Artículos Libres
Recepción: 08 Junio 2023
Aprobación: 30 Agosto 2023
Resumen: Los fenómenos de pérdida de bosque suelen ser denominados como procesos de conversión a otros usos de la tierra y se asocian con el avance de la frontera agropecuaria. Esto da lugar a procesos de mercantilización en los territorios rurales. En Figueroa (Santiago del Estero), la expansión de la frontera agropecuaria se produce sobre áreas de concentración de la agricultura familiar. Estas dinámicas no fueron continuas ni homogéneas. Por lo tanto, es posible identificar distintas fases y zonas. Precisamente, el artículo busca comprender la complejidad y particularidades de los procesos que favorecieron la persistencia de la agricultura familiar. Dicho análisis se realiza sobre la base de una cartografía elaborada a partir de diferentes bases de datos. Los resultados obtenidos sobre Figueroa abonan los debates conceptuales en torno a las formas de territorialización del capital sobre el agro y la pluralidad de respuestas de los agricultores familiares para evitar su desposesión. Esto conlleva también discutir las estrategias de resistencia que se generan en contexto de alta conflictividad por los recursos naturales.
Palabras clave: Áreas de concentración de la agricultura, Expansión de la frontera agropecuaria familiar, Bosque nativo, Procesos de resistencia.
Abstract: The phenomena of forest loss are often referred to as processes of conversion to other land uses and are associated with the advance of the agricultural border. This gives rise to processes of commodification in rural territories. In Figueroa, the expansion of the agricultural borders ocurred in family farming clustering. These dynamics were neither continuous nor homogenous. It is therefore possible to identify different phases and zones. This article seeks to understand the complexity and particularities of the processes that favoured the persistence of family farming. This analysis is carried out on the basis of a cartography elaborated from different databases. The results obtained on Figueroa contribute to the conceptual debates on the forms of territorialisation of capital in agriculture and the plurality of responses of family farmers to prevent their dispossession. This also leads us to discuss the strategies of resistance that are generated in a context of high levels of conflict over natural resources.
Keywords: Family farming clustering, Expanding processes of the agricultural border, Native forest, Resistance processes.
1. Introducción
La expansión de la frontera agropecuaria, tema sobre el cual va girar este artículo, constituye una de las dinámicas más concretas de las transformaciones en los territorios rurales. Algunas veces avanza sobre tierras deshabitadas, mientras que en otras oportunidades lo hace sobre poblaciones o comunidades rurales, dando lugar a procesos de desposesión, exclusión y resistencia por parte de los pobladores (Harvey, 2014; Deininger, 2011; Akram-Lodhi and Kay, 2009).
La expansión de la frontera agropecuaria es entendida como la ocupación de tierras a partir de la disponibilidad de las mismas para uso agrícola o ganadero que generalmente son de bajo costo monetario y que se suelen presentar con problemas de titulación (Jara y Paz, 2022; Wald, 2016). Técnicamente, este proceso se suele explicar a partir de un indicador que está dado por la pérdida de cobertura forestal. Un aspecto sobresaliente en relación a ello es que la (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura [FAO], 2020), ubicó a Argentina entre los diez países que más desmontaron entre 1990 y 2015, con una pérdida de 7,6 millones de hectáreas. En el noroeste del país, Santiago del Estero es un caso interesante por cuanto muestra el mayor proceso de expansión de la frontera agropecuaria a nivel nacional a partir de la producción de soja y la actividad ganadera que se asentó en la provincia como consecuencia del desplazamiento de esta actividad en la región pampeana por cultivos de mayor rentabilidad (Parnas y Fonzo Bolánez, 2021; Rofman, 2012; Román y González, 2016). Por su parte, Vallejos et al. (2015), mediante el uso de imágenes satelitales, estimaron que Santiago del Estero contribuyó con el 29% del área total transformada, ubicándose entre las provincias que más deforestaron para el período 2007/2019 con un total de 1.146.871 hectáreas (FAO, 2020)[i] .
Una de las condiciones de posibilidad para la expansión de la frontera agropecuaria en Santiago del Estero estuvo dada por la propia estructura agraria. Tanto la distribución como el régimen de tenencia de la tierra son dimensiones que permiten percibir la diversidad de actores en juego y los modelos de desarrollo en disputa (Fernándes, 2009). En la provincia, existe falta de regularización de las relaciones de propiedad y una significativa presencia de explotaciones campesinas que ronda el 70 % del total de explotaciones agropecuarias. Según el (Censo Nacional Agropecuario [CNA], 2002) existían 20.948 explotaciones agropecuarias [EAPs] de las cuales 10.830 tenían límites definidos y ocupaban un espacio de 5.393.632 hectáreas. El resto, es decir las otras 10.119 eran explotaciones sin límites definidos [ESLD] y estaban diseminadas en un espacio de 7.000.000 de hectáreas aproximadamente (Paz et al., 2018). El último CNA 2018 registró 15.531 EAPs totales compuestas por 11.012 EAPs con límites, ocupando 7.286.179 hectáreas y 4.519 EAPs sin límites definidos. Mientras que las primeras se mantuvieron constantes en el período intercensal (2002-2018), las EAPs sin límites definidos cayeron en 5.600 EAPs, lo cual habla de fuertes procesos de expansión de la frontera agropecuaria con su consecuente avance sobre el monte (Paz, 2022) [ii]. Lo característico de las EAPs sin límites definidos es la de tener límites imprecisos o no tenerlos. La tierra, entonces, presenta una situación de irregularidades en cuanto a la falta de títulos de dominio que avalen su tenencia. Dichas tierras se convierten en un territorio de disputa y se dan fuertes conflictos entre las empresas agrícolas, ganaderas y forestales con los agricultores familiares campesinos indígenas que son poseedores con ánimo de dueño.
Cabe aclarar que el avance de la frontera agropecuaria no se da en todos los territorios de la misma forma. En Santiago del Estero se pueden observar distintos tipos de dinámicas en este sentido[iii], algunos más violentos que otros, dependiendo de los momentos históricos, actores intervinientes, calidad del suelo, tipos de tenencia de la tierra, perfiles productivos, entre otras variables.
En este escenario, el artículo busca comprender las heterogeneidades de esos procesos a partir de un estudio en el departamento Figueroa, donde el avance de la frontera agropecuaria se da en un contexto con alta presencia de agricultura familiar campesina e indígena que se ubican en áreas ocupadas por el monte nativo en un estado de conservación aún importante. Debido al crecimiento notable de las superficies ocupadas por el agronegocio sería esperable observar una fuerte pérdida de cobertura forestal. Sin embargo, este proceso no es lineal y homogéneo. Al analizar la cobertura forestal en el departamento Figueroa durante el periodo 2000-2020, se observa que se perdieron 49.467 hectáreas de bosque (solo 4,30 %), un valor ínfimo comparado con el Departamento Moreno que se ubica al límite derecho del mismo con una pérdida de cobertura forestal de 496.550 hectáreas para el mismo período (Mazur, 2022).
Estos registros abren un conjunto de interrogantes tales cómo ¿Qué explicaría esta particularidad de Figueroa respecto a las tendencias más generales de la voraz deforestación y expansión del agronegocio en el resto de la región chaqueña?, ¿qué dinámicas permitirían explicar la pervivencia de la agricultura familiar, campesina indígena y el monte nativo a pesar de la penetración del capital? ¿Es posible pensar en resistencias proactivas a partir de procesos de producción comunitarios basadas en los bienes comunes como el monte y los recursos locales?.
En esta dirección, este artículo abona los debates conceptuales en torno a los complejos procesos de territorialización del capital sobre el agro y la pluralidad de respuestas que experimenta la agricultura familiar, campesino e indígena en los territorios para evitar su desposesión. Esto conlleva también discutir las estrategias de resistencia de la agricultura familiar campesina a partir de sus lógicas productivas y los procesos organizativos que se generan en contexto de alta conflictividad por los recursos naturales.
2. Antecedentes, estructura agraria y explotaciones campesinas en la provincia
La estructura agraria constituye una formación histórica particular que materializa relaciones de poder y luchas por la ocupación del espacio entre sujetos con distintas lógicas de territorialización. Su contextualización responde a variables de larga duración y a dinámicas más recientes, como la expansión de la frontera agropecuaria y el acaparamiento mundial de tierra de la última década (Paz et al., 2019).
La expansión de la frontera agropecuaria se presenta como una manifestación concreta de los procesos de mercantilización que afectan a los territorios. Diversos estudios académicos enfocados en la provincia de Santiago del Estero han documentado los impactos que estos procesos generan en la agricultura de subsistencia de comunidades campesinas e indígenas (Jara y Paz, 2022; Fonzo Bolañez, 2020; Gómez Herrera et al., 2018; Wald, 2016; Barbetta, 2009). Es importante destacar que esta problemática no se limita únicamente a situaciones de despojo o a la resistencia ante la pérdida de tierras, sino que también se relaciona con la naturaleza dinámica de los conflictos.
En el contexto de la lucha por la tierra, han surgido diversas iniciativas por parte de estas comunidades para proteger sus territorios y evitar los desalojos. Estas iniciativas abarcan aspectos organizativos, comerciales y productivos, y representan un aspecto fundamental que se aborda detalladamente en la sección 4.4 del presente artículo.
La estructura agraria de Santiago del Estero ha permanecido bimodal. Según el Censo Nacional Agropecuario [CNA] 2002 del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC, 2007), un 90,2% de explotaciones con límites definidos tenía solo el 24,2% de la tierra, mientras que un 9,8% de las explotaciones con límites definidos contaba con el 75,8% de la tierra. Esta tendencia a la concentración no cambió en los censos subsiguientes; al contrario, la polarización se incrementó. Según el CNA 2018, el 88,2% de las explotaciones con límites definidos tenía el 16,7% de la tierra, mientras que el 11,8% de las explotaciones con límites definidos concentraba el 83,3% de la tierra. El coeficiente de Gini[iv] es un buen indicador de la inequitativa distribución de la tierra. Para el CNA 2002 del INDEC (2007) se estimó en un valor de 0,48, mientras que para el CNA 2018 se calculó en 0,57, mostrando fuertes procesos de concentración de la tierra (de Dios et al., 2020).
Además de las desigualdades en torno a la tenencia de la tierra, otro rasgo de la estructura fundidaria santiagueña es la presencia de explotaciones sin límites definidos. Usualmente se tratan de territorios donde habitan tradicionalmente poblaciones campesinas pese a no tener regularizada la propiedad privada o comunal de la tierra donde viven y trabajan (Jara y Paz, 2022). El último Censo Nacional Agropecuario de 2018 arroja para la provincia un total de 15.396 explotaciones agropecuarias, de las cuales 4.516 son explotaciones campesinas sin límites definidos.
La distribución de la explotación con y sin límites definidos está fuertemente relacionada con el patrón de poblamiento en la provincia, donde la mayor concentración demográfica se ubica a lo largo del Río Dulce y el Río Salado. El área de mayor concentración está situada sobre toda la infraestructura de distribución de riego del Río Dulce, abarcando cinco departamentos alrededor de la capital de la provincia (Departamentos Banda, Robles, San Martín, Silípica y Loreto). La otra zona de concentración pertenece a la zona de riego del Río Salado, específicamente en el departamento Figueroa, seguido por el departamento Avellaneda. La tercera concentración importante de explotaciones se encuentra en la zona de secano de Los Juríes (Departamento Taboada). Hacía el noroeste, existe una pequeña área de riego alimentada eventualmente por el Río Horcones (Departamento Pellegrini). Es significativa, pero de menor densidad, la concentración de la agricultura familiar en los Departamentos Ojo de Agua, Choya y Guasayán, es decir, en la zona serrana al sur de la provincia.
Cabe aclarar que estos datos también ofrecen una perspectiva de los territorios donde se ubican las explotaciones de la agricultura familiar, la cual suelen estar muy relacionada con la presencia o ausencia de bosque nativo. El panorama es muy distinto al este provincial, donde se encuentran las grandes explotaciones capitalistas, y abarca un área con escasa cobertura de bosque, Figura 1 (Paz et al., 2015).
3. Consideraciones metodológicas
El artículo entrelaza instancias de abordajes cuantitativos y cualitativos. En efecto, se procedió al procesamiento y análisis de datos de los Censos Nacionales Agropecuarios y del Registro Nacional de Agricultura Familia (Paz et al., 2014)[v]. En la fase cualitativa, se llevó a cabo una lectura estructural de los procesos de transformación agraria a nivel departamental. En esta dirección, la preocupación estuvo centrada en una interpretar los cambios y continuidades en el espacio rural desde una perspectiva relacional e histórica (Jara y Paz, 2022; Paz et al., 2019). Cabe aclarar que el análisis cuantitativo y cualitativo no se realizó de manera secuencial, sino de manera simultánea y dialógica, con el objetivo de abordar la multidimensionalidad de los procesos relacionados con la expansión de la frontera agropecuaria y las áreas de concentración de la agricultura familiar campesina indígena.
Aunque el artículo describe el estado actual de estos dos procesos, se consideró necesario expandir la lente temporal, al menos hasta la segunda mitad de la década de 1970, con la implementación de las políticas neoliberales a nivel mundial y la modernización agraria excluyente que produjo un crecimiento de los desalojos campesinos. A esto se suman factores más locales, como el colapso del sistema de riego de Figueroa y los ciclos de fuertes sequías e inundaciones.
Asimismo, la perspectiva estructural de los procesos permite abordar la espacialización de las relaciones de poder y conflicto en el campo, examinando las posibles razones de la coexistencia de territorios campesinos y bosque nativo, la conflictividad por la tierra y las explotaciones sin límites definidos, así como la defensa de la tierra y las iniciativas de desarrollo rural vinculadas a estrategias productivas comunales.
Para la elaboración de la cartografía, se utilizaron diferentes bases de datos, como los derivados de 2.079 encuestas en el marco del Registro Nacional para la Agricultura Familiar correspondiente al departamento Figueroa. Además, se empleó la base de datos de cobertura forestal de Global Forest Watch [GFW] y el Proyecto de Monitoreo de Deforestación en el Chaco Seco para estimar el avance de la deforestación en el departamento Figueroa. En conjunto, estas bases de datos fueron procesadas y analizadas mediante el uso del software de sistema de información geográfica libre y de código abierto QGIS, versión 3.28.5
4. Resultados
4.1 Las fases de la expansión de la frontera agropecuaria en Figueroa
Los procesos de pérdida de bosque suelen ser denominados como procesos de conversión a otros usos de la tierra (FAO, 2020). Tales procesos de deforestación se asocian generalmente al avance de la frontera agropecuaria y representan eventos concretos de mercantilización en los territorios rurales (Paz et al., 2015).
Estos procesos en el Departamento Figueroa no fueron continuos ni homogéneos en el tiempo, sino que ocurrieron en distintas fases y zonas. La tierra adquirió diferentes destinos, dependiendo de los contextos sociales, políticos, económicos, ambientales y tecnológicos, entre otros factores. En efecto, es posible identificar cuatro momentos de expansión de la frontera agropecuaria en el departamento Figueroa durante el período comprendido entre 1976 al 2020 (Figura 2).
Las siguientes etapas fueron concebidas a partir de la identificación de ciertos procesos que implicaron cambios en las formas de control y valorización mercantil de la tierra. En este sentido, la primera fase (1955-1976) estuvo caracterizada por la construcción del embalse, en el marco de un modelo de desarrollo de modernización agrícola, hasta la inundación de 1974, que llevaron al sistema de riego a una crisis. La segunda fase (1976-2000) se define a partir del auge y decadencia del cultivo del algodón, condicionado por los precios internacionales. La tercera fase (2000-2010) estuvo marcada por la rehabilitación del sistema hídrico de Figueroa, permitiendo así la apertura de nuevas tierras para el cultivo. Por último, la cuarta fase (2011-2020) se refiere a la expansión de la actividad agropecuaria empresarial como resultado, una vez más, de un entorno internacional propicio.
El primer periodo abarca desde 1955 hasta 1976. La creación del Embalse Figueroa en 1955, acompañado por obras hidráulicas iniciadas en 1944, dejó una marcada influencia agrícola en la región, sobre todo en las inmediaciones del cauce del Río Salado. Esto marca una ruptura con el ciclo forestal de principios de siglo XX, que estaba en decadencia y se centraba en la extracción del bosque nativo (como quebracho colorado, blanco, algarrobo, entre otros) para la producción de postes, durmientes, leña y carbón requeridos para el alambrado, el trazado de las vías férreas y la industria. Estos insumos eran demandados tanto de la Pampa Húmeda como de los ingenios azucareros de Tucumán (Longhi et al., 2020).
En 1974, una inundación de gran magnitud puso de manifiesto la incapacidad del sistema hídrico, lo que llevó al colapso total del sistema de riego (Aristide, 2009).
De acuerdo con las estadísticas disponibles, en año 1976 se registró una deforestación de 24.915,10 hectáreas, principalmente ubicadas en el área suroeste del departamento, con un enfoque orientado hacia la producción agrícola de carácter más empresarial, centrada en el cultivo de algodón y en menor medida de maíz. En ese período, se cultivaron un total 10.100 hectáreas, incluyendo algodón (8.000 has.), maíz (2.000 has.) y sorgo (100 has.) (Portal de Datos Abiertos del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, [MAGyP], 2023). En la parte centro del departamento, en los márgenes del Río Salado y sus canales, se observa una presencia significativa de explotaciones campesinas que se dedican a la producción en una escala muy pequeña de algodón y maíz para subsistencia. Además, la actividad pecuaria se realiza de manera extensiva bajo el monte.
El segundo período abarca desde 1977 hasta 2000, caracterizado por la expansión de la frontera agropecuaria y una deforestación de 26.931,50 hectáreas en ese lapso. Se observa una continuidad en el proceso que se venía desarrollando desde el suroeste, donde limita con los departamentos Banda y Robles. Ambos forman parte de la zona de riego y han tenido una arraigada presencia de agricultura empresarial desde finales del siglo XIX (Tasso, 2003).
Resulta interesante observar como se ha ampliado el proceso de mercantilización de la producción agrícola, abarcando un total de 122.837 hectáreas (algodón 101.391 has, maíz 15.080 has., soja 5.120 y sorgo 1.246 has.) (MAGyP, 2023). Este cambio comienza a mostrar una presencia considerable en términos relativos en comparación con otros cultivos más orientados a la subsistencia, como el maíz y la alfalfa. Aunque la presencia de explotaciones campesinas, especialmente en el centro del departamento, no experimenta cambios sustanciales y su enfoque productivo sigue vinculado estrechamente al monte y a explotaciones sin límites definidos, se observa la incorporación de la alfalfa en pequeños lotes y se mantiene el cultivo del algodón en ciertas zonas de riego.
Según el Censo Nacional Agropecuaria de 1988, Figueroa cuenta con un total de 2.222 explotaciones agropecuarias, de las cuales 1.953 (1.029 con límites y 924 sin límites definidos) son explotaciones campesinas [vi]que representan el 88 % del total y convirtiendo al departamento en el de mayor número de estas explotaciones.
El tercer período se ubica en el período 2001-2010 con una pérdida de bosque de 15.609,93 hectáreas que se concentran nuevamente en el suroeste, consolidando un proceso de mercantilización acentuado en el espacio rural. Un hecho relevante es la rehabilitación del sistema hídrico de Figueroa a través de la reparación del antiguo dique, con el propósito de mitigar las inundaciones, asegurar el suministro de agua y aumentar la producción agropecuaria. Este suceso se enmarca en el Plan Estratégico Provincial lanzado por el gobernador Zamora en 2005. Se estima que la capacidad de riego se amplió en 20.000 hectáreas productivas (Ros Candeira, 2014), lo que generó una revalorización de las tierras por parte de empresarios del agro, ya que ahora cuentan con acceso al riego, aumentando el nivel de conflictividad con las poblaciones locales (Jara et al., 2019).
La instalación de infraestructuras de riego no tuvo un impacto inmediato en la producción agrícola, ya que durante ese período se cultivan 34.890 hectáreas (24.270 has de algodón y 10.620 has de soja) (MAGyP, 2023). Tales cultivos y procesos de producción reflejan la implementación de un modelo de desarrollo más empresarial, que coexisten con el modelo campesino, principalmente ubicado en el centro del departamento. Asimismo, en el noroeste se observa gradualmente un avance de la frontera agropecuaria con la introducción del cultivo de soja en más de 10,000 hectáreas (MAGyP, 2023), dando lugar a procesos de despojo de las comunidades campesinas.
El CNA 2002 detenta para Figueroa 1.635 (163 con límites y 1.472 sin límites definidos) explotaciones campesinas. Aunque dichas explotaciones campesinas se sitúan en el centro del departamento siguiendo la línea del Río Salado, muchas de ellas se encuentran desperdigadas en todo el departamento.
El cuarto período abarca desde 2011 hasta 2020, durante el cual se deforestaron 25,020.14 hectáreas. Se evidencia una consolidación de la expansión agropecuaria tanto en el suroeste como en el noroeste del área, continuando con la tendencia observada en los períodos anteriores. Sin embargo, lo que destaca es la aparición de cultivos en el noreste del departamento, en zonas de secano, con una producción a gran escala, tanto en agricultura como en ganadería de tipo empresarial.
En esta área, la producción agrícola alcanza su punto más alto, con un total de 130,550 hectáreas cultivadas (55,500 has de algodón, 39,000 has de maíz, 20,250 has de soja y 15,800 has de sorgo) (MAGyP, 2023). Este tipo de producción refleja la introducción y consolidación de un modelo productivo basado en la lógica empresarial. La ampliación de la escala, la intensificación del capital y el aumento de la productividad de la mano de obra son tres pilares fundamentales que sustentan este modelo.
En resumen, las imágenes satelitales (Figura 2 con los cuatro momentos) ilustran una evolución significativa en la deforestación del Departamento Figueroa, junto con la implementación del modelo de agricultura empresarial. Este modelo se basa en la intensificación de la ganadería bovina para cría y engorde, así como en la expansión de la siembra de cultivos commodities como la soja y el algodón (Paz et al., 2019; de Dios et al., 2020).
En el centro del departamento, se observa un proceso de deforestación, aunque de menor magnitud, debido a la acción humana, la cual coincide con la infraestructura de los canales de riego del río Salado. Esta deforestación, como se mencionó previamente, es menos intensa que en otras áreas y presenta un patrón lineal que se asemeja a las ubicaciones de las poblaciones campesinas y sigue la disposición de los canales de riego del Río Salado.
4.2 Caracterización de las áreas de concentración de la agricultura familiar y estrategias de resistencia
En este apartado se analiza la distribución espacial de la agricultura familiar en Figueroa (Figura 3), elaborada a partir de la base de datos del RENAF. Aunque su presencia está dispersa en toda la jurisdicción, el procesamiento de los datos permitió identificar tres áreas principales de concentración en el departamento. A continuación, se describen estas áreas para luego avanzar en un análisis de las razones de esta pervivencia.
Se puede observar una significativa concentración (Área 1) de agricultura familiar sobre el margen izquierdo del Río Salado, en el centro del departamento Figueroa. Esto representa a un total de 852 de NAF (41%), distribuidas alrededor de la localidad de La Invernada. En esta zona, la aptitud del suelo es predominantemente ganadera. Es decir, es apto para pasturas y con receptividad de 10-30 ha/Unidad Ganadera (Figura 3), presentando un suelo fértil, con vegetación natural de tipo herbáceo y algunas plantaciones perennes. En términos de infraestructura hídrica, la zona es húmeda, albergando el embalse 'Cuchi Pozo', cercanía al Río Salado y algunos canales importantes, lo que garantiza la disponible de agua tanto para riego como para consumo animal.
Por otro lado, existe una segunda concentración al sureste del Departamento Figueroa (Área 2), en la cual se encuentran distribuidos 186 registros (9%). Estos registros están ubicados en las localidades de Colonia San Juan y La Fortunita. Los suelos de esta área poseen aptitudes ganaderas y son aptos para pasturas, con una receptividad de 10-30 ha/UG (según se muestra en la Figura 3). Estas zonas están cubiertas por vegetación persistente debido a la siembra sistemática, además de contar con la presencia de algunos canales de riego. Las principales actividades económicas en esta zona están relacionadas con la agricultura y la producción animal.
Al norte del Departamento Figueroa, en la margen izquierda del Río Salado, también se identifica un conjunto de agricultura familiar (Área 3), que consta de 90 registros (4%). Estos registros están dispersos en las localidades de Santa Ana, Santa Catalina y San Felipe. Los suelos de esta región son adecuados para pasturas y tienen una receptividad de 5-10 ha/UG. En términos de actividades productivas, esta área se caracteriza por la agricultura, la producción animal y la recolección, que se combinan con una agricultura agroindustrial. Entre las tres zonas de mayor concentración en el Departamento Figueroa, el Área 3 es la que muestra una mayor presencia de bosques y cobertura forestal.
Las tres áreas de concentración de la agricultura familiar suman un total de 1.128 explotaciones. De esta manera, de las 2.076 explotaciones en total, las 948 restantes se encuentran dispersas a lo largo de todo el territorio del departamento. Dentro de esta zona que abarca las tres áreas de concentración de la agricultura familiar, encontramos explotaciones campesinas con límites definidos, ubicadas principalmente en la zona de regadío y cerca de canales menores. Sin embargo, también existen explotaciones campesinas sin límites definidos, las cuales presentan una mayor presencia de bosques y cobertura forestal.
Cabe resaltar que en el Departamento Figueroa se identifica la presencia de 12 comunidades originarias. De estas comunidades, 5 están situadas dentro de las tres áreas de concentración y pertenecen a los grupos étnicos Tonokoté y Lule/Vilela. (Paz y Jara, 2022).
Para recapitular lo expuesto en los párrafos previos y examinar detenidamente la significativa presencia de la actividad pecuaria, se procedió a consolidar la información proveniente del RENAF, la cual ha sido presentada de manera integral en la Tabla 1.
La base que sustenta la persistencia de estos actores agrarios, al igual que muchos campesinos que ocupan vastas áreas, se fundamenta en las extensas propiedades de tierra asociadas a la existencia de un sistema pecuario considerable. Esto se combina con un grado limitado de comercialización y una cierta forma de aislamiento geográfico. Como examinaremos en la siguiente sección, la dimensión pecuaria y su capacidad de movilidad en extensiones extensas de terreno boscoso, desempeñan un papel crucial en el sostenimiento de estos sistemas. En este contexto, los procesos de comercialización y no comercialización están integrados en las estrategias tanto productivas como reproductivas.
4.3 Tendencias de las transformaciones agrarias y factores que posibilitaron la pervivencia del campesinado en Figueroa
Un análisis retrospectivo demuestra que la expansión agropecuaria sigue un curso progresivo, aunque no siempre continuo. Las relaciones capitalistas avanzan conquistando territorio y suprimiendo sistemas de producción no capitalistas. A primera vista, esto podría parecer respaldar las ideas de los teóricos clásicos de la problemática agraria. Sin embargo, en lugar de presentarse como fenómenos lineales y uniformes, lo que se observa son interrupciones y momentos de mayor intensificación. Como se describió en la periodización propuesta, estos momentos están fuertemente influenciados por factores tales como la construcción de infraestructuras (como diques, carreteras y canales de riego), avances tecnológicos, elementos medioambientales (como inundaciones, sequías y degradación del suelo), cambios climáticos (como la alteración de las isoyetas) y procesos organizativos de resistencia que intentan frenar la lógica del capital.
En relación a la dinámica demográfica, los censos nacionales de población y hogares revelan que la población en Figueroa, un área totalmente rural, ha experimentado un crecimiento limitado en las últimas décadas. En un periodo de 41 años entre censos (1991-2023), la población del departamento Figueroa ha aumentado en términos absolutos, pasando de 16.118 a 20.063 habitantes. Sin embargo, este aumento no ha sido tan significativo como en otros departamentos. Mientras que la población en la Capital se ha duplicado en el mismo periodo, pasando de 164.867 a 329.084 habitantes, Figueroa solo muestra una diferencia de 3.945 habitantes entre ambos censos. Además, se observa una disminución en la proporción de la población de Figueroa con respecto al total provincial: pasó de representar el 2,8% a representar el 1,90%.[vii]
Una de las causas detrás de esta relativa estabilidad demográfica a lo largo del tiempo se atribuye a los procesos históricos de expulsión de la población rural hacia las áreas urbanas, ya sea debido a desalojos o migraciones hacia otras provincias en busca de empleo (Instituto Nacional de Estadística y Censos [INDEC], 2023).
Es importante destacar que el avance de las relaciones capitalistas no ha resultado en una reducción significativa de las explotaciones campesinas. Según los datos del Registro Nacional de Agricultura Familiar, el departamento cuenta con un total de 2.076 Núcleos de Agricultura Familiar (NAF). En un contexto marcado por la escasez de agua y recursos productivos limitados, la diversificación de actividades se convierte en una característica fundamental de la agricultura familiar. En este contexto, la producción agropecuaria se combina con otras actividades como la recolección, la caza, la pesca, la apicultura, entre otras. Esta diversificación refleja la adaptabilidad y la resiliencia de la agricultura familiar ante las condiciones cambiantes.
La ganadería desempeña un papel central en las estrategias de supervivencia de las familias que habitan el semiárido chaqueño. Los datos del RENAF revelan una amplia difusión de la actividad pecuaria en general, la cual está presente en el 84,11 % de los productores familiares (Paz et al., 2014). Esta alta prevalencia de la ganadería puede explicarse a través de diversas lógicas relacionadas con el aprovechamiento de recursos endógenos, como el forraje y la construcción de corrales con insumos del bosque, lo que permite su desarrollo sin la necesidad de grandes inversiones monetarias. Además, la ganadería contribuye a la producción de alimentos para autoconsumo, principalmente a través de especies menores como porcinos, aves, ovinos y caprinos. También se observa una participación selectiva en los mercados y el establecimiento de relaciones de reciprocidad entre vecinos.
En cuanto a los ingresos monetarios, estos provienen en su mayoría de la venta de animales de especies bovinas. Similar a otros sistemas campesinos, el ganado cumple la función de ser una forma de ahorro para estas familias. En momentos de dificultades económicas, recurren a la venta de animales para obtener dinero. En conjunto, la ganadería en este contexto no solo proporciona alimentos y recursos, sino que también se convierte en una fuente esencial de seguridad económica para las familias en momentos de necesidad. (Paz y Jara, 2020).
Además, es relevante destacar la marcada presencia de la producción de alfalfa entre los campesinos de Figueroa, siendo el segundo cultivo más importante después del maíz. Es importante aclarar que el departamento presenta dos tipos de producciones de alfalfa. En las áreas bajo riego, predomina la denominada alfalfa agrícola, destinada a ser cortada y/o cosechada para su venta. Por otro lado, en las zonas de secano, existe un número considerable de productores que se dedican a la producción de alfalfa ganadera, destinada al pastoreo directo o como forraje de reserva (Jañez y Cornacchione, 2017).
La dispersión del cultivo de alfalfa es otra de las actividades donde el campesinado potencia sus recursos disponibles, por ejemplo, mediante la intensificación de la mano de obra familiar, el uso de recursos endógenos (por ejemplo, saberes tradicionales, uso de la tracción animal, entre otros) y niveles bajos de requerimiento de insumos externos (Jara et al., 2019).
En resumen, a pesar de la evidente disminución de las explotaciones campesinas, es posible identificar una constante concentración de la agricultura familiar, campesina e indígena en el corazón del departamento, a lo largo de ambos márgenes del Río Salado. La persistencia de la agricultura familiar y del bosque en esta zona se atribuye tanto a las estrategias productivas adoptadas por las familias campesinas, como se evidenció en el caso de la ganadería y la producción de alfalfa. Además, esta pervivencia también es resultado de los procesos organizativos que han surgido en las últimas décadas como respuesta al despojo y la pérdida de tierras.
También ha influido de manera significativa la influencia cultural que sigue siendo arraigada en las zonas rurales. En estos contextos, la herencia y la transmisión de conocimientos son fundamentales. Respetar las prácticas de cultivo de los abuelos y el cuidado del ganado tal como lo hacían los antepasados adquiere una importancia crucial. Esta combinación de factores, tanto productivos como culturales, ha contribuido a la persistencia de la agricultura familiar y a la preservación de los recursos naturales en la región. (Capello, 2021).
4.4 Conflictividad agraria y resistencia campesina
El avance de la frontera agropecuaria conlleva procesos intensos de despojo, que a su vez establecen transformaciones capitalistas en las zonas campesinas. Estos procesos de despojo, en su mayoría, tienen lugar debido a la falta de regularización en la tenencia de la tierra. Esta expansión ha dado lugar a una elevada conflictividad en estos territorios (Fonzo Bolañez, 2020; Barbetta, 2009; Román y González, 2016)[viii].
En consonancia con los conflictos generados por la penetra ción del modelo empresarial, han surgido diversas acciones colectivas por parte de las comunidades campesinas e indígenas como respuesta para la protección de sus territorios. Estas acciones reflejan la resistencia y la lucha de la agricultura campesina e indígena contra los procesos de desposesión y la pérdida de sus tierras.
Una de las estrategias de resistencia más comúnmente empleadas son los encierros comunitarios. Estos encierros tienen como objetivo reforzar los derechos posesorios mediante la delimitación con alambradas de áreas de uso común. Este proceso implica la colaboración entre vecinos y la implementación de iniciativas productivas, como la mejora de la ganadería extensiva en zonas boscosas. Estas experiencias se basan en lo que Borras et al. (2012) denominan 'contracercamientos' de los bienes naturales de uso común, los cuales buscan evitar la privatización y la mercantilización de dichos recursos. Estos contracercamientos surgen y se desarrollan en contextos donde las explotaciones no tienen límites claramente definidos y se basan en una estructura de tipo comunal. Representan estrategias defensivas adoptadas por familias que poseen la tierra sin tener títulos de dominio.
Es relevante señalar que estas estrategias defensivas se crean y mantienen gracias a la colaboración y el respaldo del Estado. La intervención de instituciones y agentes gubernamentales a nivel nacional y provincial también juega un papel esencial en la articulación y apoyo de estas iniciativas (Villalba et al., 2020).
En total, se han registrado diecinueve experiencias de encierros comunitarios, que en su mayoría se localizan en el departamento Figueroa, específicamente en el área de concentración de la agricultura familiar, campesina e indígena. No se dispone de un cálculo preciso sobre la extensión de tierra, los animales y la infraestructura involucrados en los 19 encierros[ix]. No obstante, según la sistematización realizada por Gómez et al. (2018) sobre 4 encierros, se estima que estos abarcan más de 25.000 hectáreas y 110 familias. En relación a los 19 encierros en su conjunto, existe una estimación que sugiere que involucrarían más de 250.000 hectáreas y 400 familias (Paz, 2020).
Estas estrategias han conllevado la implementación de formas de gestión comunitaria de los recursos. La tenencia comunal de la tierra está vinculada a una estructura social de producción de bienes materiales con un contenido técnico-organizativo específico dentro del proceso de trabajo. La carencia de propiedad privada sobre la tierra y el diseño de un plan integral para la gestión colectiva de los recursos comunes pueden ser considerados como un proceso en el cual la dominancia del capital va perdiendo relevancia. Esto a su vez abre la puerta para la contemplación de la producción como procesos alternativos desde el marco de este modelo campesino.
5. A modo de cierre
Las categorías de agricultura familiar, campesina e indígena, junto con las explotaciones agropecuarias sin límites definidos (EASLD), en combinación y complemento, ofrecen una perspectiva más integral que permite abordar la diversidad de actores en el ámbito agrario y sus posibles estrategias. Esto posibilita un enfoque más completo de los desafíos que enfrentan estos actores rurales, reconociéndolos como sujetos subalternos con sus propias dificultades, pero también destacando su capacidad para generar alternativas diversas frente a la lógica capitalista.
Usualmente, los desalojos de comunidades campesinas y la deforestación son manifestaciones evidentes de la conflictividad relacionada con la expansión de la frontera agropecuaria en una estructura agraria como la de Santiago del Estero, que se caracteriza por la falta de regularización de la tenencia de la tierra. Al analizar las transformaciones agrarias en Figueroa, se pone de manifiesto la existencia de fuerzas sociales que se oponen al avance de las relaciones capitalistas, manifestándose en diversas formas y matices.
Desde una perspectiva analítica, es posible distinguir dos tipos de resistencia: reactiva y proactiva, teniendo en cuenta que en la práctica se manifiestan de manera híbrida. En términos conceptuales, las acciones reactivas son respuestas de rechazo, denuncia y confrontación hacia un sistema que los despoja. Por otro lado, las acciones proactivas tienen un propósito que trasciende la mera defensa territorial, ya que implican la creación de nuevos modelos de desarrollo productivo y organizativo en los territorios de resistencia, con consideraciones de sostenibilidad social y ambiental.
Los encierros comunitarios son una de las formas proactivas de resistencia adoptadas por las comunidades rurales ante la marginación. Esta estrategia se basa en tres pilares: el legal, el político y el productivo. Forjados en contexto de defensa de la tierra y frente a la amenaza del desalojo debido a la precariedad de títulos plenos, los campesinos, de forma colectiva y cooperativa, procesen a contra-cercar (Gómez et al., 2018) determinada parcela de tierra de uso común mediante el alambro perimetral del mismo. El pilar legal busca demostrar la posesión a través de mejoras y cercado perimetral. El pilar político se refiere a la organización para disputar recursos estatales y su reconocimiento, así como para establecer nuevas formas de relación interna. Finalmente, el pilar productivo implica aprovechar las potencialidades del sector en términos de recursos locales y diversificación.
En este sentido, Figueroa se presenta como un amplio campo de experimentación de estrategias de resistencia que se basan en las lógicas y prácticas de la agricultura familiar, y que también involucran la apropiación y reinterpretación del bosque, los marcos legales y las políticas públicas disponibles.
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Notas