Artículos

Warao: Maraisa en la tierra arriba y en esta que estrenamos

Warao: Maraisa in the land above and in this one that we premiere

Pedro Rivas Morales
Universidad Territorial Deltaica Francisco Tamayo, Venezuela

Entretextos

Universidad de La Guajira, Colombia

ISSN: 0123-9333

ISSN-e: 2805-6159

Periodicidad: Semestral

vol. 16, núm. 31, 2022

entretextos@uniguajira.edu.co

Recepción: 15 Julio 2022

Aprobación: 10 Noviembre 2022



DOI: https://doi.org/https//doi.org/10.5281/zenodo.7352933

Se prohíbe uso comercial.

Resumen: El Waraowitu es un maraisa/amigo/mi otro de buen pensar empeñado en perpetuarse, interpretarse y conocerse dentro de lo trascendental, lo sobrenatural, y lo cósmico que establecen la concepción de su existencia en la tierra. En este sentido el objetivo de este trabajo de convivencia prolongada es convivir con el warao que para él; yo soy su otro, y que se vivencia tal como el yo y por eso es el tu otro yo; es nosotros mismos/okowitu, quienes nos hemos acompañado desde que estrenamos esta tierra: esta hermandad refleja lo trascendental de su cosmogonía y el rol fundamental que juegan las concepciones espirituales de su existencia, y la palabra final/ ribu a kua, es compartir el respeto que tienen los warao por lo seres vivos; fundamento del aprendizaje venido del abuelo sabio /kanobo.

Palabras clave: warao, maraisa, mi otro, nosotros mismos, buen pensar.

Abstract: The Waraowitu is a good-thinking maraisa/friend/my other determined to perpetuate himself, interpret himself and know himself within the transcendental, the supernatural, and the cosmic that establish the conception of his existence on earth. In this sense, the objective of this work of prolonged coexistence is to coexist with the Warao that for him; I am its other, and that it is experienced as the self and therefore it is your other self; it is ourselves/okowitu, who have accompanied us since we opened this land: This brotherhood reflects the transcendental of its cosmogony and the fundamental role played by the spiritual conceptions of its existence, and the final word/ribu a kua, is to share respect that the Warao have for living beings; foundation of learning came from the wise grandfather / kanobo.

Keywords: warao, marisa, my other, ourselves, good think.

Introducción

La sabiduría ancestral de los pueblos indígenas no es el conocimiento local del territorio en sí, sino el conocimiento perdurable de la comunidad, con ello, es posible la unidad, la integridad y la hermandad del waraowitu con buenos pensamientos que se comprende dentro de sus sentidos, saberes, conocimientos que basados en lo ancestral han sido innovados al contexto social ambiental y productivo en esos inhóspitos pantanales deltaicos.

El warao ha sido descrito como una persona dócil, pacífica y sumisa, empeñado en mantener el círculo de los dioses (jebu), abuelos (nobos) y nietos (nobotomos) que representan la armonía y el comportamiento natural de un pueblo que actúa con buenos pensamientos / yakera oboubono, que les da el sentido a sus vidas en esta tierra de sus ancestros. De este modo, ese ser humano artesabedor, se esfuerza por perpetuarse, explicarse, reconocerse y crear expresiones que reflejen su cultura, entre las que la trascendencia, los factores naturales y sobrenaturales y cósmicos juegan un papel importante en el mantenimiento de las características más reconocibles de su identidad y en el establecimiento de nuevos conceptos de existencia en la región deltaica amacurense;

Dakatuma ra, dakatuma ra, Hermanitos, hermanitos,

Yatu a daje ra, yo soy su hermano mayor,

Tatamoya yarokore, ma senta kuare; cuando de recorrer aquellos lugares regrese;

Ma jo arima, ma dauna, ma daukaba, lo rio, lo selva, lo konuco (tierra)

Buro burote, brincare alegre

Ine waroawitu, soy lo propio warao

Ine Maraisa, soy amigo

Tana tanana, Laralala

Este eterno navegante orinoquense y selvático deltaico que encontró al comienzo de su mundo el concepto de vivir una vida trabajando colectivamente, compartiendo sabiduría y haciendo de su pueblo, un pueblo de humanidad, es un maraisa/mi otro que se “comprende como parte de la naturaleza, una naturaleza llena de espíritu que también son Warao transformados y poderosos, celosos de sus poderes sobre las cosas, manifestados en el orden impuesto por ellos” (Lavandero, 2010, p. 344), es por eso, que el Warao es Warao, es agradecido y compartidor porque son premiados por sus dioses buenos/Jebú; hermanos que dejaron arriba, están celosos y quieren agarrarlos si no se portan bien, de esta manera, el warao hace el esfuerzo de poder relacionarse como iguales y entre iguales, que le permita adaptarse en colectivo que trascienden en el tiempo y en el espacio donde la vida espiritual es la relación con lo divino, la naturaleza, la familia y la comunidad en este mundo descubierto por sus ancestros.

En virtud de esto, de estos elementos constituyen una unidad fuertemente enlazada que para estudiarlos se necesita de una convivencia prolongada que al decir de Del Blanco (2013) hay que convivir toda una vida hasta que la “vela de lámpara mortecina se vaya apagando, y en las momentáneas llamaradas” (p.11) ir organizando y reflexionando las informaciones acumuladas por años. Tal es el caso, que estudiar las características culturales que indica rasgos únicos y distintivos de un Pueblo que coexiste como Ma raisa porque expresan su propio ser trasmitido al otro y que necesariamente va de dentro hacia afuera, pues, yo soy para serlo manifestado al otro que real y efectivamente soy yo.

¿Aquí está mi hermano? / ¿Tamatika ma daje jara?

Tamatika: este lugar

Deje: hermano mayor

Jara: brazo

Se podría traducir: ¿en este lugar está mi hermano mayor, mi brazo?

Dicho proceso cognitivo es la visión del warao desde “las valoraciones de su propia existencia, y la mirada constante en buscar respuestas de sí mismo; se traducen en lo cosmogónico. Y esto, se constituye en hilos conducentes a la sistematización que conjuga términos que han estado presentes en el pensamiento como ser humano” (Alcázar, 2021, p. 82), frente al orden cósmico de la vida y la manera de ver el orden del universo. Esto implica, la forma de ver la naturaleza, de verse a sí mismo, y de ver al otro (Illicachi, 2014, c.p. Alcázar, 2021, p. 83), como a nosotros mismos; okowitu.

El Warao bajó con sus otros a la tierra

El Warao vino del Orinoco arriba sin nada, ni guayucos tenían/ tamatika nawae. Jiakaju arakate ekida.

El Warao llegó del mar afuera, por eso es un navegante/ Tai Warao nabautu dijakamo nawae. Tai kuare waiku narutu.

El Warao bajó como pueblo del mundo arriba, sobre las nubes donde vivía/ Tai Warao, waraotuma yorikajika kuai atamo, jaja kuarea, kasabukaja ebe ubae.

Lo anterior demuestra que no se sabe con exactitud la procedencia del Pueblo Warao. De las dos primeras procedencias existen supuestas evidencias científicas rastros culturales, y la tercera, es la visión cosmogónica que los ha mantenido como pueblo desde entonces. Siguen llevando consigo “su lengua, su cultura, sus mitos y narraciones que han vaciado en sus propios moldes culturales, a pesar de ser un pueblo continuamente invadido y conquistado (Lavandero, 2011, p. 272). Esta resolución le ha permitido su permanencia en su nueva tierra selvática en las islas deltaica amacurense se ha debido a su organización y de la toma de decisiones colectivas que los conducen a la solución razonada de los problemas vitales en sus comunidades.

Se estima que desde hace unos 7.000 años, la región del delta del Orinoco ha sido el hogar de los ancestros de los Warao actuales, un pueblo indígena cuyas particularidades en cuanto a la lengua, a su genética y a sus rasgos culturales señalan notables rasgos de singularidad, y cuya memoria oral, apresada simbólicamente en una rica mitología cognitiva de relatos y mitos de la más remota antigüedad, parece demostrar que, efectivamente, han vivido allí durante siglos (Fundación la Salle, 2013, p.20) con su “singular empeño de autosubsistencia, basado en una orgullosa y típica autovaloración de su raza y costumbres” (Vaquero, 1965, p. 13)

Desde esa época los misioneros comienzan a describir a los Warao como un pueblo amable y alegre. Por ejemplo, en 1741, el P. José Gumilla decía que estaba admirado “por el amor y buena ley que los guaraúnos tienen”, y escribía que con frecuencia estaban “bailando y cantando, que es su ordinaria ocupación. No se ha descubierto hasta ahora gente más festiva y alegre”. Casi cien (‘100) años más tarde, en 1833, Eduardo Stophord, gobernador provincial, decía también algo muy positivo, describiendo a los Warao como de “carácter dócil, pacífico y sumiso. No obstante, en caso de una amenaza extrema podían confederarse y defenderse” (Fundación la Salle, 2013, p. 33).

También indica Level (1850, c.p. Haro, 2016), del pueblo Warao “se abuso de ellos hasta la inhumanidad, se separaban de sus familias, se les arrancan de sus pueblos (p.33). Así el pueblo Indígena Warao, eterno guardián de la gran puerta que Venezuela tiene en la fachada Atlántida, su historia (Barral, 2000), no conoce la fundación estable de pueblos, ni de misiones, ni de ciudades. Aun teniendo una ancestral sabiduría, son considerados por muchos, el último pueblo en la escala de los valores (Lavandero, 1991).

Tamaja ma jobaji, waraotuma a jobaji. Ka arimatuma jotaida sabasabamo naoae. Tatasía bajibajikomo, jobaji yakeraja najobukomo. A yaju tamatika a janoko abanae are takitane (Vaquero, 1965). Esta es mi tierra, la tierra de los Warao. Nuestros abuelos vinieron antiguamente de las montañas. Anduvieron buscando buena tierra. Se quedaron aquí, hicieron sus casas para vivir (Vaquero, 1965).

La historia sigue demostrando que han y siguen sobreviviendo exitosamente a una larga serie de transformaciones en la geografía natural y humana de la región deltaica-amacurense, protegidos hasta cierto punto por su singular capacidad de habitar en los morichales (tierra fangosa), los cuales eran y siguen siendo inhóspitos. Y aún mantienen su identidad y los rasgos más identitorio de su propia cultura (Fundación la Salle, 2013, p. 36). El Warao es eterno navegante de las aguas del río Orinoco, es brújula en la tierra fangosa deltaica, es la misticidad de la selva del Delta Amacuro, Venezuela.

…Waraotuma aobonobu taera yotakitane, soba warakore eku abaya, osaú tia yotakitane amoare taera ebunaja, waraotuma aribu isia obonobia, tatukawitu yakera takore kuarita abaya obonobu isia wojabara naria (Lucho, 63 años. Caño Macareo, Mayo de 2017). …El Warao es inteligente y trabajador, es sabedor de hacer las cosas, también es pícaro y sabe aprovechar las oportunidades. Hay gente que se quiere aprovechar de su situación y de su carácter para tratar de aprovecharlos. Pero el indígena es sagaz, y piensa rápido. Cuando acepta ya tiene la ventaja, saben como hacer las cosas, en vez de tu probarlos te están probando a ti. Han aprendido muchos en esos caños y montañas... (Lucho, 63 años. Caño Macareo).

El relato anterior demuestra, pues que el pueblo Warao es muy apegado a valores del buen vivir; no mienten, no saben mentir, no están preparados para hacerlo. Las mentiras/nomeana son más para negar y alardear que engañar, por lo que, comparten con buen pensar, se miran de manera franca, se hablan, se escuchan, y se respeta lo conversado/nabuane por el abuelo sabio/aidamo (Rivas, 2019, p. 35); cada palabra es un saber. Es este el hermanar de los Waraowitu de buen pensar que acumulan un bagaje de conocimientos y saberes alcanzados de tal forma que es parte esencial de su habitar con lo maraisa en esta tierra.

Sabidurías de hermandad

Sabiduría ancestral Warao, es el saber o conocimiento que trasciende de los hermanos dejados arriba, que los abuelos sabios (nobos) han vigorizados espiritualmente a través de kanobo (piedra angular de contacto entre los Warao en la tierra y los de arriba), y que legan a los nietos (nobotomo). Fundamental la sabiduría Warao está articulada a la vida comunitaria y a las interrelaciones que hacen en su vida sencilla y práctica.

Conocimientos Warao, corresponde a los aspectos originarios tales como su cosmovisión y la caracterización del entorno natural y comunitario.

Saberes del Waraowitu, conocimientos que basado en lo ancestral ha sido innovado al contexto vivencial y en sus prácticas productivas actuales.

Se quiere con lo anterior significar, que el saber del Warao es lo propio vivido que se aprende en la práctica, en el hacer cotidiano y de las experiencias de su relación en el entorno natural-espiritual, con la familia y la comunidad. Es decir, los conocimientos y los saberes puestos en prácticas de vida y de supervivencia en; lo propio rio (wirinoko); lo propio selva (dauna); lo propio janoko (vivienda); lo propio canalete (jai,remo hecho de madera), lo propio wuajibaka (curiara, canoa); lo propio moriche (palmera ojidu, árbol de la vida), lo propio todo (najamuto). El sentido de pertenencia; lo propio está dado más por su valor de uso que por su valor monetario (burata), esto, siempre ha constituido una riqueza intelectual que permite al Warao mantener su identidad como pueblo, gracias a la semejante tarea principal encomendada en cabeza de los ancianos sabedores (Jamioy Muchavisoy, 1997, p. 66) que han legado sus conocimientos y saberes a sus descendencias.

El Warao como “humano, en su empeño por perpetuarse, interpretarse y conocerse, cree manifestaciones propias del reflejo de su cultura, donde factores como lo trascendental, lo sobrenatural y lo cósmico juegan un rol fundamental para el establecimiento de nuevas concepciones sobre su existencia” (González, 2017, p. 4), en un mundo diverso y infinito, donde el Warao tiene su manera de pensar, de sentir de sentir pensando, de pensar sintiendo, de actuar; de relacionarse con la naturaleza, de tener su propia concepción del tiempo, y mirar su propio pasado, el presente y el futuro, y organizar su vida colectiva (Santos, 2000, p. 17), en una realidad llenas de dificultades.

Ine wabayakore, iji ma yarokotane; ama dibuto, ji saba tamaja ja nobeanaka moaya. (Padre Barral, 2000) Cuando yo estaba enfermo tú me curaste, ahora yo, en gratificación, te regalo este chinchorro. (Padre Barral, 2000)

Y es de ahí, donde el Warao siempre agradecido encuentra la revitalización de la felicidad que encontró al comienzo de su mundo, en la noción del vivir bien en colectivo, de trabajar en familia, de compartir con sabiduría que le da el bienestar a su pueblo. Y más importante, el Warao es Warao, es agradecido y compartidor, porque así es premiado por sus dioses buenos, ya que considera que los animales y plantas solos seres humanos transformados con derecho de estar en la tierra que descubrieron sus ancestros; nabarao a los humanos convertidos en peces; inarao a los convertidos en fieras; dahunarao, a los que viven escondidos en el bosque; jotarao, a los nacidos en tierras no anegadizas en tierras altas. El mundo invisible los preside y domina todo con sus fuerzas personalizadas, jebu, e impersonales, joa (Lavandero, 2010, p. 77). Lo que obliga al Warao a una continua vigilancia y huidiza timidez, desarrollando así un mejor sentido de sus prácticas ancestrales, como herramientas únicas de transmisión de los conocimientos y saberes, que da estructura a su forma de vida;

…Manobo masaba dewarae, Warao jisaka dibu nokoni jatanae naruae irinnarao naubukitane, miae masi tida, nae, yakeraja mikore masi kuabu obonona waraotuma sanamataya ama inarao aka dubujida, ayamo jakaakore kate wanaja… (Rosa, 69 años, San Antonio de Araguao, Mayo de 2018) …mi abuelo me contó que, unos Waraos no hicieron caso, se fueron a cazar y mataron a una venada preñada, y como castigo el venado real, los convirtió en venados corredores, y ahora salen para engañar y hacen perder a los cazadores que no hacen caso y salen a cazar en el tiempo cuando las venadas están preñadas… (Rosa, 69 años, San Antonio de Araguao, Mayo de 2018).

Con este relato, el pueblo Warao demuestra el aprendizaje venido de los abuelos sabios/aidamos del respeto que tienen por lo seres vivos –fauna y flora- que conocen, escuchan y sienten que están en la selva y ríos, que tienen que conservar como bien de todos, y exactamente, enfatiza el empeño del Warao por seguir perpetuándose. En todo caso, estas manifestaciones propias reflejan lo trascendental de su cosmogonía, y el rol fundamental que juega para la permanencia de sus concepciones espirituales (González, 2017), y de su existencia como colectivo de hermandad.

Mar aisa: mi otro ser, el existe porque yo existo

Ma: mi

Araisa: amigo

Araisa: Mi otro, mi otra

El Warao le imprime a su vida práctica un sentido bioético natural, el yo (ine); tu (yatu) y ellos (tatuma) “son el epicentro de donde parten todas sus manifestaciones intelectuales y emotivas y donde convergen, en un sentido marcadamente singularista, todas sus relaciones con el mundo exterior” (Vaquero, 1965, p. 60), Este modo de pensar y de razonar distinto, de alguna manera, los dota de algún apego a sus valores ancestrales, que no establecen en ellos, la disyuntiva de creer quienes son los malos y quienes los buenos. El Warao es una persona humana que no entiende de bajezas y humillaciones, para ellos el desplante social, no existe, el tratamiento entre humanos es igualitario. Se alegran con el viejo amigo y hablan de lo pasado como el presente, porque el futuro:

Kamu isia minaja kore tai koneo… …sin ver por propio ojo, no existe…

Este valor particular que el Maraisa le imprime a su vida práctica, es la ventaja ancestral de vida, ya que actúa de buen pensar/yakera obonobu. El está dado de “otra manera que yo: por eso es un tú; pero se vivencia tal como el yo vivencia, y por eso es el tú otro yo (Carrasquilla, 1994, p. 127), esto es propio de la alteridad, como elemento esencial de la relación del yo con el otro “yo no soy Warao sino me relaciono con el otro, y soy Waraowitu/Warao autentico en la medida que tenga más contacto con los otros” (Ídem). Por esto, este Pueblo mantiene todas “las identidades que requiere otro; “otro en cuya relación y a través del cual, se realiza la identidad de cada yo; yo estoy tierra y maraisa existe porque yo existo. Por esto la complementariedad se entiende como aquella función de las relaciones personales mediante la cual el otro satisface o completa el yo. Una persona puede complementar a otra en muchos sentidos diferentes (Laing, 1974, p. 122);

Ma oriwarao: Mis hermanos

Enoyaba: amigo Íntimo

Obonobita: Persona que se quiere

Ori a warotu: Amigo, amigo intimo

Woaraisa/bayarotu/wayarotu/Warao/Ma Warao: mi gente

Yaotaroko: Amigo de trabajo

Oriaraisa: Tener amistad

Inclusive, se podría analizar mi otro/maraisa desde la totalidad (lo mismo) como el origen idéntico de la diferencia. De allí que el todo, como fundamento, no es ético: es simplemente verdadero (González Silva, 2009, p. 122). En muchos sentidos, se fortalece más la idea al reconocimiento del otro “concebido no como una relación idílica y armoniosa de comunión ni como una empatía mediante la cual podamos ponernos en su lugar: le reconocemos como semejante a nosotros y al mismo tiempo, exterior; la relación con otro es una relación mistagógica” (Levinas, 1993, p. 121).

Entonces, no se trata solo de co-existir, también nos damos al otro y necesariamente “nos expresamos”, en un movimiento que va de dentro hacia afuera pues “yo soy-para, porque puedo expresar mi propio ser, y comienzo a serlo expresándome, manifestando al otro que real y efectivamente soy” (Laín Entralgo, 1961, c.p. Campana, 2010, p. 32), y desde la nostridad debe entenderse en términos del hogar del encuentro. La vivencia de lo nuestro manifiesta desde su consideración ontológica, el carácter co-existencial del Warao (p. 33),

En definitiva, maraisa/mi otro para el Pueblo Warao es más allá que la alteridad, otredad y nostridad, es mi otro de nosotros mismos /okowitu, ya que estamos juntos desde que llegamos/ oko jakotai awerekore, katukakore kuanae y esta es la significación de que el Warao es parte de la totalidad de un círculo sagrado; dios-abuelo-nieto-dios, base de la armonía en la diversidad, que constituyen para ellos, el primer intento desde que llegaron por expresar simbólicamente, el esfuerzo de poder relacionarse entre iguales y adaptarse en este nuevo mundo/ oko ubae, arakate jobaji ama oko ubaya.

Maraisa yakerawitu/mi amigo bueno

Nome tai: Sincero

Ya kokotuka: Siempre

Saba yakera: Ser bueno:

Obonona: Conocimiento:

Ori Waca: Se esperan unos a otros

Dikoyaja: Vivo. Que está vivo:

El delta del Orinoco está compuesto por tierras aluviales surcadas por los brazos en que se divide el rio. Se distinguen en él tres zonas: delta alto que se solo se inunda en las crecientes grandes extraordinarias; delta medio que se inunda normalmente todos los años en los meses de invierno tropical y el delta bajo que se inunda diariamente por el flujo de las mareas. Los brazos grandes del eje central del rio Orinoco/Wirinoko, situados a su margen izquierda, se dividen y subdividen progresivamente según se van acercando a la mar, formando el intrincado laberinto de caños/juanas y cañitos/juanitas que caracterizan al delta bajo, región conocida como los Caños. Los Caños constituyen, pues, el hábitat primigenio, original, de los Warao. (Lavandero, 2010, p. 28).

El pueblo Warao no ha dejado de ser parte de un pueblo que su cosmovisión que les ha dado la una fuerte conexión territorial, tanto con la tierra como con sus recursos naturales, conservan sus lenguas, culturas y creencias y vivencias ancestrales como pueblos o comunidades diferenciadas. Esa fuerte conexión con su espacio territorial donde no es dueño, sino parte de una hermandad, que reconoce y lo hace sentir con buen pensar, esto es, en elemento cognitivo-vivencial estricto y complejo, dentro de los procesos de actitudes e ideales de estar en esta “tierra legada”, con inteligencia, conocimientos y saberes de “vivir viviendo” entre maraisas. No obstante, si existe un “modelo de la actividad cognoscitiva correctamente desarrollada y encarnada en si mismo”, es el maraisismo, sí, está en una de la forma superior de desarrollo humano y de correcta organización de pueblo interdependiente.

El pueblo Warao actúa de manera franca, de verdad no abrazan diferencias con los criollos. Actúan con buen pensar. Guardan un gran respeto por la enseñanza de los abuelos, sus saberes, experiencias y prácticas experienciales que han construido ancestralmente y que hoy siguen construyendo su visión del mundo, que cuentan, narran y comparten en su armonía-natural:

…ene minamenaja ekida, jae wakitane, ene wete namenae, nonae jataburu, jatabu naja isiko joibi aonakaba kubakitane, manatu mamuarisa jatanae, yabakitane ususbukay isia nabaida eku, toatane oko namenaya jisata kasaba waraya, tatukamo oko kojobona isia namenaya…(Nino, 75 años. Caño Sacupana, Junio de 2018) …a mi nadie me enseño a jalar canalete –remar -, yo mismo hice mi canalete y empecé a darle, hice mi arco y mi flecha y me ponía a flechar pescado en una laguna, y acompañaba a mi abuela a pescar con anzuelos en el propio rio. Así uno aprende en la vida, una explicación, lo demás es hacerlo… (Nino, 75 años. Caño Sacupana, Junio de 2018)

Estos saberes adquieren cada vez mayor importancia en su realidad, tanto por sus características de integralidad y espiritualidad, como por sus convicciones mítico-religiosas. Por tanto, los saberes ancestrales del pueblo Warao, es una filosofía de vida plena, parte de la experiencia próxima que viene de fuentes confiables, el abuelo/ nobotuma y del abuelo de mi abuelo/ idamotuma, que es fundamento en; kanamina eidaya/hacer crecer el conocimiento en:

Ka aina: Nuestro Mundo

Ase: en igualdad, compartir la misma condición

Así, pues, la cosmovisión del pueblo Warao no es por lo tanto una versión unificada del cosmos o un ordenamiento que deriva de las concepciones humanas, sino la suma de sus versiones posibles (Millán, 2015, p. 84), es la intersubjetivad lograda en medio de la interacción constante de lo trasmitido y la experiencia práctica de sobrevivencia, les ha permitido lograr la perpetuación de su pueblo, manteniendo la identidad, su sentido apacible de vida, a pesar de la presión sociocultural del criollo/jotarao.

Palabra final/Ribu a kua

El Warao está de algún modo interconectado, con sus ancestros; abuelo sabio/kanobo piedra angular que da el conocimiento de la vida y la visión del mundo -realidad para sus prácticas de supervivencia- que se ha y se tiene que compartir con los maraisa/mi otro, quien me ha y me acompaña; nosotros mismos/okowitu, en una relación armónica, de integridad y de respeto que se tiene por lo propio seres hermanos todos; el maraisismo.

Referencias

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