Mujeres, familia y trabajo en el sector floricultor de Sabana Centro ? Cundinamarca (Colombia)
Women, family and work in the flower´s sector of Sabana Centro ? Cundinamarca (Colombia)
Centro Sur
Grupo Compás, Ecuador
ISSN-e: 2600-5743
Periodicidad: Semestral
vol. 4, núm. 1, 2020
Recepción: 01 Febrero 2018
Aprobación: 25 Septiembre 2019
Resumen: El sector floricultor ha tomado relevancia en las dinámicas económicas de Sabana Centro, ya que el 34% de las flores de exportación se producen en la región. Con ello, las cifras de puestos de trabajo suben a un total de 67.000 aproximadamente, de ellos el 65% corresponden a mujeres cabeza de hogar. A raíz de ello, se pretendió con este trabajo dar cuenta de la relación entre mujeres, trabajo y familia, analizando las formas de desempeñarse en esos dos escenarios. Para ello se recolectaron relatos de vida de mujeres con más de diez años de trabajo en el sector. Como resultado pudo verse que las dinámicas laborales y los tiempos influyen en la relación producción y reproducción de la fuerza de trabajo, así como se mantiene una política laboral fundamentada en el cuidado. La palabra de ellas se vuelve una construcción del territorio, que juega entre los espacios públicos y privados de las mujeres de la región.
Palabras clave: Mujeres, sector de flores, Sabana centro, producción.
Abstract: The flower´s sector has taken relevance in the economic dynamics of Sabana Centro, because 34% of export flowers are produced there. With this, the number of jobs is approximately 67,000, and the 65% correspond to women head of household. This work intended to account for the relationship between women, work and family, analyzing the ways of performing in these two scenarios. For this, we collected life stories of women with more than ten years of work in the sector. As a result, it could be seen that labor dynamics and times influence the relationship between production and reproduction of the workforce, as well as maintaining a labor policy based on the category of care. Their word becomes a construction of the territory, which plays between the public and private spaces of women in the region.
Keywords: Women, flower's sector, Sabana centro, production.
INTRODUCCIÓN
Desde hace más de cuarenta años el sector floricultor colombiano ha tomado renombre a nivel internacional consiguiendo ser el segundo país en exportación de flores para el año 2013 (González Cárdenas, 2013, pág. 9), por tanto, la producción de estas ha crecido y junto a ello las empresas, la mano de obra requerida y la cantidad de tierras sembradas.
El incremento de todos estos factores desencadenó una explosión de puestos de trabajos en diferentes zonas del país. Las cifras varían según años y fuentes, así el censo realizado en 2009 por el DANE afirma que el 79% de las áreas cultivadas se encuentra en la Sabana de Bogotá (DANE, 2010, pág. 28), mientras que Asocolflores asigna un 68,9% a la región (Asocolflores, 13 de abril de 2015). Lo cierto es que en ambos casos más del cincuenta por ciento de la producción se encuentra en la Sabana de Bogotá.
En la actualidad, el sector floricultor tiene un número de 70.000 puesto de trabajos directos generados en Cundinamarca, de los cuales 15.400, correspondientes al 22%, se dan en Sabana Centro en los municipios de Gachancipá, Tocancipá, Nemocón, Cajicá, Tenjo (Asocolflores, 15 de octubre de 2019). Esto quiere decir que el 59% que corresponde al género femenino ocupan un total de 7.700 puestos, y junto a ellas, 7.700 familias que apoyan y son apoyadas mediante diferentes planes de Asocolflores, para la generación de fuerza productiva y reproductiva.
1.1. Desde la perspectiva teórica
El sistema capitalista ha estructurado sus sociedades para el correcto funcionamiento del mismo en torno a la industria. Por tanto, toda organización empresarial o sector industrial, se enfoca en la organización de su entorno:
?la organización tanto del espacio como del trabajo siguió la lógica de la producción, pero también estuvo influenciada por factores tales como las relaciones de poder, las jerarquías socio-ocupacionales y la composición étnica y de género, de los empresarios y de la población trabajadora? (Boto, 2016, pág. 41).
En el caso del sector de flores de Sabana Centro, la organización como elemento del sistema capitalista tiene su base en la producción, y esta depende de una ?producción de un tipo particular de trabajador- y, por tanto, de un tipo particular de familia, sexualidad y procreación? (Federici, 2018, pág. 30). Entran en juego una fuerza productiva y otra reproductiva, siendo esta última no solo la reproducción de obreros, sino de valores y estilos de vida en torno al sistema laboral, tarea asignada históricamente a las mujeres en la unidad social familiar.
La familia, como espacio de poder, adquiere una relevancia en la sociedad y junto a ella la misión social de las mujeres[1]. Particularmente en este país, a partir de 1958 el dominio de las instituciones modernas se impone en forma acelerada, pero sin dejar de coexistir con aspectos tradicionales incorporados y sostenidos (Melo, 1990, pág. 30). En ocasiones, esta contraposición se dio porque la iglesia asume el papel de esqueleto social apoyada en los valores sociales. Así, ?la familia constituye el entramado en torno al cual se sustentan los procesos de sucesión de la propiedad, del poder político, de la educación y del bienestar de los miembros de la comunidad? (Serrano y Miranda, 2014, pág. 118).
La unidad mínima social, es por tanto la mediadora entre los sujetos como individuos y su medio social (Gómez-Becerra, 2011, pág. 19). La función de la misma es mantener las macro estructuras desde su nivel micro. Por ello, desde 1948 la Declaración Universal de los Derechos Humanos la posiciona en su forma tradicional[2] como el elemento natural y fundamental de la sociedad. De repente, la familia se convierte en una zona de interés de las políticas y los discursos de la región. Sobre todo, porque las mujeres modifican sus deseos de tener hijos por sus condiciones económicas, el sistema laboral y otras vicisitudes que comienzan a regirse su vida.
el grupo familiar se constituye en una instancia donde se realizan buena parte de las actividades necesarias para la reproducción de la especie humana [?] en su seno se cumple el ciclo de reproducción biológica-, se socializan las nuevas generaciones, se ama y a través del amor, se adquiere el lenguaje y el universo simbólico, se construyen las primeras identidades, se satisface la alimentación, se generan las actividades de cuidado de quienes en un momento del ciclo vital no están en capacidad de atenderse por sí mismos. En fin, en los grupos familiares se ejerce el cuidado diario y sin éste, sería imposible que la sociedad se mantuviera (Puyana Villamizar, 2012, pág. 216).
De este modo, la cantidad de hijos también comienza a cambiar por el entorno, influyen en la decisión no solo las diferencias en la cultural sino también la organización social y familiar a nivel de las sociedades (Paz-Gómez, 2010, pág. 126). En el caso de Colombia los resultados obtenidos en las encuestas de 1976 demuestran que las generaciones nacidas en los años treinta manifiestan un deseo de 5,7 hijos en promedio, mientras que las generaciones nacidas en los cuarenta disminuyen a 4,6, y las nacidas en los cincuenta a 3,6. Actualmente, las familias tienen uno o dos hijos, siendo tres y cuatro excepciones.
El sistema económico, y junto a este el trabajo redefine la maternidad. La relación directa entre fecundidad y cultura, en la medida que esta última funciona como marco simbólico que teje en torno a la sexualidad la concepción de lo que es ?ser mujer? o ?ser hombre?, identifica que la maternidad ha sido y es una de las bases por las cual se construye la identidad de las mujeres y autoras como Espinosa, refieren a que las tradiciones culturales en las zonas rurales las hacen más fecundas; y que, a su vez, los niveles más bajos de la sociedad, tienden a una tasa de fecundidad superior (Espinosa, 2012, pág. 220).
El interés en la familia, se reafirmó en los discursos del género. Autoras como Betancourt (2014) determinan la representación de las mujeres durante el siglo XX. Para ello utilizó como base la novela romántica de Isaacs denominada ?María?. Betancourt afirma que el discurso principios de Siglo XX se basaron en las concepciones teológicas y religiosas del cristianismo que comprendía como natural la subordinación de las mujeres a los hombres. Este modelo social reafirmó la consolidación de la familia donde ?la mujer se vio cada vez más limitada como sujeto de derecho y coaccionada para actuar en pro del cumplimiento de los roles y deberes [?] que le trazaban? (Betancourt, 2014, pág. 114). Así, se menciona en el texto el discurso mariano, que consistía en la oposición de la Virgen María a la pecadora Eva, destacando la obediencia absoluta y la total castidad como ?deber ser? femenino.
En contraste a este discurso, Betancourt destaca la aparición del discurso ?amor cortés? que situaba a las mujeres ?en el centro de la escena, confiriéndoles el papel de objeto legítimo del deseo masculino? (pág. 115). La evolución de ambos discursos llevó a posicionar la maternidad como realización de las mujeres. El rol femenino, manifiesta la autora, se reafirma en estas obras como la de María y se ?centra en el cuidado amoroso y abnegado del hogar y, muy especialmente, en la función materna? (pág. 127) que, de manera adaptada, aún persiste en el imaginario social.
Así, los discursos en el ámbito educativo, se orientaron a la formación de las mujeres reafirmando en Colombia un imaginario de género que perdurará aún durante el Siglo XXI:
[para las mujeres] se propendió una educación laica, cuyo objetivo no era que conociera el humanismo [?]por lo contrario, lo que buscaba era capacitar a las mujeres para que desempeñaran ?más profesionalmente? su rol en el hogar (Suárez, 2014, pág. 37).
Cabe destacar que la educación como herramienta principal para la manutención de los discursos. Por ello, primero se presentó un discurso desde la ?educación doméstica? de las mujeres y luego, desde los años treinta en adelante, la ?educación para la mujer? en las instituciones. Así, el primer discurso que fue utilizado hasta el siglo XIX propone una educación primaria impartida a las mujeres, muchas veces en el mismo hogar, que corta sus relaciones sociales, y la establece dentro del marco de madre, esposa y ama de casa (Pedraza, 2011). Que, aunque en contextos más públicos como escuelas, se mantendría para las mujeres incluso nacidas en los primeros años del siglo XXI.
Así también, Suárez establece que los espacios laborales a los que pueden acceder las mujeres eran aquellos que le permitiera mantener su feminidad: costurera, maestras, voluntarias, etc. Durante mucho tiempo, la educación propuso una mujer cuya función, desde la economía doméstica, era crear buenos ciudadanos reafirmando el proyecto nación. Por su parte, otros discursos como el regenerativo promueven un ?deber ser caracterizado altamente por ser buenas representantes de su sexo ?femineidad-, el ser buena ama de casa, ser buena esposa y, por su puesto, ser una mujer casta y devota? (pág. 37).
Todos estos estereotipos del género, condicionarían aún en la actualidad el rol de las mujeres, que en su tarea reproductiva dedican los espacios de su esfera privada a ?reproducir las condiciones de posibilidad del ejercicio de la libertad del varón [?] Por tanto, el desarrollo del hombre en lo público puede realizarse en la medida que lo doméstico esté garantizado por la mujer? (Amorós citado por Bonaccorsi, 1999, pág. 86). Sin embargo, el acceso de las mujeres a trabajo asalariado replantea los tiempos entre reproducción y producción.
Condicionadas por los discursos previos, las mujeres asumen una doble jornada: mientras salen al mercado laboral, mantiene su rol en el hogar en la reproducción de la fuerza productiva, velando por el desarrollo de sus compañeros de vida. ?Se dedican a la reproducción de sus familias sin importar el valor que el mercado les asigne a sus vidas, valorizando su existencia y reproduciéndose para su propio bien? (Federici, 2018, pág. 25). Aún aquellas que ingresan al sector empresarial, mantienen su función social y cultural firme.
En ese marco, toma relevancia el trabajo doméstico ya que este remite a las actividades que se realizan en el hogar, con o sin remuneración. El trabajo doméstico asalariado, no fue reconocido en Colombia sino hasta 1946, pero recién hasta 1988 se hizo obligatorio el seguro de estas trabajadoras. Además, ?conforme la participación de las mujeres en el trabajo asalariado [empresarial] aumenta inmensamente [?] grandes cantidades de trabajo doméstico se extraen del hogar y se reorganizan sobre bases mercantiles mediante el virtual boom de la industria de los servicios? (Federici, 2018, p. 41).
Todo lo anterior ha hecho que crecieran enormemente las mujeres trabajadoras fuera de sus propios hogares. Esto sumado al incremento de las familias monoparentales, provocaron alteraciones aún más fuertes en la familia tradicional por la reasignación de tiempos (Gabini, 2017). Y es que múltiples estudios han demostrado que la relación trabajo-familia se afectan mutuamente ya sea porque el trabajo interfiere con las actividades familiares o viceversa (Noor, 2004; McNall, Masuda y Nicklin, 2010 citado por Jiménez-Figueroa, 2014, pág. 294). Es el trabajo doméstico, dentro de la unidad social mínima, en cualquiera de sus formas, el que ?reproduce las relaciones de dominación y constituye el principal escenario de violencia contra las mujeres desde los niveles de maltrato físico, psicológico y sexual? (Gómez, 2011, pág. 20).
Comprendiendo esto surge el siguiente interrogante: ¿cómo ha sido la dinámica entre trabajo y familia para las mujeres del sector floricultor en Sabana Centro?
Materiales y Métodos
Este trabajo tuvo un enfoque cualitativo que permitió a la muestra poblacional ser partícipe en la construcción de la herramienta. Para ello participaron cinco mujeres que actualmente se desempeñan en empresas del sector floricultor de Sabana Centro, encontrándose entre los 30 y 40 años de edad, por tanto, en su etapa productiva y reproductiva. Por otro lado, todas ellas se desempeñan en el área de cultivo hace más de diez años. Junto a ellas se realizaron relatos de vida que permitieron identificar cuáles fueron las formas de habitar el mundo desarrollado por estas mujeres en la relación trabajo asalariado, familia y hogar.
Los relatos de vida se consideran narraciones sobre el hecho que se propone, estos se obtuvieron mediante una metodología de historia oral temática; es decir, que a través de entrevistas semidirigidas se propuso el tema, dejando fluir la información. La selección de esta metodología basó en su característica de ser directa, en la medida que el sujeto de investigación es una fuente viva, por lo que es menester la coparticipación de este, y la memoria asume el eje central (Aceves-Lozano, 1998, pág. 219). La memoria y el relato, es entonces la mirada personal de quien lo vive, y no una interpretación del investigador de manera aislada.
El análisis se realizó mediante la construcción de la identidad social propuesta por Kossoy (2009). En su investigación la autora analiza la ?identidad social como un espacio de lucha simbólica entre las identidades heredadas y atribuidas socialmente y las reivindicadas? (pág. 3-4) en este caso por las mujeres. Alejándola de la identidad colectiva que se gesta en la pertenencia a un grupo, la identidad social se enfoca en la forma en que reivindicamos y construimos nuestra propia identidad. Así, aunque las individualidades se vuelvan diversas, la identidad social propone la existencia de puntos de encuentro en individuos similares como ?mujeres campesinas?, ?trabajadoras informales?, sin que estas se comprendan en un colectivo como lo harían las mujeres pertenecientes a un sindicato.
Kossoy propone un análisis de tres ámbitos de socialización: escolar, laboral y familiar (pág. 4). Si bien la autora propone el ámbito escolar, esto se hace porque la investigación responde a jóvenes que aún se desempeñan en el ámbito escolar. Para esta investigación se quitará ese aspecto ya que no todas las mujeres concluyen la educación obligatoria secundaria. De esa forma se irán presentando los relatos según los siguientes apartados: Identidad heredada, Identidad atribuida e identidad reivindicada. Antes de iniciar para salvaguardar los nombres de las personas participantes se usarán un número para cada una de ellas. Por tanto, se hablará de Mujer del 1 al 5.
Resultados
Los siguientes apartados refieren a las distintas identidades que se presentan en las sujetos de estudios. La identidad heredada refiere a las formas de vivir que desarrollaron las mujeres de las generaciones anteriores en sus familias, con ello las mujeres aprendieron a vivir y ver su vida. Por otro lado, la identidad atribuida, es un repaso de los discursos educativos que condicionan a las mujeres a lo largo del Siglo XX, vigentes aún en el siglo XXI en los imaginarios sociales. Finalmente, la identidad reivindicada refiere a las formas de habitar el mundo que desarrollaron las cinco mujeres en la relación trabajo-familia.
Identidad heredada
La identidad heredada repasa la composición familiar de cada una de las mujeres que trabajaron en esta investigación, así como los espacios de desempeño laboral de sus madres y sus padres, y los roles de cada uno de ellos en el hogar. De modo que se puedan observar los ejemplos que guiaron sus vidas.
Así, las familias se encontraron compuesta por un promedio de 7 personas. De las cinco mujeres solo dos tuvieron padres presentes, las tres restantes afirman no haber vivido en la misma casa, o en su defecto, no haber tenido relación con ellos. En estos casos, las madres dedicaron su tiempo a conseguir el sustento económico, mientras las hijas asumían las tareas del hogar.
Mamá siempre salía temprano a trabajar en las flores, era más difícil porque era más lejos, se demoraba mucho en llegar, salía temprano de la casa y volvía tarde, a mí y a mi hermana nos tocaba alistar el desayuno y ayudarle con los más chicos (Mujer 1)
La mujer 1 detalla la composición familiar de la siguiente manera: Madre sola, padre ausente. No solo no vivía en la misma casa, sino que al nacer el último hijo se muda al departamento de Boyacá iniciando una nueva familia. En total son cinco hermanos, siendo las dos primeras mujeres y los tres últimos varones. La diferencia de edad entre las dos primeras y los hombres es de cinco años, por lo que cuando nace el último varón, ambas niñas se encontraban en edad de seis y siete años pudiendo realizar actividades de apoyo en el hogar. Identifica la presencia de la abuela materna como sostén de la familia, ella era quien se quedaba con los chicos más pequeños mientras las niñas asistían a la escuela.
Por su lado, la mujer 2 habla de una familia más extensa: Cinco hermanos, dos hermanas, padre y madre. Mientras el padre se dedica a trabajar como maestro de obra, la madre se encarga del hogar con todo lo que ello incluye. Los ocho hermanos se llevan en promedio un año y medio entre cada uno, lo que hace que sean seguidos. Siendo la sexta hija, la mujer 2 recuerda la asignación de actividades para cada uno de los hermanos.
En la casa todos hacían algo, todos hacíamos nuestras camas y arreglábamos la ropa de la escuela, tocaba cuidar y lavar cada uno su ropa, todos ayudábamos en eso, mamá no salía de casa, papá trabajaba seguido, dependía del trabajo, a veces le llevábamos el almuerzo, cuando era lejos mamá se lo llevaba y nosotros volvíamos de la escuela y hacer la tarea (mujer2)
La mujer 3, por su parte, relata una familia compuesta por tres mujeres y un hombre. El padre vivía en otro hogar, pero los visitaba y ayudaba a la madre. Este apoyo contribuyó a que la madre trabajara en la plaza de mercado ayudando en un restaurante solo por la mañana, y a la tarde los esperara a todos para ayudarlos con las tareas. Algunas hijas la acompañaban o se quedaban en la casa para ayudar con las tareas. Aclara ante esto:
las mujeres, porque mi hermano no hacía nada, se dedicaba a salir con los amigos, mientras que nosotras nos turnábamos ayudar a la abuela con la cocina y hacer aseo en la casa, y la ropa, tocaba hacer todo. A mí me gustaba ayudar mucho en la cocina, y por eso me iba con mi mamá a trabajar que, a pelar papa, que poner a hervir, y todo para ayudarla y que sea más fácil. Ella hacía el caldo del desayuno y enseguida empezábamos a hacer el almuerzo, a las diez y media ya servíamos el almuerzo, eso olía bueno (mujer 3)
La mujer 4 tiene solo madre y cuatro hermanos. Su madre quedó viuda cuando el menor tenía tres años de edad, se dedicó a realizar actividades de aseo en casas de familias.
En esa época no era como ahora que uno trabaja por días, mi mamá trabajaba con una familia todo el día. Me llevaba con ella cuando era pequeña y yo le ayudaba, como era la pequeñita de la casa, me llevaba con ella, la señora de la casa me tenía cariño, me querían mucho, y me consentían. Ahí mi mami trabajó como quince años hasta que se retiró, cuando empecé la escuela yo dejé de ir (mujer 4).
Además, refiere a la asignación de tareas que adquiere en el hogar comparado con sus hermanos. Remite a la diferencia que se hacía por parte de su madre respecto a lo que un hombre debe hacer y una mujer puede hacer. Mientras que ella era confinada a espacios privados como el hogar, los hermanos tenían la libertad de salir de la casa ?sin tantas explicaciones?, afirma.
Conmigo siempre era que hay que hacer cosas bien, que las niñas no deben salir y tenía razón, porque empecé a salir y quedé embarazada al poquito tiempo, una sabía cómo era eso, pero sin saber cómo cuidarse y le dicen cositas bonitas y una se emociona, y bueno, ahí empecé con el primero (mujer 4)
La última mujer (5) creció con ambos padres vivos y compartiendo el hogar con ellos, junto a sus dos hermanos menores y su hermana mayor. Ambos padres trabajaban, el padre se dedica a oficios varios dentro del hogar: carpintería, ebanistería, arreglos, lo que conoce como ?detodero?, dice ella. Su madre teje para la familia y para vender afuera del hogar: ?ropa, carpetas, manteles, edredones, todo eso hacía ella? afirma. Ella y sus hermanos asistieron a la escuela primaria.
Como observaciones generales se establece que las cinco mujeres tuvieron a su madre presente, mientras que solo dos al padre. Aunque las causas de las ausencias son diversas, prima el abandono del hogar. En el caso en que el padre se encontraba ausente, las madres se vieron en la obligación de salir a trabajar, mientras que al encontrarse el hombre como soporte económico las mujeres pudieron quedarse en el hogar, siendo el trabajo una elección.
Un factor que surge en los relatos fue el apoyo en las actividades del hogar por parte de la generación anterior de mujeres, es decir, aparece como pilar de las familias la abuela, materna o paterna. Las mujeres asumían el cuidado del hogar para que sus hijas o nueras pudieran salir en determinadas ocasiones para conseguir dinero, y no tener que pagar para que alguien mirara a sus hijos.
Como última observación, es coincidente que las actividades del hogar recaían también en las niñas antes que en los niños. Todos debían colaborar con las actividades del hogar como cocina, aseo, etc. pero se puede establecer que se asignaba principalmente a las niñas, antes que, a los hombres, teniendo estos más libertades de acción respecto a las obligaciones y tiempos libres.
Identidad atribuida
La identidad atribuida se realizó con una revisión del discurso educativo a lo largo del siglo XX, específicamente en las décadas de los años 20 al 60. Las décadas posteriores, no realizan una diferenciación, sino que mantienen una unificación del discurso de las mujeres en el genérico de ?niños?, ?jóvenes? y ?trabajadores?. Así, mediante un análisis cuantitativo conceptual el discurso avanza de la siguiente manera.
Mientras en los inicios la relación del término ?niñas? se ligaba a la economía doméstica, oficios domésticos y costura; el término ?mujeres? era reconocido con su acompañamiento ?independientes?, ?casadas?, ?profesión u oficio?, ?respeto? (como característica propia de ellas) y ?madres? siendo los últimos dos los más repetidos, mientras que la independencia solo se menciona una vez y como un anhelo de las jóvenes. Con el avance del tiempo, la palabra ?mujer? se enfoca en la relación a lo femenino en múltiples ocasiones, continúa vigente el término ?casada?, y se menciona ?cuidado?, ?hogar? y ?madre?. Ya no enfocados en la maternidad o la economía doméstica desde lo funcional, sino en las características femeninas desde lo natural.
El siguiente cambio es que la palabra ?hogar?, que se repite más de quince veces en las legislaciones de los cuarenta, se asocia con ?las mujeres?. Lo acompañan además la ?economía doméstica?, la ?estética? y el ?trabajo?. El trabajo, pese a los avances laborales del contexto, comience a aparecer en esos términos, y no como manualidades y oficio recién para este tiempo. Se continúa con las palabras como ?madres?, pero se agregan características propias como ?orden?, ?debilidad física?, ?cocina?, ?entusiasmo? y, finalmente, ?igualdad?, término que se emplea una vez, para referir a los beneficios educativos.
La década siguiente se modifica completamente ya aparecen lo términos ?sufragio?, ?elegir?, ?cédula?, ?Universidad?, ?profesionales? y ?Servicio social? (entendido este como una extensión del cuidado). Finalmente, la ausencia de la distinción entre hombres y mujeres, agrupados bajos los genéricos comienza a plantear la igualdad antes mencionada, aunque aún no lograda.
A lo largo del recorrido se pasa por diferentes etapas del discurso de la mujer. Mientras en los años veinte se presentaba a las mujeres en el hogar, y se les exigía un desempeño ejemplar. También se comenzaba a pensar en ella como un apoyo económico, ligado a las labores manuales, tejidos, entre otras artes. Sobre todo, la costura fue una de las enseñanzas más posicionadas. Con ello, se buscaba que las mujeres dirigieran el hogar, al tiempo que aprendieran también oficios y actividades industriales.
La década de los treinta abre sus puertas con la ?Educación para la mujer? con especial énfasis en la función social de las mujeres en el cuidado de los otros. Desde el hogar ellas serán las encargadas de velar por el bienestar de los hijos, en la escuela, las que puedan formarse serán las encargadas de formar a las demás mujeres en la función social, enseñándoles las habilidades ?profesionales y femeninas? y, además, las mujeres comenzarán a encargarse de aquellos desvalidos no solo los bebés, sino también lo que en esa época se llamaban, ciego y anormales. Es claro que el hogar abre sus puertas para las mujeres, pero la línea sobre lo privado y lo público es aquí más difusa. Si cuidar de los hijos era su actividad, ¿cómo no podría también cuidar de otros que no pueden hacerlo por sí mismos?
Los cuarenta traen consigo la reafirmación de las relaciones mujeres-hogar, mujeres-trabajo y mujeres-cuidado. De alguna manera, logran entremezclar de modo que las mujeres campesinas, además de llevar el hogar contribuyen al trabajo, y así al cuidado no sólo de ellas y sus familias, sino de la sociedad de su entorno. Por ello, las tareas de enseñanza en los institutos técnicos las restringían a la cocina y talleres manuales como bordados o tejidos, para que pudieran extender esas actividades de sus casas hacia afuera.
Por otro lado, esta década presenta una función social y cultural desde el hogar en todas las clases sociales. Pero, aunque saben que se vienen abriendo nuevos campos de desempeño a las mujeres como los Institutos, lo cierto es que se considera un desperdicio brindar ese saber a una mujer que debe aspirar al matrimonio y la maternidad. Incluso lo afirman como la única carrera posible y realista para las mujeres de la época, y justifican que no se debe ?olvidar su función social?.
La década de los cincuenta cambia rotundamente la imagen de las mujeres. Luego de idas y venidas se obtiene el voto, se crea la Universidad Pedagógica Femenina, y participan del plebiscito de 1957. Las mujeres tienen ahora la oportunidad de obtener sus cédulas. Las ganancias civiles son considerables porque no solo pueden elegir, sino ejercer cargos, pero lo segundo es un beneficio para unas pocas en la época. Ahora, abriendo las puertas de las mujeres necesitaba, al igual que los hombres lo hacían con el servicio militar, reglamentarse la obligatoriedad de ejercer el cuidado de los otros en algún momento de sus vidas, y por ello, la creación del Servicio Cívico Obligatorio, por un lado, se comprende el provecho que este tiene frente a la situación del país, pero por otro, puede entenderse como un castigo a la ganancia de un reconocimiento civil.
La década de los sesenta elimina la diferenciación en las leyes, no del todo, pero recaen en niños, el genérico de niñas y niñas, y así en todas las generalizaciones como ?hombres?, ?trabajadores? y etc. Pero lo llamativo de esta época son las siguientes cosas: 1 ? el valor que se le otorga a la mujer casada frente a las demás mujeres, 2- que, a pesar de los avances de la libertad femenina, la promesa de matrimonio por parte de un hombre es igual a un acto doloso, 3- que la línea de lo público y lo privado se propone como existente, pero en ambos casos las mujeres deben responder por ellos.
Si bien puede establecerse ciertos cambios y altibajos sobre algunos temas en particular, el discurso se mantiene de manera constante. Las mujeres son las encargadas del hogar, pueden trabajar y deben contribuir con el sostenimiento del hogar, pero sin dejar por otro lado, la estética, el orden y lo femenino. Así, mientras las mujeres son condicionadas a la maternidad y al matrimonio como su función social, la amplitud de su instinto maternal a los espacios sociales deja en evidencia que no sólo la unidad básica es su espacio de acción, sino que las escuelas, los hospitales, y otros espacios de cuidado se vuelven importantes para ellas.
Identidad reivindicada
La identidad reivindicada recoge aquellos relatos respecto a las formas en que manejan los tiempos las mujeres que trabajan en el sector de flores. Todas ellas coinciden en las largas jornadas laborales de 8 horas durante todo el año y de 12 horas en época de temporadas, dejando su familia, hijos pequeños, durante mucho tiempo, más del que quisieran. Al mencionar las causas que las llevan a adquirir este trabajo se puede generalizar en la ausencia de estudios requeridos y la oferta constante, mientras que otros tipos de trabajos son más cerrados con pocos cargos, las flores abren convocatorias con mayor frecuencia sobre todo cuando es temporada de cosecha.
Yo empecé en flores hace quince años, tenía mis niñas pequeñitas y el taller [donde trabajaba su marido] tenía problemas y necesitábamos el dinero, entonces una vecina me dijo que necesitaban gente en la empresa y yo fui y me preguntaron que sabía hacer, aprender, le dije. Y ahí empecé, primero en una y después me pasé a otra porque eran mejores condiciones (mujer 1)
Con dos hijas pequeñas, la mujer 1 recuerda la razón que la llevó a buscar trabajo en el sector de flores. Recuerda que no terminó la secundaria porque quedó embarazada de su primera hija a los 15, y luego tuvo la segunda a los 18. Una complicación en el segundo embarazo hizo que le ligaran las trompas durante la cesárea: ?y fue mejor, en ese momento uno no sabía lo que hay para cuidarse, mejor solo dos niños y ya? afirma.
Al principio a mi mamá le dio muy duro, eso me dijo que la iba a matar por tener niñas jovencita, pero después vio que se hacía difícil la situación y me ayudó, yo ya vivía con mi marido cuando empecé a trabajar y entonces iba y se las dejaba en la casa a ella y ella me ayudaba, hasta cuando empezaron el colegio, ellas le dicen mami (mujer 1)
Pese a la ayuda recibida, la mujer 1 afirma haber tenido que levantarse muy temprano para alistar a las niñas. Se encargaba de despertarse, preparar el desayuno y la comida, arreglaba el hogar, despertaba a las niñas y las llevaba a casa de su madre. Por la tarde ?llegaba a hacer oficio?. Esa dinámica la mantuvo hasta que las niñas fueron lo suficientemente grandes para colaborar con las actividades del hogar. En la actualidad manejan un plan de tareas, una cocina el almuerzo y las dos ayudan con mantener la casa, lavar loza y ropa. El padre contribuye con la cocina en algunas ocasiones. De modo que, se mantiene el género en la asignación de tareas, aunque comienza a verse la contribución del hombre en espacios privados.
En cuanto al trabajo, la mujer 1 afirma que ha pasado por todas las áreas, pero lo que más disfruta es el trabajo de recolección. A pesar de las condiciones laborales en ambiente exterior, afirma que en esos espacios se comparte mucho con las compañeras, lo que le da mucha ?energía?, porque ?se cuentan cosas? dice. Sus compañeras de trabajo se vuelven amigas después de muchos años de compartir, al punto que en ocasiones se ven por fuera del trabajo ?como si fueran parte de la familia de uno?.
Eso hablamos mucho de las niñas en el trabajo, porque uno llega a contar lo que ha vivido y si la china aprobó una materia, si se peleó con el novio, eso nos contamos todo, porque todas tenemos hijas como de la misma edad, y cuando una resulta embarazada la acompañamos para que no sea tan pesado el trabajo, eso es duro, pero las compañeras ayudan mucho (mujer 1)
En el caso de la mujer 2, la familia se compone por el marido, dos niños y una niña de 8, 6 y 3 años respectivamente. Ella se desempeña en flores hace 11 años, aunque anteriormente se dedicaba al asea de casas de familia, ?pero eso era muy pesado?.
En las casas uno no tenía nada de eso de la pensión ni nada, eso uno iba por lo del día, entonces la empresa me da esas cosas y es mejor, así si uno se enferma puede ir al hospital y lo atienden y no le cobran, aunque los chicos han sido sanitos uno nunca sabe cuándo necesite que lo atiendan, yo fui allá y me presenté allá y me dijeron que estuviera pendiente y cuando entré ya no quise salirme (mujer 2)
Al contrario que con la mujer 1, ella no llega al trabajo después de tener los hijos. La mujer 2 conoce a su pareja en la empresa, y cuando él se retira a trabajar en una empresa de lácteos, deciden formar un hogar. Viviendo juntos ella no quedaba embarazada.
Yo quería porque tengo muchos hermanos y eso todos ya tenían hijos y yo nada. Y nosotros buscamos, y le rezaba a diosito que me diera un hijo, yo tenía 23 y nada, y un día, me acuerdo, que me bajó una poquita sangre y me sentía rara, y fui al médico y me dijo ?eso lo que está es embarazada?, yo no le creía porque tanto tiempo y nada, pero después se me empezó a ver la barriga, y fui al ginecólogo cuando la barriga se me infló, eso en la empresa me decían que un embarazo corto porque como a los seis meses recién se enteraron.
La corta edad de sus hijos hace que en la actualidad la demanda sea grande ya que está encargada de las actividades de la casa como el oficio, el cuidado de los niños. ?El papá me ayuda, pero a los chicos les gusta es estar conmigo? afirma. Por ello, ambos alistan a los niños en la mañana, pero ella los lleva a la casa de una vecina que los cuida durante el día mientras no están en la escuela.
ahí les dan el almuerzo y les ayudan con las tareas, cuando llego solo es bañarlos y dejar todo listo para darles comida, que vean un ratito televisión mientras yo alisto el almuerzo del otro día, porque llevo para comer cuando hay tiempo y a descansar, uno no hace mucho en el día, por ahí a veces tomamos una pola con los vecinos, pero eso no da tiempo (mujer 2)
Respecto a las actividades en el trabajo ella relata un día en la empresa como rutinario. Llega, a veces asiste a actividades informativas y cada uno después va a lugar de trabajo. ?Eso uno sabe que tiene que hacer una cantidad de cosas y lo hace?, afirma. Menciona que la jornada de ocho horas es larga, pero ayuda la hora de descanso que dan para el almuerzo.
a veces en vez de ir y almorzar en el comedor, yo llevo mi coquita y como con otras de las chicas en el pasto y tomamos sol, eso cuando hay sol, porque cuando hace frío si toca ir adentro y eso es lleno de gente, yo en el trabajo poco con los demás, uno hace amigos, pero es que se van, no trabajan mucho, a veces llegan y se van y llegan puro chinitas algunas y eso no me gusta a mi mucho
La familia de la mujer 3 se encuentra compuesta por su hijo de trece años y ella. Su ex pareja responde económicamente por el niño, pero no vive con ellos en el hogar.
Yo comencé a trabajar acá porque me quedé sola con el niño y necesitaba para comer. Los chicos demandan muchas cosas y a una le gusta tener para comprarle cositas, el papá me da algo para lo del niño, pero no me alcanzaba, asiqué me puse a buscar y me salió esto y aquí comencé a ahorrar mientras se podía y fui haciendo cositas para darle lo que necesitaba (mujer 3)
Cuenta que salió de casa de su madre porque se enamoró de quien no debía. Y pese a las advertencias, prosiguió con el noviazgo con alguien que después resultaría tener otra familia.
Yo pensé en volver con mi mamá pero me daba pena admitirles que me había equivocado y encima llegarles con un niño, porque yo no soy de aquí, mis papás ni sabían que había quedado embarazada
La situación económica y la soledad de encontrarse en un lugar nuevo, la llevaron a comenzar a trabajar en el sector floricultor aceptando las condiciones que la empresa planteara. Al principio se presentaban contratos temporales, en sus momentos libres, trabajaba vendiendo tintos en una cafetería cerca de la terminal.
El bebé me tocaba dejarlo con la señora que me arrendaba el cuarto y le pagaba, asique me tocaba conseguir lo del cuarto y lo del niño, pero ella me lo cuidaba bien y no tenía que sacarlo de la casa. Cuando pude irme a una casa para mi sola me sentí como, no sé, toda feliz, porque me decía que yo podía. Al principio era difícil porque el niño ya más grandecito se tenía que quedar solo cuando yo trabajaba, después vino una hermana a vivir conmigo un tiempo para ayudarme y salirse de por allá. [?] no, yo no volví nunca por lo de mi mamá (mujer 3)
La mujer 3 relata su día a día en la empresa como algo que se hace natural. Afirma que se acostumbró al ritmo de trabajo y que sabe la seguridad que le brinda este empleo. Pese al esfuerzo que demanda tener largas horas bajo el sol, cuando salen siempre le queda tiempo de salir a dar un paseo con su hijo, haciendo que el trabajo sea más beneficioso que perjudicial para su familia.
Uno aprende mucho a querer lo que tiene cuando está desesperada, a mí me tocó, pero en el campo es que uno encuentra a los amigos y se ríe, y disfruta uno, a veces es cansado pero se maneja con un poquito de paciencia y saber que hay épocas más difíciles y otras más fáciles (mujer 3).
Por su parte, la mujer 4 habla de las condiciones en la que llega a la empresa. Para ella nunca fue una opción seguir el trabajo de su madre de aseo en casas de familia, buscó primero trabajo en empresas, pero su hermano comenzó en el sector floricultor, y la llevó para que pudiera contribuir con la economía familiar. A los veintidós años de edad quedó embarazada de su única hija que hoy tiene dieciséis años de edad. Por ser madre soltera, y con la ayuda que me brindaba su madre para el cuidado de la niña, nunca salió de la casa, pero se hizo cargo de la misma. Aunque uno de sus hermanos aún vive allí, ella responde por la economía del hogar.
Él no ayuda mucho, le gusta es tomar con los amigos y se olvida que tiene que traer para la casa. Además, se le va en mandarle dinero a los hijos que dejó por allá en la costa, y bueno, nosotras no necesitamos es mucho porque la casa es de mamá que cobra su pensionsita y entonces yo tengo lo que gano para la educación de la niña y las cosas del hogar (mujer 4).
Al hablar de sus actividades en el hogar manifiesta no ser la encargada de lo mismo. Tanto su hija como su madre contribuyen con las actividades, por lo que ?yo llego a descansar casi siempre?, afirma. Sus actividades en el hogar se reducen a ordenar su cuarto diariamente y poner a funcionar la lavadora dos veces a la semana.
Vivimos en una casa de mujeres, mis hermanos todos se fueron y yo me quedé con mi mamá que la artritis le está haciendo daño y cada vez le cuesta más moverse y hacer cosas. La acompaño y ella me acompaña a mi y a mi hija, las dos se quieren mucho, vivieron juntas desde que nació y ella también le dice mami a mi mamá
En cuanto al trabajo ella identifica un espacio de desarrollo personal para el crecimiento de su hija.
Yo llevo doce años trabajando en esto, aunque he dejado algunas temporadas por la enfermedad de mi mamá, pero vuelvo a tomar. Ahora quiero que la niña termine los estudios para poder buscar algo que no me tenga tan lejos de la casa. [?] amistades uno hace mucho acá en el trabajo porque entre el viaje para llegar y el tiempo que pasa uno metido aquí termina haciendo grandes amistades. Yo bauticé a mi hija grande y la madrina fue una compañera con la que todavía nos encontramos temprano para ir a la empresa, y eso charlamos en todo el viaje como si no nos viéramos, una nunca se aburre ahí, ahí pasa una casi todo el día (mujer 4).
Finalmente, la mujer 5 relaciona más las dinámicas familiares con el trabajo. Refiere a la empresa como un espacio de construcción familiar por las actividades que organizan, y el acompañamiento que recibe por parte de las superiores respecto a sus hijos.
A mi las flores me dan una paz de poder hacer las cosas bien y responder en mi casa por mis hijos, después de todo ellos son la razon que me hacen levantar cada día. Siempre trabajé aquí en la misma empresa, y aunque a veces a uno le parece poquito sueldo lo que se cobra pagan a tiempo y siempre lo tienen a uno en cuenta para cosas extras. Yo siempre traigo a mi marido y a mis hijos a las actividades que nos organizan, ellos también han venido a ver en qué trabajo yo y conocen, ellos también son parte de esto (mujer 5)
La última familia abordada consta de los dos padres y dos hijos varones de nueve y seis años de edad. Mientras que la mujer trabaja en el sector floricultor él trabaja en una panadería en el barrio. En este caso, el cuidado de los niños, mientras no están en la escuela, recae sobre la suegra de la mujer, que además de ayudarle en ello colabora con las actividades de la casa.
Nosotros hacemos todo juntos, si él tiene que salir temprano yo lo ayudo, y si yo tengo que quedarme más tiempo él me ayuda y así, no nos fijamos si uno hace más o menos, solo nos ayudamos. Nos gusta pasar el tiempo que tenemos libre juntos y salimos mucho a caminar los fines de semana, cuando se puede. Él es el mejor compañero que me dio la vida, él y mi familia que también me ayudan mucho cuando se necesita algo (mujer 5)
En sus palabras se identifican los tiempos del trabajo y cómo la familia se acomoda a los mismos. Cuando menciona ?si yo tengo que quedarme más tiempo? hace referencia a situaciones laborales en temporadas de cosechas, por lo que toda la familia se ve condicionada en su funcionamiento por los tiempos laborales.
Como cierre de los obtenido puede presentarse similitudes y diferencias que permiten comprender las dinámicas entre trabajo y hogar de estas mujeres. Todas ellas llegan a las flores por necesidad de dinero, y por los bajos requisitos para el ingreso. Aunque algunas concluyeron la secundaria, ninguna de ellas realizó estudios superiores que les permitieran aspirar a cargos de oficina, siendo la floricultura una salida rápida y duradera.
Todas ellas llevan más de una década en el trabajo, y aunque tienen períodos de intermitencia, siempre vuelven destacando las oportunidades de prestaciones de servicio, actividades extra, ayuda con el transporte y un considerable acompañamiento por parte de las empresas cuando necesitan tiempo para cuidar de sus hijos por enfermedad. Adicional, las mujeres reciben ayuda en el hogar, aunque en mayor medida se da por el género femenino, la redistribución se menciona en ocasiones al hombre que colabora. Sin embargo, resulta principal la presencia de las madres o suegras para el apoyo y cuidado de niños.
Si bien los cinco relatos amplían el panorama, paralelamente se realizaron unos cuestionarios breves a doscientas treinta y cuatro mujeres que laboran en flores para poder contrastar la información obtenida. De las cinco mujeres que trabajaron el relato el 60% afirmaba mantener una familia tradicional, esto se reafirma con el 65% de la muestra total que aún se mantiene casada, mientras que un 23% se encuentra separados y el 12% restante se presenta como familias monoparentales, es decir, las mujeres son madres cabezas de hogar.
Discusión
Los resultados obtenidos han permitido evidenciar que el sector floricultor se abre como una oportunidad para las mujeres que precisan salidas rápidas sin demasiada preparación. En los cinco casos obtenidos, esta no fue la única opción, pero si la más inmediata que permitió corresponder con su función social atribuida mediante los discursos educativos a lo largo del Siglo XX y aún vigentes en el Siglo XXI. De este modo, las mujeres como fuerza productiva se mantienen vigentes, volviéndose en ocasiones los pilares económicos de su hogar.
Por otro lado, la maternidad que ha sido uno de los elementos primordiales del discurso del género femenino, es una realidad en todos los casos. Las cinco mujeres tienen hijos, con un promedio de dos por familia. En contraste a las generaciones anteriores que variaban de 6 a 4 hijos, las mujeres nacidas en la década de los ochenta prefieren tener menos por las demandas económicas y la carga de trabajo que un hijo representa. De este modo se reafirma que, la mujer como fuerza reproductiva aún se encuentra vigente para la procreación inspirada en el discurso mariano propuesto por Betancourt.
Respecto a la asignación del trabajo doméstico al género femenino en la mayoría de los casos plantea un papel intergeneracional mantenido. Así como las suegras y abuelas son las que contribuyen al cuidado de niños y en el hogar, son también las hijas de estas mujeres quienes se encargan de las tareas. Por ello, el trabajo doméstico no remunerado es una asignación casi exclusiva de las mujeres de todas las generaciones, encargadas de mantener aseado el hogar y trabajar por el cuidado de los niños. De este modo, la doble jornada se encuentra vigente en la mayoría de los casos, aunque se identifica la ?ayuda? de los hombres en algunas de las actividades del hogar.
Esto se ve principalmente en la comparación de la identidad heredada, que las posicionaba como hijas y hermanas en las actividades del hogar. Se reafirma en la identidad atribuida cuando se menciona su función cultural dentro del mismo para mantener un hogar y se evidencia en la identidad reivindicada al asignar estas tareas a mujeres. Así, tal como lo relata Federici, mientras las mujeres se abren espacios laborales, demandan que madres, vecinas, asuman las actividades en el hogar, generando el crecimiento de la industria de los servicios, aunque no siempre de manera formal.
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Notas