Artículo de Investigación
Recepción: 24 Octubre 2022
Aprobación: 02 Mayo 2023
URL: http://portal.amelica.org/ameli/journal/670/6704128022/
DOI: https://doi.org/10.26620/uniminuto.mediaciones.19.30.2023.255-278
Cómo citar: Forero, E., Gutiérrez, M., Plaza, J. & Sánchez, M. (2023). El tejido en el proceso de la mochila y la construcción de la kankurua como tecnología ancestral del pueblo Kankuamo. Mediaciones, 30(19), pp.255-278
Resumen: Esta investigación tiene por objetivo presentar el tejido del pueblo kankuamo como una tecnología ancestral, desde el vínculo existente entre la construcción de la kankurua y el proceso de la mochila, permitiendo, de esta manera, exponer las diversas relaciones sagradas que confluyen durante la elaboración de la mochila y la kankurua. Para llegar a este análisis, se parte del trabajo de campo realizado en la parte baja de la Sierra Nevada de Santa Marta en el departamento del Cesar; donde por medio de entrevistas, fotografías y videos, se registraron las narraciones de sabedores y sabedoras del pueblo Kankuamo que contribuyeron a comprender las diferentes formas en las que se conectan con el pensamiento, el cosmos y en comunidad, a través del tejido. Como resultado de este intercambio, surgieron dos puntos de conexión: guardar el pensamiento y figuras en conexión.
Palabras clave: Kankuamo, tecnología ancestral, comunicación cósmica, tejido, kankurua, mochila.
Abstract: This research aims to present the weaving of the Kankuamo people as ancestral technology, this from the existing link between the construction of the Kankurua and the process of the mochila bag, thus allowing the exposure of the diverse relationships that converge during the elaboration of the mochila bag and the kankurua. To reach to this analysis, we start from the field work carried out in the territory, where through interviews, photographs and videos, the narrations of knowledgeable men and women of the Kankuamo people were recorded, contributed to understanding the different ways in which they connect with their thoughts, then cosmos and all the community through weaving. As a result from this exchange, two points of connection emerged: keeping the thought and figures in link
Keywords: Kankuamo, ancestral technology, cosmic communication, weaving, kankurua, mochila.
Resumo: Esta pesquisa tem como objetivo apresentar a tecelagem do povo Kankuamo como uma tecnologia ancestral, a partir do vínculo existente entre a construção do kankurua e o processo da mochila, permitindo, dessa forma, expor as diversas relações sagradas que convergem durante a elaboração da mochila e do kankurua. Para chegar a essa análise, foi realizado um trabalho de campo na parte baixa da Sierra Nevada de Santa Marta, no departamento de Cesar, onde, por meio de entrevistas, fotografias e vídeos, foram registradas as narrativas dos sábios e das mulheres do povo Kankuamo, o que contribuiu para a compreensão das diferentes maneiras pelas quais eles se conectam com o pensamento, o cosmos e a comunidade por meio da tecelagem. Como resultado dessa troca, surgiram dois pontos de conexão: salvar o pensamento e as figuras em conexão.
Palavras-chave: Kankuamo, tecnologia ancestral, comunicação cósmica, tecelagem, kankurua, mochila.
Introducción
Lo importante no es
llegar, es encontrar.
Víctor Segundo Arias,
sabedor kankuamo.
Este artículo surge del proyecto “Cosmografías: experiencias sensibles de las tecnologías ancestrales con el pueblo Kankuamo”[1], el cual plantea dos preguntas de indagación: ¿cuáles son las manifestaciones poéticas que emergen de las tecnologías ancestrales y de sus sentidos sagrados en el marco de la comunicación cósmica? y ¿cómo resignificar y reapropiar las tecnologías ancestrales, de forma intercultural e inter histórica, desde experiencias de creación artística colectivas y colaborativas?
Durante más de 15 años, se ha consolidado un equipo de trabajo mancomunado entre docentes, estudiantes de la Corporación Universitaria Minuto de Dios, y habitantes del resguardo Kankuamo, el cual se encuentra ubicado en el departamento del Cesar, al nororiente de Colombia. Comparten territorio ancestral con los Kogui, Arhuacos y Wiwa, pueblos originarios que tienen como principio vital, el cuidado, la protección, la pervivencia y el equilibrio de la Sierra Nevada de Santa Marta, como base primigenia de conexiones con la madre tierra y conocimientos adquiridos de esta.
Para los cuatro pueblos de la Sierra, el tejido mantiene viva la conexión con sus antepasados y el territorio, fortalece los lazos de hermandad y permite llevar sus saberes a la creación de elementos como la kankurua y la mochila. En estos se entrelazan pensamientos, sentimientos y vínculos individuales y colectivos, durante el acto de tejer. Aquí lo sensible y lo físico toma mayor fuerza, lo primero se manifiesta cuando el cuerpo crea una relación con la mente, ubicando el cuerpo en un estado de relajación y concentración, como un puente atemporal por el que se encuentran los recuerdos y los pensamientos. Lo segundo sucede, por ejemplo, en el contacto que se tiene con el territorio al momento de recolectar los elementos de la madre que se usarán para hacer la mochila o la kankurua, al momento de compartir el ayo (hoja de coca) durante el saludo entre hermanos de la Sierra o el espacio que ocupa el cuerpo en la kankurua o el territorio.
La construcción de la kankurua inicia con la concepción del espacio, un lugar sagrado para compartir el pensamiento entre los presentes y ausentes, y conversar sobre las situaciones de la comunidad y la relación con la madre tierra. Es la representación del universo que se conecta con el cosmos a través del pensamiento. Posterior a esto, se visita a un Mamo, quien consulta la botella sobre si el lugar seleccionado es el indicado para construirla. Después, se vuelve al territorio para solicitar permiso a la madre naturaleza y a los dueños de los lugares por los elementos que se usarán para su construcción, en algunos casos se hacen pagamentos, por ejemplo, con vello púbico. Luego se trazan dos circunferencias con un compás propio, un trozo de madera en el centro del espacio con una pita que, al otro costado, tiene otro trozo de madera afilada, y que, al tensionar, dibuja los círculos en la tierra. Se ubican algunas maderas en la circunferencia exterior dibujada en el piso, con una distancia similar entre una y otra para sostener el techo. Este se arma dentro de la circunferencia, ubicando las maderas en diagonal hacia el centro y se van amarrando con bejucos para ganar fuerza en la estructura. Posterior a esto, se comienza a tejer el techo con un bejuco más grueso y en forma de espiral, como se hace con las mochilas, del centro hacia afuera, lo que sostendrá la paja.
Al terminar el tejido del techo con los bejucos, se sube entre toda la comunidad. Luego se ubican más maderas en la misma circunferencia externa para generar mayor resistencia. Se prosigue con las maderas de la circunferencia interna y se da inicio a tejer las paredes con bejuco grueso, por fuera y por dentro; en las comunidades Kogui las paredes son en caña aplanada, en los kankuamos son de una mezcla de piedra y barro. Se continúa con el tejido de la paja en el techo, en el interior y exterior. En la punta de la kankurua se expresa la dualidad del hombre con dos antenas, y la mujer con una sola. Se finaliza con la ubicación de una o dos maderas planas en la entrada y salida. Después de construida, la kankurua se bautiza durante algunos días y se le asigna un padrino para que la cuide
El proceso del tejido de la mochila empieza con la recolección de los elementos naturales del territorio como el maguey ayalero, el algodón, la lana y diferentes plantas que, en un principio, se obtenían por trueque, pero que ahora se pueden comprar o cultivar en los jardines de las viviendas. Teniendo esto, se procede al tejido de la base o plato, que va formando una circunferencia perfecta. De esto se van mezclando los colores de la lana, el fique o el algodón tinturado, el cual va formando las figuras definidas para cada pieza. A medida que se van mezclando los colores y formas, se va consolidando el cuerpo de la mochila, aquí se forman los cerros, el cambiro, el dominó, el camino, los rombos, la costilla, entre otros elementos; el tamaño varía según la necesidad de quien la vaya a usar. Al dar por terminada esta parte, se procede con la gasa, la cual usa los mismos colores y se teje apoyándose en el tronco de un árbol, del cual se amarra un extremo y del otro, se van uniendo los hilos con las manos y brazos, para irlo ajustando. El proceso termina al pegar la gasa al cuerpo de la mochila y se dan las últimas puntadas para unir los bordes con la boca de la mochila.
Partiendo de los procesos mencionados, se tiene que el tejido no se lleva a cabo solo como un suceso material sino también espiritual, esto ha dado espacio a la creación de una serie de obras artísticas procesuales y colaborativas con el pueblo Kankuamo que, en el marco epistémico de la comunicación cósmica, buscan resignificar y reapropiar las tecnologías ancestrales desde sus manifestaciones poéticas y sus vínculos con lo sagrado, vistas por ellos como conexiones con los ancestros, el universo y al interior de la comunidad, desde el pensamiento
La indagación del tejido en el proceso de la mochila y la construcción de la kankurua como una tecnología se desarrolla a partir del concepto de Comunicación Cósmica (CoCo), entendida como una posibilidad de conexión de inter pertenencia simbiótica entre individuo-territorio-tiempo (Plaza, 2019). Esta perspectiva comunicacional también se hace visible en el acercamiento al territorio y la posibilidad de indagar y explorar estos saberes como una tecnología ancestral.
En este sentido, el concepto de tecnología que interesa desarrollar, dista de cualquier proceso que esté relacionado con prácticas concebidas por la modernidad, y más bien se centra en la relación de lo simbólico, lo estético y lo perceptible, en diálogo con la comunicación. Según lo plantean Plaza, Campuzano y Gutiérrez (2021) “las tecnologías ancestrales se relacionan con los sentidos sagrados y las manifestaciones poéticas, y cómo ello aporta a la construcción de epistemes transformadoras en el campo de las artes” (p.3). En consecuencia, el análisis presentado se hace tomando como base el trabajo con la comunidad y con el estudio de los elementos que hacen parte de su identidad.
El interés de este artículo es evidenciar que el tejido en el proceso de la mochila y la construcción de la kankurua es una tecnología, porque esta conserva un saber ancestral que ha sido traspasado de generación en generación, y que, a pesar de las afectaciones ocasionadas por la colonización y el conflicto armado interno a su identidad, sobrevive el proceso heredado por los ancestros. Este inicia con el permiso a la madre y la recolección de los elementos naturales para la creación de la mochila o la kankurua, pasando por los efectos físicos y espirituales que confluyen en la construcción y terminando con el propósito para el cual fueron concebidos. Así mismo, aporta a la construcción de nuevas reflexiones de las epistemes de las artes desde el vínculo con el tejido, identificado durante el proceso de la kankurua, en el acto de tejer la mochila y su lugar en el espacio, el tejido del pensamiento que sucede al interior de la casa ceremonial y las vivencias de las tejedoras que quedan reflejadas en las mochilas, gracias a sus saberes ancestrales.
Teniendo en cuenta el trabajo de campo, el intercambio de conocimientos con el pueblo Kankuamo y el material con el que cuenta el equipo investigador, surgen los siguientes cuestionamientos que se abordarán a profundidad más adelante: ¿cómo se da el vínculo del tejido entre el proceso de la mochila y la construcción de la kankurua? ¿El acto individual de tejer la mochila se extiende a lo colectivo en la construcción de la kankurua? ¿Es el tejido una tecnología ancestral? Estos cuestionamientos orientaron la exploración en el territorio y el posterior análisis de la información recolectada, que será presentada en los hallazgos.
Fundamentación teórica
El territorio de la Sierra Nevada es habitado por cuatro pueblos indígenas: Wiwa, Kogui, Arhuacos y Kankuamos, quienes se encuentran vinculados ancestralmente por tradiciones cosmogónicas que ponen de manifiesto un cosmos compuesto por dos conos, uno ubicado hacia arriba y el otro hacia abajo, logrando así un círculo que se convierte en el centro del compartir. En este orden de ideas, se retoman planteamientos de Reichel Dolmatoff porque, desde estos, se adhieren aspectos de conformación y estructuración del cosmos; así mismo presenta descripciones en lo que refiere a las construcciones de las casas ceremoniales y el tejido de las mochilas, como aspectos propios de sus tradiciones.
Cuando se concibe una kankurua, quienes lo hacen están fortaleciendo su relación con la madre y el cosmos, porque se pone en conexión el pensamiento y el trabajo colectivo que se gesta a la hora de construir, como si espiritualmente se participara en la concepción del universo. Algo similar sucede cuando se teje una mochila en comunidad, pues las tejedoras, quienes son las que frecuentemente lo hacen, entrelazan los pensamientos individuales, a través de la palabra, para fortalecer al colectivo, desde la comunicación y la propia forma de entender el universo.
El tejido vincula saberes sagrados en su proceso, en tiempos de la Sierra y conectados con las disposiciones de la madre, como una posibilidad para armonizar y equilibrar el entorno, convirtiendo el proceso de tejer en un acto de pensamiento. Ha sido precisamente el habitar el territorio, el que ha permitido a los cuatro pueblos de la Sierra Nevada desarrollar el oficio del tejido, un acto que pervive en las manos de mujeres y hombres en el momento de tejer la mochila y en la construcción de la kankurua.
Para los Kankuamos, el acto de tejer la mochila y la kankurua son esos saberes ancestrales que, al convertirlos en elementos de uso comunitario, continúan fortaleciendo la memoria del pueblo Kankuamo.
Con respecto a la memoria, Jelin (2012) plantea que:
Lo colectivo de las memorias es el entretejido de tradiciones y memorias individuales, en diálogo con otros, en estado de flujo constante, con alguna organización social —algunas voces son más potentes que otras porque cuentan con mayor acceso a recursos y escenarios— y con alguna estructura, dada por códigos culturales compartidos. (p. 55)
Así, la memoria no solo se construye a partir de un aspecto colectivo que proviene de lo cultural, sino que también ejercen influencia las prácticas individuales que se realizan en el territorio, pero que se extiende, por ejemplo, en el caso de los Kankuamos, cuando estos se desplazan de su lugar de origen a otros lugares. Es importante indicar que la práctica del tejido no es la única forma en que se preserva y fortalece la memoria en esta parte de la Sierra.
Actividades como el poporeo[2], el trabajo comunitario, los encuentros en la kankurua o espacios destinados para el pensamiento, el conocimiento sobre las plantas como medicina ancestral, el pagamento, entre otros, son esenciales para la conservación de sus principios y tradiciones, los cuales llevan consigo de un lugar a otro. Así como lo muestran Pumarejo y Morales (2003):
La memoria de los kankuamos refleja la construcción que han elaborado para reconciliar dos historias, el encuentro de dos humanidades. La tradición que buscan en su historia, que sienten como propia se expresa en un modelo de mediación, donde el pagamento se convierte en un ordenador que permite que esta historia de encuentro se legitime y tenga sentido dentro de su particular cultura indígena. (p. 233)
Este principio se da a través de la memoria de aquellos que aún están en el territorio desde el plano físico, pero también de quienes no están. Este traspaso generacional ha fortalecido y preservado la conciencia colectiva, lo ritual y simbólico presente en las acciones cotidianas, como parte de su mundo.
Es decir, que la construcción de la memoria kankuama se forja a través del conocimiento de los ancestros, de la interacción con los elementos naturales que le ofrece la madre y de las habilidades que les permite vivir el presente; pero también de mirar el futuro por medio del pensamiento que se guarda en el tejido de la mochila y la construcción de la kankurua.
La mochila es uno de los elementos representativos de la comunidad y se caracteriza por formas, colores y estilos que mantienen vivo el pensamiento. Al respecto, la Organización Indígena Kankuama, plantea que: “el TEJIDO de la MOCHILA (bunchike) expresa el pensamiento de la MUJER y la identidad cultural, y representa un elemento de resistencia para la permanencia física y cultural del pueblo Kankuamo a través del tiempo”. (Como se citó en Sánchez, 2018, p. 34).
La kankurua o casa ceremonial es una de las construcciones que comparten los cuatro pueblos originarios de la Sierra Nevada, se caracteriza porque, según Jurado (2014), “sólo es habitada por los Mámas[3] y hombres de la aldea para discutir los asuntos de la comunidad, a su vez, esta sirve como elementos de orientación dentro del poblado” (p. 66). Suelen estar ubicadas en un lugar distante de las demás construcciones en donde se conserve el silencio, generando una conexión armoniosa entre los habitantes y el espacio-tiempo.
Tanto la mochila como la kankurua están vinculadas por una noción espacio-temporal; es decir, se teje la mochila a cualquier hora del día y en diferentes lugares cuando se dispone el pensamiento para tejer, a diferencia de la kankurua que se construye entre el amanecer y el atardecer y en el espacio elegido por la madre para concebirla después de atender el llamado de la botella[4] consultada por el Mamo.
El tiempo en palabras de Aristóteles, como lo trabaja Vidal (2015), puede ser reconocido como el ciclo que va marcando una temporalidad en el desarrollo de situaciones que requieren movimiento; estas necesitan un espacio y tiempo particular para poder ser. Para los Kankuamos, el tiempo es lento, sobre todo cuando se teje una mochila o se ingresa a la kankurua a compartir el pensamiento, porque es aquí en donde se reproducen los saberes para continuar con las prácticas ancestrales. Las mochilas se tejen entre la tarde y la noche, porque es el momento del día en donde las mujeres, quienes son las que más lo practican, han finalizado las labores cotidianas y pueden disponer su cuerpo y su espíritu al acto de tejer. A diferencia de la kankurua, la cual se construye con la luz del día, pero cuando está terminada, a ella se va en la tarde - noche.
Frente a esto, la comunicación cósmica entiende que “los encuentros colectivos en el espacio tiempo de lo sagrado, son acontecimientos de materialización de la realidad desde la vivencia, son tiempos no lineales, son tiempos del aión, allí los ancestros participan activamente como una presencia del pasado en el presente; donde se trasciende el momento e instante en una dimensión que va más allá del tiempo, articulando a los vivos con los antepasados en el proceso permanente de construcción de futuro desde el presente” (Plaza, 2019). De esto se precisa que, en el aión, para los Kankuamos, se representa el estar, vivenciar, mostrar y sentir. Cada puntada al tejer la mochila, o al momento de entrelazar la lata o amarrar del bejuco durante la construcción de la kankurua, trae consigo una conexión físico-espiritual que se conecta con los ancestros y es guiada por la contemplación constante de las formas de la Sierra, las cuales quedan materializadas en los cuerpos de las mochilas y las paredes de las kankuruas.
La Ley de origen marca unos principios de carácter sagrado que implican maneras particulares de vivir sus costumbres, por medio de actividades cotidianas como el tejido de la mochila y la construcción de la kankurua, que tienen como intención fundamental conectar con y desde el pensamiento. En este sentido, los Kankuamos cimentan esa conjunción desde la reciprocidad y complementariedad como armonía para el mundo espiritual y físico (Sánchez, 2018). Lo anterior permite identificar que, desde la ley propia y la cosmovisión, no hay una segmentación de los espacios-tiempos sociales y naturales en el territorio Kankuamo, lo cual lleva a entender su tiempo como un tiempo desde la acción del habitar el territorio, como un todo donde se complejizan las relaciones individuales y colectivas entre los diferentes seres. Por lo tanto, no van por separado, sino que siguen un solo camino, ese que orienta el tiempo de la Sierra
Las líneas de esta mochila representan y se conectan según la Ley de origen con un rayo o trueno, y es porque la luz y el sonido que se producen con este, siempre van de lado a lado; es por eso que esta mochila se encuentra en esa posición, como forma de equilibrio para todo el territorio, como el dibujo del rayo en todo el cuerpo de la mochila. El pensamiento de quien teje la mochila viaja para acompañar a quien la posee, así como viaja el pensamiento entre el pasado y el presente al interior de la kankurua
El pensamiento cosmogónico de los pueblos que habitan la Sierra se centra en la recuperación de lo natural, particularmente por su connotación de recurso vital. Es, entonces, el pensamiento lo que les permite, por medio de un vínculo que trasciende de lo intangible, fortalecer la simbología expresada a través de los elementos con los que interactúan y gracias a los cuales explican el origen.
De allí se dan múltiples expresiones que pasan del plano individual para convertirse en saberes colectivos, pertenecientes a una comunidad guiada por los principios de sus ancestros y de la madre, como el planteamiento de que “cada acción realizada es una tradición heredada manifiesta en el momento de su ejecución”, (Eliade, 1995, como se citó en Jurado, 2014.) Entonces, el pensamiento para los Kankuamos es ese espacio en donde se encuentran el presente con el pasado y viceversa, en un tiempo sagrado que les permite estar inmersos en el cosmos, para después volver al ahora.
Con base en los referentes teóricos leídos y recopilados, para esta investigación se entiende que el tejido es una tecnología ancestral Kankuama que mantiene viva la memoria y los saberes dejados por los ancestros, permitiendo compartir su interpretación del mundo y la relación de la comunidad con el territorio, por medio de lo simbólico y de lo sensible.
Metodología
La indagación sobre el tejido como tecnología ancestral en el proceso de la mochila y la construcción de la kankurua se ubicó en un interés histórico-hermenéutico, el cual buscó comprender las dinámicas de la comunidad, en donde la participación y las narrativas de los Kankuamos se vuelven relevantes a la hora de construir las conexiones para la categoría de estudio.
La estrategia de investigación usada en este proyecto es etnografía crítica, concebida como una perspectiva en la cual fue posible ir más allá de la mochila y la kankurua como representación cultural y se planteó un proceso de diálogo participante. Frente a esto, Vargas (2015) plantea que:
Al inicio de la exploración se comienza con el planteamiento de inquietudes de la propia persona investigadora, preguntas clave que pueden ser modificadas cuando se está investigando, y que esas mismas inquietudes se van a ir desarrollando y perfeccionado a través del proceso de la etnografía crítica. (p.10)
Así mismo, la revisión y reflexión teórica desde lo que respecta al enfoque histórico-hermenéutico, permitió un diálogo de conexiones directas entre los aspectos culturales y el contexto en el que estos suceden; así como también de los habitantes con sus experiencias en el territorio. De esta forma, se encontró la relación del tejido en el proceso de la mochila y la construcción de la kankurua como una tecnología ancestral que parte de las siguientes etapas:
En lo que respecta a la contextualización y preparación, se inició por la revisión de los documentos que había en el archivo del equipo de investigación; en este reposaban entrevistas con los sabedores y sabedoras en las que se mencionaba a la mochila y a la kankurua como elementos sagrados de la comunidad Kankuama.
Para los Kankuamos, ciertos elementos son considerados sagrados porque conectan con los saberes ancestrales dejados por los mayores, con el territorio expandido como un ser vivo y con el cosmos como principio de la vida. Así mismo, se realizó por separado la exploración bibliográfica de mochila y kankurua para ir buscando acercamientos y similitudes.
Para el trabajo de campo el instrumento principal fue las entrevistas a los diferentes sabedores, mamos, habitantes y tejedoras, por medio de preguntas orientadoras que se iban cambiando en el desarrollo de la conversación; para esto se acudió al trabajo con entrevistas en profundidad (Valles, 2002), lo que permitió un acercamiento desde la cotidianidad del ser, el detalle y el asombro frente a cada una de las narrativas.
Para indagar los procesos de tejido de la mochila y la kankurua se realizaron laboratorios de co-creación con niños, niñas y jóvenes, entrevistas a profundidad con sabedores y sabedoras en diálogo de saberes, la observación participante y registros fotográficos y audiovisuales.
En el caso del tejido de la mochila, además de lo anterior, se llevó a cabo la interpretación del gráfico realizado por Plaza (2019) conocido como la rana cósmica en el que se explica la comunicación cósmica, particularmente, los elementos que integran el micro y el macrocosmos. Aquí cada integrante descubrió la figura que se encontraba al conectar los diferentes puntos. A través de una red de tejido con fique, niñas, niños y jóvenes kankuamos crearon su versión de esta rana.
En lo que respecta a la kankurua, el ejercicio se dio desde la observación y el registro fotográfico y audiovisual, del estar en el espacio y en contacto con los materiales que se utilizan para construir: maderas, bejucos, paja, entre otros. En este lugar sabedores Kankuamos que intercambian conocimiento en un restaurante escolar de la comunidad Kogui, iban ilustrando narrativamente el proceso de construir una kankurua, durante una serie de construcciones de viviendas, proceso descrito anteriormente.
Durante el proyecto, fueron pocas las veces en las que se pudo acceder a las comunidades Kogui para observar las construcciones de las viviendas y todo el proceso que allí sucede, primero, porque el recorrido desde Chemesquemena se hace a pie y son distancias muy largas, y segundo porque para poder estar allí, se debe tener el permiso de los Kogui. Con respecto a las kankuruas en el resguardo Kankuamo, estas han sido construidas en momentos diferentes a los desplazamientos realizados por el equipo investigador.
Con la exploración y análisis del material revisado y recopilado se lograron establecer unos puntos de conexión sobre el tejido, entre el proceso de la mochila y la construcción de la kankurua: la mochila y la kankurua como baúles de pensamiento, porque según los Kankuamos, son los encargados de guardar el pensamiento y los saberes ancestrales de su proceso como un tesoro. Los rombos que se tejen en la mochila y el techo de la kankurua se relacionan con los picos de las montañas; sin embargo, hay otras figuras que nacen de la observación y el habitar el territorio, estas quedan reflejadas en los cuerpos de las mochilas. Y el tejido de las paredes de la kankurua se conecta con el cuerpo de la mochila; el ciclo del tiempo en la construcción de la kankurua se articula con el tejido del chipire o plato de la mochila y el encuentro que sucede con los elementos naturales para tejer la mochila y la kankurua.
Estos vínculos dieron lugar a reflexiones colectivas sobre los procesos de ambos elementos, y la emergencia del tejido como tecnología ancestral, las cuales se desarrollan a profundidad como hallazgos en el siguiente apartado.
Hallazgos
Parte de los hallazgos de los coinvestigadores surgen de los puntos de conexión mencionados, en donde el tejido cobra relevancia como acto y se ratifica como tecnología ancestral que mantiene viva la memoria, la colectividad, la espiritualidad y los saberes sagrados del pueblo Kankuamo.
El aporte a lo estético lo constituye la conexión gestada en el tejido durante todo el proceso de construcción de la kankurua y el de las figuras en los cuerpos de las mochilas; algo que sucede dentro del campo de las artes porque guardan una fuerte relación con la contemplación, el habitar el territorio y la conexión con lo sagrado de la Ley de origen.
En el diagrama 1 se pueden ver los elementos que surgen del proceso de observación e indagación sobre la construcción de la kankurua. Del techo de la casa ceremonial se desprenden la espiritualidad y la construcción, esta última vista como un acto de tejer. La primera es lo sensible, esto simbólico que confluye durante su construcción y al interior de esta. En la segunda se encuentra lo físico, la producción mental para concebirla y su usabilidad. Dos momentos vitales para concebir la kankurua desde y para el pensamiento y su relación con el territorio.
El diagrama 2 muestra los conceptos que se derivan del análisis de la información recopilada sobre el proceso de la mochila. Por un lado, converge el pensamiento y la forma en la que, desde este momento, surge la conexión con el cosmos durante el acto de tejer. Por el otro, dialogan los elementos naturales que se usan para obtener la mochila y la relación de ésta para llevar los saberes de los ancestros en su interior.
De la creación de los diagramas anteriores surge un diálogo entre varios elementos: el pensamiento como la posibilidad de traer el legado de los ancestros al ahora, las formas del territorio que se dan al tejer, el vínculo con la tierra y lo que en ella habita, y el momento para compartir la palabra, todos ellos están presentes en los procesos del tejido de la mochila y la kankurua.
Guardar el pensamiento:
La kankurua y la mochila son los baúles de la Sierra. Cada elemento es la representación de la cosmovisión de los Kankuamos, circular y expandido como el territorio sagrado contemplado en la línea negra. En la casa ceremonial se congrega la comunidad, son espacios sagrados para tejer el pensamiento y tomar decisiones en compañía de los ancestros Kankuamos: “Después de esas cuevas se pasa precisamente a las Kankuruas, como una forma de guardar ese pensamiento, esa relación y ese conocimiento” (DA, comunicación personal, 2022). Las kankuruas son la representación de las cuevas, porque en estas habitan los saberes que han traspasado de generación en generación. En ellas quedan los legados que vuelven del pasado para situarse en el presente y compartir ese conocimiento con los que allí están.
Aquí surge un tejido constante entre la disposición de los individuos para construir pensamientos que les permita no solo conectarse con los ancestros para la toma asertiva de decisiones, sino también producir conocimientos que les posibilite el relacionamiento equilibrado con el territorio.
Así mismo, son espacios de encuentro que la convierten en un lugar propicio para que las mujeres unan los pensares, al tiempo que tejen la mochila: “Dentro de la kankurua cuando entramos, pues nosotras las mujeres, lo primero que hacemos es pedirle permiso al sitio, a la kankurua, a las mujeres mayores que se encuentran dentro de la kankurua, entonces ahí comenzamos a recoger la palabra, después hilamos el algodón en el huso, para hacer las mochilas, para guardar nuestros tributos, estos tributos son los que llevamos a los sitios para fortalecer la kankurua” (MA, comunicación personal, 2022). Es así como de esta conexión constante que fluye al interior de la kankurua, se suman los pensares y conocimientos que traen las mujeres para depositarlas en el hilado y el tejido de la mochila, y así, desde el pensamiento, alimentar a la Sierra.
Estos pensamientos kankuamos que habitan al interior de las casas ceremoniales quedan plasmados a la hora de tejer las paredes de las kankuruas, acto similar al que realizan las mujeres al tejer el cuerpo de la mochila: “Las casas comunitarias casi siempre son tejidas, aquí en Guatapurí, si son de barro, pero en la comunidad Kogui son tejidas, las tejen con un material que se llama lata; la lata la pangan, la lata es como una caña, entonces ellos la pangan con la misma madera de tal forma que le dan elasticidad para poder hacer el tejido” (TA, comunicación personal, 2022). Durante el trabajo de campo se ha podido evidenciar que el tejido se posibilita como una tecnología ancestral en las texturas de las pieles de las kankuruas y los cuerpos de las mochilas, porque para los Kankuamos estos dos elementos no solo se constituyen en una construcción física y un objeto cotidiano, sino que tienen el poder de trascender en el tiempo, gracias a los lazos de comunidad que se consolidan a través del pensamiento. Esta conexión sagrada que sucede durante los procesos de estos dos elementos, primero, permite identificar que las figuras tejidas en las mochilas y las paredes de las kankuruas, son una representación de la Sierra, y segundo, que las kankuruas no se construyen, sino que se tejen, porque de principio a fin se amarran bejucos, se entrelazan pajas y se tejen cañas aplanadas o bejucos con tierra mezclada con piedras para concebir las paredes de las casas ceremoniales.
Durante el paso de hilar el fique o algodón para tejer la mochila se utiliza el huso o carrumba[5], una herramienta que en su forma y usabilidad tiene líneas similares a las kankuruas. La concepción del material para tejer la mochila con la carrumba se asemeja al proceso de pangar la lata o caña, o tejer los bejucos con el barro, para formar las paredes de la kankurua. Aquí el pensamiento se consolida y genera conexión con el territorio y la sierra desde el individuo y la comunidad.
En la serie de fotografías se observa el nexo que existe entre los picos de las montañas con las paredes de la kankurua y los caminos dibujados en el cuerpo de la mochila. Asimismo, surge otra relación entre las nueve rayas o nueve meses, tiempo de gestación en las mujeres, de la mochila, con las líneas de bejuco y barro tallados en las paredes de la kankurua. Diversas texturas que provienen de la madre Sierra y fortalecen la relación de cada individuo con el territorio a través del tejido.
La kankurua y la mochila custodian y trasladan el pensamiento. Para intercambiarlo a través del saludo entre kankuamos o con los hermanos Kogui, Arhuacos y Wiwa, donde comparten un poco del ayo de una mochila a otra: “La mochila es muy especial, es una de las más sagradas. Ahí se está cargando a la madre ayo, una mujer verdecita, muy especial. Hay unos que usamos dos, una para saludar y la otra para degustar. La mayoría usan una sola, cumple una función importante de pregonar la hermandad entre los hombres de la Sierra, entre los pueblos” (VSA, comunicación personal, 2022).
Compartir el ayo que se guarda en la mochila, es compartir el conocimiento, los pensamientos y los sueños que en esta se guardan. Depositarlo en un lugar sagrado, en la kankurua o pasarlo de una mochila a otra a través del saludo, fortalece el vínculo entre los cuatro pueblos de la Sierra, los mantiene conectados, no solo desde el pensamiento, sino también desde los lazos de la fraternidad.
Cuando se entra a la Kankurua, el ayo se deja en un lugar especial como pagamento para acceder al conocimiento que esta alberga. En la kankurua no solo se comparte el ayo, también la palabra; esta se va avivando a través del fuego. La observación constante de la llama, su movimiento y el sonido de la leña al quemarse, se unen al poporeo constante de ayo, cal y ambil, alimentando el tejido del pensamiento al interior de la kankurua por medio de la palabra.
Asimismo, los pensamientos cargados en la mochila se dejan al botar algunas hojas de ayo en los lugares sagrados para la limpieza o para pedir permiso a los semaneros, como son conocidas algunas piedras, árboles, animales y otros elementos que sirven de guías espirituales en el territorio kankuamo; es por eso que la mochila nunca está vacía, siempre hay algo en su interior para intercambiar.
Figuras en conexión:
Las montañas que conforman la gran Sierra Nevada son guías visuales que permiten trazar mentalmente líneas paralelas para concebir los techos de las kankuruas y evocar los rombos en el cuerpo de la mochila, una relación de fractalidad. En este sentido, de acuerdo con Plaza (como se citó en Campuzano, 2019, p. 205) “estos perfiles dan cuenta del principio de unidad, que le da sentido a la comunicación cósmica, basado en un principio de semejanza por paralelismo, en combinación con la similaridad fractal”. Es por esto que construir una kankurua y tejer una mochila es un proceso similar, porque estos dos elementos están en constante armonía con la geometría ancestral del territorio, desde su concepción en el pensamiento, durante su proceso y en el momento en que se finaliza
Esta similitud no solo se hace evidente en la forma de guardar el pensamiento, como se abordó en el anterior apartado, sino de sentirse habitando al interior de una montaña, en tanto que guarda los mismos principios geométricos: “Por eso la forma que tienen, cada elemento tiene una función y están conectadas con el universo, fíjense que arriba lo que se le pone es precisamente para estar conectado con el pensamiento” (DA, comunicación personal, 2022). En la parte más alta del triángulo del techo de las kankuruas se encuentran las antenas, dos para la de los hombres y una para la de las mujeres, todo con un propósito, conectar el pensamiento con las kankuruas mayores[6] y el cosmos. ¿Pero cómo se logra la conexión de la mochila con estas kankuruas mayores? Por medio de los rombos: “El rombo, es la representación según la ley de origen, de los cerros, las montañas” (MA, comunicación personal, 2022). Se evidencia una fuerte relación con la tierra, concebida como madre, con los picos de la Sierra; esta vista como un complejo conectado por lugares que conservan historias y que se comunican con los otros pueblos gracias al cosmos. Los picos de las montañas, representadas por los rombos tejidos en las mochilas, conectan los pensamientos que en estas se cargan, para seguir compartiendo la palabra de la Sierra de un lugar a otro
Desde el momento de concebir la kankurua se está tejiendo en el pensamiento, como sucede con las figuras de la mochila en el inicio del tejido: “Al ingresar a la kankurua se percibe lo sagrado, el silencio respetuoso hacia el cosmos, la palabra mensaje de la madre tierra; se siente el deseo del encuentro consigo mismo, con el ser interno. Con sus dos puertas, una hacia el oriente y la otra hacia el occidente, representa los ciclos vitales y la conexión con el sol, componiendo una armonía maravillosa” (VSA, comunicación personal, 2021). Aquí se manifiestan los ciclos del tiempo, no solo por las puertas de la kankurua, sino en el tejido del chipire o plato de la mochila, un ejercicio que va marcando el ciclo de la vida que se interpreta desde un inicio hacia un final. Un final concebido como el inicio de un nuevo ciclo que se posibilita desde el pensamiento, como los tiempos del aión, sin linealidad u orden establecido.
Las mochilas se han escrito puntada a puntada “representan la madre naturaleza, el chipire de caracol, también esos colores que tenemos ahí en las mochilas están fortalecidos en nuestra madre” (MA, comunicación personal, 2022). Esas historias, gracias a la tradición oral, han permanecido en el tiempo, de generación en generación. Cada mujer que teje en esta tierra, replica lo que sus ancestros les enseñaron a sus madres, y estas a su vez, a ellas. Esto ha permitido a los kankuamos moverse de lado a lado, llevando con ello, a la madre tierra y a su territorio por donde caminen.
Como parte de este fortalecimiento continuo de su identidad cultural y social, Pumarejo y Morales (2003) indican que “se transita de un lado a otro con mochila en mano, halando la cabuya con el brazo, con otra mochila recién empezada en la cabeza que atrapa la bola de lana o fique que se está utilizando” (p. 35). Es importante mencionar que el tejido de la mochila no necesita un espacio tiempo particular para que se dé, similar al tejido del pensamiento que se posibilita entre las kankuruas mayores y menores de la Sierra
Son estas formas fractales las que, al momento de ver las montañas de la Sierra, han permitido a los pueblos de la Sierra realizar un ejercicio de similaridad en los techos de las kankuruas y los rombos de las mochilas; sin un tiempo estipulado para su proceso, pues desde su concepción llevan el pensamiento de la madre tierra. Estos elementos se constituyen en el tiempo, en ejercicios de memoria que mantienen en el ahora, la identidad de los Kankuamos.
Habitar el territorio:
Para los kankuamos, ser y estar en sintonía con su entorno es vital dentro de la comprensión de los elementos que construyen y tejen para habitarlo. Las kankuruas y las mochilas no se conciben al azar, tienen una razón de ser, un lugar destinado para existir: “Así mismo los espacios son consultados, por eso es que una kankurua no se hace aquí al lado de esta casa o de la otra, eso tiene que ser en un sitio especial. Los mamos consultan y dicen, -aquí puede ser-” (DA, comunicación personal, 2022). Se consulta a la botella, un elemento de vidrio de cuatro puntas que contiene “ron de cabeza” o chirrinchi sin destilar, en su interior. Este constituye un componente vital en la concepción de la kankurua que se carga al interior de la mochila y que, a través de movimientos y burbujas, permite interpretar para confirmar o rechazar el espacio elegido para construirla. Una interacción constante entre el individuo (pensamientos de quien consulta y los saberes ancestrales de los Mamos), el cosmos (ese todo en donde trasciende la relación del individuo y el espacio), y el territorio (los sentires de la madre naturaleza) que permite un vínculo entre el ser y el estar en la Sierra.
En conexión con los postulados de Heiddeger (1994) “la relación sujeto-objeto llega solo así a su carácter de pura «relación», es decir, a su carácter de solicitación, en el cual tanto el sujeto como el objeto están absorbidos como existencias” (p.53). Teniendo en cuenta lo planteado por el autor, se podría decir que las kankuruas y las mochilas, solicitan el encuentro del sujeto en el espacio-tiempo, y así generar una existencia vinculante.
Para las tejedoras kankuamas no es posible disponer de cualquier lugar al interior de la kankurua hembra, ya que como lo narra una sabedora del resguardo “son tantas las cosas que se dicen, que cuando uno se sienta en un lado y el otro, no tiene el respeto que debe tener la kankurua, por eso uno debe fortalecer sentándose en un solo sitio” (MA, comunicación personal, 2022). Se evidencia, entonces, que el espacio al interior de la kankurua se asemeja al territorio Kankuamo, uno más pequeño, circular, como el ciclo de la vida, pero firme y seguro para conversar, tejer y pensar. Es ese preciso momento de encontrar un lugar, no solo en el territorio, sino al interior de la kankurua, lo que permite darle sentido a la conexión con el cosmos, y reflexionar desde su lugar en el mundo.
A través de la concepción de la kankurua y la mochila se desarrolla un ejercicio de similaridad con las formas del territorio, así que se podría decir que el habitar es también una práctica de tipo fractal, un vínculo con este al momento de solicitar permiso a la madre naturaleza para usar los elementos, y de llevar el pensamiento hacia un estado de tranquilidad corporal, mental y espiritual. Entonces, encontrar un lugar en la kankurua es identificar su lugar en el cosmos, porque la fractalidad no está vinculada solo a la representación gráfica de las montañas en los techos de las kankuruas y los rombos de la mochila, sino también a las prácticas, puesto que el individuo se extiende al territorio y viceversa.
Conclusiones
Esta investigación ofrece la posibilidad de comprender el tejido como una tecnología ancestral, ya que forma parte vital en el ser y estar de los Kankuamos, y concebido desde la cosmovisión de la comunidad como elemento sagrado, lo cual permite visibilizar las prácticas del tejer, en este caso, de la kankurua y la mochila.
El tejido que se da durante todo el proceso de la mochila y la kankurua aporta a nuevos conocimientos desde el campo de las artes, primero, porque fortalece los saberes de los ancestros Kankuamos encomendados a las nuevas generaciones, los cuales son plasmados en las figuras tejidas como representación del territorio. Y segundo, porque las kankuruas no se construyen, se tejen en armonía con el territorio, conectando con la cosmovisión de los cuatro pueblos y fortaleciendo el tejido comunitario que se consolida desde el pensamiento entre todos los que participan. Un proceso que dista de la concepción moderna que se tiene de los templos sagrados y la forma como se construyen.
El acto de guardar el pensamiento en las paredes tejidas de las kankuruas y los cuerpos de las mochilas también suscita una reflexión: aquí se manifiestan los pensamientos del pueblo, hombres y mujeres conectados con los saberes de los ancestros, quienes guían los procesos de la kankurua y la mochila, desde el inicio y hasta el final, para seguir cuidando y llevando el mensaje de la tierra madre, de acuerdo con los principios de unidad de la Ley de origen.
Otro de los puntos de conexión desarrollados en los hallazgos entre el proceso de construir la kankurua y la mochila, se encuentran las figuras similares a las montañas de la Sierra. Estas kankuruas mayores no solo dan albergue a los pájaros, las plantas y los nacimientos de agua, sino que también son el espacio en donde confluyen las personas, el pensamiento y los saberes propios. Van marcando el paralelismo existente entre las líneas de las montañas y el momento de concebir las kankuruas y tejer las mochilas, aportando a la memoria y al sistema de figuras ancestrales que le dan sentido a la identidad del pueblo Kankuamo.
Para los Kankuamos es posible concebir el territorio como un ser vivo extendido. Esta conexión con la Sierra permite realizar un ejercicio de repetición o similaridad con las montañas, no solo vinculada a las formas geométricas de las kankuruas y las mochilas, sino al momento de disponer del espacio como lugar para concebir los elementos que aquí habitarán o encontrar un lugar en el territorio que conecte con el lugar en el mundo que tiene cada Kankuamo.
Ubicarse en un lugar al interior de la kankurua, es encontrar un espacio en el territorio, ese respeto esencial que se tiene al ingresar a la casa ceremonial y que se expande a la Sierra. Con el tiempo, los Kankuamos van dejando su huella en la tierra madre, nacen allí, permanecen para cuidarla y cuando mueren, vuelven a ella.
Las relaciones que tienen los Kankuamos con el territorio parten del cuidado de la tierra y su habitar está en sintonía con el uso armonioso de los elementos que ella les brinda, se hace importante devolverle algo a la Sierra a través de pagamentos. Este relacionamiento con el territorio ha permitido la manifestación de tecnologías como guardar el pensamiento en las kankuruas y las mochilas; las fractalidades de las montañas reflejadas en estos dos elementos y la relación con el espacio en el mundo, y la interacción que existe entre los elementos que habitan el territorio (individuo-kankurua-mochila). Tejer la kankurua y la mochila son, entonces, actos que van desde lo individual hasta lo colectivo y contribuyen a mantener el equilibrio del territorio desde el pensamiento.
Referencias
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Notas
Información adicional
Cómo citar: Forero,
E.,
Gutiérrez, M., Plaza, J. & Sánchez, M. (2023). El tejido en el proceso de la mochila y
la construcción de la kankurua como tecnología ancestral del pueblo Kankuamo. Mediaciones, 30(19), pp.255-278
Declaración: Este artículo presenta los resultados de la investigación denominada,
“Cosmografías: Experiencias sensibles de las tecnologías ancestrales con el
Pueblo Kankuamo, financiado por la Corporación Universitaria Minuto de Dios –
UNIMINUTO.