Artículo de reflexión

Gestión educativa de frente a la globalización: reto ante la transformación digital

Educational management facing globalization: challenge in the face of digital transformation

Catty Orellana-Guevara
Universidad de Costa Rica, Costa Rica

Revista Perspectivas

Corporación Universitaria Minuto de Dios, Colombia

ISSN: 2145-6321

ISSN-e: 2619-1687

Periodicidad: Trimestral

vol. 19, núm. 24, 2024

perspectivas@uniminuto.edu

Recepción: 12 Marzo 2024

Aprobación: 12 Abril 2024

Publicación: 31 Mayo 2024



DOI: https://doi.org/10.26620/uniminuto.perspectivas.9.24.2024.47-57

Este artículo fue seleccionado por el equipo editorial de la Revista Perspectivas de acuerdo con los criterios de calidad editorial establecidos. Está protegido por el Registro de propiedad intelectual. Los conceptos expresados en el artículo competen a los autores, son su responsabilidad y no comprometen la opinión de la Revista. Se autoriza su reproducción total o parcial en cualquier medio, incluido electrónico, con la condición de ser citada clara y completamente la fuente, tal como se precisa en la Licencia Creative Commons Atribución que acoge la Revista Perspectivas.

Resumen: Este ensayo tiene por objetivo reflexionar sobre la gestión educativa de frente a la globalización, con el fin de concientizar en la necesidad de enfrentar los desafíos que representa y, a su vez, aprovechar las oportunidades que trae consigo. Lo anterior obliga a replantear las estrategias de planificación y gestión educativa en correspondencia con los avances tecnológicos, en especial en países con poco acceso a la tecnología y a la conectividad, que corren el riesgo de quedar en desventaja en un mundo interconectado. Se concluye que, ante el incremento de la digitalización, el centro educativo está forzado a reinventarse y asumir el reto de comprender e implementar sistemas y redes de información para avanzar hacia la universalización pues, es el medio para la transformación de la educación y su integración dentro de la sociedad del conocimiento.

Palabras clave: gestión de la educación, globalización, sociedad del conocimiento, tecnología educativa, transformación digital.

Abstract: This essay aims to reflect on educational management in the face of globalization, raising awareness of the need to deal the challenges it represents and, in turn, taking advantage of the opportunities it brings. The above obliges us to rethink Educational planning and management strategies in accordance with technological advances, especially in countries with limited access to technology and connectivity that run the risk of being disadvantaged in an interconnected world. It is concluded that, given the increase in digitalization, the educational center its forced to reinvent itself and take on the challenge of understanding and implementing information systems and networks to advance towards universalization since it is the means for the transformation of education and its integration within of the knowledge society.

Keywords: Education management, globalization, knowledge society, educative technology, digital transformation.

Introducción

La educación por si sola es compleja debido a los diferentes elementos que la conforman; el contexto y sus actores, la interdependencia con instancias como el Ministerio de Educación, normativas y políticas. A esta complejidad se le suma la globalización; uno de los efectos inmediatos que representa es la existencia masiva de datos, la tecnología, la virtualidad y la inteligencia artificial (IA). Además, emergen demandas ideológicas, estructurales y disciplinarias de igualdad e inclusividad dentro de esa universalización (Bula Villalobos, 2024). Lo anterior lleva a reflexionar en lo que representan las tecnologías de la información y herramientas de IA para gestionar la educación.

Dada esta condición, la Fundación ProFuturo y la Organización de Estados Iberoamericanos para la educación (OEI) se dan a la tarea de estudiar el futuro de la inteligencia artificial en la educación de América Latina. El estudio buscó conocer los riesgos y límites para “plantear acciones que contribuyan con el desarrollo de las personas y sus aprendizajes” (Rivas et al., 2023, p. 5), una de sus principales conclusiones hace ver el apremio de tomar decisiones estratégicas y planificar acciones educativas en correspondencia con los avances tecnológicos.

Por otra parte, la Unesco advierte que cada vez habrá mayor potencia informática masiva y su uso será esencial para el desarrollo de un país. Esto es preocupante, ya que automáticamente deja relegados a los países con poco acceso a la tecnología y a la conectividad, situándolos en una posición de “poblaciones con escasez de datos” (Miao y Holmes, 2023, p. 17), por lo cual, Ayuso-del Puerto y Gutiérrez-Esteban (2022) destacan la importancia de un contexto formativo que prepare el escenario académico y laboral para la transformación digital, con el objetico de minimizar la desigualdad existente en cuanto a desarrollo social.

Los antecedentes revelan que la globalización ha estado presente desde los inicios del desarrollo de la tecnología. Ya desde 1970, se hacía referencia a un mundo globalizado, Rajadell-Puiggrós (2016) expone el informe de Edgar Faure para la Unesco “Aprende a ser: la educación del futuro”, enfocado en la convergencia hacia el destino de una comunidad internacional con un saber en constante evolución. Además, destaca el informe de Jacques Delors “La educación encierra un tesoro”, que menciona la cooperación internacional como medio para educar a una aldea planetaria. Ambos estudios ponen de manifiesto la urgencia de repensar el sistema educativo, sobre todo, ante el actual apogeo sostenido de la internet.

Si bien, un mundo global sirve como conducto de inserción, también exige actuaciones acordes con el desarrollo de la sociedad del conocimiento (Avendaño y Guacaneme, 2016). Dicho de otro modo, la persona administradora se enfrenta al reto de gestionar una educación caracterizada y afectada por la tecnología, la virtualidad y la inteligencia artificial; por tanto, debe contribuir con la formación de la población educativa para que pueda responder competentemente. Por esta razón, el centro escolar necesita tener la capacidad de transformarse, para posteriormente, convivir en la era digital y aprovechar las oportunidades que el sistema globalizado ofrece y crear conocimientos que potencien la educación.

Así las cosas, América Latina, lejos de estar exenta de los asuntos sobre la universalización, tiene el cometido de replantear las actuales estrategias de gestión y ocuparse de acciones acordes con la dinámica social de la movilización y universalización del conocimiento para no quedar excluida o, al menos, no incrementar las brechas de desventaja frente al orden global. Además, está obligada a actuar y resolver en correspondencia con el contexto en todas sus formas. Sin duda, si un país quiere avanzar hacia una ciudadanía digital e innovar, debe abordar las situaciones sociales y ambientales que se presentan, primeramente, a nivel regional y luego a nivel global.

Desde este punto de vista, la hipótesis sobre el problema de América Latina gira en torno al nivel de desarrollo del aprendizaje, debido a la falta de decisiones estratégicas en cuanto a los avances tecnológicos que imperan e influyen; una de las causas puede ser la poca conectividad con que se cuenta, a pesar de que el internet se ha multiplicado y ha alcanzado a millones de usuarios en el mundo. Ahora bien, si los países invierten en conectividad y recursos tecnológicos para enriquecer la educación, se estaría logrando mayor acceso al conocimiento, mejores condiciones tanto a nivel académico como laboral y se avanzaría hacia la digitalización.

En consecuencia, América Latina necesita innovar y trascender hacia una visión de educación competente en el desempeño de funciones tecnológicas, el uso de equipo de cómputo, de plataformas y herramientas generativas de IA. De lo contrario, no podrá salir adelante con las implicaciones de la globalización y, por consiguiente, se vería en desventaja para el desarrollo de la ciudadanía digital en relación con otros países a nivel mundial (Bravo, 2018).

Ante este panorama, cabe cuestionar: si la educación corresponde con las demandas actuales, ¿cuál es el aporte o beneficio que se puede obtener?, y ¿qué acciones deben asumir, para finalmente, pensar en cuál es la gestión educativa pertinente ante las exigencias de las ciencias de la información y la inteligencia artificial? Por tanto, el objetivo de este ensayo es reflexionar en la gestión educativa y, concientizar en el deber de enfrentar los desafíos que limitan el desarrollo de la sociedad para dirigir la escuela hacia la integración y transformación de la educación.

La globalización: retos y aportes de las tecnologías digitales y la inteligencia artificial

La globalización es la internalización de las prácticas, costumbres, ideologías, tecnologías y teorías; es un globo interconectado donde cabe el diseño y ejecución de planes y programas a escala mundial. Mencionan Avendaño y Guacaneme (2016) que su fin es crear una sociedad con una sola manera de pensar, sentir y actuar. Su origen fue el comercio internacional y los espacios de organización política; primero, la agricultura, luego la imprenta y, posteriormente, la tecnología: “La liberación de software gratuitos y la generación de conocimiento a partir de las concurrencias de ideas en el mundo lleva a la sociedad del conocimiento, investigadores y científicos a niveles de innovación y descubrimientos jamás pensados” (Flores, 2016, p. 35).

En otras palabras, este es un proceso complejo con multiplicidad de contextos y actores involucrados e interrelacionados globalmente, por lo que es difícil pensar que no hubiera un impacto en la educación, sobre todo, ante el conocimiento que genera y su incidencia en todos los procesos instruccionales. Conforme evolucionan las TIC, la escuela también se ve obliga a evolucionar, esto es, insertarse en el mundo de hoy. Cabe mencionar que, en todo esto, la educación cumple un papel predominante, pues es ente formador y socializador dentro del discurso de la integración, pero precisa saber responder.

Si bien es cierto que la educación es promotora del desarrollo social y económico a nivel local y regional, ahora, precisa que trascienda su tarea a nivel global; esto podrá lograrse si las políticas educativas que la rigen también evolucionan (Aranda, 2020). La educación no está ajena a este influjo, al contrario, por ser un organismo socializador en los procesos de aprendizaje, su función se vincula con el desarrollo integral de las personas que constituyen la comunidad, incluso, puede servirse de los mismos beneficios que ofrecen las ciencias del conocimiento y la inteligencia artificial para maximizar sus resultados.

Si la sociedad por si sola se encuentra en constante cambio, la sociedad del conocimiento lo está aún más, debido a la actualización e innovación de las tecnologías, lo que incluye la IA como herramienta enfocada en la creación de sistemas capaces de organizar y ejecutar el quehacer profesional, no obstante, para disponer de esa “big data” hay que saber discriminar y procesar la complejidad de la información y extraer aquella que realmente brinda un aporte a la gestión educativa. Ante esta condición, la persona administradora de la educación no debe manejar solo datos presentes, debe mirar hacia el futuro, reflexionar sobre la propia práctica, reaprender, reinventarse e instaurar en los centros educativos una cultura de innovación (Román, 2023).

Es así como la IA viene a revolucionar la educación y trae algunos beneficios, entre ellos, el trabajo interdisciplinario, la promoción de competencias no-cognitivas, la autorregulación en los procesos, el trabajo en equipo y la actualización de la formación docente (Rajadell-Puiggrós, 2016). Con respecto al proceso formativo, personaliza el aprendizaje individual del estudiantado, potencia la enseñanza para la persona docente y brinda “nuevas herramientas de gestión que alerten de manera preventiva las dificultades de aprendizaje o el abandono escolar” (Rivas et al., 2023, p. 9).

Es decir, la tecnología es una aliada en sus diferentes dimensiones de atención, por lo que está impactando en el campo del saber; de manera que, el manejo de la educación se ve fortalecido por medio del procesamiento y análisis crítico de la información, potencializando la toma de decisiones y la solución de problemas presentes en un centro escolar. Agregan Rodas et al. (2020) que, contribuye con métodos y estrategias que permiten una nueva interpretación de la educación; asistida en tareas como el almacenamiento de datos, organización de contenidos, comunicación interactiva y redes de aprendizaje.

Ahora bien, a pesar de sus beneficios, también, se deben enfrentar desafíos que emergen juntamente con su evolución, entre ellos:

  1. 1. El dominio de las habilidades digitales para el uso racional y responsable de la tecnología (García, 2017).

    El uso discriminado de la información, mediada por la criticidad (Avendaño y Guacaneme, 2023).

    Cambio de paradigmas tradicionales (García-Peña et al., 2020).

    Proceso de alfabetización para lograr la inclusión digital (García, 2017).

    Personal escéptico o resistente con respecto a los cambios que traen las tecnologías y la IA (Rivas et al., 2023).

    La adaptación de la gestión a la automatización de tareas administrativas y la interacción virtual (Obregón et al., 2023).

En términos de gestión, la educación como ente tutor se encuentra con el reto de facultar a la población para estar calificada. Esto lleva al desarrollo de competencias flexibles y correspondientes con los requerimientos del centro escolar. Entendiendo las competencias como aquellas que perduran en el tiempo y responden a un aprendizaje instrumental, “se trata de aptitudes y destrezas vinculadas al manejo de la herramienta” (Morduchowicz, 2021, p. 7); entre ellas las instrumentales, digitales y fundamentales.

El dominio instrumental resuelve problemas, responde a consignas específicas y concretas para el manejo tecnológico, por ejemplo, usar hojas de cálculo o un correo electrónico. Las competencias digitales requieren de conocimiento, habilidades y estrategias para el logro de propósitos establecidos para obtener resultados específicos donde intervienen acciones de planificación, organización, dirección y control, propias del quehacer educativo. Las competencias fundamentales, además de solucionar problemas, responden rápidamente a la evolución y dinamismo “se les llama de esta manera porque son trasversales a todos los saberes que se adquieren a lo largo de la vida” (Morduchowicz, 2021, p. 5), requieren de pensamiento crítico, análisis, evaluación, argumentación, toma de decisiones y comunicación.

Chan (2020) va más allá y menciona las competencias ciberculturales; estas permiten usar la información y suponen la apropiación de la tecnología para conducirse en cada una de sus actividades de vida. En palabras de Morduchowicz (2021), estas capacidades permiten la participación crítica en un entorno digital. La relevancia radica en que promueven el uso reflexivo, ético y creativo; su eje es el pensamiento crítico en cuanto a la Internet y las herramientas de IA para optimizar y transformar la educación por medio de la participación de todas las personas que forman parte de los proyectos educativos, y estarían contribuyendo con la integralidad que se busca.

Dentro de este marco y con la responsabilidad de ser competentes digitalmente, García (2017) explica tres tipos de alfabetización para el desarrollo de competencias: la primera es la instrumental, referida a la praxis de la tecnología y a su relación directa con la información; la segunda es la cognitiva, para analizar e interpretar la información y; como tercera, en el área socio comunicacional; concretamente, el saber comunicarse a través de las tecnologías. Con certeza, en todos los casos, la alfabetización es el primer paso para incluir a la educación dentro de esta era. Tal proceso implica explorar y experimentar las herramientas, conocerlas hasta comprender cuál sistema se puede implementar en la institución y las acciones que podrían ser asistidas por la tecnología para brindar un servicio competitivo de cara a la globalización.

En el caso que ocupa la gestión educativa, la alfabetización debe ir más allá de solo permitir la adquisición de un conocimiento, debe trascender a nuevas maneras de transformar ese saber en ser, es decir, crear y asumir una conducta digital de conocimiento, sobre todo, por tratarse de una época regida por las TIC (García, 2017). Dicho esto, es menester reflexionar en las condiciones en que se encuentra la educación en América Latina, su grado de competencia para reinventarse frente a los retos que trae consigo la internalización, su apertura para aprovechar las oportunidades que ofrece y, su capacidad para asistirse de las tecnologías en sus procesos de gestión.

La sociedad de la información posee diversidad de postulados que permiten analizar y discriminar e incluso situar las particularidades, disposiciones y condiciones de cada centro escolar según su región; lo que mejoraría la práctica educativa y resolvería de manera sistematizada algunos de los problemas que se presentan, sin dejar de lado el fin último que es la inserción a la sociedad y a la vida democrática de la digitalización. Por esto, la persona administradora de la educación necesita formarse y formar una institución acorde con la educación del siglo XXI.

Gestión educativa de cara a la globalización

En el acelerado y cambiante contexto educativo, la administración de la educación debe ser reevaluada y modificada para ampliar sus capacidades y responder a las exigencias actuales (Avendaño y Guacaneme, 2016). Esto no implica dejar de lado la visión integral, pues tanto el dominio de la digitalización como la estabilidad emocional y social son esenciales. La educación se ve obligada a ir más allá de solo escribir, leer y contar, y en su lugar, debe enfocarse en desarrollar competencias como empatía, creatividad y pensamiento crítico (Tomalá et al., 2023).

Un aspecto asociado a la mundialización es la pérdida de identidad de las regiones más autóctonas, debido a que pudiera excluir algunas costumbres e ideologías muy propias de una región. Sin embargo, para no desaprovechar sus beneficios, hay que buscar la manera en que puedan coexistir la tecnología y la cultura; y eso es posible por medio de la educación. O sea, desarrollar competencias digitales y sociales por medio de una educación basada en creencias y valores que fomenten la identidad de las comunidades aun en medio de la mundialización.

De ahí la importancia e insistencia de Rivas et al. (2023) en que América Latina planifique sus acciones, “considerando los avances tecnológicos y anticipando su potencial para la toma de decisiones informada y estratégica” (p. 8). Esto se podría lograr si dentro del curso de acción del centro educativo se establecen en su plan de trabajo, procesos de alfabetización y de socialización de las herramientas que proporcionen la tecnología para la gestión del quehacer profesional; desde las funciones organizativas y de procedimientos hasta aquellas donde intervienen las relaciones interpersonales.

Por lo cual, a continuación, se señalan cuatro importantes áreas que se pueden beneficiar de las ciencias de la información y la inteligencia artificial, para integrar la educación con la globalización.

Gestión de la información

La gestión de la información es básica en el quehacer de la administración educativa para el registro y organización de las acciones escolares y, para lograrlo, se sirve de la tecnología para registrar y acceder a los datos; sobre todo, en esta era donde el avance de las tecnologías “ha traído consigo el surgimiento de los sistemas de información digital para agilizar el acceso a la información” (Álvarez, 2020, p. 207).

Ahora bien, este veloz desarrollo podría poner en riesgo aspectos como la socialización, interacción e incluso crear distanciamiento debido a las condiciones de acceso a equipo o conectividad. Esto, específicamente, en regiones donde existe desventaja o desigualdad digital, como es el caso de América Latina (Rivas et al., 2023). Aun así, se puede sacar provecho al contenido y posterior conocimiento que ofrecen las TIC.

De esta manera, América Latina podría ser contestataria, promoviendo el acceso a la información, alfabetizando a la población educativa y usando las herramientas digitales disponibles. La tecnología es un asistente virtual que, por medio de plataformas de servicio, entornos de aprendizaje, chatbots, tutoría inteligente, entre otros, facilita la trasmisión de información como políticas y lineamientos, programas y proyectos institucionales, archivos y todos aquellos que requieran divulgación masiva e inmediata.

Gestión del conocimiento

A partir de 1970, la gestión como acción de la administración empezó a evolucionar, pasando de simplemente utilizar la información, a especializarse debido al avance tecnológico. En 1990, surgió la gestión del conocimiento, la cual incluye “los procesos de socialización, externalización, combinación e interiorización” (Rodelo et al., 2020, p. 125). Así, la información adquirió valor como fuente de datos y, de manera sistémica, el liderazgo de un centro educativo y su equipo colaborador empezaron a generar conocimiento. Esto quiere decir que el conocimiento nutre la práctica educativa.

Lo dicho es importante porque la persona administradora se basa en el conocimiento para llevar a cabo acciones participativas y promover procesos generadores “la gestión del conocimiento es la capacidad de reconocer e implementar sistemas y redes a través de las cuales el conocimiento se dispone y circula” (Chan, 2020, p. 120). Aun con todo, no basta con disponer de la información, es necesario conocer, comprender, analizar e interpretar ese conocimiento y difundirlo a las personas de manera que responda con los intereses particulares. Es ahí, donde las tecnologías de IA ofrecen sus servicios como herramientas de interacción, conexión y relación para facilitar la toma de decisiones y el desarrollo de propuestas educativas que contribuyan con la solución de problemas y la mejora continua.

En palabras de Álvarez (2020), la tecnología es un insumo importante en la gestión del conocimiento, pero se debe administrar y controlar su flujo y suministro. Por ejemplo, contribuye con la ejecución de planes, programas y proyectos donde se vislumbre una acción dinamizadora, innovadora y coherente con el quehacer del centro escolar. Si bien es cierto que la globalización exige la transformación, de igual modo, proporciona los medios para lograrlo.

Gestión de la comunicación

Muy ligada a la información y al conocimiento, se encuentra la gestión de las comunicaciones, según Chiavenato (2014), esta es una competencia vital y, por medio de ella, la persona directora es capaz de reducir tensiones, minimizar asuntos complejos y fraccionar situaciones. En efecto, lo que realmente hace es administrar los eventos; esto es una acción iterativa en los centros educativos, debido a las diferentes relaciones entre las personas que conforman la comunidad. Desde el enfoque de las TIC, intervienen los mismos elementos conocidos en un proceso de comunicación: la emisión, la escucha y el mensaje, lo que cambia es el canal, porque ahora es un medio digital.

Es decir, la gestión de la comunicación emplea la información y el conocimiento para trasmitir algo e incluye principios como la comprensión y la interpretación para mediar en actos de negociación, conciliación, propuestas, resolución de problemas; en definitiva, potencia la comunicación organizativa. Las TIC también facilitan la programación de información mecánica que satisface las insuficiencias del centro escolar (Peñaherrera et al., 2022). Un ejemplo práctico es dar respuesta a preguntas usuales y que carecen de variaciones durante el ciclo lectivo, como horarios establecidos, direcciones electrónicas o números de cuentas bancarias.

Además, herramientas como MS Teams®, que contiene un componente importante de IA, no solo facilitan la organización y divulgación de la información, también los procesos de comunicación y de trabajo coordinado y colaborativo, en los espacios de reflexión, criticidad y toma de decisiones. La gestión de la comunicación abarca la relación entre los entes educativos y, por contradictoria que parezca, la tecnología incentiva las interacciones, porque acerca a las personas, aun cuando se encuentran en diferentes lugares y momentos, por ejemplo, la comunicación de la dirección y el personal docente con las familias.

Gestión de las tareas

Y para concluir con las áreas de gestión, una de las acciones de las que se ocupa la persona administradora son las labores administrativas, que, a pesar de no ser la prioridad del centro educativo, son necesarias y consume una cantidad de tiempo considerable. Por lo cual, estas se deben organizar junto con los recursos y el tiempo; en palabras de Chiavenato (2014), significa estructurar e integrar los recursos; dentro de una gestión globalizada, los trabajos y sus recursos se integran a los sistemas automatizados para simplificar las acciones que se desarrollan en la acción educativa.

Desde la perspectiva de Peñaherrera et al. (2020), la IA no solo puede realizar funciones organizativas, sino que, las ejecuta en menos tiempo y de manera más eficiente. Algunas tareas asistidas por las tecnologías digitales son la coordinación administrativa por asistentes virtuales, la selección de estudios predictivos, el diseño de programas educativos, atender asuntos mediante chatbots, distribuciones horarias, cronogramas y calendarios, atender denuncias, certificaciones, registro por medio de herramientas de evaluación, reportes, correspondencia y exposición de avisos. O sea, “La realidad virtual es infinita en cuanto a sus posibilidades” (Rodas et al., 2020, p. 53) y contribuye al mejoramiento del ámbito educativo.

Para lograr lo anterior, primero se debe planificar qué tareas se llevarán a cabo con asistencia de las tecnologías y seleccionar el tipo de herramienta según cada caso. En definitiva, hay que contar con competencias instrumentales, digitales, fundamentales y ciberculturales y, para mayor idoneidad, conviene la implementación del programa de alfabetización digital a nivel institucional. Hasta aquí, se comprende que la tecnología, incluida la IA, puede asistir de manera eficiente a la gestión que se realiza en la administración educativa, siempre y cuando se asuman las acciones pertinentes; tales como las que se muestran en la tabla 1.

Tabla 1
Tabla 1

Acciones de gestión educativa de frente a la globalización

elaboración propia La tabla 1 sintetiza algunas acciones que se generan a partir de las TIC y que benefician la gestión en cuatro áreas específicas; así mismo, refleja la importancia de implementar a la brevedad, acciones que permitan hacer frente al reto que implica la integración al mundo digital. Por lo que, se debe reflexionar en el papel de la educación y en el modelo que mejor responda a cada centro escolar en su ruta hacia la globalización.

Conclusiones

Si la gestión educativa continúa tal como se practica actualmente en ciertas regiones de América Latina, y si no replantea sus estrategias con miras de movilizarse hacia la universalización, se encontrará en desventaja para responder a las demandas de un planeta interconectado, por lo que, podría quedar excluida de la sociedad del conocimiento. No obstante, si aprovecha los recursos tecnológicos, estaría en posibilidad de optimizar su gestión en favor de la educación.

La inteligencia artificial, como herramienta de las tecnologías, trae consigo la promoción de competencias que facilitan la labor de la educación y, por tanto, enriquece la calidad de esta. Esto sucede, siempre y cuando, la administración educativa se centre en empoderar a su comunidad en el desarrollo profesional, el trabajo interdisciplinario y colaborativo, la comunicación organizativa y el uso responsable de las redes de sistematización para lograr con mayor fluidez la integración de la educación con la sociedad digitalizada.

La tecnología es una oportunidad que beneficia a la educación, pues sirve de asistente, dado que involucra funciones organizativas y de procedimientos que cooperan de manera sustancial en las relaciones interpersonales que se dan dentro del centro escolar. Entre las principales áreas que pueden beneficiarse del uso de las TIC se encuentra la gestión de la información, del conocimiento, de las comunicaciones y de las tareas.

Las diferentes áreas de acción se pueden beneficiar asistiendo sus tareas por medio de la tecnología, tanto en los trámites administrativos como las situaciones académicas, el trabajo colaborativo en general y en la atención a la población educativa. Por consiguiente, se deben asumir acciones que le permitan planificar su quehacer a través de las herramientas generativas de IA.

El centro educativo debe reinventar su manera de gestionar y trascender del nivel local y regional al nivel global, debido al incremento de la tecnología. Esto es esencial porque el centro un puede escapar de su papel formador y socializador en los procesos educativos. Entre los principales retos se encuentran el dominio de habilidades digitales, el manejo responsable de la información, la participación crítica y la adaptación a la gestión automatizada.

El desafío por asumir para el centro, casi de manera inmediata, es la apertura a los procesos de alfabetización para el desarrollo de competencias instrumentales, cognitivas y sociocomunicacionales, para ser competitivos en la era actual, lo cual implica, comprender los sistemas y redes de información para poderlos implementar involucrando a toda la comunidad educativa.

Por tanto, la gestión educativa pertinente a la globalización es aquella que se sirve de las tecnologías de la información y comunicación; la que toma la decisión de dinamizar sus acciones hacia la integración de la educación con un mundo interconectado y, por consiguiente, logra la transformación de la educación.

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