Dossier
Recepción: 11 Septiembre 2023
Aprobación: 10 Octubre 2023
Resumen:
Las historias locales del Servicio Social permiten acercarse a las particularidades y riquezas que comprendió el proceso de profesionalización en contextos específicos de nuestro país. Particularmente en Santa Fe, la Escuela de Servicio Social abre sus puertas en 1943. Si bien esta profesión históricamente ha sido vinculada con el carácter interventivo, la dimensión investigativa ha ocupado un lugar de relevancia que es necesario conocer y visibilizar.
Desde los inicios de la formación, sus protagonistas disputaron espacios y sentidos respecto al lugar de la producción de saberes en la incipiente profesión. Para eso, recuperamos antecedentes que nos permiten reflexionar cómo ha sido incorporada la dimensión de la investigación en la formación profesional del Servicio Social santafesino, desde sus inicios hasta la gestión institucional de una actriz importante: Ángela Teresa Vigetti. Asimismo, recuperamos algunos aportes y propuestas de dicha protagonista en relación a delimitaciones del campo investigativo, el lugar de la investigación en Servicio Social y la impronta de la utilidad práctica del conocimiento para mejorar las condiciones de existencia.
Palabras clave: Investigación, Servicio Social, Santa Fe, formación professional, pioneras.
Abstract:
The local stories of Social Service allow us to get closer to the particularities and riches that the professionalization process included in specific contexts of our country. Particularly in Santa Fe, the School of Social Service opened its doors in 1943. Although this profession has historically been linked to the interventional nature, the investigative dimension has occupied a place of relevance that needs to be known and made visible.
From the beginning of the training, its protagonists disputed spaces and meanings regarding the place of knowledge production in the incipient profession. For this, we recover background information that allows us to reflect on how the dimension of research has been incorporated into the professional training of the Santa Fe Social Service, from its beginnings to the institutional management of an important actress: Ángela Teresa Vigetti. Likewise, we recover some contributions and proposals from said protagonist in relation to delimitations of the research field, the place of research in Social Service and the imprint of the practical usefulness of knowledge to improve the conditions of existence.
Keywords: Research, Social Service, Santa Fe, vocational training, pioneers.
1. Introducción
Pensar la relación entre el Trabajo Social, el conocimiento y su producción supone -entre otras cuestiones- revisar los modos en que históricamente se han perfilado los debates sobre el tema en el campo disciplinar; considerar la vinculación con otras disciplinas de las Ciencias Sociales; a la vez que recuperar los rasgos particulares que la profesión y la formación de sus cuadros profesionales adquieren según las condiciones y mandatos que le dan origen en un contexto específico.
El presente escrito surge como parte de un conjunto de indagaciones que venimos desarrollando en un proyecto más amplio. Junto a otras/os Trabajadoras/es Sociales formamos parte del CAI+D[1] “La profesionalización del Trabajo Social en Santa Fe, desde sus orígenes institucionales en la década de los ’40 hasta la década del ´70” de la FCJS-UNL[2]. Desde allí comprendemos necesaria la revisión de las historias locales del surgimiento del Servicio Social, que se sustenten en el análisis de fuentes documentales producidas por quienes fueron protagonistas del proceso de profesionalización.
Al revisar algunas discusiones en el contexto argentino, es posible observar que el Trabajo Social ha sido definido como una disciplina de intervención anclada en el “hacer”, en consonancia con una interpretación positivista de la ciencia. Ello ha conducido al planteo de una dicotomía entre la investigación y la intervención propia de la racionalidad instrumental, atribuyéndole a la profesión un carácter subalterno o subsidiario en el campo científico-académico. Otros estudios analizan la vinculación entre el reconocimiento del Trabajo Social como semi-profesión y su posición inferior respecto de otros campos de conocimiento y de acción a partir de su identidad feminizada (Lorente y Luxardo, 2018, p. 104). Es preciso señalar que en las últimas dos décadas ya no se discute que la intervención e investigación son prácticas con lógicas diferentes, sino que se comprende que ambas se articulan y retroalimentan como dimensiones constitutivas del campo disciplinar del Trabajo Social (Cazzaniga, 2007, p.83).
Respecto al proceso de profesionalización, existen estudios que lo recuperan en clave biográfica y documental (Travi, 2014; Genolet, 2013) y desde un enfoque histórico (Genolet, Lera y otras, 2005; Gavrila, 2018; Vallejos y Chechele, 2021; Tempo, 2023). Estas indagaciones sostienen que la legitimidad de la práctica profesional no se dió a partir de la consolidación de una autoridad teórica, sino por el mandato fundacional que recibió desde el Estado; y, pese al carácter interventivo en sus orígenes, el Trabajo Social se ocupó de mejorar la práctica por medio de la investigación y de refinar las destrezas, habilidades, métodos y una terminología propia. Estos estudios abordan la experiencia de las agentes profesionales en un contexto y tiempo específico, y proponen una revisión de las sistematizaciones y producciones acerca de las primeras prácticas y problemas sociales de cada época.
En diálogo con esas producciones -en un primer momento- recuperamos antecedentes que nos permiten reflexionar cómo ha sido incorporada la dimensión de la investigación en la formación profesional del Servicio Social santafesino, desde sus inicios hasta la gestión institucional de una actriz importante: Ángela Teresa Vigetti[3]. Ponemos foco en los lineamientos de la formación profesional vinculados a las instancias de investigación, la incorporación de las monografías y trabajos finales de investigación, y la participación en proyectos del Gabinete de Investigaciones de Estudios Sociales.
En un segundo momento, recuperamos algunos aportes y propuestas de Ángela Teresa Vigetti en relación a delimitaciones del campo investigativo, el lugar de la investigación en Servicio Social y la impronta de la utilidad práctica del conocimiento para mejorar las condiciones de existencia.
2. Investigar las causas de los problemas sociales. Una lectura sobre la relación Trabajo Social-conocimiento desde la Escuela de Servicio Social de Santa Fe
Desde la creación de la Escuela de Servicio Social de Santa Fe[4] en el año 1943, encontramos algunos antecedentes que permiten reconocer una marcada preocupación por la producción de un saber especializado como sustento científico de las primeras prácticas profesionales. Es posible rastrear algunos rasgos de esta inquietud en los lineamientos que estructuran los Planes de Estudios de los años ‘40, ‘50 y ‘60.
La primera cohorte de estudiantes cursa con un Plan de Estudios[5] que propone una formación teórica y práctica de dos años de duración. Incluye actividades de encuesta, seminario, visita y estada en instituciones sociales. Las asignaturas ofrecidas tienen una fuerte carga en la formación general (Economía, Psicología y psicopatología, Derecho, Salud e Higiene y Problemas de la Infancia) y solo contiene una asignatura específica de Servicio Social.
La segunda cohorte inicia en el año 1945 con un Plan de Estudios que extiende la formación a 3 años de duración. Se amplía la carga horaria de las prácticas y los contenidos relacionados con el Servicio Social. También se incorpora la presentación de una monografía como requisito para la obtención del título habilitante, la cual debe versar sobre temas relacionados a las materias de la formación.
Al año siguiente, se aprueba el proyecto de reorganización institucional y académica[6], el cual fue elaborado por el Dr. Lorenzo García[7] cuando ocupaba el cargo de Dirección de la Escuela de Santa Fe. En el marco de la discusión de este proyecto, encontramos una serie de debates sobre: criterios de selección de temas de las monografías, su finalidad y alcance; acompañamiento y los criterios de evaluación docente; plazos de presentación. Una voz destacada es la del Dr. Francisco Menchaca[8], quien plantea que con los exámenes de tesis se pretende “apreciar el criterio personal del alumno frente a un tema determinado y lograr un aporte en base a la experiencia adquirida a través de los tres años de estudio, evitando que las tesis sean recopilaciones de datos ya existentes” (Libro de Actas del Consejo Directivo, Tomo 1, p. 17).
El Profesor Emilio Sánchez Rizza[9] propone una reglamentación específica para los trabajos prácticos y otra para las tesis, tomando como referencia el Reglamento de Tesis de la Facultad de Ciencias Económicas, Sociales y Políticas de la ciudad de Rosario[10]. El Reglamento de trabajos prácticos y el de Tesis se implementan a través del Gabinete de Investigaciones Económico-Sociales que funciona en la Escuela de Servicio Social, cuya función es:
(…) realizar estudios sobre problemas concretos de interés general (encuestas sobre alimentación, costo y condiciones de vida de las familias, organización de los servicios sociales, etc.). Dichos estudios tendrán por finalidad principal capacitar prácticamente a los alumnos en las tareas de investigación directa. (Gabinete de Investigaciones Económico-Sociales, 1945, p.1)
En los trabajos[11] presentados al Gabinete en el año 1946 se destaca la participación de Teresa Vigetti, Juana Ponce y Yolanda Potoliccio, egresadas[12] de la primera cohorte que, en paralelo, comienzan a desempeñarse como ayudantes de cátedra en las asignaturas de Estadística Metodológica y Servicio Social respectivamente. Asimismo, durante el cursado de la carrera las colegas mencionadas junto a un grupo de estudiantes realizan instancias de formación práctica en la Dirección de Estadística de la Provincia, y posteriormente se desempeñan allí como asistentes sociales.
Otro aporte sustantivo son las formulaciones de Emma Guastavino[13] sobre la enseñanza del Servicio Social en general y la relevancia de la investigación social en particular para una profesión que se encontraba en consolidación. En su propuesta anuda la necesidad de combinar la formación técnica y científica con los componentes vocacionales y espirituales inspirados en valores humanísticos:
Los meros conocimientos científicos y la habilidad técnica son insuficientes para capacitar al Asistente Social. (...) el Trabajador Social necesita entereza de carácter, una comprensión profunda de los problemas espirituales y una sólida espiritualidad personal, aún después del exclusivo punto de vista profesional todas las razones se suman en esta insistencia en los casos del espíritu. (...) Con la conciencia de la dignidad de su prójimo y de su destino sobrenatural unirá a su técnica profesional una simpatía, una energía comprensiva y una perseverancia, cuyos efectos en el tratamiento social serán inmensurables. (Guastavino, 1947, p. 2)
En la década del ´50, se discuten algunos requisitos y normas para la elaboración y presentación de las tesis, dado que docentes y directivos de la carrera comienzan a avizorar un incremento de estudiantes que finalizan el cursado y postergan o prorrogan la presentación de los trabajos finales. El aumento de egresados por sobre la cantidad de graduados con título habilitante para ejercer la profesión se plantea como problema para la inserción laboral -fundamentalmente en reparticiones públicas vinculadas con la atención de familias y minoridad. Asimismo, se lo concibe como un problema respecto de la formación como fuente de la legitimidad de la práctica profesional. En este entramado, Emma Guastavino presenta un proyecto que modifica las exigencias requeridas en las tesis y propone reemplazarla por el formato de monografía (Libro de Actas del Consejo Directivo, Tomo 1, p. 301-302).
Posteriormente, se propone una modificación sobre el Reglamento de tesis que acota el plazo de presentación de las monografías a un año luego de finalizado el cursado del 3er Año. Este cambio suprime la presentación de una tesis y su exposición oral, comienza a solicitarse la presentación de un trabajo monográfico completo que será evaluado por profesores asignados según los temas estudiados (Libro de Actas del Consejo Directivo, Tomo 1, p. 424). El requisito de la producción de una monografía implica un trabajo en profundidad sobre un tema vinculado con un aspecto del Servicio Social y con las asignaturas de la carrera. Esto se sostiene en los sucesivos Planes de Estudio que se aprobaron en los años 1953 y 1957[14].
Por otra parte, el estudiantado lleva adelante diferentes reclamos sobre los criterios de elaboración y de evaluación de las tesis. Estos son canalizados por la Comisión de Enseñanza, a través de la propuesta de cursillos sobre técnica formal de elaboración de tesis, como también en el trabajo de seguimiento mediante encuentros sistemáticos de supervisión con docentes de la casa de estudios.
Asimismo, se plantean otras instancias que contribuyen al ejercicio de la investigación, a partir de la incorporación de docentes de las distintas asignaturas en el “Gabinete de Investigaciones Económico-Sociales” de la Escuela.
A inicios de la década de los ‘60, el ciclo de formación inicia con un nuevo Plan de Estudios[15], el cual pone énfasis en la experiencia profunda en todos los aspectos que constituyen a la técnica de la profesión en pos de contribuir a la eficiencia de la función profesional. Ello se materializa en una mayor asignación horaria en las asignaturas que abordan conocimientos sobre métodos y técnica del Servicio Social.
En las ediciones de la Revista de la Escuela de la Escuela de Servicio Social[16] que se publican en estos años, encontramos divulgaciones sobre los métodos de estudio de Grupos y estudio de la Comunidad. Asimismo, acerca de las técnicas de Entrevista y Role Playing que se incorporan en la enseñanza del Servicio Social y de Investigación Social en la carrera. A su vez, se difunden artículos sobre la preparación y publicación de informes de investigación.
En el año 1968, comienza a regir un nuevo Plan de Estudios[17] que extiende la formación a 4 años de duración. En esta propuesta se otorga relevancia a la investigación en el campo profesional y a la participación y dirección de graduados/as en investigaciones que potencien el conocimiento profesional. Se continúa solicitando la presentación de una monografía como requisito para acceder al título habilitante.
A partir de esta breve recopilación, podemos identificar que desde el momento fundacional de la carrera hasta avanzado los años ‘50, la formación profesional aporta herramientas que combinan investigación y administración de la ayuda para el bienestar social de la población. En consonancia con el impulso racionalizador de la acción estatal de la época, se reconoce un esfuerzo por parte de los cuadros docentes centrado en la búsqueda de una fundamentación científica de la práctica profesional en correlato con la necesidad de distinguirse de las tradicionales acciones voluntaristas, filantrópicas y de los amateurs (Lera, 2008, p. 210).
A diferencia de las afirmaciones que sostiene que el Trabajo Social se incorpora al campo científico en una relación de subordinación y como reproductor de los conocimientos de otras disciplinas, observamos que -en el caso santafesino- la vinculación de la profesión con el conocimiento se desarrolla en correlato con el mandato fundacional de formar el personal idóneo para implementar la política de asistencia social[18] (Vallejos y Chechele, 2019, p. 61), no así por el reconocimiento de su autoridad teórica (Genolet, et. al., 2005, p. 148).
Podemos rastrear las primeras experiencias de investigación de las/los estudiantes y graduadas/os en distintos espacios que aportan a la construcción profesional/disciplinar del Trabajo Social. Entre ellos, en los proyectos del Gabinete de Investigaciones Económico-Sociales, en sus prácticas en la Dirección de Estadísticas, en la elaboración de las monografías, en la publicación de la Revista de la Escuela de Servicio Social y en la participación en Congresos Nacionales y Provinciales en los que circulaban distintas producciones -desde informes con sistematizaciones de prácticas, partes de monografías, reseñas sobre distintas lecturas teóricas, etc.
En cuanto a las instancias de formación práctica y la elaboración de los trabajos finales, se reconocen tareas de observación, encuestas y de procesamiento de datos empíricos -fundamentalmente- de las condiciones demográficas y de vida de las familias, como así también, datos sobre la organización de las instituciones de bienestar social. Estas investigaciones poseen un fuerte contenido matemático y estadístico, lo cual sintoniza con la relevancia que el gobierno le otorga a la disciplina estadística para tomar decisiones y definir las soluciones de los problemas sociales. En esa interlocución entre la profesión y el Estado, podemos inscribir estas producciones en la tradición sociográfica[19] de investigación social en tanto rama aplicada de la Sociología, que durante los años ‘40, se recepciona en la enseñanza académica en América Latina.
Avanzada las décadas del ‘50 y ‘60, identificamos una marcada preocupación de docentes de la carrera, graduadas y estudiantes que demandan y debaten sobre el perfil profesional, la intencionalidad de la formación teórica y práctica, la estructuración pedagógica de los Planes de Estudio. En las sucesivas modificaciones de los lineamientos de la formación, observamos que las prácticas de investigación van consolidando un carácter científico y empírico, incorporando otras técnicas y metodologías que complementan a la indagación estadística.
Estas preocupaciones se anudan a la necesidad de generar condiciones para la jerarquización de la formación y del ejercicio profesional. Esta inquietud involucra otras luchas como la solicitud de pase de la Escuela de Servicio Social al ámbito universitario en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales (UNL) que se disputa desde los primeros años del surgimiento de la formación, y logra concretarse en el año 2010.
3. Protagonistas del campo profesional/disciplinar: algunos aportes y propuestas de Ángela Teresa Vigetti
En el Servicio Social santafesino, desde sus inicios -como desarrollamos en el apartado anterior- existió una preocupación por el lugar de la investigación. Eso se observa en la preocupación por la formación y las posibilidades para el desarrollo de las mismas en el marco institucional. Asimismo, sus protagonistas bregaron por la jerarquización de la profesión a través de la formación brindada en la Escuela de Servicio Social.
A modo de contextualizar y teniendo en cuenta el carácter feminizado del Trabajo Social, es importante reconocer que -históricamente- las mujeres han sido deslegitimadas en el campo científico. Como principales argumentos se restó valor cognitivo a cualidades con las que fueron socializadas, a la vez que el ámbito académico obedece a reglas que socialmente fueron atribuidas a varones, como la razón, objetividad y competencia (Gavrila & Ramacciotti, 2020). Entre las protagonistas de este campo, destacamos a Ángela Teresa Vigetti; quien ingresa a la Escuela en el año 1943 -luego de recibirse de contadora-, y se desempeña posteriormente como docente y directora de la institución. En esta última función, ocupó un rol activo durante su cargo en el período desde 1957[20] hasta 1971; desde allí realizó contribuciones respecto de la formación profesional en general; y en particular la enseñanza y el aprendizaje de la investigación.
En el marco de su formación[21], Teresa participó de instancias como becaria de Cursos y Programas conveniados por la OEA; participó activamente de diferentes eventos profesionales[22] nacionales e internacionales en los que se destaca su designación como representante de la carrera y de las Escuelas de formación profesional de Servicio Social de Argentina.
En consonancia con lo planteado por Genolet (2013) a partir de las diferentes producciones teóricas realizadas por Teresa Vigetti y su trayectoria de formación, es posible rastrear una inquietud constante sobre la investigación en Servicio Social. En su periodo como Directora, podemos identificar un incremento en la presentación de trabajos finales de carrera, de profesionales que habían egresado de la institución pero no se habían recibido hasta el momento. En su libro “La investigación en Servicio Social”, de 1965, ella plantea la importancia de investigaciones producidas por asistentes sociales; y para eso, entre otras propuestas sostiene la necesidad de acompañamientos a estudiantes para la realización de sus trabajos monográficos donde implican actividades de investigación.
A continuación, nos interesa recuperar algunas reflexiones que la autora expresa con respecto a la investigación en Servicio Social. Las mismas son recuperadas de sus producciones escritas, particularmente dos trabajos que dialogan de manera directa con este tema: su monografía para finalizar con la carrera, y su libro publicado años después, ya en su función de Directora de la Escuela.
Por un lado, en 1948, presenta su monografía para la obtención del título de Asistente Social, la misma se titula “Trascendencia del conocimiento sociológico para el servicio social. Ensayo”. En dicho escrito, la autora realiza reflexiones en relación a la importancia del conocimiento sociográfico, como un conocimiento particular de la sociología para el Servicio Social.
Al indagar respecto a la sociografía - si bien pueden existir diversas definiciones- González Bollo y Lazarte (2019) sostienen que es una rama de la sociología que se centra en el estudio y análisis descriptivo de los grupos sociales. Es así que, la sociografia combina la descripción de condiciones de vida con la aplicación de encuestas o cuestionarios. En esa línea, Pereyra (2008) expresa que la sociografia proviene de la tradición positivista, que considera la existencia de una realidad objetiva a la que es posible acceder mediante la observación. Su principal herramienta es la encuesta y su principal unidad de análisis es la familia, a través del estudio de los presupuestos y el consumo familiar. Las investigaciones sociográficas recortan tópicos demográficos y de la estructura social con una metodología empírica e inductiva, bajo la premisa de un paradigma matemático para medir el hecho social, aunque sin pretensiones teóricas muy elaboradas (p. 5).
Particularmente en Argentina en la década de 1940, la sociografía se caracterizó por el estudio de la sociedad “en concreto”, en un tiempo y en un espacio determinado; orientada entre los límites amplios de la sociología (Gonzalez Bollo y Lazarte, 2019). En relación a eso, la monografía de Teresa Vigetti, busca aportar sobre las grandes líneas del Servicio Social y la importancia que para este reviste la sociografía. Para eso argumenta que -para la determinación racional de dichos principios- el Servicio Social necesita poseer un profundo conocimiento de ‘lo social’, es decir, conocimiento de la estructura y mecanismo del conglomerado social considerado como unidad total y conocimiento de la ‘tónica’ del momento histórico presente.
Asimismo, en el trabajo de Vigetti podemos identificar una preocupación respecto a instancias formativas para conocer la realidad, como modo de ordenar racionalmente las diferentes formas prácticas de acción. Estas inquietudes dialogan con la propuesta de la sociografía en cuanto a criterios teóricos y metodológicos. Por otra parte, las principales técnicas de la sociografía consistían en la observación participante como la encuesta a través de cuestionarios que se centran en analizar los presupuestos familiares y la historia de vida de las familias, buscando un patrón de variación entre generaciones (Pereyra, 2008, p. 7). Entre la bibliografía propuesta por la cátedra de Técnicas de Investigación Social a cargo de Teresa Vigetti en 1963, nos encontramos con un apunte particularmente sobre este tema -encuesta, la entrevista de grupo y la observación participante- basado en los aportes de Gino Germani y Lumberg, que nos habilita a reflexionar sobre diálogos posibles entre las propuestas e ideas de Vigetti con las discusiones y temas de la época.
Años más tarde, en 1965 ya desde su función de Directora, Teresa Vigetti publica el libro “La investigación en Servicio Social”, donde se pregunta y analiza las diferencias y relaciones entre la investigación social y la investigación en Servicio Social. Si bien ambas tienen puntos de contacto desde sus orígenes, Vigetti define a la investigación en servicio social como “(...) la actividad investigativa, basada en métodos que pueden comunicarse y comprobarse, cuyo objetivo es añadir algo al conocimiento disponible sobre servicio social” (p. 7) En cuanto a la investigación social específicamente, el Asistente Social puede cooperar como miembro.
En uno de los apartados del libro, la autora desarrolla un panorama de la investigación en servicio social en Argentina, identificando algunas dificultades. Si bien al momento reconoce como ‘poco’ lo que se ha realizado en el campo, alerta de un interés que ha crecido con mucha fuerza en esa última década. Asimismo, menciona que en los últimos años la mayoría de las Escuelas de Servicio Social incorporaron Investigación Social como asignatura de los planes de estudio, lo cual identifica como un hecho significativo, aunque sería conveniente reforzar en el campo específico de la “investigación en servicio social”.
Dentro de su diagnóstico de la situación del país, identifica como principales dificultades la falta de actualización de profesionales sobre la necesidad e importancia de la investigación en servicio social; la falta de recursos financieros, las barreras de incomprensión en los Asistentes Sociales de “acción”. Respecto a eso la autora (1965) sostiene que:
(…) es de fundamental importancia desarraigar definitivamente del convencimiento de los Asistentes Sociales el concepto erróneo de que aquel que se dedica a investigación en servicio social, se aleja del propio campo del servicio social y, en consecuencia, pierde el carácter profesional respectivo. Concepto erróneo quizás de limitar el servicio social a sus formas primitivas (p. 19).
En esa producción, se plantea necesario aumentar y facilitar los canales de comunicación entre los Asistentes Sociales investigadores y los Asistentes Sociales de acción. Aclara -además -que los asistentes sociales no son “encuestadores”, sino que estos profesionales y sus registros pueden ser una rica fuente de información, no solo en su propio campo sino en la investigación social junto a equipos de investigación con otras disciplinas.
A partir de las observaciones realizadas por Teresa Vigetti, es posible identificar un diagnóstico respecto de las dificultades teóricas y prácticas de la enseñanza de la investigación en la formación profesional en el país, las cuales atribuye -entre otras cuestiones- a la escasez de Centros y Cursos Superiores de formación, como también a la falta de personal experto que aborde el tema. Entre sus proposiciones se destaca la iniciativa de gestionar becas de formación en el extranjero y contratar especialistas para apostar a la generación de recursos humanos que luego se desempeñen como docentes y formadores.
Estos primeros acercamientos marcan una postura clara de Teresa Vigetti respecto a la investigación en Servicio Social y el lugar institucional de la misma, a sus propuestas y líneas de formación. En relación a eso, las fuentes documentales nos permiten un acercamiento a las discusiones y planteos de la época, por lo cual presentan un gran valor para continuar indagando. Es necesario -a su vez- vincularlos a otras fuentes que hacen a la dinámica y el proceso histórico de la vida institucional de la Escuela de Servicio Social en Santa Fe.
4. Reflexiones finales
A partir de la revisión y análisis de fuentes documentales, es posible dar cuenta del escenario institucional de la Escuela de Servicio Social de Santa Fe en relación al proceso de incorporación de la dimensión investigativa en la formación profesional. Particularmente, nos centramos desde los primeros años de la institución hasta la gestión de Teresa Vigetti, como actriz fundamental en esta temática.
Para eso, rastreamos los lineamientos de la formación profesional vinculados a las instancias de investigación; consideramos variables internas y externas al campo disciplinar las cuales permiten abonar -por un lado- a la idea de continuidad del mandato fundacional de “formar personal idóneo para asistir” imperante en la primera década fundacional de la Escuela; y - por el otro- las disputas del colectivo profesional, para instalar ciertos temas y problemas en agenda pública, participando en la consolidación del campo profesional.
Desde los primeros años de la Escuela, sus integrantes bregaron por una jerarquización de la formación. Esto se sostiene desde las discusiones respecto a los planes de estudios, las propuestas formativas diversas, los debates en torno a la producción de trabajos finales, entre otros. En este marco, podemos identificar a Teresa Vigetti como una protagonista desde las diversas funciones ocupadas. Recuperar sus producciones escritas nos permite acercarnos a los planteos de la época, y vincularlo con un contexto particular de las ciencias sociales.
Las producciones recuperadas- la monografía y su libro- representan no solo un el valor disciplinar, sino también un modo de visibilizar el lugar que ocuparon las mujeres Asistentes Sociales en prácticas y ámbitos que históricamente han estado reservados para varones. Mujeres que, con sus acciones generaron cuestionamientos tanto en los estereotipos de género de la época, como en la misma construcción del espacio profesional-disciplinar; en el caso de Teresa, a partir del ejercicio profesional en actividades de producción estadística, la participación en eventos académicos, viajes e instancias de formación, el desempeño en cargos públicos y estatales de dirección y asesoramiento técnico, entre otras tareas y ámbitos en los que históricamente ha predominado una racionalidad científica masculina.
Esta protagonista del Servicio Social santafesino - desde sus producciones- sostuvo posicionamientos claros respecto al lugar de la investigación en Servicio Social, en diálogo con las discusiones científicas de la época. Es pertinente continuar trabajando en el reconocimiento y visibilización de sus producciones y aportes, que -en tiempos de profesionalización- abonaban a la discusión de los sentidos y fundamentos del campo profesional/disciplinar. Recuperar parte de su itinerario en distintos espacios donde se validan y legitiman ideas, prácticas y conocimientos sobre la sociedad nos permite ubicarla como “pionera” en la configuración del campo profesional-disciplinar en Santa Fe.
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Notas
Notas de autor
Jurídicas y Sociales de la UNL; maestranda en Trabajo Social por la Universidad Nacional de Entre Ríos. Docente en “Trabajo Social su configuración como profesión y disciplina” e “Investigación Social II” de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UNL. Integrante del CAID “La profesionalización de Trabajo Social en Santa Fe, desde sus orígenes institucionales en la década del'40 hasta la década del ‘70”. Trabajadora Social de la Secretaría de Bienestar Universitario – UNL.