Artículos científicos
Recepción: 06 Octubre 2021
Aprobación: 01 Febrero 2022
Resumen: La estrecha relación entre los medios de comunicación masiva y los grandes centros de poder económicos y políticos ofrecen al mundo una imagen construida por las grandes potencias mundiales, particularmente los Estados Unidos o los llamados países del centro, los que, como se conoce, son quienes rigen el camino en estas relaciones políticas. Donde la marginación, la discriminación y el descrédito que sufren los llamados países del “tercer mundo” o países de la periferia son elementos constantes en la contemporaneidad. La presente ponencia pretende realizar un análisis a las condiciones actuales en que se lleva a cabo el fenómeno de la comunicación, su impacto en las dinámicas de las relaciones internacionales en el continente americano y los retos que representan estos escenarios hoy para los países de la región, principalmente para los movimientos y partidos de izquierda y la integración latinoamericana.
Palabras clave: comunicación, derecha, discriminación, izquierda, políticas.
Abstract: The close relationship between the massive media and the big centers of economic and political power offers to the world an image built by the big world powers, particularly the USA or the countries of the center that, as it is known are the ones who lead the road in these political relationships. In which the discrimination and the bad reputation that suffer the countries of the "third world" or countries of the periphery are constant elements nowadays. Seeks to analyze the current conditions in which the phenomenon of communication is carried out and their impact in the dynamics of the international relationships in the American continent. The challenges that represent these scenarios for the countries of the region mainly for the movements and left parties and the Latin American integration today.
Keywords: communication, discrimination, political, left, right.
Introducción
En la actualidad mundial y especialmente en la de América Latina, los medios de difusión, las redes sociales y la internet tienen gran influencia en su escenario político contribuyendo a marcar el camino ya trazado por las grandes potencias mundiales, en especial los EEUU, quienes encabezan estas relaciones políticas internacionales en el mundo y en la región.
Al referirse a las relaciones políticas internacionales se está haciendo alusión al estudio y la práctica de las relaciones políticas entre estados, especialmente entre sus gobiernos, también puede referirse a las interrelaciones existentes entre grupos no gubernamentales, como multinacionales (compañías que operan en más de un país) u organizaciones internacionales como la Cruz Roja Internacional o la Organización de las Naciones Unidas, entre otras.
A través de los medios de comunicación1 , la sociedad, en su conjunto recibe más cantidad de información y con mayor rapidez, en particular se tiene acceso a todo lo referido a los temas políticos, ahora bien, en qué sentido giran estos, pues sencillamente a favor de quienes tienen el poder económico, respondiendo a sus intereses y es a través de este que logran que los diferentes medios de difusión manipulen a su favor toda la información; el poder político necesita hoy del poder mediático para lograr practicarse y triunfar, se ofrecen imágenes deformadas de las realidades de los países, de líderes políticos de la izquierda regional y movimientos sociales y todo aquello que tenga carácter progresista.
En este sentido, también está la pobreza de una gran parte de las poblaciones de la región que no permite el acceso a las tecnologías más avanzadas en materia de comunicación, mucho menos a la educación, lo que los convierte en simples piezas fácilmente manipulables ya que carecen completamente de una cultura política2 y una ideología de masas que les permita orientarse; otro aspecto de este fenómeno es observable en estos pueblos latinoamericanos pues está llevándose a cabo, desde hace tiempo, en la región latinoamericana, la guerra cultural, la cual tiene como objetivo imponer nuevos patrones de pensamiento, identidad y voluntades; dentro de esto, los medios de comunicación juegan un importante papel, por una parte la información es altamente consumida por aquellos que tienen acceso y, por otra, los que no lo tienen, que viven al margen, sumidos en la marginación y discriminación; de esta situación emanan términos actuales como “infopobres” e “inforricos”, clasificando así a grupos de personas o a países que tienen, o no, a su alcance las nuevas tecnologías de la comunicación. Por estas razones, se propone como objetivo este análisis teórico para América Latina, las relaciones políticas internacionales, los medios de comunicación y la discriminación de sus habitantes y sus culturas originarias. Para ello se realizó una revisión bibliográfica en busca de información actualizada sobre el tema, que, a su vez, conduzca a reflexionar sobre este fenómeno, el que, en la actualidad, se recrudece cada vez más en la región latinoamericana.
Desarrollo
Los gobiernos progresistas del mundo y, en especial, los de América Latina tienen como un gran reto organizar ideológicamente sus sociedades, lo que representa un desafío en la actualidad, pues requiere enfrentarse a las grandes transnacionales de la comunicación y la internet, ya que generalmente se carece de recursos materiales que permitan un acceso masivo a los medios de comunicación, las redes sociales y la cultura política que le permita contrarrestar las campañas difamatorias que establece la derecha, pues hoy la izquierda se encuentra, luego de haber ganado espacios y fortalezas, en alguna medida, desorganizada y debilitada; en este fenómeno han jugado un papel protagónico los medios de difusión, los que propician, a través del consumo cultural, métodos subversivos para apoyar a figuras de la derecha y la ultraderecha, siempre con el beneplácito de los gobiernos de los EEUU, el gendarme por excelencia de la región latinoamericana en la que ha desarrollado una guerra ideológica para destruir los fuertes movimientos de izquierda y a sus líderes, sobre todo en los últimos años del presente siglo.
Para esto se apoyan fuertemente en los medios de difusión y en las redes sociales; no obstante, hay que tomar en cuenta los órganos oficiales de divulgación como la prensa, revista (tanto plana como digital) y los noticieros que generalmente se realizan con mayor seriedad; ahora bien, también están las noticias en las redes sociales, las que publican , entre otros, los políticos en sus diferentes páginas (Twitter, You Tube).
En este sentido, también existen otras formas para hacer llegar los mensajes que desean a las masas populares como: las series, las novelas, el cine y los show televisivos, los que tienen gran demanda pues en ellos se trabaja con mayor fuerza “la imagen”; si se pretende ofrecer una imagen negativa de alguien o algo, a través de estas formas se brinda la “imagen del malo”; por ejemplo, la del árabe, que la han convertido en un sinónimo de amenaza, violencia y destrucción; detrás de todo esto se esconde la verdad que no es otra que justificar ataques a países con el pretexto de guerra al terrorismo, cuyo objetivo real es apoderarse del petróleo que poseen estos países. La región latinoaméricana también es víctima de esa imagen negativa que se brinda al mundo, y ahí está el latino, como el personaje negativo carente de todo tipo de valores e inteligencia.
En este tema, según evidencian algunas investigaciones, los medios de comunicación son una pieza clave en la construcción de sujetos sociales y de la agenda pública:
(...) De esta manera, podemos afirmar que el control sobre los medios es un componente crucial del control social, por tanto, la construcción y centralización de la propiedad en los distintos rubros infocomunicacionales conlleva una homogeneización del discurso, y por lo mismo, un afianzamiento de la dominación de ciertos grupos sociales sobre el resto, consolidando relaciones de poder económicas, políticas y culturales. (González, 2020, p.21)
En América Latina no es diferente, solo que atacan más la ideología y trabajan con esta la desmoralización de los líderes de movimientos progresistas de izquierda con el objetivo de empoderar a la derecha y la ultraderecha pues en la mira están los recursos naturales de la región.
La derecha logra sus objetivos a través de los medios de comunicación. Según manifiesta Renio Díaz Triana (citado por Díaz, 2014):
(...) el uso de Internet, impacta la política exterior, entre otros aspectos, en los ritmos más acelerados en que se hace necesario fijar posiciones ante acontecimientos, y los riesgos que traen aparejados esa rapidez, así como la variedad de versiones y confiabilidad de fuentes de que puede disponer teniendo en cuenta la inmediatez con que hoy se conoce de los hechos, lo que puede propiciar la toma de decisiones inadecuadas (p.96).
La rapidez en la divulgación de los hechos y la diversidad de versiones e interpretaciones sumado, en mucho de los casos, al desconocimiento son elementos que la derecha sabe explotar muy bien a su favor para desvirtuar a los movimientos, líderes, partidos y gobiernos de izquierda, logran confundir a las masas las que, en ocasiones, ejercen el voto como su propia sentencia de muerte.
Para ello cuenta con estrategias de comunicación política, como ya antes se menciona, con los medios como son series televisivas, cine, telenovelas, show televisivos, las redes sociales, internet y a través de todos ellos, la manipulación, los falsos positivos y la mentira fragante muy utilizados en los últimos tiempos para dañar la imagen de líderes de izquierda.
En este sentido, Sierra y Sola (2020), plantean:
(...) la globalización mediática a través del control ejercido por los lobbies mediáticos trasnacionales , fomenta y permite este tipo de injerencias e intervencionismo, dado que facilita una cobertura política adecuada a los lineamientos estratégicos o favorables a las élites que ostentan el poder. Esto se debe, en parte, a la concentración de la propiedad y monopolio de la industria mediática en la región, sumado al dominio estadounidense sobre las comunicaciones y la cultura de masas, que además, junto con el liderazgo tecnológico en el ámbito de las telecomunicaciones permite bloquear o revertir procesos como el nuevo regionalismo latinoamericano, la ascensión de la izquierda o movimientos indígenas desfavorables a los intereses de los Estados Unidos. (p.9)
Lo anterior se evidencia en el descrédito a los principales líderes de izquierda en diferentes países donde sus gobiernos gozan de gran popularidad entre las masas populares, así se presentan los casos de Lula da Silva, en Brasil; Cristina Fernández, en Argentina; Evo Morales, en Bolivia; Nicolás Maduro, en Venezuela y Rafael Correa, en Ecuador. Cuba tampoco escapa a estas estrategias, pues se crearon perfiles fantasmas en la red social Facebook para hablar mal y dar la apariencia de que no se legitima su sistema político y su gobierno; posteriormente, como se ha estado denunciando en los últimos tiempos, las noticias falsas , la mentira, el ataque a través de las redes sociales como nunca antes, las provocaciones, la incitación a la violencia y actos vandálicos, intentan dar la apariencia de ingobernabilidad y así crear las condiciones para el golpe suave, revolución de colores, poder blando o soft power, como también se le conoce en inglés.
Detrás de todo esto está el financiamiento por parte de las grandes transnacionales de las comunicaciones en manos de las grandes potencias, especialmente EE.UU; mientras, en la región latinoamericana la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) se proclamó la región como zona de paz en 2014; en estos momentos, el gobierno norteamericano se empeña en romper este acuerdo y convertir el área en zona de conflictos, amenazando la paz y la seguridad internacional, para ello hacen ver que la región está amenazada por Venezuela y así busca alianzas con gobiernos de la derecha regional, para esto es muy utilizado el ya conocido método del golpe suave u otros de los nombres con que se le conoce, para derrocar gobiernos y , lo que es fundamental, el papel que juegan los medios de comunicación y las redes sociales, pues su éxito depende de ellos para lograr confundir a las masas populares.
Ejemplo de lo anterior ocurrió en Ecuador, donde se destinaron millones para la supuesta lucha contra la corrupción y reforzar la sociedad civil, todo esto muy seguido de cerca por los mencionados medios de comunicación y la internet, en los que Estados Unidos potencian campañas antisistémicas a través de los mismos, provocando que miles de personas, usuarios de las redes y los medios sin una cultura política acorde con la realidad que viven, estén formando parte de los escenarios políticos actuales y futuros; esto, a la vez, constituye un gran desafío para los movimientos de la izquierda latinoamericana.
Según Salinas (2017), Estados Unidos conserva la supremacía militar, los instrumentos de coacción económica y financiera internacionales, y una gran capacidad de incidir en las conciencias a través del poderío mediático del que dispone. En este aspecto no se puede olvidar que entre los nuevos desafíos de la izquierda en la región está el enfrentamiento a las nuevas formas de conflictos o lo que es ya conocido como guerra cibernética, lo que obliga a los gobiernos de Latinoamérica, a tomar medidas para combatir los ciberataques cada vez más comunes en la región.
Ahora bien, son varias las formas en que son llevados a cabo estos ciberataques, también llevan en sí una dosis de manipulación al servicio de las grandes potencias y sus intereses políticos, pues con las nuevas tecnologías de la información y comunicación y sin que se sepa , se está controlando y fichando a las personas por estados orwellianos3 que llevan a cabo una vigilancia clandestina y masiva, en alianza con aparatos militares de seguridad y las grandes corporaciones de la web, y de manera paralela y complementaria, cuando se abre paso la era de la llamada post verdad (o el arte de la mentira flagrante), tiene lugar otra guerra en el espacio simbólico y en los ámbitos culturales e ideológicos, que es librada por los medios hegemónicos contra los pueblos latinoamericanos.
Estados Unidos, junto a sus cómplices, ha tenido como objetivos más recientes a Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y otros países de la región, como víctimas de un terrorismo mediático y, para imponer su ideología dominante, utiliza además medios cibernéticos, audiovisuales y gráficos para manipular y controlar las conciencias de las mayorías.
Los países latinoamericanos son blanco fácil a estos ataques por su poco desarrollo tecnológico y la insuficiente o total falta de una cultura política de masas, capaz de comprender la realidad y enfrentarse a estos.
Según Ignacio Ramonet en su obra El imperio de la vigilancia, actualmente los ciudadanos del mundo estamos siendo vigilados y, por tanto, controlados. Internet ha revolucionado totalmente los campos de la información y de la vigilancia, que ahora es omnipresente y totalmente inmaterial (…) esta vigilancia masiva ha sido siempre la gran tentación de los poderes autoritarios. (Ramonet, 2016, p.4)
En este aspecto se debe recordar que toda la manipulación creada por la derecha en la región latinoamericana para librarse de los gobiernos de izquierda, en Brasil con el golpe parlamentario (impeachment), en 2016, a Dilma Russeff y el encarcelamiento injustificado y carente de pruebas contra Lula da Silva en 2018, presidente de Brasil de 2003 a 2010 y principal líder de esta corriente política en el país; en Bolivia, el golpe de Estado a Evo Morales en 2019 acusado, sin pruebas, de fraude electoral.
Respecto a lo que ocurre y cómo se actúa ante los nuevos desafíos que se presentan, en la Era de la Revolución Tecnológica, y cómo se presenta la discriminación en la región latinoamericana, se parte de significar que el poder y la política se deciden en el proceso de construcción de la mente humana a través de la comunicación. En nuestro tipo de sociedad, los medios de comunicación de masas son decisivos en la formación de la opinión pública que condiciona la decisión política. La política es sobre todo política mediática, lo cual tiene consecuencias importantes sobre la política, ya que conduce a su personalización y a la política del escándalo (…) En nuestra sociedad, el poder es el poder de la comunicación (Castells, 2011, p.197)
Se coincide con estos aspectos antes mencionados, como se ha observado en Internet y las plataformas que hospeda han supuesto, en los últimos años, un panorama de retos para los gobiernos progresistas del mundo y, en particular, de América Latina, los que en la actualidad definen sobre el futuro de los pueblos; no es menos cierto que quitan o ponen gobiernos según los intereses de las grandes potencias, provocan conflictos, bridan imágenes de personalidades o trabajan a través de las diferentes estrategias de comunicación políticas en los medios para dañar la “imagen país” mediante el descrédito.
La lucha de poder se puede dar mediante instrumentos como los medios de comunicación, por ende, tener control sobre la información es vital para dominar el mundo y el espacio, que, a su vez, permite detectar algunas de las estrategias de los Estados en este orden del mundo, ante un espacio que carece de regulaciones claras respecto a los medios de comunicación e internet.
Un claro ejemplo es la guerra mediática desatada contra Cuba, mediante la cual intentan dañar su sistema político, pretendiendo demostrar, a través de estos medios de comunicación y las redes sociales, una ingobernabilidad en el país y la incapacidad de su sistema político para dar solución a los problemas existentes, así dañan la imagen personal de los integrantes del gobierno y la imagen país.
En todo este fenómeno antes expuesto no se puede dejar de mencionar el papel de las grandes potencias, encabezadas por los EEUU, las que logran, a través del uso de los medios de comunicación, las redes sociales e internet, un pensamiento de “colonizado” en América Latina, a la vez que se va fortaleciendo la imagen del americano, el llamado “sueño americano.” Lo anterior se convierte en discriminación, no solo basada en la racial, por etnia o color de la piel, sino como se discriminan las culturas originarias de los pueblos, se imponen patrones de todo tipo al estilo occidental dejando fuera estas culturas, el sentido de pertenencia de los pueblos de América Latina, de su identidad cultural y, por ende, de la identidad política.
Este fenómeno llega hasta las relaciones políticas internacionales entre los pueblos de América Latina con el mundo y entre la región latinoamericana; al respecto Tantaruna (2020), plantea que “las actitudes negativas hacia las personas migrantes ocurre en distintos niveles, que se entrelazan y refuerzan entre sí: como persona, en grupo, en medios, en redes, en políticas y gobiernos”. (p.2)
En este sentido se declara que América Latina entra en el siglo XXI con tres grandes desafíos por resolver: la exclusión social de una buena parte de la población, el deterioro acelerado del medio ambiente y la creciente distancia entre instituciones del estado y vivencias de la sociedad. (Castells, 2019, p. 13).
En América Latina existen varios grupos étnicos, entre ellos los de origen indígena, en los que cada uno de ellos tiene su propia lengua o dialecto, cuentan con su organización social y un modelo de producción adaptado a sus condiciones de vida y sus culturas propias: entre los países que más grupos de estos poseen en América Latina están: Perú, México, Guatemala, Bolivia, Ecuador, Brasil y Colombia, los que agrupan gran cantidad de población negra y mestiza. Sin embargo, a principios del nuevo milenio, luego de siglos de exclusión, estos pueblos, junto a otros de la región, presentan los peores indicadores económicos y sociales con escaso reconocimiento cultural y social, los que, a la vez, presentan un alto nivel de discriminación por parte de instancias gubernamentales.
Sobre estos grupos étnicos pesa la discriminación étnica y racial más recrudecida, incentivada por las grandes potencias, principalmente Estados Unidos; tales sentimientos discriminatorios no están presentes solo en los países desarrollados sino que también aparecen dentro de los países de la región latinoamericana, sobre todo si se trata de grupos no blancos que migran desde países de mayor densidad de población indígena, afrolatina o afrocaribeña.
Al respecto, Abreu y Batmanglhlich (2013), plantean que “ahora el inmigrante es un sujeto muy diferente por ser portador de fenotipos indios, negros o por representar a un imaginario de bárbaro invasor, se convierte en el almacén de los miedos y rechazo de los pobladores locales.” (p.5)
La xenofobia se exacerba si aumenta la masa de desplazados entre fronteras, sea por razones económicas o expulsadas por conflictos bélicos y, sobre todo, si las migraciones internacionales presionan sobre mercados laborales ya restringidos en los países receptores, sin dejar de mencionar la labor de los gobiernos de derecha y ultraderecha empoderados en los momentos actuales en la región y respondiendo fielmente a los intereses de la Casa Blanca.
En este sentido, hay que mencionar lo que ocurre con las caravanas de emigrantes hacia los Estados Unidos por la frontera de México pues constituye un vivo ejemplo de todo el fenómeno para los países de América Latina, estos grupos humanos van en busca de empleo, mejorar sus precarias condiciones de vida o escapando a algún tipo de conflicto. Queda evidenciado la falta de una ideología de masas que logre la unidad entre ellos para librar la batalla contra quienes les explota, discrimina, margina y excluye, solo por su procedencia, clase social o color de la piel.
Un ejemplo donde se puede observar este fenómeno en un país latinoamericano es en Chile, donde se ataca de forma particular al emigrante haitiano y venezolano. En Chile, a través de la publicación de datos y noticias falsas o manipuladas, en muchos casos, llaman a la expulsión de extranjeros, a frenar la emigración, en especial la procedente de Haití, y a negar toda ayuda social o del Estado a los que provienen de otros países con características similares. Un racismo que ataca de forma particular al haitiano y venezolano, fenómeno que se reproduce en varios países de la región latinoamericana y no solamente con estos grupos sino, como ya se ha mencionado, a emigrantes de países con alto por ciento de su población negra o indígenas.
Por tanto, se evidencia a través de estos sucesos, la mencionada carencia de una ideología política de masas populares que conduzca a la unidad de estos grupos sociales o pueblos para enfrentar su realidad y cambiarla a su favor; con estas actitudes creen solucionar sus problemas, lo que en realidad está muy lejos de suceder, pues ya se ha podido ver todo el mal que se le suma, mientras tanto la imagen que se ofrece al mundo sobre estos emigrantes, a través de los medios de comunicación, las redes sociales y la internet le hacen ver como delincuentes y asesinos que llegan a los países receptores principalmente Estados Unidos como gran potencia económica y tras el llamado del “sueño americano”, no a buscar fuentes de empleo sino a matar y robar, esto justifica todo lo que los gobiernos de este país han hecho y continúan haciendo, recrudeciendo actitudes xenófobas, discriminatorias tanto en las medidas que se toman, como en los discursos saturados de frases en las que agrede e insulta a estos grupos de personas y a los países latinoamericanos en su totalidad.
Según algunos datos ofrecidos respecto al tema de emigración, los objetivos que EE.UU declara para proteger la patria, al pueblo y su modo de vida, incluye reformas migratorias para fortalecer el control de las fronteras y restablecer la soberanía. Esto explica, en parte, esa imagen que ofrecen al mundo de los emigrantes que intentan llegar a sus territorios, procurando el rechazo y la discriminación de estos grupos. (Romano, García, Tirado y Lajtman, 2018)
La problemática de las relaciones políticas latinoamericanas en las que un modelo ideológico de globalización neoliberal y de la monocultura hegemónica se impone por las distintas vías constituye un verdadero reto para países de la región latinoamericana, sus movimientos, partidos de izquierda y proyectos integracionistas en la región, la que está siendo amenazada por el gobierno de Estados Unidos y sus cómplices gobernantes, quienes responden como marionetas a sus intereses a cambio de “dádivas” , sin importar que se convoque a la destrucción de países enteros como ha ocurrido ya en otras regiones del planeta, poniendo en riesgo la propia existencia humana; estas serían las consecuencias que, en estos momentos, implicaría el desenlace de una guerra con todo el arsenal tecnológico en materia de armamentos con el que cuentan las grandes potencias encabezadas por los EE.UU. Quien, como se ha podido ver, ha intentado todo tipo de justificación para una intervención en Venezuela que va desde la supuesta ayuda humanitaria, la implantación de una “verdadera democracia”; la postura de la OEA en contra del gobierno de Nicolás Maduro y el ilegítimo reconocimiento de Guaidó, en lo que trata además de involucrar a China y Rusia, situación que puede complejizar aún más la situación de las relaciones políticas en la región latinoamericana.
De este modo se evidencia que Washington desea eliminar la Revolución Bolivariana que, conjuntamente con la Revolución Cubana y Nicaragüense, países que también tiene en la mira y con los que utiliza de una u otra manera los mismos métodos- no le han permitido maniobrar de forma absoluta en la región latinoamericana, y el otro objetivo bien visible, es apropiarse de los recursos naturales existentes en estos países.
Los Estados Unidos siguen propagando por el mundo, políticas para conseguir sus propósitos respecto a América Latina, desestabilizando la región, imponiendo su “falsa ayuda” a los pueblos latinoamericanos en diferentes ámbitos como lo han mostrado ya sus acostumbradas falacias y lo que dio lugar, en otros escenarios, a las llamadas guerras contra el terrorismo , favoreciendo sus intereses para América Latina, lo que es visto como guerra contra el narcotráfico, lucha contra las dictaduras, la instauración de “verdaderas democracias” o “libertades”, entre otros pretextos ya conocidos.
Como pretextos para sus acciones en América Latina argumentan que esta padece de desafíos a la ingobernabilidad, corrupción, altos niveles de crimen violento, altos números de migrantes de Centroamérica, la inestabilidad interna de Venezuela que puede tener impacto desfavorables en la región, el crimen organizado, el narcotráfico, el tráfico de armas y personas, todo esto constituye una amenaza para los intereses de Estados Unidos. Alegando además que quiebran los avances logrados por la democracia. (Romano et al. (2018)
Para sus fines y con estos argumentos utilizan a otros gobiernos de la región comprometidos con el gobierno norteamericano, los que se convierten automáticamente en sus aliados y así operan solo moviendo los hilos de una “marioneta”. Todo ello con un gran respaldo mediático puesto a su alcance, que utilizan para promover acciones con la fachada de lo antes descrito, así logran la apariencia de no estar involucrados directamente en los asuntos internos de estos países.
Conclusiones
1. En esta nueva era tecnológica, los medios de difusión, las redes sociales y la internet representan un peligro para los gobiernos progresistas de América Latina y sus líderes, lo que implica que hay que elevar tanto el poder tecnológico como la cultura política de las masas y su ideología política para una mayor participación política y, de este modo, lograr la unidad de lucha por una verdadera integración latinoamericana.
2. La situación actual que vive América Latina es agravada por la influencia de los medios de difusión y la imagen que se ofrece al mundo de la región y sus culturas, las que se hacen ver como inferiores e incapaces de desarrollarse por sí sola, elemento este que discrimina a todos los pueblos que la integran.
3. Pese a los retrocesos de la izquierda en los últimos años, no se puede hablar de que esté vencida, pues prueba una fuerte resistencia ante los embates de la derecha, los cuales cada vez son más encarnizados y sofisticados tanto psicológica como tecnológicamente, los que agravan los conflictos ya existentes y provocan otros en las relaciones políticas internacionales de la región.