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Papel del Profesor en la Orientación y Conformación del Proyecto de vida de los Estudiantes
Role of the Teacher in the Orientation and Conformation of the Students 'Life Project
Revista de Investigación, Formación y Desarrollo: Generando Productividad Institucional, vol. 7, núm. 3, pp. 50-58, 2019
Instituto Tecnológico Universitario de Formación

Revista de Investigación, Formación y Desarrollo: Generando Productividad Institucional
Instituto Tecnológico Universitario de Formación, Ecuador
ISSN-e: 1390-9789
Periodicidad: Trimestral
vol. 7, núm. 3, 2019

Recepción: 28 Mayo 2019

Aprobación: 12 Septiembre 2019

Distribuida bajo Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional Basada en una obra en http://ojs.formacion.edu.ec/index.php/rif.

Resumen: El artículo aborda consideraciones sobre la conformación del proyecto de vida para nuestros estudiantes en las universidades y el papel del profesor en la orientación educativa y psicopedagógica para tales fines. Concebido como acto personal intransferible que compromete nuestro ser y hacer para lograr darnos una oportunidad de expresarnos socialmente como personas constructivas, participativas y vinculadas con lo mejor de los ideales sociales y humanos que nos congregan durante la etapa socio-histórica que nos toca vivir. Se analizan las bases para su construcción así como los elementos que se deben considerar. Se sugieren algunas pautas a las que el profesor puede acceder a una guía mucho más eficiente de proyectar la vida hacia el futuro desde el presente. Es intención socializar algunos elementos teóricos en los que se profundizan desde la orientación educativa y psicopedagógica de la conformación del proyecto de vida en el proceso de formación de estudiantes de las carreras pedagógicas y que posibilitan, a través de la propuesta de pautas para su implementación, la comprensión de los mismos para su aplicación práctica por los profesores de la universidad.

Palabras clave: Proyecto de Vida, Personalidad, Orientación Educativa.

Abstract: This article addresses some considerations about the conformation of the life project for our students in the universities and the role of the teacher in educational and psycho pedagogical orientation for such purposes. Conceived the Life Project as a non-transferable personal act that compromises our being and doing to give us an opportunity to express ourselves socially throughout our existence as constructive, participatory and linked to the best of the social and human ideals that congregate us during the socio-historical stage that we live. The bases for its construction are analyzed from different authors as well as the elements that should be considered, in our opinion, in the orientations that the professors give to their students. Some guidelines are suggested with which the teacher from his guiding role can access a much more efficient guide to such a complex process as it is to project life into the future from the present. It is the intention of the authors to socialize some theoretical elements in which they deepen from the educational and psycho pedagogical orientation of the conformation of the life project in the process of training students of pedagogical careers and that they make possible, through the proposal of guidelines for its implementation, the understanding of them for its practical application by university professors.

Keywords: Life Project, Personality, Educational Orientation.

INTRODUCCIÓN

Los seres humanos nacemos siendo individuos, y sólo en el proceso de socialización devenimos personalidad. La personalidad no es algo dado al hombre sino que se forma y desarrolla en un proceso complejo y multifacético. Lograr la formación de la personalidad es un arduo trabajo que se realiza a través de un proyecto de vida.

Proyectar, elaborar un proyecto de cualquier índole, es para todo humano un acto de creatividad. Significa imaginar, inventarse la vida, siendo una tarea existencial inherente al ser humano, ¿Cómo darle sentido a mi existencia? ¿Qué hacer con mi vida? Si deseo vivir con plenitud mi existencia, debo darle forma y esa forma se da en lo imaginativo, espacio que siempre precede a la realidad.

El proyecto de vida, como todos los otros proyectos auténticos, va unido estrechamente a las aspiraciones, intenciones, ideales e intereses personales de realización existencial y otras formaciones motivacionales como la autovaloración que se despliega desde el autoconocimiento y la autoestima del sujeto. En él intervienen lo afectivo y lo cognitivo en una inexorable unidad dialéctica. Se parte de un presente y se lanza al futuro una suposición, la mayoría de las veces nacida de la imaginación y de sueños que son realizables.

La familia y los profesores prestan poca atención la trascendental tarea de fomentar, promover y educar a los niños, adolescentes y jóvenes para construir un proyecto de vida.

Muchos jóvenes que cursan el preuniversitario e incluso llegan a ingresar una carrera universitaria y no poseen una visión de futuro que les permita dirigir el producto de su presente esfuerzo en pos de su futuro, expectativas y razones que lo promuevan a desarrollarse como personas activas y contribuyentes a su propio crecimiento personal, humano, social y económico.

Según el Dr. Gustavo Torroella para prepararse adecuadamente para la vida, es decir, para saber enfrentar y satisfacer sus exigencias y demandas, para saber quiénes somos y poder dirigir y orientar nuestra conducta, para saber elegir y tomar decisiones, para poder resolver los problemas que la vida cotidiana nos propone, para convivir armoniosa y cooperativamente con nuestros semejantes, para poder comunicarnos óptimamente con los mismos, para transformar creativamente el mundo en que vivimos, para todo ello y mucho más que es la vida, es decir, para aprender a vivir, una vida plenamente humana.

Esa serie o sistema de aprendizajes básicos es lo que deberían constituir los objetivos fundamentales y el contenido esencial de una educación para la vida, y el desarrollo humano que como se puede apreciar, distan bastante de la educación tradicional intelectualista que se limita a enseñar las materias escolares sin vinculación con esa vida humana concreta que hemos caracterizado con sus afanes, necesidades, problemas, tareas, valores.

La finalidad del sistema de aprendizajes básicos lógicamente corresponde a la misma finalidad del sistema de la vida humana: formar una jerarquía u orientación de valores, un sentido de la vida al servicio del cual se subordinen y desarrollen todos los aprendizajes para la vida, que son vistos así como tributarios de esa dirección u orientación de valores que rige a la vida personal.

De este modo, nos conocemos, nos dirigimos y controlamos, desarrollamos la voluntad, hacemos proyectos de vida, convivimos y nos comunicamos, trabajamos y creamos, afrontamos la vida, etc. no como aprendizajes separados, independientes, sino como un sistema de aprendizajes que tienen el objetivo convergente común, de contribuir a la realización plena de nuestra persona.

El proyecto de vida debe implicar, una orientación hacia la meta ética de la excelencia, de una mejor calidad de vida, que es tender al mejoramiento individual y social.

El ser humano arriba a su nivel más alto cuando desarrolla la conciencia crítica, reflexiva y valorativa que genera las necesidades superiores o meta-necesidades que motivan que el sujeto se plantee las cuestiones fundamentales de qué son las cosas y quién soy yo, para qué son las cosas y cuál es la finalidad de mi vida, qué importancia tienen las cosas y personas que me rodean y mi vida en medio de ellas.

Después de estas primeras cuestiones reflexivas y valorativas motivadas por las necesidades humanas superiores, estas inducen y promueven las praxis transformadoras, creativas, con la intención y objetivo de mejorar al mundo y a sí mismo, para lo cual se requiere aprender a hacerlo, que es aprender a vivir una vida plena y de autorrealización continua, que implica: cuestionamiento, explicación, valoración y creatividad, lo que desemboca en el mejoramiento de la realidad externa e interna de la propia persona.

DESARROLLO

En la conferencia especial ofrecida en el evento ADOLECA 2005, el doctor Dulanto Gutiérrez expresó: “El proyecto de vida es para todo humano una formulación simbólica cognoscitiva. Es un acto personal intransferible que compromete nuestro ser y hacer para lograr darnos una oportunidad de expresarnos socialmente a lo largo de nuestra existencia como personas constructivas, participativas y vinculadas con lo mejor de los ideales sociales y humanos que nos congregan durante la etapa socio histórica que nos toca vivir.”

• Es un acto personal intransferible: en tanto se manifiesta en la individualidad de la personalidad, única e irrepetible.

• Nos da la oportunidad de expresarnos socialmente: el hombre como ser social en el desarrollo de su personalidad intervienen factores como la educación, la economía, la política, la ideología, la religión, etc.

• Personas constructivas, participativas y vinculadas con lo mejor de los ideales sociales y humanos: no somos entes pasivos, protagonistas y constructores de nuestras vidas.

• Etapa socio histórico que nos toca vivir: cada época tiene características sociales, económicas, tecnológicas, etc que inciden en el proyecto individual de vida y que tiene una fuerte connotación en el desarrollo individual de cada sujeto.

Se plantea que el proyecto de vida en la estructura de la personalidad pertenece al área del conocimiento o cognitiva en tanto expresa que en él existe una relación muy estrecha entre las estructuras representativas (lo que imaginamos, fantaseamos) las ejecutivas (las capacidades y habilidades descubiertas y desarrolladas y la posibilidad real de desarrollar el proyecto) y las motivacionales.

Sin embargo aunque el proyecto de vida pertenece predominantemente al área del conocimiento o esfera cognitiva de la personalidad, su elaboración no puede darse al margen de los fenómenos de la esfera afectiva tales como necesidades, formaciones motivacionales (intenciones, intereses, aspiraciones, ideales. Siendo el propio proyecto de vida una formación psicológica de gran complejidad, implica la actividad volitiva, vivencias afectivas y el carácter. Considerando la díada dialéctica entre lo afectivo y lo cognitivo.

El proyecto de vida no es innato, es algo que se aprende y se desarrolla gradualmente como parte del resultado de la experiencia participativa, es decir con todo lo que se vivencia e introproyectamos a lo largo de la vida de lo cual formamos parte, tomamos parte y somos parte.

El proyecto de vida es una ilusión que se metamorfosea en nuestro pensamiento cuyo punto de partida responde a deseos como expresión de las necesidades el cual se induce a través de las motivaciones, se revela en ideales sueños, fantasías y se despliega en intereses específicos en correspondencia con las necesidades manifiestas y encubiertas del sujeto.

Estas significaciones aparecen desde la niñez y se moldean en la medida en que nos vamos transformando y es desde este crecer que estas significaciones se van ampliando, modificando y diversificando tornándose en acciones repetitivas e insistentes.

Es evidente que el ejercicio de fantasear nos lleva a la creación de ambientes y mundos a recrearnos con imágenes que nos conectan con el futuro que vamos creando en el cual es posible nuestra realización.

Es significativo destacar que todo lo que imaginamos y fantaseamos es posible de experimentar lo cual implica la posibilidad de vivir la realidad de lo soñado o imaginado en ajuste al contexto de actuación en el que nos desenvolvemos.

Es por ello que las premisas humanas para el desarrollo del proyecto de vida de manera integral favorecen junto a los procesos educativos la construcción de éstos de forma viable. Es que desarrollar un proyecto de vida tiene su origen en las circunstancias vitales en la cual se desarrolla cada individuo, lo contextual, en un marco histórico concreto es de gran valor para la expresión real de éstos.

El proyecto de vida en su intención más auténtica surge como resultado de un proyecto de autoconocimiento y autoconstrucción que realiza un joven y más tarde un adulto, utilizando de manera correcta y oportuna la experiencia de vida como aprendizaje acumulado en el pasado. El proyecto de vida tiene como bases:

• El conocimiento de sí mismo.

• El estilo de vida que se ha adoptado dentro de una cultura.

• La identificación y manejo de las capacidades, habilidades y limitaciones que se poseen.

• Los valores que profesamos y norman nuestra vida.

• La autoestima y autoconfianza que se han desarrollado.

• El desarrollo cognoscitivo.

• Tener una visión del futuro.

• El desarrollo de habilidades psicosociales.

Apuntamos que el conocimiento de sí mismo o autoconocimiento, constituye una de las habilidades psicosociales o para la vida, es elemento detonador del compromiso particular con el proyecto de vida, no puede estar permeado del conocimiento limitante de las cualidades y rasgos de la personalidad. Para la construcción de un proyecto de vida el autoconocimiento debe cumplir una función autorreguladora que permita dirigir el proyecto en pos de su consecución y la visión de futuro construida desde el presente.

Involucra el conocimiento del estilo de vida y su adecuación a los fines o metas que se proyectan conseguir. La identificación de las capacidades y habilidades que el sujeto posee y que debe perfeccionar incluyendo aquellas propias de una profesión, si se tratara del proyecto de vida profesional, las de índole psicosocial, si se tratara del área personal y/o social.

Según el Dr. Dulanto, aunque el proyecto de vida es un acto personal intransferible que compromete nuestro ser y hacer, no es una receta o una fórmula mágica, por lo que se hace necesario precisar que el maestro desde su función orientadora debe conocer el mismo y a su vez involucrar a sus alumnos, en que un proyecto de vida efectivo debe contener los siguientes elementos que deberán ser propuestos a los jóvenes a consideración:

1. Establecimiento de objetivos o metas que se deben alcanzar. El proyecto de vida debe ser un acto intencional, de ahí su carácter consciente, el sujeto debe trazarse metas claras, sin este presupuesto no se puede elaborar un proyecto de vida.

2. Determinación de las motivaciones que orientan hacia los objetivos deseados. Jerarquización de los motivos, plurimotivación del sujeto. Es importante que sujeto conozca además si su motivación es intrínseca, extrínseca, relacionadas con el yo o afiliativas. El desarrollo de esta motivación se expresa en el nivel consciente volitivo.

3. Todos estos tipos de motivaciones pueden coexistir en un mismo sujeto algunas más dominantes que otras y eso determinará sus metas.

4. Seleccionar los medios preferentes y óptimos para lograr los objetivos. El conocimiento que se tenga de las vías, recursos y medios óptimos para alcanzar los fines propuestos.

5. Planificación del tiempo para llevarlo a cabo. Todo proyecto tiene diferentes fases de elaboración. Saber planificar adecuadamente el tiempo, así como cuando algo debe ser aplazado por ocupar en un momento determinado un lugar secundario.

En el artículo Juventud y Proyectos de vida las doctoras Domínguez García e Ibarra Mustelier analizan las consideraciones teóricas más relevantes en torno al tema del proyecto de vida, señalando que importantes autores como Kurt Lewin (1965) y Joseph Nuttin (1972) hicieron sus aportes al mismo. Lewin señaló que las metas y objetivos que se propone el sujeto, al igual que las necesidades, constituyen elementos que desempeñan una importante función dinamizadora del comportamiento.

Por su parte Nuttin, señala que existe en el hombre una fuerza interior que lo impele a la realización de sus potencialidades denominada “tendencia hacia la realización de sí mismo”. Esta tendencia impulsa al sujeto a actuar para alcanzar sus proyectos, en un proceso de unidad y diferencia, entre lo que desea ser y la imagen que posee del medio.

Todo proyecto de vida nace de la creatividad del sujeto, de la espontaneidad, de la libertad y responsabilidad con que se asuma a sí mismo, la apetencia por la vida como ingredientes subjetivos y desde los objetivos los condicionamientos de los factores culturales, socioeconómicos y ambientales.

Por tanto, el proyecto de vida no es innato, no es algo que se aprende, se desarrolla gradualmente como un resultado de la experiencia participativa que tenemos con y el medio familiar y comunitario. En él se dan una serie de procesos que explicamos a continuación:

Frecuentemente, para lograr el desarrollo de un correcto proyecto intervienen a lo largo de nuestra existencia una serie de valores relacionales, éticos y culturales entre los que podemos resumir como más influyentes a los siguientes:

a) Idealización de algunas características del objeto amado. El proyecto de vida es una ilusión que se inicia, nace, cuando niños imaginamos, fantaseamos y hasta soñamos como deseamos ser como adultos.

b) Identificación con él mismo. Pasando de modelos generales a modelos específicos. El niño trata de parecerse e identificarse con figuras adultas de gran significación para él.

c) Imitación. En el niño aparece el ideal concreto (una persona como modelo) en un nivel superior aparece el ideal sintético (unión de cualidades de diferentes personas). En el adolescente temprano se manifiesta el ideal generalizado formal el cual se forma y desarrolla a partir de la conjugación de cualidades abstraídas y generalizadas de diferentes modelos concretos, este tipo de ideal no regula efectivamente la conducta del sujeto. En la adolescencia tardía el ideal llega a ser una formación motivacional superior siendo generalizado efectivo (se basa en las propias experiencias y vivencias del sujeto constituyendo un modelo interno a diferencia del externo que se presenta en los niños).

d) Diferenciación a lo largo del proceso de búsqueda de identidad personal, autodefinición y autodiferenciación o individualización. En la medida que nos vamos desarrollando estas identificaciones se van ampliando y “los proyectos” se van modificando o diversificando; pero también se van pareciendo más a nosotros mismos porque se va conformando nuestra identidad personal, se va delineando nuestra personalidad.

e) Integración de las partes en un todo: las secuencias deben constituir una totalidad, mantener cierta cohesión e identidad para convertirse en esquema y pasar a proyecto.

Entre los 15 y los 22 años el proyecto de vida se presenta como una aspiración vocacional ¿Qué estudiaré? ¿Cómo me desempeñaré? Es la puerta de entrada a considerar y reconocer en primer plano la necesidad de pensar en el proyecto de vida. Hoy los adolescentes son presionados apremiados por familia y escuela a escoger una profesión, oficio o encontrar un puesto laboral que les permita subsistir a la vez que apoyar la economía de su mundo familiar. En muy pocas ocasiones se respeta la libre elección del adolescente por parte de la familia y en ocasiones se responden a necesidades estatales (territorio, provincia, municipio o distrito)

Sin embargo, el proyecto de vida se va incrementando de una manera personal en la mayoría de los jóvenes que tienen en cualquier medio socioeconómico una buena comunicación con padres y profesores que a más de entenderlos, comprenderlos, promueven su desarrollo humano de manera integral.

Desarrollar un proyecto de vida tiene su origen en circunstancias vitales. Hemos dicho que es un proceso inherente a la conciencia humana. -qué hacer con mi vida, cómo proponerme la vida-. Esta situación se plantea como una respuesta coherente a las incógnitas que se dan en la experiencia de haber sido, lo que reconocemos que somos y la necesidad de aventurarnos a ser y proyectarnos al futuro. Es una cuestión permanente en toda persona que vive, actúa concientemente y repasa su vida; no es una exigencia extrema que se da sólo a los jóvenes, a un que sea en este ciclo de vida donde por primera vez se presenta claramente la demanda.

Los adultos, padres o maestros, en su mayoría, han olvidado su propia existencia adolescente para cuando tienen que reconocer la adolescencia de sus hijos o de sus alumnos, tienen que trabajar con ellos en el desarrollo del hacer escolar o dirigirlos, capacitarlos al inicio de la etapa laboral durante la adolescencia. Sería importante recordar cuando de apoyar a jóvenes a desarrollarse se trata que, uno de los grandes dilemas del adolescente es concretar dentro de lo que auténticamente es, significa, un proyecto de vida, las tres grande vertientes que a este se le reconocen y que son indispensables para entrar al mundo adulto. Estas son:

1. Encontrar el significado de la vida, y dentro de este, el significado a la vida personal.

2. Encontrar la vocación para poderse desarrollar como persona plenamente.

3. Resolver con plena conciencia y con responsabilidad en que estado civil quiere realizar su vida.

Estas son tres impostergables tareas evolutivas de la adolescencia a las que hay que prestar atención y que en las familias, en la escuela y otras instituciones sociales deben promover y ayudar hoy día al joven a descubrir, pensar y delinear como parte de su proyecto de vida y de profesional.

La madurez requerida para resolver esas tres grandes propuestas existenciales y sociales requiere que la persona haya desarrollado la capacidad de conocerse, valorarse, formar un autoconcepto, entenderse y entender el conjunto de disposiciones familiares y sociales y hacerlos suyos o rechazarlos, a la vez que reconocer y darle un justo valor a sus propias necesidades, el estilo de vida en que los quiere resolver y determinar la época que él considere ideal para resolverlos y comprometerse en ellos responsablemente.

La elaboración de un proyecto de vida incluye en su preparación las condiciones expresadas por el Dr. Lorimer, las cuales deben ser entendidas como un proceso de introspección en toda persona que se compromete en el ideal de su construcción, lo que se explicita a continuación:

a) Ubicación correcta en la perspectiva temporal. Esta premisa según Lorimer en verdad es una condición básica. Es decir tener una capacidad de percibir de manera objetiva el mundo real. Sin esta condición no se puede construir un proyecto de vida objetivo y estable.

b) Dominio de sí mismo. El sujeto que funda su proyecto debe haber alcanzado ya la capacidad y práctica del autoconocimiento, la objetividad en su análisis, así como en su propuesta, debe desarrollar la autovaloración con una adecuación real que le permita valorarse y valorar sus circunstancias y aquellas por las que prevé caminará su proyecto. Todo esto incluye manejo asertivo de la conducta, autocontrol de los impulsos, tener actitudes constructivas y positivas para con él mismo, sus circunstancias y sus relaciones con los demás, aprender a ser tolerante.

c) Definición de finalidades y tareas que desea alcanzar a mediano y corto plazo. La construcción de un proyecto de vida obliga a reconocer las jerarquías de nuestras necesidades y motivos, los tiempos o “momentos” más eficaces para actuar, los fines a lograr en los tiempos señalados y a saber organizarse.

d) Adquisición de las competencias necesarias para insertarse en el mundo del trabajo y de los adultos como adulto. Lo que significa asumir con responsabilidad la tarea que se propone, como plantea Tennison: “Yo soy el capitán de mi propia nave”. Lo que significa que para construir y conducir el proyecto de vida de una persona, ésta debe tener el conocimiento requerido y necesario sobre la realidad que en diferentes áreas demanda y va a seguir demandando el proyecto diseñado, y además la capacidad y la responsabilidad para conducirlo.

e) Síntesis de sexualidad y amor. Sin esta condición tan clara y precisa de Lorimer no tiene futuro ninguna vida personal y desde luego mucho menos el ensayo de relación afectiva de vida en pareja, que eventualmente los lleva a formar una familia estable, esto presupone tener definido el quien soy como hombre o mujer en la cultura que vivo y en la época socio histórica que existo y desde luego haber desarrollado la capacidad de dar y recibir amor como una forma emocional y espiritual de relación afectiva.

f) Relación con la autoridad firme y clara, nunca ambivalente, la relación define la independencia y la responsabilidad. Si quien piensa construir un proyecto de vida no tiene autoridad sobre sí mismo, un autocontrol y autogobierno no podrá tenerlo para manejar el proyecto y todas las circunstancias personales y externas que tendrán que interactuar con él.

g) Elección de una escala propia de valores. Todo proyecto de vida se dinamiza, alimenta y da sentido a través de los valores culturales, éticos, relacionales, morales que cada quien tiene y con los cuales se compromete, con los cuales forma un estilo de ser como persona y de vivir a través de un estilo de vida.

A partir de los postulados anteriores la etapa de la vida ideal para iniciar la construcción del proyecto de vida estaría situada hacia el final de la adolescencia y la primera etapa de la juventud, ya que adquirir alguna de las siete condiciones necesarias antes de ese tiempo, no es posible para la mayoría de la población juvenil de cualquier nivel socioeconómico y en cualquier contexto sociocultural.

Es importante que se tenga presente en el proceso de orientación hacia la elaboración de un proyecto de vida el papel esencial de las agencias socializadoras escuela familia. En primer término consideramos que deben existir:

• Propósitos que se expresen con claridad, coherencia y posibilidades entre las aspiraciones de ambas agencias socializadoras: escuela y familia.

• Fomentar el espacio o la vía de la educación familiar para la colaboración en una relación vital: escuela- hogar (pedagogos y padres).

• Potenciar mediante las acciones de la orientación educativa el conocimiento de las diferentes etapas del desarrollo psíquico por los que transita el ser humano y las particularidades individuales de cada sujeto.

• Crear una atmósfera educativa intrafamiliar que favorezca la orientación de los padres como agentes socializadores preparados afectiva y cognitivamente para la educación de sus hijos e hijas.

• Contribuir al desarrollo de habilidades psicosociales en la familia que permita la creación de modelos educativos a imitar por hijos e hijas.

• Enfoque diagnóstico, correlacionando indicadores de la función educativa y diferentes niveles de orientación familiar.

• Reforzar la comunicación como la vía esencial a través de la cual se desarrolla la orientación educativa, por tratarse de un proceso activo, en el cual participan las personas a través de sus puntos de vista, valoraciones y vivencias, en su condición de sujetos de este proceso.

La formación del profesional de educación es de gran amplitud en cuanto a saberes y destrezas a alcanzar dentro de su quehacer en el ámbito escolar. La práctica ha demostrado que son diversos los problemas a enfrentar y dentro de estos un gran número responden a situaciones relacionadas con los aspectos psíquicos y sociales que están directamente relacionados con el no acercamiento a la elaboración del proyecto de vida de los estudiantes, lo cual les dificulta sus actuaciones y toma de decisiones e incide de formas diversas en su preparación hasta el hecho de llegar a afectarse en los índices académicos, y lamentablemente al abandono o pérdida de la carrera.

En la revista cubana de Psicología, la doctora Laura Domínguez se refiere a que la actividad y la comunicación constituyen las vías esenciales de formación, desarrollo y expresión de la personalidad. Más adelante señala que esto significa que si los profesores somos capaces de estructurar adecuadamente los sistemas de actividad y comunicación dentro del proceso docente-educativo, los resultados se acercarán en mayor medida a nuestras expectativas, en lo que respecta a la formación de nuestros alumnos. Coincidimos plenamente con que es necesario partir del presupuesto de que no toda actividad es desarrolladora de la personalidad, sino aquella que adquiera un sentido personal para el joven.

Muchas son las situaciones pedagógicas en las que se incluyen estudiantes que provocan que se afecte la elaboración o la continuidad del proyecto de vida.

Un auténtico proyecto de vida no es algo dado, sino algo construido y más que otra cosa asumido y con él comprometido, de cuya realización oportuna y correcta suele depender la misma existencia del ser humano. Requiere entonces su cumplimiento de cualidades volitivas como la independencia, la perseverancia, la toma de decisión y el autodominio.

Sin embargo, como todo lo que es humano, por mejor planeación que se tenga, un adolescente o joven, puede fracasar, y no necesariamente porque él falle o sus errores sean muy grandes. Muchas veces los problemas que frustran un proyecto están inmersos en la historia de vida de la persona, y solo se manifiestan en determinadas crisis existenciales y es durante ellas que se toma conciencia de su presencia. Otras nacen durante el desarrollo del proceso como accidentes del existir o consecuencia de errores aparentemente no relacionados con el proyecto. Por tanto se puede inferir que en el proyecto de vida:

1. Todo desajuste emocional de la persona influye negativamente.

2. Cualquier situación de pobreza, marginación social, de enfermedad u otras, afecta pero no impide un proyecto de vida (el inicio y su desarrollo). El desarrollo de la resiliencia puede incidir positivamente.

3. El dolor humano, los duelos por una muerte, la discapacidad, las enfermedades crónicas afectan, condicionan pero no suprimen la posibilidad de un proyecto de vida que se desea y por el que existe una voluntad manifiesta.

4. El temor a no llenar las expectativas de los padres, siendo esta frecuentemente una de las causas limitantes para los jóvenes, ellos se perciben y confían en sí mismos a través de lo que se conocen, pero los padres son inflexibles, demandantes y presionan en exceso a los jóvenes para que su formación y realización personal sea tal cual ellos la diseñan y exigen en demasía la realización de un ideal no siempre alcanzable por factores personales o sociales que interfieren en el desarrollo del mismo. De ahí la importancia de que aunque se expresen motivaciones afiliativas también se manifiesten en mayor jerarquía aquellas propias del sujeto.

5. El temor a la crítica, sobre todo la de aquellas personas adultas a las que los jóvenes otorgan importancia tanto en el ámbito familiar como el académico.

6. Los adolescentes con interés por su futuro conocen la “urgencia” de construir el proyecto, pero generalmente manejan la urgencia dentro de sus “propios tiempos”, causándose una serie de problemas por no coincidir con las expectativas de los adultos.

En la actualidad en nuestro país se habla mucho acerca de los proyectos de vida y se generaliza mucho el problema de la no existencia de proyectos o planes de vida a largo o mediano plazo en los más jóvenes, sin embargo la mayoría de los adolescentes de hoy en el fondo si tienen proyectos de vida y lentamente se responsabilizan, entusiasman y se comprometen en su relación con su propio proyecto, lo que si son muy pocos aquellos que con una clara determinación de este “construir el futuro” inician la universidad o emprenden otros caminos.

Desde luego, que serían muchos más los que acertaran y se sintieran capaces de llevar a cabo este desarrollo si hubiera una acertada consejería durante la secundaria básica y el preuniversitario, y desde luego de esto no puede ser responsable exclusivamente la escuela, por cuanto es una tarea fundamental de la familia que se vea apoyada e incentivada por el profesorado responsable que considera que el futuro de los jóvenes es en parte una responsabilidad humana que recae en ellos cuando son auténticos:

1. Los profesores que apoyan a los adolescentes y jóvenes a desarrollar un proyecto de vida, necesitan reconocer que ellos tienen diferentes “tiempos” de maduración psicosocial. El respeto a la individualidad y a la diversidad son esenciales en la orientación educativa para acompañar a los adolescentes y jóvenes en la construcción de sus proyectos de vida.

2. Contribuir al autoconocimiento de nuestros alumnos, desde la identificación de potencialidades y debilidades y la elaboración de estrategias personales individuales para el logro de las metas y propósitos a corto, mediano o largo plazo.

3. Favorecer el desarrollo de cualidades volitivas y rasgos caracterológicos de la personalidad como la independencia, la perseverancia, la asertividad y toma de decisiones informadas que contribuyan al sostenimiento de las metas propuestas en los proyectos de vida.

4. Adecuada relación afectiva emocional que coadyuve a la potenciación de la empatía y la asertividad como soportes socio-psicológicos de las metas y propósitos fundamentales del proyecto de vida.

5. Proporcionar a la familia vías que faciliten de manera ordenada, oportuna e inteligente la separación emocional de los hijos, desde el desarrollo de independencia y la toma de decisiones.

6. Ayudar a los adolescentes y jóvenes a reconocer de manera pausada pero bien orientada sus intereses y motivaciones de forma consciente y hacer que estos de manera autogestiva empiecen a interesarse en conformar una base de datos que les ayude a tomar decisiones ligadas a este tema.

CONCLUSIÓN

Es la escuela, por el rol profesional de maestros y maestras y la preparación psicopedagógica que estos poseen, a quien le corresponde orientar a la familia para educar a sus hijos en correspondencia con la aspiración de desarrollar personalidades con integridad, independencia y autodeterminación y en consonancia con el modelo social de nuestro país.

Proyectar, elaborar un proyecto de cualquier índole, es para todo humano un acto volitivo, de creatividad y de complejidad. Sin embargo el proyecto de vida que se planea, que se inicia su ejecución durante la juventud de manera comprometida, que se nutre, al que se le aporta disciplina y voluntad, se supervisa y vigila, pocas veces fracasa.

Puede conocer como todo lo humano victorias, derrotas y obstáculos pero cuando se construye desde lo más íntimo de la personalidad este se continúa y va creciendo en madurez con la vida misma del sujeto; es delineado como un dibujo bien intencionado, consciente y sentido en un principio y va a apareciendo poco a poco , bien definido, cuyos detalles son cada vez más notables y considerados con tintes personales propios a las etapas de vida de su creador que lo vive y lo ejecuta; resulta así a la larga la más de las veces un fiel espejo de la vida, una brújula que guía nuestra existencia, que nos confirma y afirma como personas.

BIBLIOGRAFÍA

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