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Supernatural, aburrimiento e historia

Wendy Ribadeneira Vargas
Universidad San Francisco de Quito, Ecuador
Christian Parreño
Escuela de Arquitectura y Diseño de Oslo, Noruega

post(s)

Universidad San Francisco de Quito, Ecuador

ISSN: 1390-9797

ISSN-e: 2631-2670

Periodicidad: Anual

vol. 2, 2016

posts@usfq.edu.ec

Recepción: 10 diciembre 2015

Aprobación: 05 febrero 2016



Supernatural, aburrimiento e historia







Según Fredric Jameson, el aburrimiento es un “útil instrumento para explorar el pasado, y establecer un encuentro con el presente” (Jameson, 1991, p. 303). Es decir, en el estudio de la historia, lo que se ha olvidado es tan significativo como lo que se conserva y oficializa como memoria. Al agotar lo célebre —el hartazgo con los clásicos—, se da espacio a lo que no calificó para la posteridad debido a que en el momento de su estimación fue percibido como irrelevante. Así, el aburrimiento aparece como causa y efecto del ciclo de las tendencias de la historia, como el descontento con “lo anterior y conocido” que organiza la búsqueda de “lo nuevo y por conocer”, como una reacción negativa hacia los ofrecimientos de lo actual.

Si la experiencia individual del aburrimiento se prolonga a sucesos cronológicamente distantes, esta provee una estructura de interrelación que contribuye a una conceptualización del futuro basada en lo ausente (Parreño, 2013). Por extensión, se puede entender a esta condición como un marco analítico de momentos de transformación, de periodos y periodizaciones. Estas posibilidades se acentúan por el cotejo del aburrimiento con el pasado y la necesidad de establecer relaciones con lo que está por ocurrir. El presente, “el nuevo anterior”, es un futuro obsoleto ubicado entre “lo que pasa” y “lo que no se produjo” (Petro, 2002); el futuro, “el nuevo nuevo”, constituye una “diferencia a desarrollarse” (Highmore, 2002, p. 2): y el pasado, “el descartado anterior”, es un momento acrítico con iguales posibilidades de tomar importancia como de ser abandonado. Para Emil Cioran, el proyecto de la historia moderna —la recolección y clasificación de eventos preliminares— es el resultado del miedo al aburrimiento (Cioran, 1995, p. 109). A modo de genealogía inversa, esta aprensión establece al presente como el punto de partida desde el cual el pasado debe ser investigado. En esta ubicación, la historia sirve como un texto que debe evitarse y como referencia negati-va para los esfuerzos teleológicos del progreso. Asimismo, para Jameson, el interés del capitalismo tardío por la historicidad, las imágenes y los estilos anteriores fomenta un sentido de ahistoricidad crónica (Jameson, 1991, p. 71-72). El deseo de un presente con una estética previa sobrepasa lo simplemente nostálgico, respondiendo al llamado existencial de llenar significativamente la vacuidad de los hábitos de la modernidad y transformando al pasado en una fuente inagotable de material positivo, previamente probado y aprobado, con riesgo marginal de ineficiencia.

La repetición literal de lo mismo, tanto en la naturaleza como en la civilización, se convierte en un círculo de producción y re-producción a despropósito, a menos que la existencia de este ciclo —la repetición sin diferencia de la historia— sea el único objetivo alcanzable. De acuerdo con Walter Benjamin, los principios del modernismo que cohabitan con la noción del eterno retorno son antinomias indisolubles, ante las cuales debe desarrollarse la concepción dialéctica del tiempo histórico (Benjamin, 2002, p. 117). En este argumento, la historia se concibe como la tensión entre el aburrimiento y la creación de lo nuevo que sistematiza el presente. Si el individuo se aburre cuando no sabe lo que espera, pero al mismo tiempo la expectativa constituye el umbral de los acontecimientos del futuro, entonces, ¿cuál es la “antítesis dialéctica” a esta condición? (Benjamin, 2002, p. 117). Partiendo de esta pregunta, Andrew Benjamin plantea a la distracción no solo como agente organizador del estado de ánimo de la modernidad, sino también como el resultado de los esfuerzos por evitar el aburrimiento (Benjamin, 2005, p. 159-162). La potencialidad creativa reside en la estructura de incertidumbre que este intersticio provee, y no en la creación de representaciones del futuro o utopías (Benjamin, 2005, p. 162). El aburrimiento como umbral es tanto una línea divisoria, como el sitio que permite equivocaciones y la existencia de lo ambivalente y ambiguo. Para cruzarlo, “un cruce en el que se introduce la futuridad hecha posible por la potencialidad del presente” (Benjamin, 2005, p. 170), es necesario sobrepasar un futuro que haya sido previamente concebido y delineado. El aburrimiento, entendido como capacidad latente en lugar de un conjunto de opciones pre-configuradas, puede superar el momento en que los efectos de una acción encuentran sus opciones de expresión. De esta manera, “la antítesis dialéctica al aburrimiento es la experimentación […] como acto y estado de ánimo” (Benjamin, 2005, p. 170).

Referencias bibliográficas

Benjamin, Andrew 2005 “Boredom and Distraction: The Moods of Modernity”. En Andrew Benjamin (editor). Walter Benjamin and History. London: Continuum.

Benjamin, Walter 2002 The Arcades Project. Traducido por Rolf Tiedeman. Cambridge: Belknap. 1940.

Cioran, Emil 1995 Tears and Saints. Traducido por Ilinca Zarifopol-Johnston. Chicago: The University of Chicago Press. 1937.

Highmore, Ben 2002 Everyday Life and Cultural Theory: An Introduction. London: Routledge.

Jameson, Fredric 1991 Postmodernism, or, the Cultural Logic of Late Capitalism. London: Verso

Parreño, Christian 2013 “Aburrimiento y espacio: experiencia, modernidad e historia”. RevistArquis, No. 1.

Petro, Patrice 2002 Aftershocks of the New: Feminism and Film History. New Brunswick: Rutgers University Press

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