Editorial
Palabras clave: Nicholas Stanley-Price, Conversaciones..., Claudine Houbart, Hossan Mahdy, Elsa Arroyo, Sandra Zetina, Esther Almaracha Núñez-Herrador, Clara Verazzo
Nicholas Stanley-Price. Editorial
Conversaciones… ofrece un nuevo número, esta vez dedicado a Nicholas Stanley-Price, estimado y admirado colega, quien inicialmente trabajó como arqueólogo en Chipre y en Medio Oriente, y después cambió el curso de su carrera para enfocarse en la conservación y gestión del patrimonio cultural. Al principio se especializó en conservación arqueológica, pero muy pronto se dedicó también a la docencia en nivel profesional, trabajando en ICCROM, en el Getty Conservation Institute y, más tarde, en el Instituto de Arqueología del University College London. Esos diversos lugares le dieron una perspectiva amplia de la conservación en diferentes partes del mundo, con proyectos y actividades de capacitación en los que siempre promovió la calidad por encima de todo. En el año 2000 regresó a ICCROM como director general; ahí, impulsó un vasto programa que le permitió reunir a un equipo mucho más diverso que nunca en la organización, y promovió que se formularan, de manera bastante más clara, diferentes acercamientos para la comprensión y el cuidado del patrimonio.
Nicholas Stanley-Price también ha contribuido de forma significativa en la difusión de información e ideas, al inicio con su bien conocido libro Conservación en excavaciones arqueológicas, traducido a varios idiomas, pero también por medio de la excepcional publicación Historical and philosophical issues in the conservation of cultural heritage: readings in conservation, la primera de una serie producida por el Getty Conservation Institute. Fue el editor fundador de la revista Conservation and Management of Archaeological Sites. Además, lanzó la serie de ICCROM de Estudios de Conservación, que abarca diversos temas muy relevantes. La lista de sus publicaciones sobre conservación se incluye al final de este volumen, gentilmente compilada por el autor.
Para este número de Conversaciones… seleccionamos uno de los artículos de Stanley-Price que aborda tanto la conservación arqueológica como la teoría de la conservación, en torno al tema de las ruinas. “La reconstrucción de ruinas: principios y práctica”, publicado en 2009 en el volumen editado por Alison Richmond y Alison Bracker, Conservation: principles, dilemmas and uncomfortable truths, aportó una reflexión en extremo útil sobre un tema que se ha discutido en abundancia, y que aún genera mucho debate y controversias.
El pasado y las ruinas, en particular, siempre han generado una atracción especial en personas de todo el mundo, ya sea que se vean como un continuum de las culturas, o como un medio para reflexionar sobre el tiempo y la impermanencia, o bien, como una forma de vincularse con aquellos elementos de tiempos que nos precedieron. La manera de actuar en torno a esas ruinas ha variado ampliamente en el tiempo y el espacio, y depende de cómo se perciben y del significado que se les atribuye. Marguerite Yourcenar, con su increíble visión del pasado, habla de las reconstrucciones por medio de la voz del emperador Adriano: “He reconstruido mucho, pues ello significa colaborar con el tiempo en su forma pasada, aprehendiendo o modificando su espíritu, sirviéndole de relevo hacia un más lejano futuro; es volver a encontrar bajo las piedras el secreto de las fuentes”. La idea de tratar de comprender las ruinas pasadas y de jugar con el tiempo, siempre ha sido tentadora. Para algunos, intervenir en esas ruinas
debería de ser innecesario, ya que las ruinas mismas son representaciones del pasado; para otros sería impensable, porque se debe respeto total a la evidencia auténtica de estos vestigios; para algunos más, incluso, debe efectuarse algún tipo de acción para estabilizarlas y garantizar su existencia en el presente y en el futuro. Pero para muchos otros, la reutilización de esas ruinas sería de alguna forma la extensión lógica de las tradiciones y los símbolos, y una forma de incorporar el pasado en el presente, sea por razones políticas, sagradas o económicas. Éste ha sido el motivo para numerosos enfoques ante la reconstrucción, y para diferentes niveles de intervención, que incluyen la estabilidad y legibilidad de las ruinas, su presentación al público, su reúso para propósitos tradicionales o nuevos.
Acompañando al texto central de Stanley-Price, seis autores nos han enviado diferentes perspectivas para el análisis de las ruinas y la reconstrucción. Claudine Houbart nos lleva de regreso a la Carta de Venecia, y en particular a la exhibición que se organizó con motivo del Segundo Congreso Internacional de Arquitectos y Técnicos de Monumentos Históricos, en 1964, en busca de posibles diferencias en la teoría y práctica entre distintos profesionales que trabajan en la conservación de monumentos, y en especial posibles variaciones entre arquitectos y arqueólogos. Su análisis de ejemplos derivados del catálogo de la exposición muestra que no siempre se pueden encontrar divisiones claras. Las motivaciones –y tentaciones– para ejecutar reconstrucciones a gran escala, con frecuencia son motivadas por presiones que vienen de un contexto más amplio, e incluyen la práctica de diversos profesionales de la conservación.
Hossam Mahdy lleva la discusión a la Región Árabe; mediante una serie de ejemplos que toma en especial de Egipto, ilustra la evolución en la percepción de las ruinas con el tiempo a través de la lente de diferentes valores. El autor parte de las percepciones de las ruinas en el pasado, vistas esencialmente como lecciones del cambio y de la evolución que aún se mantienen en algunas comunidades locales; luego describe el cambio en el uso de las ruinas antiguas, primero para fines de turismo y, después, como símbolos de nacionalismo.
Elsa Arroyo y Sandra Zetina proporcionan un análisis de la percepción del pasado colonial mexicano a inicios del siglo XX, después del periodo revolucionario. Con una serie de ejemplos muestran cómo algunas edificaciones coloniales se transformaron o reconstruyeron para servir nuevas funciones, en línea con la idea de una nación moderna, en donde el patrimonio del pasado tenía un papel simbólico importante. La arquitectura colonial sirvió de inspiración para el llamado arte neocolonial, un estilo que retomó elementos y materiales constructivos, para generar un nuevo lenguaje acorde con la idea de la nación.
Esther Almarcha pone en relieve diferentes ejemplos de reconstrucciones elaboradas en dos épocas distintas del siglo XX en España. La primera, durante el inicio del franquismo, estuvo marcada por una fuerte motivación política, utilizando la reconstrucción de ciudades históricas destruidas durante la Guerra Civil Española como un elemento simbólico. La segunda, posterior al retorno a la democracia, muestra un cambio hacia un interés más científico por las ruinas, en particular aquéllas en sitios arqueológicos, y en su valor como documentos del pasado, con una clara importancia didáctica.
Clara Verazzo, por último, nos lleva a una reconstrucción filológica de la historia de un teatro conmemorativo dedicado a Gabriele d’Annunzio, en Pescara. La evolución de ese teatro, desde su diseño y concepción en un concurso nacional, en 1955, hasta su estado actual, es recuperada pacientemente por la autora por medio de una investigación histórica y de archivo. La narrativa que de ella se deriva muestra que las ruinas no sólo pueden reconstruirse por razones políticas, sino que los edificios también pueden convertirse lentamente en ruinas, debido a cambios en las decisiones políticas.
En este complejo año 2020 estamos particularmente agradecidos con los autores por sus contribuciones, en circunstancias menos que ideales, con bibliotecas y archivos de todo el mundo cerrados y, a menudo, en condiciones de trabajo complicadas. A todos ellos nuestro más profundo reconocimiento.
Esperamos que este nuevo número de Conversaciones… encuentre a nuestros lectores a salvo; que les aporte materiales interesantes para seguir reflexionando en torno a las ruinas y su conservación; que permita generar nuevas ideas y soluciones que respeten por completo la diversidad, las tradiciones y los elementos éticos, para que sigamos teniendo un patrimonio que tenga un papel significativo en nuestras comunidades.
Valerie Magar
Roma, octubre de 2020