![]() | . Fernando Aranda Fraga y Karl G. Boskamp Ulloa, eds. Teólogos influyentes del siglo xx. Vol. 2. 1.ª ed.. 2022. Argentina. Universidad Adventista del Plata. 306pp.. 978-987-765-068-6 |
---|
Cinco años después del lanzamiento de la serie “Teólogos influyentes del siglo xx”, la Editorial UAP pone en manos de los lectores interesados el segundo volumen, producido por la Facultad de Teología.1 Con casi el doble de páginas, refleja también una superación en muchos sentidos respecto de la publicación anterior. Se eligieron para este volumen ocho teólogos notables en su trayectoria y contribución, como lo son Rudolf Bultmann, Karl Barth, Paul Tillich, Gerhard von Rad, Karl Rahner, John Cobb Jr., Joseph Ratzinger y Hans Küng. Algunos de ellos estaban interesados en la sistemática, otros en la teología bíblica, y todos preocupados por el diálogo con la filosofía y la cultura contemporáneas.
El libro comienza con una presentación de los autores: Carlos Olivares, del Centro Universitario Adventista de São Paulo; Alberto F. Roldán Schmarsow, del Instituto Teológico FIET; Carlos A. Cerdá, de la UAP; Karl G. Boskamp Ulloa, de la UAP; Agenilton Marques Corrêa, de la Faculdade Adventista da Bahia; Gheorge Razmerita, del Adventist International Institute of Advanced Studies (AIIAS); William R. Darós, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y Fernando Aranda Fraga, de la UAP. Le sigue un amplio prólogo del editor y, entonces, los ocho capítulos con la presentación de los respectivos teólogos. La estructura es similar en cada capítulo: una breve biografía del teólogo, una síntesis de su pensamiento, una evaluación de este y la biografía básica del teólogo o acerca de él.
Del teólogo luterano alemán Rudolf Bultmann (1884-1976), se aborda su empleo de la “crítica de las formas” y su plan de desmitologización. Es decir, la metodología que emplea al examinar los Evangelios sinópticos con el propósito de descubrir al “Jesús histórico”, en contraste con la creación que la iglesia primitiva hizo de Jesús, adornándolo con cuentos y leyendas. Se discurre sobre la opinión de Bultmann respecto del carácter esencialmente mítico de la cosmología neotestamentaria; mitología que incluye los actos sobrenaturales y la cosmovisión antigua. Supone que el mensaje desmitologizado, el kerigma, podría apelar al hombre moderno. Queda en evidencia, por otra parte, la influencia de la filosofía de Martin Heidegger al impulsarlo a una interpretación existencial del Nuevo Testamento. Carlos Olivares ha entendido bien a Rudolf Bultmann en sus presuposiciones y abordajes metodológicos, en su esfuerzo por tornar relevante el mensaje cristiano. A la vez que señala su contextualización arriesgada y el desdén que muestra por el testimonio de los textos apostólicos acerca de Jesús.
La presentación del teólogo reformado suizo Karl Barth (1886-1968) se focaliza en su teología de la Trinidad y la revelación en relación dialéctica. El autor, Alberto F. Roldán Schmarsow, asume que la Trinidad y la revelación son los ejes que permiten interpretar la teología de Barth, ejes que están en relación dialéctica. Barth había recibido formación liberal en Suiza y Alemania, postura que hizo crisis en su etapa pastoral en tiempos de la Primera Guerra. De ahí que su propuesta teológica, llamada “de la crisis”, “dialéctica” y “de la Palabra”, relacionara la Trinidad con la revelación y la reconciliación. En los primeros volúmenes de Church dogmatics, Barth habla del Dios triuno que es al mismo tiempo “revelador, revelación y revelamiento”. En ese sentido, Dios se revela como Padre (revelador), como Hijo (revelación) y como Espíritu Santo (revelamiento), usando un lenguaje bíblico-filosófico de influencia hegeliana. Reemplaza el término “persona” por “modos de ser”: Dios es uno en tres modos de ser. Siendo Dios el revelador, la Sagrada Escritura es solo testigo de la revelación, y la verdadera revelación llega al hombre en Cristo para reconciliación. En el mismo capítulo, Roldán explica con claridad el segundo de los ejes temáticos de Barth: la relación dialéctica entre Trinidad y revelación. Es decir, la manera en que Dios se revela como Trinidad con una finalidad doxológica. Por supuesto que el capítulo da cuenta de las objeciones y valoraciones despertadas por la teología de Barth, aunque reconoce su novedad, como lo es la relación dialéctica entre Trinidad y revelación en su vinculación con la reconciliación.
Carlos H. Cerdá presenta la teología apologética de la cultura del prusiano Paul Tillich (1886-1965), construida desde la filosofía existencialista. Su “método de correlación” estructura la teología a partir de los principios de “teonomía” (correlación entre religión y cultura), “Kairós” (la situación social y política de su tiempo) y “demoníaco” (el poder estructural del mal). Abocado a la filosofía y a la teología, Tillich intentó mantener su tradición luterana al elaborar su teología apologética destinada a responder a los cuestionamientos de la situación contemporánea. Para ello, prefirió reemplazar el principio de la justificación por la fe por el de justificación por la gracia (es su causa) y arribar finalmente a una teología de la cultura. De manera correcta, Cerdá entiende a Tillich como un teólogo contextual e interdisciplinario que se conecta con la cultura, en lo que podría definirse como un socialismo religioso, con los riesgos inherentes del relativismo y el sincretismo.
La teología de Gerhard von Rad (1901-1971) es presentada por Karl G. Boskamp Ulloa como una síntesis entre la historia y la teología bíblica. El pastor alemán convertido en profesor universitario en tiempos cuando el contexto político exigía que la teología cristiana eliminara los antecedentes judíos presentes en las escrituras veterotestamentarias por medio de la hipótesis de los documentos. Esa debatida teología de la historia es evaluada aquí, con importante documentación, como una reconstrucción artificial y acaso indemostrable.
Otro exponente de una expresión renovada de la teología trinitaria es el teólogo jesuita alemán Karl Rahner (1904-1984), presentado aquí por Agenilton M. Corrêa. En su opinión, Rahner adoptó tanto la metafísica de Tomás de Aquino como la ontología fenomenológica de Martin Heidegger, lo cual dio como resultado una antropología fundamental-teológica. Esta redefinición del dogma de la Trinidad sería su principal contribución y un nuevo esfuerzo de adecuación a los tiempos modernos sin renunciar a la ortodoxia. Corrêa afirma que, para lograrlo, Rahner puso el foco en el misterio de la gracia y en una antropología trascendental. Al parecer, el axioma básico del teólogo jesuita es la interrelación entre la Trinidad económica y la Trinidad inmanente. Corrêa atribuye a Karl Rahner una revitalización del interés en la teología trinitaria, aunque considera un equívoco el uso excesivo de la filosofía, su antropocentrismo acentuado y su basamento especulativo.
La “teología del proceso”, de John B. Cobb, Jr. (1925-), teólogo, filósofo y ambientalista metodista estadounidense, es abordada por Gheorghe Razmerita. El capítulo reconoce inicialmente el basamento de esta teología en la filosofía del proceso de Alfred North Whitehead y Charles Hartshorne, con su idea del universo en un proceso de cambio continuo. Se discute luego la metodología dipolar de la teología de Cobb, su oposición al exclusivismo cristiano y la apertura al pluralismo religioso y filosófico, claramente sincrético. Dicha teología se aleja del concepto cristiano de Dios y se mueve hacia el panenteísmo y la evolución. Se la define como una teología ecológica y ecuménica. El capítulo cierra con una extensa y enfática evaluación crítica desde la perspectiva adventista.
William R. Darós dedica su capítulo a la teología católica de Joseph Ratzinger (1927-), que se ilustra por medio de las encíclicas Fe, esperanza y caridad, escritas por Ratzinger como papa Benedicto xvi. La teología ortodoxa de las grandes encíclicas se encamina a la profesión trinitaria de la fe dada por Dios a través de la Iglesia organizada y sacramental. La tercera de las mencionadas encíclicas es reconocidamente programática y orientadora de la doctrina social de la Iglesia. El capítulo se explaya finalmente en algunas consideraciones críticas respecto de la teología de Ratzinger, a quien el capítulo reconoce como el expositor actual más representativo de la doctrina de la Iglesia. Por otra parte, Darós pone sobre la mesa la dependencia manifiesta que Ratzinger exhibe respecto del pensamiento de Agustín, su complacencia hacia la helenización del cristianismo y la subordinación de los creyentes a la Iglesia organizada para el conocimiento de la verdad. En este sentido, se hace eco de las críticas de Hans Küng hacia el trabajo teológico y pastoral de Ratzinger.
El octavo y último capítulo del libro, escrito por Fernando Aranda Fraga, reza precisamente sobre el teólogo suizo Hans Küng (1928-), su crítica a la autoridad de la Iglesia y su propuesta para un diálogo ecuménico interreligioso. Como se sabe, la postura heterodoxa de Küng le significó el retiro de la licencia para enseñar teología católica. Aranda Fraga elige detenerse en el Proyecto de una ética mundial, que el teólogo suizo propone por medio del diálogo intercultural e interreligioso, aunque sin olvidar los aportes que Küng ha hecho en el campo de la eclesiología y del abordaje contemporáneo de las tendencias panteístas o ateas.
En suma, puede decirse que el segundo volumen de Teólogos influyentes del siglo XX se ofrece como una excelente introducción al pensamiento teológico de notables representantes del siglo anterior. Su contenido será seguramente valorado por docentes de teología, estudiantes y otros lectores interesados. Se trata en este sentido de un libro recomendable. El presente volumen quizá se aboque en exceso a intelectuales germánicos o del primer mundo, la mayoría de ellos interesados en temas fundamentales relativos a la Escritura, la Revelación o la Doctrina de Dios. Es probable que fuera oportuno algún esfuerzo de conclusión valorativa general por parte de los editores y una proyección de los nuevos trabajos de la serie, tal vez destinados a exponentes más diversos de la erudición teológica internacional. Dentro de la comprensible variedad de abordajes de los teólogos elegidos, se nota en algunos de ellos un afán más descriptivo, mientras que a otros los animan mayores inquietudes apologéticas. De cualquier manera, bien puede celebrarse la publicación de este trabajo colectivo producido en estas latitudes australes.
Referencias
1 Omar César Albado et al., Teólogos influyentes del siglo xx, 1.ª ed. (Libertador San Martín, AR: Editorial Universidad Adventista del Plata, 2017).
Enlace alternativo
https://publicaciones.uap.edu.ar/index.php/davarlogos/article/view/1066 (pdf)