Introducción

La psicología educativa actual enfrenta desafíos significativos relacionados con la diversidad de los estudiantes y sus procesos de enseñanza y aprendizaje. El enfoque se centra en la creación de entornos que fomenten el desarrollo integral de los niños y adolescentes, proporcionando estrategias necesarias para fortalecer sus habilidades. En este contexto, esta investigación tiene como objetivo encontrar la posible relación entre las estrategias de afrontamiento y el rendimiento académico en estudiantes que presentan dislexia, un trastorno del neurodesarrollo que afecta los procesos de aprendizaje. La dislexia se manifiesta como una dificultad en la identificación de palabras o sonidos, lo que resulta en un ritmo de aprendizaje más lento en comparación con sus compañeros, planteando desafíos significativos en el entorno educativo (Sans et al., 2017).

El trastorno específico de la lectura (tdl) es un trastorno del neurodesarrollo que afecta el proceso de aprendizaje de la lectura y la expresión escrita. Los niños con tdl suelen presentar dificultades para decodificar palabras, comprender el significado de lo que leen y escribir de manera fluida y precisa precisa (American Psychiatric Association, Manual Diagnóstico y Estadístico DSM-V, 2014). . La dislexia es un trastorno del neurodesarrollo, que afecta el procesamiento del lenguaje, lo que causa dificultades en la comprensión y la producción de la lectura y la escritura (Matute & Guajardo, 2012). Además, los estudiantes con dislexia pueden presentar una amplia comorbilidad de un 40 % al 50 % con otros trastornos, especialmente el de la discalculia (Sánchez-Domenech, 2022), así como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (tdah) es uno los trastornos de atención más relacionados con el trastorno de la lectura, compartiendo características similares como el bajo rendimiento, problemas de memoria y dificultades conductuales (Sánchez Mora, 2021).

Los trastornos del aprendizaje son un fenómeno complejo que puede tener varias causas y manifestaciones. Existen cuatro modelos principales para explicarlos: cognitivo, neuropsicológico, social y psicopatológico. El modelo cognitivo se centra en las dificultades con la memoria, la atención y el procesamiento del lenguaje. Este modelo es el más aceptado por la comunidad científica. El modelo neuropsicológico se centra en los cambios en el funcionamiento del sistema nervioso central. Este modelo está respaldado por estudios que muestran que los niños con problemas de aprendizaje tienen menos signos neurológicos. El modelo social se centra en factores sociales como la pobreza, la falta de estímulo y el acceso limitado a la educación. Este modelo está respaldado por estudios que muestran que los entornos vulnerables tienen más probabilidades de desarrollar un trastorno del aprendizaje. El modelo psicopatológico se centra en trastornos psiquiátricos como la depresión, la ansiedad y el trastorno por déficit de atención-hiperactividad. Este modelo está respaldado por estudios que muestran que es probable que los niños con un trastorno del aprendizaje tengan comorbilidad con otros trastornos psiquiátricos (Manzano, 1991). El enfoque cognitivo sostiene que los trastornos del aprendizaje se deben a déficits en las funciones cognitivas y se caracterizan por ser persistentes, específicos y no atribuibles a otras condiciones, como discapacidad intelectual, falta de oportunidades educativas o privación sensorial. El factor que ha sido más aceptado es el del procesamiento de la información según el cual el aprendizaje es un proceso activo en el que el sujeto recibe, procesa y almacena la información. Los déficits en cualquiera de estas fases pueden desarrollar un trastorno de aprendizaje específico como la dislexia, la discalculia o la disgrafía. Existen otros modelos cognitivos que han dado propuestas para explicar este trastorno, como el modelo de memoria de trabajo, el modelo de procesamiento fonológico y el modelo de procesamiento visual (Pulido, 2018).

La dislexia afecta las habilidades lectoescritoras, pero también puede causar dificultades en otras áreas del desarrollo, como el procesamiento cognitivo. Las tareas que requieren un pensamiento analítico son especialmente difíciles, ya que suelen requerir la integración de diferentes habilidades cognitivas. En el cerebro, estas dificultades están asociadas con una disfunción en las áreas del hemisferio izquierdo, que son las responsables de las habilidades lingüísticas (Rebolledo Mejía et al., 2020). Al mismo tiempo, los impactos del trastorno en los aspectos asociados al desarrollo socioemocional del niño se ven reflejados en la aparición de signos como la ansiedad, la depresión, el aislamiento social y la baja autoestima (Londoño Hernández, 2022). Los trastornos de aprendizaje son dificultades que afectan el aprendizaje de una o más habilidades académicas como la lectura, la escritura, el cálculo o el razonamiento. La relación entre los trastornos de aprendizaje y el rendimiento académico es compleja y multifactorial. Los trastornos de aprendizaje pueden manifestarse en notas bajas, problemas de comportamiento o deserción escolar (Zapata Castaño et al., 2022). Los sistemas educativos que no están adaptados a las necesidades de los estudiantes pueden aumentar las posibilidades de que estos tengan un bajo rendimiento académico, por eso incluir estrategias, didáctico-pedagógicas puede ayudar a mejorar su rendimiento académico, desempeñando un papel fundamental en su autoestima y motivación, para incluirlo socialmente con el apoyo de la familia.

En cuanto a las cifras mundiales podemos encontrar que la European Dyslexia Association (2023) refiere que la dislexia afecta del 9 al 12 % de la población mundial y que de 2 al 4 % son afectadas gravemente. Por otro lado, la International Dyslexia Association (2023) menciona que del 10 al 15 % de la población presenta una discapacidad de aprendizaje en el lenguaje; agregando que del 70 al 80 % de los estudiantes que tienen estas dificultades tienden a presentar déficit en la lectura, afectando tanto a hombres como mujeres en un estrato socioeconómico similar. En Colombia, los datos más próximos indican que la dislexia y el tdah son los trastornos del aprendizaje con mayor prevalencia en el aula de clase, específicamente en los grados de primaria (Bravo Sotelo et al., 2020). En el estudio realizado por Pardo Cardozo (2015) se evidencia que la prevalencia de la dislexia en instituciones educativas de Bogotá y Barranquilla es del 3,6 % y 3,3 % respectivamente, presentándose en escolares de segundo a quinto grado.

Se debe agregar que, en Colombia, a partir del Decreto 1421 (Presidencia de la República de Colombia, 2017), se establece un marco de atención integral para la población con discapacidad, que incluye a los estudiantes con trastornos del aprendizaje (Booth et al., 2015; Echeita Sarrionandia & Ainscow, 2011). En este decreto se definieron ajustes razonables como las modificaciones y adaptaciones para que los estudiantes con discapacidad puedan participar y acceder a una educación inclusiva. En la actualidad, la Ley 2216 (Congreso de la República de Colombia, 2022) establece la educación inclusiva como un derecho fundamental de todos los niños y adolescentes con discapacidad, incluidos los estudiantes con trastornos de aprendizaje. Esta ley establece que las instituciones educativas deben brindar apoyo educativo oportuna y gratuitamente. En este escenario, los estudiantes que presentan diversas necesidades de apoyo en su proceso escolar, como lectoescritura, lenguaje, razonamiento numérico o alteraciones en la conducta siguen siendo excluidos dentro de las aulas, lo que limita su progreso educativo mediante ajustes razonables pertinentes. Estas leyes son un paso importante para garantizar que los estudiantes con trastornos del aprendizaje tengan acceso a una educación inclusiva y equitativa; sin embargo, es importante que se implementen adecuadamente para que los estudiantes puedan beneficiarse de ellas.

El estrés infantil tiene un impacto negativo en el rendimiento académico. Los niños con mayores niveles de estrés tienen más dificultades para concentrarse en tareas que requieren atención sostenida, como leer o realizar problemas matemáticos. También tienen más dificultades para planificar y organizar las tareas y controlar sus emociones. Los niños con menos capacidad atencional y concentración son más vulnerables al estrés y, por lo tanto, tienen más dificultades para aprender y alcanzar el éxito (Suárez-Riveiro et al., 2020).

La finalidad de esta investigación es encontrar la posible relación que hay entre las estrategias de afrontamiento y el rendimiento académico de los estudiantes con dislexia en una institución educativa. Es fundamental, a través de la identificación de las estrategias de afrontamiento, conocer cuáles pueden tener un impacto significativo en el desempeño académico de los estudiantes.

En el caso de los estudiantes con dislexia, estas estrategias de afrontamiento pueden desempeñar un rol fundamental en su rendimiento académico. Las estrategias de afrontamiento representan los mecanismos que las personas emplean para enfrentar situaciones difíciles o estresantes. Existen dos categorías: las productivas, que ayudan a las personas a lidiar con el estrés y superar obstáculos, y las improductivas, que pueden empeorar la situación. Estos estudiantes suelen enfrentar dificultades en el aprendizaje de la lectura, la escritura y las matemáticas, lo que puede generar niveles de estrés y ansiedad que afectan su desempeño en el ámbito escolar. Por lo tanto, es de vital importancia evaluar la posible relación del afrontamiento productivo que les permite manejar el estrés y la ansiedad, lo que a su vez puede contribuir a mejorar su rendimiento académico.

La identificación de estrategias de afrontamiento productivas les brinda a los estudiantes con dislexia herramientas para enfrentar situaciones que se les presenten en el aula de clases, como la dificultad para leer, interactuar con sus compañeros o participar activamente en las actividades académicas. Investigar esta posible relación puede proporcionar información valiosa para diseñar intervenciones educativas que promuevan estrategias de afrontamiento efectivas y, en última instancia, mejoren la experiencia y el rendimiento de los estudiantes con dislexia en el entorno escolar.

Por otra parte, las estrategias de afrontamiento son un conjunto de recursos o herramientas que pueden ser utilizadas de manera productiva para resolver centradamente una situación de estrés, o improductiva, que aumenta el riesgo del bienestar general de la persona, en el que influyen aspectos tanto internos como externos (Lazarus & Folkman, 1984). Como se ha mencionado, las estrategias de afrontamiento pueden ser productivas (funcionales), que facilitan resolver el problema y reflejan una inclinación para hacerle frente a las dificultades de manera directa, e improductivas (disfuncionales), que dificultan encontrar una solución adecuada a ciertas situaciones de estrés (Morales Rodríguez et al., 2012). Los psicólogos en formación utilizan frecuentemente estrategias de aproximación cognitiva. Las personas mayores emplean estrategias involucradas con la religión. Hay diferencias de género entre los adolescentes, ya que las mujeres utilizan un afrontamiento centrado en el conflicto, a diferencia de los hombres que utilizan estrategias de evitación. Con respecto a los adultos, dependiendo de su nivel académico alcanzado, aumentan la probabilidad de emplear estrategias de afrontamiento activas y menos de evitación (Izquierdo Martínez, 2020).

Es importante identificar que el rendimiento académico es un fenómeno multifactorial que no solo se mide cuantitativamente, sino también cualitativamente. Esto implica describir las características de la institución, de su comunidad académica y las características de sus integrantes: la raza, la religión o el género (Aldana et al., 2010). El aislamiento social experimentado durante la pandemia ha tenido un impacto significativo en los estudiantes con dificultades de aprendizaje. Esto se tradujo en barreras para su rendimiento académico, dificultades en el proceso de aprendizaje y una falta de conexiones sociales, lo que ha afectado negativamente su bienestar emocional. Estos estudiantes presentaron indicadores de frustración, irritabilidad, ansiedad, tristeza e incertidumbre. Además, se observaron afectaciones en su salud mental, manifestadas en comportamientos dasadaptativos, dificultades para conciliar el sueño, problemas relacionados con su alimentación y comportamiento ansioso (Ceballos Marón & Sevilla Vallejo, 2020). Es fundamental reconocer las habilidades de los estudiantes más allá de su desempeño académico, ya que al centrarse exclusivamente en la calificación no se destacan las asignaturas específicas en las que puedan verse afectados por los trastornos de aprendizaje. Los estudiantes con dificultades académicas a menudo muestran un interés en el arte o el deporte, lo que se traduce en elogios por parte de sus compañeros de clase. Los estudiantes que presentan dislexia van a mostrar puntuaciones menores en comparación a otros estudiantes, lo que tiene un impacto directo en su vida escolar. Este punto lleva a desarrollar otras condiciones como la ansiedad o dificultades con la autoestima, aumentando los casos de acoso escolar, por lo tanto, es esencial considerar la posibilidad de brindar apoyo a estos estudiantes a través de instituciones especializadas en trastornos de aprendizaje, con la finalidad de asegurar un desarrollo al ritmo del estudiante, por medio de herramientas y estrategias que lo lleven al éxito (Cristancho Carranza, 2022).

Según Almeida Farfan (2020), el ambiente familiar influye en la educación de un estudiante con dislexia, e intervienen factores como el nivel socioeconómico bajo o la inestabilidad laboral de los padres, siendo muy importante la apropiación de conocimiento empírico de los mismos para darle más oportunidades de progreso a sus hijos.

En cuanto al entorno educativo, este puede convertirse en un reto para el estudiante con dislexia; así, el fracaso escolar es una de las situaciones más presentes en el tránsito del estudiante por la escuela, quien evidencia fallos y bajo rendimiento en todas las áreas del currículum, especialmente en lengua castellana y matemáticas. Sin embargo, según Beltrão Tavares (2016), a pesar de las dificultades que pueden presentar los estudiantes con dislexia, pueden alcanzar un nivel de escolarización y de inteligencia normal. Esto desmiente el mito de que las personas con dislexia no deben ser incluidas en el proceso educativo, ya que pueden alcanzar los mismos objetivos que el resto de los estudiantes, aunque sea a un ritmo diferente. Por consiguiente, los docentes que no se actualizan en sus métodos de enseñanza y aprendizaje, no se adaptan al contexto ni a las necesidades de los estudiantes con necesidades educativas. Desaprovechando oportunidades de aprendizaje (Echegaray & Soriano, 2016).

Otra de las problemáticas asociadas al trastorno se relaciona con el bajo nivel de motivación y desajuste del estudiante al proceso educativo. Como menciona la Red Española de Información sobre Educación (2015), los niños comienzan a mostrar indicadores de un desajuste emocional, tomando conductas evitativas para no realizar los procesos de enseñanza y aprendizaje propuestos por el maestro. El estudiante puede comenzar a presentar dificultades en diferentes contextos, ya sean familiares, sociales y/o personales, con síntomas particulares y diferentes. Por tal motivo, la realización de un diagnóstico previo, un acompañamiento y apoyo constante, seguido por la supervisión de los docentes, especialistas y la ayuda de los familiares, pueden configurar una estrategia de gran valor para el proceso de los estudiantes (Martínez Zúñiga, 2017). En este sentido, es importante identificar las señales e indicadores del trastorno de aprendizaje en edades tempranas, para que de esta forma se pueda elaborar un plan de intervención individual que fortalezca el proceso de adaptación de los estudiantes en el contexto escolar. Los estudiantes que tienen dislexia ya presentan una dificultad que por razones objetivas va a afectar su rendimiento académico, siendo este regular o bajo; por eso mismo, según Peralta Aponte (2017), es crucial comenzar a apoyar por medio de modificaciones metodológicas y curriculares, incluyendo el acompañamiento de toda la comunidad académica: profesores, psicólogos, orientadores, etc.

En esta línea de argumentación y reconociendo la importancia de centrar el foco de las investigaciones y prácticas educativas en los trastornos del aprendizaje, se plantean nuevos retos para todos los agentes educativos. Realizar una evaluación psicopedagógica adecuada para identificar todos los factores involucrados en la dislexia es esencial para el desarrollo de futuros programas o investigaciones sobre el tema (Bazen et al., 2022). Garantizar un aprendizaje inclusivo y propicio para los niños con dislexia puede ser un determinante positivo en el desarrollo de los niños (Londoño Hernández, 2022). El apoyo emocional brindado por parte de su familia para su aprendizaje y autoestima tienen más probabilidad de tener éxito en la escuela (Franco Ochoa & Díaz Zapata, 2016), ya que las consecuencias emocionales que experimentarían los niños con trastornos de aprendizaje pueden ser inevitables si no reciben la adecuada intervención (Bowie Archbold et al., 2022).

Los trastornos de aprendizaje pueden afectar negativamente el rendimiento académico de los estudiantes, ya que pueden dificultar el aprendizaje de los contenidos escolares. Esto puede conducir a una serie de consecuencias negativas, como el fracaso escolar, la deserción escolar, problemas familiares o baja autoestima. Los estudiantes con dislexia, por ejemplo, pueden sentirse emocionalmente afectados por su condición. Pueden sentirse inseguros y aislados de sus compañeros, y pueden temer ser etiquetados como “menos inteligentes”. Como resultado, pueden utilizar estrategias de afrontamiento para evitar estas situaciones (Lyngsnes, 2021). Es importante que los estudiantes con dificultades de lectura reciban apoyo diferenciado a través de herramientas educativas adecuadas. Sin embargo, es necesario que los docentes estén capacitados para trabajar también con estos estudiantes, de lo contrario se limitará su enseñanza y, por ende, el aprendizaje de los estudiantes.

Metodología

Esta es una investigación cuantitativa con alcance correlacional, la cual tiene en alguna medida un valor predictivo, con un muestreo no probabilístico.

Población y muestra

Este estudio se realizó en las instituciones educativas públicas de la ciudad de Armenia, en las cuales hay estudiantes que presentan un diagnóstico de dificultad en la lectura y escritura. Mediante un muestreo de tipo no probabilístico, se obtuvo un total de 62 estudiantes entre 8 y 12 años de edad, con un diagnóstico de dislexia y/o que fueron remitidos por presentar dificultades en la lectoescritura. El criterio de exclusión corresponde a los estudiantes que presentaran comorbilidades diferentes a la discalculia, disortografía, disgrafía y tdah.

Instrumentos

Se utilizó como instrumento principal la Escala de Afrontamiento para Niños (ean), la cual evalúa el afrontamiento ante diferentes entornos como el de la salud, el familiar, el de las tareas escolares y, por último, el de las relaciones sociales. La ean contiene 35 ítems dentro de una escala de tipo Likert, evalúa cuatro estrategias de afrontamiento productivo como la solución activa, comunicarles el problema a otros, realizar una búsqueda de información y guía y tener una actitud positiva. Por otro lado, estudia 5 estrategias de afrontamiento improductivo como la indiferencia, tener una conducta agresiva, reservarse el problema para sí mismo, la evitación cognitiva y la evitación conductual. Se construyó por medio de estudios y una verificación empírica-teórica, con énfasis en el tema del afrontamiento infantil. Este instrumento tiene un intervalo de confianza Root Mean Square Error of Approximation (rmsea),032 - ,042 y los valores de Comparative Fit Index (cfi) y Non-Normed Fit Index (nnfi) tuvieron un índice de ajuste del ,93. Asimismo, este instrumento está dentro de los parámetros presentados como factores estadísticamente significativos (Morales Rodríguez et al., 2012). También fue utilizado en Colombia en una investigación realizada por Zuluaga Arroyave et al. (2021), los cuales buscaban encontrar el afrontamiento en estudiantes con trastornos de aprendizaje e identificar la utilización de estrategias de afrontamiento improductivo.

Por otro lado, se aplicó un tamizaje de dislexia que cuenta con dos aplicaciones que permitirán identificar alteraciones en los procesos de aprendizaje, específicamente de la lectura y la expresión escrita. La primera es un cuestionario de diez preguntas que responderán los docentes, ya que ellos realizan el seguimiento académico individualmente. La segunda es un dictado de palabras y frases de 10 puntos. Esta aplicación permitirá identificar posibles dificultades que estén presentando los estudiantes, como complemento al diagnóstico de los funcionarios de la institución educativa que permite analizar si hay efectos adversos en el rendimiento académico. Dependiendo del caso de cada alumno, se puede identificar la ocurrencia de las dificultades en la lectura y escritura por medio de la aplicación individual (Puentes Suárez & Guzmán Nuñez, 2018). Y, por último, se revisaron los boletines académicos específicamente en español y castellano, por ser la asignatura con la principal misión de enseñar a leer y escribir, vista como la más afectada en cuanto a las dificultades que presentan los estudiantes con dislexia.

Resultados

En esta investigación participaron 62 estudiantes de distintas instituciones educativas públicas de la ciudad de Armenia. La identificación se realizó en colaboración con diferentes funcionarios como psicólogos, orientadores, profesores de apoyo y profesores del Programa para la Transformación de la Calidad Educativa (pta), los cuales tienen una caracterización y un contexto más cercano del proceso académico de los estudiantes. Como se ve en la tabla 1, de los participantes 34 son de género masculino y 28 son de género femenino, con una mediana de edad de 10,00. La mayoría de los estudiantes remitidos son de tercer grado, representando el 35,3 % de la participación total.

La identificación de las estrategias de afrontamiento se dividió en dos categorías: productivas e improductivas. Entre las estrategias productivas se encontraron solución activa, búsqueda de información y guía, comunicar el problema a otros y actitud positiva. Entre las estrategias improductivas se incluye la indiferencia, la conducta agresiva, el reservarse el problema para sí mismo, la evitación cognitiva y evitación conductual.

Las estrategias de afrontamiento productivas muestran una distribución normal (H0) con una media de 37,82, lo que indica un promedio entre 31,673 y 43,967 con desviación estándar. Las estrategias de afrontamiento improductivo presentan una media de 34,31, con un promedio entre 28,816 y 39,804 en su desviación estándar. Se observa que los estudiantes utilizan indistintamente ambas estrategias, sin diferencias significativas.

El 50 % de los estudiantes que emplean estrategias de afrontamiento productivas tienden a utilizar más las estrategias de solución activa con una mediana de 11,00 o más; del mismo modo, presentan una actitud positiva con una mediana de 11,00 o más, y desde el afrontamiento improductivo la estrategia más presentada por el 50 % de los estudiantes fue la de reservarse el problema para sí mismo con una mediana de 10,00 o más.

En la investigación realizada por Zuluaga Arroyave et al. (2021), utilizando la escala de afrontamiento para niños (ean) con el fin de evaluar las estrategias de afrontamiento en niños con diagnóstico de trastornos del aprendizaje y un grupo control, se encontró que el grupo control obtuvo un mayor puntaje en el afrontamiento productivo, específicamente en las estrategias de solución activa y actitud positiva. En cambio, el grupo de caso obtuvo un mayor puntaje en todas las estrategias improductivas, con la excepción de evitación conductual. Esto sugiere que los estudiantes que presentan un trastorno de aprendizaje recurren con frecuencia a las estrategias de afrontamiento improductivas ante diversos contextos como el familiar, la salud, las tareas escolares y las relaciones sociales; lo que se refleja en un mayor puntaje en este tipo de afrontamiento.

El promedio académico de los estudiantes muestra una distribución no normal (H1). En el primer periodo, la mediana de los participantes es de 2,7, lo que significa que más del 50 % de los estudiantes obtuvieron una puntuación de 2,7 o más. En el segundo periodo, la mediana es de 3,0, lo que indica que más del 50 % de los estudiantes tuvieron un rendimiento académico de 3,0 o superior. Esto sugiere que los estudiantes no presentan un rendimiento académico bajo, sino más bien un rendimiento regular o, en algunos casos, un rendimiento medianamente alto, incluso aquellos con dificultades significativas en el aprendizaje.

En una investigación realizada por Pardo Cardozo (2015) para describir la prevalencia de estudiantes con trastorno específico de la lectura en la ciudad de Bogotá, se encontró que, al igual que en esta investigación, la mayoría de los estudiantes obtuvieron un rendimiento académico medio, con una mediana de percentiles de 59,25 % y desviación estándar. También se determinó que no existe relación estadísticamente significativa entre el rendimiento académico y la batería de lectura, específicamente en el ítem de fluidez en lectura para la edad o grado, como marcador determinante en el diagnóstico presuntivo de dislexia del desarrollo.

En la tabla 2 se ilustran las correlaciones entre la edad, las estrategias de afrontamiento y el rendimiento académico.

Como se evidencia en la tabla 2, no se encontraron correlaciones estadísticamente significativas entre las variables principales, estrategias de afrontamiento y rendimiento académico. Sin embargo, se identificaron otras correlaciones, como la relación entre la edad y la preferencia por no reservarse el problema para sí mismos, con un coeficiente de correlación de -,329**. Asimismo, la correlación entre la variable edad y el rendimiento académico es inversa, del -,347**. También se observaron correlaciones positivas entre actitud positiva y comunicar el problema a otros, equivalente a una correlación directa de 396**; así como entre solución activa y búsqueda de información y guía, con una correlación de 376**; también se relacionan con actitud positiva, con una correlación de 253*. Se encontró una correlación particular entre eap y eai ya que hay una correlación directa de 452** entre búsqueda de información y guía con la de evitación cognitiva.

Los hallazgos de este estudio indican que los estudiantes con dificultades de aprendizaje utilizan estrategias de afrontamiento tanto productivas como improductivas en la familia, la salud, el trabajo escolar y las relaciones sociales. Aunque no se encontró una relación significativa entre las estrategias de afrontamiento y el rendimiento académico, se observó que los estudiantes tendían a utilizar una variedad de estrategias para afrontar las dificultades.

Para continuar esta investigación puede ser valioso explorar las razones detrás de la elección de estrategias de afrontamiento específicas por parte de los estudiantes y cómo estas estrategias impactan su bienestar emocional y rendimiento académico a lo largo del tiempo. Además, se pueden estudiar intervenciones educativas para proporcionar a los estudiantes con dificultades de aprendizaje estrategias de afrontamiento más efectivas con el fin de mejorar su rendimiento académico y calidad de vida. En resumen, estos resultados abren nuevas oportunidades para la investigación y el desarrollo de estrategias de apoyo a estudiantes con dificultades de aprendizaje en un contexto educativo.

Discusión

La educación inclusiva, en la actualidad, representa un modelo educativo que permite atender a la diversidad desde una perspectiva de equidad. Por esta razón, garantizar un proceso educativo inclusivo para los estudiantes que presentan trastornos en el aprendizaje es fundamental bajo la premisa de brindar los apoyos a los niños y adolescentes que enfrentan diferentes retos para aprender. Tal como lo mencionan Vélez Mero y Pupo Pupo (2022), en las instituciones educativas se siguen presentando altos índices de fracaso escolar y se evidencian pocas estrategias docentes para trabajar con estos estudiantes.

Los estudiantes con dificultades en la lectura y expresión escrita obtuvieron puntajes más altos en las estrategias de afrontamiento de actitud positiva y solución activa, lo que les permitió tomar control de las situaciones vivenciadas y encontrar mejores soluciones. Sin embargo, el estudio no encontró una correlación significativa entre las estrategias de afrontamiento y el rendimiento académico en estudiantes de primaria. Lo que contrasta con la investigación de Valiente-Barroso et al. (2020a), los cuales encontraron que los estudiantes que obtienen un mejor rendimiento académico son aquellos que utilizan estrategias de aprendizaje efectivas, tienen una actitud positiva hacia el estudio y un autoconcepto académico elevado. En cambio, los que experimentan altos niveles de estrés cotidiano se relacionan negativamente con el rendimiento académico. En la investigación sobre “Influencia del estrés sobre el rendimiento académico”, Espinosa-Castro et al. (2020) encontraron que existe una relación inversa entre el rendimiento académico y el estrés: a mayor estrés menor rendimiento académico, lo afecta a los estudiantes en la concentración, la memoria y el aprendizaje. Esto puede conducir a la ansiedad o depresión. Los estudiantes universitarios deben conocer los síntomas del estrés y las estrategias para afrontarlo. En otra investigación realizada por Valiente Barroso et al. (2020b), las estrategias de afrontamiento más relacionadas con el rendimiento académico son la búsqueda de apoyo social y la acción asertiva. Las diferencias de género influyen en esta relación y el nivel educativo, siendo los estudiantes de tercer nivel los que suelen utilizar más estrategias de evitación y acción instintiva. Estos resultados tienen implicaciones en los roles que cumplen los docentes y padres en el desarrollo de estrategias de afrontamiento y de aprendizaje que les proporcionen apoyo a los estudiantes para que puedan hacerle frente al estrés cotidiano.

En un estudio reciente se investigó la relación entre el bajo rendimiento académico y las dificultades específicas de aprendizaje. Moya-López y Malla-Morocho (2022) encontraron que el bajo rendimiento está estrechamente relacionado con las dificultades específicas de aprendizaje, por la poca estimulación y una inadecuada pedagogía brindada a los estudiantes, lo que puede asociarse a la falta de adquisición de habilidades. Asimismo, encontraron que los estudiantes con dificultades específicas de aprendizaje presentaron un nivel de desempeño por debajo del promedio en el coeficiente intelectual general, en la memoria a largo plazo, las habilidades de razonamiento, la rotación mental, la atención, la capacidad espacial, la motivación y la concentración (Moya-López & Malla-Morocho, 2022).

El rendimiento académico de los estudiantes está determinado por factores internos y externos. Entre los factores internos podemos referirnos a las estrategias de aprendizaje, la actitud hacia el estudio y el autoconcepto académico. Los estudiantes que utilizan estrategias de aprendizaje efectivas tienen una actitud positiva hacia el estudio y los que se consideran buenos estudiantes tienen más probabilidades de lograr mejores resultados académicos. Por otro lado, factores externos como el estrés diario pueden tener un efecto negativo en el rendimiento académico. Los estudiantes que experimentan altos niveles de estrés pueden tener dificultades para concentrarse, recordar información y completar tareas. Esto puede conducir a un rendimiento académico reducido (Valiente Barroso et al., 2020b).

El fortalecimiento de estas estrategias podría contribuir significativamente al proceso de aprendizaje del estudiante. Al obtener éxito por medio de las estrategias, el estudiante sería motivado para recurrir nuevo a ellas en futuro. Esto es respaldado por la investigación de Thompson (2021), quien encontró que los estudiantes de nivel superior con trastorno de lectura obtienen éxito académico debido a que las estrategias de afrontamiento que utilizan están influyendo racialmente en su proceso universitario.

Los estudiantes de educación superior con dislexia muestran más probabilidad de tener efectos emocionales negativos por estudiar en una universidad (Abbott-Jones, 2022); por eso, la comprensión de los criterios de la dislexia no debe fijarse únicamente en una dificultad intelectual, sino también en su correlación con las emociones negativas que se pueden presentar. Por lo anterior, los estudiantes van a presentar una incertidumbre por sus procesos académicos, que ejerce en ellos presión, dificultades emocionales y atencionales, lo que significa, según Rojas Ospina (2019), que el docente debe fortalecer su rol como agente educativo, a través de capacitaciones que les permitan adquirir habilidades para desarrollar en los niños competencias por medio de métodos no convencionales, brindándole al estudiante la libertad de trabajar a su ritmo, sin interferencia de sus dificultades en edades tempranas. De la misma forma, se pueden incorporar las estrategias de afrontamiento en las aulas, ya que los resultados arrojaron que entre más edad tiene el alumno con dislexia tiende a reservarse el problema para sí mismo, retrasando el proceso y obteniendo un rendimiento académico insuficiente, demostrando que si el trastorno avanza y llega a la adolescencia, probablemente el niño tendrá dificultades externas a su condición base, por lo que es necesario brindarle oportunamente un acompañamiento académico por diferentes funcionarios.

En una investigación realizada por Muin et al. (2020) se muestra que los docentes tienen la capacidad de identificar y trabajar con un estudiante con dislexia, con una categoría de 64,8 % (59 de 91). La educación inclusiva ha mejorado en los últimos años gracias a los programas del gobierno que han capacitado a los maestros para atender las necesidades de los estudiantes con discapacidad. Sin embargo, para que la intervención sea completa, es importante que las familias también estén involucradas en el proceso educativo. En este sentido, es necesario capacitar a los padres en estrategias de afrontamiento, ya que estas pueden ayudar a los estudiantes a superar los desafíos académicos y emocionales. Las estrategias de afrontamiento productivas, como la solución activa, pueden ayudar a los estudiantes a desarrollar otras estrategias, como la búsqueda de información y guía o la actitud positiva. Por lo tanto, es importante potenciar estas estrategias tanto en el hogar como en la escuela. Efectivamente, la elaboración de un diseño de estrategias metodológicas específicamente para los estudiantes con trastornos de aprendizaje da como resultado la disminución de sus síntomas, aumentando el rendimiento académico, lo cual es aceptado por la población y los especialistas (Falcón Albuja, 2021).

El compromiso de identificar a los estudiantes que necesitan un plan de mejoramiento e intervención psicopedagógica es por parte de todas las personas que lo rodean: el docente, el orientador, el maestro de apoyo, los padres de familia, etc. Así mismo, Rivas Alvarado y Avilés Marxelly (2020) destacan que los estudiantes están viviendo una época difícil, el tiempo y la realidad ha cambiado, las formas de estudio se están renovando; sin embargo, esta transición deja secuelas emocionales y conductuales tanto en lo personal como en lo académico. Si se hablara específicamente de los estudiantes trastornos de aprendizaje, se podría decir que posiblemente tendrán un desajuste emocional y conductual más alto que el resto de sus compañeros y hay que tener en cuenta la utilización frecuente de las estrategias de afrontamiento como principal factor que puede generar cambios en su entorno.

En este contexto, es necesario que los profesionales realicen una intervención basada en un adecuado diagnóstico psicopedagógico y una excelente práctica docente, teniendo en cuenta, como lo indican los autores, que la inclusión para los estudiantes con un trastorno de aprendizaje se basa principalmente en un conjunto de enfoques, diseños y el desarrollo del currículo escolar, para que todos los estudiantes tengan igual participación en las clases (Donoso Noroña, 2020). El trastorno de lectura es una dificultad común en las instituciones educativas que afecta el aprendizaje del educando; no obstante, la identificación temprana del trastorno, el uso adecuado de recursos tecnológicos y la elaboración de un plan individual psicopedagógico para cada niño darían como resultado la disminución de las barreras de aprendizaje y aumentarían el rendimiento escolar, siendo el docente, conocedor de todas las características del estudiante, quien establecería en el aula las estrategias que potencien la interacción, favoreciendo posteriormente el rendimiento académico de los alumnos (Guerrero-Vaca et al., 2022).

Sin duda alguna, las prácticas docentes son cruciales para intervenir un trastorno de aprendizaje, por eso hay que generar propuestas para la formación docente, introduciendo en su pensum la enseñanza de las estrategias de afrontamiento, ya que el trabajo individual y el dominio personal que manejan las instituciones actuales no facilitan el aprendizaje del estudiante. Como lo indica Rosario Betancor (2022), el conocimiento de los docentes con experiencia y el de los futuros docentes sin experiencia es insuficiente para hacerle frente a los trastornos de aprendizaje; por ello, las instituciones deben velar por hacerle frente a todas las necesidades de los estudiantes, a través de la articulación de docentes preparados en la prevención, identificación e intervención del trastorno.

Conclusiones

No se encontró ninguna relación significativa entre las estrategias de afrontamiento y el rendimiento académico en estudiantes con dificultades de aprendizaje; no obstante, es importante reconocer que estos estudiantes tienden a utilizar estrategias de afrontamiento para hacer frente a situaciones de estrés en el colegio y en el hogar. Fortalecer las estrategias de afrontamiento puede contribuir significativamente al proceso de aprendizaje de los estudiantes con trastornos de aprendizaje, incluso si no existe una correlación directa con el rendimiento académico. Los resultados de este estudio reflejan que las estrategias de afrontamiento más utilizadas de manera productiva por los estudiantes fueron solución activa (sa) y actitud positiva (ap), lo que demuestra su perseverancia y búsqueda de soluciones en situaciones desafiantes. Por otro lado, se observó que la estrategia de afrontamiento de reservarse el problema para sí mismo (rpsm) evidencia las dificultades en cuanto a la confianza hacia los docentes y familiares, lo que resalta la importancia de formar a los docentes y padres de familia sobre los trastornos de aprendizaje y promover un ambiente de apoyo en el aula.

Esta investigación comparte con otras investigación que los estudiantes con dificultades en la lectura y escritura presentan un rendimiento académico regular o medianamente alto, lo que indica que son capaces de adquirir conocimiento cuando reciben seguimiento e intervención por parte de la comunidad académica y los padres de familia; sin embargo, los antecedentes señalan que los trastornos de aprendizaje impactan negativamente al rendimiento académico, ya que estos estudiantes presentan situaciones más desafiantes.

La falta de correlación significativa entre las estrategias de afrontamiento y el rendimiento académico sugiere que otros factores pueden desempeñar un papel más importante en la determinación del éxito académico en estudiantes con problemas de aprendizaje. Es necesario seguir investigando ampliamente sobre las variables de estudio, considerando diferentes factores que puedan influir en el rendimiento académico de los estudiantes como variables conductuales, emocionales, interdisciplinarias y contextuales.

El contexto educativo colombiano aún presenta grandes dificultades para identificar la prevalencia e incidencia de los trastornos de aprendizaje, debido a la falta de un adecuado diagnóstico y una evaluación psicopedagógica. Este contexto presenta un reto para todas las instituciones educativas que no cuentan con la capacidad ni los recursos para intervenir a los estudiantes con trastornos de aprendizaje en edades tempranas.

Es pertinente reconocer las limitaciones de esta investigación, ya que la muestra no alcanzó el nivel de representatividad esperado. Uno de los aspectos para tener en cuenta es la disponibilidad de las instituciones educativas para apoyar el proceso de investigación, por lo cual se recomienda ampliar la muestra para futuros estudios que estén interesados en temas como los trastornos de aprendizaje y las estrategias de afrontamiento.

Referencias

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Notas

Información adicional

Cómo citar este artículo: Cuellar Calvo, S. & Gallego Echeverri, M. (2024). Dislexia: las estrategias de afrontamiento y el rendimiento académico en estudiantes entre 9 y 12 años en instituciones educativas de la ciudad de Armenia. Psicoespacios, 18(32). http//doi10.25057/21452776.1537