Artículos originales

Actitudes machistas en estudiantes de Ingeniería de Minas de una universidad pública de Perú

Marisol Condori-Apaza
Universidad Nacional del Centro del Perú, Perú
Yadida Pariansullca-Rodríguez
Universidad Nacional del Centro del Perú, Perú
Rossy Thalia Munguia-Huatuco
Universidad Nacional del Centro del Perú, Perú

Desafíos. Revista científica de Ciencias sociales y humanidades

Universidad de Huánuco, Perú

ISSN: 2706-9559

ISSN-e: 2307-6100

Periodicidad: Semestral

vol. 13, núm. 1, e365, 2022

revistadesafios@udh.edu.pe

Recepción: 04 Octubre 2021

Aprobación: 03 Enero 2022



DOI: https://doi.org/10.37711/desafios.2022.13.1.365

Citar como: Condori-Apaza, M., Pariansullca, Y., Munguia, R. T. (2022). Actitudes machistas en estudiantes de Ingeniería de Minas de una universidad pública de Perú. Desafíos, 13(1); 09-16 https://doi.org/10.37711/desafios.2022.13.1.365

Resumen: Objetivo. Analizar, describir y caracterizar las actitudes machistas en estudiantes de la Facultad de Ingeniería de Minas de la Universidad Nacional del Centro del Perú (UNCP). Métodos. Se aplicó el método científico y deductivo; el estudio fue de tipo básico, nivel descriptivo, enfoque cuantitativo y diseño no experimental-transversal. La muestra estuvo conformada por 254 estudiantes a quienes, con su consentimiento informado, se les aplicó la Escala de Actitudes Hacia el Machismo (EAHM). Los datos fueron procesados con el programa estadístico R Studio v.1.2.55001. Resultados. existe una actitud de aceptación hacia el machismo en sus diversas dimensiones: el dominio masculino, la superioridad masculina, dirección y jefatura masculina del hogar, socialización del rol social diferenciado, y el control de la sexualidad ejercida por el varón; los cuales están caracterizados por una posición de inferioridad y subordinación de la mujer frente al varón, las estructuras familiares donde el varón es jefe de familia y proveedor económico y la mujer desempeña el rol doméstico y es considerada como instrumento de procreación. Conclusión. Las actitudes machistas de los estudiantes refuerzan la cultura patriarcal en su entorno social.

Palabras clave: actitud, macho, dominio cultural, rol sexual, sexualidad, estudiante.

Abstract: Objective. The objective of the research was to analyze, describe and characterize the sexist attitudes in students of the Faculty of Mining Engineering of the Universidad Nacional del Centro del Perú (UNCP). Metods. The scientific and deductive method was considered; the study is of a basic type, descriptive level, quantitative approach and non-experimental- cross-sectional design. The sample consisted of 254 students who, with their informed consent, were administered the Attitudes Toward Machismo Scale. The data was processed with the statistical program R Studio v.1.2.55001. Results. The results show that there is an attitude of acceptance of machismo in its various dimensions: male dominance, male superiority, male management and leadership of the household, socialization of the differentiated social role, and control of sexuality exercised by the male; all of which are characterized by a position of inferiority and subordination of women to men, family structures where the male is head of the family and economic provider and the woman plays the domestic role and is considered an instrument of procreation. Coclusion. Through the analysis carried out, it is concluded that the sexist attitudes of the students reinforce the patriarchal culture in their social environment.

Keywords: attitude, machismo, cultural domain, sex role, sexuality, college student.

Resumo: Objetivo. Analisar, descrever e caracterizar as atitudes machos chauvinistas nos estudantes da Faculdade de Engenharia de Minas da Universidade Nacional do Peru Central (UNCP). Métodos. O método científico e dedutivo foi aplicado; o estudo foi básico, descritivo, quantitativo e não-experimental-transversal. A amostra consistiu de 254 estudantes que, com seu consentimento informado, foram administradas as Atitudes Rumo à Escala de Machismo (EAHM). Os dados foram processados com o programa estatístico R Studio v.1.2.55001. Resultados. há uma atitude de aceitação do machismo em suas várias dimensões: domínio masculino, superioridade masculina, gestão e liderança masculina do lar, socialização do papel social diferenciado e controle da sexualidade exercida pelo homem; todos caracterizados por uma posição de inferioridade e subordinação da mulher ao homem, estruturas familiares onde o homem é chefe de família e provedor econômico e a mulher desempenha o papel doméstico e é considerada como um instrumento de procriação. Conclusão. As atitudes machistas dos estudantes reforçam a cultura patriarcal em seu ambiente social.

Palavras-chave: atitude, macho, domínio cultural, papel sexual, sexualidade, estudante.

INTRODUCCIÓN

El machismo como fenómeno sociocultural está representado por un sistema de jerarquización donde el varón ocupa una posición de superioridad y hegemonía sobre la mujer. Según Ruiz y Ruiz (2015), el machismo es una forma de etiquetar actitudes, creencias, percepciones y prácticas sociales de hombres en relación con las mujeres, en la cual se defienden los comportamientos de discriminación contra aquellas y también contra los varones que no cumplen los requisitos de la masculinidad hegemónica. Por su parte, las actitudes son de naturaleza humana y social, ya que son propensiones a responder de una determinada forma con reacciones favorables o desfavorables hacia el objeto o situación social (Huertas, 2008).

América Latina y El Caribe son sociedades en las cuales el machismo es significativo. Ruiz y Garrido (2018) informan que en Cuba, República Dominicana, El Salvador, Honduras, Guatemala y Nicaragua, las mujeres soportan actos violentos por sus hijos o porque dependen económicamente del varón; así también, por temor a que la pareja (varón) la mate, o simplemente porque ellas creen que es normal que el hombre las violente. La cultura machista impregnada en la mentalidad de varones y mujeres es el principal responsable de los feminicidios; tal es así que, en países como Argentina, Chile, Bolivia, Ecuador, Costa Rica, Colombia, Guatemala, El Salvador, México, República Dominicana, Venezuela, Uruguay, Paraguay y Perú, los feminicidios llegaron a 12 052 entre los años 2010 y 2018, cifras que equivalen a 506 feminicidios al año. Lo característico de estos casos es que los agresores fueron parejas sentimentales de las víctimas, quienes a pesar de haber denunciado no recibieron protección por parte del Estado (Pineda, 2019). En el 2020, en México se dieron 3752 feminicidios, en Argentina 329, en Uruguay 21, en Colombia 200, en Paraguay 50, en Chile 58 y en Brasil 429 (SPUTNIK Mundo, 2021).

En el caso peruano, las actitudes machistas se evidencian con significativas cifras de violencia contra la mujer; tal es así que en el año 2018 se registraron 8428 víctimas, cifra que ascendió el año 2019 con 12 575 mujeres víctimas de violencia; encontrándose la región Junín en el cuarto lugar (Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, 2019). En el año 2020, los Equipos Itinerantes de Urgencia del Ministerio de la Mujer atendieron 18 439 casos; siendo Cusco y Junín las regiones con mayores índices de violencia, con 2494 y 2067 respectivamente (PLAN Internacional, 2021). La violencia, en su sentido más cruel se manifiesta en la muerte de mujeres en manos de sus parejas o exparejas; tal es así que, desde enero del año 2009 a enero del 2019, se presentaron 1166 casos de feminicidios y 1653 casos de tentativa de feminicidio, siendo las regiones con mayores casos de feminicidio: Junín, Piura, Puno y Callao (Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, 2019). Asimismo, el año 2020 se registraron 132 casos de feminicidios, 204 tentativas y 54 decesos violentos de mujeres (Defensoría del Pueblo, 2020).

Durkheim (como se citó en Hernández, 2014) considera al varón como “un producto de la sociedad,” y a la mujer como “producto de la naturaleza”. El dominio masculino es parte de la cultura y estructura social (Simmel, 1988); donde las relaciones interpersonales entre varón y mujer son abordadas a partir de las estructuras familiares, en las que el varón es el jefe de familia y el que provee económicamente, ocupando una posición privilegiada en comparación con la mujer, a quien le corresponde el ámbito privado y doméstico (Weber, 1971). Por lo que se asevera que la diferenciación de roles no es natural, sino social (Parsons, 1955).

Bordieu (2000) señala que el varón es el que detenta poder sobre la mujer en todos los aspectos, incluido el sexual, el mismo que es considerado por los propios varones como “una forma de dominación, apropiación y posesión – a la mujer” (Bourdieu, 2000, p. 34). Además, son instituciones como: el estado, la iglesia y la familia, las que han permitido la perpetuación de la violencia simbólica contra la mujer de acuerdo a Bordieu (como se citó en Guevara, 2008). Por otro lado, Marx y Engels (como se citó en Sánchez, 2010) reprochan fuertemente la clase dominante y opresora de la mujer, ya que el varón, con la finalidad de asegurarse de la fidelidad de la mujer y de su paternidad, la posee y ejerce su poder sin menoscabo alguno, considerándola como parte de su propiedad privada (Díaz, 2017).

La investigación desarrollada aporta significativamente al avance del conocimiento en las ciencias sociales, ya que permite abordar la problemática del machismo desde el enfoque sociológico; así también, sirve como antecedente para futuras investigaciones. Por lo tanto, a través del presente estudio se logró analizar, describir y caracterizar las actitudes machistas en estudiantes de Ingeniería de Minas de la Universidad Nacional del Centro del Perú (UNCP).

MÉTODOS

Tipo de estudio

La investigación se realizó considerando los fundamentos del método científico, el que, según Hernández et al. (2014), es considerado como un conjunto de procesos sistemáticos y datos empíricos que se usan para estudiar un fenómeno social; así también, se hizo uso del método deductivo, el cual está ligado a la investigación cuantitativa, y funciona partiendo de generalidades y, apoyándose en el razonamiento, logra demostrar hipótesis y se caracteriza por su rigurosidad (Robles, 2018).

El estudio es de tipo básico, que según Robles (2018) inicia con la curiosidad del investigador, quien formula una pregunta de investigación cuyo objetivo es adquirir conocimientos y difundirlo. En el caso que se estudia, se logró incrementar mayores conocimientos a las ciencias sociales respecto a la problemática del machismo según las actitudes de jóvenes universitarios. El nivel es descriptivo, el cual es considerado por Hernández et al. (2014) como una investigación que pretende especificar las propiedades, características y perfiles de las unidades de análisis. El enfoque metodológico es cuantitativo, que recolecta datos con la finalidad de contrastar hipótesis a través de la medición numérica y el procesamiento estadístico a fin de establecer lineamientos de comportamiento y comprobar teorías ya existentes. El diseño es no experimental-transversal-descriptivo, que consistió en investigar sin la manipulación intencional de la variable, y los datos se recolectaron en un solo momento a fin de describir el fenómeno investigado (Hernández et al., 2014).

Población y muestra

La población corresponde a 518 estudiantes de la Facultad de Ingeniería de Minas de la UNCP. Se consideró un muestreo no probabilístico de sujetos voluntarios que corresponde a 254 estudiantes de la Facultad antes señalada. Los criterios de inclusión fueron: estudiantes del I al X semestre matriculados en la Facultad de Ingeniería de Minas de la UNCP, con asistencia regular a clases y que aceptaron participar voluntariamente de la investigación. Se ha excluido del estudio a estudiantes con más del 30 % de inasistencia a clases y que, por algún motivo, no desearon participar voluntariamente del estudio.

Instrumentos de recolección de datos

El proceso de recolección de datos se realizó a través de la encuesta, la cual, según López y Fachelli (2015), es una técnica de investigación usada por las ciencias sociales, especialmente en la sociología, y es considerada como una técnica de recojo de información mediante la interrogación a los sujetos investigados con el fin de obtener sistemáticamente medidas sobre las variables que derivan de una problemática formulada. El instrumento con el que se recolectó los datos fue la Escala de Actitudes Hacia el Machismo (EAHM), adaptada de Bustamante (como se citó en Candioti y Huamán, 2017) y comprende 59 ítems divididos en cinco dimensiones: “Actitudes hacia el dominio masculino, actitudes hacia la superioridad masculina, actitudes hacia la dirección del hogar, actitud frente a la socialización diferenciada del rol sexual masculino y femenino, actitudes frente al control de la sexualidad ejercida por el varón” (pp. 93- 94).

Para el contexto de estudiantes de la UNCP, el instrumento utilizado fue validado por tres expertos: metodólogo, especialista en temas de género y estadístico.

Procedimientos de la recolección de datos

Para recolectar los datos se consideró el siguiente procedimiento:

  1. 1. Se realizó el trámite de obtención de permiso para aplicar el instrumento.

    Se informó el objetivo y fin de la investigación, se absolvió consultas y dudas, y finalmente se contó con el consentimiento informado de 254 estudiantes.e informó el objetivo y fin de

    Previa coordinación de horarios, se aplicó el instrumento (Escala de Actitudes Hacia el Machismo) a los 254 estudiantes.

    Se agradeció a los estudiantes por su colaboración con el estudio.

Análisis de datos

Los datos fueron procesados recurriendo al programa estadístico RStudio v.1.2.55001. Para presentar resultados se utilizó el programa Excel, y para la contratación de hipótesis se usó la prueba binomial de una proporción.

Aspectos éticos

La investigación se realizó considerando todos los procedimientos formales de autorización para acceder a los estudiantes a fin de que den su consentimiento informado. Antes de aplicar el cuestionario se informó el objetivo y fin de la investigación, el tiempo requerido que conlleva responder el cuestionario, los beneficios de la investigación, y se dejó claro que se mantendrá la confidencialidad de los datos y el anonimato de cada participante. Así también, se les solicitó que realicen consultas respecto al cuestionario o a su participación en el estudio, las cuales fueron respondidas por las investigadoras. Posterior a ello, de los 518 estudiantes, 254 dieron su consentimiento informado y decidieron participar voluntariamente del estudio.

RESULTADOS

Caracterización de la muestra

El 30,3 % de estudiantes de la Facultad de Ingeniería de Minas de la UNCP tuvo entre 19 a 21 años de edad, el 27,6 % de 22 a 24 años, el 22% menos de 19 años y el 20,1 % más de 24 años. La edad oscilaba entre 16 y 31 años, con media de 21,57 años y desviación estándar de 3,21 años; la edad más frecuente (moda) fue 18 años y el 50 % de los estudiantes tenían a lo sumo 21 años. Los estudiantes constituían un grupo homogéneo con respecto a la edad, al reportar el coeficiente de variación era de 14,9 %, menor a 15 %. El 37,8 % de los estudiantes cursaban el nivel básico (I, II, III y IV ciclo) de estudios universitarios, el 31,9 % el nivel intermedio (V, VI y VII ciclo) y el 30,3 % el nivel avanzado (VIII, IX y X ciclo) (ver Tabla 1).

Caracterización de las unidades de estudio (n=254)
Tabla 1
Caracterización de las unidades de estudio (n=254)

Según los resultados, la mayoría de estudiantes demostraron una actitud de aceptación hacia el machismo (68,5 %), el 5,9 % de rechazo y el 25,6 % de indiferencia. Para la presente investigación se analizó la variable actitud machista en sus cinco dimensiones: “dominio masculino, superioridad masculina, dirección del hogar, socialización del rol social diferenciado y control de la sexualidad por parte del varón”, de acuerdo a Bustamante (como se citó en Candioti y Huamán, 2017, pp. 93-94), las cuales se detallan a continuación (ver Tabla 2).

Actitud machista (n=254)
Tabla 2
Actitud machista (n=254)

La aplicación de la escala de actitud hacia el machismo demostró que tres de cada cuatro estudiantes aceptaron el dominio masculino (75,2 %), el 6,7 % lo rechazaron y el 18,1 % mostró indiferencia (ver Tabla 3).

Actitud hacia el dominio masculino (n=254)
Tabla 3
Actitud hacia el dominio masculino (n=254)

Aproximadamente, tres de cada cuatro estudiantes demostraron una actitud de aceptación hacia la superioridad masculina (73,2 %), el 6,3 % de rechazo y el 20,5 % de indiferencia (ver Tabla 4).

Actitud hacia la superioridad masculina (n=254)
Tabla 4
Actitud hacia la superioridad masculina (n=254)

Los resultados revelan que la mayoría de estudiantes mostró una actitud de aceptación hacia la dirección masculina del hogar (52,4 %), el 9,8 % de rechazo y el 37,8 % de indiferencia (ver Tabla 5).

Actitud frente a la dirección masculina del hogar (n=254)
Tabla 5
Actitud frente a la dirección masculina del hogar (n=254)

El mayor porcentaje de estudiantes manifestó una actitud de aceptación hacia la socialización del rol sexual diferenciado (55,1 %), el 7,1 % de rechazo y el 37,8 % de indiferencia (ver Tabla 6).

Actitud frente a la socialización del rol sexual diferenciado (n=254)
Tabla 6
Actitud frente a la socialización del rol sexual diferenciado (n=254)

La mayoría de estudiantes mostró una actitud de aceptación al control de la sexualidad ejercida por el varón (64,6 %), el 6,3 % de rechazo y el 29,1 % de indiferencia (ver Tabla 7).

Actitud frente al control de la sexualidad ejercida por el varón (n=254)
tabla 7
Actitud frente al control de la sexualidad ejercida por el varón (n=254)

DISCUSIÓN

La discusión de resultados se realizó de manera detallada considerando las cinco dimensiones del machismo, las cuales son: “dominio masculino”, “superioridad masculina”, “dirección del hogar”, “socialización del rol social diferenciado” y “control de la sexualidad por parte del varón.”

El dominio masculino es la forma en la que el varón ejerce su poder sobre la mujer, siendo esta última considerada en diversas situaciones y espacios como un ser sumiso y subordinado que debe obediencia y satisfacción a los varones a lo largo del desarrollo de las sociedades. Los resultados de la investigación revelaron que los estudiantes de la Facultad de Ingeniería de Minas de la UNCP mostraron una actitud de aceptación hacia el dominio masculino (75,2 %). Lo cual es compartido parcialmente por Candioti y Huamán (2017), quienes demostraron que las actitudes machistas fueron distintas según el sexo y consideraron que la propensión de las mujeres fue de rechazo al machismo, en tanto que la propensión de los varones de aceptación al machismo. Además, dejaron claro que las actitudes hacia el machismo en las mujeres se caracterizan porque ellas tienden a objetarlo, y consideran que los hombres no deben ser los únicos que mandan y las mujeres no deben esperar que el hombre con quien se case las proteja, ya que ellas pueden valerse por sí mismas.

Así también, Pineda (2018) manifestó que predomina una actitud de indecisión o ambivalencia frente al dominio masculino. Mientras que para Candioti (2019) existe una tendencia de rechazo respecto al dominio masculino. Por su parte, Simmel (1988) consideró que el dominio masculino es parte de la cultura y estructura social, en donde la diferencia de la mujer respecto al varón es algo natural. Por su parte, Bordieu (2000) consideró a la relación social entre varón y mujer de una manera jerárquica y dominante, donde el varón es el que arroga poder sobre la mujer en todos los aspectos de la vida.

La superioridad masculina hace referencia a la posición de superioridad que detenta el varón en los aspectos físico, intelectual y laboral, lo cual es otorgado por la sociedad, ya que esta valora más las actividades que realiza el varón en el espacio público mientras minimiza el espacio privado en el que se desenvuelve la mujer. Al respecto, los resultados demostraron que tres de cada cuatro estudiantes aceptan la superioridad masculina (73,2 %). Situación similar encontraron Candioti y Huamán (2017), quienes señalaron que la actitud de los estudiantes universitarios hacia el machismo presenta una tendencia hacia la aceptación, lo cual está caracterizado por considerar que el varón es el que gobierna la sociedad con mayor autoridad, además, su condición de hombre viril le permite imponer su autoridad y asumir la jefatura de la familia; y la mujer tiene como espacio de desenvolvimiento el hogar y las tareas domésticas, así también, Vílchez (2015) encontró que cuatro de cada diez estudiantes universitarios aprueban el machismo, lo cual se manifiesta en la importancia que le asignan a la figura del varón en el grupo familiar y social, justificando que éste tiene mayores capacidades para el trabajo, así como la sobrevaloración a su virilidad, por lo que ven necesaria la crianza diferenciada en cuanto a género.

Resultados contrarios encontraron Medina y Silva (2016), quienes señalaron que las mujeres tienen la percepción de que el machismo es negativo, ya que genera desigualdad de oportunidades en el ámbito profesional, laboral-económico, y afecta al estado físico y psicológico. En el mismo sentido, Chuco (2019) aseveró que la actitud frente a la superioridad masculina es de rechazo. Asimismo, León (2018) manifiestó que los estudiantes presentan una tendencia de rechazo hacia el machismo, ya que tanto varones como mujeres tienen la misma inteligencia y capacidades. Y por su parte, Pineda (2018) reveló que los estudiantes tienen actitudes de aceptación e indecisión respecto a la superioridad masculina (42,1 % de acuerdo, 47,4 % indecisos).

La dirección masculina del hogar se refiere al mando que ejerce el varón como miembro fundamental de la familia, ya que es el encargado de proveer económica y materialmente, dependiendo de él los demás miembros de la familia, por lo que es considerado como jefe de familia. Al respecto, los resultados demostraron que la mayoría de los estudiantes de la Facultad de Ingeniería de Minas de la UNCP tienen una actitud de aceptación hacia la dirección masculina del hogar (52,4 %). Este resultado es compartido por León (2018) quien indicó que el mayor porcentaje de estudiantes tiene una actitud de aceptación hacia el machismo y la dimensión que más predomina es la dirección del hogar, considerando que la mujer debe hacerse cargo de tareas domésticas y es la responsable de criar a los hijos y el varón es responsable de trabajar y sostener económica y materialmente a los miembros de la familia. De igual manera, Vílchez (2015) encontró que la sociedad le asigna importancia a la figura del varón en el grupo familiar y social, justificando que éste tiene mayores capacidades para el trabajo.

Situación contraria hallaron Candioti y Huamán (2017), quienes demostraron que, desde el punto de vista de las estudiantes, varones y mujeres son igual de importantes para el desarrollo de una familia, ya que tienen las mismas capacidades. Así también, consideraron que las mujeres no deben preocuparse sólo por su pareja y sus hijos, sino también por ellas mismas. De la misma manera, Medina y Silva (2016) manifestaron que el comportamiento machista del varón impacta negativamente en las relaciones sociales con su entorno familiar y social, causando dolor, subordinación, problemas psicológicos y dañando a los integrantes de la familia. Por su parte, Chuco (2019) y Pineda (2018) dieron a conocer que los estudiantes presentan una actitud ambivalente y de indecisión hacia el machismo respecto a la dirección del hogar. La teoría de Weber (1971) sustenta que la familia es un elemento esencial para la estabilidad social, por lo que introduce el concepto de patriarcado, haciendo referencia a la dominación patriarcal y matrimonial.

La socialización del rol sexual diferenciado es el proceso mediante el cual varones y mujeres son criados desde la infancia de manera diferente en lo que respecta a roles que están pautados por estereotipos machistas. Desde temprana edad, niños y niñas aprenden valores, creencias, hábitos y normas que rigen sus comportamientos y actitudes distintas. Así, los resultados dieron a conocer que el 55,1 % de estudiantes tiene una actitud de aceptación hacia la socialización del rol sexual diferenciado. Similar resultado halló León (2018), dejando claro que en lo que respecta a la socialización diferenciada de roles, el 73,9 % de estudiantes tiene una actitud de aceptación, considerando que la crianza y los juegos de niños y niñas deben ser diferenciados.

De igual manera, Candioti y Huamán (2017) demostraron que los estudiantes aceptan que los hijos varones deben aprender a cuidar a sus hermanas; en tal sentido, para las mujeres la figura del varón debe ser importante, y aquellas actitudes de mujeres que buscan su liberación e independencia no debe aprobarse. Así también, Medina y Silva (2016) indicaron que en las mujeres están presentes patrones culturales machistas que generan discriminación hacia la propia mujer y perciben como algo natural los roles diferenciados; de hecho, son las mismas mujeres las que promueven comportamientos machistas en sus hijos e hijas mediante los estereotipos de género que se propagan en la sociedad machista. A este planteamiento se suma Vílchez (2019), quien aseveró que los estudiantes aprueban el machismo, lo cual se manifiesta en la importancia que le asignan a la figura del varón en el grupo familiar y social, justificando que tiene mayores capacidades para el trabajo, así como la sobrevaloración a su virilidad, por lo que ven necesaria la crianza diferenciada en cuanto a género.

Por su parte, Chuco (2019) demostró que los adolescentes tienen una actitud ambivalente en lo concerniente a la socialización diferenciada de roles. Lo mismo halló Pineda (2018), para quien la socialización de roles en estudiantes de una institución educativa de Huaráz es diferenciada (66,7 % indecisos). En el mismo sentido, Parsons (1955) atribuyó a la familia una función primordial en el desarrollo de las sociedades; además, pone en evidencia la diferenciación de roles políticos, laborales, sexuales, entre otros, dejando claro que la diferenciación de roles es social, porque son la sociedad y la cultura las que determinan el rol que corresponde tanto al varón como a la mujer, colocando al primero en el ámbito público y a la segunda en el ámbito privado-doméstico, lo cual favorece a la estabilidad y buen funcionamiento de la sociedad, en especial la familia.

El control de la sexualidad ejercida por los varones es el ejercicio desconsiderado y violento que el hombre ejerce sobre el cuerpo de la mujer, de quien éste se considera dueño y asume que la puede poseer en el momento cuando él lo decida o lo desee. Y la mujer no tienen control sobre su cuerpo, ni sobre su sexualidad, es considerada solo como una mera reproductora de la especie.

Los resultados de la investigación demostraron que el 64,6 % de estudiantes investigados aceptaron que el control de la sexualidad debe ser ejercida por el varón. Similar situación encontró Vílchez (2015), quien refiere que los estudiantes tienen actitudes hacia la aprobación del machismo por temor a la soledad y a la ruptura de la relación sentimental, lo cual hace que se sometan y estén en permanente subordinación, ya que cuatro de cada diez estudiantes universitarios aprueban el machismo, otorgando sobrevaloración a la virilidad masculina y justificando el machismo en la dominación sexual del varón hacia la mujer. Así también, Pineda (2028) demostró que el 52,6 % de estudiantes estuvo de acuerdo con que el varón tenga el control de la sexualidad. Un caso contrario hallaron León (2018) y Chuco (2019), al demostrar que los estudiantes tienen actitudes de rechazo respecto al control de la sexualidad, ya que consideraron que varones y mujeres deben ejercer su sexualidad libremente. Por su parte Díaz (2017), al realizar un análisis sobre el marxismo y la opresión hacia la mujer, puso en evidencia que, en la sociedad, el varón considera a la mujer como parte de su propiedad privada; escenario que ubica a esta última en una situación degradante porque es considerada por el varón como esclava de la lujuria y objeto sexual, siendo su fin la procreación.

Conclusiones

Existe una actitud de aceptación hacia el dominio masculino por parte de la mayoría de estudiantes encuestados, lo cual se basa en la cultura y estructura social machista, demostrados en la violencia simbólica por parte del varón hacia la mujer.

Los estudiantes de la Facultad de Ingeniería de Minas de la UNCP tienen actitudes favorables y de aceptación frente a la superioridad masculina, lo cual está basado en fundamentos biológicos y evolutivos, avalando la posición de inferioridad y subordinación de la mujer frente al varón que termina siendo exaltado por su poder y virilidad, lo que justificaría comportamientos de superioridad masculina.

Existen actitudes de aceptación hacia la dirección masculina del hogar en la mayoría estudiantes, lo cual se fundamenta en las estructuras familiares donde el varón es jefe de familia y proveedor económico, y la mujer desempeña el rol doméstico y cuidado de los hijos.

La mayoría de estudiantes demostró actitudes favorables y de aceptación hacia la socialización del rol sexual diferenciado, lo cual fue aprendido en la familia y demás agentes socializadores, donde niños y niñas desde temprana edad asumen roles distintos y la sociedad lo normaliza.

Existe una actitud de aceptación frente al control de la sexualidad basada en la posesión y ejercicio del poder por parte del varón hacia la mujer, a quien éste la considera como su propiedad, degradándola y considerándola como objeto de lujuria y como instrumento de procreación.

REFERENCIAS

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Información adicional

Citar como: Condori-Apaza, M., Pariansullca, Y., Munguia, R. T. (2022). Actitudes machistas en estudiantes de Ingeniería de Minas de una universidad pública de Perú. Desafíos, 13(1); 09-16 https://doi.org/10.37711/desafios.2022.13.1.365

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