Dossier
Samuel Gorbán y la profesionalización de la economía en la Universidad Nacional del Litoral (Rosario, 1957-1966)
Samuel Gorbán and the professionalization of economics at the Universidad Nacional del Litoral (Rosario, 1957-1966)
Estudios del ISHIR
Universidad Nacional de Rosario, Argentina
ISSN-e: 2250-4397
Periodicidad: Cuatrimestral
vol. 14, núm. 39, 2024
Recepción: 15 abril 2024
Aprobación: 05 junio 2024
Publicación: 30 agosto 2024
Resumen: El objetivo de este artículo es reconstruir el contexto académico, institucional e intelectual de la profesionalización de los economistas en la Universidad Nacional del Litoral, y analizar el perfil y la trayectoria del profesor Samuel Gorbán, decano de la Facultad de Ciencias Económicas, Comerciales y Políticas entre 1957 y 1966. En 1962, se creó en la Facultad la Licenciatura en Economía, hecho que posicionó a la ciudad de Rosario como un nuevo centro de formación de economistas en Argentina, en el marco del creciente requerimiento de estos profesionales por parte del Estado, las universidades y las agencias nacionales e internacionales. A partir del trabajo con documentación oficial, se examina el despliegue histórico de la Facultad entre 1957 y 1966, particularmente del Instituto de Investigaciones Económicas y del Departamento de Economía, Estadística y Finanzas. El trabajo demuestra el influjo que tuvo la gestión de Gorbán en el proceso de configuración profesional de los economistas, así como también la importancia de la difusión del desarrollismo y del establecimiento de redes académicas con instituciones de educación superior de Chile, Brasil y México.
Palabras clave: Universidad, desarrollismo, profesión, economistas.
Abstract: The aim of this article is to reconstruct the academic, institutional and intellectual context of the professionalization of economists at the Universidad Nacional del Litoral, and to analyze the profile and career of Professor Samuel Gorbán, Dean of the School of Economics, Business and Political Sciences between 1957 and 1966. In 1962, the Faculty created the Bachelor's Degree in Economics, which positioned the city of Rosario as a new center for the training of economists in Argentina, in the context of the growing demand for these professionals by the State, universities and national and international agencies. Based on work with official documentation, the historical development of the Faculty between 1957 and 1966 is examined, particularly the Institute of Economic Research and the Department of Economics, Statistics and Finance. The work demonstrates the influence that Gorbán's administration had on the process of professional configuration of economists, as well as the importance of the dissemination of developmentalism and the establishment of academic networks with higher education institutions in Chile, Brazil and Mexico.
Keywords: University, developmentalism, profession, economists.
Introducción
A mediados del siglo pasado, el desarrollismo se extendió como un modelo de crecimiento económico aplicable en países “en vías de desarrollo”; tuvo, en ese sentido, una gran recepción en el espacio latinoamericano. Iniciar un proceso acelerado de industrialización compleja, de bienes de producción, combustibles y transporte fue un postulado central del modelo desarrollista. En este marco, se priorizaron aquellas industrias consideradas de carácter estratégico, como la siderúrgica, automotriz y petroquímica.
En Argentina, los promotores del desarrollismo defendieron la intervención del Estado en el desenvolvimiento económico nacional, a través del accionar de organismos públicos de planificación. Con respecto al mercado interno, se proyectó una mayor integración de las economías regionales así como también la descentralización de la producción y el crédito industrial; en cuanto al mercado externo, se robustecieron las posiciones que planteaban abandonar definitivamente el perfil agroexportador pampeano.
El desarrollismo involucró también el debate político e intelectual alrededor de cuestiones tales como los plazos del crecimiento económico proyectado y el origen de las inversiones que posibilitarían las políticas de desarrollo. En ese marco, las universidades argentinas se constituyeron en un espacio privilegiado para el despliegue de esa discusión. Universidades que, por otro lado, atravesaron en el período 1955-1966 un complejo proceso de reestructuración académica, curricular e institucional: luego del derrocamiento del peronismo en septiembre de 1955, se reinstalaron los principios del reformismo universitario y, siguiendo el modelo estadounidense, se fundaron carreras novedosas como psicología, sociología, antropología y economía política. Las teorías vinculadas al cambio social y cultural, a los procesos de modernización y urbanización, al desarrollo económico -y su contraparte, el subdesarrollo- y a la industrialización tuvieron una enorme recepción en los espacios universitarios de Argentina.
Neiburg y Plotkin (2004) demostraron el modo en el cual la proliferación del discurso sobre el desarrollo constituyó un factor considerable, incluso decisivo, en la profesionalización de la economía y de los economistas. Todo proceso de configuración profesional reconoce rasgos específicos, entre los que podemos identificar: el ejercicio de -o la voluntad de ejercer- un monopolio sobre los procesos de trabajo y el mercado ocupacional reconocido como propio, así como también un control técnico sobre determinados saberes y prácticas; la producción de conocimientos disciplinares abstractos, relativos a la profesión; la formación y especialización en instituciones de educación superior y el otorgamiento de titulaciones académicas que certifican su expertise y habilitan su intervención; el reconocimiento social de diversos actores, y particularmente del Estado (Rodríguez y Soprano, 2018).
La historia de las profesiones y de los procesos de configuración profesional en Argentina es indisociable de la trayectoria del sistema de educación superior, en tanto las universidades públicas se configuraron como ámbitos privilegiados de formación, especialización y titulación (Frederic, Graciano y Soprano, 2017). Asimismo, en tanto instituciones localizadas en geografías específicas, es necesario estudiar las relaciones establecidas con las regiones donde aquellas se desarrollan, así como también los vínculos entre problemáticas regionales, políticas universitarias e iniciativas de investigación (Martocci y Lanzillotta, 2021). Dada la permeabilidad de las fronteras institucionales y geográficas involucradas en los procesos de profesionalización, el enfoque adoptado en el presente artículo privilegia el uso del concepto de red antes que el de campo, que supone una fuerte estructuración de las instituciones así como de las reglas internas de funcionamiento (Heredia, 2016).
En ese marco, fue demostrado el valor epistémico que, para investigaciones como la presente, adquiere la reconstrucción del contexto histórico en el que se desenvuelve el trabajo profesional e intelectual (Salomón Tarquini y Lanzillotta, 2015), así como también el estudio de determinados liderazgos académicos de modo situado (Martocci y Lanzillotta, 2021), como fue, indudablemente, el caso de Samuel Gorbán. El relevamiento de los registros universitarios, así como de la memoria publicada por el decano al finalizar su gestión en 1966, permitió establecer lazos entre el proyecto de la Facultad y de la Universidad con una agenda de políticas públicas de diferente alcance. En ese sentido, fue necesario adoptar un enfoque escalar múltiple (Revel, 2015), de modo tal que fuese posible vincular figuras, ideas, relaciones académicas e institucionales y procesos de carácter local con otros de tipo regional, nacional e internacional.
Los trabajos historiográficos sobre el sistema universitario argentino –y en particular, aquellos que se ocuparon de la Universidad Nacional del Litoral–, así como también los estudios de caso sobre la profesionalización de la economía, constituyen las principales referencias bibliográficas de la presente investigación (Neiburg y Plotkin, 2004; Buchbinder, 2005; Caravaca y Plotkin, 2007; Salomón, 2018; Barros y Kraselsky, 2014; Bacolla, 2017; Arana, 2020, 2023). Este trabajo abreva también con artículos y ponencias que abordaron la historia de la Facultad de Ciencias Económicas, Comerciales y Políticas (De Marco, 2012; 2013), la figura de Samuel Gorbán (Entrocassi, 2022), el proceso de internacionalización de la Facultad (Entrocassi, 2023) y la publicación de la Revista de la Facultad de Ciencias Económicas, Comerciales y Políticas (Simonassi y Entrocassi, 2023).
La Facultad de Ciencias Económicas, Comerciales y Políticas de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) se creó en 1919 en la ciudad de Rosario. Allí comenzaron a formarse aquellos profesionales y técnicos (contadores públicos y peritos partidores) requeridos por la cada vez más pujante actividad comercial del puerto rosarino. El vínculo entre la fundación de la UNL y el crecimiento económico rosarino fue estudiado por De Marco (2013), quien reconstruyó algunos aspectos del despliegue institucional de la Facultad durante la primera mitad del siglo XX. Sin embargo, el conocimiento sobre el pasado de esta institución es escaso y fragmentario; hecho llamativo al considerarse que, al igual que en otras universidades argentinas en este período, en 1962 se creó la Licenciatura en Economía. Este suceso no solo implicó la institucionalización de este campo de saber, sino que también dio inicio a la formación de los economistas en Rosario.
Considerando lo expuesto anteriormente, el principal objetivo de este artículo es contribuir al conocimiento sobre el despliegue de la economía como campo disciplinar y profesional en Argentina a mediados del siglo XX, momento en el cual las ideas desarrollistas alcanzaron gran difusión y pregnancia en el país. Específicamente, se ocupa de examinar el proceso de profesionalización de la economía en Rosario, un caso aún no abordado por la bibliografía sobre el tema. Esta investigación demostró que la designación de Gorbán como decano fue determinante en ese proceso, en la medida en que tanto su proyecto académico como su plan de gestión institucional promovieron la jerarquización y especialización de los estudios económicos y la configuración profesional de los economistas en la Facultad. Dos factores decisivos en ese sentido fueron la difusión del desarrollismo como modelo teórico del crecimiento económico y la configuración de redes académicas e institucionales con establecimientos de educación superior de Chile, Brasil y México.
El primer apartado está dedicado a reconstruir algunos aspectos significativos de la trayectoria profesional e intelectual de Gorbán; específicamente, se examinan sus ideas sobre el proceso de industrialización latinoamericano, el problema histórico del monocultivo, los proyectos de integración comercial en la región y el rol del empresariado. Seguidamente, analicé el desenvolvimiento académico e institucional de la Facultad, enfocándome en la reestructuración del Instituto de Investigaciones Económicas y la creación de la Licenciatura en Economía. La publicación de las revistas de la Facultad y del Instituto y la organización de cursos, mesas redondas y conferencias durante el período se examinaron en este segundo apartado. Por último, analicé el establecimiento de redes académicas e institucionales entre la Facultad y universidades y organismos chilenos, brasileros y mexicanos, en especial, con la Universidad de Chile, la Fundación Getúlio Vargas y la Escuela Nacional de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México. Un examen particular merecieron las II y III Conferencias Latinoamericanas de Facultades de Ciencias Económicas, realizadas en Rosario y en Ciudad de México en 1960 y 1965 respectivamente.
El corpus documental bajo estudio comprende publicaciones editadas por la Facultad entre 1957 y 1966: la Revista de la Facultad de Ciencias Económicas, Comerciales y Políticas, la Revista del Instituto de Investigaciones Económicas y el Boletín de la Facultad de la Ciencias Económicas, Comerciales y Políticas. Además de información relevante sobre la actividad del Consejo Directivo de la Facultad, del Instituto de Investigaciones Económicas y del Departamento de Economía, Estadística y Finanzas, en las revistas se encuentran artículos escritos por profesores y académicos locales y extranjeros, algunos de ellos de renombre internacional. Incorporé también la memoria personal publicada por Samuel Gorbán en 1966, relativa a su gestión entre 1957 y 1966.
Samuel Gorbán: trayectoria profesional e intelectual
Bonaerense de nacimiento, en 1925 Samuel Gorbán se mudó, con siete años y junto a su familia, a la ciudad de Rosario. Allí cursó la carrera de contador público, graduándose en 1939, con apenas veintiún años. En 1950, defendió su tesis titulada La Integración Económica de América Latina, por la que obtuvo el título de Doctor en Ciencias Económicas. Como estudiante, integró las filas del reformismo universitario: fue consejero superior de la UNL y presidente de la Federación Universitaria del Litoral. Ya recibido como contador, se incorporó al Colegio de Graduados de Ciencias Económicas.
En los años cuarenta, distanciado del ámbito universitario por su oposición al gobierno peronista, se desempeñó como síndico de importantes empresas de Rosario y la región. En ese período, Gorbán fundó la Editorial Rosario, espacio vinculado a la Bolsa de Comercio ya la Federación Gremial del Comercio y la Industria de Rosario. En colaboración con los ingenieros rosarinos Pedro Cristiá y Elías Díaz Molano, compiló dos obras que plasmaron los debates, las inquietudes y proyecciones de una joven generación de profesionales que bregaban por el desarrollo económico nacional: Argentina en la Posguerra. Argentina económica e industrial (Simonassi, 2016).
Gorbán fue profesor del Instituto Libre de Humanidades de Rosario y de la filial local del Colegio Libre de Estudios Superiores (CLES), creada en 1940. El CLES se constituyó como un referente intelectual y académico del período, en contraposición a la propuesta cultural de corte nacionalista y conservadora del peronismo. En 1950, Gorbán dictó, junto a destacados especialistas como Carlos Alberto Erro y Gino Germani, el segundo curso de Economía Argentina. El problema agrario y el desarrollo industrial fueron los temas principales del seminario; la conferencia de Gorbán trató sobre el Ritmo industrial en la última década, en la que concluyó que el período de mayor crecimiento coincidió con los años transcurridos durante la segunda guerra mundial. El estancamiento posterior se debió, entre otros factores, a la escasez de divisas para reponer equipamiento e importar materias primas y también, a la baja productividad del sector obrero (Gorbán, 1950; Belini, 2018). También en 1950, Gorbán integró, junto a Cristiá, Díaz Molano y Juan Quilici,[1] el comité de la revista Estudios.
El 26 de septiembre de 1957, Gorbán asumió su primer mandato como decano de la Facultad, luego de que se realizasen las elecciones de representantes para el consejo directivo, que incluyeron, por primera vez en la historia de la Facultad, al claustro de graduados. Gorbán, por entonces profesor interino de Historia Económica Argentina, fue elegido por amplia mayoría, cosechando apoyos en los consejeros de todos los claustros. Su mandato, renovado en 1958 y en 1962, se extendió hasta julio de 1966, cuando la intervención de las universidades dispuesta por el régimen miliar de Juan Carlos Onganía precipitó su renuncia indeclinable.
A lo largo de su gestión al frente de la Facultad, Gorbán continuó ocupándose de aquellas inquietudes que lo habían llevado a integrar proyectos editoriales y de investigación durante los años que estuvo distanciado de la universidad. Interesado en el estudio del pensamiento económico producido en el hemisferio norte, Gorbán advirtió, sin embargo, los peligros del “simple trasplante” de modelos económicos elaborados bajo condiciones históricas que no se correspondían con las de Argentina y América Latina: “no basta asimilar los nuevos conocimientos y los últimos progresos de la ciencia”, afirmó, “sino que lo importante, lo fundamental, es adecuarlos a una política económica para un lugar y tiempo determinados” (Gorbán, 1960: 141). Por ese motivo, explicó que:
Cada nueva etapa, cada corta o larga jornada de la historia, que corresponde a un mejoramiento tecnológico va siempre acompañada de profundos desajustes en el campo económico y social. Como lógica consecuencia, las premisas valederas en el pasado dejan de serlo en el presente. La historia del pensamiento económico es la más concluyente e irrefutable de ello (Gorbán, 1959: 111).
A juicio de Gorbán, estudiar la historia del pensamiento económico demostraría que “en los países que aún viven su etapa primaria de desenvolvimiento económico, otros son los problemas que demandan la atención del economista y otras también son las soluciones” (Gorbán, 1959: 111). En ese sentido, su diagnóstico alrededor de la persistencia del modelo primario-exportador en el subcontinente se fundamentó en una caracterización de la industrialización latinoamericana como parcial e insuficiente, en tanto no se desarrollaron los sectores dedicados a la producción de bienes de capital, transportes y energía. Asimismo, dicho proceso tuvo un alcance muy desigual en la región, solamente detectable en Argentina, Chile, Brasil y México.
Enfocándose en el caso argentino, Gorbán identificó el período 1914-1930 como un punto de quiebre, cuando el cese de las importaciones (producto de la guerra mundial, primero, y de la crisis de 1929, después) forzó al país a producir parte de los bienes de consumo que antes se adquirían a través del comercio exterior. Según el decano, este proceso de industrialización por sustitución de importaciones se consolidó luego de la segunda guerra mundial; no obstante, el peronismo emprendió una política industrial deficiente, sin método, que priorizó la producción de bienes de escaso valor agregado en detrimento de aquellos sectores industriales de carácter estratégico, como el petroquímico, siderúrgico e hidroeléctrico (Gorbán, 1958).
Un factor que, para el decano, explicó el atraso económico latinoamericano fue la persistencia del monocultivo, en sintonía con los informes elaborados por la CEPAL. Sustentó su diagnóstico mediante la evaluación de la composición del producto exportable; los porcentajes eran, aún para aquellos países en vías de industrialización, elocuentes de la continuación del perfil agroexportador: el 80% de carnes y cereales (Argentina), el 67% de café y cacao (Brasil) y el 60% de minerales, café y algodón (México) (Gorbán, 1960b). Situó el origen de esta situación en la etapa colonial, y aseguró, siguiendo los planteos de la CEPAL, que este tipo de participación en el comercio internacional explicaba la vulnerabilidad de las economías de la región ante las agresivas y recurrentes fluctuaciones del precio de las materias primas. Además, el decano rechazó el proteccionismo adoptado por los países de Europa occidental desde 1962, expresado en la implementación de la Política Agrícola Común por parte de la flamante Comunidad Económica Europea (CEE).
Por estas razones, Gorbán consideró que la industrialización debía planificarse a escala regional, mediante un proyecto de integración económica y comercial que contemplase la especialización y complementación industrial. Este fue un elemento central en el debate sobre el desarrollo económico sostenido en el período bajo estudio, debate estimulado por un interrogante fundamental: ¿Cómo expandir y diversificar los reducidos mercados latinoamericanos? El bajo nivel del ingreso per cápita de estos países (y por ende, del poder adquisitivo de la mayor parte de la población) desestimuló al empresariado a invertir en adelantos tecnológicos, modernizar procesos productivos y renovar el equipamiento para elevar la productividad y bajar los costos. Esta situación derivó en una mayor capacidad ociosa industrial, encareciendo la producción. Asimismo, el proteccionismo practicado por los gobiernos latinoamericanos acostumbró al empresariado a producir únicamente para el mercado interno, excluyendo la posibilidad de su exportación.
Desde su creación en 1948, la CEPAL promovió la formación de un mercado común latinoamericano. En 1960, este programa comenzó a tomar forma con la fundación de la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC), mediante la firma del Tratado de Montevideo. Suscripto por Argentina, Brasil, Chile, México, Paraguay, Perú y Uruguay,[2] el Tratado dispuso la eliminación gradual de gravámenes y restricciones al comercio exterior entre las partes, en un plazo no mayor a doce años. En un discurso ofrecido en el Colegio de Contadores de Santa Fe, el decano celebró la creación de la ALALC y sostuvo que el objetivo central del organismo era “acelerar el desarrollo económico de América Latina a través de un racional aprovechamiento de los factores productivos y una progresiva complementación de las economías basadas en el principio de la reciprocidad” (Gorbán, 1960b: 8).
En aquella oportunidad, Gorbán caracterizó al Tratado de Montevideo como el “primer experimento” de integración comercial en América Latina. Reconoció a Europa como “pionera” en la fundación de un mercado común –la CEE, cuya Política Agrícola Común había cuestionado– e identificó a la CEPAL como el organismo promotor de la fundación de la zona de libre comercio. No obstante, hacia 1965, diferentes evaluaciones de los resultados alcanzados por la ALALC hasta ese momento planteaban que si bien el comercio interregional había aumentado, no había alcanzado el volumen esperado ni tampoco se había desarrollado el sector prioritario, el industrial.
En ese marco, Gorbán también realizó un balance negativo de la performance de la ALALC entre 1960-1965. Objetó, una vez más, el papel desempeñado por el empresariado latinoamericano, que “sin visión de futuro”, desaprovechó la oportunidad abierta por la desgravación fiscal que implementó el Tratado. A su juicio, los empresarios vieron en esta medida una amenaza a la posición ganada en el mercado interno gracias al proteccionismo, antes que como un incentivo a la exportación (Gorbán, 1965). Asimismo, los bienes e insumos necesarios para iniciar el proceso de industrialización “pesada” continuaron importándose desde Estados Unidos y Europa. A pesar del diagnóstico sombrío, defendió los proyectos de integración comercial latinoamericana, en especial frente a aquellas posturas que, como la del Fondo Monetario Internacional (FMI), planteaban que los países de América Latina debían abrirse, sin restricción alguna, al comercio internacional.
Samuel Gorbán estudió aquellos problemas económicos que afectaban tanto a Argentina, como así también a otros países latinoamericanos, que a su juicio habían atravesado por similares procesos de industrialización deficiente. Al analizar los desafíos macroeconómicos característicos de la coyuntura, como el estrangulamiento externo o la pérdida del valor de las exportaciones de la región, aplicó un enfoque diacrónico y comparativo, en correspondencia con su interés por la historia económica argentina y con su insistencia en la adaptación de los modelos económicos a las realidades y las necesidades de cada país. Como veremos a continuación, este posicionamiento intelectual se expresó en su gestión, tanto en la formulación del plan de estudio de la Licenciatura en Economía, como así también en la vinculación académica e institucional de la Facultad con establecimientos de educación superior de América Latina.
Un plan de reestructuración y profesionalización
En Argentina, la investigación del desarrollo de las disciplinas académicas y de los campos profesionales es indisociable del estudio del despliegue histórico de la universidad. Así, mientras que la abogacía, la medicina y las ingenierías se consolidaron tempranamente, otras profesiones se organizaron recién a fines de los años cincuenta, momento en el cual las universidades argentinas atravesaban un complejo proceso de reestructuración y modernización: fue este el caso de la economía, una disciplina que se profesionalizó al calor de una mayor injerencia del Estado, y con la singularidad de que se constituyó como una ciencia social al servicio del poder económico y político (Neiburg y Plotkin, 2004).
En el ámbito universitario, el derrocamiento del peronismo en 1955 determinó el desplazamiento forzoso de las autoridades vigentes y de buena parte del cuerpo docente, la designación de delegados interventores y de profesores con carácter interino. La reorganización de la educación superior a partir de las disposiciones del Decreto/Ley 6.403/55 se caracterizó, además de por un férreo antiperonismo, por el restablecimiento de los principios reformistas, particularmente en el ejercicio del cogobierno y la autonomía universitarias. La UNL fue intervenida en septiembre de aquel año, designándose a José María Fernández rector interventor,[3] y a Roberto Pérez,[4] delegado interventor de la Facultad. Las elecciones para conformar el consejo directivo de la Facultad se realizaron dos años después, en septiembre de 1957. Electo Gorbán, asumió su primer mandato el 26 de septiembre de ese año.
La gestión de Gorbán se enmarcó en un contexto de gran inestabilidad política, económica e institucional, durante los gobiernos de Arturo Frondizi, José María Guido y Arturo Illia. Textos clásicos, sociológicos y politológicos, caracterizaron este período como de empate hegemónico, de un régimen semi-democrático o democracia restringida.[5] Estas caracterizaciones destacaron la intervención de las Fuerzas Armadas y del movimiento sindical en la política nacional, y su poder de presión sobre las instituciones democráticas; cabe recordar que persistía la proscripción electoral al peronismo, partido político mayoritario.
A nivel económico, este período se caracterizó por la sucesión de ciclos de marchas y contramarchas, crecimiento y expansión seguidos de políticas de ajuste y recesión, destinadas a corregir el déficit de la balanza de pagos.[6] En cuanto a las políticas de planificación y desarrollo, la opción por el gradualismo diferenció al gobierno de Illia del de Frondizi, quien había priorizado el crecimiento acelerado de determinados sectores industriales, en especial el siderúrgico, automotriz e hidrocarburífero. En cambio, Illia impulsó un desarrollo gradual de la estructura productiva general, sin desatender al sector del agro pero enfocándose en la expansión y exportación industrial.
Un contexto de estas características, marcado por considerables fluctuaciones económicas y por la necesidad de generar políticas públicas que contuviesen y encausasen el proceso de industrialización, motivó un creciente requerimiento de profesionales que integrasen organismos de planificación, como el Consejo Federal de Inversiones y el Consejo Nacional de Desarrollo. Las universidades nacionales, en pleno proceso de reestructuración, atendieron a esa demanda a partir de la profesionalización de los economistas. En el caso bajo estudio, ese proceso fue acompañado por transformaciones institucionales y académicas que alcanzaron a la Facultad y particularmente, al Instituto de Investigaciones Económicas. Entre ellas, se destacaron: la reestructuración de institutos de investigación y la creación de departamentos; la fundación de la Licenciatura en Economía; la designación de docentes por concurso público de antecedentes y oposición; la implementación del sistema de promoción sin examen; la actualización de programas y planes de estudio; la organización de cursos, mesas redondas, jornadas y conferencias; la invitación a profesores e investigadores extranjeros (muchos de ellos, de renombre internacional) a dictar seminarios; los programas de becas y pasantías y la publicación de revistas y boletines especializados.
Entre estos últimos, cabe destacar la reaparición de la Revista de la Facultad de Ciencias Económicas, Comerciales y Políticas, órgano de divulgación de la producción intelectual de la Facultad desde su primera edición, en 1926. En 1953 había dejado de editarse, para retornar en 1958. En el período 1958-1963, se publicaron doce números: el primero, correspondiente a enero-junio de 1958; el segundo, a julio-diciembre de 1958; el tercero a enero-junio de 1959 y el cuarto a julio-diciembre de 1959. Un mayor presupuesto asignado a la edición de la revista se evidenció no solo en su carácter bianual, sino también en la calidad de la impresión a papel, con tapas en verde, naranja, rojo y azul respectivamente, y con una estética cuidada y novedosa (Imagen 1). Por el contrario, los números cinco y seis se editaron juntos, en 1960, al igual que el siete y ocho, en 1961, ya sin color en las tapas. En 1963 aparecieron los números nueve, diez, once y doce, evidenciándose claras dificultades para sostener la regularidad en su publicación (Simonassi y Entrocassi, 2023). Desde 1964 y hasta 1966, la revista fue reemplazada por el Boletín de la Facultad de Ciencias Económicas, Comerciales y Políticas, cuyo propósito principal fue dar a conocer la actividad de los institutos de la Facultad.
Durante el decanato de Gorbán, las actividades de docencia e investigación estuvieron a cargo de cinco institutos: Investigaciones Económicas, Estadística, Contabilidad, Derecho Público y Derecho Internacional. El de Investigaciones Económicas fue creado en 1936, conformándose por los profesores de las carreras de contador público, perito partidor, estadístico y del doctorado en ciencias económicas. En 1957, comenzó a editarse la Revista del Instituto de Investigaciones Económicas, en la cual se publicaban trabajos elaborados por profesores junto a estudiantes y graduados.
A partir de 1962, el Instituto pasó a depender del Departamento de Economía, Estadística y Finanzas, resultado de la reestructuración institucional que formó parte del proyecto de gestión de Gorbán al ser reelecto en 1958. Después de su fundación, el departamento comenzó a proyectar diversas líneas de investigación. Se emprendió un estudio sobre el costo de vida en Rosario, en colaboración con el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), el Instituto Torcuato Di Tella (ITDT) y Robert Ferber, investigador de la Universidad de Illinois, que se extendió por varios años. Asimismo, en abril de 1964 el departamento organizó un seminario dictado por el profesor Joseph Raffaele y financiado por la Fundación Fullbright. El seminario se estructuró en dos partes: por un lado, se dirigió a estudiantes y se trató el tema “Trabajo y desarrollo económico”; por el otro, se orientó a docentes y se tituló “Estructura del poder y desarrollo de la comunidad de Rosario”.
La creación del Departamento y la consecuente jerarquización de los estudios económicos en la Facultad se enmarcaron en un proyecto común de modernización curricular asumido por las autoridades universitarias de todo el país, proyecto que tuvo a Samuel Gorbán como uno de sus promotores. En efecto, en 1958, junto al decano de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA), William Chapman, Gorbán convocó al primer encuentro de decanos de facultades de ciencias económicas de Argentina, realizado en abril de 1959 en Rosario. Entre 1959 y 1966, se organizaron un total de doce reuniones, en las que se acordó separar definitivamente la formación profesional de contadores públicos y economistas, a partir de la creación de la Licenciatura en Economía. También, la actualización y reforma general de programas y planes de estudio; la supresión del sistema de examen mensual y su reemplazo por uno de promoción directa; y la creación de la carrera docente y de una ordenanza de elaboración de tesis, entre otros aspectos.
Con algunos matices, este programa se implementó en la Facultad durante la gestión de Gorbán. A principios de 1960, comenzó a hacerse cada vez más notorio que el plan de estudios de la carrera de contador público no ofrecía a los estudiantes la formación necesaria para convertirse en economistas, cada vez más demandados por el Estado, y también, como advirtió el decano, por las universidades públicas del país y la región:
Las circunstancias han hecho que en el momento actual quienes actúan en la disciplina económica a nivel de expertos sean disputados por las distintas Universidades, lo que, automáticamente, eleva su nivel de retribución, haciéndolos prácticamente inalcanzables para la mayoría de las Universidades […] . El interés por el estudio de la economía es de reciente data y ello ha creado una gran demanda no solo en el país sino aún en el área latinoamericana (Gorbán, 1966: 22-23).
La Universidad Nacional del Sur fue la primera en crear una Licenciatura en Economía, en 1958; le siguieron las universidades de Buenos Aires, Litoral, Tucumán y Nordeste. No obstante, es necesario mencionar que ya existían antecedentes de implementación de esta carrera de grado durante el primer peronismo en la UBA, en la Universidad Nacional de Córdoba y en la Universidad Nacional de La Plata (Arana, 2020). Sobre el “retraso” de la UNL con respecto a otras casas de estudio del país se refirieron las autoridades de la Facultad al dar a conocer el nuevo plan de estudio:
Es notoria la importancia que asume para el país el disponer de egresados especialmente capacitados para afrontar la solución de las dificultades de tipo económico y financiero que existen actualmente y que seguirán existiendo mientras no se disponga de adecuados equipos de economistas. El Litoral estaba en mora con el país, ya que otras universidades han ido encarando en los últimos años, la preparación de técnicos en las distintas ramas del quehacer económico.[7]
Finalmente, en sesión del consejo directivo de noviembre de 1962 se aprobó el plan de estudio de la Licenciatura en Economía, en el marco de una reforma curricular que buscó incorporar “las modernas tendencias en la enseñanza de la Economía”.[8] Estuvo conformado por treinta y tres asignaturas y tuvo una duración de cinco años (Tabla 1):
Finalizado el ciclo común (que abarcó los tres primeros años y compartió asignaturas con la carrera de contador público y perito partidor), los estudiantes debían optar por especializarse en contabilidad o economía. El ciclo superior (los dos últimos años) incorporó asignaturas novedosas, como Fluctuaciones Económicas, Política Económica, Teoría y Programación del Desarrollo Económico y Economía Agraria. Refiriéndose al contenido del plan de estudios, Gorbán indicó que:
Tomando en consideración […] las propias características del país y las exigencias inmediatas y mediatas del medio, se elaboró el plan de estudios de la licenciatura en economía y del doctorado, de tal manera que permite adquirir un caudal de conocimientos teóricos que habilitan para la comprensión de los grandes problemas socioeconómicos del pasado y del presente, con especial referencia a nuestro país (Gorbán, 1966: 21).
La gestión de la Facultad previó otorgar incentivos económicos para aquellos estudiantes que optasen por cursar la Licenciatura en Economía, considerando que era necesario dar prioridad a la formación de estos noveles profesionales:
Carreras como la licenciatura en economía que por sus especiales características necesita ser promovida debería contar con un número no menor a quince becas anuales, si realmente se desea contribuir a la preparación de los técnicos que el desarrollo económico del país demanda (Gorbán, 1966: 114).
Asimismo, se incorporó un examen de comprensión y traducción del inglés, considerando que la mayor parte de las investigaciones en este campo se realizaban en universidades estadounidenses. De este modo, el nuevo plan de estudios incluyó un punto presente en el informe elaborado en 1960 por una misión conjunta de la Unión Panamericana, la CEPAL y la UNESCO. Este informe, cuyo objetivo fue evaluar la situación de la enseñanza de la Economía en América Latina, destacó el valor “del conocimiento del idioma inglés para los estudios avanzados de economía” hasta tanto aumentase “el caudal de traducciones y de publicaciones originales en español o portugués”.
Otro factor decisivo en el proceso de profesionalización de los economistas en Rosario fue la organización de cursos, mesas redondas y conferencias. Estos encuentros, destinados a un público especializado –estudiantes, graduados y profesores de la Facultad y de la UNL-, difundieron en el medio local los debates sostenidos a nivel internacional en materia de ideas, teorías y modelos económicos, de marcos explicativos de fenómenos como la inflación, el análisis de experiencias nacionales de planificación y financiamiento del desarrollo, o las interpretaciones históricas del crecimiento económico latinoamericano, entre muchos otros. En efecto, la tematización y discusión de estas cuestiones coadyuvó al proceso de configuración profesional de los economistas, en la medida en la que comenzaron a posicionarse como los profesionales mejor capacitados para interpretar las variables macroeconómicas y elaborar políticas y planes de desarrollo gubernamentales (Tabla 2):
El sólido vínculo académico e institucional entre la Facultad y la UBA se evidenció en el dictado de varios cursos por profesores de esta institución y que, también, integraban organismos y reparticiones a nivel nacional. Por ejemplo, Norberto González presidió la Junta de Planificación Económica de Buenos Aires entre 1958 y 1960. Julio Olivera fue rector de la UBA entre 1962 y 1965 y presidió la Asociación Argentina de Economía Política (AAEP) entre 1957 y 1968; cabe destacar que, con motivo de su paso por la Facultad, se constituyó la delegación litoral de la AAEP, designándose a Gorbán como su presidente. Felipe Tami y Javier Villanueva integraban el prestigioso ITDT. Arturo O’Connell y Fausto Toranzos eran matemáticos, el primero dirigió el Departamento de Investigaciones Económicas del Banco Central. Otto Gamboa se desempeñó como jefe del Departamento de Reactores Nucleares de la Comisión Nacional de Energía Atómica y Raúl Arturo Ríos era profesor en la Universidad Nacional de Córdoba.
Por otra parte, la Facultad recibió a reconocidos académicos norteamericanos y europeos. Roland Tylor Ely, Ryland Madison y Charles Stokes eran profesores en los EEUU. Stokes dictó un prolongado curso destinado a estudiantes avanzados del doctorado en ciencias económicas, con financiamiento de la Fundación Fullbright. Joan Labbens, George Lasserre, Gastón Leduc, Pierre Dieterlen y François Perroux eran economistas franceses; Perroux, en particular, fue muy influyente en el debate sostenido alrededor del desarrollo económico en la región latinoamericana, a partir de su reconocido modelo de polos de crecimiento.
Redes académicas con instituciones de Chile, Brasil y México
Durante la gestión de Gorbán, el Consejo Directivo de la Facultad auspició la recepción de investigadores y profesores latinoamericanos para que dictasen cursos y conferencias sobre temas y problemas económicos contemporáneos. El director de la Escuela Nacional de Economía (ENE) de la UNAM, Emilio Mújica Montoya,[9] dictó en 1961 un curso sobre Ciclos Económicos. Ese año también visitaron la Facultad los brasileños María Thétis Nunes,[10] de la Universidad de Sergipe, e Isaac Kerstenetzky,[11] de la Fundación Getúlio Vargas: la primera ofreció un seminario sobre Problemas Socio-Económicos del Brasil actual, y el segundo, sobre Programación del Desarrollo Económico; al año siguiente, Félix Espejel,[12] profesor de la ENE, trató sobre Aspectos objetivos de la teoría económica.
Varios fueron los proyectos que evidenciaron la decisión de la gestión de Gorbán de fortalecer las relaciones académicas con instituciones de educación superior latinoamericanas. En 1961, por ejemplo, se desarrolló en la Facultad una mesa redonda para discutir “los problemas de la enseñanza de la Economía en América Latina”, en la cual participaron del decano y el vicedecano, Ernesto Berdou (a su vez, director del Instituto de Investigaciones Económicas), Emilio Mújica Montoya y Carlos Oyarzún.[13] En ese encuentro, los conferencistas advirtieron la necesidad de adaptar los modelos económicos elaborados en países industrializados a las necesidades particulares de la región.
Ese mismo año, el chileno Felipe Herrera, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo,[14] llegó a Rosario para suscribir un cuantioso préstamo otorgado por ese organismo al gobierno argentino; aprovechando su estadía en la ciudad, Gorbán lo invitó a dar una conferencia sobre Financiamiento del desarrollo económico. Ambos, el decano y el presidente del BID, celebraron en aquella oportunidad la emergencia de una “joven generación de economistas comprometidos con los desafíos contemporáneos” y destacaron el rol jugado por las universidades en la formación de estos profesionales (Herrera, 1961). La temática latinoamericana continuó al año siguiente: la AAEP dictó en la Facultad un curso sobre Costos comparados de la industrialización en América Latina, en el cual participaron los economistas Julio Olivera, Pierre Dieterlen, Guido Di Tella, Francisco García Olano, Saturnino Zemborain, Florin Manoliú y Lascar Saveanu.[15]
El establecimiento de redes con instituciones latinoamericanas incluyó también la participación en encuentros en el exterior. En 1963, Gorbán fue invitado a dictar una serie de charlas en la ENE de la UNAM. También, asistió a la conferencia sobre Inflación y Desarrollo en Río de Janeiro y al seminario sobre Localización de las inversiones en la Zona de Libre Comercio en Santiago de Chile, encuentro organizado por el ITDT, la Fundación Getúlio Vargas y la Universidad de Chile. Ese mismo año, se realizó en São Paulo, Brasil, el Foro Latinoamericano de Desarrollo Económico, al cual la Facultad envió una delegación.
Un congreso de alcance internacional tuvo lugar en Rosario en el período bajo estudio. Entre el 5 y el 10 de octubre de 1960 se organizó en la Facultad la Segunda Conferencia Latinoamericana de Facultades de Ciencias Económicas. En un artículo publicado en Revista Universidad, gaceta institucional de la UNL, Gorbán recalcó el rol que había cumplido su gestión en la programación del importante encuentro internacional:
Cuando echamos a rodar la idea de reunir en una Conferencia a representantes de todas las Facultades de Ciencias Económicas de América Latina, lo hicimos pensando, entre otras cosas, que el conocimiento mutuo y trabajo en común son los caminos más adecuados para esbozar soluciones a los grandes problemas económicos y sociales de nuestras respectivas Repúblicas (Gorbán, 1959: 219).
A juzgar por el nivel de participación –casi un centenar de delegados en representación de veintitrés universidades– cabe afirmar que el encuentro fue muy convocante. El trabajo se organizó en comisiones, que compartieron los resultados del debate en un plenario. El temario de la conferencia tuvo dos ejes principales: el mercado común latinoamericano como factor de desarrollo económico, por un lado, y los planes de estudios de las facultades de ciencias económicas y la formación de economistas, por el otro.
Al concluir el encuentro los delegados elaboraron una síntesis de todo lo discutido. Allí se proyectó el crecimiento simultáneo y armónico de los países de la región, el aprovechamiento eficiente e integral de los factores productivos, la coordinación de las políticas económicas, la elevación cultural general y el mejoramiento, mediante una justa distribución de la riqueza, del nivel de vida de toda la población. Se estableció un ambicioso programa de investigación y se fundó el Departamento de Coordinación de las Facultades de Ciencias Económicas de América Latina, con el fin de vehiculizar proyectos surgidos en futuras conferencias. Se designó a Rosario como sede del departamento y a Gorbán como su secretario ejecutivo.
La realización de la Segunda Conferencia en Rosario fue un acontecimiento importante en el proceso de profesionalización de la economía en la UNL. Asimismo, explica el protagonismo que asumiría Gorbán cinco años después, en la organización y desarrollo de la Tercera Conferencia Latinoamericana de Facultades de Ciencias Económicas, celebrada en Ciudad de México, en la ENE de la UNAM. En este marco, es posible advertir el establecimiento de una agenda común de debate desde y sobre América Latina, y la problematización de determinadas cuestiones de orden económico, político y social. En el caso de las fuentes analizadas, se pueden mencionar la industrialización deficiente de Argentina, México, Chile y Brasil; la persistencia del latifundio y el monocultivo; el deterioro de los términos de intercambio con los países industrializados; la inflación; el papel del empresariado latinoamericano en el desarrollo económico; el proteccionismo practicado por los gobiernos; la preocupación por la escasez de técnicos y expertos.
En este período, cuatro instituciones de educación superior lideraron el proceso de modernización de las ciencias sociales en América Latina: la Universidad de Chile, la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad de São Paulo y la UBA. Se fundaron también, un conjunto de institutos vinculados a organismos internacionales, orientados específicamente a la formación de especialistas en el nivel de posgrado. Estos establecimientos no compitieron con los universitarios, sino que, más bien, los complementaron: debido al déficit presupuestario y de profesionales debidamente capacitados, “las universidades no estaban en condiciones de afrontar la creación de centros nacionales de posgraduación” (Blanco, 2010: 20).
En ese sentido, Chile fue un caso paradigmático: Santiago, la capital nacional, fue elegida por varios organismos para instalar allí centros de formación e investigación. En 1956, con fondos provenientes de la Universidad de Chile, la Fundación Rockefeller y la Organización de los Estados Americanos, se creó ESCOLATINA, que recibió a numerosos profesionales latinoamericanos a través de un sistema de becas, incluyendo a graduados de la Facultad de Rosario. Un año después se fundó, por intermediación de la Universidad de Chile, la sede de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). Debe recordarse, asimismo, que Santiago fue la sede de la CEPAL desde su creación en 1949. Todo este despliegue institucional hizo de Chile un centro exportador de ideas, tanto al nivel de las ciencias económicas y sociales, en el pensamiento político y las expresiones culturales (Devés Valdés, 2004).
Como señaló Beigel (2009), su condición de sede hizo de Santiago de Chile el centro de internacionalización de las ciencias sociales en el subcontinente. FLACSO disfrutó del “alto patrocinio” de la Universidad de Chile, que estuvo al frente del proceso de modernización de la educación superior, y que llevó adelante una política de captación de fondos internacionales. Con esta Universidad, la gestión de la Facultad estableció fuertes vínculos académicos. En 1960, Luis Escobar Cerdá[16] decano de la Facultad de Ciencias Económicas, dictó en Rosario una conferencia titulada Necesidad de una interpretación nacional del desarrollo económico. El caso chileno. Aseguró allí que “los países latinoamericanos no tienen una teoría nacional del desarrollo económico” (1959: 65) y que, por ese motivo, era urgente elaborar una propia. En ese sentido, planteó que:
La tarea de los científicos sociales en cada país es, justamente, la de descubrir esas características que he llamado “interiores” y que son, en lo fundamental, “nacionales”, para poder ofrecer una buena explicación del funcionamiento de la sociedad y de las leyes que gobiernan el cambio (1959: 65).
Refiriéndose en particular a las teorías económicas, Escobar Cerdá determinó que las propuestas clásicas y keynesianas debían, “a la luz de una teoría del desarrollo nacional, ser revisadas” (1959: 65). No obstante, en relación a aquellos principios, más adelante advirtió:
Si los rechazáramos ¿con qué nos quedaríamos? Esta es la respuesta que nos corresponde dar a los economistas latinoamericanos en cada uno de nuestros países. Permítaseme algunas sugerencias sobre el caso chileno que creo que, si tienen alguna validez, pueden servir como punto de referencia para la mayor parte de nuestros países en América Latina. Digo “punto de referencia” porque insisto en que creo que cada comunidad debe encontrar su propio camino: no creo que haya diagnósticos ni recetas internacionales válidas en esta materia (1959: 65).
En Brasil, un importante centro de formación de economistas fue la Fundación Getúlio Vargas (FGV), creada en 1944. Este establecimiento contribuyó a la modernización de la burocracia técnica estatal brasileña, y lo hizo conservando cierta autonomía con respecto al devenir político nacional (Plotkin, 2006). Tuvo un rol central en la internacionalización de la economía en Brasil: a través de vínculos con las fundaciones estadounidenses Ford y Rockefeller, graduados de la FGV fueron becados en universidades de EEUU, y luego incorporados como funcionarios de alto rango en organismos del Estado brasileño. Un objetivo similar había movilizado la creación de las universidades en los años treinta, cuando el gobierno de Vargas comenzó a demandar técnicos que se integren al gobierno federal. Empero, la profesionalización de los economistas demoró hasta los años sesenta: en ese entonces, y contrariamente a lo que sucedió en Argentina, el ya avanzado proceso de internacionalización de los estudios económicos favoreció la inserción de aquellos a una red trasnacional de circulación de expertos, hegemonizada por EEUU.
En México, la profesionalización de los economistas también respondió al creciente requerimiento estatal, fruto del proceso revolucionario iniciado en 1910. En la UNAM, la Licenciatura en Economía se creó en 1929, y en 1935 se fundó la ENE, instituto de enorme prestigio dentro del campo económico latinoamericano. Entre el 7 y el 11 de junio de 1965, la ENE fue sede de la Tercera Conferencia Latinoamericana de Facultades de Ciencias Económicas. Participaron más de un centenar de delegados de treinta y cuatro universidades latinoamericanas (fue aún más convocante que la conferencia de Rosario), y entre los invitados especiales, figuraron los economistas Joan Robinson (Universidad de Cambridge), Michael Kalecki (Escuela Central de Planeación y Estadística de Varsovia) y Arthur Smithies (Universidad de Harvard). En representación de la Facultad, asistieron el profesor José Basso y Gorbán, quien además, fue designado vicepresidente del encuentro.
Junto al director de la ENE, Horacio Flores de la Peña, y el rector de la UNAM, Ignacio Chávez, Gorbán tuvo a cargo el discurso de apertura de la Tercera Conferencia. Finalizado el acto inaugural, se constituyeron tres comisiones de debate sobre: 1) problemas de integración de América Latina; 2) problemas y obstáculos del desarrollo económico; 3) problemas de la enseñanza y la investigación económicas. Estas comisiones debatieron largamente y arribaron a un conjunto de acuerdos y pronunciamientos, entre los que podemos destacar: que los organismos gubernamentales latinoamericanos convoquen a escuelas y facultades de economía y a sus institutos de investigación para estudiar, decidir y asesorar sobre políticas públicas de integración regional; que es necesario elaborar una teoría propia del desarrollo económico, decididamente latinoamericana; que es necesario llevar adelante una investigación detallada del estado de la enseñanza en las facultades y escuelas de economía de América Latina.
Conclusiones
Mediante la reconstrucción de la trayectoria profesional e intelectual del decano Samuel Gorbán fue posible caracterizar un tipo de liderazgo académico que fue determinante en el proceso de profesionalización de la economía y de los economistas en la Universidad Nacional del Litoral. Gorbán circuló por espacios diversos –editoriales, empresariales, asociativos, universitarios, intelectuales– y asumió roles múltiples, como los de administrador, escritor, profesor y decano. Además, su pensamiento abrevó en fuentes teóricas heterogéneas, surgidas en distintas coyunturas históricas de la primera mitad del siglo XX, como el reformismo, industrialismo, regionalismo y por supuesto, el desarrollismo.
Una vez incorporado como profesor interino en la UNL a partir de 1955, Gorbán comenzó una trayectoria institucional que no solo lo ubicaría como la máxima autoridad de la Facultad hasta julio de 1966, sino también como una figura clave en la articulación con otras instituciones y facultades de ciencias económicas de Argentina y un interlocutor central con institutos extranjeros, como por ejemplo, la Universidad de Chile, la Fundación Getúlio Vargas y la Escuela Nacional de Economía. El rol asumido en la organización de las conferencias de Rosario en 1960 y de México en 1965 evidencia que el decano había alcanzado protagonismo al interior de las redes académicas, intelectuales e institucionales que se establecieron en este período.
Justamente, la circulación de personas e ideas vinculadas al saber económico entre instituciones de educación superior de América Latina se constituyó como otro factor determinante del proceso de institucionalización y profesionalización de la economía en Rosario. Si bien no se desestimaron los contrastes entre los casos nacionales, la región fue pensada como un espacio atravesado por un problema económico común, el del subdesarrollo.
Este diagnóstico favoreció la vinculación y el intercambio intelectual, académico e institucional entre los economistas latinoamericanos, muchos de ellos, comprometidos con el desarrollo de su profesión en los países de origen, como fue el caso de Gorbán y sus colegas de la Facultad. Algunas de las intervenciones analizadas en este artículo testimonian el esfuerzo por delimitar cuáles eran las competencias específicas de estos nuevos profesionales, y por definir en qué aspectos el economista latinoamericano tenía tareas distintas al norteamericano o europeo. Así, responder a la creciente demanda por parte de los Estados, las universidades y organismos nacionales e internacionales fue el objetivo principal de la creación de las licenciaturas en Economía en el país, entre las cuales se ubicó la de Rosario, que comenzó a cursarse en 1963.
A partir del corpus documental analizado en este trabajo, se constató el interés de los actores bajo estudio por identificar, caracterizar y evaluar los problemas económicos de la región, enfocándose particularmente en los casos definidos como de industrialización parcial o deficiente: Argentina, Chile, Brasil y México. Analizar ciertos aspectos de la coyuntura económica nacional fue otra de las tareas asumidas por los economistas de la Facultad; en cambio, el estudio de temas y problemáticas locales o regionales (relativas a la ciudad, al gran Rosario o al sur santafecino) parece haber disfrutado, en la agenda de investigación económica de este período, un lugar bastante menor. Solo dos ejemplos contradicen esta observación: el proyecto de investigación sobre el costo de vida en Rosario y el seminario dictado por el profesor Joseph Raffaele sobre la estructura de poder y el desarrollo de la comunidad rosarina. Sin embargo, futuros trabajos alrededor de los objetos de estudio abordados en las tesis de la Licenciatura en Economía o en artículos y obras publicadas por los primeros economistas egresados de la Facultad (cuestiones que exceden el recorte temporal de este artículo) pueden precisar esta afirmación.
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Notas