Reseñas

El cuerpo revisitado: a propósito de Muerte y resurrección del cuerpo de Arturo Rico Bovio

Elio Masferrer Kan *
Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), México

QVADRATA. Estudios sobre Educación, Artes y Humanidades

Universidad Autónoma de Chihuahua, México

ISSN-e: 2683-2143

Periodicidad: Semestral

vol. 1, núm. 1, 2019

qvadrata@uach.mx

Rico Bovio Arturo. Muerte y resurrección del cuerpo. 2017. México. Plaza y Valdés/UACH.. 259pp.. 9786074029277

Recepción: 17 Diciembre 2018

Revisado: 08 Enero 2019

Aprobación: 20 Enero 2019

Publicación: 09 Abril 2019



DOI: https://doi.org/10.54167/qvadrata.v1i1.138

El cuerpo revisitado: a propósito de Muerte y resurrección del cuerpo, de Arturo Rico Bovio

Debo reconocer que acepté la invitación para reseñar Muerte y resurrección del cuerpo por sugerencia del Dr. Horacio Cerutti. Con cierta desconfianza pues mi campo no es la filosofía. En las primeras cinco páginas quedé atrapado. Me convencí de que era un libro de excelente calidad; por ello podía leerlo cualquier persona medianamente in(formada). Tiene la virtud de incitar la formulación de preguntas sobre los demás, o más precisamente, sobre nosotros mismos. No lo solté hasta leerlo de “un tirón”. Es una excelente obra que induce a pensar cuestiones y cosas antes no planteadas. Si lo logra, y evidentemente lo logra, se trata de un libro exitoso.

Muerte y resurrección del cuerpo de Arturo obliga a reflexionar sobre algo aparentemente obvio en los seres humanos: el propio cuerpo. El autor complica las soluciones en apariencia sencillas; pues introduce las diferentes lecturas del cuerpo, tanto desde las construcciones míticas de diversas culturas, como de los desarrollos científicos. Además, para hacer honor a su profesión, desde las diferentes corrientes filosóficas. Con solvencia crítica a sus colegas filósofos, quienes están muchas veces anclados en el “pensadero filosófico”; en la búsqueda de las esencias se olvidan de su propia humanidad, de su corporeidad. También obliga a aceptar que nuestro cuerpo no existe en soledad, sino que su existencia implica a la vez una relación o distancia con otros cuerpos.

Cuando el lector está convencido de saber todo sobre el asunto, Arturo complica las soluciones fáciles y lanza una decodificación del concepto. Cuestiona si el cuerpo tiene una existencia natural, rompe con esto las explicaciones físicas o fisiológicas de la corporeidad. Retomando a Nietzsche y su mil veces citada “muerte de Dios”, proclama que ese cuerpo fisiológico ha muerto. Lo exime de todos los pecados y demás situaciones que adjudican lo “sucedido” a su reclamo “hormonal” ciego y casi dictatorial. El responsable sería entonces el ser humano y su subjetividad; sus valores y la toma de decisiones en ejercicio de la libertad. El cuerpo ya desnudo se remite a los otros cuerpos.

Ya en el campo de la subjetividad y la construcción ideológica del cuerpo nos remite a la propia construcción personal del cuerpo, (que también es nuestro cuerpo). El cuerpo propio, y los ajenos, serían entonces resultado de ciertos desarrollos culturales; además las diferentes lecturas del cuerpo no son aisladas. No existe como realidad en sí, no para sí sino que se articulan en una realidad sistémica, en una suerte de subjetividad–objetividad relacional, la cual rebasaría los límites de la dialéctica.

En “Voces y coces del cuerpo” nuestro autor se sumerge en el mundo mítico e intenta una relectura de ciertos pasajes de la Biblia donde hace con maestría una integración interdisciplinaria entre filosofía, teología y fisiología. Esta integración desconcierta al lector habituado a lecturas disciplinares más estrechas.

En la ineludible conversación, después de la presentación, se presentó como “hijo de un médico”, lo que llevó a imaginar la plática pendiente con su padre, en una construcción casi psicoanalítica. Esto me llevó a confesarle que mis padres estaban también en el campo de la salud (odontólogo y QBF), pero no es necesario que el lector sea hijo de tremendos padres; este capítulo nos introduce en las cuestiones existenciales de los mismos y su constante devenir en “los límites” de la vida y la muerte.

El cuerpo universal como destino nos hace pensar en la universalidad que puso de manifiesto la “transcripción” del genoma humano; compartimos lo mismo, somos intrínsecamente iguales y semejantes biológicamente pero diferentes “en la existencia”.

Cuando estábamos convencidos de que el autor nos iba a “dejar ir en paz” habiendo comprendido algunas (o muchas) cuestiones sobre el cuerpo, vuelve a la carga y coloca (o sorprende) en una más de sus “posiciones fuera de base”. El cuerpo es “un juego para armar”. Cada cultura o cada lengua o cada habla, tiene una lectura simbólica y modos específicos de expresar el cuerpo: “cada quien nombra y obra sobre los cuerpos que constituyen su mundo. Existe un número inagotable de perspectivas de apreciación de cosas y personas, limitado sólo por la amplitud, el uso y las características del lenguaje” (145). Ya camino a las conclusiones Arturo desarrolla su propuesta; ya nos desnudó, pero no quiere dejarnos ir así. No quiere engañarnos como al Rey que iba desnudo, sino que nos propone la construcción de una nueva cartografía corporal. “Una nueva lectura de la realidad donde cabe el espíritu, no como un intruso en un mundo material sino como el enfoque desde el cual todos los cuerpos se encuentran enlazados y adquieren pleno sentido” (209).

En síntesis, cuando estábamos convencidos que el autor llegaba a una construcción holística del cuerpo como algo que rebasa la sustancia de cada cuerpo, nos lleva a lo social, o simbólico, lo físico; ahora nos lleva a otro problema y es la construcción de la trascendencia partiendo de nuestro propio cuerpo situado. Un cuerpo que tiene deseos y es sujeto de deseos, que se alimenta y alimenta a los otros, que se guía por el principio del placer. Nos coloca en la cotidianeidad de la vida y la necesidad de remitirnos a otros niveles. Cuáles, en fin, lo dejo aquí, pues nuestro lector, usted amable lector, debe llegar al final y encontrar por sí mismo qué es lo que es, porqué es algo propio y diferente en esta multitud alienada y condenada a la soledad. La lectura del libro lleva al lector a la implacable necesidad de situarse y definirse a sí mismo.

Notas de autor

* Licenciado en Historia por la Universidad Nacional de Rosario. Maestro en Antropología Social por la Universidad Iberoamericana; Doctor en Antropología por la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Sus líneas de investigación son la religión y política, los sistemas religiosos contemporáneos, las iglesias y los sistemas simbólicos, entre otros tópicos del campo antropológico. Se desempeña en la actualidad como profesor e investigador de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México.
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