Especial Jesús Martín Barbero
Recepción: 10 Noviembre 2021
Aprobación: 10 Noviembre 2021
URL: http://portal.amelica.org/ameli/journal/670/6703547014/
DOI: https://doi.org/10.26620/uniminuto.mediaciones.17.27.2021.457-458
Cómo citar: Cárdenas Saavedra, C. (2021). Caminando con Jesús Martín-Barbero en Uniminuto. Mediaciones, 27 (17). Pp. 457-458: https://doi.org/10.26620/uniminuto.media ciones.17.27.2021.457-458
Me decía Amparo que era bueno que yo contara un poco de cómo se había hecho este video en homenaje a Jesús Martín-Barbero, que ustedes acaban de ver. Es un video que se hizo en el año 2013 y tiene 25 minutos. La producción fue todo un reto, porque se trataba de hablar con ese maestro, ese señor que le dio un norte diferente a quienes, por aquellos tiempos, estábamos estudiando comunicación social. Entonces, quiero contarles que era un reto y una gran emoción, porque además, y lo tengo que decir, él en ese momento tenía fama de persona difícil y un tanto cascarrabias. No era fácil entrevistarlo, había que estar a la altura de las circunstancias para entrevistar a una persona de su nivel y su claridad[1].
Lo que quiero traer a la memoria son las frases que me quedaron de esa entrevista, frases que hablan muy bien de él y que se usaron para dar continuidad al video del que estamos hablando. Por ejemplo, él decía de sí mismo a sus 26 años, en 1963: “Para ese tiempo yo no pensada en comunicación”. También, por ese tiempo, un amigo le habló de Colombia, y aquí vino a dar en la época en que corría la violencia, la época de los cadáveres que rondaban por el Cauca, del nacimiento de las FARC; pero lo que a él lo impactó realmente fue el otro país, el que él escuchaba en la radio popular. Programas como “El Pereque” (que hacía una crítica política, mordaz, como bien lo decía él) eran burla, eran ironía, frente a un país trágico y violento. Él tuvo siempre esa agudeza para detectar los contrastes, los absurdos.
Jesús Martín-Barbero había estudiado Semiología, una cosa que en Colombia no sabíamos ni qué era ni cómo se utilizaba; también era antropólogo, pero él no andaba en la búsqueda ni de tribus ni de etnias. Él traía esos ojos inmensos, abiertos, con una mirada en la que cabían las personas y sus mundos, sus contextos. Así pues, que con esa mirada curiosa, con el humor de la radio, con el grupo de la esquina, con lo que pasaba en la plaza, con el rumor de las calles; con todas estas influencias y recursos, Jesús Martín Barbero nos enseñó a los comunicadores a buscar los símbolos detrás de los casos y de los procesos- procesos en cuyo interior siempre se encuentran las acciones humanas, las más humanas y también las más interesantes y profundas.
En este documental, dice el guionista: “Está la historia de un hombre que enseñó al continente a mirar más allá de lo inmediato; a encontrar observando y no buscando; a entender lo complejo que puede ser lo simple, y lo fácil que resulta cuando lo que parecía obvio nos lleva a plantearnos grandes preguntas- provocadoras y algunas veces terribles- porque cuando él hacia preguntas, eran las preguntas”.
Jesús Martín-Barbero inició su investigación, su primera investigación, analizando la Plaza de Paloquemao. Analizó todo lo que fluía allí: escuchó, miró y leyó todas las cosas que allí pasaban, e hizo un comparativo con los almacenes denominados Carulla; los cuales recién se estaban estrenando en el país. Entonces, este primer excurso por la realidad cotidiana de Bogotá nos da un acercamiento más real de cómo fue que él empezó a enseñarnos a ver la comunicación. Él se preocupaba por cómo camina la gente por la diecinueve con séptima, y lo diferente que camina (o en ese entonces caminaba) por la carrera quince con la calle cien de Bogotá.
Así fue como él empezó a entender que la comunicación dejaba de ser sobre el mundo de los medios y empezaba a convertirse en procesos. Él se dio cuenta de que el deporte, la religión, la familia, los rituales, las celebraciones, la fiesta; todo eso marcaba unas pautas para esos procesos de comunicación, que se evidenciaban cada vez más por la antropología. De modo que esa comunicación que nos enseñó a mapear cada vez estada enfocada en el hombre y a la cultura.
Diego Rojas, amigo de Jesús Martín-Barbero, nos decía en la entrevista realizada para documental: “Jesús Martín-Barbero, lo que compartió, lo que nos legó, fue el derecho, la obligación y la necesidad de sospechar siempre: ¡vaya frase!, ¡vaya filosofía!, ¡vaya legado! Fue un filósofo, un semiólogo y antropólogo para quien la comunicación era una pasión- no era una profesión-; y quien la ejerza con esa pasión, debería poder captar el mundo de manera integral, no fragmentada. Él entendía que un comunicador tenía que saber conectarse con los símbolos y- ojo- ‘un comunicador’, decía, ‘debe amar la duda y dudar de las certezas.’”
Cierro contándoles que en el 2013 Jesús obtuvo su cédula colombiana y- aquí viene lo más emocionante- cuando indagamos sobre ese tema durante aquella entrevista, él dijo: “Mi nacionalidad colombiana, mi colombianidad, no es simplemente otra nacionalidad. Ser colombiano es hermoso”. Y en ese momento, su mirada adusta, su rostro reflexivo y siempre puesto en temas muy reflexivos, se hizo alegría. Y concluye: “Ser colombiano es como tener un montón de nacionalidades, y entre más nacionalidades pueda uno tener pues uno es más rico”. Termina diciendo que ser colombiano es también ser latinoamericano, y con eso lo que nos estaba diciendo era que Latinoamérica tenía mucho para decir, contar y enseñar; no sólo era un lugar para ser estudiado.
Notas
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Cómo
citar: Cárdenas Saavedra, C. (2021). Caminando
con Jesús Martín-Barbero en Uniminuto. Mediaciones, 27 (17). Pp. 457-458: https://doi.org/10.26620/uniminuto.media
ciones.17.27.2021.457-458