Servicios
Descargas
Buscar
Idiomas
P. Completa
“Los propósitos de Caseros no se han cumplido plenamente”. Prensa y política, una aproximación a El Argentino de José Hernández
Fabián Herrero
Fabián Herrero
“Los propósitos de Caseros no se han cumplido plenamente”. Prensa y política, una aproximación a El Argentino de José Hernández
“The purposes of Caseros have not been fully met.” Press and politics, an approach to El Argentino by José Hernández
Temas de historia argentina y americana, vol. 1, núm. 32, pp. 47-68, 2024
Pontificia Universidad Católica Argentina Santa María de los Buenos Aires
resúmenes
secciones
referencias
imágenes

Resumen: Durante el año 1863, cuando todavía se viven las consecuencias no del todo saldadas de la batalla de Pavón, la celebración de Caseros es la ocasión y la oportunidad para posicionarse políticamente sobre ese pasado reciente. Este articulo analiza la percepción que tiene al respecto El Argentino, periódico editado durante ese año en Paraná por el poeta José Hernández. En el marco del plan de “unificación de la nación” impulsado por el presidente Bartolomé Mitre, se trata de hacer ver como dicha conmemoración sirve para discutir las políticas del gobierno nacional (entre otras, la idea de fusión de partidos, la distribución de las rentas nacionales, las intervenciones en las provincias) y, al mismo tiempo, el lugar que le asignan en el acontecimiento tanto a Urquiza como a Mitre.

Palabras clave: Prensa,José Hernández,Justo José de Urquiza,Bartolomé Mitre.

Abstract: During the year 1863, when the consequences of the Battle of Pavón were not yet resolved and are still being experienced, the celebration of Caseros is the occasion and the opportunity to position oneself politically on that recent past. This article analyzes the perception that El Argentino, a newspaper edited during that year in Paraná by the poet José Hernández, has in this regard. Within the framework of the “unification of the nation” plan promoted by President Bartolomé Mitre, the aim is to show how this commemoration serves to discuss the policies of the national government (among others, the idea of ​​fusion of parties, the distribution of national income, the interventions in the provinces) and, at the same time, the place assigned in the event to both Urquiza and Mitre.

Keywords: Press, José Hernández, Justo José de Urquiza, Bartolomé Mitre.

Carátula del artículo

Investigaciones

“Los propósitos de Caseros no se han cumplido plenamente”. Prensa y política, una aproximación a El Argentino de José Hernández

“The purposes of Caseros have not been fully met.” Press and politics, an approach to El Argentino by José Hernández

Fabián Herrero
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Argentina
Universidad de Buenos Aires. Instituto Ravignani, Argentina
Universidad Autónoma de Entre Ríos, Argentina
Temas de historia argentina y americana
Pontificia Universidad Católica Argentina Santa María de los Buenos Aires, Argentina
ISSN-e: 2618-1924
Periodicidad: Semestral
vol. 1, núm. 32, 2024

Recepción: 02 Noviembre 2023

Aprobación: 18 Marzo 2024


Introducción

En el marco de la presidencia de Bartolomé Mitre y su plan de “unificar la nación” y de Justo José de Urquiza en el cargo de gobernador de Entre Ríos1, quien se muestra dispuesto a acompañarlo en dicha empresa política, en el presente trabajo, trataremos de analizar de qué modo se recuerda y celebra Caseros a partir de la intervención de El Argentino, editado durante el año 1863 en la ciudad de Paraná y redactado por el poeta José Hernández.

Caseros constituye uno de los grandes acontecimientos que marcaron cambios importantes en la política argentina de la segunda mitad del siglo XIX. Su evocación, claro está, surge en los días de su aniversario o bien como parte de algún debate o intervención pública. Resulta, de esta manera, la ocasión y la oportunidad para pensar el pasado a partir de las preocupaciones del presente. En efecto, se trata de seleccionar o recortar el cuadro que presenta el suceso y de conectarlo con cuestiones sustantivas de los días en que se los recuerda. Es de este modo que, evocar Caseros, es también escribir y posicionarse políticamente sobre la acción del Gobierno Nacional y provincial, en el marco de una crisis económica que aqueja a ambos dominios de poder. Es de notar, además, el clima tenso que se vive entre los partidarios de Mitre y de Urquiza, por las todavía muy vivas consecuencias de la batalla de Pavón de setiembre de 1861.

Presento rápidamente el conocido suceso que es el objeto de reflexión de El Argentino: La batalla de Caseros fue una contienda bélica sucedida el 3 de febrero de 1852. El ejército de la Confederación Argentina, encabezada por el gobernador de Buenos Aires Juan Manuel de Rosas y encargado de las Relaciones Exteriores de la Confederación Argentina, fue derrotado por el Ejercito Grande, una combinación de distintas fuerzas de Brasil, Uruguay, las provincias de Entre Ríos, Corrientes y emigrados unitarios, bajo el liderazgo de Justo José de Urquiza. Este último, gobernador de Entre Ríos, se había sublevado contra Rosas a partir de la publicación del Pronunciamiento del 1 de mayo de 1851. El fin del combate significó la renuncia del gobernador de Buenos Aires y su exilio a Inglaterra. A fines de 1852, emergieron dos estructuras de poder, la Confederación Argentina bajo la presidencia de Urquiza y el Estado de Buenos Aires.2

Ahora bien, ¿cómo celebrar Caseros si aquellos que formaron parte de su éxito, luego de 1852, formaron Estados distintos, mantuvieron una guerra y, en tiempos de relativa paz, en 1863, los encuentra en el mismo proyecto de “unificación de la nación” pero defendiendo signos políticos opuestos (liberal y federal)? ¿Es posible reivindicar a todos, señalando las virtudes de aquellos que después fueron enemigos y actualmente forman parte de un país dividido entre liberales y federales?

Los objetivos que persigue este trabajo es tratar de comprender la posición de El Argentino con respecto a la celebración de Caseros y su vinculación con su presente (1863), ya que ella permite advertir su intervención en torno a cuestiones sustantivas como la relación nación y provincia y la idea de partido. Para seguir su argumento, debemos hacer algunos desvíos temporales. En efecto, para comprender mejor su discurso, es necesario en primer término, conocer que postura asumen con respecto al acontecimiento que se celebra tanto el presidente Mitre como el gobernador de Entre Ríos Urquiza. Para ello aprovecharemos la bibliografía del periodo, ya que brinda un valioso material al respecto. Luego, interesa saber cómo El Argentino presenta el acontecimiento Caseros. Inicio ese análisis tratando de hacer ver qué ocurre en torno al festejo oficial. Su examen, como se verá, nos llevará a tomar los desvíos ya mencionados. Para entender que situación vive Paraná en los momentos de la celebración, resulta del todo pertinente conocer que dicen algunas autoridades militares y políticas liberales de Santa Fe, Rosario y Corrientes, territorios que son afectados, de un modo u otro, por lo todo aquello que sucede en Entre Ríos. Importa particularmente saber que percepción tiene de los rumores políticos sobre alteraciones de poder y el rol que cumple la prensa con relación a ellos. Para su indagación, los documentos del archivo Mitre resulta una fuente imprescindible. Al mismo tiempo, iremos un poco más lejos en el tiempo, para comprender las posturas que asumen Mitre y Urquiza, esto es, será necesario comprender que ocurrió en las décadas anteriores en Entre Ríos. Me refiero, puntualmente, a los momentos en que Urquiza es acusado de traidor por el gobernador Pascual Echagüe y Juan Manuel Rosas debe mediar al respecto. Lo que sucede en los inicios de 1860, a nuestro juicio, pueden compararse de algún modo con situaciones similares en la década de 1830 y 1840. Nos darán pistas, estoy cada vez más convencido, para comprender cómo actúa Mitre y Urquiza y, en este sentido, nos ayudarán a comprender el modo en que se celebra Caseros en 1863.

Continuando con el examen que hace El Argentino de Caseros, en tercer lugar, analizo qué posición asume Hernández. Es justamente en este preciso punto que interesa advertir la relación presente y pasado, ya que aparecen cuestiones sustanciales como la relación entre nación y gobierno provincial y el papel que deben jugar las facciones.

Antes de comenzar, es del todo pertinente describir algunos aspectos de la vida de José Hernández y mencionar algunos elementos que nos permitan situar a El Argentino dentro del panorama de la prensa entrerriana en la que emerge. Los especialistas en su obra sostienen que hacia fines de la década de 1850 se traslada a Paraná motivado por su desencanto con la situación política que se vive en Buenos Aires.3 Consigue un empleo en la casa de comercio de Ramón Puig, suegro del General Ricardo López Jordán con quien mantiene contactos al parecer estrechos por esos días. Se sabe además que sirvió como oficial en el batallón que comandaba Eusebio Palma en la campaña militar que culminó en la batalla de Cepeda. Trabajó como taquígrafo del senado durante el periodo legislativo de 1859 y, posteriormente, en 1860, como secretario del vicepresidente Juan Esteban Pedernera. En ese mismo año, fue designado para desempeñar esas funciones en la Convención nacional que tenía su sede en Santa Fe. En Paraná, durante 1863, contrajo matrimonio con Carolina González del Solar. En esta última ciudad, entre los trabajos que mencionamos, también ejerció tareas periodísticas. Fue en un comienzo corresponsal de La Reforma Pacífica dirigida por Nicolás Calvo. No firmó sus articulo con su nombre sino con el seudónimo, “Vinchas”. Seudónimo que también utilizó en 1860, cuando se hizo cargo de la redacción de El Nacional Argentino, labor que desempeñó hasta su desaparición hacia fines de ese año. Según el estudio de M. Ortale, Hernández escribe algunos artículos en El Litoral de Paraná, redactado por Carriego, durante el año 18624.

Exactamente, el martes 3 de febrero de 1863 se edita el ejemplar número 1 de El Argentino. De forma equivocada, algunos de sus biógrafos la señalan hacia la mitad de ese año. Como es habitual en las publicaciones periódicas del periodo, en la misma tapa figura que su redacción está a cargo de José Hernández. Los órganos de prensa de la década de 1840 o inicios de 1850, por ejemplo, en general, no mencionan el dato preciso de quien es el que redacta el periódico, pienso en El Federal Entrerriano de Paraná, El Progreso de Entre Ríos de Gualeguaychú, o El Porvenir de Entre Ríos de Concepción del Uruguay. Según Vázquez, además de Hernández, colaboran en su redacción, Rafael (hermano menor de José), Manuel Martínez de Fontes, Andrés y Melitón González del Solar, que se emparentaron entre sí porque el poeta y Fontes se casaron con hermanas de los del Solar5.

Las publicaciones periódicas que se editan, entre 1860 y 1863, es variada con relación a sus objetivos y surgen en ciudades diferentes de la provincia.6El Uruguay, editado entre los años 1860 y 1870 en Concepción del Uruguay, es el que se mantiene con más estabilidad. Durante el año 1861 surgen en Paraná varios periódicos que tienen una vida breve. La Luz, redactado por los emigrados porteños Fermín Irigoyen, Andrés González del Solar y Adolfo Cordero, que combatió la política de Buenos Aires y desapareció a los pocos meses. El Correo Argentino, periódico político, comercial y literario, editado por Jorge Alzugaray. La Soberanía del Pueblo, del mismo Alzugaray. Paraná, político, literario y comercial, redactado por Olegario V. Andrade. Finalmente, La Patria Argentina, con cuyo periódico hizo su aparición en el medio periodístico el doctor Evaristo Carriego. Con este último, finaliza la experiencia de la prensa en la Confederación Argentina7.

Luego de Pavón, Paraná deja ser la capital de la Confederación Argentina. Durante el año 1862, en aquella ciudad, se editan varias publicaciones periódicas. El mencionado El Litoral redactado por Carriego; El Patriota, a cargo de Olegario V. Andrade; El Soldado Entrerriano escrito por Francisco F. Fernández. Este último, en 1862 se incorporó a la redacción del periódico El Pueblo Entrerriano dirigido por Olegario Andrade en la ciudad de Gualeguaychú8. Mariana Pérez ha señalado que si bien el grueso de la prensa entrerriana “era adicta a Urquiza” (por convicción y porque dependía de los subsidios del gobierno provincial y del propio caudillo para su subsistencia) existían hacia 1862- 1863 dos periódicos que sostenían líneas editoriales autónomas: El Litoral, de tendencia federal y La Democracia de tendencia "unitaria"9.

En suma, cuando Hernández toma a su cargo la redacción de El Argentino, ya tiene una vida activa en la ciudad, no es alguien que se hace cargo del periódico en el momento de su aparición, como fue el caso de Juan Lasserre que llega de Montevideo para tomar el control de El Porvenir de Entre Ríos a fines de 184910. Esto es, se trata de un escritor público que tiene un conocimiento de la situación de la ciudad y de la provincia, y que, además, tiene aceitados contactos. Por otra parte, emerge en un panorama de la prensa entrerriana renovada. No estamos en la década de 1840 o en el año 1850, donde la prensa es no solo más reducida sino también más uniforme en su línea editorial (la defensa de Urquiza no admite casi matices), en los primeros años de 1860, las voces registran distintos tonos y las posiciones políticas, a veces, los encuentra en veredas distintas, como es el caso de El Litoral y, en algunos casos opuestas, como lo que puede ofrecer la lectura de La Democracia.

“Caseros” como acontecimiento inspirador y como promesa incumplida
Los saludos con el presidente

El primer mandatario de la República, Bartolomé Mitre, al cumplirse el aniversario de Caseros le escribe unas palabras al gobernador de Entre Ríos Justo José de Urquiza, que no ocultan cierta línea donde se mezclan los sentimientos, los recuerdos y la gratitud:

Me hago un deber felicitar a V.E. por la gloria que alcanzó en aquel día, derribando la más sangrienta de las tiranías y rompiendo las cadenas del pueblo argentino. Yo, que he hecho siempre justicia a los méritos de ese día, y que la he hecho aun cuando nos hallábamos en filas opuestas sin olvidar nunca, el mérito que a V.E. particularmente corresponde con tal motivo, no podría dejar de hacerlo hoy, en que V.E. coopera tan eficaz y lealmente a la reorganización de la República Argentina, comenzada en Caseros, y a la que felizmente hemos arribado, a pesar de las contrariedades de los tiempos, y que espero hemos de consolidar con la buena fe y la buena voluntad de todos los hijos de esta patria11.

Como puede advertirse con entera claridad, se presenta aquí toda una cadena de sentido que se pone en funcionamiento en la carta. Lo felicita por la victoria en Caseros, que representa el fin de la tiranía rosista y el comienzo de una nueva etapa política que, hace notar, en el presente se continúa y, que, destaca en particular, debe aún consolidarse. Subraya, además, que siempre ha reconocido el papel del líder entrerriano en aquella batalla decisiva, aun en momentos en que estaban enfrentados. También afirma que el primer mandatario de Entre Ríos actualmente coopera, y no temamos insistir en ello, en la reorganización de la República Argentina que tiene su comienzo en Caseros. De este modo, el acontecimiento que es motivo de la correspondencia, marca no solo el fin de la etapa de tiranía adjudicada exclusivamente al periodo Rosista sino y, sobre todo, el comienzo de los principios que rigen en el presente.

“Emocionado” por las palabras del presidente de la República, en la perspectiva de Beatriz Bosch, Urquiza le contesta empleando un tono similar. Lo hace rechazando la actitud de aquellos que se mueven en la escena pública con “vulgar ingratitud” y que expresan “pasiones mezquinas”. En este preciso sentido afirma:

Agradezco a V.E. tan noble testimonio de su afección; me es agradable expresarle mis sinceros votos porque V.E. afianzando la actualidad, recoja todo el honor de llevar a éxito completo la constitucionalidad del país en toda su integridad y en la extirpación de las viejas pasiones que han puesto obstáculos a la idea que fue el canto de triunfo de Caseros, en que V.E. cupo también tan honrosa parte12.

Urquiza incluye a Mitre, como se ve, entre aquellos nombres que colaboraron en la victoria de Caseros. Y hace notar, sobre todo, dos cuestiones sustantivas del presente: la línea constitucional iniciada luego de aquel acontecimiento, obra que debe completar Mitre en su gestión presidencial y, al mismo tiempo, empleando una metáfora médica, el objetivo de extirpar las consecuencias negativas de las pasiones políticas, esto es, la lucha de partidos.

Como puede apreciarse hasta aquí, Mitre y Urquiza reconocen el protagonismo de cada uno en Caseros. Ambos comparten, además, la creencia de un presente común de reorganización nacional. No muestran fisuras en la política actual. La imagen que presentan es de un acuerdo en el campo de la política, nación y provincia. Ahora bien, si estas son las posiciones del gobernador de Entre Ríos y el presidente, el examen de El Argentino, un órgano de prensa que expresa en líneas generales una defensa de la administración urquicista, puede darnos una perspectiva un poco más compleja.

Lo que dice El Argentino: evocar un acontecimiento para discutir el pasado y el presente.

Lo primero que sorprende al leer el periódico de Paraná es el silencio con respecto a esta correspondencia. El Argentino, órgano de prensa que es financiado mayormente por el gobierno de Entre Ríos, no publica estas cartas. Tampoco José Hernández las menciona en su editorial y, menos aún, en sus artículos posteriores. Los especialistas en la prensa del periodo conocen bien que, correspondencia del tenor de las citadas, suelen ser publicadas completas en las publicaciones periódicas o bien son mencionadas y luego analizadas. Es lo que en rigor ocurre cuando, meses más tarde, se transcribe parte del discurso del presidente Mitre en Rosario, pero también otros mensajes públicos pronunciados por autoridades y personalidades. Y no solo eso, en las notas en las que incluyen esos documentos se describe las sensaciones que se viven y todo lo que ocurre de importancia en la fiesta13. O cuando se publica el discurso completo de Urquiza en ocasión de la fundación de la Villa Colón, además de los mensajes pronunciados por las autoridades de la Colonia San José y, claro está, también aquí se hace una descripción de los festejos14.

La prensa entrerriana de los años de 1840, solo para destacar otro ejemplo al respecto, dedica un espacio importante a las cartas de felicitaciones enviadas al primer mandatario provincial, o bien a las palabras de augurios en cada nueva asunción de Urquiza en el gobierno provincial. Enviadas por primeros mandatarios provinciales, autoridades militares, notables de distintos lugares, toda esa correspondencia se publica completa. Pero también las que son recibidas luego de un acuerdo importante, como el Tratado de Alcaraz en 1846, o bien de una batalla relevante como la de Vences en 184715. Esto es, cuando se trata de documentación epistolar importante se publica de forma completa o bien se la menciona. El intercambio de Mitre y Urquiza es relevante en el aniversario de Caseros, sin embargo, al respecto, no hay una palabra en El Argentino. Más adelante, voy a proponer una conjetura sobre esta omisión o ausencia.

En segundo lugar, sorprende, como mostraremos a continuación, el modo en que el acontecimiento es celebrado por el gobierno. Pero también por el tratamiento que del hecho hace El Argentino. La celebración de la “gloriosa jornada de Caseros” se realizó el 3 de febrero en los “salones del antiguo Club”. Como es habitual en las conmemoraciones Urquicistas, se destaca que “la concurrencia era numerosa y distinguida”, y, en la misma línea de generalidad, se hace notar que el “espíritu de animación que reinó en él no dejaron nada que desear”. Al mismo tiempo, El Argentino, no deja de marcar una especie de crítica al baile oficial, al anunciar que en muy “pocos días tendrán lugar otros, aunque probablemente de un carácter más alegre, propios de los días de carnaval”16. Hay aquí, claro está, una línea vinculada con la defensa de lo popular. El clima celebratorio, entonces, tiene momentos distintos, uno solemne y frío, y otro más pasional y alegre. Aquí hay una distinción importante entre las celebraciones oficiales y aquellas otras en las que la comunidad se reúne por otros motivos. Para decirlo directamente, el enorme espacio dedicado a los avisos y las notas anunciando y luego describiendo el baile de máscaras y los festejos de los días de carnaval, resultan, por cierto, muy distintos al baile de celebración del 3 de febrero17.

La celebración oficial, además, no resulta muy diferente a las descriptas por la prensa de la década de 1840 y comienzos de 1850, donde se destaca la elegancia de la fiesta, y un público selecto y numeroso.18 La diferencia, muy notable en este caso puntual de la celebración de Caseros, es que en estas últimas las descripciones son muy extensas y documentadas, la que presenta El Argentino es breve y superficial. Lo que resulta importante destacar, es que cuando el gobierno de turno decide mostrar cierta espectacularidad y resonancia de una celebración se hace notar, sin lugar a dudas.

En el caso de Caseros, en suma, no hay voluntad de mostrar un clima festivo, no hay descripciones del evento, todo es generalidad inscripta en un escenario marcado por cierta frialdad. Desde la perspectiva oficial, se puede suponer que se encuentran en una especie de encerrona: la celebración del acontecimiento no puede obviarse, ya que el protagonista del acontecimiento es Urquiza y, además, Entre Ríos es la provincia principal que interviene en ella. Ahora bien, ¿porque no hay un clima festivo? La clave de la respuesta, a mis ojos, es tratar de entender cómo se vive en Entre Ríos y, sobre todo, en Paraná, la relación con el gobierno nacional.

Percepción y actitudes de los liberales. Entre Ríos: “desenfreno de su prensa” y “diarios trabajos subversivos”

El intenso intercambio que, durante el año 1863, mantienen algunas autoridades provinciales de la región y el presidente, puede darnos algunas pistas sobre cómo perciben la situación que se vive en la provincia entrerriana y en particular en Paraná. Es el caso de José María Avalos quien escribe desde Santa Fe. Se trata de un militar, nacido en esta última provincia, que luchó desde las trincheras de la Confederación Argentina durante las batallas de Cepeda y de Pavón. En 1863, el gobernador liberal de Santa Fe, Patricio Cullen, lo nombró jefe de la policía provincial, pero estuvo poco tiempo en ese cargo, ya que el presidente Mitre lo convocó para defender la frontera norte de Santa Fe en el recién formado ejército nacional. El que escribe, entonces, es un actor que está operando en una de las zonas complicadas de la región del litoral, donde el gobierno nacional creyó importante enviar apoyo militar y recursos económicos. Lo que ocurre en los territorios lindantes obviamente también afectan tanto sus trabajos militares como los de su provincia. Es en el interior de este cuadro donde hay que entender el intercambio que mantiene con el presidente.

En un comienzo, le señala a Mitre lo que ocurre en territorio entrerriano, sabiendo de antemano que no está dando ninguna novedad. “Aunque V. E., afirma en este sentido el militar santafesino, debe estar mejor impuesto que yo de los acontecimientos que todos los días se repiten escandalosamente en la provincia de Entre Ríos, y principalmente en el Paraná”. Ahora bien, lo que le interesa subrayar son las consecuencias negativas que en esos territorios ya se perciben. Esto es necesariamente de este modo ya que todo, obviamente, se hace en “menoscabo de la influencia moral que ejerce el ilustrado gobierno de V. E”. Y siguiendo con este razonamiento, por una parte, considera, acusando directamente al gobernador de Entre Ríos, que “la única propaganda de la prensa asalariada del general Urquiza, son de ninguna trascendencia”. Pero, por otra parte, dejando deslizar una crítica implícita al primer mandatario de la república y destacando el poder de la prensa, afirma que “no dejan, sin embargo, de causar una mala impresión en el ánimo de nuestros paisanos, que no alcanzan comprender la política tolerante del gobierno de V. E19.”

Desde Rosario, también en octubre, Antonino Garzón, por su lado, le escribe al primer mandatario de la Republica. Sostiene que la “atmosfera política se va cargando mucho para guardar silencio, y es preciso denunciar quien puede poner remedio”. En este sentido, considera que es necesario “denunciar”, aludiendo a la provincia de Entre Ríos, “los incesantes trabajos reaccionarios de los eternos incansables enemigos de la paz pública.” En este sentido, señala que “a la fecha tendrá V. E. la vista El Litoral del día 2, donde se registra una especie de pasquín en forma de pronunciamiento, firmado por cuatro cinco jefes entrerrianos y que transcribe El Ferrocarril de hoy20.” Subraya, además, el impacto de la prensa, al señalar que “no puede V. E. figurarse cuanta es la agitación que causan en esta sociedad tales noticias”. Al mismo tiempo, destaca que, si bien ha hecho un intento de moderar ese impacto, sin embargo, sus consecuencias negativas resultan el impacto más poderosas de lo que se puede sospechar. De este modo, señala que todo lo descripto sucede, “a pesar de las reflexiones con que algunos amigos de la causa intentamos tranquilizar los espíritus”. Y en este punto hace una suerte de guiño a Mitre, sosteniendo que sigue su consejo de no darles demasiada relevancia, pero, al mismo tiempo, afirma que es “muy difícil”. Y en esta línea, continúa, “mucho más en medio de los elementos tan contrarios que leemos en esta localidad, fecundados por la predica constante de una prensa dirigida siempre combatir al partido liberal, que se encuentra en el poder21.”

Desde Corrientes también se encienden alarmas con relación a movimientos que ocurren en Entre Ríos. Resulta del todo pertinente señalar que se trata de una provincia donde se han registrado mudanzas de poder de importancia. Con la revolución de 1861, cae el gobernador federal de Rolón y emerge el nuevo poderío de los jefes militares de los departamentos del sur, quienes buscan un nuevo equilibrio de poder con ciudad de corrientes que hasta aquel año disponía de un poder hegemónico22. En este recreado escenario, emergen administraciones liberales. A fines de 1862 asume Manuel Lagraña. Intranquilo por la situación entrerriana, es justamente este último quien escribe de urgencia a Mitre. Le señala que si bien sabe que en “varias ocasiones me ha dicho usted que no tiene motivos oficiales para creer que el general Urquiza pretenda reaccionar el país”, considera que los hechos recientes habilitan por cierto volver sobre el tema. Y en esta línea aclara que, “aunque su palabra me sea la más autorizada para este y otros casos, no debiendo ya carecer actualmente de esos motivos, vuelvo a repetirle que no puedo reposar en la fe del gobernador de la provincia de Entre Ríos”. Concretamente, afirma, que no puede dejar de sospechar del gobernador entrerriano, ya que está “en presencia de sus constantes y diarios trabajos subversivos”, no solo por la “intervención de hecho y sin embozo que ha tomado en apoyo del gobierno blanco oriental”, sino particularmente por el “desenfreno de su prensa y agitación de sus seguidores”. Lo realmente preocupante, a los ojos del primer mandatario provincial, es que esos periódicos, llegan a los jefes militares y se distribuyen en toda la frontera.23

La posición de Mitre, bien puede advertirse en su respuesta al gobernador de Corrientes Lagraña. Por un lado, reconoce que la información que le ofrece es la misma que él tiene. Esto es, conoce bien de qué se trata. “Comprendo bien el malestar y ansiedad que producen en esa provincia no solo los actos escandalosos que han tenido lugar en algunos pueblos del Entre Ríos, sino también el desenfreno con que gran parte de la prensa de la misma provincia”. En su opinión, con ellos se “predica la revuelta y todo acto de hostilidad contra la autoridad nacional 24 .”

El primer mandatario, por otro lado, vuelve sobre un argumento. Urquiza ha dado muestras de lealtad al gobierno nacional al rechazar cualquier proyecto conspirativo,

pero de esta predica insensata, de esos actos inmorales y punibles, ponerse en pie contra el actual orden de cosas establecido en el país, hay una distancia inmensa, que no se han de aventurar aquellos que aspiran encender de nuevo la guerra, lo menos sin contar con elementos de que absolutamente carecen, y sobre todo con un jefe que hasta el presente no surge, pues el general Urquiza, con quien presumen contar, rechaza toda solidaridad con los aspirantes a revueltas, habiendo reprobado del modo más enérgico los actos que me he referido, habiendo expedido órdenes para evitar su repetición, y estando dispuesto a entregar los culpables a la justicia federal para que sean juzgados y sentenciados con arreglo a la ley. Usted podrá observarlo por la lectura de la copia que le incluyo de la carta del general Urquiza, fecha 19 del corriente, en que no puede ser más explícito sobre la materia.

El impacto de la prensa entrerriana y los rumores intensos de índole conspirativo, exceden el espacio provincial, es una suerte de región la que recibe sus consecuencias que, por lo menos, incluye a Santa Fe, Rosario y Corrientes. En esta línea, es de notar que distintas autoridades de estas tres provincias y el presidente Mitre tienen un acuerdo sobre la situación: hay episodios escandalosos en territorio entrerriano y la prensa es su eficaz canal de divulgación. No comparten, sin embargo, la respuesta que se debe dar al respecto. Mientras los primeros acusan a la prensa entrerriana y a Urquiza, y piden que el gobierno nacional ofrezca un “remedio” concreto, envíe fuerzas militares como apoyo o inicie directamente hostilidades, Mitre, por su lado, sostiene que los que pretenden subvertir el orden y atacar a su administración no reúnen los recursos suficientes para lograr sus objetivos y que, particularmente, Urquiza, ha dado, a sus ojos, muestras de que no los apoya. Solo en caso, entonces, de que en los hechos concretos muestre estar del lado de los adversarios hay que tratarlo como a un enemigo.

Llegados hasta aquí se imponen dos interrogantes. ¿El presidente es “tolerante” como le señalan y no mide las consecuencias de los movimientos conspirativos en Entre Ríos y, sobre todo, en Paraná? Y, por otro lado, ¿frente a las encendidas alarmas conspirativas y al señalamiento particular de algunos actores, como Urquiza, Mitre propone como respuesta, una táctica política nueva? Para poder dar una posible explicación es necesario hacer otro pequeño desvío en nuestra argumentación. Resulta sumamente útil, retroceder en el tiempo, para señalar, en el caso particular de Urquiza, cómo otro gobernante actuó en el marco de circunstancias relativamente parecidas a las mencionadas más arriba.

En un cuadro verdaderamente difícil por la invasión unitaria en Entre Ríos, en el año 1841, el gobernador entrerriano Pascual Echagüe, le escribe al jefe de la confederación argentina, Juan Manuel de Rosas, señalando directamente a Urquiza, uno de sus principales comandantes militares, como insubordinado y traidor. Sus acusaciones son varias, en su opinión, es parte de “una logia” cuya principal intención es la de desacralizarlo y, al mismo tiempo, cuestiona sus actitudes en su labor militar, ya que no cumple con las ordenes que se le indican. No obstante, le asegura que no ha adoptado ningún tipo de medida al respecto. Señala que solo trató de “disimularlo” y, aclara, “me resigné todo en silencio”. Una semana más tarde, insiste con su reclamo, ratificando sus acusaciones anteriores y ampliando su argumento, afirmando que Urquiza debe ser incluido entre los “malos federales”, porque, entre otras cosas, hace comercio con los “enemigos unitarios”. Nuevamente sostiene que no actuará al respecto hasta que se le ordene lo contrario.25 Echagüe, como se ve, no toma una resolución con relación al comportamiento de Urquiza, porque Rosas ya había mostrado una política tolerante cuando en otras ocasiones sucedieron cuestiones como las planteadas aquí.

Para comprender el dilema en el que se encuentra Echagüe, resulta del todo pertinente mencionar qué hizo en casos relativamente similares. En su gestión, por un lado, advertimos episodios que involucran a entrerrianos donde sí encuentra pruebas sobre la acción de conspiradores y resuelve sin consultar a Rosas. En algunos casos, la sanción es el destierro y la confiscación de bienes y, en otros, la pena de muerte26. Estos ejemplos muestran que tiene muy claro cuando debe tomar una decisión con respecto tanto a sus subordinados como a los habitantes de Entre Ríos, en caso de sospechas o actos contra la política de la Confederación Argentina. El caso de Urquiza, aunque resulte a primera vista similar a los mencionados, no entraría dentro de los ejemplos citados, ya que no puede mostrar una prueba concreta que indique que aquél actúa en la trinchera unitaria.

En la respuesta de Rosas a ambas cartas, casi un mes más tarde, se puede advertir su posición y también porqué Echagüe no intervino como en los casos citados. En primer lugar, no se sorprende por la información recibida, “no debe V. extrañar en época como la que ha sucedido, que algunos hombres faltos de virtud y de valor hayan desmayado en su patriotismo los unos, en su constancia, y lealtad, los otros.” Ubica, de este modo, el problema dentro de un cuadro de guerra y política facciosa. Al mismo tiempo, no deja de señalar que el clima conspirativo existe. En su argumentación, evoca el pasado reciente, para recordarle a su par entrerriano que lo que ocurre no es novedoso: “acuérdese V. de la política de nuestros finados compañeros los SS. López, Quiroga y Heredia, cada uno en sentido distinto”. La experiencia, a los ojos de Rosas, indica que algunos de los subordinados, en la historia de las provincias, siempre han mostrado actitudes similares. Su posición, en este sentido, es la misma entonces que ha sostenido en otras oportunidades. Es la siguiente, “mientras, pues, no haya traición de pasarse a los salvajes unitarios, pienso que lo que conviene es proceder con habilidad, para hacerlos servir a su Patria, y en defensa de nuestra Santa Causa27.” Si Urquiza entonces no da una prueba de haberse pasado a los enemigos, hay que extremar tanto la tolerancia como la capacidad para manejar las situaciones conflictivas.

Hay dos cuestiones sustantivas para destacar aquí. Ellas, estoy convencido, pueden ayudarnos a comprender mejor la situación de Mitre y Urquiza en el año 1863. En primer lugar, la acusación de Urquiza como sospechoso de agitar el desorden y de ser acusado directamente como traidor tiene una historia extensa. A finales de 1830, es uno de los protagonistas del golpe militar, junto a López Jordán (padre), su hermano Cipriano, Espino, entre otros, que desplaza del poder por la fuerza al gobernador legal León Sola. La base de ese hecho disruptivo es una alianza con los unitarios, entre los que se cuentan, Lavalle y del Carril. El Gobernador de Santa Fe, Estanislao López, en 1836, acusa tanto al comandante del Departamento del Uruguay, Urquiza, como al ministro de gobierno de Echagüe, Evaristo Carriego, de pertenecer a los grupos unitarios. Por la gravedad de la impugnación, Echagüe decide entrevistarse personalmente con Rosas para tratar de dar una respuesta que favorezca a los acusados. Como parte de esa negociación, Carriego debe renunciar al cargo de ministro de gobierno, Urquiza, por su lado, consigue por el momento seguir en sus funciones de comandante militar. Este último, como vimos más arriba, en 1841 también es nuevamente acusado de formar parte de una logia unitaria. En el año 1846, por solo dar un último ejemplo, hay un intento de formar un poder alternativo a Rosas, donde Urquiza figura como la cabeza visible del movimiento junto con los unitarios y los hermanos Madariaga de Corrientes. Luego de largos meses de titubeos, ese plan fracasa, y Urquiza decide dar muestras de estar dentro de la confederación argentina bajo la subordinación de Rosas. No obstante, el líder de Entre Ríos debe dar pruebas concretas de dicha adhesión. Hecho que se advierte, cuando Rosas le ordena que resuelva la cuestión planteada por la nuevamente conflictiva provincia correntina. El gobernador entrerriano, en efecto, concluye con esta situación al encabezar el ejército que, en la batalla de Vences, obliga por la fuerza a Corrientes a reincorporarse a la confederación argentina28.

En segundo término, la táctica empleada por Rosas y Mitre es relativamente parecida. Este tipo de lógica tiene sus fundamentos. Miden las correlaciones de fuerza y, sobre todo, entre otras cuestiones, los recursos que se pueden gastar al respecto, las consecuencias negativas de la guerra. Si miramos el tema, desde el ángulo interpretativo de las autoridades que se alarman, obviamente, la posición es diferente, Echagüe en los años cuarenta o los militares y gobernadores en los inicios de los años sesenta, tienen otra visión por otro orden de razones. Se enfrentan, claro está, a convivir dentro de un verdadero clima conspirativo. Por este motivo, lo que necesitan es una resolución efectiva a ese problema.

El desvió que tomamos para explicar la situación traumática de Entre Ríos y, sobre todo, de Paraná y, la importancia de la prensa entrerriana como canal del descontento, resultó sumamente útil para explicar porque hay silencios sobre las cartas de Mitre y Urquiza y, particularmente, porque la fiesta oficial para celebrar el aniversario de Caseros se realizó en un clima humano frío. Al mismo tiempo, es de notar que tanto Urquiza como Mitre conocen de estas circunstancias y, en el primero, hay altas sospechas que las fomenta. El recorrido sobre la percepción y actitudes de los liberales, también ayuda a entender por qué El Argentino es un canal donde se expresa esta línea de decepción ante las acciones del gobierno nacional. Algo más sobre esto último, es lo que observaremos a continuación.

“Los propósitos de Caseros no se han cumplido plenamente.” Lo que dice El Argentino

Si la descripción de la celebración puede pasar casi desapercibida para el lector de El Argentino, ya que, como he tratado de hacer ver, no se dice casi nada y está descripta en una nota de tamaño muy pequeña. Lo que sí es destacable, es el editorial, firmado por Hernández, donde se habla justamente del acontecimiento.

Hace once años que el Sol de este día bañaba con sus brillantes resplandores dos ejércitos formidables, que, frente a frente el uno del otro, iba a decidir bien pronto la suerte de la patria.” La espectacularidad y grandeza que quieren mostrar las palabras de Hernández, requiere, en efecto, de ciertos elementos y, uno de ellos, es que en el cuadro donde se desarrolla el suceso debe resaltar su luminosidad. No es casual, entonces, que la presentación de su escrito comience más como una crónica de ficción que de un trabajo de reflexión. El historiador de las ideas Suizo Jean Starobinski, ha mostrado justamente la importancia de la fuerza metafórica de la luz en los emblemas y signos de acontecimientos significativos, son los que dan señales claras tanto de su grandeza como de su espectacularidad29.

En este punto, a primera vista, no hay diferencia con la posición de Mitre. “En Caseros, continua con su razonamiento el periodista-poeta, destrozados por la espada del Ilustre vencedor los eslabones de la cadena de nuestra esclavitud política, se restituyó a los pueblos argentinos su libertad”, pero no solo eso, además “se les devolvió su vida política y social, se abrió el gran libro de su porvenir como pueblos libres”. En este cuadro donde emerge una vida política nueva, se la vincula al mundo que se quiere pertenecer, por este motivo, inscribe “su nombre en el catálogo de las naciones libres, cultas y poderosas30. De esta manera, el acontecimiento es un punto de inflexión, un parteaguas de la política, donde la luz de los grandes héroes es resaltada como lo son también las grandes palabras que coexistieron en aquel momento: libertad, paz, victoria. Como no podía ser de otro modo, el acontecimiento lo contiene todo: “Caseros es un hecho grande por su origen, por sus formas, por sus propósitos y por sus fines.”

El relato así presentado cambia el tono cuando comienzan las reflexiones en torno justamente a la puesta en obra de sus propósitos. Las palabras de Mitre y de algún modo las de Urquiza se contraponen con las de Hernández, quien afirma que “esos propósitos no se han cumplido plenamente”. Es más, destaca, que en su “realización han sido defraudadas las esperanzas más legitimas y fundadas de los Pueblos”. A sus ojos, en 1852, no concluye como cree Mitre el sufrimiento de las provincias, porque justamente durante su presidencia, 1863, no termina “la foja de nuestro martirologio”.

El vocablo “sufrimiento” está muy presente en las páginas de El Argentino. Aparece cuando se habla de la pobreza en Entre Ríos y en las provincias, motivado por la ineficacia del gobierno nacional al no distribuir bien las rentas nacionales, también en las artículos y correspondencia ligados a los soldados que pelearon en Pavón y que sufren abandonados y aislados31. El sufrimiento, no temamos insistir en ello, no tiene para el poeta-periodista un punto final en Caseros sino una continuidad debido a las políticas implementadas por el gobierno nacional.

A los ojos de Hernández, Mitre y Urquiza, son dos líderes que razonan y actúan distinto ante el triunfo. Si el primero, como lo dice una y otra vez, no cumple con los objetivos de Caseros, el segundo dio una lección sobre cómo debe actuar un gobernante victorioso. Los vocablos vuelven a repetirse, (sufrimiento, victoria), incluyendo también, un programa de prosperidad.

El sufrimiento es el camino de la redención. Allí, vivo todavía el entusiasmo del triunfo, después de 40 años de sangrientos combates, se oyó la voz del generoso vencedor, proclamando un principio sublime de civilización cristiana, diciendo a los Pueblos para su gloria: No hay vencedores ni vencidos. Esas palabras encerraban en sí un programa de prosperidad para la Patria. Con ellas se abría para los argentinos una era nueva de reconciliación, de fraternidad, de fusión, de organización y de libertad.

De este modo, los propósitos no se cumplieron de entrada, la culpa es tanto del gobierno nacional como de las facciones liberales de Buenos Aires que comenzaron nuevamente con el padecimiento, al incentivar las divisiones, la violencia, las intervenciones. Así, El Argentino sostiene,

pero lo repetimos, la época de nuestros sufrimientos no había tocado aun a su término; las explosiones del odio se hicieron escuchar muy luego, ahogando la palabra de reconciliación; la fraternidad no fue más que un propósito santo, la fusión fue un sueño que los Pueblos no vieron hacerse practico, la libertad, ese bello dote conquistado con la sangre y con el sacrificio de todos, se erigió en bandera de partido, y la organización nacional de una manera firme y consistente, apoyada en la Ley, regida por la justicia, sostenida por los esfuerzos y la concurrencia de todos, se dilató y se dilata todavía.

Las facciones de Buenos Aires que son el blanco de esta crítica negativa, no son evocadas explícitamente, “nosotros no queremos señalar con el dedo a los hombres sobre quienes pesa la enormidad de la falta”. No los nombra, porque justamente el “Pueblo los conoce, y a él compete su juicio.” El pueblo, en efecto, tiene aquí un papel activo, es el que puede sostener a las facciones de Buenos Aires o hacerlos caer. A once años de aquel “día memorable”, y “después de sufrimientos”, cuestión que insiste de modo machacón, destaca varias cuestiones sustantivas:

nuestros Pueblos, pobres, sin rentas, sin tener ni aun aquello más necesario para una existencia decorosa, absorbidos por una Provincia (alude a Buenos Aires) todos los centros de riqueza, de comercio, de poder y de influencia, una multitud de argentinos en peregrinación en el suelo mismo de la Patria, otros arrojados fuera del País por nuestras vicisitudes y nuestras luchas, elevada la pasión política a la categoría de sistema de gobierno, hecha más profunda nuestra división, exacerbados los ánimos por la desigualdad irritante…con un Gobierno Nacional sin asiento permanente aun, decrepito desde su nacimiento; nuestros Pueblos se encuentran ensayando nuevamente su régimen de gobierno, y por resolver en la practica el sistema que ha de regirlos y sobre el que han de consolidar su existencia como Nación, de una manera estable y permanente.

Hay por lo menos tres líneas temáticas que, señaladas en ocasión de la celebración de Caseros, atraviesan, como un largo hilo rojo, las páginas de El Argentino durante casi todo el año 1863. La primera, es la que presenta a una provincia entrerriana pobre porque no dispone de un presupuesto acorde a las necesidades de sus mínimas demandas, alude aquí, por ejemplo, a los sueldos de los empleados o a los necesarios recursos para obras. Su planteo, es que la culpa no la tienen los responsables del área de hacienda en la provincia, sino el Tesoro nacional que no envía los fondos que les corresponde. La única forma de resolverlo entonces no es cambiando funcionarios provinciales en esa área, sino que la cámara legislativa presione al gobierno nacional para que decida ampliar su presupuesto. El segundo punto alude a que el gobierno nacional es visto como “un partido exclusivo”, esto es, no es una administración donde se pueda advertir la prometida reconciliación y fusión de partidos. En este sentido, los empleos nacionales que se deciden ahora en la nueva y provisoria capital de Buenos Aires son obra del interés de un solo partido de gobierno, como así también las intervenciones de las provincias. Vinculada con la anterior, el tercer elemento destacado, es la impugnación a que sea Buenos Aires la capital interina de la nueva república, se reclama que debe ser Paraná, como lo había sido hasta hacía muy poco32.

Como se ve, pensar Caseros es discutir la relación nación y provincias33. Es pensar la “unificación de la nación” en principios que no atenten contra estas últimas. En este cuadro funciona algunos vocablos como humillación, pueblo, vencedores, vencidos. “Si la fatalidad nos ha resignado el rol de VENCIDOS, afirma desafiante Hernández, sometámonos a él, pero no vamos a aceptar las migajas que arrojan los VENCEDORES en su espléndido festín” (las mayúsculas son del texto). Y aquí, contrapone las imágenes ya citadas que evoca al vencedor de Caseros y la del actual presidente, para darles un papel activo. “Si fuimos ayer VENCEDORES GENEROSOS seamos hoy VENCIDOS DIGNOS”, y luego aclara, “o seamos siempre VENCIDOS sin humillación o dispongamos a ser nuevamente VENCEDORES34.” Apela, implícitamente, a la vuelta a la lucha si es necesario hacerlo.

La vuelta a la lucha, por cierto, es mencionada en más de una oportunidad. Particularmente cuando la prensa liberal cuestiona a los federales y señala que están dispersos o abandonados. La reacción es inmediata en el caso de El Argentino. Un artículo transcripto de El pueblo entrerriano, afirma en este sentido, “el General Urquiza, el primer soldado del Ejército de la nación, el vencedor de Caseros y de Cepeda, revista entre los dispersos.”35 Y que los dispersos no están tan dispersos lo prueba el hecho del rumor de una posible alteración publica convocada justamente en uno de los aniversarios de los acontecimientos citados. En este sentido, en la carta ya mencionada de Garzón a Mitre, le señala en el mes de octubre que “las noticias de Entre Ríos que ha traído el vapor de hoy son alarmantes. Se dice que para el 23 de este mes, aniversario de Cepeda, se reúnen varios jefes de Nogoyá, convocados por el coronel Navarro, para hacer el pronunciamiento oficial contra el gobierno general de la nación36.”

A modo de conclusión

Como señalamos al comienzo, este trabajo inicial pretende matizar de algún modo, la imagen que, luego de la asunción a la presidencia de Bartolomé Mitre, presenta al flamante primer mandatario impulsando un plan de “unificación de la nación”, con fuerte respaldo del gobernador Urquiza, y solo cuestionada por atisbos de oposición de pequeños grupos vinculados a López Jordán y a Carriego. Se ha tratado de mostrar que, si bien es claro que Mitre y Urquiza se presentan públicamente respaldando ese plan y, por cierto, hacen gestos concretos al respecto. Y que, también es enteramente cierto que el periódico que redacta Carriego es crítico de la gestión tanto del gobernador como del presidente. Sin embargo, nuestra propuesta que, aun es inicial y debe ser aún respaldada con otras investigaciones, es que tanto Urquiza como Mitre parecen jugar políticamente en dos campos distintos: en el plano político y también institucional, se esfuerzan por mostrar que están juntos detrás del plan de unificar la nación, pero en otros planos, como por ejemplo, en la prensa, muestran que dejan expresar otros tipos de cuestionamientos que procuran modificar el curso que le imprime el presidente en su gestión. En un mundo político, donde los actores no se mueven linealmente, ni tampoco apuestan por seguir un solo camino, el esquema binario, donde surgen por un lado aquellos que apoyan al plan de unificación nacional y, por otro lado, los que se oponen, debe ceder el paso a otro que muestre una realidad más dinámica y compleja. Desde esta perspectiva, lo que muestra el discurso de El Argentino es que, sin impugnar el camino de “la reconstrucción de la Republica”, como afirma Mitre, no obstante, se permiten, a su modo, discutir con el gobierno nacional lo que consideran promesas incumplidas de lo que dejó Caseros.

El discurso de El Argentino no tiene frágiles fundamentos, en la medida que el llamado a la “unificación de la nación” estaba envuelto en un conjunto de promesas que a sus ojos la realidad desmiente todos los días: no hay un líder generoso, como sí lo fue a sus ojos el líder de Caseros, que cumpla con los propósitos de la “unificación de la nación”, no hay un reparto equitativo de las rentas y su contracara es una Entre Ríos pobre en un conjunto de provincias empobrecidas, no hay fusión de partidos sino persecución de aquellos que piensan distinto. En este sentido, no es del todo cierto que solo grupos como los de López Jordán o trincheras periodísticas como la de Carriego son voces críticas al acuerdo Mitre y Urquiza, sino que es el propio Urquiza a partir de canales de difusión como El Argentino el que opera críticamente sobre los requisitos de ese acuerdo de “unificación de la nación”. Solo cuando las resistencias del interior son arrolladas por la violencia brutal del gobierno nacional, el asesinato del Chacho Peñaloza en noviembre de 1863, es cuando El Argentino deja de ser viable en su intervención y Urquiza decide retirarle su apoyo.

Bien podría decirse, que Urquiza opera políticamente en dos campos distintos. En el campo institucional y político, reconoce el liderazgo de Mitre y, Mitre, reconoce los méritos de Urquiza. Y en el campo de la opinión y no solo en ella, se da la batalla por las promesas incumplidas. Por lo demás, no hay que dejar de subrayar que El Argentino ofrecía para aquellos que respaldan al gobernador Urquiza, un canal para exponer y expresar sus sentimientos y argumentos de desencanto con las políticas del gobierno nacional. Lo que no es poco, luego de las consecuencias negativas de Pavón.

Material suplementario
Notas
Notas
1 En los inicios de la década de 1860, desde los que apoyan al Estado de Buenos Aires, se plantean, en líneas generales, dos grandes planes de poder con respecto a la “unificación de la nación”: la impulsada por Mitre en base a acuerdos y, de no ser posible, por coerción, y la alternativa de Sarmiento, de seguir con la guerra hasta terminar con los federales, especialmente contra Urquiza. Mas allá de que el primero impone su criterio, son aún tan audibles como visibles las resistencias hacia los federales en Buenos Aires. Véase, Eduardo Míguez, Bartolomé Mitre. Entre la Nación y la Historia, (Buenos Aires: Edhasa, 2018). Miguel A. De Marco, Bartolomé Mitre, (Buenos Aires: Emecé, 2004). La situación del gobernador Urquiza tampoco es de tranquilidad, tiene sus voces opositoras entre los grupos que lideran López Jordán y Carriego. Véase, Beatriz Bosch, Urquiza y su tiempo, (Buenos Aires: Eudeba, 1980).
2 Sobre Caseros, pueden leerse algunas contribuciones que han retomado los aportes historiográficos más clásicos sobre el tema vinculándolo con nuevas perspectivas de análisis, Roberto Schmit, “Justo José de Urquiza y Ejercito Grande de la América del Sud”, en Ignacio Zubizarreta, Alejandro Rabinovich, Leonardo Canciani (editores), Caseros. La batalla por la organización nacional, (Buenos Aires: Sudamericana, 2022), 63-98. Alejandro Rabinovich, “3 de febrero de 1852. La hora de la verdad”, en Caseros. La batalla… 137-180.
3 Sobre los datos de su trayectoria vital, hemos aprovechado el material que ofrece un conjunto de estudios que no comparten la misma perspectiva de análisis Beatriz Bosch, Labor periodística inicial de José Hernández. (Santa Fe: Universidad Nacional del Litoral, Departamento de Extensión Universitaria, 1863). Fermín Chávez, José Hernández, periodista, político y poeta. (Buenos Aires: Ediciones Culturales Argentinas, 1959). Y, La vuelta de José Hernández; del federalismo a la república liberal. (Buenos Aires: Ediciones Theoría, 1973). Néstor Auza, El periodismo de la Confederación (1856-1861), (Buenos Aires: EUDEBA, 1978). Tulio Halperín Donghi. José Hernández y sus mundos, (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, Instituto Torcuato Di Tella, 1985).
4 Sobre sobre su labor periodística, hemos empleado el material que ofrece una serie de estudios que tienen perspectivas distintas. Beatriz Bosch, Labor periodística... Fermín Chávez, José Hernández, periodista… y, La vuelta de José Hernández... Néstor Auza, El periodismo.... Tulio Halperín Donghi, José Hernández y sus mundos… H. Zorraquín Becú, Tiempo y vida de José Hernández, (Buenos Aires: Emecé, 1972). M. C. Ortale, “Colaboración desconocida de José Hernández en El Litoral de Evaristo Carriego”. VII Congreso Internacional Orbis Tertius de Teoría y Crítica Literaria, (La Plata: Memoria Académica, 18, 19 y 20 de mayo de 2009), [http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eventos/ev.3584/ev.3584.pdf]
5 Aníbal Vázquez. Periódicos y Periodistas de Entre Ríos, (Paraná: Dirección de Cultura, 1970), pp. 95.
6 Sobre la prensa entre 1860 y 1863, véase Mariana Pérez, “Un baluarte liberal en Entre Ríos: el periódico La Democracia de Gualeguaychú (1863-1867)”, en: R. Schmit (comp), Caudillos e instituciones en los orígenes de la Nación Argentina, (Buenos Aires: UNGS, 2015). Y “Poder político provincial y prensa política: entre la libertad de imprenta y el control de la opinión. (Entre Ríos 1862-1870)”. Revista Quinto Sol, vol. 222018, pp. 1 – 22. Mónica Alabart, Mariana, Pérez, “Teatro y política: Francisco F. Fernández, un político militante entre el periodismo y la dramaturgia (1862-1870)”, Prohistoria, vol. 25, 2022, pp. 1-20. Anibal Vázquez, (1970) Periódicos... Néstor Auza, El periodismo…
7 Aníbal Vázquez, (1970) Periódicos… 83.
8 “Era un periódico de tendencia federal, partidario de Urquiza (quien le brindaba apoyo financiero) que surgió en el contexto de disolución de la Confederación y la consecuente imperiosa necesidad de fortalecer la fidelidad a Urquiza en Entre Ríos y enfrentar al poder creciente de Bartolomé Mitre y el partido liberal en el país. Las notas de colaboración de Francisco Fernández se centraron en la defensa política del caudillo gobernador y del partido federal. Polemizaban con periódicos de Buenos Aires hacia el partido federal, los entrerrianos y la figura de Urquiza.” Mónica Alabart, Mariana, Pérez, “Teatro y política…
9 Mariana Pérez, “Poder político…
10 Fabián Herrero, “Prensa del litoral y surgimiento de El Porvenir de Entre Ríos, que “no es un diario oficial del Gobierno” de Justo José de Urquiza, hacia 1850”, Revista Res Gesta, Universidad Católica Argentina, Rosario, 2023, aprobado para su publicación. [https://doi.org/10.46553/RGES.59.2023.p.145-165]
11 Beatriz Bosch, Urquiza… 589.
12 Beatriz Bosch, Urquiza… 589.
13 Sobre los discursos de la inauguración del tren en Rosario y la descripción de la fiesta. “Rosario”, El Argentino, 28-4-1863, Paraná. “Resumen del discurso de S. E”, El Argentino, 28-4-1863, Paraná. “Discursos pronunciados en el acto de la inauguración del Ferrocarril Central Argentino”, El Argentino, 28-4-1863, Paraná. “Discurso de Mr. Wheelwrhigt”, El Argentino, 28-4-1863, Paraná.
14 Se deja claro, como se dijo ya, la distinción y el número de la concurrencia. “Asistieron al acto el Capitán General Gobernador de la Provincia, los Sres. ministros y muchos otros funcionarios de distinción. Una numerosa concurrencia de cerca de 4000 personas a pie, a caballo y en carruajes presenciaban el acto.” “Entre Ríos”, El Argentino, 21-4-1863, Paraná. “La fundación de la Villa Colon”, El Argentino, 23-4-1863, Paraná.
15 Fabián Herrero, “Cuando se escucha “Urquiza traidor”. Prensa y tendencias de opinión en los años de 1840”, Prohistoria, N° 30, 2018, 103-128. Y “Elegancia y federalismo”. El Tratado de Alcaraz, El Federal Entrerriano y una escena conspirativa durante el gobierno de Urquiza”, Estudios Sociales, N° 56, 2019, 13-36.
16 “Baile”, El Argentino, 5-2-1863, Paraná.
17 Se alude, entre otras cuestiones, a las empresas organizadoras, se avisa que vienen botes desde Santa Fe a Paraná, se hace alusión a las personas que pueden concurrir a los bailes. “Mascaras”, El Argentino, 3-2-1863, Paraná. “Mascaras”, El Argentino, 7-2-1863, Paraná. “Jefatura política”, El Argentino, 10-2-1863, Paraná. “Laberinto. Tiro de cañón”, El Argentino, 17-2-1863, Paraná. “Mascaras”, El Argentino, 17-2-1863, Paraná. “Al carnaval”, El Argentino, 17-2-1863, “Martes de carnaval”, El Argentino, 17-2-1863, Paraná. “Gran mascara”, El Argentino, 19-2-1863, Paraná. “Bailes”, El Argentino, 7-3-1863, Paraná.
18 Fabián Herrero, “Cuando se escucha…Y “Elegancia y federalismo” …
19 “José M. Avalos a B. Mitre, Santa Fe, 12-10-1863”, Archivo del General Mitre. Presidencia de la República, años 1862-1868 (en adelante AGM), tomo XXV. (Buenos Aires: Biblioteca Nacional, 1913), 105-106.
20 “Antonino Garzón a B. Mitre, Rosario, 13-10-1863”, AGM, 80.
21 “Antonino Garzón a B. Mitre, Rosario, 13-10-1863”, AGM, 80.
22 Sobre la revolución liberal en Corrientes a comienzos de la década de 1860, Pablo Buchbinder, Caudillos de pluma y hombres de acción, (Buenos Aires: Prometeo, 2004). 174.
23 Y concluye, con relación a Entre Ríos, “su prensa no respira sino vilipendio y odio a la autoridad suprema”, y reitera, aludiendo al gobernador de Entre Ríos, “su gobierno manda con profusión, por medio de propios, esos periódicos todos los jefes militares de esta provincia, los que se interceptan y recogen lo que se puede. La proclama de Waldino (hijo de Urquiza) se ha- diseminado por todos los puntos de la frontera.” Manuel I. Lagraña a B. Mitre, Corrientes, 19-10-1863”, AGM, 165 y 166.
24 “B. Mitre a Manuel Lagraña, Buenos Aires, 24-10-1863”, AGM, 168.
25 y “Pascual Echagüe a Rosas, Paraná, 23-2-1841”, en Archivo General de la Nación (en adelante, AGN). Secretaria de Rosas, X. 25-9-1
26 Por el Decreto”, Paraná, 2-9-1839, firmado por Vicente Zapata, gobernador delegado (Echagüe está en campaña), se condena a la pena de muerte al reo Mariano Juárez y se manda se ejecute el 3 del mismo mes a las diez de la mañana. Se lo acusa de haber cometido “un delito de lesa patria. Alucinado por las promesas y vil interés con el que le brindó el feroz unitario Lavalle, se ha dirigido desde la Isla de Martín García al centro de la provincia con el atroz designio de sembrar la seducción y practicar otros actos hostiles a la sagrada causa de la Federación.” Por el “Decreto”, Paraná, 31-12-1838, firmado por Echagüe, “Quedan fuera de la Ley los traidores Manuel Hornos, Nicanor Isaías, Máximo Elías, Mariano Vera y Juan Pino.” El motivo, es por pasarse a las filas del “anarquista Rivera”, se les confisca sus bienes. Por el “Decreto”, Paraná, 17-8-1840, firmado por el gobernador delegado Vicente Zapata, se nombra administrador de las estancias y de todos sus enseres pertenecientes al traidor Vicente Cienfuegos al paisano D. Luciano Sosa. Recopilación de Leyes, decretos y acuerdos de la Provincia de Entre Ríos, desde 1821 a 1873. Tomo IV, años 1833 a 1841. (Uruguay: Impr. La Voz del Pueblo, 1875), 416. 404 y 405. 432 y 433.
27 Véase, “Rosas a Echagüe, Buenos Aires, 27-3-1841”, en AGN. Secretaria de Rosas, X. 25-9-1.
28 Sobres los episodios de contacto con los unitarios y los rumores de traición, en Fabián Herrero, “Cuando se escucha… Y, ““Gauchos sublevados”. Movimiento revolucionario de Ricardo López Jordán en una trama política con distintas escalas. Entre Ríos, 1830”. (Nuevo Mundo, Mundos Nuevos, 2023), 1 – 17; Beatriz Bosch, Urquiza…
29 J. Starobinski, 1789: los emblemas de la razón, (Madrid: Taurus, 1988), 183.
30 “3 de febrero”, El Argentino, 3-2-1863, Paraná.
31 Véase, “Al soldado Entrerriano”, El Argentino, 7-2-1863, Paraná. “Jubilaciones”, El Argentino, 7-2-1863, Paraná.
32 Sobre el reclamo por la pobreza en Entre Ríos, “Creo y no creo”, El Argentino, 3-2-1863, Paraná. “Gobierno Nacional”, El Argentino, 26-3-1863, Paraná. “El único camino”, El Argentino, 23-4-1863, Paraná. “Mala política”, El Argentino, 5-2-1863, Paraná. “Garantía del presupuesto”, El Argentino, 7-2-1863, Paraná. Sobre la cuestión de los partidos y gobierno nacional, “¿Qué quieren?”, El Argentino, 10-2-1863, Paraná. “Buenos Aires”, El Argentino, 5-2-1863, Paraná. “Siguen las destituciones”, El Argentino, 12-2-1863, Paraná. Sobre el tema de Paraná como capital, “Los tres roles”, El Argentino, 14-2-1863, Paraná.
33 Sobre la relación entre nación y provincias véase, Beatriz Bragoni y Eduardo Míguez, Un nuevo orden político. Provincias y Estado Nacional 1852-1880. (Buenos Aires: Biblos, 2010), 319.
34 “La fusión” y “No somos solos”, El Argentino, 7-3-1863, Paraná.
35 “Los dispersos”, El Argentino, 7-3-1863, Paraná.
36 “Antonino Garzón a B. Mitre, Rosario, 13-10-1863”, AGM, 80.
Buscar:
Contexto
Descargar
Todas
Imágenes
Modelo de publicación sin fines de lucro para conservar la naturaleza académica y abierta de la comunicación científica
Visor móvil generado a partir de XML-JATS4R