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La investigación educativa como didáctica de la esterilidad
The educational research as the didactics of sterility
Entretextos, vol. 16, núm. 31, pp. 107-120, 2022
Universidad de La Guajira

Artículos

Entretextos
Universidad de La Guajira, Colombia
ISSN: 0123-9333
ISSN-e: 2805-6159
Periodicidad: Semestral
vol. 16, núm. 31, 2022

Recepción: 11 Julio 2022

Aprobación: 13 Octubre 2022

Se prohíbe uso comercial.

Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.

Resumen: El capitalismo académico imperante requiere de investigaciones acordes a dicha ideología, y dentro de ello, las ciencias sociales y la investigación educativa, contribuyen a una enseñanza de todo tipo de materias no relacionadas con el cambio social, a una didáctica de la esterilidad. A través de la etnografía virtual se analizan distintas publicaciones con el objetivo de, a través de ejemplos concretos, lograr entender cómo se difunden resultados de producciones cuyo objetivo se convierte en estéril, al no influir en políticas, instituciones y medidas relacionadas con aquello que se investiga. Miles de artículos cada año no implican más que la perpetuación de una dinámica marcada por la publicación como fin de la promoción profesional universitaria, siempre dentro de lo políticamente correcto, de lo inofensivo para el régimen imperante, dentro del neoliberalismo que financia a la ciencia en su propio beneficio.

Palabras clave: educación, investigación pedagógica, publicación educacional, publicación científica.

Abstract: The prevailing academic capitalism requires research in accordance with said ideology, and within this, the social sciences and educational research contribute to the teaching of all kinds of subjects not related to social change, to a didactics of sterility. Through virtual ethnography, different publications are analyzed with the aim of, through concrete examples, understanding how the results of productions whose objective becomes sterile are disseminated, by not influencing policies, institutions and measures related to what is researched about. Thousands of articles each year do not imply more than the perpetuation of a dynamic marked by publication as the goal of university professional promotion, always within what is politically correct, harmless to the prevailing regime, within the neoliberalism that finances science in its own benefit.

Keywords: education, pedagogical research, educational publication, scientific publication.

Introducción

Capitalismo se convirtió en una especie de palabra tabú dentro de distintos ámbitos relacionados con las autodenominadas ciencias sociales, como si estas se desarrollaran en un tipo de limbo en el cual ni economía, ni política, ni el Estado tuvieran nada que ver… pese a que, en un alto número de ocasiones, son quienes no solo las financian, sino que, con ello, las controlan.

Cientos de congresos internacionales, nacionales y locales sobre temáticas relacionadas con la educación, miles de publicaciones, artículos, libros, actas de los mencionados congresos… cuyo alcance real habitual en las políticas que marcan nuestro devenir es nulo. No lo es de tal modo para multinacionales como Clarivate y Elsevier, cuyo ánimo de lucro está fuera de dudas, y cuyos beneficios económicos aumentan año tras año. Los Estados, así como distintas empresas de todo tipo, invierten en las universidades, e incluso las instituciones privadas universitarias son un hecho.

Que la obtención de dinero sea una obviedad, un fin, y el objetivo principal -así como la ideología- del capitalismo, y que ello sea omitido por tan alto número de publicaciones sobre ciencias sociales, y por la investigación educativa -como si el sistema de enseñanza no fuera la enseñanza del sistema-, a quienes no deseamos formar parte de dicho conglomerado, y menos aún, alimentarlo con nuestros escritos, nos imposibilita alcanzar las publicaciones de presunto alto impacto, lo cual perjudica nuestras carreras como investigadores/as, salvo que estuviéramos, por ejemplo, en la Universidad de Utrecht, en Holanda, donde el alto impacto se abandona, para apostar por la ciencia abierta (Woolston, 2021).

¿Hay ciencia que se oponga abiertamente al capitalismo? ¿E investigación educativa? Sin duda, hay autores que publican obras relacionadas con conceptos para disolver el capitalismo académico (Espinoza y Angulo, 2020), ello no va más allá de ahí, puesto que cuando se escribe desde el privilegio, este, por lo general, no vemos que realmente se pierda, sino que entraría dentro de lo que podría llamarse esa caterva de críticos/as que, realmente, no pasan de las líneas escritas a la práctica real, esos/as intelectuales de consumo (Fortes, 2010) que nunca movieron, ni moverán, piedra alguna para la caída del criminal sistema en el cual, aún, vivimos.

Desde Francisco Ferrer Guardia, a tantas otras personalidades, asesinadas, hasta, ya en este siglo, las persecuciones a quienes sí trataron de transformar la investigación, como Aaron Swartz -cuyo acoso probablemente ocasionó su muerte-, o Alexandra Elbakyan (De Vito, 2019), difícilmente encontramos referencias de quienes desean, de hecho, y no de palabra y/o escrito, otra investigación, otra educación… dentro, cómo no, de otro mundo, más allá, o contra, el capitalismo. Existimos quienes no nos reconocemos ya en las ideas y en la praxis de un Freire, un Blonskij o un Neil (García, 2009). Porque podemos ir más allá. Si nos dejan. O si tomamos la acción, y la palabra, precisamente para actuar para cambiar, no para aumentar nuestros puestos académicos y nuestros salarios.

Es difícil dirimir las causas del posicionamiento generalizado según el cual aquí no pasa nada, expresado en millones de palabras escritas que han servido para poco, para nada, o para aumentar el número de publicaciones de quienes de ello depende su puesto laboral, o su ascenso. Siempre, seguir la corriente del río, ir a lo políticamente correcto, puede dar sus frutos, frente a lo duro que es nadar contracorriente. Lo primero es lo “que está detrás de las palabras que en un momento determinado pronuncia mientras cena con un agente al que le confiesa que, según él, la ignorancia es la felicidad y preferiría no haber sido liberado de Matrix” (Romero y Lozano, 2015, p. 1097), un personaje de dicha película. A veces, la ciencia ficción no supera la realidad. Conozcamos qué hay de la investigación educativa como didáctica de la esterilidad, como enseñanza de lo que en nada tiene que ver con el cambio social.

Método

La presente investigación, bajo la metodología de la etnografía virtual (Hine, 2017), pretende ser una aportación a la pareciera inexistente crítica a los contenidos oficiales de la investigación educativa, aquella que ocupa un número ingente de páginas de revistas, de escaso número de lecturas a todos los niveles -siendo algunas no gratuitas-, bajo sorprendentes criterios de indexación, y que contendría un pensamiento único inequívoco.

Nuestras variables cualitativas ofrecen la fácil reproducción de resultados por parte de cualquier investigador o cualquier investigadora, dentro de un marco crítico inequívoco, bastante más allá del poder de normalización de las sociedades presuntamente modernas en las cuales vivimos (Foucault, 2012). Dicho marco es reproducible año tras año hasta el momento, dado que el capitalismo solo da pasos para su perpetuación, y no solo en lo académico.

El análisis de la investigación educativa, y de tantas otras ciencias sociales, como didáctica de la esterilidad, pretende aportar ejemplos concretos de aquello que se publica pero no es aportación relevante alguna, más que añadir más a lo mismo… o de incluso cómo quizás haya que proteger a la sociedad de la ciencia (Feyerabend, 2001), si es que ella se encuentra a beneficio del poder, de las multinacionales, y del mantenimiento de un sistema que genera hambre, desigualdades, destrucción, armamento para matar, guerras, manipulación, explotación, contaminación, pederastia…

La evaluación de determinadas publicaciones constituyó el objeto de diseño primario de la investigación, puesto que ello hoy es más factible que nunca gracias a la etnografía virtual, en el caso de las publicaciones que no tienen costo, o de las que si lo tienen, para el alumnado universitario cuyas instituciones pagaron a las multinacionales las altas cuotas de acceso a las lecturas… esas que dichas multinacionales no pagaron al Estado para la formación de quienes escriben los artículos que publican. Los rankings de las multinacionales Clarivate y Elsevier pueden suponer un paso de consideración de revistas a analizar.

Resultados

El resultado de la investigación inicial resulta bastante clarificador. Incluir el concepto capitalism en el buscador de la web de Journal Citation Reports, de la multinacional Clarivate, arroja, en su sección de revistas, un solo resultado, una revista austriaca llamada TRIPLEC-Communication Capitalism & Critique. Si el concepto es capitalismo, en idioma castellano, el resultado es igual a cero. No podemos olvidar la dictadura del inglés en la ciencia (Hernández, 2021).

Cuando, dentro de la misma fuente, nos dirigimos a la sección de categorías por grupo, e introducimos capitalism -en inglés-, encontramos 510 resultados, dentro de 254 categorías, en 21 grupos. Sin embargo, la palabra como tal, no existe en la citada base de datos, y sí encontramos, introduciéndola, otras, como mineralogía, paleontología, neuroimagen, ciencia de materiales, papel y madera, virología, literatura eslava… aunque nuestra búsqueda fuera la citada.

El capital, hoy y ayer, manda. Hemos de ignorar que, por ejemplo, la esclavitud está detrás de tantos ámbitos, lo cual es tan simple como conocer el origen de los productos y contrastarlo con el derecho laboral, por llamarlo de algún modo, aplicado en los lugares de partida de los productos, de la energía… e incluso, cómo no, de las materias primas de todo. Sin embargo, la investigación autodenominada científica, se va a centrar no en el origen, no en la base de lo que acontece, sino en las aplicaciones de aquello que viene de donde apenas existirían derechos humanos. Puede encontrarse poco más de unas decenas de artículos en Web of Science, de Clarivate, sobre el coltán, sin el cual, gran parte de la tecnología no puede existir. “¿cuál sería el resultado de buscar technology junto a school en dicha base de datos hegemónica, de nuevo, entre 1900 y 2021? 42.544 artículos” (Nadal y Carreras, 2021, p. 8).

Sin más dilación, dirijámonos a una revista cuya definición nos la aporta por sí misma:

En indexaciones activas en 2022, Comunicar es revista top mundial: 2ª del mundo en SCOPUS y 7ª del mundo en JCR (top 1% y 3% mundial; percentiles 99% y 97% respectivamente). En JCR-JIF es Q1 en Educación y en Comunicación (1ª en español). En SCOPUS es Q1 en Educación, en Comunicación y en Estudios Culturales (1ª en español). Es 1ª en FECYT Métricas; 1ª en DIALNET MÉTRICAS. En GOOGLE SCHOLAR METRICS es 2ª revista en español en todas las áreas; 2ª en REDIB (sobre 1.199 revistas) (Comunicar, 2022a).

Con aquellas grandes indexaciones, ¿cuál será el objeto de esta gran publicación? ¿Cambiar el mundo? ¿Luchar contra la esclavitud, mostrar qué hay tras la extracción del coltán, o cuáles son las condiciones de la clase trabajadora en Asia? ¿Combatir la educación tóxica y el imperio de las pantallas y la música dominante en niños, niñas y adolescentes (Illescas, 2019)? ¿Quizás destapar la adicción y ansiedad vinculadas a las tecnologías de la información y comunicación, y su incidencia en la calidad de vida de los y las estudiantes (Zavala-Romero, 2018)?

Contestemos a nuestras preguntas: la temática de esta publicación es “prioritariamente trabajos de investigación en comunicación y educación, especialmente la intersección de ambos: educación en medios de comunicación (media education), medios y recursos educativos, tecnología educativa, recursos informáticos y telemáticos, tecnologías audiovisuales...” (Comunicar, 2022b).

No cabe esperar, precisamente, opciones revolucionarias por parte de este tipo de publicaciones, sino una continuidad con la ideología del régimen, siendo sus calls por papers para 2023 bastante predecibles… Educación para la ciudadanía digital: Algoritmos, automatización y comunicación; Juventud, identidad de género y poder en las plataformas digitales; Neurotecnología en el aula: investigación actual y futuro potencial; Nuevos lenguajes y culturas. Enseñanza de lenguas para una comunicación global y digital (Comunicar, 2022c).

De las únicamente nueve revistas españolas incluidas en el Social Sciences Citation Index (SSCI), con Journal Impact Factor (JIF), además de la ya analizada Comunicar, de dos de ellas su temática viene marcada por su nomenclatura (Revista de Psicodidáctica y Psicología Educativa), y su ideario, no ofrece lugar a dudas; la primera de ellas, directamente se encuentra dentro de la plataforma Elsevier, la segunda se define con claridad e “invita a investigadores relacionados con el ámbito educativo (psicólogos, antropólogos, sociólogos, tecnólogos educativos, TCs) a educadores y orientadores en diversos ámbitos, a psicólogos educativos, a evaluadores, a técnicos de computación y tecnologías de la información aplicadas a la educación” (Psicología Educativa, 2022) a enviar sus artículos a la revista.

Continuando con las revistas del citado ranking, Educación XX1 es una publicación editada por la Facultad de Educación de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) del Estado español. La Revista Española de Pedagogía fue creada en 1943, en plena dictadura franquista española, dentro del Instituto San José de Calasanz, perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Desde septiembre de 2014 es editada por la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), una institución de carácter privado no precisamente progresista (Fernández, 2019; Intxusta, 2016). La Revista de Educación es una publicación del Ministerio de Educación y Formación Profesional del gobierno español, fundada también durante la dictadura nacionalcatólica española, en 1940. No olvidemos que el golpe de Estado de 1936 en España, tras la colaboración, pagada, del régimen nazi alemán y fascista italiano, dio paso a tres años de invasión militar criminal del país, hasta que el 1 de abril de 1939 el dictador Francisco Franco diera por concluida la guerra, dando paso, con anterioridad a su muerte, y sin que se hiciera justicia alguna a los miles de crímenes cometidos, a la monarquía que aún sufre el Estado español, temáticas, todas ellas, que no suelen reflejar las revistas creadas por el régimen.

Debe ser de un gran impacto local e internacional que “las tecnologías NBIC (nanotecnologías, biotecnologías, tecnologías de la información y las ciencias cognitivas) están impulsando las perspectivas del transhumanismo y del posthumanismo y suponen un auténtico desafío para la Pedagogía especialmente en su estatuto antropológico” (Gil, 2022); que “los modelos de inteligencia artificial pueden predecir si los programas de apoyo educativo ayudarán a incrementar la probabilidad de que estudiantes rezagados superen 4.º de la ESO (Educación Secundaria Obligatoria)” (Ballestar, Sainz y Sanz, 2022); que “la autoeficacia en el uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) es una variable clave para predecir el éxito de los estudiantes en la educación superior” (Padilla-Carmona, Gil y Rísquez, 2022). Sin embargo, creo que las políticas educativas, las legislaciones que las desarrollan, y las instituciones que las (nos) controlan, no van a leer lo más mínimo de estas grandiosas investigaciones, en gran parte, basadas en técnicas estadísticas y cuestionarios, en los cuales cada cual puede responder lo que buenamente le parezca, independientemente de la realidad.

Si no nos dedicamos a la Enseñanza de las Ciencias, ni de la didáctica de las lenguas extranjeras y la educación bilingüe (Porta Linguarum es el nombre de la otra revista indexada en JCR sobre ello), no podremos publicar sobre ello. Pero, de nuevo… ¿cómo explicaremos que tras tantos años y cientos de artículos, en España, en la enseñanza en ciencias, los resultados en ciencias del alumnado del Estado español, dentro del último Programme for International Student Assessment (PISA), retroceden (Cuñat y Cuñat, 2022)? En el caso de los idiomas, ¿por qué “España continúa sin mejorar su nivel de inglés y sigue estancado en la cola de Europa, alcanzando niveles de hace una década” (Ruíz, 2020; Education First, 2021)?

Sobre la última revista a mencionar, dentro del ranking español en JCR, qué esperar de la revista Culture and Education, de la multinacional Taylor & Francis: “La eficacia de los métodos Orff y Kodaly para el desarrollo de las habilidades musicales en los niños preescolares en comparación con el currículum estándar” (Wang, Matvieieva y Zheng, 2022), “creación de subtítulos y alineación de segmentos como recursos didácticos para la enseñanza de una lengua extranjera” (Faya-Ornia et al., 2022), “Vygotski y el desarrollo histórico-cultural: del hombre primitivo al superhombre” (Maidansky, 2022)…

Trasladémonos, por un momento, al ranking SJR, Scimago Journal & Country Rank, concretamente, a la tercera revista que consideran en importancia de esta división, en base a los criterios de Scopus, dentro del ámbito educativo latinoamericano: la Revista Electrónica de Investigación Educativa, publicación editada por la Universidad Autónoma de Baja California, México. De nuevo: ¿artículos que pretenden desenmascarar el sistema capitalista, y la enseñanza a su servicio, mostrando la enorme crueldad que hay tras la tecnología, la extracción de las materias primas para su existencia, o la esclavitud tras su elaboración, y comercio, con ingentes cantidades de dinero público gastadas por los Estados? Veamos si es así, y si sus temáticas, de presunto alto impacto, siguen esta línea: Interdisciplinariedad, multimodalidad y TIC en el diseño de constelaciones literarias para la formación lectora (Rovira-Collado, Ruiz, y Gómez-Trigueros, 2022); Propiedades psicométricas del cuestionario sobre comportamiento lector y socialización familiar (Sánchez, Cuesta e Izquierdo, 2022); Actividad matemática creativa y desarrollo del talento matemático a través del modelo praxeológico (Barraza-García, Romo y Roa-Fuentes, 2022).

Podríamos detenernos en los análisis de los autores y de las autoras más prolíficos y prolíficas, de las instituciones de origen de los/as mismos/as, de la evolución de los artículos financiados por años… la “lejanía que evidencian estos datos entre el ámbito de la investigación y el de la realidad educativa bien podría traducirse también en una preocupante distancia entre las investigaciones pedagógicas y las aulas sobre las que éstas reflexionan” (Fuentes, Luque y López, 2012, p. 211).

Los resultados, y sus ejemplos concretos, para esta investigación, de la trascendencia real, o esterilidad, de los artículos de investigación educativa, son tan innumerables como el hecho de que las políticas, y con ello, las instituciones, y los partidos políticos, no acudan a dichas publicaciones, absolutamente para nada, creándose un universo indagador endogámico de inexistente transferencia social, más allá de la promoción del profesorado universitario en base a criterios basados en los rankings de revistas, mediciones en base a lo que deciden multinacionales cuyo fin último es el lucro económico, creándose, además, y por ello, las "granjas de citas" (grupos relativamente pequeños de autores/as que citan masivamente los artículos de los/as demás de la granja) (Ioannidis, Klavans y Boyack, 2019).

Según el último ranking citado, SJR, vayamos a la publicación de más alto lugar de Chile, la revista Formación Universitaria, y detengámonos en alguna de sus temáticas, para ver cuál es su incidencia en el mundo real, o en Chile: Estrategias para la enseñanza andragógica del derecho en contextos virtuales (Mila, Yánez y Maldonado, 2022), Formación en química computacional y sus aplicaciones a través de un proyecto de investigación desarrollado en la Patagonia chilena (Oyarzún-Aravena, Moya-Barría y Navarro-Pérez, 2022)… y no es que, absolutamente, el 100% de los resultados aportados en esta investigación no tuvieran relevancia, es que es precisamente el capitalismo académico, es el sistema político-económico imperante, el que los condena a no influir o incidir en nada, o, a lo sumo, en la perpetuación y justificación científica de que todo lo que acontece, aunque mejorable, es respetable, y en modo alguno cualquier tipo de revolución, científica o del tipo que fuera, es asumible. Eso sí, obviamente, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio… y demás instituciones que marcan las agendas reales del mundo, no están interesadas ni en Vygotski, ni en la interdisciplinariedad, multimodalidad y TIC en el diseño de constelaciones literarias, ni en las perspectivas del transhumanismo y del posthumanismo: solo hay que leer cualquiera de sus documentos para entender a dónde nos dirigen, lo cual no leeremos en las revistas de investigación educativa, analizadas, de alto impacto, en base a los rankings citados, actuales, cuyas líneas son precisamente las de no abordar no solo quien manda, sino en analizar, a base de cuestionarios y estadísticas, cómo mejorar los elementos de la jaula en la cual nos encontramos, sin el más mínimo anhelo de cambio o transformación, puesto que, probablemente, el privilegio no deja de existir por obra y milagro de quienes lo ostentan, ya sea en multinacionales, cargos políticos, o universidades.

Conclusiones

La investigación educativa no tiene ningún tipo de carácter vinculante, es decir, todo aquello que se demostrara o demostrase, no tendrá una aplicación local, nacional o internacional. Además de los resultados aportados, la posibilidad de ampliación de los mismos roza el infinito, tanto en lo que a la actualidad se refiere, como a las décadas de miles de artículos anteriores. Pese a la esterilidad, de facto, de las indagaciones publicadas sobre enseñanza, sin embargo, en gran parte, no estarían, en modo alguno, contra el statu quo, así como las revistas, que publican lo que desean difundir, tampoco lo estarían, por lo general. Las revistas, en base a una especie de justicia anónima, en ocasiones pareciera divina, transmiten aquello en línea con su ideología e intereses, habitualmente no directos en lo económico, pero fundamentales si entendemos cómo se bareman los méritos a la carrera docente universitaria. Lo cierto es que

Cada vez se reflexiona más acerca del sentido y del sinsentido de la lógica del índice de impacto (Blockmans, Engwall, y Weaire, 2014; Cronin y Sugimoto, 2014, 2015; Sugimoto, 2016). Tiene cierta “ambigüedad” (Garfield, 1999, p. 979), recibe múltiples críticas (Brembs, Button, y Munafò, 2013; Hicks, Wouters, Waltman, de Rijcke, y Rafols, 2015) e incluso se le considera pernicioso (Brumback, 2012). Parece ser que el factor de impacto está pensado para un mundo ideal (Garfield, 2006), en el que los evaluadores son justos y competentes (Santos y Fernández-Ríos, 2016, p. 36).

Como tantas otras cuestiones, la esterilidad de la investigación incluye todo un conjunto de aristas que trascienden el tamaño de cualquier artículo. Sin ir más lejos, por ejemplo, no es casualidad “la escasa representatividad de instituciones de educación no superior en el porcentaje total de publicaciones, un escaso 2,9%, y de otros organismos, 6,4%” (Fuentes, Luque y López, 2012, p. 210). Es como si la universidad investigara para la universidad y, de hecho, los índices de impacto basados en citas de los y las propias profesionales universitarios y universitarias va en esa línea. No hay impacto social, político…y económico, más allá, que el de la promoción profesional en el empleo de quienes tienen el privilegio de obtener publicaciones en revistas que, en gran parte, en el caso de las de presunto impacto, son propiedad de multinacionales.

La posibilidad de contraste con los resultados obtenidos es tan amplia como el análisis de los documentos que fundamentan las reformas de enseñanza, probablemente, de un alto número de países. Como muestra, un botón. Veamos 24 propuestas de reforma para la mejora de la profesión docente (Ministerio de Educación y Formación Profesional, 2022) y, sobre todo, quiénes son las fuentes de este documento del Estado español. ¿Artículos de alto impacto? ¿De las revistas cuyos resultados obtuvimos de esta investigación? Rotundamente, no. Documentos del Consejo de la Unión Europea, de la Comisión Europea, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (conocida, por sus siglas en inglés, como UNESCO). Es decir, de quienes mandan.

Las realidades incómodas nunca serán publicadas en las revistas de alto impacto, o, si lo son, nunca señalarán a quienes son culpables, con nombres y apellidos, o con referencia a las instituciones, especialmente, si estas financian la investigación. Perro no come carne de perro. Aún peor podría considerarse cuando hablamos de docentes abiertamente tramposos o tramposas (Levitt y Dubner, 2007), o con una ética cuya idea es obedecer a los intereses que financian la investigación, para que esta vuelva a ser, precisamente, estéril, y no ofensiva al sistema, al capital.

¿Podrá enseñarse algún día, de forma global y sistemática, el efecto que las bebidas azucaradas producen en la infancia? No es casual que Coca-Cola pagara muy bien a investigadores/as en el Estado español (Rey-López y González, 2019), o Francia, para su propio beneficio empresarial, dentro de la lógica más capitalista, según la cual el lucro se antepone a cualquier otro fin. “Montantes enormes. No se encontraron expertos. Resultados no publicados. Operaciones de marketing disfrazadas de investigación. Un "instituto" puramente lucrativo dirigido por celebridades de la medicina francesa” (Horel, 2019). No, no es una película, es la realidad de la investigación. En este caso, a beneficio de la multinacional citada.

Efectivamente, podemos publicar “cómo la comunicación en el aula en forma explícita o implícita incide en la reproducción del conocimiento monocultural o conforma prácticas hegemónicas en el quehacer pedagógico del profesor formador y de estudiante de pedagogía” (Tapia-Vidal, 2021, p. 56), pero otra cuestión será señalar el sistema en el cual encontramos dichos acontecimientos cada día, dirimir quiénes son los y las culpables y, con más fuerza aún, tratar de invertir esa tendencia, no pasar años y años, décadas, y hasta siglos, leyendo las mismas críticas para no incidir en lo más mínimo. O, aún peor, considerar que introducir las tecnologías procedentes de la esclavitud, o incluir palabrería tipo innovación, inclusión, diversidad… logrará transformar, una herramienta de control social, en lo contrario.

La investigación educativa no habla de política, de partidos políticos, no pretende cambio de régimen alguno en líneas generales. Cuestionarios, estadísticas, y, a lo sumo, insinuaciones de cambio de políticas, sin que ninguna autoridad pudiera ofenderse: “el dispositivo es una herramienta privilegiada para historiar el poder, es decir, para describir los procesos de configuración y mantenimiento de estrategias de normalización que sin duda están muy presentes en los contextos educativos” (Luna, 2020, p. 13). Lo publicado estará en consonancia con la normalización, la del sistema imperante.

Como acreditan los resultados aportados, las propiedades psicométricas del cuestionario sobre comportamiento lector y socialización familiar, los métodos Orff y Kodaly, o el desarrollo del talento matemático a través del modelo praxeológico, no están en consonancia, precisamente, con el cambio social, sino, a lo sumo, con la mejora de lo que acontece, a modo de lavado de cara: “bajo la envoltura de un discurso generoso y modernista a menudo podría esconderse en realidad una operación de reorientación de la enseñanza: el sometimiento de esta a las necesidades de una economía capitalista en crisis” (Hirtt, 2009, p. 1).

Trascender la esterilidad a la que empuja el mercado, en este caso, el interesado universo académico, es realmente complicado, ojalá no imposible. Una verdadera didáctica para la transformación, tanto en las aulas, como en los escritos, requiere de una valentía considerable, puesto que nadar contracorriente no conlleva premios, reconocimientos, ni ascensos y valoraciones por parte del sistema. Estamos, y ojalá me equivocara, rodeados y rodeadas de quienes

(…) se limitan a encadenar citas, superponer lecturas, siempre entre los muros de sus departamentos, en las jaulas de sus Universidades, bajo la luz de sus flexos, separados de la realidad y hasta de la vida, habiendo proscrito el empleo de los ojos para otra cosa que no sea resbalar sobre las páginas de un libro o la pantalla de un ordenador, que todavía conservan las piernas, pero como un órgano inútil, innecesario, casi atrofiado, hombres sobrealimentados, sobrestimados, sobreimbecilizados, halagados interesadamente por el Poder, que, en mi opinión, los trata y los cuida con el mimo de una madre loca (García, 2005, p. 18).

Uno de tantos pasos a dar estará relacionado con el sentido crítico de quienes investigan, y con un concepto, una cosmovisión, de la sociedad, como ente al que transformar, en el que incidir positivamente o, al menos, en el que ubicarse real y profesionalmente, no con el ánimo de lucro como fin primero, pese a que ello no se declare. La ciencia no tiene dioses, la investigación educativa, tampoco:

¿Cómo es posible que, dada una cantidad reducida de información, distintos científicos, incluso distintos genios, arriben durante un largo período de tiempo a algún tipo de teoría, al menos en algunos casos, más o menos profunda y más o menos adecuada en términos empíricos? Éste es un hecho extraordinario (Chomsky y Foucault, 2006, p. 15).

El conductismo académico, aquel según el cual el estímulo de la publicación de artículos genera la recompensa, o premio, de la promoción universitaria, ignora, a propósito, como el conductismo general, toda la caja negra que hay tras ello. Todo un entramado en el cual el monto económico va mucho más allá de lo que imaginamos (Villarreal, 2018). La esterilidad para un mundo mejor es la perpetuación del capitalismo, o la investigación para no descubrir todo aquello que no quiere ser descubierto.

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