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El hacedor de sueños: espacios significantes en El movimiento y el sueño, de Alejandro Romualdo

The Dream Maker: Significant Spaces in El movimiento y el sueño by Alejandro Romualdo

Le faiseur de rêves: Espaces signifiants dans El movimiento y el sueño d’Alejandro Romualdo

Cristian Walter Lindo Pablo
Universidad de Granada, Perú

Boletín de la Academia Peruana de la Lengua

Academia Peruana de la Lengua, Perú

ISSN: 0567-6002

ISSN-e: 2708-2644

Periodicidad: Semestral

núm. 70, 2021

boletin@apl.org.pe

Recepción: 25 Abril 2021

Aprobación: 03 Julio 2021

Publicación: 02 Diciembre 2021



DOI: https://doi.org/10.46744/bapl.202102.015

Resumen: El trabajo propone una nueva interpretación a uno de los poemarios más importantes de la obra de Romualdo: El movimiento y el sueño. Obra donde el autor llega a consolidar el principal objetivo de su quehacer poético: la búsqueda constante de una nueva realidad poética a través del trabajo tenaz e incisivo sobre la materialidad del lenguaje. Para ello, después de un repaso por las diversas etapas de su obra y sobre la exigua crítica en torno a su poética, se analiza el poemario a partir de la concepción de la poesía concreta propuesta por el Grupo Noigrandes, para luego analizar el poema a partir de la noción de sueño y relaciones espaciales propuesta por Lotman y la noción de condensación de Freud.

Palabras clave: Espacio, sueños, desplazamiento, relaciones de espacialidad, Plurisignificante.

Abstract: This work proposes a new interpretation of one of the most important poetry books of Romualdo’s work: El movimiento y el sueño .The movement and the dream]. A work where the author consolidates the main objective of his poetic work: the constant search for a new poetic reality by working tenaciously and incisively on the materiality of language. To this end, after a review of the various stages of his work and the meager criticism of his poetics, the collection is analyzed from the conception of concrete poetry proposed by the Noigandres Group, and then the poem is analyzed from the notion of dream and spatial relationships proposed by Lotman and Freud’s notion of condensation.

Keywords: Space, dreams, displacement, spatial relationships, Plurisignificant.

Résumé: La présente recherche propose une nouvelle interprétation d’un des recueils les plus importants de l’œuvre de Romualdo : Le mouvement et le rêve. Un ouvrage où l’auteur parvient à consolider le but principal de son travail poétique : la recherche constante d’une nouvelle réalité poétique à travers un labeur tenace et incisif sur la matérialité du langage. Pour cela, après avoir révisé les diverses étapes de son œuvre et la critique exiguë qui entoure sa poétique, nous analysons le recueil à partir de la conception de la poésie concrète que propose le Groupe Noigrandes, pour analyser ensuite le poème à partir de la notion de rêve et relations spatiales que propose Lotman, et la notion de condensation de Freud.

Mots clés: Espace, rêves, déplacement, relations de spatialité, pluri-signifiant.

1. Introducción

Un silencio incomprensible se ha cernido en estas últimas décadas sobre la obra de Alejandro Romualdo. Los trabajos críticos sobre su obra son exiguos, y la divulgación de su poesía a partir de nuevas y mejores ediciones es una tarea pendiente de la industria editorial peruana[1]. Sin embargo, no hay ninguna justificación para que se produzca esta indiferencia. La obra de Romualdo es una de las más versátiles y de mayor calidad dentro de nuestro acervo literario, y muestra de ello es el poemario que analizaremos en este trabajo: El movimiento y el sueño. En este libro, que marca una nueva etapa en su poesía, el autor consigue, después de una búsqueda constante, apropiarse de una nueva forma de expresión poética, con base en la experimentación del espacio y del lenguaje. Este nuevo discurso hará que, en el texto, se produzca una explosión de significado, al punto de que la propia estructura del poema contenga una connotación propia, como en algún momento fue anhelado y propuesto por los representantes de la llamada «poesía concreta». Y, a partir del hallazgo de esta nueva forma de concebir a la estructura del poema como un agente significante, se procederá a realizar un análisis textual del poema, en función de las concepciones del sueño propuestas por Freud (condensación, desplazamiento, inversión), y las que propone Lotman (conservación y plurisignificancia), además de su concepción de interpretación de la realidad a partir de las relaciones espaciales. Todo ello para hacer patente la hipótesis de este trabajo, que consiste en demostrar cómo Alejandro Romualdo, a partir de la evolución y el ejercicio de una nueva experiencia verbal, consiguió, con El movimiento y el sueño, concebir una manera singular de acercarse a la poesía realista, conquistando el espacio y dotándolo de múltiples significados (políticos, sociales y míticos), y recordándonos que no solo la palabra habita en el tiempo, sino también en un dúctil espacio.

De esta manera se intentará cumplir con los objetivos de este trabajo:

ampliar el horizonte de investigaciones sobre la obra del poeta peruano, exponer su incesante y original exploración con el lenguaje, y hacer un llamado a una nueva, constante y plural lectura crítica de su poesía.

2. Alejandro Romualdo y la extensión de su palabra

Alejandro Romualdo Valle Palomino (Trujillo, 1926 - Lima, 2008) inició su recorrido poético con La torre de los alucinados, su primer poemario, que mereció el Premio Nacional de 1949. Este libro marcará el inicio de la primera etapa de su poética, donde canta a personajes y objetos rescatados de la infancia, y contempla con melancólico desencanto la remodelación de ese mundo, una vez expuesto a los ojos del adulto. En este poemario, donde habitan los duendes, los cisnes y los ángeles, fluye una visión del tiempo que esconde los primeros afectos propios de la infancia, envueltos en el encanto y la inocencia. Después de este primer despertar poético, le seguirán las publicaciones de Cámara lenta (1950) y El cuerpo que tú iluminas (1950-1951), en ambos poemarios Romualdo mantiene el uso de un lenguaje suntuoso y deslumbrante, pero donde aparece el tema amoroso que llena de vitalidad y euforia al yo poético, que por preservar su amor es capaz de luchar contra la fugacidad del tiempo. Años más tarde aparecerá Mar de fondo (1951), libro que, según Camilo Fernández (2005), será el comienzo de una segunda etapa que se prolongará hasta Cuarto mundo (1970), donde Romualdo hace frente a una poesía simbolista oponiendo «un verso militante, donde se sienten los ecos del Canto general (1950) y de la poesía de Vallejo sobre la guerra civil española» (Fernández, 2005, p. 47). Con Mar de fondo, Romualdo también comienza una nueva búsqueda en lo formal, y para ello vuelve a la forma clásica del soneto. Es aquí donde se empieza a ver un replanteamiento de su poética, al «descubrir el mundo y los seres que lo moran» (Escobar, 1973, p. 140). Este es un periodo de transición hacia una posición socialmente más comprometida.

En 1950, Romualdo viaja a España, donde se encuentra con la dictadura de Franco, mientras que en su paso por Italia, donde se quedará hasta 1953, descubre la concentración del partido comunista en Florencia. Es entonces que comienza a darse cuenta del poder de la multitud organizada por un fin social. Y esta revelación será decisiva para el nuevo rumbo que tomará la poesía de Romualdo, la cual se volverá explícitamente social, además de desarrollar nuevos recursos poéticos como la anáfora, el paralelismo y la exclamación. El primer poemario donde se refleja esta nueva poética es España elemental (1952), libro que remite al libro de Neruda, España en el corazón (1937), o a España, poema en cuatro angustias y una esperanza (1937) de Nicolás Guillen, y, por supuesto, a España, aparta de mí este cáliz (1939) de Cesar Vallejo, a quien desde ese momento le será un eterno deudor. De esta decisiva influencia, Escobar (1973) dice lo siguiente: «El influjo de Vallejo lo guía en su osada búsqueda de efectos rítmicos, de contrastes repentinos, de disonancias expresivas, pero sobre todo en la construcción de las correlaciones y su control semántico y sonoro» (p. 141). Sin embargo, su verdadera voz, siguiendo la senda de la denuncia social y la búsqueda de un verso descarnado y cotidiano, la encontrará en Poesía concreta (1952-1954). Al respecto de este hallazgo, el poeta en una entrevista hecha por Roland Forgues (2005) precisa lo siguiente:

Poesía concreta significa para mí un cambio en el sentido de que en esos poemas trato de ver la realidad como es. Se trata de un cambio estético e ideológico. El descubrimiento de la realidad viene de un poema del libro El cuerpo que tu iluminas que se llama “La prodigiosa realidad”. Por otra parte, el poema “A otra cosa” está hecho en un contexto distinto al que había en el Perú. (p. 77)

Al final de la década de 1940 se da el inicio de la dictadura de Manuel Odría, y ante esas circunstancias de opresión, era necesaria la búsqueda de un nuevo lenguaje que concretara la indignación, la rebeldía, el hambre, la sed, la esperanza, el cielo y a Dios. Es por eso que en Poesía concreta, Romualdo intenta materializar este nuevo sentimiento vital con base en la construcción de un verso sintético y contundente, enraizado en este tiempo que lo aflige, y para eso «necesita decir palabras de este tiempo/para este tiempo» (Romualdo, 1986, p. 103). Necesita desmitificar la utopía cristiana del cielo, a Dios, y a la vida hacerla concreta y corpórea, hasta ser capaz de asirla. Siguiendo este afán de renovación del lenguaje, e inmerso completamente en el campo político y social, nacerá Edición extraordinaria (1958), libro que tal vez es el más recordado de su producción, debido, en parte, a que incluye el poema más celebrado de Romualdo: «Canto coral a Túpac Amaru, que es la libertad». Dicho poemario, que tiene un tono abiertamente contestatario, tiene un valor fundamental en la evolución poética de Romualdo, porque es con Edición extraordinaria que comienza la incorporación de nuevos elementos poéticos recogidos de la realidad cotidiana, como lo hace, por ejemplo, en el poema «La huelga»:

La huelga

Ya sé que tú no puedes comprender por qué

Por qué me emociona una cosa tan “común” como una huelga:

Una huelga es más honda que un espejo,

Una huelga es más pura que un vaso de agua.

Una huelga refleja mil deseos y privaciones,

Largos años de sufrimiento,

De pan frío,

De lecho frío.

Una huelga clama una sed infinita,

Una infinita sed de justicia.

(Romualdo, 1986, pp. 108-109)

En 1967, durante su exilio en México, Romualdo publica Como Dios manda; poemario que continúa con la actitud contestaría y vital del poeta en sus libros precedentes, pero donde se empiezan a vislumbrar, en poemas como «Coral a paso de agua mansa», las primeras inquietudes del autor por hacer del poema ya no solo una representación, sino también «un acontecimiento, una realidad poética autónoma gracias al trabajo incisivo sobre el lenguaje» (Jara, 2014, p. 167). Años más tarde, aparece Cuarto mundo (1972), donde se realizan homenajes a distintos artistas, como Juan Ramón Jiménez o Vincent Van Gogh, y donde se revela su posición con respecto al quehacer poético como acto concreto y humano, «y no la rosa/ de Adán: la misteriosa y omnisciente» (Romualdo, 1986, p. 184).

Con la aparición de El movimiento y el sueño (1971), comienza la tercera etapa de la poesía de Romualdo, que se prolonga hasta En la extensión de la palabra (1974). En ambos poemarios hay una búsqueda constante de nuevos caminos para la materialización del lenguaje, y esta se hallará en el uso del espacio de la página en blanco y de las construcciones basadas en la polifonía, el contraste y el montaje, que permitirán la revitalización del lenguaje, logrando la formación de nuevos significados.

La última etapa del recorrido poético de Romualdo da origen al poemario Ne pane, ni circo (2002), que fue publicado primero en Roma, y, recién tres años después, reeditado en español por el Instituto Nacional de Cultura de Perú con el título Ni pan ni circo (2005). En este epílogo de su poesía, Romualdo vuelve al verso libre para preservar la memoria de los vencidos y para expresar las «denuncias de la violencia política, tanto de las cometidas por el Estado como por los grupos subversivos atentando contra los segmentos más vulnerables de la sociedad» (Pequeño Saco, 2020, p. 434). Asimismo, este último libro, como todos los demás que hemos expuesto en este recuento, no ha tenido la difusión que se merece, pues ha recibido injustamente el mismo trato mezquino que su autor, quien durante toda su existencia ha tenido un compromiso fiel y honesto con sus dos patrias: el Perú y la palabra.

3. El movimiento y el sueño

Sobre El movimiento y el sueño, la crítica ha coincidido en su afán experimental, dialógico y plurilingüista. Al respecto, Ruiz Barrionuevo (1999) ha dicho que hay en este libro:

[U]na ambición de objetivar un único poema mural que establezca como simultáneo en su espacio lo que temporal y espacialmente está separado, y así cada poema es una parte o un paso más de la misma idea. En este caso se trata de poner en contacto dos proyectos tan dispares como el de los primeros astronautas y los objetivos y penalidades de la guerrilla del Che Guevara en Bolivia. (p. 1167)

En efecto, hay en todo el poema (que puede ser tomado como una sola unidad o dividido en ocho partes como lo hace Ruiz Barrionuevo) un afán constante de acercar y contrastar dos elementos disímiles a manera de antítesis. Sin embargo, lo que no se ha mencionado hasta este momento es el rol que cumple la disposición formal del texto en busca de esa dialéctica de unidades que se contrastan y se superponen con la intención de establecer, en su movimiento y en la espacialidad que ocupan y abandonan, nuevas maneras de expresión y nuevos significados. Para ello, primero será pertinente recurrir al concepto de poesía concreta que nace a mediados del siglo pasado con la aparición del Grupo Noigrandes en Brasil. Este grupo de artistas, que tenían como referentes a escritores como Stéphane Mallarmé, Guillaume Apollinaire, James Joyce o Ezra Pound, proponían acerca de la poesía lo siguiente:

En un poema concreto el contenido es fundamentalmente estructura, una realidad lingüística estructurada que no interpreta sentires ni comunica un mensaje sobre objetos ajenos a su realidad. Así, el poema comunica forma, una estructura-contenido, simultáneamente como información verbal y no verbal. (Sacerio-Gari, 1984, p. 172)

Ahora, si la estructura también puede comunicar, podemos concluir que la disposición formal, como el caso de El movimiento y el sueño, también puede tener una o muchas connotaciones. Con el fin de comprobarlo, partiremos de la noción de sueño y movimiento, que desde un inicio nos propone el título, para rastrear cómo el comportamiento espacial del texto nos va revelando significados y analogías relativas a la composición del mundo onírico.

3.1. El sueño

Freud (1995), en cuanto a la elaboración del sueño, indica que en este proceso se «busca preferentemente representar por medio de un solo producto mixto dos ideas contrarias» (p. 39). Entonces, si tomamos a todo el poemario como la totalidad de un sueño, este estaría compuesto por dos ideas contrarias, opuestas, como son las que representan el viaje de los astronautas hacia la Luna, y la peregrinación del Che Guevara en la hostilidad del suelo americano. Como veremos, esta oposición se nos muestra desde el inicio del poema:

El asalto del Cielo

Ha comenzado: Fuego

en las alturas: Gagarin

asciende

al firmamento

Ernesto

Che

Guevara

desciende

a los infiernos

(Romualdo, 1986, p. 197)

El héroe tecnológico y el héroe político comienzan su travesía a destinos completamente opuestos: el firmamento/los infiernos, que van a determinar desde un principio las condiciones que van a tener que enfrentar a lo largo de su viaje. El astronauta que enrumba al espacio tendrá la posibilidad de contar con el entorno apropiado que le da la tecnología para que su viaje sea lo menos oneroso posible, mientras que el guerrillero, que se ha quedado en la tierra (el infierno), enfrentará las dificultades que implican habitar un mundo implacable que no tiene piedad por los seres inermes y frágiles, para quien los muertos y heridos solo son los números dentro de una lista de objetos que se pierden en cualquier batalla:

Mi asma estuvo

implacable

de acontecimientos

guerreros: el resultado final

ha sido hasta ahora:

3 morteros de 60 MM.

2 Bz

3 Usis

2 radios

7 muertos

14 prisioneros sanos

14 heridos.

(Romualdo, 1986, p. 199)

Este contraste entre la opulencia representada por el hombre que habita el mundo sideral y la precariedad personificada en el hombre terrestre, se evidencian en un pasaje del poema denominado «Menú de los astronautas»:

Comida A: Cocktail de frutas

trozos de puerco Mañana trataremos

pasteles de chocolate de pescar

jugo de naranja La comida: 3 pajaritos

jugo de uva y el resto de palmillo

Comida B: Ternera y legumbres Decidimos comernos

Pastel ingles el caballo

y ananás pues ya era alarmante

jugo de naranja la hinchazón

y toronja A partir de mañana

jugo de uvas lata pelada

(Romualdo, 1986, p. 202)

En este segmento del poema, se puede ver claramente las diferencias entre las condiciones en las que se encuentran ambos personajes para afrontar su viaje. El locutor ha utilizado el campo semántico de la comida para contrastar de la manera más grafica posible esta oposición entre la opulencia tecnológica, «Cocktail de frutas / pasteles de chocolate / jugo de naranja / jugo de uva», y la precariedad primitiva, «Mañana trataremos / de pescar / La comida: 3 pajaritos / y el resto de palmillo / Decidimos comernos / el caballo». El menú de los astronautas nos hace recordar los grandes banquetes de la aristocracia o la monarquía, mientras que el menú de los guerrilleros parece la de cualquier hombre que ante una circunstancia límite solo busca en la comida el recurso que le permitirá sobrevivir.

Pero no solo la precariedad y la solvencia son las que representan ambos elementos del sueño, porque hay que recordar que el lenguaje onírico siempre se caracterizó por su indeterminación, y querer interpretarlo implica tomar una posición restringida y sesgada de su verdadera significación. Es esta indeterminación la que otorga aquel plurilingüismo al sueño, pues como diría Lotman (1999): «El sueño se halla circundado de múltiples limitaciones que lo vuelven un medio de conservación de información excepcionalmente frágil y plurisignificante» (p. 197). Asimismo, este criterio de plurisignificancia se complementa con la concepción que tiene el autor ruso acerca del lenguaje de las relaciones espaciales, la cual se revela como

[…] uno de los medios fundamentales de interpretación de la realidad. Los conceptos “alto-bajo”, “derecho-izquierdo”; “próximo-lejano”, “abiertocerrado”, “delimitado-ilimitado”, “discreto-continuo” se revelan como material para la construcción de modelos culturales de contenido absolutamente no espacial y adquieren significado: “válido-no válido”, “bueno-malo”, “propio-ajeno”, “accesible-inaccesible”, “mortal-inmortal”, etcétera. Los modelos más generales sociales, religiosos, políticos, morales del mundo, mediante los cuales el hombre interpreta en diversas etapas de su historia espiritual la vida circundante, se revelan dotados invariablemente de características espaciales unas veces en forma de oposición “cielo-tierra” o “tierra-reino subterráneo” (estructura vertical de tres términos organizada según el eje alto-bajo); otras, en forma de una cierta jerarquía político-social con la oposición marcada de “altos” y “bajos”; otras, en forma de valoración moral de la oposición “derecho-izquierdo” (expresiones: “hacer las cosas derechas”, “tener mano izquierda”). Las ideas acerca de pensamientos, ocupaciones, profesiones “altas” y “bajas”, la asimilación de lo “próximo” con lo comprensible, propio, familiar, y de lo “lejano” con lo incomprensible y ajeno, todo ello se ordena en modelos del mundo dotados de rasgos netamente espaciales. (Lotman, 1982, p. 271)

Entonces, a partir de este carácter plurisignificante del sueño y de las distintas maneras de interpretar la realidad en función de las relaciones espaciales, podemos hallar mucho más significados en la toma de posición de esta dicotomía planteada en el poema. Por ejemplo, la que encuentra Melis (Romualdo, 1986) en la oposición: lejanía/cercanía, donde «la Tierra —vista desde lejos— aparece como “el magnífico lugar que es/ para vivir”. Pero para los que viven su realidad diaria es un lugar de muerte y sufrimiento» (p. 15).

Otra antítesis puede ser la oposición establecida entre un mundo moderno regido por la tecnología —que involucra a los países más desarrollados de la tierra de aquel entonces, como los Estados Unidos y la Unión Soviética— y un territorio sumido en la miseria y el subdesarrollo, como los pueblos de Sudamérica. La tecnología traerá consigo la asepsia y la pulcritud, mientras que la miseria llevará al hombre a su degradación:

Los astronautas

jóvenes de nieve Pero yo soy

blancos y lentos una piltrafa humana

como dentífricos

perfumados

y vigilados cagado como un niño de pecho

hasta la digestión

(Romualdo, 1986, p. 204)

3.2. El movimiento

Los sueños no se componen de elementos que se aíslan y viven de manera independiente, sino todo lo contrario, siempre están buscando fundirse, como hilos «que se cruzan y entretejen en múltiples maneras en el camino» (Freud, 1995, p. 40). A este proceso Sigmund Freud lo denomina desplazamiento del sueño. Y como todo sueño, en el poema de Romualdo, también sucede lo mismo; estos dos elementos, el mundo sideral y el terrestre, debido a su constante desplazamiento (de derecha a izquierda, o viceversa), llegarán a acercarse tanto que muchas veces terminarán fundidos en un solo verso, o en una sola metáfora:

El polvo lunar

Olía como la pólvora

(Romualdo, 1986, p. 204)

Pero el desplazamiento no solo causa este tipo de hibridaciones, sino también la inversión de los elementos, porque «la relación de inversión halla en el sueño una notabilísima forma representativa, consistente en que otro trozo del sueño es transformado —simultánea o sucesivamente— en su contrario» (Freud, 1995, p. 52). Y, efectivamente, esto es lo que también sucede en el poema-sueño de Romualdo. Recordemos que, en gran medida, los dos elementos confrontados en el poema ocupan un lugar determinado (salvo en los desplazamientos esporádicos) dentro de la página en blanco. El Che y sus guerrilleros han sido ubicados en el margen derecho, mientras que los astronautas han ocupado el sector izquierdo. Sin embargo, en el tramo final del poema denominado «Entramos en la tierra», podemos ver que el orden se invierte y ahora los viajeros del espacio ocupan el margen derecho, y los peregrinos en el sector izquierdo:

Al fin de la batalla por la noche seguimos

Tú te levantas mientras hubo luna

Che luego descansamos

Te hundes en la tierra

en la luna

todo está muerto

Tú te alzas

en las montañas

en la tierra

todo está vivo

tú estás vivo en la palanca de comando

estás vivo en el motor de propulsión

estás vivo en la cámara térmica

estás vivo en la cabina de la nave

(Romualdo, 1986, p. 210)

Esta inversión es parte de una estrategia, la del apoderamiento del territorio que ocupaban los astronautas para convertirlo en un lugar más humano, real y lleno de vida; es por eso que se intensifica la vida terrestre representada en la figura del Che Guevara, en base a reiteradas reduplicaciones: «Tú estás vivo / estás vivo / estás vivo / estás vivo». Más adelante, veremos que todo lo que resta del poema ahora está dispuesto solo en el margen izquierdo, que ya ha sido conquistado plenamente por el sujeto terrestre y desde el cual ahora enuncia:

Nos falta el aire

pero no en el espacio

universal

donde tú vas volando

(Romualdo, 1986, p. 212)

Al final, sucede una inversión más, porque ahora los que van descendiendo a la Tierra (al infierno) son los astronautas: «¡ENTRAMOS EN LA TIERRA! / ¡ALL HELL BROKE LOOSE!»; y los que están en ascenso, en busca de la gloria, son los héroes guerrilleros encarnados en la figura del Che: «BROTA LA LEYENDA / en una Puerta de Machu Picchu/alcanzaste las estrellas». Sin embargo, tal vez el verdadero significado de esta inversión es mostrar la verdadera naturaleza del hombre en sus distintas facetas, así como evidenciar que las distintas circunstancias en la que se ve envuelto determinan su bienestar o su sufrimiento sin apartarlo de su condición humana, sino resaltándola, porque la dicha y el lamento son elementos imprescindibles para forjar su humanidad, sin importar si su sendero se encuentra entre las nubes del cielo o en una tierra parecida al infierno.

En suma, Alejandro Romualdo nos presenta esta conquista de la estructura verbal del espacio, no solo para exponer y contrastar dos de los mitos más emblemáticos de la segunda mitad del siglo XX, sino para hacernos partícipes de una experiencia verbal concebida como un sueño, de un vaivén de signos que dejan en su camino: ideas, sonoridades y sombras, estelas cargadas de sentido que nos recuerdan que nosotros hemos creado el espacio, y toda la razón y los mitos políticos, sociales y religiosos que se erigen sobre él.

4. Conclusiones

La obra de Alejandro Romualdo debe comenzar a revalorizarse a partir de la divulgación de su poesía en ediciones críticas y rigurosas, como sucede, por ejemplo, con Blanca Varela y Jorge Eduardo Eielson. Asimismo, para conseguir este fin, la crítica literaria también tiene un rol importante a través de la creación de nuevas y constantes lecturas e interpretaciones del autor de La torre de los alucinados.

La gestación de El movimiento y el sueño es la consecuencia de un trabajo constante que Romualdo ha tenido sobre la materialidad del lenguaje, quien ha intentado en cada etapa de su obra buscar nuevas experiencias poéticas para concretar las ideas y sentimientos que han colmado su pensamiento y su espíritu, desde la nostalgia por el mundo idílico de la infancia hasta el asombro por la osadía de los hombres que intentan conquistar el espacio.

El concepto de estructura-contenido propuesto por los representantes de la poesía concreta, que en el caso de El movimiento y el sueño ha sido concebido como la composición híbrida, errante y plurisignificante de los sueños, permite que se pueda hallar en este texto diversos espacios significantes, que, al comunicarse, son capaces de crear nuevos sentidos que nos remiten a diversos símbolos y mitos políticos, religiosos y sociales de la cultura occidental.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Romualdo, A. (con A. Melis). (1986). Poesía íntegra. Viva voz.

Ruiz Barrionuevo, C. (1999). La poesía de Alejandro Romualdo en la extensión de su palabra. Anales de Literatura Hispanoamericana, 2(28), 1159-1170. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=52336

Sacerio-Gari, E. (1984). El despertar de la forma en la poesía concreta. Revista Iberoamericana, 50(126), 165-174. https://revistaiberoamericana.pitt.edu/ojs/index.php/Iberoamericana/issue/view/167

Notas

[1] Una prueba de esta precariedad de investigaciones sobre la poesía de Romualdo en el Perú se evidencia en la ausencia de tesis sobre la obra del poeta peruano en el Repositorio Nacional Digital de Ciencia, Tecnología e Innovación. Además, en este mismo repositorio digital solo se pueden encontrar tres artículos que abordan directamente la labor poética del autor. Estos pertenecen a Luis Fernando Jara (2014), Ricardo Falla Barreda (2014) y Tamara Pequeño Saco (2020), todos ellos consultados para la elaboración de este trabajo. Asimismo, es pertinente indicar que en las últimas dos décadas en el Perú solo se ha publicado un poemario de Romualdo: Ni pan ni circo (2005), gracias a la labor editorial del Instituto Nacional de Cultura. Número ínfimo comparado con las ediciones que tienen algunos poetas contemporáneos al autor de Cuarto mundo, como Blanca Varela o Jorge Eduardo Eielson.
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