Diálogos
El libro (Post)colonialismo a prueba. Cuba, Puerto Rico y las Filipinas desde una perspectiva comparada, compilado y coordinado por Hans-Jürgen Burchardt, plantea un desafío a los estudios postcoloniales desde una constelación de inquietudes académicas y políticas. Entre estas se incluyen: el llamado a realizar análisis empíricos de experiencias, coloniales y poscoloniales, que consideren tanto la cultura como el mundo material; la identificación de elementos que den paso a las comparaciones; y la distinción de los legados del colonialismo, visibilizando las similitudes y las diferencias entre los casos.
Al comparar analíticamente las historias de Cuba, Puerto Rico y las Filipinas, atravesadas por el colonialismo español y la presencia posterior del imperialismo norteamericano, se reconocen condiciones que dan sustento empírico a la comparación y se formulan conclusiones generales nutridas del análisis de estas realidades concretas. A través de 18 artículos, distribuidos en 4 grandes secciones (Una visión archipelágica sobre los legados (post)coloniales; Economía y autoridad política; Jerarquización de la diferencia; y Una visión comparativa de los legados (post)coloniales) el libro ofrece una mirada, a la vez amplia y particular, que permite al lector una aproximación documentada de la experiencia colonial y poscolonial, y sus legados en los tres contextos.
En su capítulo Lecciones aprendidas: los legados del colonialismo español, Hans-Jürgen Burchardt establece, de manera acotada, una serie de legados comunes que dejó la condición colonial en Cuba, Puerto Rico y Filipinas. De ese modo, propone una discusión teórica y metodológica encaminada a sustentar la comparación y ofrecer un balance crítico de las contribuciones que las corrientes poscoloniales pudieran hacer a los ejercicios comparativos. A la par, los otros artículos, distribuidos en distintos acápites, brindan aportaciones más específicas a las referencias coloniales situadas en cada uno de los países. Quisiera empezar esta reseña señalando algunos de los ejes generales que aborda Hans-Jürgen Burchardt, así como sus anotaciones críticas al pensamiento poscolonial, para luego subrayar aportes específicos identificados en la mayoría de textos, y concluir con unas observaciones críticas al libro.
De acuerdo con Burchardt, entre los legados comunes del colonialismo, en los tres países, están: la constitución de modelos extractivistas enfocados hacia los mercados internacionales y basados en regímenes laborales represivos; un estatus social fundado en los orígenes; la estigmatización del trabajo manual asociada a las distintas formas de precarización laboral, desde la esclavitud y la servidumbre hasta la precarización salarial; y un modelo rentista que ha llevado a la creación de élites parasitarias, que apuestan por la explotación de materias primas como estrategia de vinculación con la economía mundial. De igual manera, el control del estado por parte de las élites económicas, lo que produce el cabildeo, el nepotismo y la corrupción como prácticas estructurales de los regímenes políticos. También la etnización de la diversidad social, fundamentada en una distribución racializada que naturaliza la diferenciación y evita la conformación de la riqueza entre grupos racializados, proceso que poco a poco va siendo sustituido por distinciones regionales, como las que existen entre los espacios urbanos y rurales.
Burchardt propone utilizar la categoría de sociedad rentista para definir los legados poscoloniales en los tres países, lo que permitiría analizar la debilidad de la ciudadanización, junto al control directo, por parte de las élites, de un estado que no invierte en avances tecnológicos y prefiere una distribución asimétrica de las rentas. Igualmente, esa categoría orienta el estudio hacia las élites e introduce un giro materialista a debates poscoloniales preferentemente enfocados en los niveles discursivos.
Los trabajos propuestos en el libro no sólo son significativos por evidenciar la importancia del análisis comparado y del giro material en los estudios poscoloniales. Al develar los legados del colonialismo español en los tres países, también aproximan a los lectores latinoamericanos a experiencias geográficas y temáticas que nos resultan distantes pese a su cercanía. Sin duda, los lectores del área andina encontrarán elementos comunes con la historia colonial y poscolonial de El Caribe, y los de América Latina podrán contrastar, por ejemplo, la experiencia continental con los modos en que se organizó el imperio español en la colonia asiática. Tengo que decir que una de mis escasas aproximaciones a Filipinas ocurrió hace ya varios años, cuando tuve el gusto de leer la novela Noli Me Tangere (1991), del héroe José Rizal, y me fascinó ver las profundas analogías que podían encontrarse en el modelo colonial filipino y el hispanoamericano, así como las intensas similitudes que tuvo la vida, trayectoria y muerte de Rizal, con las del héroe y mártir cubano José Martí.
La compilación de artículos de Post-colonialismo a prueba… nos muestra varias de las especificidades y similitudes del colonialismo en las tres naciones. Resulta interesante, por ejemplo, que mientras en Cuba y Puerto Rico la población originaria fue diezmada y reemplazada tempranamente por una africana esclavizada, en las Filipinas se utilizaron las estructuras clánicas nativas, desde las que se construyó una nueva jerarquía funcional al colonialismo. La temprana mestización de las élites españolas, y la significativa presencia de migración china, que ocuparía un lugar rector en las Filipinas, ofrecen un interesante contraste con la composición étnico-racial que se impuso en El Caribe.
De igual manera, una gran contribución del libro es la de contextualizar, en una perspectiva de larga duración, la crítica situación económica que atraviesan las tres naciones en el contexto del neoliberalismo global. De acuerdo con el texto, a pesar de las significativas diferencias que existen entre la Cuba posrevolucionaria y los contemporáneos países de Puerto Rico y Filipinas, el peso del rentismo heredado de las estructuras coloniales sería un factor decisivo en la explicación de la crisis estructural que atraviesan los tres países. En ese sentido, una de las aportaciones más importantes del libro es la de establecer una continuidad entre los legados históricos coloniales y la realidad actual de los tres países. En el caso de Cuba, la “caída” de la Unión Soviética mostró la continuidad del racismo, ya que la crisis del principal aliado económico del país afectó, con especial fuerza, a los grupos racializados. En Puerto Rico, la crisis económica se ha profundizado develando las grietas de un modelo diseñado para producir lo que no se consume, y consumir lo que no se produce. Y en Filipinas, esta precariedad se expresa en la combinación del autoritarismo y el consumismo como mecanismos de contención de una violencia vinculada a la profundización de las brechas sociales producto del aperturismo neoliberal.
Algunos comentarios críticos al libro surgen al tomar en consideración que la larga historia de los estudios poscoloniales no debe prescindir de las importantes contribuciones provenientes del Asia, donde autores como Ranajit Guha introdujeron perspectivas materialistas, como la que ofrece en su estudio Dominación sin hegemonía (2019). Otro de los clásicos es Edward Said, con obras como Orientalismo (2007) oCultura e Imperialismo (1996), que muestran las profundas conexiones entre los niveles superestructurales y los económicos y políticos, a pesar de que su campo de reflexión es la cultura en general y la literatura en particular. Estos dos ejemplos nos harían pensar que sí existen contribuciones en los estudios postcoloniales que permiten trazar la existencia de giros materiales y nexos entre la cultura, la política y la economía.
De igual modo, hay que decir que la temática racial en América Latina tiene una trayectoria que antecede y, en muchos casos, se diferencia radicalmente de los enfoques de los estudios poscoloniales. En el caso de Cuba, grandes contribuciones provenientes de autores como Cubás Hernández, Oilda Hevia o Tomás Fernández, por mencionar sólo unos pocos, ofrecen análisis de la problemática racial distintos a corrientes poscoloniales que, en América Latina, promueven la idea de una separación ontológica y radical entre negros e indígenas respecto a los estados nacionales. Asimismo, valdría la pena extender el menosprecio al valor del trabajo más allá de la esfera hispánica si tomamos en cuenta que esta es una de las características del neoliberalismo global, y del capitalismo central contemporáneo, donde crece de manera abismal la diferencia de los ingresos entre trabajadores y propietarios. De hecho, el rentismo es cada vez más un fenómeno común en una globalización posindustrial basada en la especulación financiera e inmobiliaria. Finalmente, algunos artículos del libro no han sido eficientemente editados, al parecer por razones de traducción, lo que le quita riqueza a algunos de ellos.
Referencias
Burchardt, H. J. (2021). (Post)colonialismo a prueba. Cuba, Puerto Rico y las Filipinas desde una perspectiva comparada. Gedisa, S.A.
Guha, R. (2019). Dominación sin hegemonía. Historia y poder en la India colonial. Traficantes de Sueños.
Rizal, J. (1991). Noli Me Tangere. Fundación Biblioteca Ayacucho.
Said, E. (2007). Orientalismo. DeBolsillo.
Said, E. (1996). Cultura e Imperialismo. Anagrama.