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Trabajadoras sexuales trans*, sobrevivientes de la violencia en el sector “La Y” de Quito
Textos y Contextos, núm. 27, 2023
Universidad Central del Ecuador

Misceláneas

Textos y Contextos
Universidad Central del Ecuador, Ecuador
ISSN: 1390-695X
ISSN-e: 2600-5735
Periodicidad: Semestral
núm. 27, 2023

Recepción: 22 Noviembre 2022

Revisado: 10 Enero 2023

Aprobación: 13 Marzo 2023

Resumen: El objetivo de este artículo es revisar la técnica de la deriva situacionista como un ejercicio para comprender el fenómeno de la exclusión de las trabajadoras sexuales trans*, sobrevivientes de la violencia transfóbica, antes y después de la despenalización de la homosexualidad, en el sector de “La Y”, en la ciudad de Quito. El desplazamiento por los diferentes puntos de la urbe, permitió perfilar a la otra ciudad: la que transgrede la norma, la que narra los transfemicidios perpetrados en las décadas comprendidas entre 1990 y 2000 contra las trabajadoras sexuales trans*. El proceso aporta un mapeo capaz de identificar las zonas de vulnerabilidad y un registro de la ciudad como lugar de la memoria, desde la postura teórica de Pierre Nora.

Palabras clave: ciudad otra, trabajo sexual trans*, deriva, cartografía social, lugar de la memoria..

Abstract: The objective of this article is to review the situationist drift technique as an exercise to understand the phenomenon of the exclusion of trans* sex workers, survivors of transphobic violence before and after the decriminalization of homosexuality, in the area of “La Y”, in the city of Quito. Moving through the different parts of the city allowed us to outline the other city: the one that transgresses the norm, the one that narrates the transfemicides that occurred in the 1990s and 2000s against trans* sex workers. The process provides a mapping capable of identifying the zones of vulnerability and the registration of the city as a place of memory, from the theoretical position of Pierre Nora.

Keywords: city other, trans* sex work, drift, social cartography, place of memory..

Trabajadoras sexuales trans*, sobrevivientes de la violencia en el sector “La Y” de Quito.

1. Introducción

Grundnorm -repitió-, ¿capta el concepto? —Norma base —dijo Firmino intentando servirse del poco alemán que sabía. —Sí naturalmente, norma base precisó el obeso—, solo que para Kelsen está situada en el vértice de la pirámide, es una norma base invertida, está en la cima de su teoría de la justicia… es la norma que nos enreda a todos y de la cual, aunque le pueda parecer incongruente, se deriva la prepotencia de un señorito que se cree con derecho a azotar una puta. Las vías del Grundnorm son infinitas. La cabeza perdida de Damasceno Monteiro, Antonio Tabucchi, 2012.

¡Advertencia! Recuerde marcar el "Título del artículo" en las referencia tipo "REVISTA". Aceptar 588 Textos y Contextos 1390-695X 2600-5735 Universidad Central del Ecuador Ecuador textosycontextos@uce.edu.ec no 5884196014 Misceláneas Trabajadoras sexuales trans*, sobrevivientes de la violencia en el sector “La Y” de Quito Milena Paola Almeida Mariño mpalmeida@uce.edu.ec Universidad Central del Ecuador. Facultad de Comunicación Social. Universidad Central del Ecuador. Facultad de Comunicación Social Ecuador https://orcid.org/0000-0002-2219-4614 Carlos AlbertoCrespo Sánchezcarlos.crespo@academicos.udg.mxUniversidad de Guadalajara. Centro de Artes y Arquitectura, UdG Universidad de Guadalajar México https://orcid.org/0000-0001-8312-9368 María TeresaPérez Bourzacmayte.pbourzac@academicos.udg.mxUniversidad de Guadalajara. Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD) Universidad de Guadalajara México 22 11 2022 13 03 2023 10012023 July-December 2023 27 El objetivo de este artículo es revisar la técnica de la deriva situacionista como un ejercicio para comprender el fenómeno de la exclusión de las trabajadoras sexuales trans*, sobrevivientes de la violencia transfóbica, antes y después de la despenalización de la homosexualidad, en el sector de “La Y”, en la ciudad de Quito. El desplazamiento por los diferentes puntos de la urbe, permitió perfilar a la otra ciudad: la que transgrede la norma, la que narra los transfemicidios perpetrados en las décadas comprendidas entre 1990 y 2000 contra las trabajadoras sexuales trans*. El proceso aporta un mapeo capaz de identificar las zonas de vulnerabilidad y un registro de la ciudad como lugar de la memoria, desde la postura teórica de Pierre Nora.

The objective of this article is to review the situationist drift technique as an exercise to understand the phenomenon of the exclusion of trans* sex workers, survivors of transphobic violence before and after the decriminalization of homosexuality, in the area of “La Y”, in the city of Quito. Moving through the different parts of the city allowed us to outline the other city: the one that transgresses the norm, the one that narrates the transfemicides that occurred in the 1990s and 2000s against trans* sex workers. The process provides a mapping capable of identifying the zones of vulnerability and the registration of the city as a place of memory, from the theoretical position of Pierre Nora.

ciudad otra trabajo sexual trans* deriva cartografía social lugar de la memoria. city other trans* sex work drift social cartography place of memory.

Trabajadoras sexuales trans*, sobrevivientes de la violencia en el sector “La Y” de Quito. 1. Introducción Grundnorm -repitió-, ¿capta el concepto? —Norma base —dijo Firmino intentando servirse del poco alemán que sabía. —Sí naturalmente, norma base precisó el obeso—, solo que para Kelsen está situada en el vértice de la pirámide, es una norma base invertida, está en la cima de su teoría de la justicia… es la norma que nos enreda a todos y de la cual, aunque le pueda parecer incongruente, se deriva la prepotencia de un señorito que se cree con derecho a azotar una puta. Las vías del Grundnorm son infinitas. La cabeza perdida de Damasceno Monteiro, Antonio Tabucchi, 2012. 5. Referencias bibliográficas Ana Carolina.. Comnicación Personal 9 de febrero del 2022 Ana Carolina Ana Carolina Comnicación Personal de febrero del 2022 Arendt, H. (1995). Comprensión y política. En H. Arendt, De la historia a la acción (págs. 29-46). Barcelona: Paidós. 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Foucault y su caricatura. Revista de libros, 3. https://www.revistadelibros.com/los-anormales-de-foucault/?print=pdf A Valdecantos 2003 Foucault y su caricatura https://www.revistadelibros.com/los-anormales-de-foucault/?print=pdf [1] [1] El estudio en cuestión: Exclusión del cuerpo de trabajadoras sexuales trans* del espacio público antes y después de la despenalización de la homosexualidad en el Ecuador. Estudio de caso en sectores: La Mariscal, “La Y” y Centro Histórico de la ciudad de Quito, se lo realizó en el marco del programa de estudios de doctorado Ciudad, Territorio y Sustentabilidad de la Universidad de Guadalajara. El estudio en cuestión: Exclusión del cuerpo de trabajadoras sexuales trans* del espacio público antes y después de la despenalización de la homosexualidad en el Ecuador. Estudio de caso en sectores: La Mariscal, “La Y” y Centro Histórico de la ciudad de Quito, se lo realizó en el marco del programa de estudios de doctorado Ciudad, Territorio y Sustentabilidad de la Universidad de Guadalajara. <!-- /* Font Definitions */ @font-face {font-family:Wingdings; panose-1:5 0 0 0 0 0 0 0 0 0;} @font-face {font-family:"MS Mincho"; panose-1:2 2 6 9 4 2 5 8 3 4;} @font-face {font-family:"Cambria Math"; panose-1:2 4 5 3 5 4 6 3 2 4;} @font-face {font-family:Calibri; panose-1:2 15 5 2 2 2 4 3 2 4;} @font-face {font-family:"Noto Sans Symbols";} @font-face {font-family:"Segoe UI"; panose-1:2 11 5 2 4 2 4 2 2 3;} @font-face {font-family:Georgia; panose-1:2 4 5 2 5 4 5 2 3 3;} @font-face {font-family:"\@MS Mincho"; panose-1:2 2 6 9 4 2 5 8 3 4;} /* Style Definitions */ p.MsoNormal, li.MsoNormal, div.MsoNormal {margin-top:0cm; margin-right:0cm; margin-bottom:8.0pt; margin-left:0cm; line-height:107%; font-size:11.0pt; font-family:"Calibri",sans-serif;} h1 {mso-style-link:"Título 1 Car"; margin-top:0cm; margin-right:0cm; margin-bottom:8.0pt; margin-left:0cm; font-size:12.0pt; font-family:"Times New Roman",serif; color:black; background:white; font-weight:normal;} p.MsoFootnoteText, li.MsoFootnoteText, div.MsoFootnoteText {mso-style-link:"Texto nota pie Car"; margin:0cm; font-size:10.0pt; font-family:"Calibri",sans-serif;} span.MsoFootnoteReference {vertical-align:super;} a:link, span.MsoHyperlink {color:#0563C1; text-decoration:underline;} p {margin-right:0cm; margin-left:0cm; font-size:12.0pt; font-family:"Times New Roman",serif;} p.MsoBibliography, li.MsoBibliography, div.MsoBibliography {margin-top:0cm; margin-right:0cm; margin-bottom:8.0pt; margin-left:0cm; line-height:150%; font-size:12.0pt; font-family:"Times New Roman",serif;} span.Ttulo1Car {mso-style-name:"Título 1 Car"; mso-style-link:"Título 1"; font-family:"Times New Roman",serif; color:black;} span.TextonotapieCar {mso-style-name:"Texto nota pie Car"; mso-style-link:"Texto nota pie";} p.Style2, li.Style2, div.Style2 {mso-style-name:Style2; mso-style-link:"Style2 Char"; margin-top:0cm; margin-right:0cm; margin-bottom:8.0pt; margin-left:0cm; text-align:center; line-height:150%; font-size:12.0pt; font-family:"Times New Roman",serif; font-weight:bold;} span.Style2Char {mso-style-name:"Style2 Char"; mso-style-link:Style2; font-family:"Times New Roman",serif; font-weight:bold;} .MsoChpDefault {font-family:"Calibri",sans-serif;} .MsoPapDefault {margin-bottom:8.0pt; line-height:107%;} /* Page Definitions */ @page WordSection1 {size:612.0pt 792.0pt; margin:72.0pt 72.0pt 72.0pt 72.0pt;} div.WordSection1 {page:WordSection1;} /* List Definitions */ ol {margin-bottom:0cm;} ul {margin-bottom:0cm;} -->

Trabajadoras sexuales trans*, sobrevivientes de la violencia en el sector “La Y” de Quito.

Trans* sex workers, survivors of violence at the area of “La Y” in Quito.

Milena Paola Almeida Mariño. Universidad Central del Ecuador. Facultad de Comunicación Social. Bolivia OE7-132 y Eustorgio Salgado. Quito-Ecuador

mpalmeida@uce.edu.ec

https://orcid.org/0000-0002-2219-4614

Carlos Alberto Crespo Sánchez, Universidad de Guadalajara. Centro de Artes y Arquitectura, UdG. Calzada Independencia Norte 5075, campus Huentitán. Guadalajara-México.

carlos.crespo@academicos.udg.mx

https://orcid.org/0000-0001-8312-9368

María Teresa Pérez Bourzac. Universidad de Guadalajara. Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD). Calzada Independencia Norte 5075, campus Huentitán. Guadalajara/México

mayte.pbourzac@academicos.udg.mx

https://orcid.org/0000-0002-0851-7982

Recibido: 22-11-2022

Revisado 10-01-2023

Aceptado: 13-03-2023

Resumen

El objetivo de este artículo es revisar la técnica de la deriva situacionista como un ejercicio para comprender el fenómeno de la exclusión de las trabajadoras sexuales trans*, sobrevivientes de la violencia transfóbica, antes y después de la despenalización de la homosexualidad, en el sector de “La Y”, en la ciudad de Quito. El desplazamiento por los diferentes puntos de la urbe, permitió perfilar a la otra ciudad: la que transgrede la norma, la que narra los transfemicidios perpetrados en las décadas comprendidas entre 1990 y 2000 contra las trabajadoras sexuales trans*. El proceso aporta un mapeo capaz de identificar las zonas de vulnerabilidad y un registro de la ciudad como lugar de la memoria, desde la postura teórica de Pierre Nora.

Palabras clave: ciudad otra, trabajo sexual trans*, deriva, cartografía social, lugar de la memoria.

Abstract

The objective of this article is to review the situationist drift technique as an exercise to understand the phenomenon of the exclusion of trans* sex workers, survivors of transphobic violence before and after the decriminalization of homosexuality, in the area of “La Y”, in the city of Quito. Moving through the different parts of the city allowed us to outline the other city: the one that transgresses the norm, the one that narrates the transfemicides that occurred in the 1990s and 2000s against trans* sex workers. The process provides a mapping capable of identifying the zones of vulnerability and the registration of the city as a place of memory, from the theoretical position of Pierre Nora.

Keywords: city other, trans* sex work, drift, social cartography, place of memory.

1. Introducción

Grundnorm -repitió-, ¿capta el concepto? —Norma base —dijo Firmino intentando servirse del poco alemán que sabía. —Sí naturalmente, norma base precisó el obeso—, solo que para Kelsen está situada en el vértice de la pirámide, es una norma base invertida, está en la cima de su teoría de la justicia… es la norma que nos enreda a todos y de la cual, aunque le pueda parecer incongruente, se deriva la prepotencia de un señorito que se cree con derecho a azotar una puta. Las vías del Grundnorm son infinitas. La cabeza perdida de Damasceno Monteiro, Antonio Tabucchi, 2012.

Antonio Tabucchi, en su obra La cabeza perdida de Damasceno Monteiro¸ se refiere a la pirámide de la justicia de Hans Kelsen (1986) como el modelo de la prelación de normas que deben respetarse en un Estado de derechos (Tabucchi, 2012). Ello será solamente posible a través de la ubicación de reglas de inferior alcance, debajo de otras de carácter más amplio. En el ámbito urbano, la construcción de la ciudad se ha erigido sobre la base de esta normativa, desprendiéndose de ello el deber ser de la urbe: un cuerpo de directrices sobre los derechos y obligaciones que tienen los ciudadanos que la habitan, y que —desde el proyecto urbanístico— ha elaborado planos y ordenamiento urbano. Al mismo tiempo, se han desarrollado alrededor de la ciudad retóricas legitimadoras y deslegitimadoras, que suelen presentarse como actuaciones necesarias para dar solución a la conflictividad citadina.

Desde la perspectiva de Michel Foucault (1975) es importante diferenciar una norma de una ley; para lo cual, el sociólogo francés establece cinco diferencias fundamentales: la norma refiere los actos y las conductas de los individuos a un dominio que es —al mismo tiempo— un campo de comparación, de diferenciación y de regla a seguir (la media de las conductas y de los comportamientos). La ley, por su parte, suscribe las conductas individuales a un corpus de códigos y textos. La norma diferencia a los sujetos respecto de este dominio, considerado como un umbral, un sistema de medición, un objetivo que hay que alcanzar.

Este análisis se evidencia que, la ley codifica los actos individuales, los califica como permitidos o prohibidos; con ello despliega una catalogación de la conducta a partir de lo cual busca la condena. No se le atribuye una cara exterior, las acciones son simplemente aceptables o censurables. Por su parte, la norma mide las capacidades de los individuos cuantitativamente y las jerarquiza en términos de valor; impone con ello una conformidad que debe ser alcanzada. La norma busca homogeneizar, traza la frontera de su aspecto exterior (la diferencia respecto de todas las diferencias): la anormalidad. Así, la norma se enuncia en apego a los principios de la moral, impone un paradigma que debe asimilarse y seguirse; eje este que no solo determina e idealiza, sino que funge como un campo para la comparación y la división entre las normalidades y las anormalidades (Foucault &Pons, 2011).

La noción de sujetos “anormales” dada por Foucault, permite entender el paso del monstruo “natural”, al moral y jurídico, así como también la comprensión entre los actos lícitos y los actos ilícitos; y, la distribución de los individuos en normales y anormales (Valdecantos, 2003). La condición de sujeto moral estaría contenida en el Código Penal ecuatoriano que establecía (hasta el año 1997) como delito la homosexualidad en los siguientes términos: “En los casos de homosexualismo, que no constituyan violación, los dos correos serán reprimidos con reclusión mayor de cuatro a ocho años” (Código Penal del Ecuador, 1971, art. 516, inciso 1).

De esa manera, la criminalización a la homosexualidad se entiende como cualquier acción de carácter punitivo contra “alguien” que ha preferido entregarse a su propio interés egoísta, negándose a aceptar los términos de un pacto social en el que tendría que estar más interesado. El crimen es, entonces, una especie de irrupción de la brutalidad natural en medio de un cuerpo social que había renunciado al estado natural. Como tal, el acto de irrupción, tuvo lugar en el momento en que las mujeres trans* exhibieron su expresión de género en las calles de Quito; ello fue considerado como un efecto de los intereses aberrantes del criminal. El crimen resulta inteligible (de otro modo no lo sería). Es, además, punible: la imposición del castigo pone de manifiesto que la conducta criminal está dada en la incursión del orden establecido, de allí que el castigo podría ser propinado tanto por la policía como por cualquier habitante de la ciudad.

De esto se deriva que, este artículo no contempla el deber ser del espacio urbano. Por el contrario, lo mira desde la pirámide invertida de Kelsen: la ciudad otra, la transgresora, la que se transforma en la noche, la habitada por la no ciudadanía (las trabajadoras sexuales trans*), la que experimenta lo que está en el límite; o, mejor dicho, la que está en la frontera del orden establecido, la que habita la a-legalidad (Aricó, 2016). En consecuencia, las líneas que nos ocupan describen la experiencia que algunas mujeres trans* vivieron alrededor de su sexualidad, como una conducta prohibida en el contexto de la década del noventa.

2. Caso de estudio

Las personas trans* son el sujeto de análisis de estas líneas. El uso del asterisco (en el vocablo trans*), se justifica a través de los planteamientos políticos y epistemológicos que se ha realizado acerca de lo trans* Fernando Sancho & Lucas Platero (2018) y Blas Radi (2019) afirman que lo trans* agrupa a la condición humana: trans*, transgénero, transexual y travesti.

Las trabajadoras sexuales trans* de “La Y”, constituyen la materia central del presente texto. Cabe la advertencia a seguir: el estudio de caso se concentró en el colectivo de trabajadoras sexuales trans* Nueva Coccinelle, cuyas integrantes suscriben como trabajo sexual la actividad que realizan en la calle por intercambio de dinero. No lo plantean ni como prostitución, ni comercio sexual, ni explotación sexual, ni se asumen profesionales del sexo; se reconocen como trabajadoras sexuales de la calle.

El caso de “La Y” fue escogido para este artículo, en virtud de las características encontradas en la investigación del doctorado Ciudad, territorio y sustentabilidad, para la Universidad de Guadalajara[1], realizado entre los años 2021 y 2022: por su alta conflictividad social, por la violencia sistemática contra las trabajadoras sexuales trans*, y por sus aspectos socioterritoriales. (En el espacio se concentran actividades relacionadas al comercio y reparación de automóviles: concesionarias, reparación y venta de repuestos; así como también otras ligadas a la construcción, comisariatos, servicios hospitalarios, bancos; entre otros).

En Quito, el trabajo sexual de las mujeres trans* empezó a hacerse visible desde la década de los 80', en los sectores Centro Histórico de Quito, “La Y” y La Mariscal. Este artículo revisa únicamente el segundo sector en cita, en un cuadrante de 500 metros, que abarcan las avenidas 10 de Agosto, América y De la Prensa, en dirección Norte-Sur. Las trabajadoras trans*, han dividido su actividad laboral en seis puntos que cubren todo el territorio; entre otros, las avenidas Gaspar de Villarroel y 10 de Agosto, y las calles Jimbo y Jorge Drom; de occidente a oriente. Las esquinas del parque de “La Y”, por su parte, dividen a las avenidas en mención. Las mujeres trans* atienden a su clientela en estos predios desde diez de la noche hasta las cinco de la mañana.

Con el fin de atravesar esos límites de la a-legalidad en la ciudad otra, la nocturna, la habitada por las mujeres trans* que hacen trabajo sexual en las calles; la pesquisa utiliza como técnica la deriva situacionista propuesta por el francés Guy Debord (1999), a manera de ejercicio experimental que implica un comportamiento lúdico-constructivo, capaz de reconocer a la ciudad de forma opuesta a las nociones clásicas de viaje y de paseo. Para ello, la caminata se articula como una vivencia conducida por Purita Pelayo, representante del Colectivo Nueva Coccinnelle.

Para Debord (1999), la deriva determina:

[un] modo de comportamiento experimental ligado a las condiciones de la sociedad urbana; técnica de paso ininterrumpido a través de ambientes diversos. Se usa también más específicamente para designar la duración de un ejercicio continuo de esta experiencia (Debord, 1999, p. 18).

La deriva situacionista propone a la ciudad como un laboratorio de experimentación cuyo interés estriba en descubrir el paisaje urbano con el propósito de activar nuevas formas de percepción, dados por la continuidad onírica, la desconexión del automatismo, el azar de los encuentros involuntarios anclados al acontecimiento cotidiano; definido este como evento significativo, una novedad radical; por ello, su lógica de acción no responde a las posibilidades otorgadas por lo preexistente, ni a los efectos generados a causa de actos determinados. El acontecimiento es, entonces, la irrupción espontánea de la acción en el tránsito temporal es la emergencia de la acción. Cada uno de ellos se presentan como actos singulares, únicos e inéditos; sucesos accidentales que carecen de significado por sí mismo. En consecuencia, deben ser entendidos siempre como un nuevo comienzo, como posibilidad latente de hacer que algo diferente llegue al mundo (Arendt, 1995, pp. 29 – 46).

Por consiguiente, y pertrechados de tales herramientas, el walkscapes permite adentrarse al espacio imaginario, al territorio laberíntico de la memoria. Con el ánimo de conseguirlo, se propuso: “[…] dejarse llevar por las solicitaciones del terreno y por los encuentros que a él corresponden”. (Debord, 1999). La parte aleatoria es menos determinante de lo que se cree: desde el punto de vista de la deriva, existe en las ciudades un relieve psicogeográfico, con corrientes constantes, puntos fijos y remolinos que hacen difícil el acceso o la salida de ciertas zonas. Bajo ese principio, se toma como ámbitos del estudio los paisajes sensibles, vividos, construidos e imaginados por Purita, en el sector de “La Y”. Panoramas invisibles y olvidados, que pasan inadvertidos para quienes habitan en la capital del Ecuador; pero que, para las mujeres sobrevivientes de los transfemicidios, cobran sentido. La toponimia de las calles, los nombres que constan en la nomenclatura del Municipio de Quito, no son los mismos nombres con los que las trabajadoras sexuales bautizan a los recovecos de las calles que conforman “La Y”.

2.1 El mapeo colectivo, la cartografía y la memoria social

La cartografía social en la presente indagación constituyó una técnica de recopilación de datos espaciales, que fueron articulados a la narrativa de las mujeres trans* del Colectivo Nueva Coccinelle, ello les facultó la toma de conciencia sobre la problemática concreta y la identificación geográfica a través de íconos, símbolos y representaciones, lugares de la memoria donde se ejecutaron acciones de violencia transfóbica vivida en la década de los noventa.

Así también, la herramienta registró las múltiples capas de la memoria: el asalto, la muerte en la calle; es decir, el espacio público como un escenario de lucha y de disputa por el control del territorio.

De lo que se deriva que, las narrativas políticas de las mujeres trans* se desarrollan a partir de la construcción de la recuperación de las memorias. De acuerdo con Elizabeth Jelin (2002), el abordaje de la memoria involucra: los recuerdos y olvidos, las narrativas y actos, los silencios y gestos. Por ello, se pone en juego los saberes y las emociones (p. 17). En consecuencia, tres fueron las premisas que se tomaron en cuenta para la puesta en marcha de la deriva (Tabla 1).


Tabla 1
¿Qué significa recordar?
Elaboración propia, a partir de la definición de Elízabeth Jelin (2002) ¿De qué hablamos cuando hablamos de memorias?

La memoria trans* pasa por un escenario de violencia, por lo tanto, la pregunta de partida que cabe es la siguiente: ¿por qué las matan? Esto implicaría, de acuerdo con Gago (2019), varias acciones:

1. Hablar desde la pluralización de las violencias, conlleva cartografiar y rastrear las interconexiones que resultan en violencias. “Conectar las violencias implica desbordar los confines de las ‘violencias de género’ para vincular la violencia de género con las múltiples formas de violencia que la hacen posible” (p. 62).

2. Las violencias contra el cuerpo de las mujeres y los cuerpos feminizados, se leen en una situación singular, el cuerpo de cada una, como trayectoria y experiencia. Desde el cual se produce un punto de vista específico ¿cómo se expresa la violencia?, ¿cómo la reconocemos?, ¿cómo se singulariza el cuerpo de cada quién? (p. 63).

Dado que varios de los testimonios que se recogieron en el walkscapes son de autoría de Purita Pelayo (representante del Colectivo Nueva Coccinelle), se planteó lo social como un proceso colectivo de memoria. Ello dio paso a la formulación de la siguiente pregunta de investigación: ¿es posible pensar en una memoria colectiva a partir del testimonio de Pelayo? Con la finalidad de establecer el camino metodológico, se recoge lo que Maurice Halbwachs (2004) señala, que es imprescindible pensar en el cuadro social para analizar la memoria colectiva: “La memoria colectiva no es una simple suma de memorias individuales. Es una realidad sui generis, que tiene sus propias leyes de formación y desarrollo. Pero estas leyes no pueden ser comprendidas si no se tiene en cuenta el cuadro social en el que se desarrolla la memoria colectiva” (p.40). Ello significa que las memorias individuales son socialmente construidas. La memoria de la mujer trans* en mención, le corresponde a ella; a la vez que les es propia a su colectivo. Jelin esgrime: “estos marcos son portadores de la representación general de la sociedad, de sus necesidades y valores. Incluyen también la visión del mundo animada por valores, de una sociedad o grupo” (2002, p. 20). De esta manera, el olvido sería la desaparición de esos marcos o parte de ellos. De lo que se infiere la presencia de lo social, aún en los momentos más individuales.

Pierre Nora acuñó la noción lugar de la memoria, con el ánimo de identificar el sitio donde se cristaliza la memoria colectiva. Este espacio, de acuerdo con Nora, abarca dos reinos: simples y ambiguos, naturales y artificiales. Ambos tienen lugar desde la experiencia sensible, así como también desde la elaboración abstracta (Nora, 1992).

Los relatos de los transfeminicidios y de la violencia vivida por las trabajadoras sexuales trans* en “La Y”, se ubican en el recuerdo de un pasado vivido o imaginado. La memoria es afectiva, emotiva, abierta a todas las transformaciones, inconsciente de sus sucesivos cambios, vulnerable a toda manipulación, susceptible a permanecer latente durante largos periodos. En ello radica la importancia de recoger desde la propia voz de Purita su experiencia individual, dado que se convierte en una de índole colectiva. En este caso, ella pasa a ser testigo de los acontecimientos ocurridos en la década de 1990 y primera del 2000.

3. Resultados

La voluntad de ver la ciudad ha precedido los medios para satisfacerla. Michel De Certeau, Andares de la ciudad. Mirones o caminantes, 2008

Entre los diversos procedimientos situacionistas, la deriva se presenta como técnica de paso ininterrumpido a través de ambientes diversos. El concepto de deriva está ligado indisolublemente al reconocimiento de la naturaleza psicogeográfica y a la afirmación de un comportamiento lúdico-constructivo, ello se opone —en todos los aspectos— a la noción clásica de viaje y de paseo.

El análisis de la ciudad empezó con la elaboración de un mapa de escala espacial 1:5000 (ver Mapa 1), en este se registran los límites del área de estudio. Luego, los sitios referentes o emblemáticos para las trabajadoras sexuales trans*, aparecen coloreados en púrpura, lugares habitados por las ellas durante la noche. Con el mapa en mano, se convocó a una experiencia lúdica, a un caminar o walkscapes. El insumo en ciernes registró la percepción que las caminantes trans* tienen del territorio. Fue así como “La Y” dejó de mirarse como un lugar en donde se albergan negocios, o como la vía rápida para el tránsito de vehículos. Por último, se produjeron fotografías aéreas, a gran escala, de este sector de la ciudad de Quito; estas sirvieron como material para el desarrollo del mapeo social.


Mapa 1

Fuente: Elaboración propia

Esta primera gráfica dio cuenta de los lugares de ubicación del trabajo sexual trans*. Al mismo tiempo, ello provocó el planteamiento de la siguiente pregunta: ¿qué representa el lugar? La interrogante detonó los aspectos a seguir: lugares generales, topofilias y topofobias, espacios afectivos y rechazados, así como sitios de encuentro. Antoine Bailly (1989), señala que el espacio en sí mismo es nada, remite a la consciencia, a la ideología del que lo vive para convertirse en un lugar de existencia.

Purita, mira el paisaje de la ciudad desde el dispositivo del dron, con el propósito de capturar lo que para ella significa “La Y”. La caminata fue una analogía de lo que para las trabajadoras sexuales trans* significa la urbe: “el trabajo es en la calle, se hace en la calle, eso requiere trasladarse de un lugar a otro toda la noche” (Pelayo, 2022). La activista trans* afirma: “Aquí, en este lugar, era el lugar de trabajo… aquí nos desocupamos” (Pelayo, 2022)., lo dice mientras apunta con el dedo índice hacia el parque que se ubica entre las avenidas 10 de Agosto y América.

El diario de campo facultó el tomar nota de las impresiones que el equipo de investigación vivió y sintió en la caminata. A este ejercicio se lo denominó como: registro de la ciudad otra, registro de los acontecimientos vividos o el retorno al acontecimiento. Para Michel De Certeau, el acontecimiento no es el resultado de los cambios en los sucesos históricos. Lo entiende, más bien, como la consecuencia de transformaciones diversas (Rivero, 2013).


Cartografiar la ciudad
Fotografía 1
Foto: Milena Almeida, 7 de febrero 2022.

Propone Francesco Careri (2002), que el andar — más que una herramienta crítica— es una manera obvia de mirar el paisaje, una forma de expresión que subraya un lugar a través del trazo físico de una línea. En el caso de las mujeres trans*, ellas caminan por toda la ciudad, en la búsqueda de clientes, como una forma de supervivencia.

De lo que se infiere que, la ocupación de la memoria constituye un ejercicio de recuperación del tiempo pasado como historia. Ello trae consigo que, el relato de los hechos vividos en la “La Y”, se dan a partir del reconocimiento que Purita hace de los lugares transitados: “Aquí casi le matan a Carolina […]. Le dejaron por muerta” (Pelayo, 2022).. Fotografía 2.



Fotografía 2
Foto: Milena Almeida, 7 de febrero de 2022.

El andar a la deriva, facilitó fotografiar la otra ciudad. En la Fotografía 3, se observa el sector de “La Y”, en el que se ubica un pequeño espacio verde, que divide las avenidas 10 de agosto y América. Purita Pelayo lo describe de la siguiente manera:

Nos colocábamos en la Gaspar de Villarroel, nos íbamos hasta la Plaza de Toros. Aquí había bares. Esto era obscuro. Ahora ha cambiado bastante: en donde está el supermercado El Coral, era un local de venta de repuestos, aquí nos parábamos. Otras estaban por el parque, otras avanzaban por la 10 de Agosto (Pelayo, 2022).

Las prácticas de las trabajadoras sexuales trans* se inscriben en una realidad social marcada por la pobreza económica y la exclusión política que genera discursos que terminan configurándose como instancias de interpelación a la sociedad heteronormada. Las trabajadoras sexuales trans*, son en su mayoría migrantes costeñas que —debido a su reconocimiento de identidad de género-fueron expulsadas de su sitio de origen (la casa). Las actividades que podían realizar en Quito se supeditaron a la supervivencia, en la década de 1990. De acuerdo con lo que señala Purita: “Las actividades eran el trabajo sexual en las calles de Quito. Había otras que se hicieron estilistas. Casi ninguna había pasado la primaria”(Pelayo, 2022). El trabajo sexual lo llevaron a cabo en la clandestinidad; en virtud de que, por su condición de género, eran perseguidas por la policía. Actos persecutorios que terminaron con la despenalización de la homosexualidad.

Ellas, ubicadas en el espacio público (calles, plazas, avenidas), en “La Y”, se reconocen como trabajadoras de la calle. Esta presencia en el asfalto tenía lugar por la noche; en virtud de lo cual, la perspectiva que tienen de la ciudad se forja desde los zaguanes, las esquinas; y, lugares remotos.



Fotografía 3
Foto: David Brito y Purita Pelayo, 7 de febrero de 2022.

Caminar por la ciudad se ha convertido en una rutina para el transeúnte. La persona que goza de derechos de ciudadanía pierde la noción de la acción de caminar. Todos los días algunos ciudadanos se transportan hacia sus espacios labores en sus vehículos, no se detiene a ver la urbe. No hay permanencia ni observación. De esta manera, la consciencia del espacio se desvanece, se camina sin rumbo fijo, se anda a la deriva.

En la Fotografía 4, se refleja la ciudad construida por los urbanistas. Esta, es una versión a color de la Fotografía 3. De acuerdo con Manuel Delgado (1999), el sector material de este análisis es la quimera política de un espacio urbano, tranquilo y estabilizado. La apuesta de pensar la ciudad es a favor la polis a la que suele servir y en contra de la urbs a la que le teme. Siguiendo la línea de Delgado, la cuestión urbana no es simplemente un asunto topográfico o morfológico, sino que implica ver más allá de la lógica de la forma para orientarse en los sentidos del uso mismo de eso que se ha estipulado como espacio urbano: “es la acción social lo que, como a fuerza confortante que es, acaba por impregnar los espacios con sus cualidades y atributos” (2007, p.14). Delgado (2007) afirma que el urbanista se enfrenta a una ciudad movediza, que no tiene control ello resume lo articulado por Pelayo acerca de la Fotografía 3: lo que sucede en la noche no es lo mismo que lo que ocurre en el día; no obstante, la ciudad anhelada se despliega sin la presencia de trabajadoras sexuales trans*, traficantes de drogas y mendigos.



Fotografía 4

“La Y” anhelada

Foto: David Brito y Purita Pelayo, 7 de febrero de 2022.

Las dos fotografías anteriores traducen el sector de “La Y”, desde dos perspectivas distintas: la primera imagen, describe la experiencia que las trans* viven en la calle; y, la segunda, la que se reconoce como esfera del desplazamiento vehicular público y privado, ese cuyos ocupantes no tienen tiempo para detenerse y observar lo que acontece en los escondrijos.

Cuando la policía nos perseguía nos lanzábamos a la vía que actualmente pasa el Metrobús […] cuando venía un cliente detrás de los árboles nos depositábamos. Veníamos, en los 90’, a ver clientes. Unas veces estábamos en la Mariscal, otras veces veníamos a “La Y”. La difunta Evelyn venía a buscar a los clientes. A ella la mataron en el lugar donde está actualmente El Coral. (Ana Carolina, 2022)

3.1 Mapear la ciudad: Las Nueva Coccinelle dibujan a la urbe

Con las fotografías realizadas a partir de la caminata, se convocó a un grupo focal al que asistieron las activistas del Colectivo Nueva Coccinelle. Se les formuló una sola pregunta: ¿Qué significa “La Y” para ustedes?

— Milena Almeida: ¿Qué significa “La Y”?

— Purita Pelayo: Lugar de trabajo […] cama, hotel, colchón.

— Ana Carolina: Lugar dónde nos desocupábamos.

Con marcadores de color negro y rojo, se rayaron las fotografías realizadas en la deriva. Estas fueron ampliadas e impresas en lona, con una dimensión de 1m x 80 cm; con el objetivo de que las mujeres trans* dibujen sobre el territorio los lugares donde se perpetraron los transfemicidios. (Ver la Fotografía 5).


Registrando la ciudad
Fotografía 5
Foto: Milena Almeida, febrero 2022.

En los noventa aquí era muy obscuro. No venía mucho la policía; y, nosotras, no molestábamos a las familias. Nos ubicábamos en esta calle (refiriéndose a la Avenida Gaspar de Villarroel), nos dejaban trabajar tranquilas; pero aquí, vi muchísimas cosas. Aquí casi me matan, y en este lugar (el parque que está ubicado en la “La Y”) le mataron a la Evelyn. (Ana Carolina, 2022)

Cabe preguntarse ¿por qué matan a las mujeres trans*? Interrogante a la que ofrecieron las siguientes respuestas: “por el hecho de ser mujeres, porque en esa época no teníamos derechos, todavía no tenemos derechos” (Colectivo Nueva Coccinelle, 2022). La violencia contra las mujeres trans*, de acuerdo con lo que señala Ana Carolina (una de las integrantes del grupo focal), las agresiones se dan sobre el cuerpo feminizado. En este caso el agresor utiliza la violencia para mantener a la mujer en un orden determinado: el cuerpo transgrede el orden construido por la sociedad patriarcal. Es por ello que el transfemicidio se manifiesta luego del fracaso del victimario por someter a la mujer trans* en el ordenamiento de la ciudad.

La imagen refiere los rayones en la zona verde de “La Y” (Fotografía 5). Varias son las modificaciones que ha sufrido el sector desde los años noventa; sin embargo, cuando Ana Carolina vio la fotografía, exclamó: “Esta zona me la conozco enterita”. De acuerdo con las entrevistadas, la realidad de la calle, en la ciudad de Quito, impone la supervivencia bajo sus leyes.

Estuve tomada y un policía me dice: –maricón, chucha tu madre–. Ahí le rayé con el estilete desde el cuello hasta la columna. Hasta ahora no puede caminar. Él me estaba humillando. Siempre me amenazaba con la pistola.

Pagué lo que tenía que pagar. Pasé en la cárcel, salí; y, a lo que ya salí, todo cambió. Tuve un problema con otro preso. El policía me mandó a pegar y solo me pegaban en la pierna […] me quedé coja, me dio una puñalada en la vena aorta; quería que me muera. Estaba coja, casi no podía caminar. Llena de sangré me arrastré, hasta que le encontré a la finada Adriana: –¿porque no pides ayuda? –, me dijo; y le dije, que recién había salido de la cárcel, que no me convenía meterme en líos. Por esa época le conocí a Ana Almeida. Por el 2005 –me dieron un piedrazo–, le dije. En ese tiempo te daban un piedrazo o un balazo. La finada Adriana y Ana me llevaron al hospital. Estaba como tres días que no salía de allí. Luego de los tres meses, ahí en la Gaspar de Villarroel, me dieron un tiro (Ana Carolina, 2022)

3.2 Iconografía de la “La Y”

El último paso de la deriva estuvo dedicado a la elaboración de una nueva representación de la ciudad. Se desarrollaron nuevas iconografías del sector de “La Y”, tal como se observa en el Mapa 2, los tacones rojos identifican a las mujeres trans* que caminan por las avenidas que se interconectan. Se observa a un policía con un arma. Se ha colocado una cama en medio del espacio verde que separa a las avenidas 10 de agosto y América. Un zapato morado, representa los casos de transfemicidio.



Mapa 2

Memoria socio-territorial trans* sector “La Y”

Fuente: Elaboración propia

4. Conclusiones

A lo largo de la investigación, se documentó la deriva situacionista con el objetivo de emplazarla como una herramienta imbricadora del walkscapes o caminar por la ciudad, sobre la base del manifiesto surrealista de Guy Debord.

Con el propósito de establecer unos comentarios finales, se sintetizan estos ámbitos de discusión: la memoria trans*, el walkscapes y la cartografía social.

Walkscapes: el ejercicio de dejarse llevar por la ciudad facilitó la reconstrucción de la memoria trans*, a partir de la caminata guiada por Purita Pelayo, quien nos encaminó por los lugares recorridos, en la década de los noventa, por las trabajadoras sexuales. El recorrido se dio sin rumbo, con idas y venidas, por plazas, calles y avenidas; ello nos otorgó la oportunidad de sensibilizarnos hacia las situaciones que aparecieron en el andar. El testimonio, por ende, interpeló los discursos preestablecidos por la institucionalidad estatal, en especial, la noción que subyace al preguntarnos ¿quiénes son ciudadanas?, y ¿qué derechos tienen al uso del espacio público?

La técnica permite asumir el rol de investigadores de la ciudad, no así el de ciudadanos que caminan en ella. En primer lugar, porque el movimiento y el acto de escucha hacia los recuerdos de Purita marcaron la pauta para suscribir qué es la ciudad y cómo se ejerció la exclusión contra las trabajadoras sexuales trans*. Ello dio paso a la activación de las emociones, a sentir empatía con los sucesos narrados, lo sensorial, la reflexión. Esto afloró en el preciso instante en que la narración acontecía. Como consecuencia, por momentos la caminata se detuvo, el equipo de investigación se sintió afectado por la fuerza del relato de Purita Pelayo.

El caminar observando o el observar caminando, se convierte en la ejecución de la tarea de investigar y compone un producto etnográfico. Uno, desprovisto de las ideas preconcebidas y de conjeturas previas. El equipo de investigación —al iniciar la deriva— tenía claro su objetivo, empero, azarosamente, se dejó llevar por el espacio urbano en aras de recopilar la información que estimó necesaria para cumplir su objeto de estudio.

La memoria trans*: El testimonio de las trans* faculta la generación de contramemorias. El valor del testimonio interpela voces oficiales, las construidas por el Municipio de Quito, por ejemplo; que articulan el discurso oficial del deber ser, el que asume que la ciudad se perfila desde la heteronormatividad. Bajo este supuesto, las dimensiones espaciales, morales y legales de la urbe están diseñadas para dar cabida y fomentar la sola participación de quienes cumplen el acto disciplinario. Desde ese ámbito, el testimonio tiene la capacidad de interpelar a la polis, dado que actúa con violencia frente a cualquier acto disruptivo del binarismo; dislocan, por consiguiente, la heterosexualidad impuesta, mientras que la ciudad permanece estática y conserva todos sus dispositivos estructurales y de vigilancia.

El ejercicio planteó, además, la ubicación del cuerpo trans* en el espacio, en torno a los ámbitos corporales, ello condujo al registro del conjunto de los deseos, identidades y conductas sexuales influidos por las ideas y las ideologías que sancionan o regulan la actividad sexual en concreto.

Cartografía social: La cartografía observó al cuerpo de las trans* en el espacio heteronormado. De esta mirada se desprendieron algunos elementos de discusión:

a. El cuerpo que se perfila en el espacio, es parte de la construcción social.

b. El lugar del cuerpo establece la frontera entre el yo y el otro, tanto en el sentido social como en el físico, e implica la creación de un espacio personal.

c. El espacio y el lugar son sexuados y tienen un carácter de género, y las relaciones de género y la sexualidad están espacializadas.

d. El cuerpo (como producto cultural) transforma y reinscribe el paisaje urbano según distintas necesidades (demográficas, económicas y psicológicas).

Finalmente, se puede señalar que las técnicas utilizadas son propicias para la búsqueda e identificación de aquellos matices de la vida cotidiana, la descripción del funcionamiento de los cuerpos en el territorio, pero así también las prescripciones y proscripciones o reglas informales que rigen la conducta de las mujeres trans* organizadas en función de la desesperada búsqueda de respeto que gobierna las relaciones en la calle.

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[1] El estudio en cuestión: Exclusión del cuerpo de trabajadoras sexuales trans* del espacio público antes y después de la despenalización de la homosexualidad en el Ecuador. Estudio de caso en sectores: La Mariscal, “La Y” y Centro Histórico de la ciudad de Quito, se lo realizó en el marco del programa de estudios de doctorado Ciudad, Territorio y Sustentabilidad de la Universidad de Guadalajara.



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