Artículos
El microrrelato en Amauta. Revista mensual de doctrina, literatura, arte, polémica1
Micro-narratives in Amauta. Monthly journal of doctrine, literature, art, polemics
Le micro-récit dans Amauta, revue mensuelle de doctrine, littérature, art, polémique
Boletín de la Academia Peruana de la Lengua
Academia Peruana de la Lengua, Perú
ISSN: 0567-6002
ISSN-e: 2708-2644
Periodicidad: Semestral
núm. 70, 2021
Recepción: 20 Abril 2021
Aprobación: 03 Julio 2021
Publicación: 02 Diciembre 2021
Resumen: La presente investigación tiene por objeto de estudio la revista Amauta, como órgano difusor del vanguardismo literario, y su objetivo es proponer la lectura de algunos microtextos («Fratricidio», de Luis E. Valcárcel; «Alba», de María Wiesse; y, «Parábolas del Ande», de Nazario Chávez Aliaga) publicados en sus páginas como microrrelatos. Este estudio se concentrará en los microtextos y se analizarán aquellos que revelen una dominante narrativa. A partir de la descripción de los microtextos, se advertirá si cumplen con las características principales del microrrelato: brevedad, narratividad y ficcionalidad. Como consecuencia de ello, se concluye que algunas de estas publicaciones pueden ser leídas como microrrelatos.
Palabras clave: microtexto, teoría del microrrelato, microrrelato peruano, revista Amauta.
Abstract: The object of this research is to study the journal Amauta, as a disseminating organ of literary avant-gardism, and its objective is to propose the reading of some microtexts (“Fratricidio”, by Luis E. Valcárcel; “Alba”, by María Wiesse; and “Parábolas del Ande”, by Nazario Chávez Aliaga) published in its pages as micro-narratives. This study will focus on the microtexts and will analyze those that reveal a dominant narrative. From the description of the microtexts, it will be noted whether they meet the main characteristics of micro-narratives: brevity, narrativity and fictionality. As a consequence, it is suggested that some of these publications can be read as micronarratives.
Keywords: microtext, micro-narrative theory, Peruvian micro-narrative, Amauta journal.
Résumé: Nous étudions dans cette recherche la revue Amauta, comme l’organe divulgateur de l’avant-gardisme littéraire : notre but est de proposer la lecture de certains micro-textes («Fratricidio», de Luis E. Valcárcel; «Alba», de María Wiesse; et «Parábolas del Ande», de Nazario Chávez Aliaga) publiés dans le revue comme des micro-récits. Nous nous concentrerons sur les micro-textes et nous analyserons ceux qui auront révélé une dominante narrative. A partir de leur description, nous pourrons dire s’ils remplissent les caractéristiques principales du micro-récit : brièveté, narrativité et fictionnalité. Nous concluons que certaines de ces publications peuvent être lues comme des micro-récits.
Mots clés: micro-texte, théorie du micro-récit, micro-récit péruvien, revue Amauta.
1. Introducción
Existe una modalidad textual en la cual predomina el carácter narrativo que ha sido omitida en los panoramas de la literatura peruana, e incluso ha sido confundida con otras modalidades textuales, debido a su extensión. Nos referimos al microrrelato. La crítica literaria nacional, en estos últimos años, ha prestado atención a su presencia en nuestra literatura, específicamente, a partir del surgimiento de antologías y revistas que develan la existencia de esta modalidad textual en nuestras letras; sin embargo, aún constituyen trabajos genéricos que, en primer lugar, no han advertido la naturaleza de estos microtextos, y, en segundo lugar, no han examinado la presencia del microrrelato en nuestra vanguardia literaria y menos aún en las revistas literarias y culturales de esta época. Por ello, en el presente trabajo de investigación se analizarán algunos microtextos publicados en la revista Amauta, a efectos de determinar si, por sus características, pueden ser leídos como microrrelato. La importancia de advertir la presencia de esta modalidad textual en revistas de vanguardia radica en que nos permitirá corroborar, como primer indicador, la hipótesis referida a que el microrrelato surge en el tránsito del modernismo al vanguardismo literario.
Asimismo, resulta pertinente indicar la existencia de un debate en torno a la denominación de esta modalidad textual, ya que algunos investigadores realizan una diferencia entre los términos minificción y microrrelato, mientras que otros los consideran sinónimos. Por ello, en el presente trabajo, emplearemos el término microtexto para designar a aquellos textos caracterizados por su brevedad y microrrelato para denominar a aquellos textos caracterizados por su brevedad, ficcionalidad y narratividad.
2. El microrrelato
Los investigadores que han abordado el análisis del microrrelato como modalidad textual que surge en los albores del siglo XX, dependiendo de la perspectiva empleada en sus estudios, pueden ser divididos principalmente en tres grupos: a) los no-clasificables (Koch, 2004; Zavala, 2018), b) los narrativistas (Lagmanovich, 2006; Andres-Suárez, 2010), y c) los hibridistas (Rojo, 1997; Tomassini y Colombo, 1996).
Los investigadores del primer grupo, losno-clasificables, postulan términos como microrrelato y minificción. El microrrelato se caracteriza por su narratividad y porque forma parte del segundo; mientras que la minificción no desarrolla una acción o constituye microtextos extraliterarios. Denominamos a este grupo como los no-clasificables, ya que proponen que la modalidad textual que analizamos no resulta clasificable en las categorías o géneros literarios existentes (Koch, 2004), debido a que no comparten su misma estructura o porque una de sus características es literaturizar formatos textuales extraliterarios (Zavala, 2018).
En el grupo de los narrativistas se tiene como premisa principal que el microtexto no solo sea literario, sino también narrativo, esto es, que exista un conjunto sucesivo de acciones. De esta manera, este grupo de investigadores no analiza las características de microtextos que no posean narratividad. Así, Andres-Suárez (2010) señala: «Cuando hablamos de microrrelato nos referimos a un microtexto narrativo en prosa de condición ficcional —que remite a la condición imaginaria del universo representado—, sustentado en la narratividad, factor este último que permite distinguirlo de otras modalidades prosísticas también breves» (p. 9).
Y, en el grupo de los hibridistas, se encuentran aquellos quienes proponen que, en esta modalidad textual, también se admite textos que, por su naturaleza, pueden ser leídos bajo la óptica de otros géneros literarios. De acuerdo con Rojo (2009), los textos leídos bajo esta modalidad textual «suelen poseer lo que se llama “estructura proteica”, esto es, pueden participar de las características del ensayo, de la poesía, del cuento más tradicional y de una gran cantidad de otras formas literarias» (p. 22). En ese sentido, esta orientación de análisis advierte tácitamente que un microtexto literario puede concebir diversos estilos y es el lector quien, desde su perspectiva, decidirá si lee un microtexto como narrativo, lírico o teatral.
Pese a existir diversas denominaciones y tres visiones diferentes sobre la forma de abordar esta modalidad textual, sí existe un consenso: su brevedad. Por ello, desde nuestra perspectiva, preferimos denominarlos, en un primer momento, microtextos, dado que el prefijo micro- nos remite a la extensión como característica de esta modalidad textual.
3. Características del microrrelato
Para reconocer que estamos ante la lectura de un microrrelato, el profesor argentino Lagmanovich (2006) propuso la categoría de microtextos para referirse a textos distinguidos por su brevedad; asimismo, propuso que si estos microtextos poseen ficcionalidad, se denominan minificción; y si este último contiene narratividad, entonces el microtexto se configura como microrrelato (pp. 25-26). De forma similar, desde nuestra perspectiva, consideramos necesario conocer las otras modalidades textuales que comparten la brevedad como característica con la finalidad de aproximarnos a lo que constituye nuestro tema de investigación: el microrrelato. Así, tenemos que, en el conjunto de microtextos, existen aquellos extraliterarios (no ficcionales) y literarios (ficcionales). En el marco de los últimos, según los modos de representación, encontramos los textos líricos, dramáticos y narrativos. En los microtextos literarios líricos encontramos el haiku, los poemas mínimos y, en general, la poesía breve o micropoesía; en los microtextos literarios dramáticos, tenemos el microteatro y sus diversas modalidades, tales como el micromonólogo, entre otros; y, en los microtextos literarios narrativos, apreciamos la micronovela, el microrrelato, las series de microrrelatos, entre otros. Esta estructura será explicada detalladamente en los siguientes apartados de la presente investigación.
En consecuencia, el procedimiento para reconocer un microrrelato conlleva apreciar tres características principales: la brevedad, la ficcionalidad y la narratividad, conforme lo han señalado diversos teóricos; sin embargo, consideramos que estas características resultan válidas cuando se examina un solo microtexto, pues la lectura de un conjunto de estos, dependiendo de sus características, nos permitirá advertir si estamos ante un libro de microrrelatos, serie de microrrelatos, micronovela, entre otras modalidades microtextuales narrativas. Además, a diferencia de los teóricos que han abordado al microrrelato a partir de estas características, consideramos que estas deben ser entendidas en forma relativa, conforme se describirá a continuación.
3.1. La brevedad
La brevedad, en ese sentido, deberá ser comprendida desde el contexto del lector, pues las tradiciones del microrrelato latinoamericano y español presentan diferencias en los estilos del lenguaje empleado, así como diferente cantidad de palabras, e incluso de páginas (Rojo, 2009, p. 22; Hernández, 2012, p. 36; Pujante Cascales, 2013, p. 247). Un paradigma de esto último es Velas al viento. Los microrrelatos de La nave de los locos (2010), antología del profesor español Fernando Valls, en la cual se presenta el texto titulado «Cuatro horas al cubo», de la escritora Isabel Mellado, que fue publicado en cuatro páginas, situación que es recurrente en diversos textos que integran este libro. Advertimos, de esta manera, que esta característica del microrrelato se relativiza, pues no está sujeta a determinada cantidad de palabras.
Además, la brevedad se constituye como una característica objetiva ante el lector, pues se presenta sin necesidad de haber leído el microtexto. Así, en términos de Rojo (2009):
La brevedad, entonces, sería la característica más importante por dos razones: por una parte, es el rasgo diferenciador más evidente del minicuento. Sólo con ver un minicuento y sin necesidad de leerlo ya salta a la vista que es un tipo de texto muy breve. Por otra parte, es una característica muy importante ya que de ella devienen todas las demás, esto es, se convierte en la característica esencial porque es la que da lugar a las otras, la que determina todas las demás. (p. 57)
De esta manera, se advierte la importancia de la característica más resaltante del microrrelato y cómo influye en las otras características de esta modalidad textual.
A la brevedad, como característica del microrrelato, se le ha denominado también hiperbrevedad, brevedad vertiginosa, entre otros; sin embargo, los prefijos o adjetivos solo intensifican una característica que es evidente ante cualquier lector. Para los intereses del presente trabajo, hemos considerado que el microrrelato consta como máximo de 500 palabras. Asimismo, consideramos que esta brevedad debe ser entendida teniendo como referencia al cuento, que es un texto de mayor extensión y con sus propias características, y con el cual ambas modalidades textuales comparten la narratividad como característica sustancial. Debido a esta proximidad ha surgido un debate en torno al estatuto genérico del microrrelato; sin embargo, este aspecto supera los objetivos de la presente investigación, motivo por el cual será desarrollado próximamente.
3.2. La ficcionalidad
Si bien existe un debate sobre la categoría ficción, con la que se delimita aquello que es literario, en el presente trabajo, emplearemos lo señalado por Lagmanovich (2006): «Una noticia periodística se organiza por lo común sobre un esquema narrativo, pero está firmemente arraigada en la realidad y no en la ficción. Muestra, o se supone que muestre, ‘lo que es’, no ‘lo que puede ser’» (p. 23). De esta manera, el recordado investigador argentino establece que la narración de la noticia periodística está orientada a representar aquello que existe, mientras que la narración literaria se encuentra destinada a representar aquello que podría existir. En términos del español, Pujante Cascales (2013) dice lo siguiente:
Debemos señalar la cercanía estructural de la minificción con algunos géneros periodísticos, con los que comparte brevedad y estar escritos en prosa. Más allá de esta coincidencia, el componente de ficción, imprescindible en el relato hiperbreve y ausente en el periodismo, sería un elemento definitivo para diferenciar ambas realidades textuales. (…) existe una vertiente en el micrrorelato que usa el lenguaje periodístico, a modo de parodia o de mecanismo trasgresor. (p. 67)
Por ello, conviene destacar que esta característica también resulta susceptible de ser relativizada, dado que será el lector quien decida si determinado microtexto puede ser leído como ficción o representación de la realidad. En ese sentido, aunque un microtexto pueda tener elementos informativos, con elementos predominantemente narrativos, podría ser leído como ficción; por lo tanto, se estaría frente ante un microtexto literario.
3.3. La narratividad
En lo concerniente a la narratividad, Hernández (2013, p. 47) considera que existen grados de narratividad en los textos literarios. Desde nuestra perspectiva, consideramos que existen microtextos donde predomina la narración de una historia, a pesar de contener componentes líricos o dramáticos. En términos de Rojo (2009), «no existe seguridad de que los minicuentos sean verdaderamente cuentos, ya que tienen características de otros géneros: el poema en prosa, el ensayo, la fábula, el diálogo, el apólogo, el aforismo, entre otros» (p. 79). Un paradigma de aquello son los poemas en prosa, los cuales podrían ser admitidos como microrrelatos por el lector si advierte la existencia de una narración. En estos casos, podemos advertir la presencia de la hibridación genérica en los microtextos literarios, en los cuales debe predominar la narratividad para ser considerados o leídos como microrrelatos. Una muestra de ello es el libro Ensayos y poemas (1917), de Julio Torri, en el cual sus textos pueden ser leídos como narrativos; por ello, existe un consenso entre los investigadores en establecer que este se constituye como el primer libro de microrrelatos en la historia de la literatura latinoamericana.
4. El microrrelato peruano
En lo concerniente al microrrelato peruano, existen estudios realizados por investigadores extranjeros y nacionales. En cuanto a los primeros, consideramos los trabajos de la italiana Giovanna Minardi, la venezolana Violeta Rojo y la española Iréne Andres-Suárez, quienes han estudiado el microrrelato peruano en forma genérica y como parte de la literatura hispanoamericana. En cuanto a los investigadores nacionales, encontramos los estudios de Rony Vásquez Guevara, Oscar Gallegos, Jorge Ramos y Elton Honores, quienes en forma directa e indirecta han examinado la presencia del microrrelato en la tradición literaria de la narrativa peruana.
Al respecto, corresponde mencionar que los citados investigadores emplean los términos minificción y microrrelato en los estudios que describiremos; sin embargo, ello no constituye un obstáculo para el presente artículo, ya que dichos investigadores se concentran en analizar microtextos literarios narrativos.
4.1. Los investigadores extranjeros
En lo concerniente a los estudios realizados por extranjeros, Giovanna Minardi (2006) establece las características del microrrelato, compila una diversidad textual que incluye fragmentos de otros textos de mayor extensión (crónicas, cuentos), y entrevista a algunos de los autores antologizados. Más adelante, en su artículo «Para una periodización de la minificción peruana. Un nuevo desafío de la crítica en el Perú», Minardi (2019) efectúa un balance de las periodizaciones existentes sobre el microrrelato peruano, postulados principalmente por Vásquez Guevara, Gallegos y Honores; las cuestiona, y rescata que dichas periodizaciones aportan al conocimiento de un nuevo objeto de estudio en la narrativa peruana.
Por otra parte, Rojo (2015), en su estudio titulado «Breve e incompleto acercamiento a una posible historia de la minificción», establece que el modernismo y la vanguardia literarias constituyen un momento de inicio en una historiografía del microrrelato y, entre otros, reconoce a los escritores peruanos Ricardo Palma, Abraham Valdelomar, César Vallejo, Héctor Velarde, Manuel González Prada y Celso Víctor Torres Figueroa como los iniciadores de esta modalidad textual en la literatura del Perú.
La investigadora Andres-Suárez (2019), en «Breve recorrido histórico por el microrrelato hispanoamericano», realiza un somero estudio del microrrelato en Argentina, México, Colombia, Chile y Perú. Al concentrarse en la literatura peruana, rescata los trabajos de Vásquez Guevara (2012) y Gallegos (2014), y elabora un recorrido historiográfico del microrrelato peruano, al que considera parte de una tradición de la narrativa brevísima hispanoamericana. En este abordaje del microrrelato peruano, la autora analiza las creaciones microtextuales de Luis Loayza, por considerarlo el escritor más interesante.
4.2. Los investigadores nacionales
Los trabajos que resultan importantes para este estudio corresponden a Vásquez Guevara (2008, 2012, 2019 y 2020). En su artículo «Panorama esencial de la minificción en Hispanoamérica», 2008, describe el microrrelato hispanoamericano e incluye en esta a la narrativa brevísima peruana, y elabora una lista de sus autores con sus respectivos libros. Asimismo, en el estudio preliminar de su antología Circo de pulgas. Minificción peruana (1900-2011), Vásquez Guevara (2012) elabora una periodización del microrrelato peruano, dividida en tres momentos: periodo de iniciación o aproximación (aprox.1900-1952), periodo de arquitectura mínima o de las primeras estructuras (1953-1989), y periodo de fortalecimiento o de vigorización (a partir de 1990 hasta la actualidad). Años después, en 2019, en su artículo «La narrativa escrita por mujeres en los concursos nacionales de minificción. Primera aproximación», el autor estudia el microrrelato escrito por peruanas y se concentra en evidenciar su participación en los concursos literarios existentes en torno a esta modalidad textual. En forma más detallada, en su publicación del 2020, «El estallido en la marginalidad. Apuntes preliminares para un panorama del microrrelato escrito por peruanas (2000-2019)», realiza un catálogo de los microrrelatos escritos por peruanas publicadas en antologías, revistas y concursos literarios.
En la misma dirección, en su artículo «El microrrelato fantástico peruano y la Generación del 50», Ramos (2010) concentra su reflexión sobre un aspecto del microrrelato peruano: el microrrelato fantástico; además, se preocupa por evidenciar la existencia de esta modalidad textual en la narrativa escrita por la denominada Generación del 50. De esta manera, este investigador demuestra que el grupo de narradores (Porfirio Meneses, José Durand, Luis León Herrera, Manuel Mejía Valera, Abelardo Oquendo, Alejandro Romualdo, Sebastián Salazar Bondy, Luis Loayza, Luis Felipe Angell, Sara María Larrabure, Felipe Buendía, Carlos Mino Jolay, Manuel Velázquez Rojas, Juan Rivera Saavedra, Alfonso La Torre, Carlos E. Zavaleta, y Carlos Meneses) que integraron dicha Generación, en su proceso de modernización de la narrativa peruana, también experimentaron con la brevedad narrativa.
En similar orientación, Honores (2010), en su libro Mundos imposibles. Lo fantástico en la narrativa peruana, examina los aspectos teóricos de lo fantástico y demuestra su presencia en la narrativa peruana en la Generación del 50; en su propuesta de clasificación, señala la existencia del cuento fantástico de estilística-minificcional y analiza los microtextos de El avaro (1955), de Luis Loayza. Años después, en su artículo «Las hordas salvajes o una teoría del microrrelato peruano contemporáneo», Honores (2014) postula una periodización de esta modalidad textual en la narrativa peruana, integrada por dos horizontes. El primero constituye tres periodos: periodo de origen o de los inicios (desde fines del XIX hasta 1950); periodo de eclosión del microrrelato (1950-1980); y periodo de repliegue (19802000). El segundo horizonte abarca el periodo de redescubrimiento del microrrelato (a partir del 2000).
En esa línea de estudios, Óscar Gallegos (2015), en su libro titulado El microrrelato peruano. Teoría e historia, formula otra periodización peruana que comprende tres momentos: periodo de formación (1906-1945), periodo de constitución genérica (1946-1995), y periodo de institucionalización o canonización (a partir de 1996). Además, concentra su análisis en los microtextos narrativos de tres narradores de la Generación del 50: Luis Loayza (microrrelato metaficcional), Luis Felipe Angell (microrrelato humorístico) y Carlos Mino Jolay (microrrelato fantástico).
Al respecto, por un lado, cabe destacar la preocupación de nuestros investigadores por periodizar el microrrelato peruano sin haber realizado investigaciones previas en torno a los periodos modernistas, vanguardistas y posteriores, a efectos de develar los orígenes del microrrelato en nuestra literatura y establecer, si resulta viable, el microtexto o libro fundacional de esta modalidad textual. Lo importante, por otro lado, es la visibilización de escritores en la práctica del microrrelato en la literatura peruana.
Otro aspecto importante del microrrelato peruano son sus antologías, que en la actualidad son más de treinta, algunas temáticas y otras de carácter general. Estas últimas tienen como finalidad demostrar y corroborar que el microrrelato en la literatura peruana ha tenido una presencia constante desde los inicios del siglo XX, pese a que la crítica literaria no le ha prestado la atención debida; así encontramos Antología del cuento breve (2003), de Gerardo Temoche; Breves, brevísimos. Antología de minificción peruana (2006), de Giovanna Minardi; Circo de pulgas. Minificción peruana (1900-2011)(2012), de Rony Vásquez Guevara; y, Extrañas criaturas. Antología del microrrelato peruano moderno (2018), de José Güich Rodríguez, Carlos López Degregori y Alejandro Susti. En este punto, resulta necesario indicar que, si bien dichas antologías en un primer momento publicaron a autores peruanos, en los últimos años, las editoriales peruanas han venido publicando antologías de carácter internacional. Las muestras más recientes de ello son En el camino. Nuevas voces de la minificción latinoamericana (2020), de Rony Vásquez Guevara; Alta noche. Antología de microrrelatos sobre la muerte (2020), de Darwin Bedoya; Historias mínimas (2020), de Fran Gutiérrez; La cuarentena (2020), de Julio Benavides; y, Microbios (2020), del grupo Minificcionistas pandémicos, en la cual se advierte la presencia de autores nacionales e internacionales en un mismo libro de microrrelatos.
Pese a la diversidad de estudios existentes y las decenas de antologías publicadas en el país, aún se carece de trabajos sobre la presencia del microrrelato en las revistas literarias de la vanguardia y, entre estas, en Amauta, que constituyó uno de los principales espacios de difusión de la vanguardia literaria. Esto nos permitirá advertir que el microrrelato surgió entre el tránsito del modernismo al vanguardismo y que las revistas vanguardistas cumplieron un rol fundamental en la consolidación de las características del microrrelato.
5. Procedimiento de lectura para reconocer un microrrelato (una propuesta personal)
Antes de formular nuestra propuesta de lectura para reconocer un microrrelato, consideramos necesario señalar que, en el marco del sistema textual, existen aquellos de carácter verbal y no verbal. Entre los primeros, podemos ubicar el espacio de los macrotextos y los microtextos, de los cuales se desprende un criterio de extensión textual. En el grupo de los macrotextos, se halla la novela, el teatro, las epopeyas, libros de historia, tratados científicos, entre otros; en el grupo de los microtextos, en cambio, podemos encontrar las notas periodísticas, microensayos, haikus, etc. Para delimitar los microtextos, que son considerados literatura, se emplea el criterio de ficcionalidad, el cual nos advierte de la presencia de microtextos no ficcionales (extraliterarios) y ficcionales (literarios). En los últimos, encontramos la micronarrativa, la micropoesía y el microteatro como modalidades de representación. Y, finalmente, en el marco de la micronarrativa, podemos ubicar la micronovela, el microrrelato, la novela fragmentaria, entre otras. Tomando como base el esquema propuesto por Hernández (2012, p. 24), hasta la división entre los microtextos ficcionales y no ficcionales, presentamos el siguiente cuadro, que constituye nuestra propuesta de estudios de la literatura breve, que asimismo guía la presente investigación:
A partir del citado esquema, para que un microtexto pueda ser leído como microrrelato, creemos que resulta necesario recordar las tres características de este último: brevedad (criterio de extensión), ficcionalidad (criterio de ficcionalidad) y narratividad (criterio de modo de representación).
En ese sentido, para reconocer que un microtexto puede ser leído como un microrrelato, corresponde advertir que las citadas características constituyen niveles de análisis, conforme ello se puede advertir del citado esquema.
El primer nivel de análisis será el de la brevedad, a efectos de advertir si nos encontramos ante un microtexto. En este nivel, es importante el principio de unidad de lectura, ya que ello impide la presencia de alguna interrupción en el momento de la lectura. Sobre este último aspecto, Pujante Cascales (2013) señala: «Debemos reconocer la validez de la página impresa como criterio eficaz, la unidad siempre lo es, aunque, (…) no es definitivo» (p. 248). En el mismo sentido, Andres-Suárez (2013) señala que el microrrelato «no debería rebasar la página impresa con el fin de poder ser leído de un único vistazo, lo que refuerza la unidad de impresión» (p. 22). Además, para los efectos de esta investigación, consideramos que un texto es breve cuando no excede las 500 palabras. En consecuencia, para cumplir con el análisis de brevedad, el texto que se examine debe ser publicado en una sola página y no exceder de las 500 palabras.
El segundo nivel, el de la ficcionalidad, tiene por finalidad determinar si el microtexto puede ser considerado literario o no. En este estrato de análisis se debe examinar la posibilidad de que el microtexto tenga únicamente carácter informativo, pues de ser así, no podría ser considerado ficcional. Además, se debe considerar su paratexto, esto es, la relación del microtexto con su entorno textual: títulos, subtítulos, intertítulos, entre otros (Genette, 1989, p. 11).
Finalmente, el tercer nivel de análisis es el de la narratividad, pues ello nos permitirá establecer si el microtexto leído es de carácter narrativo y si puede ser considerado un microrrelato. Para determinar la existencia de narratividad, conforme lo ha expuesto Ródenas de Moya (2008), se requiere examinar los siguientes criterios:
temporalidad como sucesión de acontecimientos; unidad temática, garantizada por ejemplo por un sujeto actor (o actante); la transformación de un estado inicial o de partida en otro distinto; unidad de acción que integre los acontecimientos en un proceso que conduzca del estado inicial al estado final; y la causalidad que permita al lector reconstruir nexos causales en una virtual intriga. (p. 78)
En ese sentido, en cada microtexto, se analizará el cumplimiento de la mayoría de estos criterios, a efectos de establecer que nos encontramos ante un texto narrativo. Esto es necesario, desde nuestra perspectiva, dado que el microtexto que se analice podría pertenecer a otra modalidad textual.
Teniendo en cuenta que, en el marco de los microtextos narrativos, existen diversas modalidades textuales, tales como la micronovela, los microrrelatos seriales, microrrelatos integrados, entre otros, es posible ejercer un último análisis para determinar si se trata de un solo microtexto o de un conjunto de microtextos narrativos. Así, si nos encontramos examinando uno solo, entonces, resultaría suficiente los tres niveles de análisis; por el contrario, si estamos examinando un conjunto, entonces sí resultaría necesario efectuar el cuarto nivel de análisis con el fin de establecer si el conjunto constituye una micronovela, un conjunto de microrrelatos seriales o integrados, entre otras microformas narrativas.
Esta metodología de análisis puede resultar aplicable a otros microtextos que integran la estética de la brevedad; sin embargo, el tercer nivel de análisis es el más importante, pues nos permite ubicar el microtexto en el marco de la micropoesía, micronarrativa o microteatro. Un nivel adicional, esto es, el cuarto nivel de análisis, se aplicará cuando el objeto de estudio sea un conjunto de microtextos, los cuales, dependiendo de sus características, serán ubicados como parte de cada modo de representación microtextual.
En el presente caso, puesto que nuestro examen se centra en microtextos de diferentes autores, resulta inoficioso efectuar el cuarto nivel de análisis antes señalado, motivo por el cual procederemos a efectuar el examen de brevedad, ficcionalidad y narratividad.
6. Análisis de los microtextos de Amauta
En la presente investigación se analizarán los microtextos titulados
«Fratricidio» (1927), de Luis E. Valcárcel; «Alba» (1928), de María Wiesse; y, «Parábolas del Ande» (1929), de Nazario Chávez Aliaga, los cuales resultan paradigmáticos para determinar que en la revista Amauta, en pleno auge del vanguardismo literario, se publicaron microtextos que pueden ser leídos como microrrelatos.
6.1. Análisis de «Fratricidio»
El microtexto titulado «Fratricidio» (1927), de Luis E. Valcárcel, fue publicado en Amauta (Núm. 8, p. 14) como parte del conjunto de textos titulados «La sierra trágica» (p. 13). Sin embargo, este puede leerse en forma autónoma, motivo por el cual lo hemos elegido para examinar si puede ser leído como microrrelato.
Fratricidio
Llegaron en la noche al pueblo las noticias de la sublevación.
Ya desde días antes, temerosa la autoridad del estallido indígena que provocarían las torturas que se infligieron en la hacienda del cacique a los cabecillas, había logrado reforzar la guarnición provincial con soldados del ejército. Eran sesenta hombres de infantería suficientes para acabar con los indios rebeldes.
Todavía en plena oscuridad salió la expedición a dominar a los sublevados. Había que caer en la madrugada sobre el poblacho, sin darles tiempo para huir. Terminantes eran las órdenes. Se tenía que hacer un “escarmiento”, porque la insolencia de los indios no era tolerable. Pretendían nada menos que recuperar las tierras detentadas por el señor Diputado.
A la luz indecisa del alba, comenzaron a descender. En el fondo del vallecito se acurrucaba la aldehuela de Inkilpampa, con sus casuchas aglomeradas, sin formar calles.
Un agudo silbido atravesó el espacio como una saeta. Era la señal de peligro. De la semidormida aldehuela, como de un hormiguero, emergían decenas de indios que se fugaban por los cerros vecinos.
El jefe de la expedición ordenó fuego, y se inició la cacería. Parapetados los tiradores en las peñolerías, disparaban sus fusiles certeramente. Después de una hora, se hizo alto.
Al traqueteo de los rifles repetido indefinidas veces por el eco, sucedió el silencio.
Los soldados bajaron al ayllu con sus armas a la cazadora, humeantes aún. Iban a cobrar las piezas.
Habían caído exánimes ocho, mortalmente heridos seis. El llanto de las mujeres y de los niños se mezclaba a los gorjeos de las avecillas madrugadoras. Trozos del Wayllar próximo al riachuelo estaban regados de sangre. Este de poncho rojo a rayas negras se mueve aún. El cabo Pedro Kispe se le aproxima. El rostro bañado en sangre —la herida es en la cabeza— y los ojos nublados ya por la muerte fijan su postrer mirada en el soldado. Algo ha visto el moribundo y se estremece. El cabo, compasivo, le limpia el rostro ensangrentado con el poncho.
Breves segundos más, y la exclamación simultánea:
—¡Wayk’echay! (Hermano mío).
La sangre se ha revelado; pero la muerte pone fin al diálogo que comenzaba. ¡Fratricida!
a) Análisis de la brevedad
El análisis de la brevedad es de carácter objetivo y cuantitativo, por cuanto se requiere la posibilidad de leer el texto sin necesidad de pausas y porque hemos establecido la cantidad de 500 palabras para considerarlo como breve. En ese sentido, «Fratricidio» está integrado por 358 palabras de contenido y una palabra en el título. Asimismo, se advierte que fue publicado en una parte de la página número 14 de la revista Amauta, lo cual conlleva a que no se perturbe la unidad de lectura. Por ello, este texto puede ser considerado como breve.
b) Análisis de ficcionalidad
El segundo nivel de análisis está referido a la ficcionalidad. Esto nos permitirá advertir si el microtexto leído tiene por finalidad informar al lector o representar un suceso. En el caso de «Fratricidio», si bien las primeras palabras del microtexto nos remiten a un texto de características informativas, en el desarrollo de los hechos, se advierte, en forma inductiva, el conflicto existente en la comunidad de Inkilpampa; y hacia el final, se escenifica el diálogo entre dos personajes, un soldado y un comunero agonizante.
Asimismo, la ficcionalidad de este microtexto se concreta a partir de su paratextualidad, ya que pertenece a un conjunto textual titulado «La sierra trágica».
c) Análisis de narratividad
En este nivel de análisis tenemos que determinar si se cumple con la mayoría de los criterios indicados para advertir que estamos ante un texto narrativo. En «Fratricida», existe una serie de sucesos que inicia con las noticias sobre una sublevación y finaliza con la conversación entre un soldado y un indio agonizante después del conflicto; por lo que se cumple con el criterio de temporalidad. Se advierte la existencia de una unidad temática, porque desde el inicio del microtexto hasta su final, los sucesos conllevan al tratamiento del fratricidio de la historia. Además, se advierte la transformación de un estado inicial a otro distinto, ya que se produce un conflicto entre los personajes, el cual desencadena en un asesinato. A través de la argumentación inductiva, se advierte la existencia de una unidad de acción, pues los elementos narrativos de la historia conllevan al desenlace del conflicto. Y, finalmente, al haberse empleado la argumentación inductiva, existe causalidad en la forma en que se presenta el microtexto.
El citado microtexto resulta susceptible de ser resumido sin intervención hermenéutica alguna por parte del lector. En ese sentido, «Fratricidio» narra la historia de un conflicto social entre indios y soldados, debido a que los primeros pretendían recuperar los terrenos de propiedad de un político. Asimismo, se narra el conflicto que se desencadena entre ambos bandos y, finalmente, muestra una imagen en que dos personas de bandos contrarios se reconocen como hermanos.
En ese sentido, se advierte que «Fratricidio» es un microtexto susceptible de ser resumido, dado que cuenta una historia que se desarrolla en diversos momentos. Cumple con los criterios señalados para establecer la existencia de narratividad y no necesita un ejercicio hermenéutico del lector para comprender la historia que se narra; por lo que se concluye que este microtexto puede ser leído como uno de carácter narrativo.
6.2. Análisis de «Alba»
El microtexto titulado «Alba» (1928), de María Wiesse, fue publicado en Amauta (Núm. 15, p. 29) y forma parte del conjunto de textos denominados «Pequeñas prosas». Pese a su pertenencia a un conjunto textual, este microtexto sí puede leerse en forma autónoma e independiente.
Alba
La niña —que también es aurora- se ha despertado con el alba. Y como la alondra saluda a la mañana con un gorjeo risueño y melodioso: su voz, clara, su fresca risa despiertan a su madre, a su padre, a su hermano: a todos los de casa.
La pequeñita —todavía tiene año y medio— se ha puesto a jugar y a saltar en su camita tibia. En su rizado cabello castaño se ha posado el primer rayo de sol, pero sus ojos brillan más que los resplandores de la mañana. Ríe y habla; balbucea todas las palabras que sabe. Y dulces y graciosas vuelan las sílabas que forman su vocabulario: “mamá, papá, ñaño, nana, tata, teta”. Unas palabras nuevas aprendidas la víspera las repite sin cansarse, acompañándolas de risas: “pato, gato, pato, gato”.
La madre contempla a su pequeñita y el amor y la ternura ya no le caben en el corazón. Besa los piecesitos semejantes a flores, las manos llenas de hoyuelos. Las mejillas rosadas y firmes. La chiquilla responde a las caricias de su madre para, en seguida, volver a jugar, a retozar y a gorjear. Alba musical y pura, fragante y jubilosa, alba de amor y de candor ésta que acompañan risas y balbuceos de niña. Y la casa es como un bosque, es como un jardín, es como el campo donde los pájaros saludan con sus cantos la aparición de la mañana.
a) Análisis de la brevedad
Corresponde en este nivel analizar si el citado texto ostenta la característica de breve o cuenta con menos de 500 palabras. «Alba» consta de 236 palabras de contenido y una palabra de título. Se advierte que fue publicado en la página número 29, motivo por el cual no se rompe con el principio de unidad de lectura, pues el lector no requiere de otra página para tener la totalidad del texto. En consecuencia, «Alba» es considerado un texto breve.
b) Análisis de ficcionalidad
En este nivel de análisis corresponde advertir si «Alba» constituye un texto informativo o representativo, pues si únicamente se caracterizara por el predominio del primero, entonces estaríamos ante una nota periodística o un texto alejado de la literatura.
En ese sentido, se aprecia que este microtexto se configura como uno de carácter ficcional, debido a su paratextualidad, pues pertenece al conjunto textual titulado «Pequeñas prosas»; y, se observa que el narrador hace referencia a un mundo posible y no a uno real.
c) Análisis de narratividad
En este tercer nivel de análisis se examina si el microtexto «Alba» puede ser leído como un texto narrativo. A este efecto, se debe tener en consideración los criterios de narratividad antes indicado. Así, en este microtexto se aprecia una sucesión de acontecimientos que evidencia la existencia de una temporalidad, ya que se narra un día de la vida del personaje principal (Alba) y cómo aquello influye en la vida de quienes la rodean. Asimismo, se observa la presencia de una unidad temática, pues la historia que se presenta está vinculada, en forma directa o indirecta, con Alba. Esta vinculación con el personaje principal nos permite advertir la existencia de una causalidad entre los sucesos narrados. También se aprecia la transformación de un estado inicial en otro distinto, pues se narran las acciones que desarrolla el personaje principal. Además, si bien no se advierte una unidad de acción, todos los sucesos narrados se vinculan con el personaje principal, Alba.
Además, resulta necesario advertir si el mencionado microtexto resulta susceptible de ser resumido. «Alba» es un microtexto en el cual se narran las diversas acciones de una niña, en comparación con la naturaleza. Cabe advertir que, aunque esta historia detalla las características y juegos que realiza Alba, no presenta un final. No obstante, esta última característica no impide que el microtexto citado pueda ser leído como uno de carácter narrativo. En consecuencia, «Alba» puede ser leído como un microrrelato.
6.3. Análisis de «Parábolas del Ande»
El microtexto titulado «Parábolas del Ande», de Nazario Chávez, fue publicado en Amauta (Núm. 24, p. 36) en el auge de la vanguardia literaria peruana. Es necesario indicar que este microtexto fue publicado anteriormente (1928) en el libro homónimo y con el título de «La maldición en el río».
Por otra parte, recientemente en el libro Comunicaciones marcianas. Revista Amauta a 90 años de la vanguardia peruana (2019), de Mario Pera y Roger Santiváñez, se compiló el microtexto, donde es citado como poesía. No obstante, desde nuestra perspectiva, consideramos que dicho microtexto puede ser leído como microrrelato.
En ese sentido, si este microtexto ha sido publicado como parte de un conjunto de poemas en la antología citada y, a nuestra consideración, puede ser leído como microrrelato, debido a que presenta narrartividad, entonces nos encontramos ante un ejemplo que permite advertir la presencia de la hibridez genérica en el microrrelato peruano. Para corroborar esta hipótesis citamos, a continuación, el microtexto:
Parábolas del Ande
Han hecho daño en el trigo de hacienda las ovejas de la viuda Dominga que perdió su marido en agosto del año pasado por efecto de un dinamitazo en los trabajos de la carretera.
Son 25 cabezas.
El Mayoral, chicote al cuello, cuenta y recuenta en el corral a las dañinas.
La india Dominga no piensa sino en el rescate de sus güishas.
Huevos y quesillos frescos, amarrados en una joijona nueva, son o no el presente del rescate.
El patrón ha dado la orden de amostrencar 5 de las mejores cabezas. La Dominga, hila que hila el copo de su desengaño, permanece implorando, casi toda la tarde, junto a la pirca del corral.
No tiene sino que resignarse al robo.
La 5 de la tarde.
La tranca da paso a 20 cabezas de ovejas de la china Dominga, 5 han quedado balando, acaso como el presentimiento de un degüello próximo.
El sol, como un bebe, cierra sus ojos, durmiéndose en la espalda de la Cordillera.
La Dominga, con un ramalote de retama en una mano y su pushca en la otra, arrea su manada a desayunarse al río, no sin llorar la ausencia de su guaccha y de su mañosa engreída.
Las güishas se han tendido en el agua, mientras la india Dominga, a pulmón abierto, ha soltado en la corriente esta enorme palabra: MALDICIAO,
MALDICIAO, MALDICIAO……
Y el río pasa por tras de la casa de la hacienda.
a) Análisis de la brevedad
Este nivel de análisis es el más inmediato y objetivo, porque nos remite al texto sin necesidad de efectuar interpretaciones. En concreto, este texto puede leerse sin interrupciones o «de un vistazo», conforme lo exigen los investigadores del microrrelato. El contenido de este microtexto consta de 240 palabras y su título tiene 3, es decir, no sobrepasa el límite de 500 palabras. Además, en la revista Amauta, este microtexto fue publicado en una parte de la página número 36, esto es, su lectura no requiere ser continuada en la página siguiente; por lo tanto, no se rompe la unidad de lectura de este microtexto.
b) Análisis de ficcionalidad
En ese sentido, advertimos que «Parábolas del Ande» constituye un texto ficcional, porque no está destinado a mostrar una realidad de manera informativa, sino a presentar un mundo posible. Además, este microtexto pertenece a un conjunto de textos titulados homónimamente, que fue publicado como libro; su paratextualidad, entonces, nos permite considerarlo un microtexto ficcional.
c) Análisis de narratividad
En el caso de «Parábolas del Ande», advertimos la existencia de los estilos lírico y narrativo. El primero se corrobora con su publicación en la antología de Mario Pera y Roger Santiváñez, motivo por el cual ya no será materia de examen. La configuración del segundo estilo, por lo tanto, sí nos corresponde en esta investigación.
Así, en este nivel de análisis tenemos que verificar si el microtexto titulado «Parábolas del Ande» posee narratividad. Para ello, resulta necesario acudir a los criterios señalados anteriormente. En ese sentido, se advierte que en este microtexto existe una sucesión de acontecimientos en torno a Dominga (personaje principal) y sus animales. Se aprecia la existencia de una unidad temática, ya que los hechos que se narran, en forma directa o indirecta, influyen en la vida de la protagonista. Además, se observa la transformación de un estado inicial en otro distinto, ya que al inicio el personaje principal poseía mayor cantidad de ganado y, debido al daño que estos ocasionaron, dicha cantidad disminuye como consecuencia de la compensación al perjudicado. La unidad de acción se advierte de los sucesos que se narran y que afectan y alteran la vida de Dominga. Finalmente, sí hay una relación de causalidad, la cual se aprecia casi en forma matemática, porque la compensación se efectuará con una cantidad de ganado.
Asimismo, es necesario apreciar si podemos extraer un resumen sin efectuar interpretación alguna del citado microtexto. Así, este narra la historia de una mujer de nombre Dominga, que es viuda y propietaria de 25 cabezas de ovejas, las cuales han ocasionado daños en la hacienda y, por compensar aquello, pierde 5 cabezas; finalmente, recupera 20 de estas y, lamentando su pérdida, las lleva al río.
En ese sentido, la lectura del microtexto «Parábolas del Ande» nos advierte el cumplimiento de los requisitos de narratividad; permite realizar un resumen de la historia y, para ello, desde nuestra perspectiva, no se requirió el despliegue de un ejercicio hermenéutico por parte del lector. Así, observamos que en este microtexto se narra una historia, lo cual nos conlleva a corroborar la presencia de su carácter narrativista y, por lo tanto, a considerarlo como microrrelato.
7. Conclusiones
Para establecer que un microtexto literario pueda ser leído como microrrelato se debe analizar su brevedad, ficcionalidad y narratividad.
Si un micrtotexto literario contiene estilos líricos y narrativos, en el cual predomina este último, entonces puede ser leído como microrrelato, pues la presencia de ambos estilos en un mismo texto evidencia su naturaleza híbrida.
En Amauta, revista vanguardista, se publicaron microtextos que pueden ser leídos como microrrelatos. Muestras de ello son «Fratricidio», de Luis E. Valcárcel; «Alba», de María Wiesse; y, «Parábolas del Ande», de Nazario Chávez Aliaga.
La publicación de microtextos que pueden ser leídos como microrrelato en la revista Amauta constituye un indicador que nos permite corroborar la hipótesis referida a que el microrrelato surgió en el tránsito del modernismo al vanguardismo.
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Notas