creer es que ese investigador pueda publicar un artículo cada 37 horas por sí mismo. Al configurar y entrenar a su asistente virtual según su estilo y referencias clave en su investigación, el investigador realiza un ejercicio creativo mucho más importante que
simplemente incluir su nombre como coautor de un documento que apenas ha revisado.
La entropía en la educación no se debe a la falta de trabajo, ya que los profesores tienen una carga considerable. Necesitan ampliar sus capacidades y lograr una inteligencia aumentada para cumplir con sus tareas y aportar valor en su trabajo.
No necesitamos más profesores que califiquen, ya que las máquinas hacen esto mejor. Necesitamos profesores que utilicen los resultados de la evaluación para brindar retroalimentación adecuada a cada estudiante. No necesitamos más investigadores que firmen artículos, sino aquellos que puedan contribuir valiosamente a la conversación científica. No necesitamos más profesores abrumados tratando de enseñar todo el contenido de un libro en 16 semanas; necesitamos diseñadores de experiencias de aprendizaje que cuenten con asistentes para imaginar y ejecutar los mejores ambientes educativos para los estudiantes. Todas estas posibilidades son ahora una realidad gracias a la inteligencia artificial generativa (como ChatGPT).