Ensayo
Resumen: Este trabajo presenta un análisis sobre el desarrollo económico japonés y la posterior industrialización de los dragones asiáticos, remarcando que la Segunda Guerra Mundial (su finalización) contrajo cambios políticos y económicos a nivel global, pero en este caso nos concentremos en Asia. Nos introduciremos en el “Milagro Japonés” señalando aquellas medidas políticas-económicas claves para su posterior consolidación como potencia mundial, donde una de ellas fue el impulso a la educación que permitió una cultura apta para generar condiciones. Para finalizar nos encargaremos de explicar el proceso de los dragones asiáticos.
Palabras clave: industrialización, milagro japonés, dragones asiáticos, crecimiento económico.
Introducción
A través de la investigación realizada se puede comprobar que el desarrollo económico de Japón no se inició post segunda guerra mundial, ya que existen antecedentes que (el periodo Tokugawa y la época Meiji) impulsaron las bases para el proceso de gran crecimiento. No solo nos quedaremos con un análisis sobre el caso nipón, también veremos algunas similitudes con los “Dragones Asiáticos” resaltando que cada estado que lo integra profundizo medidas más o menos parecidas, pero con matrices y resultados distintos. El territorio japonés, así como Taiwán, Singapur, Corea del Sur y Hong Kong actualmente son grandes potencias y eso se debe a las transformaciones que surgieron décadas atrás, sumado que poseen las aguas abiertas del océano pacifico, generadora de oportunidades comerciales con el resto del mundo.
Comúnmente se habla de la superación del atraso económico de las naciones asiáticas como sinónimo de apertura comercial con el resto de países, basadas en la idea de libre comercio. En este ensayo iremos más allá considerando que la apertura económica producida en la posguerra como el intervencionismo estatal (sobre todo con el impulso hacia industrias estratégicas) fueron políticas claras y precisas, que lograron acoplarse permitiendo grandes resultados. Dejaremos en claro que el sector privado-empresarial obtuvo gran apoyo por parte del estado, ejerciendo grandes incentivos para aumentar la productividad y lograr exportar productos acabados en medio de una atmosfera de proteccionismo e impulso a la comercialización exterior.
Desarrollo
Japón
La derrota de Japón en la segunda Guerra mundial, puso al país en una situación difícil tanto política, económica y socialmente. Pero durante la edad dorada de crecimiento de la economía mundial entre 1950 y 1973, Japón fue la economía que más creció. Con una media del 8% anual frente a 3% para el conjunto del mundo, basándose en enormes tasas de ahorro (40% del PNB en 1970, frente a 15% en Estados Unidos) e inversión (40% del PNB a finales de la década de 1960). A la altura de 1973, Japón tenía ya una renta per cápita básicamente similar a la de Europa occidental, siendo su distribución de renta unas de las más igualitarias del mundo. (Collantes, 2016: 4). Todo esto se debió no solo al gran desarrollo en la década de 1950-70, ya que las condiciones y bases las había generado tiempo atrás.
Nos remitimos a una pregunta que nos ayudara a introducirnos en el tema, ¿Por qué Japón no cayó en el destino de los países subdesarrollados del tercer mundo luego de la guerra? La respuesta
la encontramos en el legado del periodo Tokugawa, el arranque industrial de la era Meiji, y como último, por el objetivo de industrialización iniciado en la década de 1950.
Durante la era Tokugawa (1600-1868) por más que haya sido una economía cerrada veremos un original crecimiento económico. En la agricultura se perfilaron progresos técnicos e innovaciones biológicas como nuevas variedades de arroz sumado a una nueva organización de las cosechas (dos cosechas por año, anteriormente se realizaba una), y veremos a una elite (samuráis, daimios) consumidora de los aportes de las familias campesinas, aunque una amplia gama de campesinos- agricultores organizaba el trabajo de forma autónoma, permitiendo mayor dinamismo. Además, fue una agricultura que aprovechaba sus innovaciones por más que existieran condicionamientos geográficos, como la escasez de tierra apta para cultivo. Resultando esa limitación en atractivo, ya que debían tener un alto índice de productividad y eficacia en el cultivo y las cosechas. La mayor rama era la agrícola, aunque también realizaron trabajos textiles (de forma incipiente), sobre todo era una economía artesanal que iba sentando las bases de la industrialización de siglos posteriores. Lo mas importante a recalcar es que, por más que haya sido una economía cerrada hubo rivalidades económicas entre los dominios, conduciendo a pugnas que terminarían chocando en una competencia de mercado interno. Así nacía una economía de mercado en medio de una sociedad y gobierno no mercado. Más bien, la defino como una economía de mercado basada en la competencia interna. Como conclusión de esta etapa, cuando en 1868 apareció el gobierno Meiji Japón no era una economía estancada, más bien estaba viviendo un crecimiento lento, pero sin pausa.
La restauración Meiji (1868-1912) generará una base mucho más sólida en el tema que estamos analizando. El gobierno Meiji al abolir el marco institucional proveniente del periodo Tokugawa, nacerá en suelo nipón los reglamentos institucionales para su futura etapa de industrialización. Gracias a la plena libertad de ocupación y residencia; a la liberación de su mercado; a su política de promoción industrial directa (que en 1880 pasara a ser indirecta); al establecimiento de industrias estratégicas (a las que se favoreció con préstamos y créditos); gracias a todo esto Japón paso de estar aislada de las influencias del exterior a ser parte del sistema mundial y entablar relaciones con los países industrializados de la época. No olvidemos que el sistema educativo permitió un gran avance en lo económico, siendo la primaria obligatoria y el envió de estudiantes a capacitarse al exterior (para así comprender nuevas técnicas), las que produjeron la futura mano de obra que trabajaría en las empresas. Durante la restauración Meiji, se fueron creando las condiciones para que los capitales pudieran invertir en el país, no solo se invirtió por parte del estado en
infraestructura necesaria, sino también en medios de transportes (no olvidemos el acompañamiento al sector industrial mediante préstamos y créditos).
Como Milagro Japonés se entiende al periodo de 1945-1973, en el cual se produjo el fin de la Segunda Guerra Mundial y el estallido de la crisis del petróleo. Tenemos que entender que luego de la guerra, Japón era un pueblo devastado: dos ciudades destruidas por bombardeos (Nagasaki e Hiroshima), capacidad industrial reducida, inflación constante convirtiendo al yen en una moneda sin valor, y perdida humana que fue traducida en baja mano de obra. Tenemos que sumar la invasión norteamericana durante 6 años hasta 1952. En los seis años de gobierno norteamericano se desmilitarizo Japón y se lo democratizo, mediante la sanción de una nueva constitución (que permitió incluso igualar en derechos a los hombres y mujeres). Luego de proclamarse la independencia, Japón pasara a ser una potencia mundial de gran poderío económico, pero ¿Por qué o cual fue el motivo que causo su gran crecimiento?, en el siguiente párrafo lo analizaremos.
La recuperación de Japón se dio por factores endógenos y por su contexto internacional favorable. Con respecto a lo último comentado, desde 1950 hasta 1973 la economía internacional se verá súper motivada, donde las naciones (gracias a Bretón Woods) aumentaron sus negocios internacionales, y Japón no escapo a esta realidad. Gracias al estallido de la guerra fría Estados Unidos busco que Japón sea la gran fábrica de Asia, abriendo las exportaciones industriales japonesas, ampliando el mercado nipón. Pero los factores endógenos fueron mucho más cruciales, ya que lograron marcar un modelo japonés de capitalismo, un modelo considerado único. Como fundamenta Collantes (2016: 18) el modelo japonés cuenta con cuatros elementos: el protagonismo de grandes conglomerados empresariales de carácter multisectorial, la integración organizativa de la mano de obra que trabaja para tales conglomerados, el dualismo en la estructura empresarial y los mercados laborales, y un Estado intervencionista a la búsqueda de externalidades que proporcionar a la actividad privada.
El milagro japonés fue protagonizado (sobre todo en sus inicios) por grandes conglomerados que surgieron luego de emprender el camino de creación de variadas empresas estratégicas de carácter público, pero se las vendería posteriormente al sector privado permitiendo la creación de grandes conglomerados que controlaban el mercado, en un sistema de competencia imperfecta. Según Collantes (2016: 20) a finales de la década de 1960, apenas tres conglomerados (Mitsui, Mitsubishi y Sumitomo) concentraban en torno al 15% del capital social desembolsado en Japón. Los grandes conglomerados otorgaron a empresas más pequeñas algún trabajo que ellas no podían realizar,
ofreciendo un dualismo económico general, pero aquellas pequeñas y medianas empresas muchas veces eran propiedad de los grandes monopolios.
El modelo laboral japonés en esta etapa se basaba en generar pleno empleo, ofreciendo al trabajador ocupación por más que sea un período de pocas ganancias empresariales. La edad era determinante en los salarios, ya que, mientras más antigüedad tenga el trabajador mayor era la remuneración. Mientras que las negociaciones sobre las condiciones laborales se realizaban por sindicatos de empresas, privilegiando la toma de decisiones entre trabajadores y parte de ella. Las grandes empresas japonesas atrajeron mano de obra calificadas y preparadas, proponiendo trayectorias formativas para su propio personal. Fueron las tradiciones antiguas de Japón las que lograron reforzar este sistema laboral, por ejemplo, el confucianismo que impregnaba valores de lealtad y respeto al superior, traducidos luego en la idea que el empresario generaría estabilidad al trabajador y este otorgaría compromiso de su labor. La cultura japonesa desde tiempos antiguo tuvo la tradición de ahorro, que luego en muchos casos fueron utilizados en inversiones familiares y personales.
No tenemos que dejar de lado el carácter intervencionista del estado nipón. El gobierno intervino en la economía de diversas maneras: mediante el aliento a ciertas industrias estratégicas, el límite a las importaciones (no hubo restricciones en material tecnológico), se impusieron incentivos para las exportaciones industriales, y se buscó controlar el sistema financiero mediante regulaciones para ofrecer a los conglomerados grandes capitales a invertir con una tasa de interés no muy elevada. El objetivo del gobierno nipón no será suplantar al mercado, sino utilizarlo para acelerar el cambio económico a mediano plazo. Varios funcionarios como Hayato Ikeda e Eisaku Sato fueron los encargados de dirigir estas políticas intervencionistas, que terminaron recayendo en un rápido proceso de crecimiento económico-industrial durante la década de 1960.
Como resultado de este proceso, en 1968 Japón se convirtió en la tercera potencia mundial conquistando cuantiosos mercados extranjeros e inundando con sus productos Europa y países del tercer mundo. Las Industrias tecnológicas destacadas fueron Hitachi, Toshiba, industrias de automóvil como Toyota, Honda, Mitsubishi, y en química a la Asahi. El éxito del modelo japonés había alcanzado gran extensión hacia 1970 y ya era sumamente notable su poderío a nivel internacional. En 1973 la economía japonesa ira perdiendo fuerza sobre todo por la crisis del petróleo, debido a la gran importación de dicha materia prima que realizaba Japón. Los informes ambientales fueron recayeron en actividades industriales con prácticas sostenibles, aunque la crisis
definitiva provino de la burbuja inmobiliaria en la década de 1990 ocasionada por condiciones que no fueron de gran advertencia en los años del Milagro Japonés. (Fernández, 1984, 4: 718-719).
Dragones asiáticos
En el continente asiáticos además de Japón, luego de la segunda guerra mundial varios países y territorios crecieron económicamente de una forma formidable, es el caso de los dragones asiáticos (Taiwán, Singapur, Hong Kong, y Corea del Sur). Los factores endógenos que permitieron el desarrollo fueron políticas similares a las de Japón: el comercio exterior paso a ser regulado imponiendo estrategias de sustitución de importaciones, promoción de las exportaciones para introducir productos en mercados extranjeros, e incentivos a industrias básicas y tecnológicas, etc. También se produjo una regulación corporativista del mercado laboral encaminada a contener los niveles salariales, con objeto de mantener la competitividad de las exportaciones industriales. Según Fernando Collantes (2016: 34) la política de los dragones no genero regulación en el sistema laboral debido a la eliminación de los sindicatos obreros, el sistema era igual al de Japón en donde
la acción sindical se organizaba a través de sindicatos de empresa.
La política económica de los dragones estaba fuertemente basada hacia el crecimiento de las exportaciones industriales, pero no se dejó de lado la agricultura, fue un desarrollo en conjunto. Los dragones asiáticos intervinieron mediante la fijación de precios bajos de productos agrícolas principales, para el trasvase de recursos desde el sector agrario hacia los sectores industriales estratégicos. Como en Japón, se impusieron reformas agrícolas, como la implantación del modelo de pequeñas explotaciones familiares.
El contexto internacional permitió a los dragones asiáticos estar en la década de 1980 en una situación impensable, se convirtieron en los principales inversores extranjeros en sus países vecinos (en Filipinas, Indonesia, Malasia, Tailandia, Brunéi). Por ende, tanto los factores endógenos y el contexto internacional no se tienen que separar cuando buscamos comprender el proceso de crecimiento económico en territorios asiáticos, posterior a la Segunda Guerra Mundial.
Consideraciones finales
Si sumamos el desarrollo de Japón, el de los dragones asiáticos y luego el de diferentes países como Tailandia (contando a China), ya no vemos a dicho espacio geográfico con una visión tercermundista, sino más bien como parte de las naciones más desarrolladas que existen
actualmente en el mundo. Por otra parte, los pensadores liberales comentan que esta oleada de crecimiento económico se produjo por las políticas de libre mercado. Hay que aclarar que el libre comercio no produjo solamente este éxito, ya que unas de las claves del desarrollo fue el impulso estatal en estos países: priorizando los objetivos a largo plazo, y creando relaciones de amistad entre el mercado y el estado. Esta relación de amistad se basaba en políticas de creación de alianzas con sectores empresariales estratégicos (otorgándoles privilegios), orientando el modelo del país hacia las exportaciones industriales, y limitando las importaciones para favorecer la industria local.
Por ende, si hablamos del fuerte crecimiento industrial obtenido en los territorios asiáticos, tenemos que sumar los factores endógenos y las políticas implementadas, como también el contexto internacional que provoco las condiciones necesarias para el fomento de exportaciones industriales. Lo abarcado en este ensayo es mucho más profundo, con lo señalado pretendo introducir al lector en una aproximación que luego puede ser ampliada por trabajos científicos que existen sobre el tema. Japón al igual que los dragones asiáticos actualmente siguen siendo potencias económicas, y el océano pacifico es un gran ámbito de comercio tanto regional como internacional donde países subdesarrollados tendrán que ganarse su lugar y competir por una buena posición en el tráfico mercantil.
Bibliografía
Maddison, A. 2002. “La economía mundial: una perspectiva milenaria”. Madrid, Mundi-Prensa.
Morishima, M. 1984. “Por qué ha “triunfado” el Japón: tecnología occidental y mentalidad japonesa”. Barcelona, Crítica.
Fernández, A. 1984. “Historia Universal: edad contemporánea”. Vicens vives. Collantes, Fernando. 2016. “El Milagro japonés y el desarrollo del lejano oriente”. Bianco, Lucien (1976). “Asia Contemporánea”. Madrid, Siglo XXI.
Pipitone, U. 1994. “La salida del atraso: un estudio histórico comparativo”. México, FCE. Tsuru, S. 1999. “El capitalismo japonés: algo más que una derrota creativa”. Madrid, Akal.
Bustelo, P. 1990. Economía política de los nuevos países industriales asiáticos. Madrid, Siglo XXI.
Notas