Artículos
Recepción: 13 Abril 2022
Aprobación: 28 Junio 2022
Resumen: INTRODUCCIÓN. En época de post pandemia los voluntarios han jugado un rol importante en la atención humanitaria OBJETIVO. Analizar la relación entre la inteligencia emocional, los niveles de ansiedad y el miedo al coronavirus. MÉTODO. Se realizó un enfoque cuantitativo de alcance correlacional, diseño no- experimental y corte transversal, en una muestra de voluntarios de una organización humanitaria, siendo la muestra de 120 participantes. Se aplicó el test Trait Meta-Mood Scale (TMMS-24), la escala de Ansiedad de Hamilton y la escala de miedo al sars-cov-2 (FCV-19S). RESULTADOS. Reflejaron que a mayor ansiedad existen menores niveles de comprensión y regulación de los estados emocionales, y a mayor miedo al coronavirus se presenta mayor atención a las emociones. En las dimensiones de inteligencia emocional, atención y regulación emocional se encuentran a nivel medio, mientras que en la comprensión resalta el nivel bajo, se observa un bajo nivel de ansiedad y de miedo al coronavirus. No existen diferencias estadísticamente significativas entre los subgrupos de edad y según el género. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES. Se concluye que los voluntarios han sido capacitados en la COVID-19 por lo que tienen bajos niveles de miedo y ansiedad, y se requiere mejorar la inteligencia emocional.
Palabras clave: Inteligencia emocional, COVID-19, ansiedad, miedo, voluntarios.
Abstract: INTRODUCTION. In post-pandemic times, volunteers have played an important role in humanitarian care OBJECTIVE. Analyze the relationship between emotional intelligence, anxiety levels and fear of coronavirus. METHOD. A quantitative approach of correlational scope, non-experimental design and cross section was carried out in a sample of volunteers from a humanitarian organization, with a sample of 120 participants. The Trait Meta-Mood Scale (TMMS-24) test, the Hamilton Anxiety Scale and the scale of fear of sars-cov-2 (FCV-19S) were applied. RESULTS. They reflected that the higher the anxiety, the lower the levels of understanding and regulation of emotional states, and the greater the fear of the coronavirus, the greater the attention to emotions. In the dimensions of emotional intelligence, attention and emotional regulation they are at a medium level, while in understanding the low level stands out, a low level of anxiety and fear of the coronavirus is observed. There are no statistically significant differences between the age subgroups and according to gender. DISCUSSION AND CONCLUSIONS. It is concluded that the volunteers have been trained in COVID-19, so they have low levels of fear and anxiety, and it is necessary to improve emotional intelligence.
Keywords: Emotional intelligence, COVID-19, anxiety, fear, volunteers.
Resumo: INTRODUÇÃO. Em tempos pós-pandemia, os voluntários têm desempenhado um papel importante no cuidado humanitário OBJETIVO. Analise a relação entre inteligência emocional, níveis de ansiedade e medo do coronavírus. MÉTODO. Foi realizada uma abordagem quantitativa de abrangência correlacional, desenho não experimental e corte transversal em uma amostra de voluntários de uma organização humanitária, com uma amostra de 120 participantes. Aplicou-se o teste Trait Meta-Mood Scale (TMMS-24), a Hamilton Anxiety Scale e a escala de medo de sars-cov-2 (FCV-19S). RESULTADOS. Eles refletiram que quanto maior a ansiedade, menores os níveis de compreensão e regulação dos estados emocionais, e quanto maior o medo do coronavírus, maior a atenção às emoções. Nas dimensões de inteligência emocional, atenção e regulação emocional estão em nível médio, enquanto na compreensão do nível baixo se destaca um baixo nível de ansiedade e medo do coronavírus. Não há diferenças estatisticamente significativas entre os subgrupos de idade e de acordo com o sexo. DISCUSSÃO E CONCLUSÕES. Conclui-se que os voluntários foram treinados em COVID-19, portanto apresentam baixos níveis de medo e ansiedade, sendo necessário aprimorar a inteligência emocional.
INTRODUCCIÓN
La capacidad de expresar las emociones e identificar la de los demás nos demuestra que la inteligencia emocional está presente en la vida diaria, pero la misma se puede ver afectada y comprometida con el desgaste de la salud mental, como la ansiedad. Esta misma ansiedad se puede ver incrementada o no, por el creciente miedo a la pandemia que ha acechado a todo el mundo, el COVID-19 [1].
Al haber llegado al punto de pandemia, esta enfermedad de riesgo ha provocado incontables muertes, la posibilidad de distinguir las emociones personales separándolas de la realidad de otras personas, adquirir conocimiento y utilizarlo para activar los propios mecanismos de adaptación, es el eje de lo que conlleva tener inteligencia emocional; relacionarlos con los niveles de ansiedad, que podrían o no evocarse en una persona voluntaria de un sistema que centra su trabajo en aliviar y prevenir el sufrimiento de otros desde los principios de igualdad, equidad, neutralidad y unidad [2].
La Población mundial está en proceso de finalizar la cuarentena por la COVID-19, la cual ha provocado cambios en el ritmo de vida o mermando el bienestar mental por la incertidumbre a las reales consecuencias a largo plazo que este tiempo de aislamiento, muerte y preocupación [3].
Afectación a la Inteligencia emocional, ansiedad y miedo al COVID-19 según Alnazly, Khraisat, Al-Bashaireh y Bryant [4], son condiciones que las personas actualmente pueden presentar, independiente del grupo etario, social, socioeconómico o de género. Sin embargo, quienes han tenido historia previa como voluntarios que ayudan a otras personas, que están dispuestos a cooperar con quienes más lo necesitan, podrían ser los primeros en tener una sobrecarga, ante todo lo mencionado, la investigación siguiente, tratará de encontrar similitudes entre las variables ya mencionadas.
Para González y Labad, en los últimos tiempos la salud mental ha recobrado importancia en nuestra sociedad debido al aislamiento producto de la cuarentena, es relevante poder identificar las emociones, la presencia de ansiedad o sí se encuentran en un estado constante de miedo por lo que tiene su impacto real en el bienestar de la población general [5]. Estos miedos pueden afectar más a poblaciones vulnerables como los jóvenes, así como a quienes se encuentran apoyando a estas poblaciones vulnerables [6].
El término Inteligencia Emocional fue acuñado por Mayer y Salovey en 1990 y definido por estos estudios como la propiedad para poder asimilar, regular, percibir y comprender las emociones, generando un crecimiento emocional e intelectual [7]. Así, la inteligencia Emocional (IE) está definida por los procesos comprometidos en manejo y reconocimiento del estado de ánimo propio y del otro con el objetivo de regular conductas y resolver problemas. Desde la IE se define que las creencias personales reflejan sentimientos que pueden influir en la toma de decisión [7].
Además, afirman que esta inteligencia puede ser monitoreada y evaluada por acciones emocionales, siendo así que se crea la evaluación de Trait Meta-Mood Scale. Mediante este autoinforme se busca determinar un índice de valores que evalúe el conocimiento de cada individuo en el estado emocional:
· Atención a los sentimientos: Es el conocimiento de las emociones, la capacidad para expresar y sentir las emociones de forma asertiva.
· Claridad emocional: Hace referencia a como los individuos creen percibir la emoción.
· Reparación o regulación de las emociones: Es el estado en que el individuo pretende mediante las creencias cambiar el estado emocional negativo por positivo.
La definición de ansiedad ha sido utilizada por profesionales de varias ramas y personas en común en cualquier ámbito y contexto. La definición clásica que proponen Beck, Moreno y Emery menciona que la generación de ansiedad constituye un mecanismo persistente, destinado a hacer que el organismo reduzca el supuesto peligro que está activando dicha respuesta [8].
Es así, como producto de la utilización constante y en ocasiones excesiva de este término, ha hecho que se produzca cambios conceptuales en su definición Beck, Moreno y Emery mencionan que, hasta hace algunos años, los trastornos de ansiedad se venían considerando como la expresión de una emoción que, al brotar, escapa a nuestro control [8].
Dentro de los niveles de ansiedad que han sido establecidos por Molero et al. [9], se puede mencionar tres niveles, los cuales van a servir de indicadores al momento de diagnosticar en el ámbito clínico:
· Ansiedad leve: Hace referencia a los eventos o situaciones de tensión que la persona experimenta en su diario vivir.
· Ansiedad moderada: Este nivel se presenta cuando la persona dirige su atención a las preocupaciones que se presentan inmediatamente.
· Ansiedad grave: Aquí la persona va a focalizar completamente su atención a características específicas del evento ansioso.
Los niveles bajos de inteligencia emocional están asociados significativamente con ansiedad, mientras que a mayores índices en inteligencia emocional la ansiedad está ausente. Durante la primera semana de la crisis sanitaria por COVID-19 en Polonia se detectó que las puntuaciones mayores en inteligencia emocional predijeron una menor intensidad de miedo, ansiedad y tristeza [10].
Diversos estudios, entre ellos el de Al-Rahimi et al. [11], que abarcó a 1030 pacientes de hospitales de Arabia Saudita, indican que los predictores significativos del miedo y la ansiedad por la salud fueron el sexo femenino, educación inferior, mediana edad, divorciada o viuda y tipo de enfermedad crónica como fuente de conocimiento sobre COVID-19.
De igual forma a 421 doctores de Pakistán se les realizó un estudio similar que arrojó una dependencia positiva relevante entre la ansiedad y el miedo al COVID-19 por pánico en el lugar de trabajo, evidencia un miedo mayor entre mujeres, de profesión médicos y entre 1 a 5 años de práctica laboral [12].
Un estudio a 365 trabajadores de la salud en Jordán, revela que estos presentaron miedo, ansiedad, rasgos depresivos o estrés en la pandemia. Los trabajadores de la salud examinados consideraron que el apoyo social de familiares y amigos era importante y manifestaron la necesidad de un mayor apoyo social para adaptarse a la angustia psicológica [4].
Caycho et al. [13], en su estudio a 4881 personas de América Latina comprobó que la turbación por la pandemia predice de manera característica y positiva la ansiedad sin ningunas diferencias por variables sociodemográficas.
El aporte del presente estudio es tener una mayor claridad sobre el funcionamiento y la influencia de la inteligencia emocional en relación a la ansiedad y el miedo a la COVID-19 en la población de agentes humanitarios.
El objetivo de la presente investigación es analizar la relación entre la inteligencia emocional, los niveles de ansiedad y el miedo al coronavirus que presentan los voluntarios de la Cruz Roja de la provincia de Tungurahua después de un año de pandemia por COVID-19.
Esto mediante el establecimiento de las dimensiones y relacionar la inteligencia emocional, los niveles de ansiedad y el miedo a la COVID-19; identificar la relación entre los grupos etarios con las dimensiones de inteligencia emocional y niveles de ansiedad; y mencionar la asociación del género con el miedo a la COVID-19.
Por lo cual se plantean las siguientes hipótesis: 1) A mayores niveles de inteligencia emocional menores niveles de ansiedad; 2) A mayor miedo al coronavirus mayores niveles de ansiedad; 3) Los grupos etarios con mayor edad cronológica presentan mayores niveles de inteligencia emocional y menores niveles de ansiedad; y, 4) Las mujeres presentan más miedo al coronavirus que los hombres.
MÉTODO
La presente investigación tiene un enfoque cuantitativo, ya que posee mediciones cuantificables de las variables en estudio; es de alcance correlacional debido a que pretende evaluar la relación existente entre las variables inteligencia emocional, ansiedad y miedo al coronavirus; posee un diseño no experimental, ya que no se manipuló a la muestra y es de corte transversal debido a que los datos fueron recolectados en un tiempo determinado.
Muestra
La muestra es de tipo no probabilística intencionada, conformada por los voluntarios de un organismo de atención humanitaria, con una población de 120 individuos los cuales fueron incluidos y excluidos por diferentes criterios como: miembros activos, participación voluntaria y ser mayores de 18 años.
Las variables sociodemográficas consideradas de los participantes son la edad por grupos identificadas según los criterios de la institución con intervalos de 10 años, el sexo categorizado en hombre y mujer.
Normas éticas de investigación
Se realizó un consentimiento informado por escrito con todos los participantes.
Instrumentos
Para la variable de inteligencia emocional se utilizó el test Trait Meta-Mood Scale (TMMS-24) de Salovey et al. [6], con 24 ítems, con validez 0.85 y confiabilidad 0.95, su objetivo es evaluar 3 dimensiones: atención a las emociones, claridad emocional y regulación emocional.
La variable de ansiedad se midió con la Escala de Ansiedad de Hamilton [14], misma valora la ansiedad de una forma integral con validez de 0.75 y confiabilidad alfa de Cronbach 0.86.
La escala de miedo a la COVID-19 fue propuesta en el 2020 con el título original Fear of COVID-19 Scale (FCV-19S), cuenta con 7 preguntas calificadas en escala tipo Likert para determinar el miedo existente al COVID-19, con una validez de 0.80 y confiabilidad 0.72 [15].
Técnicas de análisis de datos
Los resultados se organizaron a través de una base de datos y se analizaron con el programa estadístico SPSS (versión 25), se utilizó el estadístico de correlación de r Pearson para relacionar las dimensiones de inteligencia emocional, ansiedad y miedo al COVID-19; se recurrió a ANOVA para conocer la existencia o no de diferencias entre edad y ansiedad; y, se utilizó la T de student para saber si entre los datos de mujeres y hombres existe similitud, considerando el tener autorizaciones y consentimientos de participación para evitar daños innecesarios en la salud mental y física, es necesario contar con un protocolo en caso de agravio durante el cuestionario.
Procedimiento
Se realizó la solicitud de institución de investigación, luego se firmó el consentimiento informado y se aplicaron los test. Posteriormente se analizaron los datos con el programa SPSS y redactaron los resultados, discusión y conclusiones.
RESULTADOS
Los hallazgos encontrados al analizar la muestra indican que las dimensiones de inteligencia emocional, niveles de ansiedad y miedo al COVID-19 que presentan los y las voluntarias, se expone en la tabla 1.
Se pueden observar las frecuencias de la dimensión atención destacando el nivel medio con un 52.5%, bajo con 46% y alto con el 9.2% de los resultados. La comprensión como dimensión, tiene el nivel bajo con mayor porcentaje 52.5%. La regulación tiene al nivel medio 44.2% como mayor referente.
Según la segunda variable a analizar los niveles de ansiedad que presentan los voluntarios, se presentan en la tabla 2:
Se evidencia los niveles de ansiedad distribuidos de la siguiente manera: 84 personas con ansiedad leve, lo que representa el 70% del global; 19 presentan ansiedad moderada (15.8%); 8 grave (6.7%) y finalmente, muy grave 9 lo que es igual al 7.5% de los resultados.
Finalmente, la última variable relacionada al miedo al coronavirus que manifiestan los voluntarios se presenta en la tabla 3.
Los niveles de miedo a la COVID-19 observables son los siguientes: la mayoría manifiestan miedo leve (41.7%), 14.2% no presentan miedo al virus, moderadamente 8.3%, y muy grave 1.7%.
La primera y segunda hipótesis, relacionan la inteligencia emocional con los niveles de ansiedad y la ansiedad con el miedo al coronavirus, como se presenta en la tabla 4.
p<.05*; p<.01**
En cuanto a la ansiedad, esta presenta una correlación negativa significativa con las dimensiones de inteligencia emocional de comprensión (r=-.341; p<.01) y regulación (r=-.234; p<.05). Por lo tanto, a mayor ansiedad menores niveles de comprensión y regulación de los estados emocionales.
También, el miedo a la COVID-19 presenta una correlación positiva con atención a los estados emocionales (r=.194; p<.05). Es decir, a mayor miedo, mayor atención a las emociones.
En relación a la hipótesis 3, los grupos etarios con mayor edad cronológica tienen mayores niveles de inteligencia emocional y menores niveles de ansiedad, como se presenta en las tablas 5 y 6.
Los resultados de ANOVA de un factor entre ansiedad y grupos de edad son los siguientes: se obtiene un estadístico F=1.132, asociado a un valor de significación p=.339>.05, por lo tanto, se concluye que los niveles de ansiedad encontrados en los grupos de edad no presentan diferencias estadísticamente significativas.
El factor observable de ANOVA obtiene un valor estadístico F=.129 y p=.943, esto es evidencia de que no existe diferencias en la inteligencia emocional de acuerdo a los diferentes grupos de edad (p>.05).
Según la hipótesis 4, las mujeres presentan más miedo al coronavirus que los hombres, estos resultados se presentan en la tabla 7.
Los resultados de la comparación en el nivel de miedo al COVID-19 entre hombres y mujeres: Los hombres presentan un nivel de miedo (M=14.87) y las mujeres (M=13.395), sin embargo, el estadístico t=1.435, asociado a un valor p=.154 (>.05)., revelan que no existe diferencias estadísticamente significativas.
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
Entre los hallazgos encontrados con respecto al análisis descriptivo de la inteligencia emocional en sus tres componentes, se encontró que existen niveles medios en los componentes de atención a las emociones y regulación del estado emocional, mientras que el componente de comprensión del estado emocional presenta un nivel bajo, con lo que se podría concluir que existe un nivel medio de inteligencia emocional general en la población estudiada.
En comparación con un estudio realizado en Perú por Arredondo [16] sobre las implicancias de la inteligencia emocional en el clima laboral en 119 profesionales del Hospital Félix Mayorca Soto, se encontró que existe un nivel medio de inteligencia emocional en dicha muestra, por lo que se podría corroborar la información encontrada en la presente investigación.
Con respecto al miedo a la COVID-19 se halló que, de las 120 personas, 50 presentan miedo leve al coronavirus lo que viene a representar el 41.7% de la población estudiada. Se ha relacionado la presente investigación con un estudio realizado por Sola et al. [17] en Colombia referente al estrés laboral, ansiedad y miedo al coronavirus, el cual concluyó que de los 531 voluntarios que participaron en la investigación con un promedio de edad de 30 años, sólo el 37,1% de la población presentó síntomas de miedo a dicha enfermedad.
De la relación que existe entre la inteligencia emocional con los niveles de ansiedad, se encontró una correlación negativa en los estados de comprensión y regulación de los estados emocionales, que son dos de los tres elementos que componen la inteligencia emocional según Mayer y Salovey [8], lo que indica que a mayores niveles de ansiedad se presentan menores niveles de comprensión y regulación de los estados emocionales.
Lo que hace relación con un estudio propuesto por Obeid et al. [18] sobre los niveles de inteligencia emocional y su relación con la ansiedad y depresión, en el cual mencionan que los niveles bajos de inteligencia emocional están asociados significativamente con la ansiedad, por lo cual se puede apreciar que existe similitud a los datos hallados en este trabajo investigativo. Igualmente, en una investigación hecha por Romano [19] en estudiantes, mencionan que en índices mayores de inteligencia emocional la ansiedad se encuentra ausente.
Por otro lado, los hallazgos muestran que existe una correlación positiva entre la ansiedad y el miedo al COVID-19, por lo que se puede llegar a presumir que la aparición de enfermedades con alto potencial para cobrar millones de vidas a nivel mundial genera temor y miedo en las personas, mucho más en las cuales su trabajo se centra en brindar asistencia humanitaria a grupos de personas de manera constante [20].
En un estudio realizado por Caycho et al. [13] a 4881 personas en siete países de América Latina, se comprobó que el temor y preocupación por el coronavirus genera mayores niveles clínicos de ansiedad sin importar las variables sociodemográficas.
En relación a las variables de edad y ansiedad, se observa que las personas entre los 18 a 29 años presentan mayores niveles de ansiedad, mientras que las que poseen niveles más bajos de ansiedad son las personas con edades de entre 50 a 59 años, sin embargo, no se presentan diferencias estadísticamente significativas [21].
Un resultado similar se verifica en la correlación entre los niveles de inteligencia emocional según los grupos de edad, en el cual no se evidencia significativas diferencias, dada la discrepancia de la cantidad de participantes de cada grupo de edad. Esto tendría cierta similitud con un estudio realizado por Bernarás, Garaigordobil y De las Cuevas [22] sobre la influencia de la edad en la inteligencia emocional a 29 personas del País Vasco en la provincia de Gipuzkoa, los cuales determinaron que no existe diferencias en los niveles de inteligencia emocional en función de la edad.
La muestra estudiada en la presente investigación se constituyó con 35.8% hombres y 64.2% mujeres, indicando el análisis estadístico la no existencia de diferencias significativas en el miedo al COVID-19 respecto al género, por lo que puede afectar a ambos de la misma manera e intensidad. Estas diferencias entre los estudios podrían ser dadas por que, en la presente investigación, la muestra no estaba constituida de forma equitativa, ni solamente por personal sanitario y en razón de que los participantes han recibido capacitación constante sobre medidas de bioseguridad, resiliencia y manejo de estrés.
Como solución a la línea de investigación abordada, existe una mayor claridad sobre el funcionamiento de las variables de estudio de la población objetiva, de esta forma se observa que a mayor ansiedad menores niveles de comprensión y regulación de los estados emocionales; por otro lado, a mayor miedo, mayor atención a las emociones. Por lo tanto, la atención, comprensión y regulación a las emociones van a depender del miedo a la COVID-19 y la presencia de ansiedad en poblaciones que brindan apoyo humanitario como en esta investigación.
En cuanto a la IE la dimensión comprensión tiene nivel bajo, mientras que atención y regulación tiene una puntuación medio en la muestra. Lo que puede deberse a que la población maneja terminología y conocimiento con temática similar.
Con relación al nivel de ansiedad y el miedo a la COVID-19, se identifica que existe nivel leve en su correlación. Esto debido a que la población estudiada pertenece a una organización de ayuda humanitaria que ha participado previamente en talleres y capacitaciones en salud mental y apoyo psicosocial.
En lo que respecta a los niveles de inteligencia emocional y niveles de ansiedad, con base a los grupos de edad que fueron estudiados en la presente investigación, no se logró evidenciar que existan diferencias estadísticamente significativas, debido a que la población estudiada en su mayoría son adultos jóvenes.
Tras la aplicación de la escala del miedo a la COVID-19 no se encontraron diferencias estadísticamente significativas en relación al género, dado que existen mayor número de voluntarias mujeres que hombres en la muestra.
Una limitante de este trabajo fue la densidad del grupo según la edad, pues no se contó con una variedad relevante entre grupos etarios. Por tanto, se recomienda para futuras investigaciones, contar con una población homogénea en todas las variables.
Según el presente estudio en donde se observa un bajo nivel del componente de comprensión del estado emocional, se recomienda como una solución en la línea de investigación abordada, el trabajar en la implementación de estrategias y mecanismos de fortalecimiento de estas capacidades en la población de la Cruz Roja Ecuatoriana.
Para futuras investigaciones se recomienda seguir investigando entorno a la inteligencia emocional y otras variables asociadas para un manejo adecuado de las emociones y comunicación asertiva de los mismos, habilidades requeridas para la asistencia humanitaria.
FUENTES DE FINANCIAMIENTO
La investigación no tuvo fuente de financiamiento externo.
DECLARACIÓN DE CONFLICTO DE INTERÉS
Los autores declaran la no existencia de conflicto de interés alguno.
APORTE DEL ARTÍCULO EN LA LÍNEA DE INVESTIGACIÓN
Este artículo aporta a comprender algunos factores que influyen en los voluntarios humanitarios en el contexto de la pandemia por COVID-19 en relación a la inteligencia emocional y la ansiedad y como mejorar estos parámetros en labor.
DECLARACIÓN DE CONTRIBUCIÓN DE CADA AUTOR
Llanos, Gómez, Morocho y Pérez realizaron el diseño de la investigación. Gómez, Morocho y Pérez tomaron la recolección y análisis de los datos. Todos los autores participaron en la redacción del artículo y formato para la publicación.
NOTA BIOGRÁFICA
Marjorie Gómez. ORCID iD https://orcid.org/0000-0002-3989-6444 Obtuvo su título en la Universidad Técnica de Ambato, tiene una maestría en Psicología con mención en Psicoterapia en la Universidad SEK. Su línea de trabajo es clínico. Actualmente trabaja en un Centro Especializado en Tratamiento a Personas con Consumo Problemático de Alcohol y otras drogas (CETAD), en la ciudad de Patate-Ecuador.
Santiago Morocho. ORCID iD https://orcid.org/0000-0003-1300-9779 Obtuvo su licenciatura en Psicología Clínica en la Universidad Central del Ecuador, tiene una maestría en Psicología con mención en Psicoterapia. Su línea de investigación es en Neurociencias y Psicología Clínica. Actualmente se desempeña como investigador y psicoterapeuta en atención a niños, niñas, adolescentes, adultos, parejas y familias, en la ciudad de Quito-Ecuador.
Tannia Pérez. ORCID iD https://orcid.org/0000-0002-2478-2604 Obtuvo su título en la Universidad Técnica de Ambato, tiene una maestría en Psicología con mención en Psicoterapia en la Universidad SEK. Su línea de trabajo es clínico. Actualmente trabaja en una Institución Educativa en la ciudad de Macas-Ecuador.
Gabriela Llanos Román. ORCID iD https://orcid.org/0000-0003-3153-5852 Es investigadora de la Universidad Internacional SEK y docente colaboradora de la Universidad Internacional de Valencia. Obtuvo su licenciatura en Psicología, tiene una maestría en Salud Pública y un PhD en Medicina. Su línea de investigación es en psicología clínica, salud mental, el modelo comunitario y la inclusión social. Actualmente es investigadora/docente en la UISEK y VIU, de las ciudades de Quito - Ecuador y Valencia- España.
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