Recepción: 16 Octubre 2022
Aprobación: 22 Noviembre 2022
Resumen: Ante la diversidad de conflictos que rodean al individuo que subyacen en la progresiva pérdida de valores humanos en todas sus vertientes, sociales, morales, espirituales, éticos, y dada a la interpretación que hacen los filósofos de la era postmoderna, que vislumbran a la educación frente a un escenario turbulento, se hace necesario replantear el hecho educativo anclado a un sistema de formación ciudadana, cuya cultura se afiance en los emblemas de la paz mundial. Partiendo de esta postura criterial, el trabajo doctoral se orientó a generar una construcción teórica de formación ciudadana en el marco de la cultura de paz universitaria favoreciendo la interacción social, en Tiempos de Postmodernidad. Fundamentada en la Teoría de la Acción Dialógica de Bertalanffy, Ontología del Lenguaje de Rafael Echeverría, Construccionismo Social de Berger y Luckmann, Interaccionismo Simbólico de Herbert Blumer, Integral de la Educación para la Paz de H.B. Danesh, Social Postmoderna de Ritzer George, y filosóficamente se apoya en la Filosofía de la Liberación de Dussel. Se sustenta en los postulados epistémicos del Paradigma Interpretativo, bajo el Método Hermenéutico-Dialéctico. El escenario lo conformó el Área Ciencias de la Educación de la Universidad “Rómulo Gallegos”, de donde se extrajeron cinco (05) Sujetos Significantes como informantes. Ontológicamente, se emplearon como técnicas para obtener la información la Observación Participativa y la Entrevista Semiestrucrurada, acompañadas de instrumentos Guía de Entrevista, Guía de Observación y Notas de Campo. Toda la información recolectada se categorizó e interpretó, donde los hallazgos develaron que es fundamental la formación de ciudadanos integrales con capacidad de desarrollar habilidades y adquirir conocimientos que le permitan participar, involucrarse y mejorar la vida de su entorno, comunidad y su país; por lo que la construcción teórica se diseñó con pertinencia tomando como base la Formación Ciudadana enmarcada en una Cultura de paz.
Palabras clave: Formación Ciudadana, Cultura de Paz Universitaria, Interacción Social, Postmodernidad.
Abstract: Given the diversity of conflicts surrounding the individual that underlie the progressive loss of human values in all its aspects, social, moral, spiritual, ethical, and given the interpretation made by the philosophers of the postmodern era, who envision education in the face of a turbulent scenario, it is necessary to rethink the educational fact anchored to a system of citizen education, whose culture is anchored in the emblems of world peace. Starting from this criterial position, the doctoral work was oriented to generate a theoretical construction of citizen training in the framework of the culture of university peace favoring social interaction, in Postmodern Times. Based on Bertalanffy's Theory of Dialogic Action, Ontology of Language by Rafael Echeverría, Social Constructionism by Berger and Luckmann, Symbolic Interactionism by Herbert Blumer, Integral of Education for Peace by H.B. Danesh, Ritzer George's Postmodern Social, and philosophically relies on Dussel's Philosophy of Liberation. It is based on the epistemic postulates of the Interpretive Paradigm, under the Hermeneutic-Dialectic Method. The scenario was set up by the Education Sciences Area of the “Rómulo Gallegos” University, from where five (05) Significant Subjects as informants were extracted. Ontologically, Participatory or Direct Observation and Semi-structured Interview were used as techniques to obtain the information, accompanied by instruments Interview Guide, Observation Guide and Field Notes. All the information collected was categorized and interpreted, where the findings revealed that it is essential to train comprehensive citizens with the capacity to develop skills and acquire knowledge that allows them to participate, get involved, and improve the life of their environment, community, and country; reason why the theoretical construction was designed with pertinence taking as a base the Citizen Formation framed in a Culture of peace.
Keywords: Citizen Training, Culture of University Peace, Social Interaction, Postmodernity.
INTRODUCCIÓN
La era de la postmodernidad trajo consigo, la apertura a una cultura plural en la que las instituciones educativas deben brindar contesta a una existencia intercultural y con fuertes disparidades sociales, de manera que ya no es competente hacer mundial y alcanzable la educación para todos, más bien se amerita que la educación asista a la diversidad para mostrar uniformidad de oportunidades. De allí que, se habla de una post epistemología postmoderna, es decir un discurso educativo que no está basado en ninguna metanarrativa; y por lo tanto, una visión de cultura en la que nadie son más racionales, más científicos o más profundos que otros, por lo que, según lo expuesto por Jean Francois Lyotard, puede decirse que el conocimiento postmoderno “carece de la autoridad del diestro, de tal forma que este debe organizarse de manera diferente a como se ha llevado a cabo tanto en el pasado como en el presente” (1991, 34).
De esto se circunscribe que, la postmodernidad debe comprenderse como un estado de la cultura del individuo de hoy, que se caracteriza por estar inmersa en un mundo con problemas de toda índole como: desintegración y violencia intrafamiliar, alcoholismo y drogadicción, promiscuidad sexual, embarazos no deseados, maltrato infantil, desempleo, corrupción, niños y niñas en la calle, abandonados con problemática especial, adicciones, entre otros de similar importancia, que evidentemente reflejan la ausencia de valores en la cual se ha sumergido la sociedad, y que enmarca el gran reto que tiene la educación en este proceso de reconstrucción del ser humano que se ha convertido en un ser complejo.
Ahora bien, el movimiento postmoderno, a grandes rasgos, sostiene que la modernidad fracasó al procurar rehacer los modos de pensamiento y expresión, por eso se afilia la posmodernidad al desencanto y la apatía, puesto que parte de lo que se entiende como un fracaso de la sociedad. En la postmodernidad, comenta Jim Corbett “se presentan características reveladoras que muestran diferentes facetas y perspectivas” (2015, 9). A manera de ejemplo, la persona posmoderna sospecha de los organismos y afianza su autonomía, se manifiesta insensible a los asuntos de la vida en común priorizando su retiro a la vida propia, en efecto, es una posición que conduce al aislamiento y al egoísmo, la persona posmoderna no espera una posibilidad de cambio y transformación, anhela conseguir el máximo límite del día a día y pasarlo bien, pero desecha las normas y valores para entregarse al disfrute de lo inmediato siguiendo los impulsos y pasiones.
Ante este cuadro ejemplificador, en todo el mundo, se hacen visibles acontecimientos que se identifican con la era postmoderna, pues, acciones como el odio, la exclusión, la intolerancia, la discriminación, el irrespeto a las diferencias por razones de origen étnico, cultural, económico, político, religioso y social, así como las agresiones físicas, psicológicas, morales o verbales, que ejercen los individuos, grupos de personas o instituciones, en detrimento de los derechos humanos y de los valores universales, son una clara muestra de la decadencia de la humanidad, demostrando en este sentido, que la cultura de paz resulta significativa en los momentos actuales, pues ésta prepara a los individuos para ser actores de paz, en un mundo tan convulsionado por manifestaciones crecientes de violencia que atentan contra la integridad, la dignidad, la vida humana y su entorno En otro orden de ideas, Jorge Oñate define la cultura de paz como:
Una cultura de la convivencia y la equidad, fundada en los principios de libertad, justicia, democracia, tolerancia y solidaridad; una cultura que rechaza la violencia, se dedica a prevenir los conflictos en su origen y a resolver los problemas por la vía del diálogo y la negociación; una cultura que asegura para todos, el pleno ejercicio de todos los derechos y les proporciona los medios para participar plenamente en el desarrollo endógeno de la sociedad. (2015, 21)
De esto se puede afirmar que convivir en paz no es solo una posibilidad, sino una realidad que, con el apoyo de la educación, la ciencia, la cultura y la comunicación, se puede construir día a día. De acuerdo a lo anterior, uno de los espacios que pueden promover una cultura de paz es el contexto universitario. Por tanto, la educación en este campo es una herramienta fundamental para afrontar con éxito los retos del mundo y formar ciudadanos capaces de construir una sociedad más justa y abierta, basada en la solidaridad, el respeto a los derechos humanos y el intercambio de conocimientos. En efecto, la educación universitaria es al mismo tiempo un elemento indispensable para el desarrollo social, la producción, el fortalecimiento de la identidad cultural, el mantenimiento de la cohesión social y la promoción de una cultura de paz.
Sin embargo, aun cuando se ha logrado el desarrollo cívico, científico y tecnológico, no ha ocurrido lo mismo a nivel ético y/o moral, así lo expresa Gutiérrez, citado por Velásquez, quien argumenta que: “Se observan serios problemas en la formación del ciudadano y la manera de conducirse, que va en detrimento de sí mismo y los demás, debido al cambio de los valores en la sociedad actual que origina dificultades de convivencia. (2015, 23). En este orden de ideas, se puede decir que, en la actualidad la humanidad ha repetido la experiencia de tiempos pasados, ocuparse primero del conocimiento y el dominio del medio que lo rodea, sin pensar en mantener al mismo tiempo, la relación interpersonal y sin esforzarse al máximo para conservar un equilibrio armónico con sus semejantes; en otras palabras, las conquistas del ser humano han superado todas sus expectativas, pero lo han hecho alejarse de su propia realidad.
Por ello, uno de los retos planteados por la Educación Universitaria es comprometerse con la formación de personas competentes en su forma de ser, vivir y convivir. Aunado a esto, “se debe revitalizar el papel de las instituciones de educación universitaria en el contexto de procesos que coadyuven a la reducción de los desequilibrios sociales” (Quintero 2005, 17); por tal razón, la educación universitaria debe reforzar sus funciones al servicio de la sociedad y más concretamente sus actividades encaminadas a erradicar la intolerancia, la violencia, el odio, la falta de solidaridad y convivencia, así como la proliferación de problemas en la sociedad, y avocarse a construir una cultura de paz. Es entonces que, la interacción con la sociedad es lo que le da sentido a la Universidad, al permitir plantear problemas, ofrecer soluciones, abrir debates y, desde diversas perspectivas contribuir, con su visión crítica, al medio en que actúa.
En lo que concierne a Venezuela, debe señalarse que a partir de la década de los noventa, comenzó un proceso de transformación, como resultado de un cambio en la política educativa, en un intento de actualizar el sistema educativo en sus diferentes niveles y modalidades, para adaptarlo a las necesidades del mundo, donde se buscaba que las instituciones educativas básicas, diversificadas y superiores contribuyeran a moldear el comportamiento ético-moral de los estudiantes, así como la incorporación social del educando con un conjunto mínimo de actitudes, conocimientos y valores de convivencia que favoreciera su desarrollo integral.
En consecuencia, se contempló la formación de un ciudadano capaz de desenvolverse en su entorno social; es decir, personas autónomas, dispuestas a asumir responsabilidades y respetuosas. En este sentido, se puede reafirmar que la Educación Universitaria y sus contenidos no pueden estar desprovistos de intencionalidad y manifestaciones neutras, ambos deben influir intencionalmente en los estudiantes para modificar sus conductas, moldear su conciencia y desarrollar su posición ética. Así, la idea de enseñar la no violencia en la universidad es tarea ardua tomando en cuenta que vivimos en un mundo caracterizado por la desigualdad y donde la violencia es un problema de salud pública y creciente en todo el mundo.
Sin embargo, para nadie es un secreto que, la nación venezolana está atravesando una gran crisis en lo social, político, cultural, económico y todas las demás dimensiones que permiten corroborar que, el venezolano ha perdido el norte de su actuación en la sociedad, ha olvidado que de cada uno depende ese desarrollo humano del que todas las naciones pregonan, más bien se han sumergido en un mundo de serios conflictos, donde la ausencia de los valores encabeza los principales motivos de esta decadencia. Se hace evidente que, las universidades venezolanas, a pesar de seguir cumpliendo sus roles de formadoras de profesionales, aún requiere de una modernización en su estructura curricular, pues, el tema de la formación ciudadana en el marco de una cultura de paz, se ve deslindada de los ejes transformadores que ostentan la instrucción de futuros profesionales de la educación, que les facilite el deber de formar en ciudadanía a hombres y mujeres del mañana.
De esta afirmación real no escapa la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Centrales “Rómulo Gallegos”, del Municipio Miranda del estado Guárico, pues, es importante destacar situaciones observadas de manera alarmante, desde hace tres (03) años aproximadamente en los escenarios del programa de Educación, en sus menciones Integral y Computación, en las que hay estudiantes universitarios con un comportamiento contrario a lo que deben ser los valores y a la preservación de una cultura educativa afianzada en la paz y buenas interacciones sociales con sus pares, dado a que, evidencian actitudes de irrespeto, irresponsabilidad, conflictos con quienes les rodean, entre otros.
En la intención de ser más específicos, se han observado casos en que estudiantes se agreden unos a otros con lenguaje soez, presentan comportamientos agresivos sin tener ningún tipo de escrúpulos, resolviendo diferencias de manera violenta. Sin importar la edad, se tratan mal sin ninguna atención a las normas de buena educación, siendo desconsiderados y en algunas ocasiones, agresores de sus semejantes, infringiendo sus derechos y promoviendo situaciones de egoísmo e individualismo. Asimismo, se ha presenciado el irrespeto a la diversidad de opinión ya sea del compañero o del profesor, trayendo en algunos casos baja interacción entre los mismos, y la falta de confianza al llevar a cabo las diferentes actividades. Aunado a esto, se observa como la figura de autoridad no representa para algunos estudiantes ningún ideal de ser respetado y ser ejemplo a seguir, y se presenta en el quehacer diario, dentro del recinto universitario, la ausencia de valores sociales y humanos.
Por otro lado, se logró percibir en el caso de los docentes cómo algunos de ellos muestran desinterés en establecer una relación cálida y afectuosa con los estudiantes, de destacar las cualidades y estimularlos para que superen sus errores, de ayudarlos a nivelar sus deficiencias y de reconocer el mérito que tienen, más bien, la realidad indica que, en algunos docentes predomina la falta de consideración, buscando sólo su bienestar personal, dejando de lado el reto de la formación de un ciudadano de bien para la sociedad.
Este escenario, reclama con urgencia una educación que reconozca y se ocupe de la formación de un ciudadano para el bien común como una de las dimensiones más complejas de la naturaleza humana, “tan educable como la cognitiva y de obligada referencia al momento de reconsiderar las relaciones del hombre consigo mismo y con los demás” (Gutiérrez 2016, 25). Es decir, urge que en el contexto universitario de la Universidad Rómulo Gallegos se promueva una formación ciudadana que transforme la esencia del profesional de la educación hacia una visión cultural basada en la paz. En tal sentido, surge la inquietud de desarrollar el presente trabajo doctoral, con los siguientes propósitos:
Propósito General
Generar una construcción teórica de formación ciudadana en el marco de la cultura de paz universitaria favoreciendo la interacción social en tiempos de Postmodernidad, desde la visión de los actores inmersos en la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Centrales “Rómulo Gallegos”, Núcleo Calabozo.
Propósitos Específicos
Explicar la Formación Ciudadana que recibe el estudiante del Área Ciencias de la Educación de la Universidad “Rómulo Gallegos”, Núcleo Calabozo, en tiempos de postmodernidad.
Develar la importancia que dan los docentes a la Cultura de Paz como instrumento que favorece la interacción social enmarcada en la formación ciudadana que se imparte en la Universidad “Rómulo Gallegos”, Núcleo Calabozo.
Interpretar la valoración que dan a la interacción social en tiempos de postmodernidad los docentes universitarios ante el reto de formación ciudadana enmarcada en una Cultura de Paz en la Universidad “Rómulo Gallegos” Núcleo Calabozo.
Profundizar en los fundamentos ontológicos, epistemológicos, filosóficos, teleológicos, heurísticos y axiológicos de una construcción teórica de formación ciudadana en el marco de una cultura de paz, como noción para una favorable interacción social, en tiempos de postmodernidad.
Producir una construcción teórica de Formación Ciudadana en el marco de la Cultura de Paz Universitaria favoreciendo la Interacción Social en tiempos de Postmodernidad desde la visión de los actores inmersos en la Universidad “Rómulo Gallegos”, Núcleo Calabozo.
MÉTODO
Desde esta perspectiva, esta investigación se desarrolló bajo un Paradigma Interpretativo, que de acuerdo con Miguel Martínez, lo caracteriza como “un sistema básico de ideas sobre la naturaleza de la realidad y de cómo concebimos el conocimiento de ella, que en conjunto forman una nueva perspectiva general y una visión diferente del mundo” (2006, 21). Es decir, constituye un nuevo paradigma basado en una teoría de la racionalidad diferente. Enfatiza la naturaleza socialmente construida de la realidad; la estrecha relación entre investigador y el indagado, así como la presencia del componente valorativo en este proceso. De esta forma, la orientación interpretativa en este estudio sobre el proceso de formación ciudadana en el marco de la cultura de paz universitaria como noción para una favorable interacción social, permite un rescate del sujeto y su importancia, es decir, lo que se percibe y su significado dependerá de las realidades existenciales, de los modos de vida de los sujetos informantes, en un contexto determinado.
Tomando en consideración lo planteado, este trabajo doctoral se abordó a partir del Método Hermenéutico-Dialectico; por ser el más apropiado para las ciencias sociales, y específicamente para el área educativa donde diversas elucidaciones del ser humano en su carácter interpretativo y de comprensión al tratar de dar significado a las cosas. En consecuencia, se asumió el método hermenéutico como punto de unión para la interpretación de la realidad. Sobre este particular, Miguel Martínez indica que: “la hermenéutica tendrá como misión descubrir el significado de las cosas, interpretar lo mejor posible los escritos, los textos, pero conservando su singularidad en el contexto de que forme parte” (2006, 101). En otras palabras, el método hermenéutico es indispensable prácticamente imprescindible cuando la acción o el comportamiento humano se presta a diferentes interpretaciones; es decir, se trató de interpretar las acciones y actitudes del contexto investigado.
Por tanto, el diseño del método utilizado en la construcción de esta tesis doctoral, es el planteado por Spiegelberg, citado por Jesús Leal, el cual consiste en cinco (5) fases, la cuales se desarrollan a continuación: “Momento 1: Descripción del fenómeno de estudio; Momento 2: Búsqueda de múltiples perspectivas; Momento 3: Búsqueda de la esencia y la estructura; Momento 4: Constitución de la significación desde el contexto de interpretaciones y Momento 5: Interpretación del fenómeno” (2005, 36). Siguiendo estas fases el método hermenéutico, se partió de la realidad vivida, con la intervención directa de la investigadora quien realizó observaciones, entrevistas y grabaciones, pasando luego a la lectura, transcripción y decodificación de las entrevistas, utilizando para ello matrices, con un primer momento de análisis correspondiente a la decodificación de la información, luego la estructuración y triangulación de la información, presentando la imagen holográmica de la realidad encontrada, para finalizar con la estructuración de la teoría praxiológica emergente y las correspondientes reflexiones.
Aunado a ello, puntualizando como Escenario al Área Ciencias de la Educación de la Universidad Rómulo Gallegos, con la participación activa de (05) sujetos significantes. Además, se emplearon dos Técnicas de Recolección de Información muy valiosas: la entrevista Semiestructurada y la observación participante; y para analizar la información se abordaron las siguientes técnicas: Categorización, Estructuración, Triangulación, Contrastación y Teorización. Pues, a partir de estos argumentos el trabajo de la investigadora se convirtió en un proceso cognoscitivo que le permitió encontrar los hallazgos pertinentes y a partir de los mismos configurar o construir la teoría de formación ciudadana en el marco de la cultura de paz universitaria para una favorable interacción social, en tiempos de postmodernidad.
RESULTADOS
Con respecto a los hallazgos develados, se tiene que, en el Área Ciencias de la Educación, en consonancia a la Educación Para la Ciudadanía, existe una debilidad curricular en cuanto a los saberes necesarios de la formación ciudadana. Por lo que es importante, que se promueva desde ese contexto el desarrollo de valores y actitudes, tales como el respeto, la solidaridad, la responsabilidad, la participación, la tolerancia y el cumplimiento de deberes y derechos. También es indispensable fortalecer los espacios de convivencia mediante actividades sociales, culturales y comunitarias que orienten a la socialización. (Ver Figura 1)
En cuanto al Proceso Andragógico de Formación Ciudadana, los Sujetos Significantes denotaron que la mayoría de los docentes no se involucran en la toma de decisiones y los estudiantes muestran una actitud pasiva ante las situaciones que requieren su conexión, de allí la urgencia de promover la formación de una ciudadanía cónsona a las necesidades del contexto social, donde primeramente el docente se enfoque en el deber ser, asuma una postura de lucha, sea una persona abierta al diálogo con alto sentido de responsabilidad, donde no imponga sus propios criterios, sino que promueva la ética, la unidad, el compromiso, la integridad social y el bien común, y donde el estudiante también asuma compromisos, sea responsable, participativo y solidario. (Ver Figura 1).
Con respecto a la macrocategoría Educación para una Cultura de Paz y No Violencia, se arrojó que dentro del contexto universitario, existen actitudes que alteran la armonía, discusiones, desmotivación e irrespeto. Para ello, se hace necesario educar desde y para la no violencia, donde se valoren a las personas y su entorno, se resuelvan los conflictos sin violencia, se respeten las diferencias ideológicas y se promuevan la paz y la tolerancia. Finalmente se encontró que el Proceso de Interacción Social, está caracterizado por la poca tolerancia entre compañeros de estudios, rivalidad política, ofensas, ausencia de reconocimientos, rivalidad y desinterés. Por lo tanto, corresponde a la universidad, poner en práctica un reto formativo donde se tomen en cuenta los factores reales que están incidiendo en la cultura de antivalores que están afectando a la sociedad, a las relaciones, a la sensibilidad, a la intolerancia hacia los demás.
DISCUSIÓN
De acuerdo a estos hallazgos, se comprueba la necesidad de dar un aporte teórico-práctico para la búsqueda de solución o minimización de lo encontrado, el cual se llevará a cabo con la construcción teórica de formación ciudadana en el marco de la cultura de paz universitaria favoreciendo la interacción social en estos tiempos de postmodernidad, basada en valores fundamentales que conllevan a la formación de ciudadanos integrales con capacidad de desarrollar habilidades y adquirir conocimientos que le permitan participar, involucrarse y mejorar la vida de su entorno, comunidad y su país; que el estudiante sienta la importancia que significa participar activamente en el quehacer universitario y que todo eso forma parte de su aprendizaje dentro de la institución y que su participación no solo se centra en lo académico.
En consonancia a la Construcción Teórica, figura 2 por un lado, se visualiza al docente como el “modelo” del proceso, en torno a él gira el resto de los participantes del diario vivir académico. Aunque no es el actor más importante, pero si uno con alto grado de responsabilidad, quien revisa su actitud con criterios de cultura de paz. Esta revisión crítica no es más que acercarse a la concepción y esencia del ser docente. Por otro lado, se vislumbra el proceso de formación ciudadana en el marco de la cultura de paz como un componente formativo medular vinculado con las ciencias sociales, esto implica darle una dimensión transversal de forma que afecte a todos los contenidos de todas las áreas o disciplinas que se estudian pero también a la metodología y organización del contexto universitario, estableciendo los mecanismos que la favorezcan; también supone recuperar la idea de paz positiva al potenciar en el proceso de aprendizaje unas relaciones fundamentadas en la paz entre los alumnos -profesores; entre ciudadano y poder.
Así como la médula espinal es un órgano importante para todas las funciones corporales, la ausencia de esta estructura es incompatible con la vida. De igual manera, la educación ciudadana enmarcada en una cultura de paz es un fundamento educativo ideal para iniciar acciones de incidencia en la promoción de una cultura de paz, en la que conviven y se encuentran diferentes miembros de la sociedad: estudiantes, docentes, funcionarios, etc., todos reproduciendo fenómenos sociales que reflejan la vida, de su entorno social, cultura, valores y creencias.
CONCLUSIONES
Se consideró que, un cambio coherente y pertinente en el currículo llevaría directamente a una nueva concepción del modelo educativo universitario y en consecuencia a las prácticas andragógicas, donde se intente desarrollar capacidades en el ciudadano relacionadas con la toma de decisiones por sí mismo, teniendo conciencia crítica sobre las mismas, asumiéndose como ser ciudadanos del mundo, reconociendo al otro en sus necesidades y problemáticas. Es por esto que la formación ciudadana enmarcada en una cultura de paz tiene que ser un proceso innegociable desde el punto de vista pedagógico y andragógico, pues es la herramienta que le permitirá al individuo formado solucionar sus problemas, presentes y futuros, mediante el diálogo, la capacidad de ponerse en el lugar del otro y el entendimiento y la comprensión de manera consciente de su realidad.
Por lo que esta teoría, es relevante, en la medida que vislumbra el comienzo de un largo camino en educación en valores, que ayudan a la formación del estudiante, siendo la premisa para futuras investigaciones en el ámbito universitario, donde es fundamental y necesario contemplar espacios de aprendizaje de la ciudadanía, dándole continuidad a un sueño que no debe terminar, por el contrario debe mejorar adaptándose a las necesidades del entorno. Más allá, se espera que desde los conglomerados sociales que se vinculan a las universidades, se abra la posibilidad de que, en estos escenarios, concurran todos los componentes que permitan que se formen ciudadanos críticos, respetuosos, defensores de la palabra, exaltadores de la conciencia, confrontadores de ideas, acercadores de la confianza y, sobre todo, constructores y defensores de la dignidad humana.
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