Recepción: 15 Noviembre 2023
Aprobación: 04 Diciembre 2023
Resumen: Este estudio de caso trabaja sobre el objetivo de evaluar la eficacia de la terapia canina desde casa en una niña de cinco años con TEA y TDAH apoyada con una Labrador Retriever entre agosto de 2019 y agosto de 2023. Se usó al enfoque cualitativo, con alcance descriptivo y diseño longitudinal, la recopilación de datos, se realizó a través de observaciones directas basándose en los criterios del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales en su quinta edición (DSM-5) y registros de las interacciones y comportamientos de la niña y su can de nombre Diana. Dentro de los resultados se observó que la menor presentó grandes mejorías a nivel motor, y aunque sigue caminando en puntillas su equilibrio es estable, también pudo apreciarse que la perra cuando la niña va a comer, se acuesta debajo de la mesa y la pequeña al acariciarla con los pies puede concentrarse más en ingerir sus alimentos. En cuanto a lo cognitivo, ha mejorado al punto de impresionar cuando expresa ideas y opiniones en gran variedad de temas con excelente dicción. Se concluye, que la terapia canina con apoyo de la Labrador Retriever en el desarrollo motor, socioemocional, cognitivo y conductual de la niña de cinco años con TEA y TDAH resultó eficaz.
Palabras clave: Casa, Labrador Retriever, niños, Trastorno del Espectro Autista, Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, terapia canina.
Abstract: This case study works on the objective of evaluating the efficacy of canine therapy from home in a five-year-old girl with ASD and ADHD supported by a Labrador Retriever between August 2019 and August 2023. A qualitative approach was used, with a scope Descriptive and longitudinal design, the data collection was carried out through direct observations based on the criteria of the Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders in its fifth edition (DSM-5) and records of the interactions and behaviors of the girl and her dog named Diana. Within the results it was observed that the minor presented great improvements at the motor level, and although she continues to walk on tiptoes her balance is stable, it could also be seen that the dog when the girl goes to eat, lies under the table and the little one at the same time. stroking it with your feet can focus more on eating its food. Cognitively, he has improved to the point of impressing when expressing ideas and opinions on a wide variety of topics with excellent diction. It is concluded that canine therapy with the support of the Labrador Retriever in the motor, socio-emotional, cognitive and behavioral development of the five-year-old girl with ASD and ADHD was effective.
Keywords: Home, Labrador Retriever, children, Autism Spectrum Disorder, Attention Deficit Hyperactivity Disorder, canine therapy.
Introducción
En la búsqueda constante de enfoques terapéuticos efectivos para abordar las complejidades del Trastorno del Espectro Autista (TEA) y el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) en niños(as), surge en la investigadora como madre de una niña con ambos diagnósticos y dueña de una can de raza Labrador Retriever que la acompaña dos años antes de quedar embarazada, este estudio que fusiona la naturaleza y la ciencia. Se debe señalar, que estos dos trastornos neurobiológicos, que afectan el desarrollo y el funcionamiento cotidiano de su hija, le han planteado desafíos significativos para profesionales de la salud y educadores, por lo que se examinarán estudios que respalden la eficacia de esta terapia.
Dentro de este marco, se sostiene que la terapia con perros labradores ofrece una práctica compasiva y eficaz para complementar los métodos tradicionales de tratamiento del TEA y TDAH en niños(as), por lo que toma su propia experiencia de vida. De manera, que al aprovechar la naturaleza única de la relación entre su hija y Diana (can), se puede contribuir a mejorar la comunicación, concentración, regulación emocional y calidad de vida en general para aquellos niños(as) que enfrenten estos desafíos del neurodesarrollo, demostrando que con esta combinación se puede aplanar su camino hacia un horizonte más esperanzador, así como inspirar nuevas perspectivas en el campo de la terapia pediátrica con canes iniciada en casa.
Terapia canina
El pionero en la terapia asistida por animales, y en especial bajo el apoyo de perros como parte integral de la misma, fue el psicólogo y psicoterapeuta estadounidense Boris Levinson en 1960, que mientras trabajaba como psicoterapeuta infantil llevó a su perro Jingles de raza Schnauzer a una sesión con un niño no comunicativo y reservado, notando de inmediato que la presencia del can lo relajaba y animaba, situación que no había sido presentada por el pequeño, de manera que con esa experiencia dio el inicio a su exploración sobre cómo los perros podrían tener un papel terapéutico en el proceso de tratamiento mental. (Isaza y Muñoz 2013, 30-31).
La experiencia de Levinson y la terapia con perros, ejemplifica cómo la relación humano-animal puede ofrecer un enfoque integral y holístico para abordar múltiples aspectos de la salud mental y el bienestar de niños(as) con características semejantes o no a las del paciente mencionado. Levinson ha ayudado a sentar las bases para la terapia asistida con canes, influyendo en terapeutas, educadores y profesionales de la salud mental en todo el mundo, abriendo nuevas posibilidades en el tratamiento de niños(as) con TEA, TDAH y otros trastornos, por lo que su legado sigue vivo en la forma de integración animal, terapia y bienestar de la persona.
Trastorno del Espectro Autista (TEA) y terapia canina
De acuerdo a la Asociación Americana de Psiquiatría, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales en su quinta edición (DSM-5) pasa a ser una herramienta que usan los profesionales de la salud mental para clasificar y diagnosticar trastornos mentales, y en cuanto al Trastorno del Espectro Autista (TEA) está caracterizado por la presentación de déficits que persisten en el área de la comunicación e interacción en diversos contextos, que pueden ser el déficit en la reciprocidad social como dificultad para iniciar o mantener conversaciones y falta de respuesta a señales sociales. También, se dan problemas para comprender normas sociales no verbales y conflictos para lograr instituir relaciones con compañeros, seguido de actividades restrictivas, patrones estereotipados y repetitivos como ecolalia, hipo e hiperreactividad a estímulos sensoriales, manera inusual de caminar, posible conducta autolesivas y etc (2014, 31).
Es evidente, que con el TEA se ve comprometida la comunicación e interacción de niños(as) que lo presentan, lo que puede influir en el sano desenvolvimiento social sea verbal o no en las diversas etapas de su vida, llevándolos a presentar dificultades para establecer vínculos con otros(as) niños(as), si a esa problemática se le anexa la hipo e hiperreactividad, hay alta posibilidad de desencadenar comportamientos poco estables, pues con una sobreestimulación, pueden experimentar por ejemplo fuertes e impactantes crisis sensoriales.
Clínicamente las características individuales pueden llegar o no acompañadas de indicadores específicos como deterioro en el lenguaje provocado o no por la regresión experimentada en menores de 3 años de edad, déficit intelectual, afecciones médicas, genéticas o ambientales, asociación con otros trastornos del neurodesarrollo a nivel conductual o mental. La presencia o ausencia de dichos criterios, permiten realizar un diagnóstico individualizado, donde un resaltante ejemplo es el gran número de personas diagnosticadas con Asperger basándose en el DSM-4, que actualmente fundamentándose en el DSM-5 serían diagnosticados con Trastorno del Espectro Autista, sin padecimiento de deterioro intelectual y sin deterioro del lenguaje. (Asociación Americana de Psiquiatría 2014, 32).
Puede evidenciarse, que el DSM-5 es un manual que presenta una definición precisa sobre el TEA, lo que ayuda a entender cada una de las conductas, dificultades y necesidades de la población afectada. Si se toman en cuenta esos criterios y a la vez se realiza constantemente terapia con caninos en niños(as) con este diagnóstico, los beneficios a lograr se prolongarán en el tiempo, ya que, a lo largo del proceso terapéutico, el perro comunica sentimientos de ternura y afecto, siendo fácilmente reconocible por la persona con TEA, pudiendo generarse reacciones similares en relación a lo que llegan a sentir por los canes, llevando al paciente a un cambio gradual en su conducta a medida que se avanza con la terapia (Buil Martínez y Canals Sisteró 2012, 29)
El niño al experimentar y reconocer el afecto del perro, podría comenzar a mostrar reacciones emocionales similares como sonrisas o demostraciones de alegría, pudiendo llevar a mejorar gradualmente su comportamiento social y emocional en otros aspectos de su vida, dado que la terapia canina actúa como un puente entre su mundo y el de los demás, ayudándolo a comprender y a expresar emociones más fluidamente, facilitando su desarrollo y adaptación en la sociedad.
Al implementar las terapias caninas, se presentan mejorías en diversas áreas, como la física pudiéndose apreciar el aumento en la motricidad y la movilidad, resaltando la coordinación relacionada a ojo-manual, aumentando también la mejoría en cuanto a la postura y el equilibrio, ayudando a animar el contacto visual y físico. (Jara Gil 2016, 29). Los citados son factores cruciales para lograr el desarrollo sano en los pacientes tanto física, como social, mental y emocionalmente.
Haciendo alusión a Jara Gil, el aspecto neuronal y de cognición, se estimula a que se presente una elevada comunicación corporal y oral instando al paciente a pronunciar palabras, con lo que puede ir adquiriendo un más amplio vocabulario y robusteciendo su capacidad para retener información promoviendo la estimulación a nuevos aprendizajes. Además, a nivel psicosocial la terapia canina ayuda a reducir conductas peculiares del TEA, al ofrecer seguridad, en especial confianza reduciendo comportamientos agresivos e impulsivos, amplificando emociones positivas al promover e impulsar una relación armoniosa con el entorno y sus integrantes de manera eficaz, lo que contribuye a un aumento emocional positivo (2016, 9).
Los beneficios de la terapia canina son numerosos y con un fuerte impacto psicosocial en la población con TEA, donde la interacción con el perro puede ofrecer una oportunidad única para practicar la comunicación oral y corporal, pudiendo ayudar a la disminución de conductas agresivas e impulsivas que posiblemente surgen como resultado de dificultades para comprender y relacionarse con el entorno, y más aún con las características de una población tan frágil como la infantil.
Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y terapia canina
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) en el DSM-5, se basa en patrones donde la falta de atención, hiperactividad o impulsividad afectan el desenvolvimiento o desarrollo de la persona, quien al presentar inatención, omite detalles, experimenta dificultades en la concentración de diversas tareas, da la impresión de que no escucha al hablarle, no sigue instrucciones y deja tareas inconclusas, enfrenta desafíos para organizar, no demuestra interés en actividades que requieren largo esfuerzo mental, tiene habla excesiva, extravía objetos esenciales, se muestra distraído por estímulos del entorno, olvida tareas rutinarias y tiende a interrumpir en actividades de otros. (Asociación Americana de Psiquiatría 2013, 59).
Un ejemplo de lo descrito, es que el niño podría tener problemas para concentrarse en actividades poco estimulantes, si no comprende sus propósitos y no son de su interés, lo que dificultaría la comprensión y secuencia lógica de acciones, llevándolo a experimentar desafíos en la organización de las mismas, contribuyendo a acentuar la problemática. En cuanto a hiperactividad y/o impulsividad, el niño manipula, golpea o juega con las manos y pies o contorsiona en el asiento, se pone de pie cuando se espera que se quede sentado, corre o escala en escenarios inapropiados, se le dificulta participar en juegos o actividades de forma serena, demuestra inquietud constante, reacciona imprevistamente, se anticipa a preguntas sin finalizar y no aguarda su turno. (Asociación Americana de Psiquiatría 2013, 60).
Lo expuesto, puede denotar que los movimientos constantes sirven como autorregulación sensorial; la inquietud motora y la necesidad de explorar el entorno de manera activa puede ser la causa de ponerse de pie en lugar de quedarse sentado. Con respecto a escalar en contextos inapropiados podrían ser una conducta exploratoria o sensorial en respuesta a su entorno; en cuanto a la dificultad de esperar su turno podría deberse a su impulsividad o conflicto para comprender el concepto del tiempo.
Un estudio crucial es el realizado en una muestra de niños que padecían TDAH, dejando al descubierto que experimentaban un aumento en la presión arterial pero una disminución en la frecuencia cardíaca después de acariciar a un can, reacción interpretada como respuesta de bienestar emocional. (Somervill et al. 2009, 111). Puede apreciarse como la relación con el perro parece generar una respuesta positiva en términos emocionales, lo cual se refleja en los resultados del estudio mencionado que permite observar fuertes mejorías salud física y mental de los niños.
Otra investigación fue la que trabajó con 24 niños con TDAH para comprobar la influencia de la intervención con asistencia canina y su impacto en el desarrollo del aprendizaje social. El enfoque terapéutico que abordaba tanto lo cognitivo como conductual, en un periodo de 12 semanas dirigido a dos grupos, uno con Terapia Asistida con Perros (TAP) y otro sin ella, mostró que el primer grupo presentó elevada mejoría en habilidades tanto sociales como conductuales reduciendo los síntomas más graves del trastorno, en comparación con los niños que no contaron el apoyo canino. Se concluye entonces, que la terapia canina es una estrategia positiva para usar tanto en la terapia cognitiva como conductual en infantes con TDAH. (Schuck et al. 2020, 128).
Sin dudas la investigación de Schuck y sus compañeros podría sugerir que las intervenciones asistidas por animales, como el perro, podrían tener beneficios en el desarrollo social y conductual de la población con TDAH, al ser un enfoque terapéutico que ayuda a abordar desafíos en la comunicación, interacción social y comportamiento, aunque es importante tener en cuenta las necesidades individuales de cada niño al aplicar cualquier enfoque.
Terapia canina desde casa para niños(as) con TEA y TDAH apoyados(as) con Labrador Retriever
Con base en la revisión sistemática de Hallyburton y Hinton, el rol del perro en las dinámicas familiares, demostró que la terapia canina ofrece elementos positivos no sólo para los cuidadores y los integrantes de la familia sino también para las personas con TEA, por lo que su aplicación en un contexto convencional de sesiones recreativas que involucren a cuidadores y miembros familiares, es una propuesta excepcional para reducir estrés, ansiedad y tensión, mejorando la funcionalidad familiar, y más si el can reside en el hogar (2017, 139).
Según la evidencia presentada, los potenciales logros funcionales que proporcionan la compañía de los canes en niños(as) con TEA, abarcan el incremento de seguridad, mayor independencia, reducción de la ansiedad, disminución de estrés, incremento en respuestas empáticas como consolar y compartir. También, se contempla la mejora en las habilidades motoras, disminución de conductas percibidas como negativas donde entran rabietas y actos repetitivos, el aumento de conductas sociales que abarcan la asertividad, expresiones verbales o tiempo destinado para conversar, involucramiento social y competencias sociales generales. (Hallyburton and Hinton 2017, 139).
Se considera, que la terapia canina desde casa implica la incorporación de perros en la vida cotidiana de niños(as) con TEA y TDAH, ya que, tienen la oportunidad de experimentar aumento en su autoestima, en la sensación de seguridad, confianza, independencia, autocuidado, reducción de la ansiedad y el estrés. En general, la interacción de un can puede mejorar habilidades motoras y conductuales al motivar a niños(as) a jugar ayudándolos a canalizar su energía y a mejorar su concentración. Es oportuno decir, que el 16 de marzo de 2022, de acuerdo a la American Kennel Club en su sitio web, la raza Labrador Retriever se mantiene como una de las más populares en los registros pertenecientes a dicha organización, siendo en Estados Unidos en el año 2021 la más notoria, conservándose en primera posición por 31 años seguidos, razón por la que suele ser una de las razas en las que más se confía para tener apoyo en diversas áreas.
Continuando, la versatilidad y capacidad de adaptación del Labrador le ha posibilitado sobresalir en varias esferas, desempeñándose como perro de asistencia, de caza, en operaciones de búsqueda, de rescate, detección, como apreciados compañeros, en intervenciones asistidas por perros y en terapias facilitadas por caninos (Ley, Bennett, y Coleman 2009, 220-227; Maejima et al. 2007, 287-298; Thornton 2004;Weiss and Greenberg 1997, 297-308). Es apreciable, que esta raza posee positivas características que lo hacen un gran perro de terapia por su amplia capacidad para adaptarse a los diversos entornos donde se halle su asistido.
Ejemplo de lo anterior, es que parte de lo que los hace únicos es la combinación entre sentido del olfato agudizado, capacidad de estar alerta siempre, inteligencia, obediencia, ojos amistosos, disposición a complacencia, y lo que más lo destaca entre otras razas, es el deseo copioso de recuperar objetos, convirtiéndolos en excelentes compañeros para buscar y traer (Morris 2002; Thornton 2004; Wiles-Fone 2003;Davis 2008)). El perfil del Labrador Retriever lo convierte en un candidato valioso para la terapia destinada a niños(as) con TDAH y TEA, debido a sus características intrínsecas referidas a que su instinto de recuperar objetos puede ser aprovechado en actividades terapéuticas, para atraer la atención de los niños y mantener su compromiso en tareas específicas, ayudándolos a mejorar la concentración y a participar activamente.
Así mismo, su naturaleza amigable y sociable es una importante peculiaridad en el contexto terapéutico, debido a que puede ayudar a los niños a fomentar la conexión emocional y la confianza en dicho entorno. Además, al ser empático de manera natural puede detectar las emociones de las personas, proporcionando un sentido de comodidad y seguridad en niños(as) con TDAH y TEA, ayudándolos a reducir la ansiedad y a mejorar la expresión y comprensión propiciando su bienestar emocional. Cabe resaltar, que los Labradores al explorar y experimentar a través del olfato y el tacto, pueden proveer una herramienta valiosa en terapias para optimar la integración sensorial y la regulación emocional de los niños y las niñas.
Dentro de las características relacionadas a la energía y vitalidad de dicha raza, está el fomento a la participación en juegos y diversas actividades físicas, relevantes especialmente en niños(as) con TDAH, puesto que los ejercicios a nivel físico ayudan a canalizar la hiperactividad y mejorar la concentración, pero aun así basándose en las circunstancias el can puede crear un ambiente relajado y no amenazante, lo que resulta evidentemente crucial para niños(as) con TEA que con periodicidad suelen sentirse abrumados por situaciones sociales intensas.
Método
El estudio de caso fue de enfoque cualitativo, debido a que permitió la obtención de datos provenientes de las vivencias de la población elegida, buscando entender sus experiencias de manera minuciosa y contextualizada. (Vasilachis et al. 2006, 1). En cuanto al alcance, fue descriptivo, que se basa en recolectar detalladamente la información referente a un fenómeno en específico para lograr con ello un entendimiento más profundo. (Hernández Sampieri, Fernández Collado, and Baptista Lucio 2014, 92).
Así mismo, se trabajó sobre un diseño longitudinal, puesto que se encarga de recolectar los diversos datos en una misma población para examinar el progreso, efectos y causas a lo largo de una trayectoria temporal (Roberto Hernández, Fernández, y Baptista 2014, 160), que en este caso fue desde agosto de 2019 fecha en la que la niña muestra de estudio recibió el diagnóstico de TEA y TDAH teniendo un año y seis meses, hasta agosto de 2023 teniendo ya cinco años de edad. En lo referente a la recopilación de datos, se realizó usando a el DSM-5, la observación directa como técnica, y como instrumento a los registros de las interacciones como el guion de observación donde plasmó comportamientos de la niña y su perra. El proceso, el cuidado, los conocimientos, la inteligencia, las habilidades y la voluntad de la investigadora para lograr la oportuna selección del objeto a estudiar, consiguió la obtención de datos precisos ((De Ketele 1984, 9) que se reflejan en los resultados.
Resultados
La autora basándose en la Asociación Americana de Psiquiatría en el DSM-5, habla de las características individuales de su hija con respecto al TEA y al TDAH (2013), y en conjunto con observaciones directas como técnica y registros de las interacciones y comportamientos de la niña y su can llamada Diana a través del guion de observación, puede decir que, a pesar de no haber gateado, logró caminar, aunque perdiendo mucho el equilibro debido a que apoyaba sólo la parte delantera del pie. En cuanto a la comunicación e interacción social, no imitaba gesto alguno, presentando ecolalia acompañada de sonidos graves combinados con agudos repetitivamente.
En cuanto a sus manos, constantemente las sacudían, daba vueltas agachándose y brincando y más aún cuando veía a Diana (can), su rostro mostraba gestos articulares realmente mimetizados gran parte del día, no aplaudía a una canción infantil o intentaba siquiera cantarla, y no respondía a su nombre, pero la razón más impactante que dio lugar al diagnóstico fue que luego de decir 21 palabras al año de edad, al cumplir el año y seis meses ya sólo decía una. De manera, que la niña reflejaba la necesidad de un diagnóstico individualizado y ajustado para un mejor entendimiento y apoyo diario, siendo aquí donde entra a un nivel más profuso el proceso de soporte familiar y de la terapia canina, donde ésta última producía su euforia con un alegre aleteo y ansias de querer hablar al tocar o ver a su can.
Analizando los rasgos del Labrador Retriever, se destaca que Diana cada vez que la pequeña comía, se acostaba debajo de la mesa, lo que hacía que la niña al acariciarla con los pies se concentrara más en ingerir sus alimentos. Otro aspecto, es que aun con cinco años de edad, seguía mordiendo muebles, jalando el cabello de su padre, apretando fuertemente la cintura o brazos de su madre mientras rechinaba sus dientes, ya fuere por rabia o como gesto de agresión tierna, de cualquier forma redujo dichas conductas, puesto que cuando Diana veía esa situación, buscaba su cuerda de jugar y se la daba para que tirara de ella, liberándose del estrés y la ansiedad, acto que a la vez evitaba que la niña siguiera desgastando sus dientes de tanto apretarlos.
La parte cognitiva de la pequeña ha ido mejorando con la perra, al punto de comunicarse en diversas circunstancias sin mediar palabras, la impresión que da su unión es impactante, pues la niña la ha enseñado a sentarse, dar la pata con señas, y a adivinar en que mano está escondida la galleta, dejando ver que su idioma va más allá de las palabras. Un ejemplo, es el fuerte instinto protector de Dina, que se percibe cuando la menor tiene algún malestar, demostrándolo al sentarse al lado de su cama, oler sus pies, no salir de la habitación, dejar de comer hasta que la pequeña se levanta y la acompaña a su plato. La can duerme fuera de las habitaciones, pero entra varias veces de madrugada para verla unos minutos y luego salir a dormir sobre su manta.
Cuando es día de escuela, se queda triste hasta que la niña regresa a casa, y es cuando la acompaña a la habitación a esperar hasta que se le coloque ropa más cómoda para luego irse corriendo a traer su cuerda y jugar hasta que está lista la comida, y se acuesta debajo de la mesa a esperar que la pequeña coma. Si bien la niña siempre interrumpe cuando hay conversaciones, no deja hablar a los demás y comienza a relatar sus historias de fantasía, es extremadamente sociable y responde cuando se le pregunta, es enérgica, alegre, nunca deja de caminar en puntilla y brincar. Su dicción mejoró e impresiona cuando expresa sus ideas y opiniones en gran variedad de temas, aunque no ha dejado de dañar juguetes explica que lo hace para saber que tienen dentro, y algo extraordinario es que al lado de Diana su sensibilidad se intensificó al extremo de llorar por no comprender el maltrato a los animales.
Discusión
Cuando se asocian las características dadas por el DSM-5 en cuanto al TEA y al TDAH, la autora refleja que es necesario que su hija se acompañe la mayor cantidad del tiempo, y en su caso no sólo cuenta con el apoyo ocupacional y guía familiar, sino que también con la terapia asistida por su can. Destaca que ambos trastornos, presentan un contexto en el que los síntomas se manifiestan en recurrentes conductas ansiosas, frustración, hipersensibilidad a estímulos ambientales, crisis, entre otros, y las intervenciones de Diana a diario abordar tales desafíos eficazmente.
Basándose en el estudio de Buil Martínez y Canals Sisteró, y en la idea de que la aplicación constante de la terapia canina con personas diagnosticadas con TEA puede tener efectos positivos y duraderos, resulta ser real (2012, 29), debido a que al observar el proceso terapéutico que la can brinda a la hija de la investigadora, ésta ha notado que la pequeña responde de manera especial a la ternura y el afecto que Diana le proporciona de manera natural. Se evidencian, que la interacción entre niña-can, es como un lenguaje silencioso y que ambas se sienten cómodas y felices con usándolo.
Las aserciones presentadas por Jara Gil sobre los beneficios de implementar terapias asistidas por canes (2016, 9) encuentran resonancia notable en la experiencia de la autora, pues la compañía de la Labrador ha generado mejoras en la motricidad y movilidad de su hija, que si bien no deja de caminar en puntillas, aprendió a mantener estabilidad en su postura pues la perra siempre camina a su lado. Se ha enriquecido su interacción física y visual al no sólo haber aprendido a correr juntas sino también por seguirla con la vista a donde quiera que vaya, lo que la ha encaminado a aprender a mantener el contacto visual. En términos de su desarrollo neuronal y cognitivo, con la can su comunicación tiende a ser más amplia y efectiva, y a pesar de ser poco tolerante a la frustración al no poder expresar siempre lo que quiere y siente, la compañía de Diana la impulsan a comunicar emociones a través de palabras.
La investigadora comprobó durante la observación y participación activa en las terapias de su hija desde que recibió el diagnostico al año y seis meses hasta ahora que tiene cinco años, que el apoyo familiar, la terapia ocupacional y en especial la terapia canina, la han ayudado a lograr grandes cambios a nivel social y conductual, por lo que a través de su experiencia, da certeza de que Somerville et al., 2009 y Schuck et al., 2015 están en lo cierto, la terapia canina brinda bienestar emocional e impulsa el desarrollo del aprendizaje social en niños(as) con TEA y TDAH.
En resumen, la relación entre la niña y Diana es extremadamente beneficiosa, puesto que la perra no sólo actúa como compañera de juego, sino que también como fuente de apoyo emocional, reduciendo estrés y ansiedad en la pequeña. Además, esta relación ha demostrado influir en el desarrollo cognitivo y comunicativo de la niña, permitiéndole establecer conexiones significativas más allá de las palabras. El instinto protector y la sensibilidad de Diana brindan a la pequeña un sentido de seguridad y cuidado en momentos de necesidad. Ciertamente, el Labrador Retriever ha llevado desde hace muchos años a que la conexión perro-humano crezca cada vez más, gracias a su amabilidad, fidelidad, sentido de protección y amor.
Conclusión
En conclusión, el Labrador Retriever es una gran opción como perro terapeuta, ya que puede proporcionar herramientas prometedoras en la atención integral de niños(as) con TEA y TDAH, por su inteligencia, lealtad y habilidades de entrenamiento como cualidades realmente únicas, lo que puede tener impactos positivos en las áreas afectadas por estos trastornos. Lo expuesto, se demuestra no sólo en los fundamentos científicos mostrados por Schuck et al., 2015, Somerville et al., 2009,Hallyburton y Hinton 2017,American Kennel Club 2022 entre otros, sino también por la experiencia de la investigadora que confirma que la interacción entre su hija con TEA y TDAH y la Labrador Diana, proporcionó beneficios potenciales al crear espacios de apoyo y alivio emocional en la vida cotidiana de la pequeña.
Al ser testigo de que las respuestas y reacciones de su hija cambian gradualmente, la autora ha notado cómo a medida que avanzan en ese camino, su conducta evoluciona, puesto que su conexión con Diana parece influir en la forma de interactuar con el entorno. La niña, se vuelve más abierta, receptiva y dispuesta a explorar nuevas situaciones, donde la transformación de su conducta, es motivada por la relación con la can, reforzando la noción de que la terapia canina es una poderosa herramienta para promover cambios positivos en niños(as) con TEA y TDAH. La evidencia respalda que la terapia canina con apoyo de la Labrador Retriever en el desarrollo motor, socioemocional, cognitivo y conductual de la niña de cinco años con TEA y TDAH resultó eficaz, y abre caminos a su progreso gradual y sostenible.
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