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Libros y lecturas en Vera Cartonera: producción, circulación y apropiación de bienes culturales
Books and readings in Vera Cartonera: production, circulation and cultural capital appropriation
Livros e leituras em Vera Cartonera: produção, circulação e apropriação de bens culturais
+E: Revista de Extensión Universitaria, vol. 12, núm. 16, e0005, 2022
Universidad Nacional del Litoral

Intervenciones

+E: Revista de Extensión Universitaria
Universidad Nacional del Litoral, Argentina
ISSN: 2346-9986
Periodicidad: Semestral
vol. 12, núm. 16, e0005, 2022

Recepción: 31 Marzo 2022

Aprobación: 06 Mayo 2022

Resumen: El propósito del artículo es presentar el proyecto de la editorial universitaria Vera Cartonera y reflexionar sobre las intervenciones que se propone en el campo de la comunicación pública de la ciencia y la literatura como política de extensión universitaria. Para ello, se retoman dos planos: por un lado, las acciones que Vera propone en relación con la producción, circulación y apropiación social de conocimientos mediante el “libro cartonero”; por otro lado, en el terreno de las publicaciones sobre extensión universitaria, es decir, la producción de textos y narrativas académicas que buscan volver sobre las experiencias extensionistas realizadas y con las que el proyecto dialoga. El objetivo principal es problematizar las propias prácticas, revisar decisiones y potenciar, de esa manera, las acciones futuras. En esa dirección, el trabajo pretende visibilizar la potencia de la extensión universitaria cuando se la enlaza a las prácticas de docencia y de investigación.

Palabras clave: editorial cartonera, bienes culturales, extensión universitaria, universidad pública, Argentina.

Abstract: The purpose of the article is to present the project of the university publishing house Vera Cartonera and to reflect on the interventions proposed in the field of public communication of science and literature as a university extension policy. For this, two planes are taken up: on the one hand, the actions that Vera proposes in relation to the production, circulation and social appropriation of knowledge through the “cardboard book”; on the other hand, in the field of publications on university extension, that is, the production of academic texts and narratives that seek to return to the extension experiences carried out and with which the project dialogues. The main objective is to problematize the practices themselves, review decisions and thus enhance future actions. In this direction, the work aims to make visible the power of university extension when it is linked to teaching and research practices.

Keywords: publishing house, cultural capital, extension university, public university, Argentina.

Resumo: O objetivo do artigo é apresentar o projeto da editora universitária Vera Cartonera e refletir sobre as intervenções propostas no campo da comunicação pública da ciência e da literatura como política de extensão universitária. Para isso, são tomados dois planos: por um lado, as ações que Vera propõe em relação à produção, circulação e apropriação social do conhecimento, por meio do “livro de papelão”; por outro lado, no campo das publicações sobre extensão universitária, ou seja, a produção de textos e narrativas acadêmicas que buscam recuperar as experiências de extensão realizadas e com as quais o projeto dialoga. O objetivo principal é problematizar as próprias práticas, rever decisões e assim potencializar ações futuras. Nessa direção, o trabalho visa visibilizar a potência da extensão universitária quando vinculada às práticas de ensino e pesquisa.

Palavras-chave: editora cartonera, bens culturais, extensão universitária, universidade pública, Argentina.

Introducción1

El objetivo del artículo es presentar los principales lineamientos del proyecto de la editorial universitaria Vera Cartonera y reflexionar sobre las intervenciones que ese colectivo de trabajo se propone en el campo de la comunicación pública de la ciencia y la literatura como política de extensión universitaria.

Con este fin, en un primer momento del trabajo se recupera parte de la historia del surgimiento de las editoriales cartoneras en Argentina, sus propósitos y modos de funcionamiento. Se trata de un fenómeno, iniciado por Eloísa Cartonera en Buenos Aires que impacta en los campos literario y editorial y, luego también, en los campos universitario y científico. A continuación, se exponen los fundamentos y líneas de acción propuestas desde el colectivo que conforma Vera Cartonera y se procura, a lo largo del texto, revisar la relación entre las prácticas extensionistas y la comunicación pública de la ciencia que se moviliza en este proyecto, en al menos dos sentidos. Por un lado, en tanto editorial universitaria, puesto que el proyecto apunta a poner en circulación para públicos diferentes al universitario —aunque también lo incluye como destinatario de sus propuestas—, libros de calidad en formato cartonero. También se llevan adelante, además del trabajo con la producción de esos libros, acciones diagramadas para propiciar su circulación y la apropiación por parte de sectores de la población con menos acceso a esos bienes culturales. Por otra parte, se evidencia el modo en que este proyecto, con sus sucesivas “ampliaciones”, permitió diseñar y llevar a cabo la formación y el capital de sus integrantes, capital gestado en el marco de la universidad pública argentina.

En este sentido, el desafío constante que se plantea es la revisión permanente de las propias prácticas y, para ello, se han realizado y se prevé continuar trabajando en publicaciones sobre extensión universitaria, es decir, textos académicos que analicen las experiencias extensionistas realizadas, problematicen las propias prácticas, colaboren en revisar decisiones y enriquecer, de esa manera, las acciones futuras. Al respecto, coincidimos con Gustavo Menéndez cuando plantea:

“La integración de la investigación con la extensión significa no solo la búsqueda permanente de la apropiación social del conocimiento sino también la construcción de nuevos conocimientos socialmente acordados, en la que los diversos actores sociales y productivos participan en la construcción de las agendas para la investigación y en la evaluación social de los resultados de los nuevos conocimientos alcanzados”. (2013, p. 55)

En este punto, resulta central la publicación de las narrativas que recuperen las experiencias ya transitadas, los desafíos, las decisiones, etc. en pos de problematizar aquello “que salió mal” y potenciar las “buenas prácticas” en materia de extensión. En esta dirección, el artículo pretende visibilizar la potencia de la extensión universitaria cuando se la enlaza a las prácticas de docencia y de investigación.

Quiénes contagiaron nuestro entusiasmo: el caso de las editoriales cartoneras

“¡Cómo les explico, señores, lo que es una cartonería en Buenos Aires!

No hay palabras para semejante despropósito de amor.

El poeta al final del día tampoco encuentra las palabras adecuadas.

Es que no las hay”.

Washington Cucurto, El tractor.

Los primeros acercamientos de este equipo a la extensión universitaria surgieron hace más de diez años, a partir de un Proyecto de Interés Institucional (PEII UNL, 2012) llevado a cabo en el marco de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), titulado “Intervenciones con la literatura”, dirigido por Analía Gerbaudo y coordinado por Ivana Tosti. Esta propuesta recuperó una experiencia desarrollada en Tucumán por el grupo creativo “Mandrágora” a cargo de Rossana Nofal y Ana María Guerrero, que consistía en la implementación de talleres de lectura y escritura destinados a niños y niñas en edad escolar. En nuestro caso, el equipo buscó replicar esta experiencia y diseñó e implementó talleres para la misma población etaria en diferentes barrios periféricos de la ciudad de Santa Fe, con el objetivo de promover prácticas de lectura literaria y escritura creativa que ligaran el arte con la propia vida (cf. Bórtoli et al., 2013; Bórtoli y Coniglio, 2017).

Entre otras cosas, lo que ese proyecto inicial permitió fue reconocer la potencia de los encuentros en los que interviene la lectura o el objeto libro. Esa potencia resuena en el trabajo de las editoriales cartoneras y fueron esas las derivas retomadas en el marco de la elaboración de un nuevo proyecto de extensión en el ámbito universitario. Se trataba de los inicios del proyecto editorial que luego llevaría el nombre de Vera Cartonera, decidido de forma conjunta mediante asamblea por todo el colectivo de trabajo. En el año 2019 se aprobó el Proyecto de Extensión de Interés Social “Intervenciones con la lectura e inclusión” (PEIS UNL, 2019–2021) inspirado en los modos de funcionamiento de dos editoriales cartoneras argentinas: Eloísa Cartonera y La Sofía Cartonera.

Eloísa Cartonera es la primera editorial cartonera del mundo. Surgió en Argentina, después de la crisis de la economía de ese país y el consecuente estallido social de 2001, bajo el impulso de Washington Cucurto, Fernanda Laguna y Javier Barilaro. En relación con esta cuestión, Perelman y Puricelli advierten:

“La implementación de políticas neoliberales durante los gobiernos menemistas (1989–1999) y de la Alianza (1999–2001) generaron un creciente deterioro de las condiciones de vida de la mayor parte de los/as argentinos/as. Este proceso iniciado por la última dictadura cívico–militar (1976–1983), tuvo un punto crítico en 2001, con la salida de la convertibilidad, la posterior devaluación de la moneda nacional y el crecimiento de la desocupación y la pobreza. La Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) asistió a la presencia de miles de personas que revolvían la basura en busca de materiales reciclables para su reutilización o reventa. En el año 2002, producto de la salida de la convertibilidad —la paridad, por ley, del peso argentino y el dólar estadounidense— y de la devaluación de la moneda nacional, los precios de varios materiales reciclables subieron de manera exponencial. Ello fue un facilitador para que miles de personas —en un contexto de desocupación de más del 25 % y de pobreza de más del 50 %— se volcaran a las calles en busca de medios de supervivencia, aunque la recolección no solo se explica por ello”. (2019, pp. 201–202)

El proyecto social, cultural y comunitario Eloísa Cartonera logró vincular escritores, artistas y cartoneros para la producción de libros artesanales de cartón reciclado y pintado (Pochetino, 2015). El origen de esta editorial remite directamente al momento particular que por aquel entonces marcaba a la economía argentina, momento de gran crisis que obligó a pensar nuevos modelos económicos para dar respuesta a problemas sociales y culturales.

En esos años surgieron problemas de distintos actores sociales, que confluyeron en la propuesta de Eloísa Cartonera: por un lado, jóvenes escritores y artistas preocupados por poder publicar en plena crisis del sector editorial; por otro lado, un gran índice de personas desocupadas que recolectaba cartón y otros materiales reciclables para subsistir. Eloísa Cartonera se funda en este contexto, en carácter de cooperativa en el barrio La Boca, en Buenos Aires, buscando contribuir al mejoramiento de la calidad de vida de ambos actores sociales. La propuesta, desde sus inicios, implementó la compra de cartón especialmente seleccionado a cartoneros.2 Se paga por ese material un precio superior, diferencial al del mercado, y ese mismo cartón se utiliza para crear las tapas de los libros que se venden. De esta manera, se aspira a modificar los procesos hegemónicos de circulación y de consumo de bienes culturales. Cada diseño es único pues las tapas son pintadas a mano y se caracterizan por sus colores estridentes. En el interior se pegan las hojas del libro que imprimen en la cooperativa, cuyos derechos de autor son cedidos para esas publicaciones.

La experiencia de esta primera editorial cartonera tuvo repercusión a escala mundial ya que demostró que era posible dar un trato justo a un sector marginal de la población, es decir, quienes recolectaban informalmente el cartón en las calles; y a la vez, se visibilizó un modo de generar trabajo, fomentar el reciclaje y encontrar nuevos canales de difusión de la literatura, por fuera de los circuitos tradicionales dominados por grandes editoriales.

Además, la experiencia de Eloísa Cartonera impulsó múltiples emprendimientos de editoriales de impronta similar en América Latina, América del Norte, Europa, África y Asia. Surgen así Sarita Cartonera, Animita Cartonera, Yerba Mala Cartonera, Rita Cartonera entre muchas editoriales cartoneras más3. De todas ellas, muchas han cesado su funcionamiento porque los proyectos de este tipo son complejos de sostener en el tiempo. No obstante, interesa en este marco retomar el caso de una de ellas por su singularidad, pues surge en un marco diferente, no solamente porque el arco temporal es distinto, sino porque está ligada a una universidad pública y gratuita.

Se trata de la editorial Sofía Cartonera, coordinada por Cecilia Pacella en la Universidad Nacional de Córdoba. A partir de un Programa de Extensión que llevó como título “Centro Editor Cartonero de la Facultad de Filosofía y Humanidades: la Sofía Cartonera”, se logró replicar por vez primera la experiencia de las editoriales cartoneras dentro del ámbito universitario. Lo que La Sofía Cartonera puso en evidencia es que la extensión permite articular un diálogo horizontal con la comunidad y que justamente por ello se constituye como un pilar fundamental de la universidad pública, en tanto permite reflexionar sobre la docencia y la investigación. Al respecto, Pacella dice:

“La Sofía cartonera nace del encuentro entre el modelo editorial cartonero y la función extensionista de la universidad pública; nace al asumir como universitarios una responsabilidad que antes que nada es política en el sentido de lo público; nace como una ‘editorial universitaria de la comunidad’ en tanto se propone como un espacio a construir conjuntamente, solidariamente y comprometidamente con los distintos actores sociales, universitarios y no universitarios, con los que integra una misma sociedad que queremos transformar y construir colectivamente”. (2017, p. 210)

A partir de estos casos de editoriales cartoneras, como vimos, cada uno de ellos con su impronta particular; el colectivo de Vera encontró un modo de continuidad con el trabajo que llevaba adelante desde 2012 en relación con las prácticas extensionistas en la universidad. No obstante, si bien es preciso reconocer que Vera Cartonera es heredera de estos proyectos, es importante distinguir que no reproduce completamente ninguno de ellos, sino que ha construido una propuesta esencialmente singular, que se desarrolla a continuación.

El caso Vera Cartonera: entre herencias y singularidades

La propuesta de Vera Cartonera,4 como se mencionó, se funda en la línea inaugurada por algunas de las editoriales cartoneras que la anteceden, un movimiento iniciado en Argentina con Eloísa Cartonera, que irrumpe en los campos literario y editorial, y que luego impacta también en los campos universitario y científico (cfr. Gerbaudo, 2020a). Una de las singularidades del proyecto editorial de Vera es precisamente su institucionalización de doble pertenencia en una universidad pública y en el organismo de investigación más prestigioso de Argentina: el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Esta doble inserción se debe a que, por un lado, Vera cartonera se gesta en las prácticas sostenidas por miembros del Centro de Investigaciones Teórico Literarias (CEDINTEL) de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la UNL, Centro en el que se aloja la propuesta; así como en el marco de acciones tanto del Programa de Lectura de Ediciones UNL como del PEIS ya mencionado “Intervenciones con la lectura e inclusión”. Por otro lado, se inscribe en el Instituto de Humanidades y Ciencias Sociales del Litoral (IHuCSo Litoral), que es de doble dependencia UNL–CONICET. Gerbaudo, en el “IV Encuentro Nano–intervenciones con literatura y ciencia”, describe esta articulación en los siguientes términos:

“En los comienzos no resultó fácil que se entendiera qué queríamos hacer, en parte comprensible porque se trataba de una articulación inédita: un centro de investigación de una facultad, un instituto de doble dependencia UNL–CONICET, un programa de intervenciones con la lectura y el Movimiento de Trabajadores Excluides. Por si algo nos faltaba, conectábamos investigación con extensión, docencia y trabajo editorial, en más de una disciplina y en más de un campo. Quienes hacemos Vera Cartonera defendemos un lema, libros hechos con amor: amor por la ciencia tanto por su producción como por su comunicación pública, amor por los libros, amor por la literatura. Nos unen un par de principios: destaco la hospitalidad. No de otra forma podrían convivir tantas posiciones ideológicas, políticas y estéticas en un mismo colectivo”. (2020b, p.1)

Esta inscripción tanto en el ámbito universitario como científico es la marca distintiva de esta editorial e incide en la configuración de las relaciones que se establecen entre lectores, integrantes de Vera, instituciones y sociedad.

En cuanto a las herencias y las intervenciones que promueve, puede señalarse que Vera comparte con las editoriales cartoneras la forma de producción del objeto libro, es decir, la creación de libros en formato material “cartonero” y que también se moviliza en busca de prácticas de producción y de circulación editorial alternativas a las hegemónicas.5 El carácter breve de los libros de Vera no solo responde a su materialidad, sino que en la extensión de los libros también se pone en juego una posición desarrollada por García Canclini (2018), quien discute la idea de que “los jóvenes no leen” y destaca un incremento de la lectura “por proyectos”: “en vez de elegir qué y para qué leer de acuerdo con los cánones escolares o de la alta cultura, se va leyendo según necesidades coyunturales: para cursar una materia, postularse para obtener una beca o financiamiento para un trabajo o para comunicarse con amigos” (p. 5). Son estas nuevas lógicas de lectura o las “motivaciones variables” que las impulsan las que permiten explicar “el aumento de las lecturas breves, discontinuas, más próximas al zapping televisivo o digital que a las prácticas lectoras lineales, de textos completos, valoradas en la formación escolar” (p. 5). El catálogo que produce la editorial se intenta construir en esta línea: reconoce los cambios culturales y pone en circulación textos de calidad, democratizando su acceso, ya sea por su bajo costo o por la posibilidad de descargarlos de manera gratuita de la web en la que se ofrecen en acceso abierto (cabe señalar que los textos digitales tienen un diseño específicamente realizado para ese formato).

El equipo que conforma Vera es interdisciplinario y está integrado por estudiantes, bibliotecarias, profesores, escritores, científicos, diseñadores, comunicadores sociales, traductores, periodistas y realizadores audiovisuales. Esta es una de las características singulares del proyecto, entre las que resalta también el contenido de los textos de su catálogo; el trabajo de edición y diseño; la composición y los temas de cada una de sus colecciones, las intervenciones que se propone y los espacios de formación permanente que ha propiciado. Estos rasgos y aspectos han ido dando forma a la identidad que fue construyendo Vera, desde sus inicios en 2016. Una identidad que se constituye precisamente en esa inscripción de los integrantes que la llevan adelante en los espacios universitario y científico. En el caso de los directores de las colecciones, se trata de profesionales cuyas investigaciones en cada área sustentan la elección de autores y el contenido o los problemas que se promueven publicar, así como también la producción y la edición de los libros del catálogo. De hecho, cada director/a de colección no hace sino extender derivas de sus prácticas de investigación y/o de producción artística a otro público diferente a sus estudiantes de grado: un público más expandido, principalmente de sectores populares.

El proyecto de la editorial dialoga con otros (no solo con los de las editoriales cartoneras) que, en los últimos años, han buscado hacer frente, desde diferentes lugares de Argentina, a ese mismo problema, el del escaso contacto de una parte de la población con ciertos bienes simbólicos y culturales. Esas experiencias que buscan promover la apropiación de libros y otros objetos culturales han sido recopiladas en dos publicaciones colectivas en las que participaron varios integrantes de Vera, incluso hay un capítulo escrito a muchas voces por todo el equipo. Se trata de los libros Más allá de la anécdota: una pretensión (Gerbaudo, Torres y Tosti, 2021) y Nano–intervenciones con la literatura y otras formas del arte (Gerbaudo y Tosti, 2017). Allí se ponen a circular tanto las bases del diseño inicial del proyecto de Vera y otros proyectos en la misma línea, así como también las experiencias, fundamentos teóricos, reflexiones y relatos que, precisamente (como dice el título del primer libro citado) pretenden ir más allá de la anécdota: partir de ella para complejizar lo que se entiende por “mediación de la lectura”, por “extensión”, por “intervención”, por “literatura” y su enseñanza, etcétera.

En la introducción al primero de esos libros, sostiene Gerbaudo:

“Dejo al lector la reconstrucción de las muy diferentes posiciones sobre la extensión: cada relato vuelve, como en bucle extraño, sobre sí y luego sobre el conjunto al problematizar el modo en que se recorta esta práctica, ya se realice desde la universidad o desde organizaciones civiles, aunque con la base de un capital cultural construido centralmente en la universidad pública”. (2017, p. 9)

Ese capital construido en las universidades públicas nacionales es el que posibilita el diseño de intervenciones como las que lleva adelante el colectivo que conforma Vera Cartonera. El proyecto se vincula, como se anticipó, a un trabajo en pos de la comunicación pública de la ciencia en dos sentidos. Por un lado, las intervenciones que Vera propone con relación a la producción, circulación y apropiación social de conocimientos, en este caso, en el formato del objeto “libro cartonero”. Por otro lado, las acciones en el terreno de las publicaciones sobre extensión universitaria, es decir, la producción de textos y narrativas académicas que buscan volver sobre las experiencias extensionistas realizadas y con las que el proyecto dialoga. En esa reflexión se procura, desde los fundamentos teóricos en los que se sustenta el proyecto, la problematización de las propias prácticas, la revisión de las decisiones tomadas y se aspira a potenciar las acciones futuras.

En definitiva, la comunicación de la ciencia en el proyecto de Vera consiste no solo en el ejercicio de “hacer” los libros de la editorial (un trabajo extenso y dedicado que, como veremos a continuación, comienza cuando un director de colección contacta a un autor y se inicia un trabajo que dura como mínimo dos años y que, luego finaliza con la impresión del libro y su producción en formato cartonero) sino también libros sobre el trabajo de la editorial y las reflexiones sobre ese hacer colectivo.

En las colecciones de Vera Cartonera se trabaja con poesía, narrativa, crónicas, entrevistas, recetas de cocina, literatura para las infancias y, en cada caso, se trata de textos que buscan hacer llegar a públicos diferentes los resultados de la investigación científica. Hay colecciones que abordan cuestiones de género, trabajos de memoria, reflexiones sobre las lenguas, sobre los procesos de producción de bienes simbólicos, entre otras (ver Tabla 1). Actualmente, el catálogo de Vera reúne 31 libros publicados (Catálogos 2019, 2020 y 2021) y cuenta con 15 libros en etapa de diseño y maquetación, próximos a ser presentados (Catálogo 2022). En la página web6 de la editorial, inaugurada en el año 2020 y actualizada de forma permanente con las acciones del colectivo Vera y las derivas de la circulación de los libros, puede leerse el detalle de la descripción de cada una de las colecciones de Vera y en la pestaña “Catálogo” se encuentran en acceso abierto y disponibles para su descarga gratuita cada uno de los títulos de la editorial. Además, estos libros se venden en papel a muy bajo precio siguiendo la lógica de las editoriales cartoneras, ya explicada en el apartado anterior; es decir, se compra el cartón a cartoneros y luego se venden y/o donan (en el caso de las instituciones educativas) los libros a las personas que participan de nuestros talleres, en ferias, festivales, encuentros, entre otros eventos.

Desde la presentación del primer libro cartonero de Vera, Cuadernos de la lírica, de Marcelo Díaz, en la Feria del Libro de Santa Fe en el mes de septiembre de 2018, el colectivo de la editorial ha diseñado estrategias de presentación, difusión, circulación y lectura de los libros, tanto de manera presencial, como virtual a partir de la pandemia sanitaria. En la pestaña “Derivas didácticas” de la página web de la editorial puede consultarse el listado de actividades, clases, encuentros y talleres realizados con los catálogos 2019, 2020 y 2021 (el catálogo del año 2022 se encuentra en su etapa final de diseño de los libros y gestión de las presentaciones correspondientes). También se ofrece en el presente artículo una sistematización de las acciones de intervención realizadas por el colectivo de Vera (ver Tabla 2). Vera Cartonera, en el marco del PEIS ya mencionado y de otro recientemente presentado,7 busca sostener la continuidad en el trabajo con las instituciones educativas que realiza desde 2019. Asimismo, procura sostener la realización de talleres tanto en escuelas como también en ferias, encuentros y festivales para promover la circulación de estos libros, cuidadosamente pensados y diseñados, y su apropiación por parte de sus principales destinatarios “ideales” —o al menos, los lectores a los que se propone llegar desde el proyecto editorial y para quienes se piensa y diagrama el contenido de los libros—: estudiantes de nivel secundario y superior.

Los fundamentos teóricos sobre los que se asienta Vera

Para el equipo de Vera es fundamental generar instancias de formación en las cuales pensar, discutir y consensuar los fundamentos teóricos de la práctica extensionista: en principio, asumimos que no es posible pensar la extensión desligada de la docencia y de la investigación.

Da cuenta de ello, el hecho de que el equipo de Vera también hace más de una década participa de distintos proyectos de investigación. Entre ellos, podemos citar el Programa de investigación “La lengua, la literatura y otros bienes culturales en la escena internacional de circulación de las ideas”8 (PACT UNL, 2017–2019) y actualmente el proyecto de investigación CAID “Lengua, literatura y otros bienes culturales en los espacios nacional e internacional de circulación de las ideas (Argentina, 1958–2015)”9 (FHUC–UNL). En estos proyectos se estudian las formas en que se institucionalizaron los estudios literarios, lingüísticos y semióticos y el trabajo con la literatura en diferentes instituciones de Argentina. Los resultados de estas investigaciones aportan datos para construir diagnósticos y diagramar intervenciones con la lectura desde una formación teórica, epistemológica, didáctica y literaria que apunte a potenciar “buenas prácticas”.

Como ya se ha dicho, Vera comparte el modo de trabajo de las editoriales cartoneras, por lo que el grupo no solamente estudia sus producciones, sino que apuesta por estrechar lazos con ellas.10 En esa dirección, en el año 2017, se invitó a Cecilia Pacella a brindar una capacitación para el equipo extensionista pero abierta a la comunidad en general: así, tuvo lugar el “Intensivo de Libros Cartoneros”, un taller en el que se conversó sobre la idiosincrasia de los proyectos de extensión que se proponen comunicar ciencia y compartir literatura mediante libros cartoneros. Durante el taller, se realizaron lecturas del catálogo de La Sofía Cartonera y se transparentaron nociones básicas del armado de esos libros: cómo cortar el cartón, cómo engrampar las hojas, cómo diseñar las tapas, entre otras. Los años siguientes, esta experiencia fue replicada por integrantes del colectivo de Vera con el objetivo de generar talleres en los cuales se posibilite una mirada crítica sobre las representaciones hegemónicas alrededor del objeto libro y se compartan conocimientos prácticos acerca de las etapas del proceso editorial en una editorial cartonera. También en 2020, Federico Coutaz, docente, escritor y miembro del colectivo Vera Cartonera, entrevistó públicamente a Washington Cucurto sobre las implicancias de editoriales como Eloísa Cartonera.

En relación con las categorías teóricas que sustentan el quehacer de Vera, las mismas se vinculan con el contexto de intervención que se privilegia, es decir, espacios en los que el objeto libro no es un “bien de familia” (Martínez, 2007) y/o en los que las personas sienten que ese objeto no les pertenece. En su libro La distinción: Criterio y bases sociales del gusto, Pierre Bourdieu advierte que “eso no es para nosotros” es una frase expandida entre algunos sectores respecto de ciertos bienes de consumo cultural identificados con la alta cultura y con la universidad. En esa dirección, el trabajo de Vera se orienta a desacralizar el objeto libro, en tanto bien de consumo cultural. Retomando a García Canclini, los bienes culturales son “un conjunto de procesos de apropiación y usos de productos en los que el valor simbólico prevalece sobre los valores de uso y de cambio, o donde al menos estos últimos se configuran subordinados a la dimensión simbólica” (1993, p. 34).

Por otra parte, se concibe la práctica extensionista que llevamos adelante en Vera Cartonera como una “nanointervención” (cf. Ronell, 2008, 2011; Gerbaudo, 2016; Gerbaudo y Tosti, 2017), es decir, como un trabajo a “pequeña escala”. Esto supone dimensionar que el proyecto está ceñido a pequeñas tareas orientadas a incidir en la reorganización de un entramado sociocultural que nos excede pero que nos contiene. En ese entramado, como se desarrolla anteriormente, se pretende abordar el problema de la autoexclusión de ciertos sectores sociales de la frecuentación de libros. Específicamente, Ana Camblong estudia este fenómeno en Argentina y visibiliza que las instituciones educativas suelen dejar a algunas personas en situación de “umbral” (Camblong et al., 2012), es decir, no generan acciones o tareas que habiliten el pase de la frontera entre la esfera familiar y otras esferas entre las que se encuentran la educativa y también aquella en la que se insertan la ciencia y la cultura. La consecuencia de este estado de las cosas es la autoexclusión que naturaliza una situación que no es más que efecto de una construcción social.

Por lo antedicho, se retoma de Michele Petit el concepto de “mediación cultural”: no alcanza con poner a disposición los libros en aquellos espacios en los que las prácticas de la lectura y la escritura aparecen desatendidas: hace falta la presencia y el encuentro. Es precisamente en esos contextos en los que la lectura adopta un sentido distinto de la mera difusión de los textos o de una intervención escolarizante en la que se pueden habilitar espacios que permitan traspasar esos umbrales a los que se refiere Camblong. A través de la propuesta de producción cooperativa de libros y la organización de encuentros de lectura colectiva, se aspira a contribuir a desacralizar el objeto libro, ya sea por la materialidad misma del objeto a producir (libro con tapas de cartón desechable, artesanalmente reutilizado y recreado) como por la forma de facilitar su acceso simbólico (talleres en escuelas e institutos, “clases” en puestos de venta).

Sobre las esferas de intervención de Vera Cartonera

Ya se ha presentado la manera en que se empezó a instituir Vera Cartonera, sus particularidades distintivas y los fundamentos teóricos que sostienen su trabajo. A continuación, interesa transparentar la organización interna del colectivo y destacar su singularidad.

El modo de funcionamiento de la editorial se desarrolla mediante una estructura pautada, de acuerdo a esferas a partir de las que se organizan las intervenciones. Como hemos adelantado, se trata siempre de “nanointervenciones”, actividades acotadas y en espacios reducidos lo que permite sostener en el tiempo este trabajo colectivo, a partir de una estrategia que combina las fantasías de intervención en el campo social y cultural con las condiciones de posibilidad de acción, ligadas a la cantidad de voluntarios y a la intensidad del compromiso con la práctica de todo el equipo.

En primera instancia, una parte del colectivo de Vera se encarga de la esfera de intervención dedicada a imaginar el libro por venir y sus destinatarios. Para ello, cada colección de Vera Cartonera cuenta con una persona que la dirige: ese lazo no es azaroso, sino que se funda en su recorrido académico. Por ejemplo, la colección de divulgación de la ciencia, Kuaa, que se propone reunir escritos de protagonistas del quehacer científico, está dirigida por Federico Ariel que es investigador adjunto del CONICET en el Instituto de Agrobiotecnología del Litoral (IAL, CONICET–UNL) y parte del equipo de Vera. Ese vaivén permite enlazar la investigación con la extensión y la extensión con la docencia. Algo similar ocurre con las demás colecciones.

Una vez al año, en febrero, se reúne el consejo de la editorial, conformado por la directora de Vera Cartonera y la directora de Ediciones UNL, directores de colección, el área de prensa de la facultad, la representante del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) y dos representantes estudiantiles. En esa oportunidad, quienes dirigen colecciones presentan los proyectos de libros para ese año, sus posibles títulos y fundamentos y los ponen a consideración del resto del equipo. Quienes escriben para el catálogo de Vera no solamente ceden sus derechos de autor, sino que se comprometen en extensos diálogos con quienes dirigen esa colección para encontrar el tono, considerar el público al que se apunta, ajustar la extensión de los textos, entre muchas otras cuestiones. Vale mencionar que es gracias al gesto generoso de cesión de derechos por parte de escritores y a la absorción del costo del ISBN por la universidad, que se abarata el precio final de los libros; lo que facilita su circulación.

Cuando ese trabajo entre quienes editan y quienes escriben encuentra una forma precisa, el escrito se comparte con la directora de la editorial y con quienes corrigen el texto. Finalmente, el libro define su forma cuando lo recibe Julián Balangero, quien lleva adelante el diseño editorial de los libros de Vera Cartonera.

Cada 24 de agosto, en conmemoración del Día del Lector y la Lectora, Vera lanza su catálogo anual. Para ello, todos los libros se colocan disponibles en Acceso Abierto en el sitio web de Vera Cartonera y en el de Ediciones UNL. Se trata de una decisión fundada en la comunicación pública de la ciencia y la literatura como política de extensión universitaria. Además, en los meses siguientes se llevan adelante actividades para incentivar, difundir y propiciar la lectura de estos libros. Por ejemplo, se presentan en clases abiertas, en librerías, en espacios culturales, y ferias populares. Nuestra meta es generar espacios de recepción amorosa de los libros, en línea con el que terminó siendo el lema respecto a la producción de la editorial: “Libros hechos con amor”.11

Otra esfera de intervención del equipo de Vera se dedica a la producción del objeto libro, es decir, a dar materialidad a esos escritos. Si bien todas las personas del colectivo participan, un equipo es el encargado de organizar las jornadas de producción en las que se arman los libros. Una tarea que implica conseguir el cartón especialmente seleccionado para las tapas, poner a disposición pinceles, témperas, esténciles y aerosoles para pintarlas, llevar el stock de los textos armados, engramparlos, en definitiva, todo lo que implica “hacer” los libros cartoneros.

Por último, otro nodo sobre los que se asienta el trabajo de Vera es el de quienes comparten los libros, es decir, quienes convidan nuestro catálogo en espacios en los que el objeto libro no es un “bien de familia” (Martínez, 2007) y/o en los que los sujetos sienten que ese objeto “no es para ellos”. Con ese fin, se buscó contar con una amplia propuesta de colecciones que permitiese la lectura de textos que participan de géneros conocidos para pasar a otros de menor circulación. En el siguiente cuadro se expone en detalle el conjunto de las colecciones, sus nombres, directores y una breve descripción de cada una que acompaña las publicaciones, y que da cuenta de la heterogeneidad de temas y géneros propuesta:


Tabla 1
Colecciones del catálogo de Vera Cartonera
Fuente: elaboración propia.

Las intervenciones que se realizan desde Vera Cartonera se desarrollan en dos esferas diferentes: por un lado, se organizan talleres de producción y lectura de textos de su catálogo en instituciones educativas y otros espacios no formales de educación; y, por el otro, se participa con la propuesta editorial en distintos eventos.

En cuanto a las instituciones educativas, se seleccionaron establecimientos que reciben una población estudiantil que proviene de familias con escasos recursos, muchos de los jóvenes trabajan de manera informal para alcanzar y solventar sus necesidades básicas y las de sus familias, al mismo tiempo que cursan el nivel secundario y/o superior no universitario. El acceso a bienes culturales como los libros no se constituye en una prioridad en esos contextos, por ese motivo, buscamos promover allí su circulación y apropiación.

Durante los años 2019 y 2020 se desarrollaron talleres en dos instituciones de nivel secundario de la ciudad de Santa Fe: la Escuela de Educación Secundaria Orientada Nº 264 Constituyentes (2019, modalidad presencial) y la Escuela de Educación Media para Adultos N° 1331 (2020, modalidad virtual). Durante 2021 se realizaron clases abiertas virtuales en las cátedras de Teoría Literaria I y Didácticas de la lengua y la literatura (FHUC–UNL) con presencia de los autores de los libros y los directores de colección. A partir de ese año también, se comenzaron a llevar a cabo talleres de lectura de libros mediante la plataforma virtual zoom (Ver Tabla 2) y, a inicios de 2022, se llevaron adelante talleres presenciales en el Predio UNL–ATE. En ese marco, se conformó un ciclo denominado “Otra vez un verano”, en el que se compartió la lectura de textos seleccionados del catálogo de Vera en una propuesta dirigida a mayores de 16 años (cf. Dolzani, Kiener y Miglioli, 2022).

Para este año 2022 y subsiguientes se proyecta la continuidad del trabajo en territorio en tres establecimientos de la ciudad de Santa Fe: dos escuelas secundarias, la Escuela de Educación Secundaria Orientada Particular Autorizada N° 3186 Alberto Monti y la Escuela de Educación Técnica Profesional N° 655 Paula Albarracín de Sarmiento, y un Instituto Superior de Profesorado, el de la Escuela Normal N° 32 Gral. José de San Martín, específicamente, en la carrera del Profesorado de Lengua y Literatura. Respecto a los barrios en que se sitúan las instituciones, cabe señalar que la primera escuela mencionada se ubica en una zona periférica del norte de la ciudad de Santa Fe, en el Barrio Liceo Norte. El estudiantado proviene de familias con escasos recursos que se desenvuelven sobre todo en el trabajo informal y cuyo nivel educativo abarca, en su mayoría, solamente hasta la educación de nivel primario, por lo que productos culturales como los libros no constituyen un bien cotidiano en el contexto familiar. Muchos de los estudiantes serán la primera generación de graduados con título secundario y solo algunos proyectan continuar sus estudios en niveles terciarios y universitarios. Por su parte, la Escuela Nº 655 Paula Albarracín de Sarmiento se encuentra en el barrio santafesino Guadalupe Este. Si bien es una zona residencial, uno de sus límites lo constituye el llamado Barrio Chaqueño o Chaqueñada, que comenzó como asentamiento pero se ha consolidado como lugar de residencia permanente de gran cantidad de familias. Muchos de los jóvenes provenientes de “la Chaque” asisten a la escuela, pero son menos los que terminan sus estudios ya que al tener modalidad técnica requiere 6 años de cursado con talleres en contraturno. El estudiantado está conformado por jóvenes de clase baja, algunos en riesgo social (con problemas de adicciones, alfabetización incompleta, familias desmembradas, algunos trabajan para ayudar a mantener a sus hermanos menores, etc.). Desde la escuela se les brinda apoyo y contención, así como facilidades para adaptar su trayecto escolar si lo requieren.

Por último, el instituto seleccionado es el único de gestión pública de la ciudad de Santa Fe que cuenta con un Profesorado de Educación Secundaria de Lengua y Literatura. Este instituto, de larga tradición en la formación de formadores de la región, se encuentra emplazado en el barrio sur de la ciudad de Santa Fe; sin embargo, recibe estudiantes de diversos barrios de la ciudad e incluso que provienen de distintas localidades de la provincia y viajan diaria o semanalmente para formarse en esta institución. En la mayoría de los casos, el estudiantado proviene de familias con escasos recursos económicos, o sostiene con su trabajo la responsabilidad exclusiva de manutención de sus familias, por lo que la posibilidad de adquirir libros en los circuitos tradicionales de venta/circulación es escasa o prácticamente nula. La ampliación de las propuestas de intervención de Vera cartonera hacia el nivel superior no universitario, encuentra sus bases en la hipótesis de que el espacio de formación de formadores expande el acceso, la circulación y la apropiación del objeto libro, a través de potenciales intervenciones didácticas diseñadas por profesores en formación.

Los talleres en las instituciones educativas consisten en la producción de los libros cartoneros de forma conjunta entre estudiantes, docentes y el equipo extensionista. Ese trabajo artesanal, colaborativo y colectivo propicia una conversación sobre los libros y sus potenciales lectores. Los diálogos que se generan durante la producción de los libros entre talleristas y estudiantes tienen una densidad particular. Hay algo de la lógica de ese hacer juntos que propicia una apertura y una proximidad al objeto literario que no suele ser sencilla de lograr en una clase de literatura (como anécdota, vale recuperar que, en ninguno de los encuentros de los Talleres realizados de manera presencial en 2020, los estudiantes quisieron salir al recreo durante la producción de los libros y utilizaron ese tiempo para continuar con la actividad). La conversación sobre los libros, en esa primera instancia de los talleres, no está pautada en cuanto al contenido. Las preguntas que surgen por parte del estudiantado suelen ser diversas: desde el nombre de un título, datos sobre un autor, algo que les llamó la atención sobre alguna de las colecciones hasta otros temas más generales como el surgimiento de las editoriales cartoneras, su situación en el presente, entre otras; y así se va generando una conversación que busca acercarlos al proyecto editorial, al proceso de pensar y hacer un libro, a sus autores, a la escritura. Esto se relaciona con la dimensión comunicacional de la extensión. Al respecto, coincidimos con Gustavo Menendez cuando sostiene:

“todo proyecto o trabajo de extensión, toda práctica o acción de intervención social debe darse en términos dialógicos, de interacción y construcción mutua, que es precisamente la antítesis de manipulación, imposición o dominación. Significa sumar esfuerzos en la reflexión crítica y en cuanto a considerar a cada persona como verdadero sujeto de transformación”. (2013, p. 50)

Este modo de concebir la extensión posibilita generar acciones para, en el marco de esta propuesta, el libro vaya “quedando más cerca” de estos inminentes lectores, un paso imprescindible para su posible apropiación. La segunda instancia de los talleres, una vez finalizada la producción material, se destina a la lectura de los libros y, en ese caso, la planificación involucra una selección previa de los textos a leer en cada curso y la construcción de una propuesta de lectura colectiva y trabajo con determinadas hipótesis o líneas de lectura. Por último, los libros cartoneros realizados en esas clases son donados a las bibliotecas de esas instituciones, lo que amplía su ámbito de circulación.

Respecto de las intervenciones con la lectura de los libros de Vera que se propician también en los talleres o dispositivos ensayados en otros espacios no educativos, como fue el caso de los realizados en el Predio UNL–ATE, cobran relevancia las palabras de tres talleristas de la editorial que explican que para que las conversaciones se produzcan:

“No solo se requiere garantizar un tipo de mediación que involucre el espacio, las arquitecturas que lo habitan, los lenguajes estéticos y propuestas que inviten al juego, sino todo ello entramado en un diálogo que se produce con los cuerpos de quienes coordinan la propuesta y los de quienes (...) tratan de entrar en ese terreno lúdico”. (Dolzani, Kiener y Miglioli, 2022, p. 4)

En este sentido, se trata en todos los casos de promover conversaciones a partir de acciones vinculadas con procesos creativos y diálogos que permiten la democratización de lo sensible.

La otra esfera de intervención de Vera Cartonera, como anticipamos, es su participación en ferias del libro, festivales y encuentros de la región, entre otros eventos similares. En esas oportunidades, además de presentaciones de libros del catálogo, se propicia en los puestos de venta la conversación a modo de “clases” de literatura y ciencia. Este modo de intervención está inspirado en el trabajo que realizan La Sofía Cartonera y Eloísa Cartonera. Al respecto, Pacella recuerda cuando conoció este modo de trabajo de Washington Cucurto:

“Desde ese lado del mostrador, el responsable de la editorial acompañaba el entusiasmo por los libros emprendiendo un diálogo fluido y ameno; cuando los estudiantes preguntaban por los autores de los libros, el rostro del vendedor se iluminaba explicando quiénes eran estos autores, cómo y sobre qué escribían. Así, la fascinación de sus palabras prometía una lectura dichosa (...) Por momentos el puesto de ventas se transformaba en una clase ideal donde los jóvenes eran invadidos por el deseo de conocer y conocer más, y los libros eran el origen de un diálogo que prometía, como todo conocimiento, la felicidad”. (2017, p. 203)

Vera se propone desnaturalizar el acceso a la librería como algo dado, como una práctica socialmente expandida. De ahí, que en estos “puestos de venta”, el intercambio funcione como una “clase” informal: quien vende los libros de Vera cartonera conoce su contenido, por lo tanto, puede sostener una conversación que va más allá del intento de que el comprador adquiera el producto. Se busca generar un interés tanto en el objeto “libro”, en general, como la curiosidad alrededor del contenido de estos, en particular.

Por último, en relación con las esferas de intervención de Vera Cartonera durante la pandemia mundial que irrumpió en 2020, es preciso señalar que el trabajo se vio afectado aunque no se detuvo. El principal desafío asumido tuvo que ver con encontrar modos de continuar las acciones de intervención. En esa línea, la creación de la página web cumplió un rol fundamental. La misma fue diseñada y puesta en funcionamiento a partir del Proyecto de Extensión 2019–2021 y alojada en el sitio de la FHUC–UNL (https://www.fhuc.unl.edu.ar/veracartonera).

Si bien la idea de armado de una Web estuvo desde los inicios del proyecto, el COVID–19 aceleró los tiempos y permitió la continuidad del trabajo de Vera. Para el armado y puesta en funcionamiento del sitio web fueron fundamentales las acciones que llevaron adelante tanto Enzo Ferrante, doctor en Matemática e Informática, quien forma parte del colectivo, como Mariana Perticará, desde la Secretaría de Extensión y Comunicación Institucional de la FHUC.

Desde su apertura, en agosto de 2020, en ese espacio virtual se visualizan muchas de las acciones que se programan desde la editorial, así como también se registran las que ya se han llevado a cabo. Entre ellas podemos mencionar las siguientes:

  • Presentación del catálogo editorial, los días 24 de agosto de cada año, en el marco de la conmemoración del “Día del Lector y la Lectora”.

  • Presentación de los libros por parte de sus autores y directores de colección; en clases abiertas y públicas y en el ciclo “Librería abierta” de Ediciones UNL.

  • Fotos y videos de talleres de producción y lectura de los libros del catálogo en las instituciones seleccionadas.

  • Diversas noticias en los medios, notas periodísticas, artículos y reseñas en diarios, portales y revistas académicas sobre Vera Cartonera, sus publicaciones y las actividades generadas en torno a este proyecto editorial.

  • Video institucional que documentó el trabajo de producción en el IHUCSO junto a voluntarios, cartoneros, científicos, docentes, etc., así como el trabajo llevado adelante con los talleres en las escuelas y en algunas de las ferias de las que participó el proyecto editorial.

  • Libros de escritura colectiva, de integrantes de este proyecto y de otros autores con experiencias similares, disponibles en acceso abierto y con descarga gratuita.

Como puede observarse, la página web funciona, de este modo, no solamente como herramienta de difusión, portal de anuncios y circulación de las acciones por venir en el proyecto sino también como un repositorio y archivo que posibilita domiciliar la historia que, año a año, va construyendo la editorial. Además, la serie de acciones mencionadas visibiliza el trabajo sostenido que realiza el equipo de Vera que despliega, de forma articulada, intervenciones que vinculan la docencia (en escuelas, institutos, cátedras universitarias, espacios no formales), la extensión (PEII y PEIS ya mencionados) y la investigación (Programa de investigación PACT UNL y CAID UNL ya citados, investigaciones individuales de los integrantes del colectivo relacionadas con la circulación de bienes culturales y la escritura de diversos textos —ponencias, artículos, conferencias, etc.— que los miembros del colectivo Vera elaboran para divulgar las acciones, problematizar las decisiones y sostener la reflexión constante sobre las prácticas diseñadas e implementadas).

Para finalizar, se presenta a continuación una tabla que sintetiza la información relativa a las acciones de intervención que, desde los comienzos del proyecto de Vera Cartonera, se realizaron en diferentes espacios y con distintas modalidades y que, como señalamos, apuntan al armado de propuestas didácticas cuyo diseño es posible por las prácticas de investigación, comunicación de la ciencia y la extensión en las que el equipo está involucrado:


Tabla 2
Acciones de nanointervención llevadas a cabo por Vera Cartonera
Fuente: elaboración propia.

Consideraciones finales

En este escrito se expusieron acciones y decisiones de un equipo de extensión con más de diez años de trayectoria. Particularmente, se retomó el proyecto Vera Cartonera: las condiciones de su surgimiento, sus herencias y singularidades, sus esferas de intervenciones y modos de funcionamiento, sus fundamentos teóricos y los desafíos que implicó para el colectivo de trabajo readaptarse al contexto de pandemia mundial.

Los resultados (traducidos en términos de intervención) muestran cómo las prácticas de extensión universitaria llevadas adelante han buscado incidir en la producción, circulación y apropiación social de conocimientos. Específicamente, en pos de dicho objetivo se diseñan prácticas alternativas a las tradicionales y hegemónicas para la circulación de determinados bienes culturales y simbólicos, en este caso, los libros.

La propuesta de Vera Cartonera busca comunicar a través del formato de libro cartonero resultados de investigaciones producidas en Argentina y Latinoamérica, con el propósito de que la ciencia y la literatura lleguen a un público más expandido que el universitario o científico. Además se promueve, de esta manera, que investigadores y escritores de la región encuentren un espacio propicio para apostar a la extensión, a la divulgación y a la comunicación pública de la ciencia y la literatura. Las acciones llevadas adelante desde el colectivo de Vera buscan promover instancias de mediación de lectura, más allá de toda política pública dependiente de los gobiernos de turno. El compromiso de sostener en el tiempo proyectos de este tipo puede contribuir a la circulación de aportes producidos desde el espacio universitario y profundizar de manera continuada los vínculos entre universidad, Estado y sociedad.

En definitiva, este artículo describe lo que supone montar y sostener un proyecto editorial cartonero desde una universidad pública y expone las implicancias de llevar adelante una tarea extensionista, que se concibe en imbricada y constante vinculación con las prácticas de docencia e investigación.

Referencias

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Notas

1) Agradecemos especialmente a Analía Gerbaudo por su lectura y, más allá de este artículo, por contagiarnos desde hace tantos años sus fantasías de intervención sobre la lectura, la mediación y la extensión.
2) Para el análisis de las prácticas de los “cartoneros” en Argentina retomamos los estudios de Nicolás Villanova (2015), quien sostiene que “un cartonero es un obrero ocupado que reproduce su fuerza de trabajo sobre la base de la recolección y clasificación de productos reciclables. Esta tarea constituye un trabajo por el cual se crea una mercancía, el insumo reciclable. Se trata de una materia prima utilizada por la industria para la elaboración de otros bienes” (p. 369). El autor, al historizar estas prácticas, reconoce su vinculación con las de otros actores reconocidos como “cirujas”, quienes desarrollan un tipo de actividad, sobre todo en Argentina durante las décadas de 1940 a 1960, ligada a la recolección de cualquier tipo de objetos en la basura, y sitúa la configuración de la actividad específica de los “cartoneros” entre los años previos y posteriores a la crisis de 2001 en Argentina. Una de las diferencias entre las actividades de “cirujeo” y la propia de los cartoneros es que estos se dedican exclusivamente a la recolección de productos de papel y derivados (cfr. 2015, p. 19). Otra de las características propias de los cartoneros que advierte Villanova es que gran parte de este grupo proviene de empleos previos, de los cuales han sido expulsados. Finalmente, reconoce su organización en cooperativas de trabajo que apuntan a garantizar sus derechos en tanto trabajadores. El salario de los cartoneros se encuentra por debajo del promedio de las remuneraciones de trabajadores no registrados y muy por debajo de los obreros registrados. Contra estas condiciones de mano de obra barata (p. 376), las editoriales cartoneras (surgidas en el mismo contexto de crisis nacional) buscan también tratar de intervenir, por ejemplo, al promover el pago diferencial del cartón específicamente seleccionado para la confección de los libros.
3) La Red de Editoriales Cartoneras (RED) aclara en su página web que cualquier base de datos de editoriales cartoneras es incompleta y merecería una actualización. De todos modos, es posible consultar una lista en el siguiente link: http://grupoaccioncultural.com.ar/gac/editorial-cartonera
4) La elección del nombre de la editorial tiene una justificación que incluye varios sentidos: “la continuidad con la práctica de las editoriales cartoneras de elegir un nombre de mujer; la alusión al lugar de producción, es decir, nuestra ciudad, Santa Fe de la Vera Cruz; la referencia a las orillas que también signan nuestro habitar dado que nuestra ciudad está rodeada por ríos; la insinuación de cierto modo de ver el mundo que fantasea con alguna pretensión de “verdad” y el envío a la planta de nombre científico Vicia–sepium, comúnmente llamada “vera”. Este último sentido se recoge en el diseño del sello creado para imprimir de modo manual en el interior y en el exterior de cada libro”. Para más información consultar: https://www.unl.edu.ar/editorial/index.php?act=showPagina&id=27
5) Para la noción “hegemonía” se asumen los postulados de Williams (1977).
6) La página de la editorial, alojada en el sitio web de la Facultad de Humanidades y Ciencias (FHUC–UNL), presenta diferentes secciones: “Inicio”, “¿Quiénes somos?”, “Fundamentos teóricos”, “Actividades”, “Catálogo”, “En los medios” y “Derivas didácticas”. Puede consultarse en: https://www.fhuc.unl.edu.ar/veracartonera
7) Se trata del proyecto PEIS UNL “Libros y lecturas: bienes culturales y educación” (dirección: Lucila Santomero, codirección: Pamela Bórtoli, coordinación: Ivana Tosti) presentado recientemente para su evaluación.
8) Programa bajo la dirección de Analía Gerbaudo.
9) Proyecto dirigido por Analía Gerbaudo y codirigido por Santiago Venturini.
10) Vera Cartonera forma parte de la Red de editoriales cartoneras (RED). Laura Sterli es la representante por Vera en esa red y también coordina el trabajo con el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), a quienes se compra el cartón con el que se fabrican los libros de Vera Cartonera.
11) En el apartado “¿De qué sirve el amor que no se confiesa? (a propósito de nuestro eslogan)” (“Vera Cartonera, entre Gilda y Derrida”, capítulo escrito a muchas voces por el Colectivo Vera Cartonera, 2020) el equipo de Vera explica la selección de este lema como definición de su identidad y los fundamentos en que se sostuvo la discusión acerca de esa elección del eslogan identitario del sello editorial. El relato da cuenta tanto de la genealogía del colectivo de trabajo, como del cuidado puesto en cada una de las decisiones ligadas a sus prácticas. Desde el libro titulado El amor (2005) de Fernando Callero (y el recuerdo de los inicios del equipo de extensión “Tras las huellas de la mandrágora”), hasta los textos de Derrida (“la desconstrucción no va nunca sin amor”, 1992, p. 89), el Diccionario amoroso del psicoanálisis de Élisabeth Roudinesco, la expresión Por amor a Derrida elegida por Mónica Cragnolini para una selección de textos discutidos en un congreso sobre la producción del filósofo se trata de una serie de lecturas que orientan las decisiones del equipo y el modo en que diseñan y llevan a cabo sus prácticas. Prácticas movidas por “una alegría no exenta de agencia en la que nunca falta la música de Gilda. O, dicho en otros términos, por si hiciera falta ratificarlo: ‘no me arrepiento de este amor’” (Colectivo Vera Cartonera, 2020, pp. 79–80).


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