Cultura

El may pole en la memoria de los portadores culturales creoles de Puerto Cabezas, Región Autónoma de la Costa Caribe Norte de Nicaragua

May pole in the memory of the Creoles cultural bearers from Puerto Cabezas, Autonomous Region of the Northern Nicaraguan Caribbean Coast

Dixie Dean Lee Smith [1]
Universidad de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe Nicaragüense (URACCAN),, Nicaragua
Sandra Carolina Rojas Hooker 2]
Universidad de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe Nicaragüense (URACCAN), Nicaragua

Revista Universitaria del Caribe

Universidad de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe Nicaragüense, Nicaragua

ISSN: 2311-5887

ISSN-e: 2311-7346

Periodicidad: Semestral

vol. 27, núm. 2, 2022

dip@uraccan.edu.ni

Recepción: 15 Junio 2021

Aprobación: 21 Agosto 2021



DOI: https://doi.org/10.5377/ruc.v27i02.13578

Autor de correspondencia: duhindo@yahoo.com

Aptdo. Postal: 891, Managua, Nicaragua, Barrio Ducualí, Puente El Eden, 1 cuadra al este, 2 cuadras al sur. Tel: (505) 2248-2119, 22482118, 22484658, Fax: (505) 2248-4685

Resumen: Este artículo titulado El may pole en la memoria de los portadores culturales creoles de Puerto Cabezas, Región Autónoma de la Costa Caribe Norte de Nicaragua, alude a la danza caribeña palo de mayo y se han enfatizado los ritos asociados a la celebración de esta festividad que, representa un reencuentro con nuestras raíces históricas y culturales. La metodología es cualitativa con enfoque hermenéutico al basarse fundamentalmente en bibliografía y las entrevistas realizadas, el nivel de profundidad es descriptiva-explicativa ya que permitió reconstruir la memoria sobre lo andado y vivido y extraer las lecciones aprendidas o la experiencia de los portadores culturales afrodescendientes en la promoción y preservación del may pole en Puerto Cabezas.

Al compartir sus conocimientos, saberes y prácticas los portadores culturales nos brindan la posibilidad de rescate del verdadero significado de la festividad y la revitalización de la misma en espacios privados y públicos.

Palabras clave: afrodescendientes, cultura, festividad, portadores culturales, tradición.

Abstract: This article entitled: “The may pole in the memory of the creoles cultural bearers from Puerto Cabezas, Autonomous Region of the Northern Nicaraguan Caribbean Coast”, refers to the Caribbean dance “palo de mayo” (may pole) and the rites associated with the celebration of this festivity have been emphasized, which represents a reunion with our historical and cultural roots. The methodology is qualitative with a hermeneutic approach as it is mainly based on bibliography and the interviews conducted, the level of depth is descriptive-explanatory as it allowed reconstructing the memory of what has been walked and lived and extracting the lessons learned or the experience of the Afro-descendant cultural carriers in the promotion and preservation of the may pole in Puerto Cabezas.

By sharing their knowledge, wisdom and practices, the cultural bearers offer us the possibility of rescuing the true meaning of the festivity and its revitalization in private and public spaces.

Keywords: afro descendants, culture, festivity, cultural carriers, tradition.

I. Introducción

Este artículo tiene el propósito de compartir algunas historias orales sobre la celebración de la festividad del palo de mayo o may pole, en el pueblo creole, que nos permitirá conocer y valorar aún más la riqueza cultural de esta festividad. Compartimos las distintas miradas de los portadores culturales creoles de Puerto Cabezas, Costa Caribe Norte de Nicaragua y que, nos permite conocer los procesos desarrollados y los aprendizajes obtenidos como parte de nuestra responsabilidad como Universidad Comunitaria Intercultural de acompañar a los pueblos en el fortalecimiento de su identidad colectiva.

Para los creoles, el may pole representa un reencuentro con nuestras raíces históricas y culturales. Es la celebración del fin de la época seca y la alegría de las lluvias para los cultivos, en especial, la celebración a la fertilidad, el agradecimiento al Ser Supremo y a nuestros ancestros por la reproducción, la cosecha y la nueva vida. A través de la conservación de la tradición, se valora la cultura como fuerza de unidad, solidaridad y el compartir en comunidad los diferentes procesos que nos identifican y nos dan un sentido de pertenencia como pueblo.

La metodología es cualitativa con enfoque hermenéutico al basarse fundamentalmente en bibliografía y las entrevistas realizadas, el nivel de profundidad es descriptiva-explicativa lo cual nos permitió reconocer las significaciones y prácticas que los portadores culturales dan al may pole y compartir experiencias, sentimientos con los otros pueblos y comunidades sobre la celebración de esta festividad como parte de nuestra identidad colectiva.

II. Revisión de literatura

La cultura permite al ser humano la capacidad de reflexión sobre sí mismo. A través de ella, se disciernen valores y busca nuevas significaciones. Según el enfoque analítico que se siga, la cultura puede ser clasificada y definida de diversas maneras: histórica, estructural, simbólica y puede diferenciarse según su grado de desarrollo.

La identidad cultural se forma a partir de ancestros comunes, una memoria histórica compartida, la conexión a un territorio, prácticas espirituales, idiomas, tradiciones y costumbres compartidas las cuales generan un sentido de solidaridad. Cada grupo cultural se define en base a su diferenciación con otros, sobre la base de marcadores culturales, actitudes y prácticas que se asocian con el grupo social específico. Identidad que debe ser sentida, vivida y exteriormente reconocida de los actores sociales que interactúan entre sí en los más diversos campos y se materializa mediante los vínculos de pertenencia a un grupo específico.

Las identidades colectivas con frecuencia remiten a una problemática de las “raíces” o de los orígenes, que viene asociada invariablemente a la idea de una memoria o de una tradición. En efecto, la memoria es el gran nutriente de la identidad hasta el punto de que la pérdida de esta, es decir, el olvido, significa lisa y llanamente pérdida de identidad. Por eso, las representaciones de la identidad son indisociables del sentimiento de continuidad temporal. “Los pocos recuerdos que conservamos de cada época de nuestra vida son reproducidos incesantemente y permiten que se perpetúe como por efecto de una filiación continua el sentimiento de nuestra identidad” (Halbwachs,1994, p.89).

En este contexto, los portadores culturales desempeñan un rol preponderante ya que son personas que practican o recrean de forma consciente su patrimonio inmaterial, además, las mismas comunidades o colectivos los han reconocido como parte esencial para la trasmisión del patrimonio cultural inmaterial como base de la identidad, creatividad y diversidad cultural. Es un patrimonio que está continuamente recreándose y que cobra vida a través de las prácticas y formas de expresión de los grupos humanos y que constituye un factor importante en el mantenimiento de la diversidad cultural frente al creciente proceso de globalización, aportando al diálogo entre culturas y promoviendo el respeto hacia otros modos de vida.

Mediante las manifestaciones patrimoniales significativas la gente recuerda y reconoce su pertenencia a un grupo social y a una comunidad. En el caso que nos ocupa, las festividades del may pole en Puerto Cabezas.

III. Materiales y métodos

La recreación se realizó desde un enfoque participativo utilizando el documento de Sendas para recrear nuestras experiencias con perspectiva intercultural de género, como una apuesta de la Universidad de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe Nicaragüense (URACCAN) para sistematizar y revalorizar las prácticas históricas y saberes locales de los pueblos. La recreación es de tipo retrospectivo ya que “se realiza cuando la experiencia ya ha sido concluida. Es una mirada hacia el pasado, implica el rescate y reconstrucción de la experiencia. Sus resultados se orientan a mejorar futuros procesos”. (URACCAN, 2017, p.21).

En la fase de campo, los portadores culturales nos compartieron su experiencia en conversatorios individuales y grupales mediante la utilización de técnicas participativas como lluvias de ideas, líneas de tiempo y matrices de información, así como la revisión de literatura y videos documentales que permitieron la reconstrucción del proceso vivido y redactar el informe final.

IV. Resultados y discusión

Las festividades representan una pieza fundamental de la cultura de cada región. Nos recuerda que somos parte de una historia que define nuestro pasado, da forma a lo que somos hoy y a lo que podemos llegar a ser. El may pole es nuestra máxima representación cultural como creoles. Es el inicio de las lluvias y el surgimiento de los nuevos frutos que sustentan nuestra vida, donde festejamos y agradecemos al Ser Supremo y a nuestros ancestros por la reproducción, la cosecha y la nueva vida. Algunos historiadores lo definen como un rito, en homenaje a la siembra, para lograr una producción rica y abundante.

El origen del may pole

El Palo de Mayo se originó en Egipto, pero definitivamente vino a la Costa Caribe desde Europa, particularmente de Inglaterra donde se celebraba “may day” bailando alrededor de un árbol. Al iniciar la primavera en abril los árboles que parecían muertos comienzan a retoñar. Con sus retoños el árbol emerge y se renueva, comienza a estar nuevamente verde y vigoroso, por eso se le rendía culto, los humanos querían traer a sus vidas los misterios de los árboles, por eso lo adornaban con cintas de colores y hacían danzas con juegos a su alrededor. (Hodgson, 2020, p.10)

También señala:

La influencia europea nos dejó en la Costa Caribe de Nicaragua, dos bailes que hoy en día son muy apreciados: “El Maypole” o Palo de Mayo que es un baile y “El ribbon pole” que es un baile de sala que se inició en las escuelas. (p.12)

Los ingleses, holandeses, africanos, franceses, alemanes y españoles, seguramente aportaron un poco al palo de mayo. “Lo único que podemos decir, en palabras de Donovan Brautigham es que, por su origen universal, todas estas culturas se animaron y modificaron la versión inglesa del palo de mayo” (Hodgson, 2020, p.14). Si bien, Bluefields es reconocida como la cuna de may pole costeño esta festividad también se desarrolla en los distintos municipios de las Regiones Autónomas donde hay presencia del pueblo creole.

Bush et al. (2000) señalan:

La llegada de los creoles a Puerto Cabezas está estrechamente vinculada al establecimiento de las primeras transnacionales y la demanda de mano de obra calificada para las actividades de extracción minera, forestal y bananera desde los años 1926. Con ellos, sus culturas, tradiciones y formas de vida. (p.17)

En 1930 se comenzó a celebrar el palo de mayo en la ciudad de Bilwi, Caribe Norte de Nicaragua, en los patios de los barrios de la periferia donde habitaban las familias creoles provenientes de Bluefields, Laguna de Perlas y Corn Island, principalmente. En la década de los setenta, la señora Rosa Wilson de Zamora, instructora de baile del Colegio Público, introduce el may pole como parte del repertorio de bailes tradicionales nicaragüenses y en coordinación con los portadores culturales se unen para enseñar esa danza tradicional, llegando a conformar el primer grupo de baile en Puerto Cabezas, lo que les permitió compartir nuestro baile tradicional en el ámbito local, regional, nacional e internacional.

Miss. Deborah Bush rememora que esta festividad se celebraba en los barrios, en las casas de las portadoras y portadores culturales. Las festividades de may pole se desarrollaban en los barrios Arlen Siu, El Muelle, Spanish Town, Los Ángeles, Peter Ferrera y Aeropuerto y en los patios de familias creoles como los Pacheco, Miss. Red, Miss. Isabel “Chavela” Ramos, Miss. Frida Wilson, por mencionar algunas familias. En esos espacios, los bailes del may pole y Plat Pole (en Roatán, plato de polenta) o The Ribbon Pole eran más espontáneos. Al escuchar la música, sin inhibición alguna se situaban al centro y se ponían a bailar.

Jhonson et al. (2012), explican lo que Miss. Dorothy Velázquez, portadora cultural, recuerda sobre el tema:

[…] lo hermoso que era observar a las mujeres entrenzar el palo. Las mujeres bailaban al son de la música y a la vez entrenzaban el palo, siempre mantenían una sonrisa durante todo el baile, hablaban mientras se cruzaban la una con la otra. También había momentos que hacían cosas graciosas mientras bailaban, sólo para disfrutar y hacer reír a los demás. (p.34)

Sobre el may pole, Mr. Leonard Campbell comparte lo vivido:

Desde que éramos niños, teníamos personas que celebraban las festividades del may pole tal es el caso de Miss. Erlinda Pacheco, Isabel “Chavela” Ramos, así como en los diferentes barrios de la ciudad de Puerto Cabezas. Nosotros sabemos del may pole porque como niños creoles íbamos de barrio en barrio para saber qué era el may pole. Más tarde, cuando teníamos entre catorce y quince años formamos un grupo de danza bajo la dirección de la Sra. Rosa Wilson de Zamora (q.e.p.d.). Empezamos a practicar may pole de otra manera, con movimientos y una coreografía bien definida. No bailábamos, por bailar, sabes a lo que me refiero. También aprendimos a realizar el plat pole, hacíamos el limbo titulado “rock me one by one, gyal an buay” y culminábamos nuestra presentación con “tulu lulu pass anda”.

En la década de los ochenta, como resultado de los procesos de promoción de esta festividad, el may pole se fue popularizando tanto a nivel regional, nacional como internacional, lo que permitió a los distintos grupos de danza viajar a países como Cuba, en 1980; Barbados y Jamaica en 1981; para realizar presentaciones culturales.

Los instrumentos musicales utilizados en un inicio para interpretar las canciones del baile de palo de mayo eran rudimentarios: una guitarra de cuerda, banju (mandolina), rayos, clavos, osamentas de las quijadas de las vacas, un bajo, instrumento casero hecho de una tina de metal grande, con un trozo de madera en forma de arco en medio y tensada por una sola cuerda, que producía un sonido melódico y bajo, maracas y tambores muy sonoros hechos de troncos huecos de árboles y cueros secos de venado o de vaca y cantaban a viva voz.

Sobre las fiestas de palo de mayo, narra Remigio Hodgson:

A las fiestas de palo de mayo llegaban los grupos tradicionales de música, y eran los que alegraban el ambiente, no como ahora, que usan parlantes y equipos. Se contrataba a los músicos y estos llegaban con guitarra, banjo, la tina de bajo, rallador, trompeta, concha de tortuga y el cantante. Para ese tiempo se usaba un cono metálico para cantar. (Jhonson et al., 2012, p.31)

Sobre este particular, Mr. Gilbert Smith “Mr. Guilly” señala: “Utilizaban la quijada de vaca “cow jaw”, “wash pan”, una bandeja de lavado redondo galvanizado con una cuerda, rallador con clavo y el banju como instrumentos musicales. Don Rayco Lampson tocaba el banju”.

Por su parte, Mr. Kenny Lisby recuerda:

Participábamos con el Sr. Milton Omier “Tiger” en un grupo que tocaba música tradicional de mayo con instrumentos tales como quijada de caballo “horse jaw”, “wash pan”, “shake-shake”. Esos eran nuestros instrumentos musicales típicos y nada de micrófonos ni instrumentos electrónicos.

Las canciones más populares del may pole son: “Anancy oh”, “Read, Mada, Read Oh”, “Mayaya las im key”, “Come down bredda Willy, come down”, “Have something down yanda”, “Every taim wi luk pon laysa”, “Brown skin gyal”, Judith drownded”, “Soup pon de table”, “Sing saima sing my love”, “Tululu pass anda”, entre otras, interpretadas y cantadas por un conjunto de músicos del pueblo creole, de los diferentes barrios de la localidad.

Miss. Elvira Hodgson, indica:

En el baile participaban mujeres adultas y jóvenes vestidas de faldas largas floreadas, sus cabezas amarradas con turbantes de telas floreadas también, los hombres vestían con pantalones y camisas comunes, lo único que hacían era enrollarse las piernas de los pantalones y las mangas de las camisas, amarrarse estas con un nudo hecho con la misma camisa a la cintura un poco desbotonadas.

En esa misma línea comenta Miss. Viola Hodgson:

En may pole podías dar vueltas, improvisar, pero con el Plat Pole tenías que saber cómo amarrar y soltar las cintas que iban entrelazándose en un palo destinado para tal fin, de ahí el nombre “plat pole o palo entrenzado”. Para ello, cada persona tenía puesto una vestimenta blanca con el color de la cinta que le correspondía al son de la música tradicional que se acostumbra tocar en el mes de mayo como “brown gyal in the ring, Anancy Oh”, por mencionar algunos ejemplos.

Miss. Ella Hodgson agrega:

Los hombres utilizaban unas camisas floreadas que hacían juego con la falda de las mujeres, algunos tenían dibujados un árbol en la parte trasera de la camisa en su mayoría. Cuando los hombres bailaban, los dibujos se movían al son de la música.

Durante estas actividades se vendían “pot cakes”, queques tradicionales hechos a base de arroz, quequisque, yuca, así como bebidas. Después de bailar con las muchachas los varones las invitaban a degustar de las bebidas y platillos tradicionales que ofertaban en dicho lugar.

Miss. Ella Hodgson trae a colación que en algunas reuniones se compartían las comidas y bebidas tradicionales:

Preparaban totto y soda cake (bula) con coco y bebidas como el “ginger beer” y “sorryl wine” que compartían con los presentes, especialmente con las personas que bailaban y amenizaban la actividad. No sé de dónde conseguían el dinero para cubrir los gastos, pero se hacía como un momento para compartir en comunidad. En esos eventos compartían bebidas de “ginger beer”, “sorryl wine”, “guava” y también degustaban de “algo de pinki pinki”, una bebida hecha a base de cususa (u otro licor), semillas de anís, azúcar y colorante (de allí su nombre) para alegrar el ambiente. Todos estos productos eran elaborados localmente. Por ejemplo: El toto, journey cake y guizzada, era a base de coco. También elaboraban “fat bon o Maypole bon” con frutos secos, grosellas y pasas en moldes grandes (de ahí su nombre) que eran obsequiados a la persona o personas que mejor bailaban

El may pole en la actualidad

El may pole, como celebración tradicional creole, ha venido sufriendo transformaciones significativas a lo largo de los años. Actualmente existen dos versiones del may pole: la conservadora y liberal. La versión conservadora con un vestuario tradicional de vestidos largos, ritmo y movimiento ordenado, gastronomía tradicional e instrumentos musicales de la época y, la versión liberal que incorpora música, vestuario, gastronomía y bailes de carnaval acompañados de bandas musicales e integrantes de diferentes pueblos y comunidades.

Se señala una gran influencia del carnaval de Limón, Costa Rica, dado que muchos costeños han viajado y vivido en dicha ciudad y al regresar traen consigo las costumbres y cultura de los habitantes limonenses.

Hodgson (2020) expone lo que el profesor Hugo Sujo Wilson opina sobre ese tema:

En la actualidad, existen dos versiones del baile cuyos partidarios no comulgan unos con otros, y hasta se vilipendian mutuamente. Estas versiones son: la conservadora puritana y la liberal erótica. Los partidarios conservadores tildan a los liberales de vulgares y obscenos; mientras que los liberales denuncian a los conservadores como hipócritas y santurrones. En la versión conservadora, los participantes, bien vestidos y con mínimas partes de sus cuerpos no cubiertas por la ropa, bailan ceremoniosamente con pasos y ritmos bien medidos, sin una sonrisa, sin expresar emoción, como las piezas bien lubricadas de una máquina. En la versión liberal, hay constantes improvisaciones rítmicas, tanto en la música como en los movimientos de los participantes; hay violentas contorsiones eróticas de los cuerpos de las parejas, a veces en contacto y frotándose, a veces separados, y en todas las posiciones concebibles e inconcebibles; hay emociones y mensajes no disimulados, no esotéricos. (p.26)

Hoy día, el may pole ha perdido su significado. De ser una festividad familiar y de barrio agradeciendo al Ser Supremo por la vida, por el inicio de la temporada lluviosa, entre otros aspectos, a ser un carnaval multiétnico denominado “Carnaval Unidos” promovido por las instancias del gobierno regional, municipal y comerciantes, donde la venta de bebidas alcohólicas y exhibición del cuerpo de la mujer es lo que impera, dejando de lado la participación activa y propositiva del pueblo creole.

Los portadores culturales instan a los representantes del gobierno local y regional a que analicen y tomen consciencia de que estas acciones conllevan al detrimento y no al fortalecimiento del may pole como patrimonio del pueblo creole.

Miss. Diandra Daniel reconoce que hoy día nos cuesta participar en esos eventos. Pero tiene que ver con la percepción de que no estamos liderando esos procesos. Son otros grupos, etnias, pueblos que están celebrando el may pole cuando culturalmente es una festividad propia de nuestro pueblo. Agrega:

Se pueden incluir a los otros pueblos para ser parte de la celebración, sin dejarnos a un lado. Vienen, empiezan a bailar, a brincar, a hacer movimientos sexuales diciendo que eso es may pole, pero eso no es may pole. Es dar una percepción errónea de lo que es nuestra máxima expresión cultural y eso nos incomoda como pueblo. El may pole ha sido transformado y hoy se percibe como una actividad, como una excusa más para colocar toldos en los diferentes lugares para divertirse y consumir bebidas alcohólicas.

Al respecto, Mr. Guilbert Palmer comenta:

Cuando celebrábamos el may pole, lo hacíamos de una manera decente no como lo están realizando hoy día. Nos congregábamos en el patio de la casa de Mr. Pacheco y bailábamos al son de la música y disfrutábamos del ambiente, era bonito. Eran tiempos buenos, no nos podíamos quejar, todos admiraban el baile, la música, la reunión de nosotros como creoles.

En sentido similar, Miss. Leonard Campbell nos ilustra:

Hoy día, el may pole es muy comercial, ha llegado hasta el punto que se baila todo el año y en cualquier actividad y eso no debe ser así. El may pole es una expresión cultural y un baile que solo debe de bailarse en el mes de mayo, con las liricas y movimientos tradicionales, no sexuales. Es un baile sensual, del movimiento del cuerpo y caderas, uno baja, sube y da dos pasos hacia adelante y dos pasos hacia atrás disfrutando de la misma y en coordinación con tu pareja. Ahora si no estás encima de tu pareja, si no brincas y no realizas movimientos sexuales, no es may pole, esto no debe ser así.

Sobre la forma de bailar el may pole, Mr. Kenny Lisby señala que es necesario retomar estas prácticas ancestrales, la forma de bailar, de realizar el Plat Pole: “Estamos a tiempo para enseñar a esta generación cómo se baila el verdadero may pole”.

Esa postura es respaldada por Miss. Rosita Quinn, al expresar que debemos mejorar lo que están haciendo, rescatar lo que es realmente el may pole ya que, antes no se realizaban otras actividades como torneos de boxeos, sino que era un mes que se dedicaba única y exclusivamente a celebrar nuestra festividad expresada a través de los bailes, carnavales, gastronomías y juegos tradicionales.

Mr. Kenny Lisby ha dicho:

Afirmamos que el may pole es parte de nuestra cultura creole, nuestra identidad, pero hoy día vemos a diferentes pueblos y comunidades étnicas bailando may pole y representándonos en distintas actividades y espacios. Es necesario rescatar la tradición, pero de manera distinta, tomando en cuenta el contexto regional y el trabajo que se ha estado realizando desde otros espacios. Hoy día, son grupos donde sus integrantes vienen de diferentes pueblos, siendo esta multicultural y es un aspecto que debemos de considerar al momento de realizar procesos de rescate y revitalización de la misma

Mr. Guilbert Palmer, por su parte, recomienda que cuando realicemos actividades y presentaciones de may pole hagamos una presentación bonita, elegante. Esta generación hoy día no lo está haciendo ya que solo observamos movimientos vulgares y fuera de lugar. Postura que es compartida por Miss. Elvira Hodgson: “Deberíamos aunar esfuerzos para retomar “bring back” el may pole como tradición y expresión cultural utilizando la vestimenta adecuada consistente en faldas largas y los varones con sus pantalones tradicionales”.

Por su parte, Mr. Ovalin Hodgson rememora:

Hace unos años hicieron dos actividades en el barrio con la participación de la organización afro; fue una belleza, se vio la participación de las personas, bailaron, jugaron, disfrutaron esos momentos como amigos, vecinos. Pero esto que están haciendo ahora, eso no es may pole, me da pena ver en lo que se ha convertido el may pole.

Miss. Deborah Bush trae a colación un aspecto de suma importancia al señalar que no nos podemos olvidar que los años van pasando y hay una nueva generación de chavalos y chavalas que no conoce el significado de esta tradición milenaria cargada de espiritualidad y que debe ser respetada y valorada tanto por el pueblo creole como por los otros pueblos y comunidades. No obstante, los portadores culturales consideran que en el 2021 la tergiversación de nuestra tradición llegó a los límites permitidos ya que en la medida que danzan irrespetan el cuerpo de la mujer.

Sobre este particular, Miss. Deborah Bush considera que es una ofensa para nuestros ancianos creoles portadores de nuestra cultura ver cómo se diluye nuestra expresión cultural, por lo que es necesario cambiar las formas de cómo la concebimos y practicamos en la actualidad. Esto ha dado paso a que muchos jóvenes creoles se afrenten a su propia tradición porque piensan que el may pole es algo vulgar, cuando es todo lo contrario. Recalca que no podemos permitir que todos esos años de transmisión intergeneracional de esta celebración, desde nuestros abuelos, se trastoque. Nuestros ancestros hicieron una gran labor de mantener el may pole hasta nuestros días, nos toca ahora a nosotros seguir preservando a como es nuestro may pole, para esta nueva generación.

Si bien, el panorama no es alentador, los portadores culturales señalan que existen esfuerzos focalizados de familias creoles, que habitan en barrios identificados como tradicionalmente afrodescendientes, en realizar actividades de manera rotativa cada sábado del mes de mayo con la finalidad de visibilizar estos procesos.

La Iglesia Morava Creole, a través de las organizaciones de mujeres “king daugthers” y jóvenes “youth fellowship”, dan la bienvenida al mes de mayo con la venta de bebidas, postres y comidas tradicionales usualmente el famoso “chicken dinner”, “run down”, y postres hechos a base de arroz, yuca, quequisque, maíz, sin faltar los “journey cake”, “bon”, “guizzada”, “plaintain tart” y “light cake” y, el desarrollo de juegos tradicionales como el kitty ally (boliche), dominó y pozo de oro, siendo un lugar de referencia para la población porteña, donde comparten y pasan momentos alegres en familia y comunidad.

Estos espacios tienen una mayor aceptación y participación del pueblo creole ya que se observa mayor organización, cohesión y el significado de compartir y agradecer al Ser Supremo por la vida, la lluvia y todo lo que ello conlleva para nosotros como creoles.

V. Conclusiones

La festividad del may pole, como expresión cultural, tiene un significado simbólico para el pueblo creole. Representa el inicio de las lluvias y el surgimiento de los nuevos frutos que, sustentan nuestra vida donde festejamos y agradecemos al Ser Supremo y a nuestros ancestros por la reproducción, la cosecha.

En 1930 se comenzó a celebrar el palo de mayo en la ciudad de Bilwi, en el Caribe Norte de Nicaragua, en los patios de los barrios de la periferia donde habitaban las familias creoles. En la década de los setenta se introduce el may pole como parte de los bailes tradicionales y se conforma el primer grupo de baile en Puerto Cabezas, lo que permitió compartir nuestro baile tradicional en el ámbito local, regional, nacional e internacional.

Los portadores culturales creole identifican dos versiones del may pole: la conservadora y la liberal. La conservadora con un vestuario tradicional de vestidos largos, ritmo y movimiento ordenado, gastronomía tradicional e instrumentos musicales de la época y, la versión liberal que incorpora música, vestuario y gastronomía y bailes de carnaval acompañados de bandas musicales e integrantes de diferentes pueblos y comunidades

Hoy día, el may pole ha perdido su significado. De ser una festividad familiar y de barrio agradeciendo al Ser Supremo por la vida, por el inicio de la temporada lluviosa, a ser un carnaval multiétnico promovido por las instancias del gobierno gubernamentales y comerciantes, dejando de lado la participación activa y propositiva del pueblo creole.

Si bien, el panorama no es alentador existen esfuerzos focalizados de familias creoles y de la Iglesia Morava Central Creole para la promoción y revitalización del may pole. Para ello, se deben aunar esfuerzos para el rescate del verdadero significado de la festividad y la revitalización de la misma en los diferentes espacios privados y públicos.

VI. Recomendaciones

En aras de fortalecer la identidad colectiva del pueblo afrodescendiente de Bilwi es necesario trabajar de manera conjunta en la promoción y revitalización del may pole como parte de nuestro patrimonio cultural inmaterial. Ello implica continuar trabajando en articulación con las organizaciones afrodescendientes, Instituto Nicaragüense de Cultura, portadoras culturales, ancianos, bailarines legendarios del may pole y universidades regionales y otras personas interesadas en trabajar esta temática.

Desde URACCAN, continuar realizando foros académicos, diálogo de saberes y haceres e intercambios de experiencias con la comunidad universitaria, portadores culturales y pueblo creole con miras a promover y revitalizar sus prácticas tradicionales ancestrales, haciendo énfasis en la importancia de realizar dichas actividades en el mes de mayo, periodo establecido por nuestros ancestros y el pueblo creole, caso contrario perderá su significado y razón de ser. El traslape de estas festividades con actos de índole político, hace que pierda su riqueza cultural y legitimidad

Agradecimientos

Esta publicación obtuvo el financiamiento de El Fondo de Asistencia Internacional de los Estudiantes y Académicos Noruegos (SAIH).

VII. Lista de referencias

Bush, D., Martin, E., y Rigby, B. (2000). Los Creoles de Bilwi en el proceso de autonomía costeña. URACCAN, No publicado.

Halbwachs, M. (1994). Les cadres sociaux de la mémoire, París, Albin Michel citado en Giménez, Gilberto (2008) Cultura, identidad y memoria Materiales para una sociología de los procesos culturales en las franjas fronterizas, Frontera Norte, Vol. 21, Núm. 41, enero-junio de 2009, México.

Hodgson, J. (2020). Rescatando nuestra cultura-Rescuing our culture. URACCAN, Managua, Nicaragua.

Jhonson, A., Howard, S., Bent, K., Lee, D., y Williams, W. (2012). La memoria de nuestros ancestros es sagrada: cuaderno cultural creole 2. Colección Identidades y Patrimonio Cultural. Programa conjunto revitalización cultural y desarrollo productivo creativo en la costa Caribe de Nicaragua. UNESCO, San José. Primera Edición, Managua, Nicaragua.

URACCAN. (2017). Sendas para recrear nuestras experiencias con perspectiva intercultural de género. Managua, Nicaragua.

Notas de autor

[1] Técnico Superior en Desarrollo Integral. Coordinador del Instituto de Estudios y Promoción de la Autonomía de la Universidad de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe Nicaragüense (URACCAN), Recinto Universitario Bilwi
2] Máster en Estudios Indígenas. Directora Instituto de Estudios y Promoción de la Autonomía de la Universidad de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe Nicaragüense,Recinto Universitario Bilwi.

duhindo@yahoo.com

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