Artículos originales
Recepción: 06 Julio 2020
Aprobación: 15 Agosto 2020
Resumen: El objetivo de la investigación fue explorar las causas, percepciones e implicaciones sobre la obesidad en tres adolescentes obesos de una institución pública, en Mérida, Venezuela. Metodología: enfoque cualitativo, tipo estudio de caso, con utilización de técnicas etnográficas. Se realizaron entrevistas semiestructuradas, que se aplicaron semanalmente El análisis se hizo en forma simultánea con la recolección de la información. Se realizó codificación abierta y posteriormente axial, identificando códigos y categorías, privilegiando la información que se repitió en diferentes entrevistas, así como los datos excepcionales. Posteriormente, se realizó la triangulación de las categorías que emergieron en el análisis. Resultados: Las categorías de análisis identificadas fueron: “Causas de la obesidad, como una condición multifacética y difícil de resolver”; “Percepción de la obesidad, sentimientos generados y el hecho de sentirse como un sujeto vergonzoso y vulnerable”, “Implicación social de la obesidad, en términos de intimidación y la tenencia de relaciones sociales frágiles”, y “Comportamiento del adolescente en relación al patrón alimentario y actividad física”, que tomando en cuenta las causas multifacéticas de la obesidad, a partir de la sobrealimentación emocional y la inactividad física, permiten señalar que la obesidad en adolescentes, puede estar vinculada con estrés de origen familiar y escolar. Conclusiones: Se encontró que los tres adolescentes entrevistados, enmarcaron sus creencias, hábitos alimentarios, estigmas y percepción acerca de la obesidad, en aspectos de carácter emocional, estableciéndose, por una parte, una relación de causalidad basada en la herencia; y por la otra, la influencia de factores ambientales de carácter familiar y escolar.
Palabras clave: Adolescente, Obesidad, Etnografía, Percepción.
Abstract: The objective of the research was to explore the causes, perceptions and implications of obesity in three obese adolescents from a public institution, in Mérida, Venezuela. Methodology: qualitative study, case study type, using ethnographic techniques. Semi-structured interviews were carried out, which were applied weekly. The analysis was made simultaneously with the collection of the information. Open and subsequently axial coding was performed, identifying codes and categories, privileging the information that was repeated in different interviews, as well as the exceptional data. Subsequently, the categories that emerged in the analysis were triangulated. Results: The categories of analysis identified were: "Causes of obesity, as a multifaceted condition and difficult to resolve"; "Perception of obesity, feelings generated and the fact of feeling like a shameful and vulnerable subject", "Social implication of obesity, in terms of intimidation and the possession of fragile social relationships", and "Adolescent behavior in relation to the pattern diet and physical activity ”, which taking into account the multifaceted causes of obesity, based on emotional overfeeding and physical inactivity, allow defining obesity in adolescents, as being linked to stress of family and school origin. Conclusions: It was found that the three adolescents interviewed, framed their beliefs, eating habits, stigmas and perception about obesity, in aspects of an emotional nature, establishing, on the one hand, a causal relationship based on inheritance; and on the other, the influence of environmental factors of a family and school nature.
Keywords: Adolescent, Obesity, Ethnography, Perception.
INTRODUCCIÓN
La obesidad ha sido enfocada como un problema de apariencia física, pero es ante todo una enfermedad que incide directamente en la esperanza y calidad de vida de quien la presenta, con un acentuado impacto económico y social, presente en familias de cualquier nivel socioeconómico. La prevalencia de la obesidad se ha incrementado vertiginosamente en todo el mundo durante las últimas décadas y según estudios predictivos, si esta tendencia continúa, la mayoría de la población mundial tendrá obesidad en el año 2030 (Organización Mundial de la Salud - OMS, 2017). En la población infantojuvenil, dicha enfermedad va en aumento, en todos los países y los ascensos más rápidos, se registran en los países de ingresos bajos y medianos (Martínez y Visbal, 2017).
Esta condición nutricional se encuentra asociada a factores socioculturales como hábitos alimenticios, vida sedentaria y falta de espacio físico para actividades recreativas (Bermejo et al., 2016). La genética de los padres influye de manera significativa en la predisposición a la obesidad (Wahiqvist et al, 2015). Así, Bradfield et al., (2012) señalan la existencia de un elevado riesgo de sufrir sobrepeso y obesidad en niños con alguno de los padres obesos, y es que de 25% a 40% del Índice de Masa Corporal (IMC) es heredable. Igualmente, enfatizan que, si ambos progenitores son obesos, el niño tendrá entre 70% y 80% de posibilidad de padecer exceso de peso; si, por el contrario, ninguno de ellos es obeso, el riesgo disminuye a menos de un 10%.
Con relación a los factores emocionales, la mayoría de los estudios señalan la presencia e influencia de éstos, pero no se específica mucho al respecto, ya que pueden no ser fáciles de identificar, además de ser complicados de definir. En este sentido, es importante acotar que cuando se intenta definir la obesidad, no basta con centrarse en el organismo como sistema biológico, sino que es indispensable analizar los aspectos psicológicos, sociales y culturales que involucra (García, 2018). En otras palabras, Bermúdez y Hernández (2012) indican que la obesidad es un fenómeno con diversas causas y significaciones que se proyectan en cómo las personas asumen la condición de estar obesos, es una enfermedad que afecta ampliamente la vida social de los adolescentes que la sufren, debido al aislamiento y a la estigmatización, que contribuyen a cambios importantes en su conducta.
Ahora bien, el estigma de obesidad se basa en la desvaloración que se hace de una persona por ser obesa, característica que es evidente, propia y que no es posible esconder, siendo, además, una de las primeras características que se percibe (Puhl y Heuer, 2009). Dicho estigma puede conllevar a que se tenga una salud mental pobre, mayor riesgo de enfermedad física, bienestar individual deficiente, menor rendimiento académico, e incluso, ser un obstáculo para obtener bienes económicos, logros educativos y oportunidades de trabajo (Himmelstein y Tomiyama, 2015; Jackson, 2016). Por lo planteado, se considera que las personas obesas están expuestas a la discriminación en diferentes campos, los cuales incluyen el área de salud, trabajo y relaciones interpersonales, por lo que se transforma en un problema relevante con consecuencias psicosociales profundas (Bautista, Márquez, Ortega et al., 2019).
El vínculo entre obesidad infantil y nivel socioeconómico es más frecuente en familias con menores recursos económicos, lo que se mide por el nivel educativo, la profesión de los padres, y el ingreso familiar (Cantallops et al., 2015; Miqueleiz et al., 2015). En forma específica, Antentas y Vivas (2014) señalan que los sujetos con nivel educativo inferior y con estatus socioeconómico más bajo, tienen tres veces más posibilidades de ser obesos.
Con respecto a la adolescencia, es una etapa de la vida, en la que hombres y mujeres experimentan cambios físicos, psicológicos, emocionales y sociales. Este proceso se construye junto con vínculos que se relacionan directamente como son la sociedad, familia, escuela, comunidad y sucesos ambientales y socio-históricos (Santrock, 2004; Sawyer, 2012). Este periodo tan importante del desarrollo humano muestra una serie de retos, siendo uno de ellos, la adaptación que el adolescente debe hacer frente a sí mismo, a su cuerpo y al medio que lo rodea. La adolescencia es un periodo en el que resulta difícil diagnosticar salud y normalidad, ya que la propia adolescencia modifica la forma en que se presenta, lo que se denomina trastornos o enfermedades (Carrasco, Gómez y Staforelli, 2009). Dadas las consideraciones anteriores, la presencia de obesidad en la adolescencia, puede llegar a tener un impacto incluso mayor que la propia comorbilidad médica, ya que están expuestos a diferentes estresores psicosociales que tienden a acumularse, por ello es importante tener en cuenta, la historia personal, aspectos de su vida emocional, relaciones afectivas, hábitos e ingesta alimentaria; todos los cuales, permiten comprender el cuerpo y la obesidad que lo enferma.
en una institución pública de educación, ubicada en la ciudad de Mérida, Venezuela.
METODOLOGÍA
Se planteó para el desarrollo de la investigación, un enfoque cualitativo, con uso de técnicas etnográficas, tipo estudio de caso, que permitió conocer la percepción de la obesidad de tres adolescentes, estudiantes de tercer año de Educación Media General de una institución educativa, en la ciudad de Mérida, Venezuela. De un estudio realizado previamente en 92 adolescentes, de los cuales 33 de ellos, presentaban sobrepeso u obesidad, se seleccionaron cinco sujetos, de los cuales, aceptaron participar tres adolescentes. Se consideró obesidad si el IMC era mayor o igual al percentil P97, según edad y sexo.
Es oportuno indicar que el propósito de la investigación cualitativa es aclarar los significados que la gente da a su experiencia a través de la determinación de las explicaciones causales de los fenómenos sociales, la reconstrucción de su historia natural, la comprensión del papel de la cultura, el significado de las tradiciones, las percepciones, las emociones y el lenguaje de los sujetos, entre otros aspectos; es decir, permite el acceso a un serie de significados y percepciones que se encuentran guiadas por un mundo, que se expresa a través de lo inductivo (Harris et al., 2009; Lugo, 2019).
Así, en la búsqueda cualitativa, la etnografía, con la particularidad y el énfasis de utilizar su bagaje técnico, puede ofrecer un enfoque que permita una mejor comprensión de la obesidad, en este caso, de los adolescentes; sobre todo si se utiliza en conjunto con la conceptualización del estudio de caso, generando una simbiosis de investigación, denominada por Parker-Jenkins (2016) como estudio de caso etnográfico.
Así, la etnografía se define como la descripción de lo que una gente hace desde la perspectiva de la misma gente, lo que quiere decir que a un estudio etnográfico le interesa tanto las prácticas (lo que la gente hace), como los significados que estas prácticas adquieren para quienes las realizan (la perspectiva de la gente sobre estas prácticas). La articulación de esas dos dimensiones representa el aspecto crucial que ayuda a destacar la perspectiva y el alcance de la etnografía. Así, lo que busca un estudio etnográfico es describir contextualmente las a menudo complejas y específicas relaciones entre prácticas y significados para unas personas concretas, sobre algo en particular (Restrepo, 2018).
Para completar la mirada metodológica con apoyo en técnicas etnográficas, se considera relevante exponer el reparo sobre la micro etnografía, como la observación de escenarios particulares y significativos, en interacción con los sujetos de estudios, propiciando dinámicas que brindan aprendizajes, que potencian el espíritu científico (Lugo, 2019).
En cuanto al estudio de caso, como enfoque de investigación, se define como la serie de pasos (método), que se utilizan para observar con profundidad, las características de unidades individuales, como por ejemplo, personas, grupos o comunidades, para analizar diversos fenómenos en relación con dicha unidad de estudio (Suryani, 2008), implicando el enfoque en una unidad de análisis, más que en la referencia a una persona o lugar, en función de identificar las particularidades que caracterizan el hecho (Lugo, 2019).
Procedimiento
Previa autorización de la Dirección de la unidad educativa, se explicaron los objetivos y la importancia del estudio, a los adolescentes seleccionados. Se aplicó un cuestionario para recopilar información sobre datos de identificación, nivel educativo de la madre, y nivel socioeconómico.
Debido a que el tema era sobre la obesidad en el adolescente, una vez realizado el diagnóstico se planteó como abordar a los jóvenes que serían los casos, teniendo en consideración las siguientes observaciones: Disposición para la entrevista (actitud colaboradora, empatía); tiempo para la entrevista (personal y por la institución); y capacidad de expresar lo que se piensa en relación a la temática planteada (la obesidad).
La selección definitiva de los casos se fundamentó en que los sujetos cumplieran con lo señalado, además de manifestar el deseo voluntario de participar en la investigación y firmar el consentimiento informado, bien fuera, el representante del adolescente, el mismo o ambos.
La estrategia de recolección de información fue la técnica de la entrevista en profundidad, por lo que se formularon preguntas abiertas, enunciadas con claridad, únicas, simples y que englobaran la idea principal del tema central de la investigación, con el apoyo de un guion previamente elaborado (Robles, 2011; Vargas, 2 011). Es de anotar que no había una relación previa entre la investigadora principal y las informantes; no obstante, se logró una adecuada interacción a lo largo de la investigación, que generó un ambiente de confianza para relatar las experiencias. Con el consentimiento de los representantes se grabó el audio de cada una de las entrevistas, para su posterior transcripción y análisis.
El guion elaborado, sobre lo que se quería hablar con el adolescente, se fundamentó en la siguiente temática en torno a la obesidad: Causas de la obesidad; percepción de la obesidad y los sentimientos generados; implicación social de la obesidad; y comportamiento del adolescente en relación al patrón alimentario y la actividad física.
En tal sentido, se puso en práctica dicha técnica, mediante la cual, el adolescente expresó abiertamente su visión acerca del problema y la investigadora, se limitó a escuchar con atención el relato del entrevistado. Las entrevistas tuvieron una duración de treinta minutos, aproximadamente, en tres sesiones, una por semana. Teniendo en cuenta la disposición de cada adolescente, la entrevista se realizó en forma de diálogo abierto, con la guía previamente establecida, lo que permitió generar las verbalizaciones de los aspectos tratados y profundizar en los temas relevantes surgidos durante las mismas, en un ambiente de confianza y cordialidad, que permitió a los adolescentes expresar libremente sus opiniones.
Análisis de los datos
El análisis se realizó en forma simultánea con la recolección de la información, utilizando un ciclo de actividades de análisis de contenido, para ordenar, reducir e interpretar los datos recogidos, que permitió retroalimentar las entrevistas. Posteriormente, se utilizaron técnicas de codificación abierta y posteriormente axial, depositando los códigos y categorías. La identificación de patrones de experiencia, se llevó a cabo seleccionando la información que se repitió en las entrevistas, así como los datos considerados como excepcionales. Al final de la investigación, se utilizó la técnica de triangulación y validación de las categorías que emergieron en el análisis.
RESULTADOS
De los tres adolescentes seleccionados, dos de las madres tenían educación con nivel universitario y la tercera primaria completa, en los tres había antecedentes de obesidad en los padres.
Adolescente 1 (A1): Masculino con edad de 16 años.
Adolescente 2 (A2): Femenina con edad de 15 años.
Adolescente 3 (A3): Femenina con edad de 15 años.
Luego del análisis de contenido se obtuvieron las siguientes categorías:
Causas de la obesidad, como una condición multifacética y difícil de resolver
Los adolescentes entrevistados destacaron algunas apreciaciones, causas, sentimientos y creencias relacionadas con la obesidad. Para ellos estar obesos se asociaba con la herencia y hábitos alimentarios inadecuados, sin manifestar capacidad para discriminar al sobrepeso, como una frontera hacia la obesidad, así como la observancia del problema de la obesidad como un asunto de cultura y salud.
A1. “Estar pasado de peso… desde chiquito yo soy así, … yo soy feliz, porque así es mi familia ,…. todos son gordos…sobretodo mi papá... Creo que es porque como mucha comida chatarra…, mi papa tiene un puesto de perro caliente y lo ayudo…allí ceno tres veces a la semana…. (Risa) no le pongo mucha salsa…pero igual tiene grasa y todo lo demás…
A2. Para mí es un mal hábito, se da por no saber comer, lo mío es por problemas hormonales…bueno mi mamá es flaca pero mi papa es gordo…también puede ser hereditario, me lo dio mi papá…
A3. Es genético…de nacimiento…yo nací gordita, mi mamá es normal y mi papa es gordo, (pregunto, ¿cuál fue el peso, de su evaluación?) a lo que respondió: Ese peso está malo”, (La Balanza, donde fue pesada), “me pese el sábado y tenía menos kilos”)
Percepción de la obesidad, sentimientos generados y el hecho de sentirse como un sujeto vergonzoso y vulnerable
Los adolescentes manifestaron un afecto negativo de sí mismos, para definirse como individuos en la condición de obesidad, relacionándola con un mal estado de salud. Por estar subidos de peso; es decir, expresando que la obesidad pudiera ser una frontera de riesgos en la adolescencia, donde la influencia de los entornos familiares, individuales y colectivos, se vincula con cambios en los estilos de consumo de alimentos, transformándose en factores socioculturales, que afectan dicho consumo, como parte de la convivencia en el ambiente familiar.
A1. No me siento ni bien ni mal, …. “normal “… a veces me duele la cabeza, me preocupa mi papa, está gordo, pero no le para…
A2. Yo no me siento bien… el peso eso me da problemas circulatorios…. problemas con la menstruación, y yo casi no como...
A3. Me siento mal…. pero no estoy enferma, quiero estar más flaca, yo estoy rellenita cuando estaba chiquita me salía el colesterol y triglicéridos altos…ahora no se, si están malos o buenos.
Implicación social de la obesidad, en términos de intimidación y la tenencia de relaciones sociales frágiles
Fue un aspecto importante, puesto que los adolescentes plantearon que ser obesos los lleva a ser estigmatizados, excluidos de las actividades cotidianas y etiquetados como individuos de poca destreza física. Para lo cual señalaron:
A1. A veces me canso, cuando camino o cuando estoy en educación física… pero es muy raro…
A2. Cuando camino me canso, cuando estoy en educación física casi me muero, le digo al profesor…pero me dice que yo siempre hago lo mismo…que siga…no consigo ropa, y me molesta, me da rabia y hasta lloro, nada me queda bien, todo me queda feo…la ropa es de vieja…Cuando estaba pequeña se burlaban y ahora siempre quieren estar conmigo en deporte…ellos dicen “es gorda” y la podemos pasar y ganar…eso me molesta…
A3. …Yo puedo hacer de todo, Corro, camino, bailo,…si me canso paro…no tengo problemas con educación física… (Insiste en que no es “gorda”)
Comportamiento del adolescente en relación al patrón alimentario y actividad física
Los adolescentes expresaron que la falta de actividades deportivas en horas de la mañana, la distancia de los centros deportivos, la falta de permiso de las instituciones educativas, interfieren en la realización de actividades deportivas, así como en la asistencia a centros de atención médica, generando sedentarismo, como parte de exigencias de sus deseos. Además, señalaron la existencia de patrones alimentarios inadecuados en relación al consumo de vegetales y frutas y la poca preocupación de los padres en relación a la condición de obesidad, sin señalar la existencia de patrones culturales aprehendidos en las familias, sobre las prácticas en la preparación y consumo de alimentos.
A1. Voy a trotar, y a comer menos perro caliente, … y seguir jugando futbol… los gordos tienen azúcar alto, mi papa creo que tiene eso…
A2. Voy comer sano, quiero sentirme bien, … Quiero bajar de peso… mi mamá no me ha llevado al doctor, dice que está ocupada…No me da tiempo de hacer ejercicio, la mañana pasa rápido… … voy hacer dieta…. comer vegetales… y frutas “Tengo que hacer algo”
A3. Comer sano, (pero no como vegetales…jajá, bueno poquito) todos los días hago natación de 10 a 11 a.m., un tío me hizo la segunda, se levantó de madrugada para hacer la cola y buscarme el cupo en la piscina…
Ahora bien, al revisar con profundidad la información recolectada, surgieron datos nuevos, con carácter de originalidad, que, mediante la técnica de triangulación de datos, permitieron resumir los resultados en dos grandes categorías, que se desprenden de las causas multifacéticas de la obesidad, a partir de la sobrealimentación emocional y la inactividad física entre los adolescentes. Dichas sub-categorías, se denominan como: obesidad en adolescentes vinculada con "estrés de origen familiar" y "estrés de origen escolar".
DISCUSIÓN
En esta aproximación al uso de técnicas etnográficas, se encontró que los tres adolescentes entrevistados, enmarcaron sus creencias, hábitos alimentarios, estigmas y percepción acerca de la obesidad, en aspectos de carácter emocional, con lo que se puede establecer una relación de causalidad basada en la herencia o en la genética, similar a lo reportado por otros estudios (San Mauro et al., 2016) (Martínez et al., 2019), constituyendo esto un problema, para integrarse a las prácticas de control de peso, fundamentalmente, la realización de actividad física en forma regular y la práctica de hábitos alimentarios saludables. La creencia dominante es que el tamaño corporal y el estándar de crecimiento están fijados o predestinados y son atribuibles a la herencia.
Este hallazgo está en relación con otros estudios que han abordado la percepción que tienen las madres acerca de la obesidad de sus hijos, las cuales podrían verlos con una contextura menor de lo que es su índice de masa corporal (IMC) real, asumiendo que ese patrón de crecimiento está predestinado, es decir, es un legado de los padres, ocasionando que no se preocupen adecuadamente de sus hábitos de ingesta, y en consecuencia perpetuando que sus hijos mantengan un peso superior a lo normal, para su talla y edad (Nuño et al., 2017).
Ahora bien, a pesar del peso manifiesto de la herencia, como causa de obesidad, es relevante destacar el rol que juegan, tanto el ambiente familiar, como el escolar, en la génesis y mantenimiento del sobrepeso y obesidad, durante la etapa de la adolescencia. Lo expresado surge del análisis global de los datos cualitativos recolectados y analizados, en la presente investigación. Así, en ambos ambientes se conjugan importantes sobre tensiones, que influyen decididamente en el metabolismo, favoreciendo la acumulación de depósitos de grasa corporal.
Igualmente, se observó una tendencia a minimizar el problema del peso, considerando el término normal y “rellenita”, lo cual coincide con otros trabajos, donde los sujetos con sobrepeso y obesidad se perciben bajo la norma (Santana et al., 2013; Platas et al., 2019). En el caso de la subestimación del peso corporal, se deben tomar en cuenta los antecedentes culturales, las tradiciones, el país de origen y la educación. Es de resaltar, el rol de la comida en las familias latinas, especialmente entre las madres, las cuales la equiparan con el amor, siendo utilizada como premio o castigo, según sea la ocasión (Giordano y Sartori, 2012; Ramírez et al., 2018).
Entre los varones adolescentes, se ha encontrado una mayor frecuencia de subestimación del peso corporal, que entre las adolescentes mujeres, aunque éstas tienden más a subestimarlo o a sobreestimarlo, asociado a la insatisfacción de su imagen corporal (Britek-Matera, 2011; Míguez et al., 2011), pues probablemente, los varones se sienten más libres de prejuicios sobre su cuerpo y por tanto, es más fácil que perciban su verdadera imagen corporal (Lindelof, Nielsen, Pedersen, 2010; Rasmussen et al., 2012), coincidiendo con lo señalado por los tres adolescentes entrevistados en la presente investigación.
Ahora bien, se debe reconocer que la percepción del peso corporal es un determinante de los hábitos nutricionales y del manejo del peso entre los adolescentes. Los adolescentes que tienen sobrepeso y que presentan dificultades para percibir dicha situación, presentan mayor dificultad para integrarse a las prácticas de control de peso, más arriba mencionadas. Así mismo, se ha identificado que la percepción es el mejor factor de predicción del peso actual y de la integración de los adolescentes al cambio de sus hábitos (Morales y Montilva, 2016).
En cuanto a los resultados sobre la implicación social de la obesidad, se tiene que produce sensación de intimidación en el adolescente, esto le conlleva a adoptar relaciones sociales frágiles; lo cual, deteriora su calidad de vida. En este sentido, diferentes autores señalan, que los adolescentes con obesidad, perciben una menor calidad de vida en relación con los de bajo peso, peso normal y riesgo de sobrepeso (Cardona et al., 2018; Hurtado y Álvarez, 2014). Así, la calidad de vida relacionada con la salud (CVRS), se entiende como la percepción de bienestar que tiene cada persona acerca de los diversos dominios de su vida y de acuerdo con su estado de salud o enfermedad (Chan y Wang, 2013; Ossa et al., 2014), tal y como lo señalan los adolescentes entrevistados.
Con relación al impacto en la calidad de vida se ha explicado que los grandes cambios psicológicos, hormonales y en las relaciones sociales que muestran los adolescentes, determinan la forma de percibir la enfermedad, relacionando la obesidad con un mal estado de salud, que fue el sentir de los entrevistados. Por ello, se tiene que la repercusión del sobrepeso y la obesidad sobre la salud física, también supone un grave impacto sobre otras dimensiones de la calidad de vida del adolescente como su salud psicológica, el bienestar en la escuela y las relaciones con el grupo de pares (Higuita, Vargas y Cardona, 2015).
Acerca de los sentimientos generados por la obesidad, los adolescentes emplearon una adjetivación negativa de sí mismos para definir a su persona en la condición de obesos: “Me siento triste”; “Lloro”; “Me da rabia”; “Se burlan”; “Me da igual”, que se pueden enmarcar como indicadores de baja autoestima y de deterioro de la calidad de vida (Gontarev, 2017), pobre funcionamiento social (Griffiths, Parsons y Hill, 2010), aumento de los niveles de depresión y ansiedad (Topçu et al., 2016), así como, con una mayor probabilidad de continuar siendo obesos en la edad adulta (Gibson, 2017). Para mejorar lo señalado, lo ideal es propiciar la disminución de peso, en busca del bienestar físico y psicosocial del adolescente.
En cuanto a las limitaciones condicionadas por la obesidad, los adolescentes entrevistados refirieron que se cansan al correr, que no consiguen ropa acorde a su edad, lo que les genera molestias, vergüenza y falta de confianza. También manifestaron que les colocan apodos y están sujetos a burlas y acoso, donde los compañeros los evitan, pudiendo ser los últimos en ser elegidos, al seleccionar los equipos, en las clases de educación física o para competencias deportivas, lo que conlleva a que sean excluidos de los juegos, y por ende, presentan dificultades en las relaciones sociales. Todo lo planteado, se reconoce como consecuencia de la problemática de la obesidad en los adolescentes, trayendo como resultado, el aislamiento social, el sedentarismo, la dificultad para entablar amistades, la generación de inseguridad, ansiedad y depresión y el bajo rendimiento académico, en ocasiones (Danielsen et al., 2012; Liu, Bian y Zhai, 2017).
En cuanto a la categoría: “Percepción de la obesidad, sentimientos generados y el hecho de sentirse como un sujeto vergonzoso y vulnerable”, los adolescentes entrevistados en la presente investigación, manifestaron un afecto negativo de sí mismos, lo que coincide con diversos estudios, en los que se revela que los adolescentes prefieren a niños de peso normal o delgado, así como la amistad de niños discapacitados, a la de niños obesos. Igualmente, se reconoce que los adolescentes asocian obesidad con características negativas como pereza y desaliño, y desarrollan actitudes negativas contra los sujetos con obesidad (Ortega, 2018) e incluso, tienen el mismo tipo de prejuicios, adoptando actitudes negativas contra esta condición. Por tanto, el adolescente obeso se siente excluido en la ropa, moda y actividades recreativas o deportivas de una sociedad con valores, creencias y actitudes en pro a la delgadez (Pallares y Baile, 2012).
Por lo indicado en el párrafo precedente, se tiene que los adolescentes reconocen la necesidad de implementar cambios en su estilo de vida, enfocados en la actividad física y en los hábitos alimentarios, aun cuando se les dificulta establecer en su día a día, dichos cambios. Así, la frecuencia del consumo de vegetales y frutas es ocasional y cuando lo hacen, es porque son obligados, que es un error cometido por los padres, con la mejor voluntad, pero que contribuye a perpetuar el rechazo por estos alimentos, cuando lo correcto sería llegar a un convencimiento de los beneficios que aportan. Desafortunadamente, la regla es que se prefiera consumir la denominada comida “rápida”, mientras que, en las familias de bajos recursos económicos, se come “lo que haya en casa” (Castiñeiras, Díaz y Méndez, 2019). Tampoco se acostumbra o es poco frecuente que se practique alguna actividad física, en forma regular, además de ser este un hábito que disminuye, conforme aumenta la edad (Reyes et al., 2016).
Ahora bien, como estrategia para mejorar lo expuesto, se tienen los programas de intervención de la obesidad, basados en ambientes escolares, que vendrían a representar una gran oportunidad para promover la nutrición sana y la actividad física, puesto que los adolescentes permanecen más de la mitad de sus horas de vigilia en las instituciones educativas, lo que sugiere una opción para integrar hábitos adecuados, como parte del plan de estudios regular, apoyado por los padres en el hogar (Guthold et al., 2018; Jones et al., 2018).
Además de los programas de intervención escolar referidos, es relevante la construcción social de la imagen corporal, por parte de los adolescentes con sobrepeso y obesidad, debido a que la abstracción de la obesidad se ha relacionado con una imagen corporal deficiente, donde, los adolescentes manifiestan que la condición física de la obesidad, les conduce a una forma corporal indeseable, lo que hace que se sientan insatisfechos con su imagen corporal. Así, se reconoce que la imagen, como construcción social, se percibe, experimenta y reacciona a través de diversas interacciones, por ejemplo, en adolescentes con sobrepeso y obesidad, resaltando el deseo de mejorar su imagen corporal (Stenzel, Saha y Guareschi, 2006; Sidek, Danis y Yusof, 2015).
En cuanto a las representaciones sociales de la obesidad en jóvenes preuniversitarios y universitarios, Collipal y Godoy (2015), estudiaron el valor semántico que los adolescentes le otorgan a la obesidad, indicando que el sedentarismo y la alimentación son conceptos con un alto valor semántico asociado a dicha enfermedad, proponiendo que en la educación de los niños se estimule la actividad física, la buena alimentación, en función de apuntar hacia el manejo integral del problema, con especial referencia al involucramiento familiar y de los institutos educativos.
Finalmente, y como elemento de contraste de la categoría: “Percepción de la obesidad, sentimientos generados y el hecho de sentirse como un sujeto vergonzoso y vulnerable”, resultante del análisis de las entrevistas realizadas en la presente investigación, es importante referirse a la forma cómo la juventud representa la gordura colectivamente, así como determinar las emociones que suscita. Con dicha comprensión, se podrían instaurar programas que puedan contribuir con la reducción del sobrepeso y la obesidad. Así, se tiene que la gordura es representada por los adolescentes como una presión social, especialmente vinculada con la estigmatización, y altamente asociada con emociones negativas como la tristeza, la inseguridad, la vergüenza, la angustia, la soledad, la lástima o la ira, concluyendo que la gordura se transmite partiendo desde el temor, más que desde una construcción positiva de lo que significa la salud (Mondragon y Txertudi, 2018).
CONCLUSIONES
La comprensión de las creencias, valores y percepción de adolescentes obesos, obtenidas desde el enfoque de investigación cualitativa, con apoyo de técnicas etnográficas, aporta que los mismos consideran que la causa principal de obesidad radica en factores vinculados con la herencia, mientras que en relación con las implicaciones de salud de la obesidad, tienden a minimizar el problema, no pareciendo sentir responsabilidad para el cuidado de su salud y el control de peso, ameritando un control externo (la madre, el doctor, el tiempo, la falta de centros deportivos cercanos, entre otros), y como percepción de la obesidad y sentimientos generados, los problemas con la realización de actividad física en forma regular, el conseguir ropa y el ser objeto de rechazo por sus pares. La información obtenida se recolectó sin restricciones, en un ambiente natural, cotidiano, considerándose que ayuda a comprender y entender el mundo del adolescente con obesidad, aun cuando representan conocimientos, no generalizables.
RECOMENDACIONES
Elaborar nuevas investigaciones sobre la temática que permitan seguir analizando el fenómeno de la obesidad en los adolescentes considerando un enfoque cualitativo desde múltiples visiones, es decir, desde lo psicológico, social y cultural, lo cual será de utilidad para generar nuevas experiencias a partir de nuevos casos.
REFERENCIAS
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