#PorVenir

Innovación en los métodos de investigación periodística Entrevista con la periodista Audrey Travère

Innovation in journalistic investigative methods Interview with journalist Audrey Travère

Mercedes de Luis Andrés
CMC Academia de las Ciencias de Austria , Austria

#PerDebate

Universidad San Francisco de Quito, Ecuador

ISSN: 2588-0896

ISSN-e: 2697-3294

Periodicidad: Anual

vol. 7, núm. 1, 2023

torbe@usfq.edu.ec

Recepción: 21 Julio 2023

Aprobación: 04 Octubre 2023



DOI: https://doi.org/10.18272/pd.v7i1.3087

Resumen: Forbidden Stories es un proyecto que busca proteger la información de periodistas amenazados, dar seguimiento a su trabajo y publicar sus investigaciones en caso de que sean detenidos (Reporteros sin Fronteras). Este es un diálogo con la periodista francesa Audrey Travère quien ha trabajado en el proyecto. Su testimonio brinda la oportunidad para reflexionar sobre los conceptos de innovación, periodismo de investigación y periodismo colaborativo. Forbidden Stories es una organización sin ánimo de lucro.

Palabras clave: periodismo colaborativo, periodismo de investigación, innovación, donaciones, ONG.

Abstract: Forbidden Stories is a project that aims to protect the information of journalists under threat, monitor their work and publish their investigations in case they are arrested (Reporters Without Borders). This is a dialogue with French journalist Audrey Travère who has worked on the project. Her testimony provides an opportunity to reflect on the concepts of innovation, investigative journalism and collabo- rative journalism. Forbidden Storiesis a non-profit organization.

Keywords: collaborative journalism, investigative journalism, innovation, donations, NGO.

¿Cómo comenzaste?

Personalmente vengo de la radio. Me formé en periodismo de investigación y radio. Así empecé, haciendo radio en Francia como presentadora y haciendo pódcast. Ahora, como freelance, me encantaría volver a este medio y poder combinar mi experiencia en la radio y mi experiencia en la investigación para poder llevar esta vez al público francés información de calidad, investigaciones sin concesiones. Estuve dos años con Forbidden Stories, un consorcio internacional de periodistas de investigación. Ya había sido periodista de investigación para ellos, había hecho el proyecto “Green Blood” antes de eso, donde seguí a periodistas medioambientales que estaban amenazados, el proyecto “Cartel”.

Forbidden Stories es una forma innovadora de crear periodismo bajo la forma de asociación…

Así es. Es un consorcio cuyo trabajo consiste en hacerse cargo de las investigaciones inacabadas de periodistas amenazados en todo el mundo. Hemos trabajado con periodistas ecologistas y con periodistas mexicanos, quienes obviamente están muy amenazados. De hecho, este tema se nos ocurrió porque habíamos empezado a rascar la superficie durante el proyecto “Cartel”, el proyecto mexicano. Ya habíamos hablado de ella en su momento, porque "Pegasus", el software de cibervigilancia, se había utilizado en México para pinchar a periodistas y activistas. Una cosa llevó a la otra y acabamos teniendo acceso a una gigantesca base de datos de víctimas potenciales de Pegasus; es decir, de personas que habían sido infectadas por el programa espía en sus teléfonos para que se pudiera escuchar todas sus recomendaciones, descargar todos sus mensajes, etcétera. Como periodista, evidentemente es fascinante porque es un tema nuevo que descubrimos y, además, nos damos cuenta de su amplitud, porque cuando trabajamos sobre México nos centrábamos en un solo país.

Con el proyecto Pegasus, había víctimas en todo el mundo, ¿cómo lograron la cobertura?

Sí, al principio fue estimulante y un poco aterrador, porque pensábamos: Vale, ¿cómo vamos a localizar a todas las víctimas del planeta? Eso es lo que hicimos rápidamente en Forbidden Stories, que es el equipo central del proyecto “Pegasus”. Estaban el fundador Laurent Richard, la editora Sandrine y un pequeño equipo de investigadores. Nos repartimos el trabajo geográficamente, según nuestras preferencias, nuestras afinidades y los temas que nos interesaban en mayor o menor medida. Así que a mí me interesaba sobre todo la región de la península arábiga de Oriente Próximo; es decir, Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, un poco de Turquía, toda la zona donde obviamente había muchas historias que contar, muchas víctimas que se habían visto afectadas por este software.

Audrey Travère es una periodista de investigación francesa.
Foto 1
Audrey Travère es una periodista de investigación francesa.
Perfil X

Forbidden Stories nació en el 2015 tras
el tiroteo en la revista satírica francesa Charlie Hebdo
Foto 2
Forbidden Stories nació en el 2015 tras el tiroteo en la revista satírica francesa Charlie Hebdo
Web de Forbidden Stories

¿Así es como entraste en este tema?

Cuando te enfrentas a este tipo de temas como periodista, es así, especial mente tal vez en Forbidden Stories. Pero tengo la impresión de que funciona de este modo en todas partes, no tienes elección. Es decir, te dan este tema, llega tu jefe, te dice que vas a investigarlo durante seis meses, buena suerte, lo haces, sin preguntas, aprendes, y ya está. Así es como me vi impulsada a inves tigar y descubrir este nuevo tema, el ciberespionaje, que era completamente nuevo para mí.

Así que tuviste que ir reuniendo experiencia y contactar con fuentes.

Además de eso, este proyecto tenía un carácter ultrasecreto. Como el tema era el espionaje de periodistas, teníamos que asegurarnos de que no nos espiaran. Teníamos que asegurarnos de que los países que investigábamos y la empresa no supieran en qué estábamos trabajando.

No podemos decir exactamente qué herramientas utilizamos para hacerlo, pero utilizamos algunas tecnologías que estaban un poco fuera de la red, para comunicarnos entre nosotros. Poco a poco, fuimos integrando a periodistas internacionales, porque ese es el principio del consorcio.

De modo que en el primer círculo, ¿había solo unos pocos medios de comunicación?

Creo que había medios franceses, alemanes y estadounidenses. Eran los prime ros. Luego añadimos otros 10 o 15 periodistas. Hicimos la primera parte de la investigación. Decidimos que trabajaríamos por etapas para proteger al sujeto en la medida de lo posible. Dijimos, cuanta menos gente sepa lo que estamos haciendo, más protegidos estaremos. En la segunda reunión, añadimos perio distas de países amenazados, como India, Hungría y México. Así que el riesgo aumentó, pero evaluando el coste riesgo, teníamos que integrarlos porque sin su experiencia, sin sus conocimientos en la materia, no podíamos avanzar.

Sabemos lo que pasó después: debates en el Parlamento Europeo e inves- tigaciones en todo el mundo. Es muy parecido el periodismo que has reali- zado con Forbidden Stories con el activismo. La actitud de denunciar algo que no funciona como debería y tu deseo de proteger los derechos civiles de la sociedad.

Es una cuestión absolutamente fascinante. Ten en cuenta que Forbidden Stories era una asociación, una ONG. Es fácil distinguir entre el trabajo de un periodista y el de una ONG, ahí lo tienes. Y sí, hay una determinación final, no somos, cómo decirlo, no soy solo una periodista. Soy periodista porque tengo ética, porque lo que hago no es necesariamente culpar, porque estoy ahí para revelar la realidad, porque también doy a la gente el derecho de réplica. A todos los países de los que hablamos en nuestras investigaciones, les dimos la oportunidad de responder.

Para nuestros lectores, pero también para evitar procedimientos judiciales o ese tipo de cosas, tenemos que protegernos, pero también es una cuestión de ética. Pero por otra parte, hay una dosis de compromiso, estoy convencida de ello. No estoy segura de que todos los periodistas lo reconozcan. Hay gente que no lo asume.

Creo que para hacer un buen trabajo como periodista de investigación hay que estar al menos un poco comprometida para sacar adelante temas que te interesan, mejorar las condiciones de trabajo o incluso la condición de nuestros conciudadanos en el planeta Tierra.

Por otro lado, tienes que ser capaz de cuestionarte constantemente, lo que piensas y tus certezas, para asegurarte de que eres lo más imparcial posible, ¿no es así?

Sí, he intentado ser lo más imparcial posible, pero básicamente, sí, quería denunciar algo, quería cambiar algo. A menudo se critica a los periodistas por ser activistas, pero eso no tiene sentido. Una tiene que aceptarlo. Hay que decir, de acuerdo, mi profesión se basa en el deseo de cambiar algo. Lo único que podemos ser como periodistas es ser intelectualmente honestos. Así que prefiero ser honesta y decir que si, que quería hacer esta investigación porque pensaba que algo iba mal. El resultado debe ser justo y limpio, todo el mundo debe recibir la oportunidad de expresarse para que la gente pueda formarse su propia opinión. Para mí, la honestidad intelectual es la base.

¿Te has sentido un poco amenazada?

Como francesa blanca instalada en París, en un piso pequeño, investigo desde lejos, siento que no arriesgo nada. ¿Lo peor que me puede pasar es recibir un correo electrónico? ¿Una amenaza? Por lo que a mí respecta, me da igual. Ya no estoy en Forbidden Stories, me fui en junio y ahora soy freelance. Pero estaba mucho menos amenazada que un periodista en Bahréin, un periodista en México, un periodista en la India, etcétera. Así que sobre esa base, no tenía miedo en absoluto.

Me dije que era lo menos que podía hacer, utilizar mis privilegios, mi saber hacer, mis conocimientos y la educación que he recibido gracias a mis privile- gios, para poder llegar a los demás y decirme a mí misma: “Vale, si estás en la otra punta del mundo y te cuesta dar a conocer tu historia, etc., reúnete con todos los periodistas del Washington Post, The Guardian, Le Monde, etc. para dar a conocer tu historia”. Esa es la premisa básica de Forbidden Stories, en la que sigo creyendo, y que creo que sigue siendo una muy buena idea.

Utilizar un privilegio para ayudar a la gente que no puede hacerlo. Enton- ces, una vez más, entra en juego la faceta de periodista.

En otras palabras, no soy activista, no soy abogado, no soy un político, así que no hay mucho que pueda hacer para protegerlos, aparte de ofrecer lo que pueda y el hecho de que soy periodista en una zona protegida.

En cuanto al periodismo de investigación colaborativo, es otro de esos conceptos clave en tu trabajo anterior.

El periodismo colaborativo para mí es como una categoría de periodismo, es algo que he visto más en Francia, no en otras culturas, pero quizá sea mi propia ignorancia —no conozco toda la historia del periodismo colaborativo—.

En lo que se refiere al periodismo colaborativo internacional, los primeros en hacerlo, y con los que ha funcionado, es el ICIJ.

Así es, el ICIJ, el Consenso Internacional de Periodistas de Investigación con sede en Estados Unidos, ellos hicieron los Papeles de Panamá, los Papeles de Pandora, todas estas investigaciones sobre evasión fiscal, ellos lo hicieron y ellos son los que llevaron la idea del periodismo colaborativo internacional al gran público, demostrando que podía funcionar. En otras palabras, reunieron a periodistas de muchos medios diferentes, como hacemos nosotros. Esto es algo que no hemos inventado nosotros. El desarrollo de Internet, etc., ha facilitado mucho la tarea, lo que significa que ahora somos capaces de crear redacciones internacionales. Creo que el periodismo colaborativo es más bien una cuestión de métodos que una disciplina en sí misma, porque al final vamos a utilizar lo que sabemos hacer como periodistas de investigación; es decir, encontrar una historia, encontrar fuentes, investigar, buscar documentos contrastar información, etc. Todavía me contacta la gente para decirme qué buen trabajo hice. Lo agradezco. Pero básicamente, lo que quiero es que mis padres, mis hermanos y hermanas, que están en Francia, puedan entender mi trabajo.

El Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ por sus siglas en inglés) develó los
negocios offshore ocultos en los papeles de Panamá en el 2016
Foto 3
El Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ por sus siglas en inglés) develó los negocios offshore ocultos en los papeles de Panamá en el 2016
Captura de pantalla de ICIJ

Foto 3. El Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ por sus siglas en inglés) develó los negocios offshore ocultos en los papeles de Panamá en el 2016. Captura de pantalla de ICIJ

El objetivo del periodismo sería, por tanto, ser capaz de llegar a todo al público.

Yo creo que sí. Tenemos que hablar con la gente, porque esa gente es la que forma la sociedad, la que forma la comunidad en la que vivimos, la que vota, la que se manifiesta, la que piensa, la que educa. Así que es esencial que hablemos con esa gente y que les transmitamos todo lo que podamos.

Quiero decir, para mí —he estado pensando en ello recientemente, porque es parte de todo un proceso de reflexión loque estoy haciendo actualmente sobre mi trabajo—. Mi objetivo final es ser capaz de combinar temas de investigación y ser capaz de seguir indagando, revelando cosas, contando cosas que son secretas, pero ser capaz de hacerlo inteligible para que todo el mundo pueda interesarse.

Desde hace un tiempo, cercano al rol del activismo en periodismo, tam- bién se habla de periodismo constructivo y de soluciones.

Creo que es un gran avance en el periodismo, una gran manera de recuperar la confianza de la gente, de demostrar que el periodismo también consiste en encontrar soluciones a los problemas, que la gente acude a los periodistas nosotros encontramos soluciones. Y como los periodistas tienen esa influencia mediática, eso puede cambiar las cosas. En cualquier caso, creo que cualquier medio para recuperar la confianza del público es bueno. Digo recuperar porque creo que la hemos perdido.

¿La hemos tenido alguna vez?

Los periodistas lo arañan todo, a veces hacen las cosas mal, a veces revelan cosas que no deberían, etcétera. Así que no sé si alguna vez hemos tenido verdadera confianza. Pero en estos tiempos en los que hay noticias falsas y tantas burbu- jas de redes sociales, creo que los periodistas tienen un papel que desempeñar. Creo que es esencial que la gente vea nuestra profesión como algo con lo que puedan contar, algo en lo que puedan confiar.

Está claro que hay jefes en la cúpula que empujan las historias y les dicen que adelante, que hablen del Islam, que hablen de otra cosa, y que siempre van a ser ultratendenciosas, rozando las fake news, pero en realidad este material no tiene nada que ver con el periodismo, pero funciona, funciona, la gente lo mira. Y ahí no sé si puede poner límite el periodismo de soluciones. Tampoco somos superhéroes, y como seres humanos que volvemos a casa al final del día, tene- mos que cobrar, tenemos que comer, tenemos que tener un techo, etcétera. En fin, hay que seguir reflexionando sobre la evolución del periodismo.

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