Reseñas

Michalski, Marcin (2019): Written Moroccan Arabic. A Study of Qualitative Variational Heterography, Poznań: Wydawnictwo Naukowe UAM, 216 pp.

Francisco Moscoso García
Universidad Autónoma de Madrid, España

Al-Andalus Magreb

Universidad de Cádiz, España

ISSN-e: 2660-7697

Periodicidad: Anual

núm. 29, 307, 2022

alandalus-magreb@uca.es

Michalski, Marcin. Written Moroccan Arabic. A Study of Qualitative Variational Heterography. 2019. Poznań: Wydawnictwo Naukowe UAM. Poznań: Wydawnictwo Naukowe UAM. 216pp.

Recepción: 01 Junio 2022

Aprobación: 27 Julio 2022

Publicación: 21 Octubre 2022



Michalski, Marcin (2019): Written Moroccan Arabic. A Study of Qualitative Variational Heterography, Poznań: Wydawnictwo Naukowe UAM, 216 pp.

El autor de este libro es actualmente profesor de árabe y lingüística en la Universidad de Adam Mickiewicz, en Poznań (Polonia). Su obra está estructurada en seis capítulos, además de un apartado dedicado a la transcripción empleada, la introducción, la presentación del corpus, las conclusiones y la bibliografía.

En la introducción, Michalski nos advierte de que ha prescindido en su estudio de los textos escritos en alfabeto latino (p. 15) y esboza los principios de su investigación. Lo primero que llama la atención al lector en árabe marroquí es la variedad gráfica de la escritura en grafía árabe, por ejemplo, المراة / المرا ‘la mujer’, ماغديش / ماغاديش ‘él no va’, etc., que es definida como “tipos heterográficos”, los cuales pueden ser: cualitativo –cuando se emplean distintos grafos–, cuantitativo –un grafo aparece en una palabra y está ausente en otra– o lineal –cuando un heterógrafo está escrito sin espacio y otro lo tiene– (p. 17). El árabe marroquí es una lengua oral que no goza de protección por parte del gobierno, tan solo se alude a “la preservación del hasanía” y la “protección de sus dialectos”, por este orden, en el artículo 5 de la constitución de Marruecos, y después de anotar como lenguas oficiales el árabe –se entiende la variedad clásica dominante– y el amazige. Por consiguiente, no ha sido estandarizado. En este sentido, uno de los logros más interesantes de Michalski en su trabajo de investigación ha sido el de exponer las distintas formas de escribir el árabe marroquí, empleando la grafía árabe, lo cual supone una contribución muy útil para una futura estandarización oficial. La variedad gráfica que descubre Michalski es un estadio previo a la estandarización, al igual que ha ocurrido en todas las lenguas con escritura cuando se encontraban en su etapa previa de normalización de esta. Aunque deberíamos tener en cuenta lo que dice el profesor Moreno Cabrera[1], a propósito de la escritura, cuando dice que “no se ha inventado hasta la fecha ningún sistema de escritura que sea capaz de reflejar de modo exhaustivo y unívoco el habla”. Pero sí se ha llegado a una fijación y normalización de esta en todas las lenguas que han gozado de protección política. Por consiguiente, el objetivo que se persigue con “este estudio lingüístico es el de proporcionar una descripción sistemática, no normativa ni evaluativa del (macro)sistema gráfico del árabe marroquí”, en el que la hipótesis es que “algunas voces gráficas en árabe marroquí se caracterizan por la variación, mientras otras no” (pp. 17-18). El corpus empleado está formado por textos literarios escritos por nativos arabomarroquíes publicados entre 1991 y 2012.

Los textos estudiados son un total de 1900 páginas impresas correspondientes a 32 obras literarias escritas en árabe marroquí, cuya producción va desde textos en la variedad materna hasta una variedad intermedia cercana al árabe clásico. El autor dice que no se ha tenido en cuenta la producción poética por “el riesgo de que la forma de las voces gráficas ofrecidas sea el resultado de una licentiapoetica o estilización” (p. 21). Bajo nuestro punto de vista, esta es una de las posibles carencias del estudio, ya que la producción poética contemporánea es muy significativa hoy en día; es cierto que el poeta se otorga el derecho, en algunos casos, y por necesidad de mantener el ritmo y la rima, de introducir algún tipo de licencia en la escritura, pero esto no es un hándicap para que se tenga en cuenta su escritura. No puede descartarse esta producción, en la que cada vez hay mayor número de divanes, en un estudio como este, el cual servirá de base a un proceso futuro de estandarización. Hay estudios pioneros llevados a cabo por la profesora Aragón Huerta en los que se analiza la escritura del zéjel y que se deberían de tomar como referencia:

Lemsyeh, Ahmed (2007): Estado y estados, Estudio introductorio de Mercedes Aragón Huerta y traducción de Francisco Moscoso García, Cádiz: Universidad de Cádiz.

Lemsyeh, Ahmed (2014): Otras palabras, Una nueva colección de zağal marroquí, Estudio y Edición crítica de Mercedes Aragón Huerta, Traducción de Mercedes Aragón Huerta y Francisco Moscoso García, Cádiz: Editorial UCA.

Y, en un futuro, el autor podría tomar como referencia para la escritura del zéjel marroquí este artículo publicado el mismo año de su obra:

Aragón Huerta, Mercedes (2019): “Tentativas de escritura del árabe marroquí”, al-Andalus Magreb 26 (2019), pp. 10.1-30. https://doi.org/10.25267/AAM.2019.i26.10

Actualmente existen dos propuestas de estandarización que han sido plasmadas en dos obras. La primera de ellas está documentada por Michalski en las referencias, en el apartado titulado “otros trabajos en árabe marroquí no incluidos en el corpus”; y la segunda está ausente. Los resultados del trabajo de investigación llevados a cabo deberían compararse con estas dos propuestas de estandarización que llegan desde el mundo universitario. Aunque no hubiera estado de más incluirlas en el corpus analizado o compararlas con los datos obtenidos.

De Saint Exupéry, A. (2009): El principito (الأمير الصغيّر ), traducción de Abderrahim Youssi, Casablanca: Éditions Aïni Bennaï.

Mgharfaoui, Khalil, Chekayri, Abdellah & Mabrour, Abdelouahed (2017): قاموس الدارجة المغربيّة (Dictionnaire d’arabe marocain), Casablanca: Fondation Zakoura.

El primero de los capítulos está consagrado a la presentación de la escritura en la variedad clásica, “la lengua donante”. En él se hace un repaso sobre la situación multiglósica de la lengua árabe y del empoderamiento del árabe marroquí. Uno de los aciertos ha sido el dedicar un apartado a la presentación de la escritura normalizada empleada para el árabe clásico, resaltando la tendencia a la no vocalización, el uso del tašdīd y la heterogeneidad gráfica en algunos casos, por ejemplo, مائة / مئة ‘cien’, la no pronunciación del alif de protección, كتبوا katabu ‘ellos han escrito’, la pronunciación de la tāʔ marbūṭa, ة , en unos contextos como a y en otros como at, etc. Y esto, teniendo en cuenta también las distintas lecturas del texto coránico hasta su normalización. Todo ello demuestra también la variación gráfica en árabe clásico, aunque no tan pronunciada como en árabe marroquí, y el hecho de que el escritor en árabe marroquí tome como referencia el alfabeto de una “lengua donante” hermana que es la dominante y la que ha conseguido normalizar su escritura, no sin mantener algunas variaciones.

El segundo de los capítulos recoge las características generales de la escritura en árabe marroquí empleando el alfabeto árabe. Es interesante el uso del “principio de donación-orientación” que se refiere a la escritura normalizada en árabe clásico como referencia para escribir en árabe marroquí. Le sigue un capítulo dedicado a la metodología y a una serie de consideraciones teóricas que ponen de manifiesto la “heterogeneidad variacional”. En este apartado, nos ha resultado relevante la presentación de “palabras con una escritura continua”, por ejemplo, كلشي ‘todo’, ماكنتشي ‘yo no fui’, sin diferenciar categorías, de las “palabras con una escritura discontinua”, por ejemplo, كل شي y ما كنت شي . Moreno Cabrera (2005: 16) ha puesto de manifiesto cómo la escritura ha provocado en muchos casos que se piense que una lengua es más aglutinante que flexiva (sintética) o aislante (analítica); en realidad, todas las lenguas tienen algo de estas tres clasificaciones si no la estudiamos únicamente desde la escritura. Si en la normalización del árabe marroquí optáramos por las “palabras con escritura continua”, podríamos caer en el error de decir que esta lengua es aglutinante. También podríamos haber dicho que el español es aglutinante si hubiéramos normalizado la forma “¿caecho?” y no la actual “¿qué ha hecho?”. Otro aspecto que nos parece interesante destacar en este capítulo es cuando Michalski afirma que “esta relativa fuerte independencia de la lengua escrita en relación a la hablada es especialmente visible en el caso de la escritura árabe”; es decir, que cuando se escribe, no necesariamente se está haciendo como se pronuncia, conocer el significado es prioritario a la pronunciación. Dentro de la heterogeneidad de la escritura, el lector marroquí es capaz de reconocer el significado y pronunciar el texto en su lengua materna o en la coiné de las grandes ciudades de Marruecos (p. 79).

En el cuarto capítulo se abordan algunos problemas de la escritura en árabe marroquí definidos como “indeterminación” o ambigüedad a la hora de leer el texto, por ejemplo, أهوahuwwa en lugar de وهو u huwwa “y él”. Le sigue el quinto, en el que se esbozan algunos principios ortográficos en árabe marroquí; estos son el de la “propia orientación” [self-orientation] (el único referente es el árabe marroquí), el de la “donación orientativa” [donor-orientation] (se copia o imita la escrita en árabe clásico) y el de la “donación desafiante” [donor-defying] (tomando como referencia el árabe clásico, pero empleando algunos recurso fonéticos y morfológicos para oponerse a la variedad dominante). En este último caso, por ejemplo, destaca la escritura de la preformativa de la tercera persona masculina con إ en lugar de ي .

El capítulo sexto es el más extenso, casi la mitad del libro, y el que puede servir de manual de consulta para un investigador. En él se hace un repertorio de todos los grafos de la escritura en árabe marroquí en sus posiciones inicial, medial y final dentro de la palabra. El lector encontrará innumerables ejemplos, bien visualizados, en los que podrá comprobar escrituras de otros textos no inventariados por Michalski, comprobando si existe su escritura o es una nueva variedad. Este capítulo se cierra con unas conclusiones en el que se exponen una serie de conclusiones: los grafos que no tienen variantes, ح (), خ (x), ر (r), ش (š) y ع (ʕ); la ambigüedad fonética de algunos grafos como ب para b, ḅ y p; la distinción de las variantes frecuentes de aquellas que no lo son como en el caso de las variantes libres que en realidad pueden ser agrupadas como un grafema, es el caso de گ y ڭ ; variaciones restringidas según la posición del grafo, inicial, medial o final, etc. El resultado de todo lo dicho anteriormente se resume en una lista de 34 grafemas en árabe marroquí en el que solo seis no tiene variantes.

Concluyendo, la obra de Michalski se ha de convertir en un manual de referencia para el análisis de la escritura en árabe marroquí y es, además, una aportación al proceso de estandarización de esta lengua. Solo echamos en falta en él que hubiera tomado como referencia en su corpus el zéjel, de abundante producción desde los años noventa del siglo pasado, y las dos propuestas de estandarización de profesores universitarios marroquíes que han sido plasmadas en una traducción literaria y en un diccionario de definiciones.

Notas

[1] Moreno Cabrera, Juan Carlos (2005): Las lenguas y sus escrituras. Tipología, evolución e ideología, Madrid: Síntesis, 32.
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