INTRODUCCIÓN

La liberalización que impulsó la India a partir de la última década del siglo XX posibilitó una relativa estabilización de las relaciones con Estados Unidos y con sus propios vecinos de Asia Sur. De igual forma, con la subsecuente conversión en una potencia regional, las políticas impulsadas hacia su entorno más cercano y hacia las naciones del Este asiático, configuraron la génesis de lo que posteriormente sería asumido como Indo-Pacífico como concepto aglutinador.

El entorno regional en el que se desenvuelve India se encuentra permeado, entre otros factores, por las rivalidades históricas con China y Pakistán en temas políticos y fronterizos. A ello se suma la creciente pujanza china en los aspectos económico, comercial, financiero, militar y de cooperación, que indudablemente influyen sobremanera en la actuación de todos los actores involucrados en su zona geográfica inmediata. Además, la supeditación de la gran mayoría de las dinámicas regionales a la confrontación estratégica sino-estadounidense, le otorgan un rol destacado a Estados Unidos y a sus aliados en la zona, enfocado a la contención de Beijing.

India, como potencia regional en ascenso, tiene ante sí un reto de elevada complejidad, dada su práctica y tradición de una política exterior no alineada, independiente y autónoma. El acoplamiento e interdependencia económica y comercial con China contrasta con sus diferencias geopolíticas. Por otra parte, el despegue de los vínculos diplomáticos y de defensa con Estados Unidos muestra que, más allá de las reticencias, la identificación de la contención de China como tema estratégico de interés común, resulta un aspecto clave en las relaciones bilaterales.

El presente artículo tiene como objetivo analizar los antecedentes, ubicar en contexto la proyección estadounidense hacia el Indo-Pacífico en su nueva estrategia de 2022, y valorar el rol de la India en las dinámicas actuales de la región desde el punto de vista de sus relaciones con Estados Unidos.

DESARROLLO

1. India-Estados Unidos: Apuntes necesarios de una relación.

El rol esencial que en la actualidad ocupa la India en la proyección estadounidense hacia la región asiática, principalmente en Asia Sur, no siempre fue una prioridad para ambas partes. Si bien el año 2022 marca el 75 aniversario de las relaciones bilaterales entre estos dos Estados, tales vínculos estuvieron transverzalizados por más de 40 años de fricciones e incertidumbres. Ello respondió al marco de la Guerra Fría, en la que la India, aun cuando practicó una política exterior de no alineamiento, estableció un acercamiento fáctico con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). El apoyo que tanto Estados Unidos (EE.UU.) como China le brindaron al gobierno de Pakistán, principalmente en el conflicto de Cachemira, y los ensayos nucleares retomados en 1998, produjeron serias reticencias por la parte india hacia estas naciones (Guerrero Cruz, 2018).

La guerra contra el terrorismo, que tuvo su principal foco en Oriente Medio y Asia Central, y las fricciones con Pakistán, constituyeron importantes factores que determinaron un cambio en los vínculos indo-estadounidenses desde el gobierno de William Clinton. El crecimiento y la influencia de China a escala internacional y el fortalecimiento gradual de la alianza sino-rusa, constituyen aspectos que actualmente marcan las dinámicas en el comportamiento de la política exterior india.

La inserción de la India en un sistema internacional en transición, en el que Estados Unidos lucha por la hegemonía global, así como el cambio de sus proyecciones exteriores hacia un mayor pragmatismo, la búsqueda del interés nacional y el denominado multialineamiento, es funcional a la aspiración de la India de convertirse en un actor de relevancia mundial, con la ayuda de sus socios estratégicos. A ello se le debe sumar la convergencia de intereses entre estos dos países, en el que el contrapeso en Asia ante el avance de China y la estabilidad en la región surasiática constituyen elementos clave que inciden, en las relaciones bilaterales indo-estadounidenses, a pesar de marcadas diferencias en numerosos aspectos.

“La dinámica de sus relaciones con EE.UU. incide en la correlación de fuerzas en la región, en tanto permite a la India aumentar sus factores de poder para mantener su predominio en el Sur de Asia. Al mismo tiempo, el acercamiento indo-estadounidense representa un reto para las relaciones de la India con China y para el éxito de las iniciativas desarrolladas por las instituciones del “gigante asiático” para ampliar la influencia económica de ese país en Asia” (Veranes Fonseca, 2018, 3-4).

Durante el gobierno de George W. Bush las relaciones indo-estadounidenses experimentaron un nuevo auge, estableciéndose numerosos mecanismos de diálogo bilateral sobre asuntos económicos y comerciales. Asimismo, se relajaron las sanciones adoptadas a raíz de los ensayos nucleares indios y las inversiones norteamericanas en el territorio se incrementaron hasta alcanzar en el año 2014 el 6% del total (India. Embajada en Washington, 2014, 5).

Durante el gobierno de Barack Obama, Estados Unidos se convirtió en el principal socio comercial de la India, el principal destino de sus exportaciones y la tercera fuente de importaciones en el comercio de bienes. Ello se evidenció en la estrategia de pívot asiático y rebalance, donde se definió por vez primera a la región de Asia-Pacífico como prioridad para la administración estadounidense. El logro de una conjunción multidimensional y la firma del Acuerdo Bilateral de Promoción de Inversiones y del Acuerdo de Cooperación Nuclear Civil entre ambos países, constituyeron pasos significativos para la eliminación de fricciones históricas en las relaciones mutuas.

La administración de Donald Trump impulsó un estrechamiento de la relación bilateral. Aumentó los flujos comerciales, los intercambios de alto nivel, los ejercicios militares conjuntos, el cumplimiento de los acuerdos anteriores, concretó las firmas del Memorando de Acuerdo de Intercambio Logístico (LEMOA) en 2016 y el Acuerdo de Compatibilidad de Comercio y Seguridad (COMCASA) de 2018, e impulsó el lanzamiento de la Iniciativa de Inversiones Indo-estadounidenses, de la Plataforma de Colaboración en Infraestructura EE.UU.-India y la Iniciativa de Inversión de la Diáspora India. Este gobierno fue el primero en contemplar el rol vital de la India en su visión de contención de China, destacando su papel como aliado estratégico y de defensa, reflejado en el cambio del enfoque de Asia-Pacífico al Indo-Pacífico dentro de las estrategias de seguridad y defensa nacional de los EE.UU. desde el año 2017.

2. Indo-Pacífico: un concepto estratégico en construcción.

Actualmente no existe una visión consensuada sobre qué entender por Indo-Pacífico entre los principales actores implicados. La noción estadounidense, si bien predominante, y que se trata de imponer, coexiste y difiere en aspectos conceptuales y prácticos con la visión japonesa, australiana, de la india, de las naciones del sudeste asiático y la de la propia China. La génesis de este concepto se encuentra en el discurso del exprimer ministro japonés Shinzo Abe en el año 2007 en el Congreso indio¹, en el que se establecen las bases primigenias de lo que posteriormente sería conocido como Indo-Pacífico.

Desde la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), este constructo emergió como una necesaria respuesta a las proyecciones de otros países como Estados Unidos, Japón, India y Australia. El Indo-Pacífico es enfocado como una región integrada e interconectada, en la que debe primar el diálogo y la cooperación, dirigidos hacia el desarrollo desde la propia centralidad de las naciones que la conforman, desligada de un alineamiento con otros actores (Heiduk y Wacker, 2020).

Por su parte, la visión japonesa se relaciona mucho con la estadounidense, dado que Japón constituye el principal aliado de EE.UU. en el área. Privilegia el bilateralismo y las denominadas minicoaliciones multilaterales, la articulación con otros actores de visiones afines como la India y Australia, y la promoción de la “libertad de comercio y de navegación” como principales pilares para su seguridad.

El ajuste de los términos geográficos y las formas bajo las cuales Estados Unidos se proyectó hacia la región asiática, constituyen puntos de ruptura entre las administraciones de Barack Obama y de Donald Trump. La evolución del concepto geopolítico de Indo-Pacífico, surgiendo desde el término Asia-Pacífico, tuvo su génesis desde el gobierno de Obama, pero cristaliza con Trump. Esta evolución y subsecuente cambio de enfoque respondió a la identificación por EE.UU. de Rusia y China como rivales en la competencia estratégica regional y global. Ello, además, responde a la tendencia norteamericana de extrapolar los riesgos a sus intereses en una determinada zona como una amenaza al tradicional orden internacional.

La visión del Indo-Pacífico de Estados Unidos, según el gobierno de Trump, se dirigió hacia el mantenimiento de su poderío, el fomento de un orden económico liberal, la promoción de su influencia, el mejoramiento de la credibilidad y efectividad de las alianzas, y la asunción de la perspectiva japonesa de una región “libre y abierta”. El empleo de mecanismos bilaterales y el fomento de las asociaciones en los ámbitos de la seguridad y la defensa, han constituido los marcadores esenciales del relacionamiento de EE.UU. en el área.

Sin embargo, la adopción del término Indo-Pacífico le otorga una visibilidad a la India en el escenario geopolítico que antes no poseía. Es por ello que su enfoque, si bien no se caracteriza por abrazar explícitamente el eslogan de “libre y abierto”², promueve el libre acceso a espacios comunes en el mar y en el aire, la libertad de navegación, el comercio sin obstáculos y la solución pacífica de diferencias sobre la base del derecho internacional (Heiduk y Wacker, 2020). Además, la cooperación, tanto con países vecinos como con la ASEAN en diferentes ámbitos como el ecológico, energético, económico, tecnológico y de seguridad, evidencian la centralidad que se le da a la construcción de puentes de confianza, indispensables para un país que aspira a convertirse en potencia global a través de su consolidación en su tradicional zona de influencia. La concepción india de un Indo-Pacífico interconectado, heterogéneo y libre coincide con lo más elemental de la filosofía hindú: la unidad en la diversidad, el pluralismo, la coexistencia, la apertura y el diálogo (Heiduk y Wacker, 2020).

Si bien no existe un consenso sobre la intencionalidad geopolítica del término Indo-Pacífico, debido a la heterogeneidad de los actores involucrados, sí se coincide mayoritariamente por muchos analistas en que el objetivo final de quienes lo afirman es la contención de China, ante su creciente influencia y poderío. Sin embargo, resulta interesante conocer que actores como la ASEAN y la India, tratan de no utilizar un discurso abiertamente confrontacionista contra China, dada la fuerte interconexión de la región en los aspectos económico, comercial y financiero. A pesar de ello, la intención de desplazar el centro de gravedad de la geoestrategia y geopolítica mundial hacia el Índico teniendo a la India como núcleo cumple con el propósito antichino de actores como EE.UU. y algunos de sus aliados regionales, más allá de la relevancia que los océanos Índico y Pacífico tienen para el dinamismo económico mundial.

Fig. 1
Presencia, alianzas y cooperación militar de los EE.UU. en la región.

Si bien las estrategias, visiones y proyecciones de Japón, Australia, la India y la ASEAN como actores principales en la región están enmarcadas dentro de la rivalidad estratégica sino-estadounidense, los patrones de relacionamiento, dígase bilateral/multilateral, ponderan la noción desde tres diferentes premisas: los enfoques de Japón, EE.UU. como potencia en decadencia, las perspectivas australiana y de las islas del Pacífico como entes dependientes, y las proyecciones de la India y la ASEAN como actores emergentes.

3. La Estrategia de Estados Unidos hacia el Indo-Pacífico de 2022

La Estrategia del Indo-Pacífico de Estados Unidos fue anunciada oficialmente el 11 de febrero de 2022. Esta aborda aspectos esenciales para la comprensión de las principales directrices que guiarán la política formal estadounidense hacia esa región. La afirmación de que “el Indo-Pacífico es la región más dinámica del mundo y su futuro afecta a personas en todas partes”, denota la centralidad de este espacio para los intereses norteamericanos a corto y largo plazos, en el que la colaboración sostenida y creativa con aliados, socios e instituciones constituyen la piedra angular de dicha proyección. Los objetivos declarados, entre otros, son: la búsqueda de una zona libre, abierta, conectada, próspera, segura y resiliente mediante las inversiones en instituciones democráticas y libres, la profundización de las alianzas existentes, el fortalecimiento de las relaciones con socios regionales líderes, el apoyo a la ASEAN, al Diálogo Cuadrilateral de Seguridad (QUAD), al liderazgo de la India y a las Islas del Pacífico, la promoción de un marco económico, el mantenimiento de la paz y la estabilidad en el Estrecho de Taiwán (The White House, 2022).

Resulta interesante que esta nueva estrategia es la primera que incluye asuntos relacionados explícitamente con Taiwán, que le concede una relevancia a las islas del Pacífico, y que asume la disuasión integrada como herramienta a utilizar para contrarrestar la agresión y la coerción en la que se incluyen elementos nuevos como el trabajo en el ciberespacio. No es casual que dos meses antes del anuncio de esta estrategia, el Secretario de Estado de EE.UU. finalizara una gira por Indonesia, Malasia y Tailandia, y que a inicios de febrero de 2022 realizó visitas a Australia, Fiyi y Hawái. En este último territorio, Blinken afirmó: “Esta estrategia refleja la verdad fundamental de que lo que está sucediendo en esta región va a dar forma a la vida de los estadounidenses y de las personas en otras partes del mundo más que en cualquier otro lugar del mundo” (Noticias Últimas, 2022).

De igual forma, la revelación del nuevo presupuesto de defensa propuesto por el presidente Biden para el año fiscal 2023 complementa esta estrategia. En el año 2022 este ascendió a 715 mil millones de dólares estadounidenses, lo que representa un incremento de 11 mil millones de dólares con respecto al anterior otorgado al Pentágono durante el gobierno de Donald Trump (Martínez Díaz, 2021). El nuevo monto establece la licitación de 773 mil millones de dólares destinados al Departamento de Defensa, de ellos, se destina $1.800 millones para el apoyo al Indo-Pacífico y el enfrentamiento de China en esa región (Martínez Díaz, 2021). Ello, conjugado con la revitalización de mecanismos multilaterales políticos y de seguridad como el QUAD y el AUKUS conforman una estrategia integradora y acabada hacia el Indo-Pacífico en el que la India representa un elemento de importancia en la subregión de Asia Sur.

En el plano bilateral, la utilización de los marcos de cooperación y entendimiento ya implementados y la identificación de la India como aliado estratégico global y de defensa en la zona, se traduce en una mayor sinergia en sus proyecciones externas, específicamente en sus visiones del Indo-Pacífico. Ello se complementa con mecanismos más recientes en el que la promoción de las relaciones mutuas alcanza una dimensión diferente y adaptada a las nuevas circunstancias del contexto internacional y regional común, como el Diálogo 2+2. A ello se le unen asuntos de interés mutuo como las tensiones en el estrecho de Taiwán, las contradicciones fronterizas en la frontera Norte entre China e India, el establecimiento de un gobierno talibán en Afganistán tras la retirada precipitada de las tropas estadounidenses, las inestabilidades políticas y sociales en Sri Lanka, Myanmar y Pakistán, y las implicaciones del conflicto ruso-ucraniano.

3.1. Diálogo 2+2 entre India y EE.UU.

Más de 40 mecanismos bilaterales conformaron los intercambios anuales entre los gobiernos de la India y los Estados Unidos desde 2014, expresados en consultas sobre asuntos bilaterales, regionales y globales a nivel de ministerios. Esta arquitectura de las relaciones políticas y de defensa entre estos dos países se transformó, durante la administración Trump, mediante el establecimiento de un mecanismo de diálogo conjunto entre las carteras de relaciones exteriores y de defensa, similar al que la India estableció con su par japonés. Hasta la fecha, solo se han celebrado cuatro reuniones de este tipo, en las que se destacan intercambios sobre asuntos de interés mutuo como la cooperación, la energía, el comercio, la producción de armamento nuclear, las infraestructuras y el terrorismo.

La cuarta edición del Diálogo 2+2³ entre los ministros de Exteriores y de Defensa de la India y EE.UU., celebrada en Washington el 11 de abril de 2022, se desarrolló en un contexto marcado por la celebración del 75 aniversario de las relaciones bilaterales (MEA, 2022), los cambios en la geopolítica regional y mundial a raíz del conflicto armado entre Rusia y Ucrania, y la intención de revitalizar los vínculos pese a las diferencias en aspectos tales como las políticas ambientales, la energía nuclear, la percepción occidental sobre los derechos humanos y libertad religiosa, y la doctrina de no alineamiento indio.

El encuentro de alto nivel estuvo precedido por una reunión virtual entre el presidente estadounidense Joseph Biden y el premier indio Narendra Modi. Igualmente, se realizó una revisión integral de los temas transversales de la asociación bilateral como la política exterior, la defensa y la seguridad, enfocándose principalmente en los asuntos del Indo-Pacífico y en aquellos en los que tienen diferencias.

En el encuentro se reafirmó la importancia de la Asociación Estratégica Global Integral India-Estados Unidos, a través del compromiso de potenciar un Indo-Pacífico libre y abierto sobre la base del respeto a la soberanía, la integridad territorial y la no coerción militar, económica y política. Se destacó el papel del QUAD en la promoción de la estabilidad y prosperidad regionales y la revitalización de otros mecanismos de integración económica y de seguridad como complementos. Esta declaración de principios, evidentemente, persigue objetivos geopolíticos concretos mediante el reforzamiento de las zonas de influencia, el incremento de los ejercicios militares en el área y el afianzamiento de las alianzas económicas y de seguridad. Responde a la política de contención del avance de China en la región del Indo-Pacífico, principalmente en aspectos en los que este país considera el núcleo de su desarrollo presente y futuro, como el crecimiento económico y la creación de redes de seguridad en su entorno inmediato.

Además, en esta reunión se abordaron cuestiones relacionadas con las situaciones en Myanmar, Afganistán, Ucrania y Rusia (MEA, 2022). Myanmar y Afganistán debido a las complejas condiciones sociopolíticas que atraviesan que desestabilizan el ambiente geopolítico regional y que resulta relevante tanto para Estados Unidos como para la India. Igualmente, el conflicto ruso-ucraniano y la postura de la India resulta importante para el gobierno estadounidense, debido a la negativa de Nueva Delhi a sumarse a las sanciones occidentales. Esto erosiona el consenso alcanzado por las principales potencias que intervienen en el mapa geopolítico del Indo-Pacífico (Japón, Nueva Zelanda, Australia y Estados Unidos), y que resulta vital para crear un cerco global a Rusia y consecuentemente a China como naciones que desafían el orden internacional liberal y sujeto a reglas impuestas desde el centro capitalista mundial.

Resulta interesante no solo analizar lo que se abordó entre los dos gobiernos durante la reunión, sino también estudiar las acciones que se llevaron a cabo como preparación de la cumbre bilateral y después de la misma. En este sentido, los viajes de la subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos, Victoria Nuland⁴, en marzo hacia Bangladesh, Sri Lanka e India fue el escenario propicio para en esta última nación crear las condiciones para la celebración de la cumbre 2+2 el mes siguiente (Hindustan Times, 2022). El objetivo de su gira por algunos países de Asia Sur, más allá del fortalecimiento de las alianzas en el área, está en la búsqueda de un entorno de alineamiento compacto, primero hacia la imposición de sanciones a Rusia y luego de contención ante el avance de China. Durante su estancia en Nueva Delhi, la alta funcionaria reconoció el rol vital que tiene para el sistema de defensa indio el armamento ruso, y su papel en la fortaleza de las fuerzas armadas indias.

Igualmente, el Secretario de Defensa de EE.UU. Lloyd Austin, en diálogo con su homólogo indio, expresó la disposición de su país de apoyar a la India en la defensa de su integridad territorial en la frontera del norte, lo cual refuerza el involucramiento de los EE.UU. en temas bilaterales y regionales de alta sensibilidad política y militar. Asimismo, este funcionario expresó ante el Congreso estadounidense la necesidad de brindarle a la India una mayor cartera de productos de tipo militar mediante estrategias atractivas, diversificadas y libre de sanciones. “Entonces, tenemos una gama de capacidades que podemos proporcionar u ofrecer. Espero que continúen trabajando con la gran gente de la India. Y qué gran aliado pueden ser si eliminamos algunas de las restricciones a las ventas” (NDTV, 2022).

Evidentemente, este cambio en la política de cooperación armamentística demuestra la preocupación de los altos mandos estadounidenses sobre la relación de la India con el armamento y tecnología militar rusas, en un contexto en que se desea limitar por todos los medios posibles la principal fuente de ingresos a la economía de Rusia. Además, como Nueva Delhi ocupa un rol estratégico relevante dentro de la estrategia de Estados Unidos hacia el Indo-Pacífico, lograr que todo el sistema de defensa indio diversifique sus proveedores hacia una progresiva dependencia al Complejo Militar Industrial norteamericano, equilibra la disminución de efectivos y tropas de EE.UU., y mantiene de manera diferente su influencia en la zona, principalmente en el plano militar.

En este contexto, se destacó la reunión por separado del representante de defensa indio con altos ejecutivos de Boeing y Raytheon, dos de las principales empresas pertenecientes al denominado Complejo Militar Industrial estadounidense. De estas negociaciones se hizo público un documento que describe la futura cooperación en tecnología militar entre ambos Estados, en donde Raytheon invertirá 100 millones de dólares en investigación y fabricación en territorio indio, y Boeing establecerá un MRO para los aviones P8i de la marina, evitando así la necesidad de enviarlos a EE.UU. De igual forma se destaca la visita del Ministro de Defensa hindú a la sede del Comando Indo-Pacífico de EE.UU. en Hawái.

En síntesis, el cuarto Diálogo Ministerial 2+2 entre la India y Estados Unidos se enfocó fundamentalmente en la revisión integral de la asociación multidimensional. Se lograron acuerdos relacionados con la defensa, el espacio, la tecnología y la educación (MEA, 2022), que muestran la progresiva madurez que se va forjando en las relaciones bilaterales en detrimento de diferencias en determinados temas. Para ambas partes, afianzar sus vínculos multisectoriales asegura la asertividad de la estrategia hacia el Indo-Pacífico de la administración Biden, en el que el foco principal está en China y su influencia estratégica y económica en la región.

CONCLUSIONES

Las relaciones históricas entre la India y Estados Unidos han estado muy permeadas por el papel que ambos jugaron en la Guerra Fría. Con la desaparición de la URSS como principal socio indio, la apertura económica hacia el exterior y la emergencia de una estrategia diseñada para convertir al país en un actor de importancia regional y global, se han potenciado gradualmente los lazos con EE.UU. en materia económica, comercial, financiera, tecnológica y de seguridad.

La emergencia de China y su creciente influencia multisectorial, constituyó factor que determinó un mayor acercamiento indo-estadounidense, expresado en acuerdos económicos y militares, potenciados principalmente durante el gobierno de Trump. Ello fue aprovechado por la India para sumar de su lado un aliado importante en sus aspiraciones a convertirse en una potencia global.

Los contrastes entre las proyecciones abiertamente confrontacionistas de Estados Unidos, y las perspectivas más sutiles empleadas por la India, Japón, Australia y la mayoría de los países que integran la ASEAN, con respecto a China, denotan la heterogeneidad de patrones de comportamiento en una región sumamente amplia y con diversidad de actores emergentes, decadentes y dependientes. La ausencia de una visión consensuada sobre el Indo-Pacífico dificulta el análisis sobre estas cuestiones, a la vez que refleja la complejidad del sistema internacional actual, la debilidad de los actores involucrados en hacerle frente a la creciente influencia china y la supeditación de la esencia del concepto a la contradicción estratégica sino-estadounidense.

Las relaciones entre la India y Estados Unidos a pesar de las vacilaciones históricas, han sabido identificar como prioritaria la creciente convergencia de intereses estratégicos, principalmente encaminados hacia el tema China. Dicha convergencia, y la centralidad que se le otorga dentro de la Estrategia norteamericana hacia el Indo-Pacífico, denota la importancia que la India reviste para el diseño de la política exterior de EE.UU. en dicha región.

El refuerzo de los lazos militares, económicos, financieros y políticos mutuos, a pesar de la divergencia en la aplicación de sus doctrinas exteriores, evidencian el pragmatismo de ambos países en lo concerniente a temas de importancia regional y global. El Diálogo Ministerial 2+2 celebrado recientemente entre estos Estados demuestra la fortaleza de las relaciones bilaterales y su enfoque alineado en ciertos temas prioritarios como la seguridad y la defensa.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Veranes, D. E. (2018). Las relaciones de la India y Estados Unidos de América: principales rasgos durante el gobierno de Narendra Modi (2014-2017). Trabajo de Diploma en Relaciones Internacionales. Instituto Superior de Relaciones Internacionales “Raúl Roa García”.

Notas

Enlace alternativo

https://rpi.isri.cu/rpi/article/view/375/1050 (pdf)