Dossier: "Escenarios, tensiones y convergencias en los campos de la cultura, el patrimonio y el turismo de América Latina. Procesos colectivos y experiencias de gestión"

Cultura, patrimonio y turismo en Latinoamérica

Nidia Piñeyro
Facultad de Humanidades, UNNE, Argentina
Ronald Isler Duprat
Facultad de Humanidades, UNNE, Argentina
Adriana Sandoval Moreno
Humanidades, UNAM, México
Marcos González Pérez
Universidad Antonio Nariño (UAN), Colombia, Colombia

De Prácticas y Discursos. Cuadernos de Ciencias Sociales

Universidad Nacional del Nordeste, Argentina

ISSN-e: 2250-6942

Periodicidad: Semestral

vol. 12, núm. 19, 2023

depracticasydiscursos.ces@gmail.com



Con mucha satisfacción compartimos el resultado de una producción colaborativa que iniciamos hace más de un año con investigadores/as de tres núcleos de estudio radicados en México, Colombia y Argentina.

La idea de convocar a un dossier que reuniera análisis del campo empírico y discusiones teóricas en torno a la relación cultura, turismo y patrimonio nace al calor de un evento internacional[5] organizado en 2021 por universidades de México (Unidad Académica de Estudios Regionales-Universidad Autónoma de México-UNAM y Centro Universitario de la Ciénega-Universidad de Guadalajara, México-UDG) y Argentina (Grupo de Estudios Socioculturales del NEA-Universidad Nacional del Nordeste-UNNE). No fue hasta entonces que cobramos dimensión de la variedad de trabajos de investigación en marcha, procesos en etapa de análisis, programas y acciones de gestión informados o en avance sobre este campo temático.

En marzo de 2022, a raíz de una invitación dada por el equipo editorial de la revista De prácticas y discursos. Cuaderno de Ciencias Sociales, nos autoconvocamos Nidia Piñeyro, Ronald Isler Duprat (ambos de la UNNE), Adriana Sandoval Moreno (UNAM) y Marcos González Pérez (UAN) para discutir y diseñar una propuesta que empezó a circular virtualmente en mayo de ese mismo año. Desde un principio, coincidimos en la necesidad de ampliar la temática del encuentro de 2021 a otros espacios de sentido y territorios que necesitaban discusión académica. Tomamos el desafío de identificar grupos de investigadores y de gestores de cultura, turismo y patrimonio que se comprometieran a publicar bajo las reglas editoriales de una revista científica. Es así que, bajo el título Escenarios, tensiones y convergencias en los campos de la cultura, el patrimonio y el turismo de América Latina. Procesos colectivos y experiencias de gestión, convocamos a este dossier.

Al proponer esta tríada temática, lo hicimos con la intención de conocer los diversos escenarios latinoamericanos donde se producen tensiones y/o convergencias en los procesos colectivos y experiencias de gestión que parten de lo local, tanto en administraciones públicas como en instituciones privadas y/o del tercer sector. Agendamos algunas cuestiones problemáticas que pueden sintetizarse en estos interrogantes: ¿Cuáles símbolos e historias, pero también cuáles normas, reglas y conductas sociales, saberes, conocimientos, expresiones artísticas, sociales, económicas y sistemas agroalimentarios, están vinculados a la preservación, apropiación y difusión de los contenidos culturales en diversas regiones de América Latina? ¿Cuáles relaciones pueden observarse entre estos bienes culturales y las prácticas cotidianas que los portadores de la cultura reafirman en su hacer diario en referencia al patrimonio y el turismo? ¿Cuáles conceptos de patrimonio están operando en la gestión de nuestras regiones, ciudades y territorios en función del disfrute de sus comunidades locales y de sus visitantes? ¿Cuáles espacios existen/no existen para negociar entre lo que podemos y debemos conservar, y lo que no queremos o no podemos desechar en nuestros territorios? ¿Es posible pensar en una actividad turística como práctica cultural donde las comunidades locales y visitantes intercambien más que dinero, servicios y mercancías?

Gran parte de estas preguntas fueron puestas en discusión a través del dossier. Las contribuciones recibidas abarcan estudios teóricos y empíricos que problematizan y analizan configuraciones conceptuales en relación con construcciones discursivas y prácticas sociales, económicas y culturales, así como con repertorios de acción resultante de experiencias comunitarias y de la política y gestión de lo público.

Entre lo sustantivo y lo adjetivo: campos disciplinares vs dimensiones territoriales

Como hemos manifestado, el principal aglutinante de esta propuesta editorial ha sido la tríada cultura, patrimonio y turismo, en tanto generadora de campos complejos epistémico-disciplinares que nos propician abordajes analíticos desde/sobre diversos escenarios latinoamericanos, comprendiendo tensiones y convergencias que se producen. Sin ánimo de exhaustividad, desarrollaremos algunas ideas en torno a esta tríada, distinguiendo concepciones sustantivas de adjetivas, pues proponemos diferenciar la cultura de lo cultural, al patrimonio de lo patrimonial y al turismo de lo turístico. Considerarlos como sustantivos, nos permite configurar campos disciplinares en sí mismos, mientras que, en su condición de adjetivos, nos facilita acceder a dimensiones de la complejidad que surgen de lo vivido, aproximándonos a la realidad como territorios compuestos por aspectos culturales, patrimoniales y turísticos.

A la idea de cultura, como concepto polisémico, propusimos considerarla tanto por los significados y valores que circulan dentro de los grupos sociales como por las prácticas que estos realizan y en las que se expresan –y están contenidos– aquellos valores, ya sea por acción premeditada o excedente creativo humano. El campo de la cultura debiera ser comprendido como equivalente de las diversas maneras en que, en las sociedades, se integran/repelen sus individuos/grupos a través de símbolos, signos, historias significantes y ambientes comunes. Si podemos considerarla como “las prácticas y procesos a través de las cuales la gente crea los mundos significativos en los que habita” (Stuart Hall en Negus, 1998, p. 29), también corresponde pensarla junto a la noción de “cultura como poder y el poder como cultura” (Eduardo Restrepo, 2014), complejizando y haciendo posible que los procesos de construcción social se produzcan. Planteamos que, como la cultura y el poder se coproducen, el poder –al igual que la cultura– no es una cosa ni una esencia, sino que es una relación que se ejerce y una tensión que se produce desde/sobre las cosas y los procesos.

En América Latina existe una gran diversidad de manifestaciones culturales que interpelan el avance de una sociedad “sin historia”, divorciada de su ambiente. Estas resistencias culturales a los modelos hegemónicos están atravesadas por legados ancestrales –materiales e inmateriales– que se (re)crean y nutren con el aporte de prácticas innovadoras, individuales y colectivas. Debemos decir que existen ciertos acuerdos, aunque no exentos de revisiones profundas de corte epistémico, ético y estético acerca de incluir a estas herencias bajo el concepto de patrimonio. Al respecto, resulta interesante reflexionar sobre la taxativa separación entre sus dimensiones tangibles e intangibles, pues ambas sostienen las prácticas culturales. Fiestas populares surgidas de la devoción religiosa, mística y/o pagana, rituales cívicos bajo la idea de construcción de nación o de localía, actividades productivas sostenidas por varias generaciones en vínculo estrecho con sus paisajes naturales, nos proporcionan territorios complejos donde podemos analizar lo patrimonial más allá del sustancialismo que generalmente cristaliza el bien cultural. Laurajane Smith (2011, p. 42) nos dice:

el patrimonio es un proceso cultural que tiene que ver con la negociación de la memoria, la identidad y el sentido de lugar. Es un proceso activo de recordar, olvidar y conmemorar que se implementa para ayudar a navegar y mediar el cambio cultural y social, así como temas sociales y políticos contemporáneos.

Si bien es cierto que, más allá de los altos muros del turismo como “industria sin chimeneas”, se producen prácticas alternativas que resultan interesantes en sí mismas, pues son experiencias culturales de encuentro entre comunidades locales y visitantes, inmersas en un tiempo de auténtica contemporaneidad que intentan ir más allá de la mercantilización de la cultura, superar epistemológicamente lo sustantivo en el sector propicia el estudio de territorios donde el abordaje de lo turístico es “una” de las dimensiones junto a “otras”. Reconocer, analizar, comprender y actuar sobre/desde este tipo de escenarios nunca estará exento de disputas, aunque también de convergencias que estimulan nuevas dinámicas identitarias y operan de manera punzante sobre los conocimientos y las prácticas locales tanto como los sentidos construidos en torno a ellos.

Escenarios, tensiones y convergencias en procesos colectivos y experiencias de gestión

Tras la lectura de los ocho artículos que componen el dossier, los que atravesaron procesos de referato internacional llevado a cabo por investigadores que especial y generosamente colaboraron profundizando la calidad científica de los mismos, podemos decir que la comprensión y construcción de sentidos propios de esta época expanden sus límites, explosionan desde las dimensiones adjetivadas, generando intersticios y solapamientos analizados en cada uno y entre los trabajos.

Inmerso en los debates actuales en la relación cultura y patrimonio, Mónica Lacarrieu nos comparte el artículo “Habitar culturas/patrimonios: entre perspectivas naturalizadas y pensamientos descentrados”. Tomando definiciones sobre estos conceptos, emitidas por varias entidades internacionales, propone un eje de debate entre la institucionalidad y los llamados derechos de las comunidades a pensar(se) y crear (sus) memorias a partir de las propias autodeterminaciones, lo que no está exento de controversias. Esto le sirve a Lacarrieu para desarrollar aspectos conflictivos, así como para poner en evidencia los procesos de negociaciones entre institucionalidad, comunidad, derechos –prácticas cotidianas de los colectivos sociales– y las apuestas por nuevas definiciones de lo cultural y lo patrimonial. Con ejemplos de diversas zonas de América, nos comparte variadas disputas que traspasaron lo nacional, como es el caso de la fiesta de la Candelaria, en Puno, donde danzas y vestuarios son reclamados por Bolivia como parte de su identidad; o los debates nacionales y regionales surgidos a raíz de las fiestas del carnaval de Barranquilla, donde se enfrentan lo institucional con las apreciaciones de las comunidades sobre lo que se debe salvaguardar como cultura y patrimonio.

Por su parte, Julio César Monasterio realiza una reflexión crítica sobre el proceso de turistificación de lo festivo popular en el sur de Argentina. En su artículo “Fiestas Nacionales en la Patagonia Norte: desarmando los procesos de turistificación y patrimonialización” analiza el ajuste de una serie de estrategias que terminarán clasificando jerárquicamente las prácticas culturales de esta zona del país. Nos advierte que las dinámicas mercantilizantes de la actividad turística por sobre lo festivo patrimonial comportan riesgos de pérdida de lazos comunitarios, ya que los modos de vivir, de hacer y de sentir, dirigidos por las lógicas del mercado y bajo condiciones de consumo desigual, tienen suficiente potencial para excluir de la propia cultura a sus miembros y portadores. Su análisis se basa en el estudio de festividades patagónicas populares devenidas en ofertas turísticas de corte masivo.

Esa tensión generada entre patrimonio y turismo es también abordada por Patricia Alves Ramiro, Josilene Ribeiro de Oliveira y Denise Kamada, en su trabajo “Patrimonialización y turismo: prácticas de valorización simbólica del espacio rural del Nordeste de Brasil”. En este artículo se analizan procesos de patrimonialización en el nordestino Municipio de Areia. A través de ellos, se ponen en evidencia las relaciones entre la valorización del patrimonio material, simbólico y cultural y las actividades turísticas de la región del Brejo paraibano, en el nordeste del Brasil. Específicamente, recurren al método etnográfico para analizar y discutir el proceso de patrimonialización de las atracciones turísticas consolidadas en Areia: por un lado, el turismo en los molinos productores de cachaza de alambique y, por otro, las actividades turísticas de la comunidad rural Chã Jardim. Evidencian a lo largo del texto disputas, conflictos e intereses que impregnan y delimitan los escenarios de desarrollo local y regional a través del turismo, promovidos como una alternativa económica, en un período de desindustrialización y desigualdades sociales.

Martina Baglietto, en el artículo “El que convierte no se divierte. Prácticas económicas de los hogares argentinos para viajar al exterior del país (2011-2019)”, describe, desde el viaje turístico vacacional, las prácticas económicas que en ciertos hogares se realizaron para afrontar consumos fuera de Argentina. Desde la sociología económica, da cuenta de cómo el viaje turístico es un fenómeno multidimensional que permite condensar prácticas económicas, representaciones sociales e imaginarios. En palabras de la autora, “este entendimiento, sobre lo que los hogares ‘hacen’ con el dinero de las vacaciones, se aparta de las perspectivas que entienden al consumo turístico como una expresión individual o como una simple acción económica y racional”. Resultado de este enfoque, se comprende que las prácticas domésticas están en constante relación con las finanzas internacionales, el comercio global, los servicios para el viajero y echan luz sobre el abanico de estrategias puestas en juego para poder vacacionar en el exterior. El capítulo resulta innovador e interesante al abrir la comprensión del consumo turístico a cuestiones culturales, sociales y, no solamente, económicas.

“Tensiones en las políticas culturales comunitarias: innovaciones democráticas y gobernanza neoliberal” es el artículo compartido por la investigadora Mariana Gutiérrez. En él desarrolla una síntesis histórica del concepto de gobernanza para poder analizar en consecuencia, desde el campo de lo político, las diversas implicaciones que esta noción tiene con las políticas públicas. Entendida, en un primer sentido, la gobernanza como la interacción entre el Estado y la sociedad civil, el análisis nos adentra en las variaciones del concepto para, en un segundo momento, problematizar si en verdad el bien común prevalece sobre los intereses grupales, tal como se ha mencionado en las definiciones del concepto estructurante del texto. Con base en la comprensión de las relaciones existentes entre el neoliberalismo y la idea de gobernanza, nos propone cuestionarnos las implicancias que tiene el tomarla como forma administrativa primaria y única estrategia del neoliberalismo. De manera central, Gutiérrez se pregunta por las consecuencias que tiene adoptar la gobernanza en el ámbito de las políticas culturales y en las modalidades de participación que estas suponen, sin dejar de considerar cómo esta compromete en la escala local de gobierno.

A través de un trabajo de campo y material de archivo, se reconstruye una experiencia educativa llevada adelante por docentes de la Escuela Cacique Francisco Supaz, de Pozo del Sapo en Argentina, recuperando la impronta de la Cooperativa de Trabajo Agrícola y Producción e Industrialización Nueva Pompeya Lda. De corte etnográfico, el trabajo de Myriam Perret, denominado “El trabajo en ‘la cooperativa’ de Misión Nueva Pompeya entre 1969 y 1973”, consiste en una investigación centrada en el análisis de entrevistas grabadas y emitidas en un programa radial local (2020), donde se compartieron narrativas de participantes ligados a esa cooperativa, cuando llegaron a la región, entre 1969 y 1973. La experiencia cooperativista con integrantes de la comunidad wichí de Misión Nueva Pompeya -una minoría étnica del norte de Argentina- se basó en la producción agrícola-forestal y de artesanías, así como en la construcción y comercialización de productos con valor agregado. Queda muy claro a lo largo del texto que La Cooperativa buscaba mejorar la situación de los pobladores de la Misión y que su importancia fue tal que dependían de esta unas dos mil personas. Destaca también la influencia de Guillermina Hagen, ingeniera agrónoma que perteneció a la congregación católica de las Hermanas del Niño Jesús, quien educaba de manera práctica en el obraje, donde se atendían temas laborales, de salud, entre otros aspectos, sin omitir el culto religioso cristiano.

Con similar enfoque etnográfico, la investigación de Agostina Serial analiza las prácticas culturales de una comunidad de pescadores artesanales en una provincia del Nordeste argentino. En su texto “La pesca artesanal en Bella Vista (Corrientes) como una práctica cultural comunitaria que conforma identidades” discute el concepto de pesquería como modo de vida, acuñado por la FAO (Organización para la Alimentación y la Agricultura) y da cuenta de la complejidad de un oficio que sólo es posible practicar y sostener en comunidades que viven a la vera del río o en zonas de humedales. En este sentido, comparte con otros autores la noción de cultura fluvial y la enriquece señalando aspectos novedosos para decantar una categoría emergente a la que denomina como cultura ribereña. La pesca artesanal es mostrada como un objeto de estudio que compromete el abordaje de aspectos económicos, organizativos y territoriales, pero, sobre todo, culturales e identitarios.

Finalmente, compartimos en este dossier una “Experiencia de intervención institucional en el Instituto de Educación Superior Ralaxaic Nme’enaxanaxac”, trabajo de Lucas Silvestri, Elizabeth Alarcón y Nilda Ramírez. En él se sistematiza de manera analítica la realización de un proyecto de extensión universitaria en un Instituto de Formación Docente Intercultural Bilingüe Indígena localizado en la ciudad de Resistencia, Argentina. En un escenario pospandemia, ese proceso buscó visibilizar problemáticas comunes y reflexionar respecto de la institución, en términos de vínculos y saberes previos de los integrantes del equipo docente al respecto de la cultura y la comunidad qom. Esta sistematización remarca que a raíz de ello se pudo constituir un espacio plural e interdisciplinario para promover una participación genuina y activa, así como para comprender una serie de prácticas sociales instaladas. Silvestri, Alarcón y Ramírez señalan que se realizó una intervención institucional de tipo diagnóstica y un acompañamiento pedagógico y psicosocial al trabajo docente. Como estrategia principal, nos cuentan que se organizó una Peña Cultural Solidaria que sirvió de espacio de articulación entre los diferentes niveles educativos y que permitió visualizar la situación de las estudiantes en su condición de madres -muchas de ellas indígenas- y la necesidad de contar con un espacio institucional de cuidado para sus hijas e hijos. Concluyen que la experiencia permitió la apropiación de nuevos saberes que promovieron la desnaturalización de los procesos sociales, la generación de espacios de disfrute, la posibilidad de diseñar y configurar en la institución prácticas con mayor pertinencia intercultural bilingüe y la cosmovisión qom.

Hemos trabajado para que estos artículos, así como su secuencia expositiva, aporten al menos algunas respuestas al conjunto de interrogantes formulados al principio de este proceso. De ellos emergen tensiones y convergencias presentes en escenarios latinoamericanos, procesos colectivos y experiencias de gestión relacionados con prácticas culturales, patrimoniales y turísticas.

Conclusiones

Una de las cuestiones que problematizamos en el texto de la convocatoria refiere a los sistemas simbólicos -saberes, historias, expresiones artísticas, modos de producción- que pudiésemos delimitar, describir con densidad, interpretar con nuevos marcos en la tríada cultura/patrimonio/turismo -o al menos en algunas de sus intersecciones-. Sobre este campo de interés recibimos contribuciones de variada índole.

En algunos casos nos encontramos con trabajos que abordan problemas locales específicos pero cuya antesala es interesante en sí misma. Nos referimos a los artículos en los que el estado del arte sobre procesos -patrimonialización, turistificación y gobernanza- tienen un vasto pero, a la vez, pormenorizado desarrollo de aspectos conceptuales que son útiles para emprender otras investigaciones.

Por su parte, el binomio conceptual “cultura/patrimonio” resulta central en varios artículos. El de Lacarrieu asume el debate sobre las tensiones y disputas por el poder en el campo del patrimonio y lo patrimonial. Del desentramado de las definiciones de cultura y patrimonio pasa al análisis de un campo que se complejiza al incluir la experiencia turística que se genera alrededor de lo cultural patrimonializado. De similar estilo es el aporte de Monasterio, quien hace una inmersión preliminar en la incómoda dupla “fiestas populares/procesos de turistificación”. La discusión que nos propone surge de desmontar la organización, promoción y proliferación de Fiestas Nacionales en el norte patagónico argentino. Plantea de lleno el conflicto de intereses que atraviesa a los estados modernos interconectados planetariamente al momento de gestionar paisajes, prácticas productivas, expresiones artísticas y ofertarlas a viajeros locales y foráneos. Cuando este autor aborda los procesos mediante los cuales se elevan las fiestas a una escala de reconocimiento nacional, lo hace para volver observable los ajustes de una serie de estrategias mercantilizantes de la cultura, tema que emerge de manera reiterada en otros trabajos del dossier. Gutiérrez pone sobre la mesa un concepto que involucra nuevamente al Estado, actor indispensable en la configuración de políticas que alienten, mantengan y hagan crecer la productividad. Cuando desmenuza el concepto de gobernanza, lo hace en el contexto del neoliberalismo, sistema que asume extendido y triunfante en las últimas décadas a escala global. Nos interpela sobre si la búsqueda de transparencia de las administraciones públicas, el uso eficiente de recursos y la eficacia de la gestión pública como agenda estaría soslayando el tema más difícil de los procesos de patrimonialización de las prácticas culturales: el protagonismo y determinación de los interesados, la expresión de sus necesidades, lo que consideran su legado y la co-construcción de sus memorias. He aquí el reposicionamiento de un concepto central: la participación, sobre todo la de los actores no gubernamentales, en la planeación y en la ejecución de las políticas públicas de tipo cultural.

Vinculado a la pregunta que nos hacíamos en la convocatoria, acerca de si es posible pensar en una actividad turística como práctica cultural donde las comunidades locales y visitantes intercambien más que dinero, servicios y mercancías, aflora otro de los ejes estructurantes: el valor patrimonial de las fiestas y las actividades económicas que atraen. Entre las respuestas -conclusiones en las que hay acuerdo y que entran en sintonía con la necesidad de ir más allá de la gobernanza-, podemos pasar en limpio que las políticas culturales no deben ser sólo responsabilidad de una gestión administrativa de los gobiernos, sino que necesitan redefinirse con la participación de los sujetos sociales que, como hacedores, son el eje de la puesta en escena de lo festivo. Tanto en los carnavales de Barranquilla, como en las fiestas de la Candelaria en Puno o en las nacionales del norte patagónico, la tensión entre dimensiones económicas y culturales se torna ineludible para los investigadores. Las discusiones versan sobre la economización de la cultura y la transformación de lo festivo popular en producto de consumo masivo. Aparecen lecturas donde las festividades populares son consideradas un bien común y asumirlas como tal implica entender una gestión política que no controla sino que acompaña y garantiza su realización. De los artículos surge un especial señalamiento acerca de las disputas por los espacios de poder que se juegan en “la fiesta” y los “usos políticos” que se hace de las celebraciones que producen/refuerzan procesos identitarios.

Un particular recorte reflexivo sobre las relaciones turismo/cultura produce Martina Baglietto, quien nos describe densamente las prácticas de ahorro y endeudamiento de hogares de trabajadores de Argentina para financiar vacaciones, interface entre la micro y macroeconomía. Esto se produce en un contexto nacional donde destacan la aceleración del proceso inflacionario y las restricciones en el acceso a moneda extranjera. Nos dicen que el dinero que se puede usar para las vacaciones es producto de una nueva cultura del viaje, distinta al tradicional consumo de elite. Es un turismo que ofrece pagar en cuotas antes, durante y después de la experiencia. Los hogares que consumen esta variante de turismo hacen todo tipo de esfuerzos para alcanzar el disfrute que promete alejarse de la vida cotidiana y la rutina unos pocos días al año. Accedemos así a la autopercepción de quienes durante el período previo a partir sostienen una disciplina de ahorro, durante el viaje “se cuidan” de los excesos pero no renuncian a las vacaciones en el exterior del país. Reflexionando en diálogo con los resultados de Monasterio, podríamos hacer una analogía entre el proceso por el que “las fiestas” se transforman en “espectáculo” y “los viajeros” se convierten en “turistas”. En este último caso, y con el análisis de Baglietto, cabe preguntarnos si el turismo como industria no termina trastocando el tiempo de ocio en una práctica cultural de consumo marcado por el ansia de estatus.

Otra línea de respuestas a las temáticas planteadas para este número tiene que ver con las relaciones que pueden observarse entre los bienes culturales y las prácticas cotidianas que los portadores de una cultura reafirman. Por un lado, tenemos los casos de Areia, Brasil, donde los productores de cachaza de alambique y las actividades rurales de Chã Jardim devienen en productos turísticos que generan disputas y conflictos en los escenarios de desarrollo local y regional al ser promovidos como una alternativa económica por la desindustrialización y desigualdades sociales. Otro caso desarrollado en torno a bienes y prácticas culturales es el estudio sobre la pesquería artesanal en Bella Vista, Argentina. Aquí se hace foco en una actividad económica basada en conocimientos transmitidos, recreados y adaptados a un territorio dominado por el agua dulce. La idea de que existe una cultura ribereña nos estaría indicando que las comunidades de práctica generan identidades específicas, aún en los bordes de un contexto homogeneizante de la producción y del consumo. A pesar de estar restringidos por las normas y reglamentaciones, y de autopercibirse como una minoría estigmatizada, la comunidad de pescadores artesanales no deja de sumar nuevos miembros a su oficio. Pareciera ineludible que, si se vive en la ribera de un río tan imponente, no es posible sustraerse a la experiencia de la pesca o al saber convivir con quienes la practican. En ambos artículos subyace la idea de resistencia cultural desde lo cotidiano. En el primero, comunidades que se sobreponen a un Estado que trata de patrimonializar el “día a día” en función de la productividad turística. En el segundo, persistiendo en una actividad que pone en juego estrategias culturales más allá de la subsistencia, pese a la prohibición de pescar por parte del Estado.

Nos interesa rescatar que, aunque en varios artículos se analiza y concluye sobre procesos colectivos y de gestión, en dos de ellos se instituyen en eje estructurante de la investigación. Nos referimos a los textos de Perret y Silvestri et al., en los que esta cuestión es abordada en contextos interculturales. En el caso desarrollado por Miryam Perret, se recupera analíticamente el origen, desarrollo, auge y extinción de una cooperativa gestionada por una de las personalidades más controvertidas del llamado Impenetrable chaqueño de los 70: Guillermina Hagen, una mujer miembro de la comunidad católica e ingeniera agrónoma que decidió organizar a la población indígena de la zona con el objetivo de producir alimentos. La tarea cobró otras dimensiones al generar excedentes y diversificarse en otros rubros como la actividad forestal y la factura de artesanías. A más de 50 años del cierre de la cooperativa, la obra y la memoria de esta experiencia siguen inspirando a los locales a organizarse con distintos fines. El caso sistematizado por Lucas Silvestri, Elizabeth Alarcón y Nilda Ramírez se refiere a una intervención institucional con enfoque psicosocial en un establecimiento de formación superior que nació con el propósito de atender estudiantes pertenecientes a la minoría cultural qom. Como se describe y analiza en el texto, las actividades se desarrollaron en la ciudad capital de la provincia del Chaco, donde los qom tienen áreas habitacionales demarcadas, aunque porosas socioculturalmente. Un grupo de extensionistas universitarios con la colaboración del equipo docente del instituto planean y llevan a cabo un diagnóstico e intervención para conocer, primero, y tratar de revertir, después, la percepción de la minoría indígena en un contexto hostil o, al menos, indiferente a su situación sociocultural. El dispositivo, aunque distinto al de la cooperativización encarada por Hagen en Nueva Pompeya, busca la manera de integrar a un “otro” estigmatizado o carente de relevancia para sus pares y para las instituciones del Estado.

Tras visitar los diferentes escenarios investigados por las y los autoras/es, podemos concluir que la vida acontece de manera contundente más allá de las disciplinas y campos científicos configurados desde la Modernidad. Desde diversos espacios en la academia intentamos dar cuenta de ello, al tiempo que la gestión técnica y política lo comprende y demanda asistencia, desde las últimas décadas del siglo pasado. Consideramos que tal vez sea por ello que la respuesta recibida para este dossier nos deja entrever esas lógicas más puestas en lo relacional y no sólo en lo sustancial, donde los sentidos y significados se construyen desde el reconocimiento e interpretaciones de las prácticas aglutinadas ya sea por la cultura y/o el patrimonio y/o el turismo. En definitiva, consideramos que estos textos sobrevuelan configuraciones que van más allá de ese arraigo moderno a la disciplina o campo disciplinar. Y este es uno de los principales aportes a la reflexión académica.

Bibliografía

Negus, K. (1998). La Cultura, la industria y la matriz de la salsa: el negocio de la música en los Estados Unidos y la producción de la música latina. Revista de Ciencias Sociales, Nueva Época, (4), 27-52. Universidad de Puerto Rico, Puerto Rico.

Restrepo, E. (2014). Intervenciones en teoría cultural. Universidad del Cauca, Popayán-Colombia.

Smith, L. (2011). El espejo patrimonial ¿Ilusión narcisista o reflexiones múltiples? Antípoda. Revista de Antropología y Arqueología, (12), 39-63.

Notas

[1] Docente e investigadora en Ciencias Sociales, coordinadora del Grupo de Investigación “Estudios Socioculturales en la región NEA” (ESCNEA), Instituto de Investigaciones en Educación, Facultad de Humanidades, UNNE.
[2] Docente, investigador y extensionista en Humanidades y Cs. de la Cultura, integrante del Grupo de Investigación “Estudios Socioculturales en la región NEA” (ESCNEA), Facultad de Humanidades, UNNE y del Núcleo de Estudios y Documentación de la Imagen (NEDIM), IIGHI, Conicet/UNNE.
[3] Investigadora titular en la Unidad Académica de Estudios Regionales, Coordinación de Humanidades, UNAM, y desde 2018, coordinadora de esa unidad. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores, nivel II.
[4] Docente-investigador en los Programas de Artes Escénicas de la Universidad Antonio Nariño (UAN), Colombia, coordinador del Centro Internacional de Saberes en Fiestas-CISFI-UAN, miembro de la Academia Colombiana de Historia y del Consejo Nacional de Cultura de Colombia y miembro del Grupo de Investigación Didáctica de las Artes Escénicas, Categoría A1, Minciencias.
[5] El Encuentro Internacional se denominó “La Fiesta como patrimonio biocultural en México y Argentina”, se realizó el 28 y 29 de octubre del 2021, de manera virtual. Durante las jornadas se compartieron los avances de investigaciones referidas a la fiesta como manifestación del patrimonio biocultural en diversas regiones de México y Argentina. Hubo diversos formatos para el intercambio: conferencias, mesas de trabajo, paneles, exposición fotográfica y tertulias. La experiencia resultó un rico debate entre las y los investigadores/as, referentes de políticas culturales y el público académico y de gestión interesado.
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