Notas
Recepción: 18 Octubre 2019
Aprobación: 30 Noviembre 2019
He aquí el esteticista y modernista más clamado en el siglo xx, fundador de la literatura peruana, dramaturgo caracterizado por compartir una visión trágica de la vida con un extremo opuesto, que revela la armonía del mundo familiar en la memoria de una infancia terrible. Asimismo, Abraham Valdelomar (1888-1919), célebre poeta, ensayista y periodista nacido en Lea. Según (Villegas. F, 2013), distinguido por lograr destacar deliberadamente la sinceridad generada por un sentimiento genuino, con la que consiguió ejemplificar un contraste entre la condición socioemocional y la belleza del universo, a través del arte parnasiano y simbolista.
El insigne «Conde de los Lemos» cursó un rol notable durante el poco tiempo en que vivió, a pesar de que padeció lo más «crudo» de la pobreza en el ambiente de su aldea natal, debido a la falta de acceso a recursos indispensables y a la carencia de afecto en el hogar. Según Valdelomar «yo soy aldeano y me crie a orillas del mar, viendo mis infantiles ojos de cerca y permanentemente la naturaleza, no me eduqué con libros sino en el crepúsculo, mi profesor de religión fue mi madre; y lo fue después el firmamento». Este autor destacó cabalmente en la elaboración de sus versos a base de objetos y elementos de la naturaleza, como el paisaje y el mar, que son considerados como simbolismos propios del esteticismo, que representan lo más auténtico del sentir provinciano. Esto se realiza con la finalidad de mostrar los golpes más duros de la vida. Del mismo modo, Valdelomar a menudo plasma su alma en cada uno de sus poemas con colores que esconden esa ternura infantil, en la que intenta ahondar con un tono coloquial que penetra en el prosaísmo por la descripción excesiva.
Asimismo, cabe recalcar que su voz de liderazgo fue escuchada, en tanto perteneció al diario La prensa como periodista donde destacó con rol importante; fue durante esta experiencia de su vida que supo contemplar la llegada de la modernidad del siglo xx, época en la que se necesitaba una escritura ágil que capturara inherentes de la realidad. Esta inquietud de Valdelomar lo condujo a introducir procedimientos literarios para comparar la modernización de la capital Lima con el recuerdo de su lugar de nacimiento.
Es de relevancia señalar que Valdelomar formó parte de un grupo de poetas con gran talento y emoción social que rompieron con aquellos moldes de la primera mitad del siglo xx. (Bernabé.M, 2003). Cabe recalcar que no había existido anteriormente un poeta capaz de reflejar su añoranza a su «tierra natal» a través de sus versos como el poema «La danza de las horas», ya que, mediante esta creación, este poeta fue capaz de revelar nuevas formas de expresión literaria, para popularizar las costumbres provincianas.
Una de las producciones más reconocidas y aclamadas de Abraham Valdelomar por la representación que hace a una canción metafísica sobre el destino existencial humano que liga profundamente dos realidades, el ser y la muerte, a través del devenir, es el poema «La danza de las horas», el cual refleja con certeza los recuerdos de su paupérrima infancia. Además, este poema presenta una métrica regular con quintetos en cada una de las cuatro estrofas, lo cual nos indica que la forma del poema es un tanto tradicional. Del mismo modo, se puede ver un encabalgamiento entre el verso 3 y 4 «y el sol parece como que quisiera subir corriendo por las nubes, en la extensión lejana»; la finalidad de esto es para dar un sentido de continuidad, con una mayor dinámica de lo descrito. Por otra parte, en esta creación maravillosa se puede hallar un tono sensible y nostálgico, así como también podemos ver lo esencial en la vida; ya que muestra un lado existencialista con la cadencia armónica que ajusta sus notas excelsas en acompasado diapasón. También, el lenguaje coloquial que se manifiesta en este poema refleja la vida hogareña y provinciana, al mismo tiempo que evoca la experiencia familiar con la tristeza usual de un ser que ha sufrido la carencia material y afectiva.
Si bien Valdelomar se vio influenciado por sus experiencias personales a lo largo de su vida, al momento de escribir este poema también tuvo en cuenta aspectos estilísticos y técnicos que contribuyeron para moldear el contenido del poema como, por ejemplo, los simbolismos y los recursos metafóricos, que son las principales causas que nos remiten al ambiente familiar, la sensación de ausencia y soledad que embarga al poeta. Es así como Valdelomar plasma simbolismos en versos como «que se baña en el pecho la Tristeza desnuda», el cual hace referencia a que la tristeza que abunda en todo el ser está siendo más parte del yo poético; además se evidencia que esta sensación de melancolía y de dolor está arrollando con el ser humano. En este sentido se puede evidenciar que en el verso 3 «y el sol parece como que quisiera subir» la presencia de un símil que presenta claramente el comienzo y el amanecer de una vida monótona y circular donde se evidencia el inicio las constantes y repetitivas tareas en el hogar y en el campo.
El poema «La danza de las horas» presenta gradualmente un visión negativa y trágica de la vida que se da a través del uso de la descripción de los recuerdos por medio de recursos metafóricos, que hacen referencia a lo bello del campo que lo rodeó en su infancia. Asímismo, nos muestra un contraste perfecto entre la naturaleza y situación socioemocional.
Del mismo modo, el dramaturgo Abraham Valdelomar se vio influenciado por esteticismo cuya intención principal era revelar la magnitud y la belleza del universo. De esta manera, es pertinente dividir el poema en dos apartados, ya que desde el verso 1 hasta el 10 se presenta el tema de la inconformidad de la vida a pesar del ambiente bello. Asimismo, desde el verso 11 hasta el 20 se manifiesta claramente la nostalgia y la tristeza como tema predominante de este segundo apartado.
Es así como mediante la personificación en el verso 7 «en que cantan los campos una canción de vida» nos presenta su añoranza a la hermosa naturaleza que hay en el campo, la cual cumple la función de reflejarnos un sensación diferente y emotiva de su lugar de nacimiento; ya que él era un poeta que presentó rasgos de patriotismo ligados a su sentimiento efervescente de identificación con su natal Lea. En consecuencia, por mucho tiempo ha sido considerado como un poeta dedicado a encabezar las filas patriotas.
El difícil arte predilecto de los versos, expresa el sentir provinciano de Valdelomar, del mismo modo que nos expresa un sentimiento auténtico desde el momento en que recuerda su infancia y practica un franciscanismo literario de dulce ingenuidad, en definitiva, un arte sencillo. El contacto que hace Valdelomar entre la «sensibilidad» y lo «trágico» es plasmado en el retrato que hace de un pueblo, lo que permite tender puentes entre el estilo de escritura y sus sentimientos, lo cual parece ser una obra con compromisos y orgullo.
Por otro lado, las constantes menciones de partes del cuerpo humano por medio de los paralelismos dentro del poema, nos remiten a una mayor naturalidad y rasgos genuinos de lo descrito, tal como se presenta en el verso 5 «hoy quisiera reír»; esta cita presentada es de suma relevancia para entender que Valdelomar quería llegar al lector de una manera legítima y autentica, y que por consecuente el lector se introduzca a la realidad nostálgica, construida a partir del deseo de felicidad que se evidencia como un sentimiento inalcanzable dentro de este verso. Además, el paralelismo que interviene al final de cada estrofa, a fin de conectar dos acciones con la que el yo lírico desea que sucedan con premura, influye para que la producción poética de Valdelomar refleje las distintas etapas del anhelo y el deseo del ser humano ante un contexto deprimente.
El uso de la personificación en el poema «La danza de las horas», en el verso 12 «que me dice cosas tan ambiguas el viento», es plasmada con la finalidad de dar un sentido nostálgico a los elementos de la naturaleza y combinar la frivolidad del viento y su sentimiento de pertinencia con aquel lugar. Es por ello que describe las actividades sensoriales del ser humano y, mediante ello, logra remitirnos a una emoción de tristeza y añoranza.
En conclusión, Abraham Valdelomar se constituyó como uno de los literatos más reconocidos de la historia del Perú, debido a su rol en la fundación de una literatura regida por los simbolismos y por la corriente esteticista. Asimismo, su concepción de ahondar en una visión trágica de la vida a partir de los recuerdos más genuinos de su infancia en el campo lo llevaron a realizar una armonía del mundo familiar y belleza del pueblo. Del mismo modo, este dramaturgo refleja la belleza del campo con lo retratos que hace de su ciudad natal, mediante las metáforas, personificaciones y simbolismos, los cuales consiguen manifestar la añoranza hacia la vida provinciana. Por último, la originalidad de Valdelomar al expresar los sentimientos que movía su ideal franciscanita lo llevó a dar rienda suelta a su imaginación desbordante, en la que nos hace un llamado a la vida provinciana.
BIBLIOGRAFÍA
BERNABÉ. (2003). «Dinamismo y rebeldía en el Perú: el caso de Valdelomar», vol.3. Barcelona. Lima, 41-42.
ESPINOZA, E. (2007). Crónica modernista de Abraham Valdelomar (Tesis de Magíster). Universidad Mayor de San Marcos, Lima.
SILVA, R. (s. f.). Abraham Valdelomar desde la perspectiva del poder (Tesis de Doctorado). Pontificia Universidad la Católica del Perú.