Radar
Recepción: 15 Marzo 2017
Aprobación: 16 Mayo 2017
Cómo citar: Pink, S., Burgos, H. (2017). Etnografía en el linde del futuro. En post(s), volumen 3(pp. 122-137). Quito: USFQ PRESS
Etnografía en el linde del futuro
Quito, 16 de enero de 2017
Hugo Burgos (HB): Revisando el corpus de su trabajo, es claro que lo encontramos a lo largo de las líneas de antropología visual, etnografía digital, etnografía sensorial, y ahora el estudio de la vida cotidiana –y sus aspectos aplicados. Conocemos que el núcleo de su trabajo es la etnografía, ¿cómo explica esta transición?
Sarah Pink (SP): La antropología visual es donde empecé y ha sido la más grande influencia en mi carrera. Como estudiante de grado, desarrollé un proyecto fotográfico para uno de mis trabajos de tesis. En ese momento, estaba interesada en un tipo de creación documental reflexiva muy influenciada por el trabajo de David MacDougall; empecé a pensar cómo usar la cámara como una forma de comprender las experiencias que las personas tienen del mundo, así como el proceso de investigación. Después de estudiar la maestría, hice mi Ph.D. en Antropología Social en la Universidad de Kent; ahí es que hice mi investigación sobre mujeres y toreo. Cuando llegué a España, me di cuenta que la gente filmaba las corridas de toros, y estas eran televisadas. Muy pocos fans del toreo iban a los toros a grabar videos, y más bien, la fotografía era el núcleo de esa cultura. En vez de utilizar video, utilicé mucho más la fotografía, y lo interesante sobre aprender a tomar fotos de las corridas de toros, fue el aprender a anticipar. Para saber cuándo tomar la fotografía, necesitas saber qué va a pasar después; entonces debes conocer el performance para poder fotografiarlo. Así aprendí mucho sobre cómo usar fotografía como parte de mi proceso de investigación.
Cuando empecé mi colaboración con Unilever Research en Inglaterra fue cuando comencé lo que llamo, etnografía en video. Hice tres proyectos con ellos; los más importantes fueron dos: uno sobre la vida cotidiana en la casa, y cómo la casa es limpiada y mantenida; el otro era sobre la lavada de ropa. He continuado investigando el lavado de ropa, no solo en el contexto de colaborar con Unilever, sino en el contexto de mi investigación sobre energía y tecnologías digitales. Entonces, en ese trabajo, empecé a usar videos como una forma de encuentro con los participantes de la investigación, un encuentro con sus hogares, su vida diaria; para ello desarrollé los métodos del video tour y los reenactments1 (recreación) en video. Continúo usando esos métodos ahora, que han evolucionado y se han desarrollado a través de diferentes proyectos. Eso es parte de la trayectoria de cómo uso el video en mi trabajo, y métodos particulares, especialmente el reenactment y los tours son el núcleo de mi trabajo. He realizado investigaciones sobre ciudades lentas (slow cities) en Inglaterra y Australia desde 2005 hasta recientemente, y parte de esa investigación usa el tour en video. Es un tour del pueblo, siguiendo a los participantes a la par que desarrollan sus vidas. Es un método que realmente he cultivado en vez del trabajo de campo de participación observante de largo período. Obviamente es algo que muchos antropólogos, que aún creen que el trabajo de campo como el núcleo de la disciplina, criticarían. No creo que sea el núcleo de la disciplina, en mi interpretación, o quizás lo que hago no es estrictamente antropología. Podemos pasar días debatiendo este tipo de cuestiones.
HB: Eso es un debate en sí mismo. Una de mis preocupaciones ha sido cómo fusionar teoría y práctica. Es muy claro que cuando se trabaja con herramientas visuales, o de programación, estas son el primer lugar de práctica. Si se maneja la herramienta, se tendrá un mejor resultado de lo que se busca alcanzar a través de ese recurso. En la antropología visual, las herramientas visuales pueden ser usadas para registrar, documentar, pero le obligan a uno a ser reflexivo sobre ellas. ¿Qué significa esto?
SP: Una de las preguntas que frecuentemente me hacen sobre el trabajo que hago en los hogares, especialmente en mi artículo de reenactment es: ¿Acaso no cambia lo que hacen? Todo el punto del método del reenactment –tenemos un artículo sobre reenactment publicado en el Journal of Visual Studies 2014– , es que no estoy intentando observar lo que ocurre. Todo el punto es mucho más profundo, mucho más denso, de mucha más colaboración intensa con el participante.
La idea de trabajar con un participante usando la cámara es que se genera una abstracción de lo que usualmente realiza. Porque cada vez que hacen la misma cosa, la hacen de forma diferente. A pesar de que me quedara ahí todo un año, y los observara cada día, nunca sabría lo que usualmente hacen porque siempre será diferente. Entonces, ellos son los mejores expertos en eso. La actividad que realizan cada día, lo que conocen sobre ella y su construcción en una forma sensorial incremental –no un conocimiento aprendido conscientemente de lo que usualmente realizan–, se manifiesta en lo que me enseñan. Todo se junta en ese encuentro de investigación –algunos le pueden llamar memoria muscular–, algo de ello es más consciente en términos de algo que aprendieron cuando cambiaron algo, o improvisaron algo nuevo que se vuelve saliente. Mucho se trata de trabajar con ellos, intentar comprender lo que ellos piensan que usualmente realizan, y cómo traemos eso a la superficie, y les hacemos que lo articulen verbalmente. Existen cosas que son muy mundanas, muy ocultas, muchas de las cuales las personas normalmente no conversarían; no porque no sean importantes, pero porque son obvias, y esas son las cosas que muchas veces más importan.
HB: Concuerdo contigo en que existe una belleza al grabar videos y, aunque solo sean un performance, existe una invitación a la reflexión. Se ha revisado cómo estas herramientas son usadas para documentar, ahora son una metodología. ¿Cómo las ubicas desde tu epistemología? ¿Viene esto a tu mente cuando estás diseñando tu investigación? No solo se trata de tu reflexividad, o la de ellos, sino que es también modelar un mundo que no lo explicas a través del texto escrito, pero existe algo en el componente visual de un reenactment que hace saliente algo que no se puede tener a través de un texto académico regular. Existe una epistemología para este tipo de trabajo, ¿cómo la declaras?
SP: Las distintas cosas que el trabajo con video puede sacar a la luz [pausa larga] es como puede comunicar, tanto en contextos académicos, y más allá de contextos académicos. Esto tiene que ver con el trabajo de MacDougall; él tiene la idea de que lo que realmente vemos cuando vemos un video que ha sido grabado, aparte de lo que ocurre en la pantalla, también grabamos la posición de la persona que graba. Y lo que realmente vemos es el mundo como lo veía la persona mientras filmaba, desde la posición en que estaba parada. Ahora, para mí, no solo es eso. Cuando seguimos a alguien por el mundo, caminamos con él, caminamos a través del mundo mientras grabamos. ¿Realmente qué filmamos? Para mí, de lo que trata el video, realmente es de grabar el trazo a través del mundo que tomamos con la cámara de video. Grabamos visualmente lo que está enfrente de la cámara, pero también grabamos el proceso de movernos a través del aire.
Libros escritos por Sarah Pink
Esto está relacionado con el trabajo de Tim Ingold. Él estudia cómo caminamos en la superficie de la tierra, a través del planeta. Caminamos la tierra con la cámara y registramos el trazo –ese movimiento– a través del mundo. Entonces, hay dos formas de pensar ese asunto. Para mí, la importante es revisar el video, yo misma. Cuando reviso el video, no solo reviso una grabación de lo que ocurrió, no veo la misma cosa otra vez, y otra vez. Cada vez que visionas algo, te mueves más antigua en el mundo con ella. Es necesario pensar en movimiento como el núcleo para comprender lo que el video hace. He escrito sobre una anécdota en inglés, en la que se dice: “te hago un playback”2, pero realmente nunca tocamos algo de regreso, realmente lo tocas hacia adelante. Esto se liga al trabajo de Doreen Massey. En el libro For Space, ella escribe sobre un ejemplo de cuándo regresaba a la casa de sus padres, y dijo: “nunca vas para atrás, siempre vas para adelante”. Entonces, Massey e Ingold no escriben sobre video, pero podemos aplicar su pensamiento a lo que hacemos cuando vemos un video. Cuando reviso los videos, me muevo nuevamente hacia adelante con ellos. No me muevo hacia adelante en términos del tiempo y el sentido de movimiento porque están reproduciéndose hacia delante, pero me muevo hacia adelante en mi pensamiento, avanzar hacia delante en mi entendimiento. No es como verlo, retrocederlo al inicio otra vez, no regresamos al inicio, siempre lo vemos como nuevo, lo vemos siempre con ojos nuevos, y siempre producimos nuevas formas de conocer con él, a medida que nos movemos hacia delante con él. Entonces, cuando lo vemos nuevamente, conocemos otra vez de forma diferente. Se trata de aprender con él mientras se lo conoce. Aquello que tu conocimiento conoce se queda fijado. Pero si conoces con algo en medida que lo revisas desde un nuevo inicio, junto con él, entonces conoces con él. Se trata de pensar al conocimiento como fluido, no como Conocimiento. Se trata de pensar sobre conocer, antes que conocimiento. Entonces, conocer emerge simultáneamente con la grabación de video en la medida que avanzamos. Esa es la forma en la que me gusta pensar sobre el video.
HB: Es hermoso porque encuentro una conexión con Jean Rouch y toda la idea de la antropología compartida. Es grabar en vivo un performance, incluirlo todo, ser transparente sobre todo el proceso. Me gusta la idea porque estamos tratando con dispositivos de inscripción. Estoy pensando en Derrida, ambos video y texto, es lo que son. Por supuesto sus medios son diferentes. Me parece muy interesante cómo se puede jugar con tiempo, memoria, y experiencia.
SP: Absolutamente.
HB: Esto es muy a la John Cage, ninguna repetición es exactamente igual. Ahora que te he escuchado hablar de los aspectos visuales de tu investigación –no debería traducirse–, pero cómo explicas trabajar con medios digitales, en términos de hacer etnografías digitales, en términos de estudiar el hiperespacio y el espacio virtual.
SP: El núcleo de mi interés, de mi trabajo, es la cuestión de cómo crear una antropología –que co–creo con otros– que se mueve más allá de la antropología tradicional que se ubica en el pasado. Estoy interesada en realizar una antropología aplicada, pública, y de diseño intervencional, orientada hacia el futuro; que busca intervenir En futuros que aún no podemos imaginarnos cuáles serán. Tenemos una red dentro de la Asociación Europea de Antropología Social, la Red de Antropologías del Futuro (FAN), y tenemos un manifiesto para un nuevo tipo de antropología, la cual es intervencional, orientada al futuro, valiente, rompe barreras, y va más allá de la antropología tradicional. Entonces, el núcleo de mi interés es cómo podemos comprender nuestro movimiento hacia el futuro, nuestro movimiento a lo que ocurre después. Cómo podemos realizar etnografías que den cuenta de esos momentos en los que pisamos sobre el filo del presente hacia el futuro, que lo hacemos todo el tiempo.
Libros editados por Sarah Pink o escritos en coautoría
También podemos intentar pensar cómo podemos llevar cosas con nosotros hacia el futuro y que podrían producir cambio, y por eso trabajo con diseñadores, para pensar en habilitar a esos diseñadores para que creen aquellas cosas que podremos llevar al futuro con nosotros.
HB: Es sencillo entender cómo tienes que relacionarte con los aspectos digitales del día a día, estés estudiándolos directamente o no.
SP: Lo digital es inseparable de lo cotidiano. Tengo dos entradas a la etnografía digital. La primera no tiene que ver con hacer etnografía online. Y la segunda tiene que ver con los lugares donde he escrito sobre el tema junto con otras personas: uno es el libro Digital Ethnography, que co–escribí con Heather Horst, John Postill, Larissa Hjorth, Tania Lewis y Jo Tacchi, de la Universidad RMIT. En la introducción, escribimos sobre la relación entre lo digital y el mundo material y cómo tendemos a separar lo online de lo offline. Lo aventurado de este libro es que es muy interdisciplinario, porque está escrito por gente que viene de la antropología, de los estudios culturales y de medios, de los estudios de cultura material. En ese libro no quisimos ver lo digital y lo material como mundos separados. El otro lugar es el libro Digital Materialities, editado junto con Elisanda Ardèvol y Dèbora Lanzeni. En nuestra introducción, articulamos nuestro concepto de materialidad digital de una manera muy coherente con las ideas que desarrollé sobre el trabajo de Tim Ingold, aunque Tim no escribe directamente sobre tecnología digital. Fue interesante para nosotros el uso de nociones de tecnología e imaginación, que tienen que ver con pensar cómo lo digital y lo material son parte del mundo procesual, y cómo no podemos pensarlos más separados el uno del otro.
HB: Cuando haces etnografía digital o trabajo visual, siempre estás relacionado con las herramientas digitales de tu tiempo, pero también con los discursos y los contextos en que esas herramientas se crearon. No podemos pensar en la realidad virtual ahora sin pensar que hace veinte años se implementó como una herramienta de simulación para la milicia. Y ahora todos los discursos nos llevan hacia “el último avance del momento, lo mejor que puede pasarle a nuestra experiencia” y es bueno tener una perspectiva crítica sobre esos temas. Teniendo eso en cuenta, ¿cómo localizas tu idea de etnografía en el futuro? Como sabemos, el futuro va a cambiar, pero también está sujeto a muchas fuerzas, a poderes, a discursos, como dijo Stuart Hall, “vivimos bajo condiciones que no son de nuestro propio hacer”. La tecnología tiene fuerzas sumamente estratégicas, sea para el complejo militar o para los negocios, entonces ¿cómo te enfrentas a esto?
SP: Creo que para un científico social es bastante obvio que la tecnología no va a cambiar el mundo. Una tecnología es siempre posibilidad. Porque la tecnología solo se realiza, o se convierte en algo, cuando las personas se relacionan con ella. Y eso me lleva de nuevo a lo que estábamos hablando: qué nos acompaña cuando avistamos el borde del presente en el futuro. Si queremos diseñar una nueva tecnología, necesitamos realmente pensar en una tecnología que sería apropiada y deseable para que la gente la lleve al futuro con ellos. No sabemos cómo será el futuro, pero sabemos que la tecnología tiene que ser lo suficientemente abierta para que sea parte del futuro con las personas. No sabemos cómo va a ser ese futuro, pero serán las cosas que nos acompañen, mientras nos movemos hacia el futuro, lo que se convierta en tecnología con nosotros. Esa es mi opinión sobre cómo pensar sobre nuestro futuro tecnológico: ¿qué llevaremos a nuestro futuro con nosotros? Y cómo, con eso que llevaremos, nos convertimos en algo de lo que será el futuro... Para ese entonces, ya estaremos en ese futuro, imaginando uno nuevo…
HB: Es una gran idea porque se desvía del determinismo tecnológico –que no es tu caso–, el futuro aún radica en nosotros.
SP: Hay tanto determinismo tecnológico. El último año, una de las cosas que más me preocupó con mis colegas es el análisis de big data, análisis predictivo, y las políticas manejadas por datos... Una de las cosas que empezamos el año pasado en RMIT en el Centro de Etnografía Digital es un Laboratorio de Etnografía de Datos. Hicimos nuestro primer taller como un tipo de taller exploratorio, para auscultar cómo podemos articular la relación entre datos digitales y big data, y etnografía. Con el taller, llegamos a escribir un manuscrito de posicionamiento que pensamos publicar en el Journal of Big Data and Society, pero tardaría dos años en ser publicado, y para entonces sería muy tarde. Entonces decidimos publicar este manuscrito tan pronto pudiéramos. Lanzamos el manuscrito y unos videos cortos del taller a través de nuestro sitio web de Data Ethnography (http://digital–ethnography.com). Ahora nos enfocamos en datos y ética, datos y juegos… Recientemente tuvimos un taller sobre datos rotos, en donde se tomó teorías de mundos rotos, revisamos como podíamos aplicar teorías de daño, ruptura y reparación aplicados a datos digitales. Y cómo estas nos permiten criticar big data, análisis predictivo, y el tipo de supuestos que hacemos sobre lo que las personas realmente realizan en el mundo, y qué es lo que probablemente harán las personas a futuro en el mundo.
HB: Es bastante problemático.
SP: Para los antropólogos es terrible, ¿verdad?
HB: Veo un resurgimiento de la antropología médica de finales del siglo XIX, en términos de predecir delincuencia. Es el mismo discurso, para eso se requiere amasar grandes cantidades de información. Existe un paper recientemente publicado por un par de investigadores chinos –que tuvieron un alto nivel de éxito– al utilizar un grupo de control, un grupo numeroso, que nunca cometió crímenes, a los cuales se procesó la información de sus rostros a través de software de reconocimiento facial. Luego aplicaron el sistema a otro grupo de criminales, y este identificó a los criminales a través de su rostro. Me preocupa mucho este problema. Al movernos hacia la inteligencia artificial, machine learning3, la pregunta no es si van a ocurrir, pero ¿cómo seremos reemplazados? Lo que también hace preguntarnos, ¿qué estamos reemplazando?
SP: Exactamente, cómo la inteligencia artificial puede convertirse en parte de nuestros mundos, y cómo queremos movernos hacia el futuro con ella, y cómo funcionará con diferentes personas, y diferentes grupos de personas. Parece que la inteligencia artificial es inevitable porque ya está engranada en varios aspectos de nuestra vida. De alguna forma es atractiva en términos de las cosas que puede hacer por y para nosotros. Pero también me trae un concepto que ha sido bastante central a mi trabajo en el último año, la pregunta sobre qué se siente bien para nosotros, y con qué nos sentimos cómodos. Empecé a usar esos conceptos cuando hice la investigación sobre energía porque el eje de la investigación con personas y su uso de tecnologías digitales y energía en la casa se basó en el concepto de sentirse bien: ¿Qué debemos hacer para que la casa se sienta bien? Uno de los proyectos que estoy realizando en una universidad en Suecia es analizar autoseguimiento y datos. Estamos rodeados de datos: nuestros patronos de sueño, nuestros ciclos de transportación… Estamos rodeados de muchos datos, y se da en formas que ni siquiera las comprendemos, existe toda una presencia de datos. Pienso que aprendimos del trabajo sobre energía sobre presencia de medios digitales: está siempre presente, no está encendida, no está apagada, por lo que escribimos sobre el modo standby (el concepto del modo standby es: está presente, puedes tocarlo, quizá alcanzarlo cuando se necesite, o quizá no. Quizá está ahí, y no sabes dónde...). Entonces comencé a pensar en datos como algo presente, como lo es el clima, y es parte de nuestro ambiente cotidiano. ¿Cómo nos sentimos cómodos en estos mundos? La pregunta interesante que se avizora en relación con la inteligencia artificial: ¿Cómo vivimos en un mundo de inteligencia artificial en el que nos sintamos cómodos?
HB: Iba a preguntar, ya que estás tratando con todas estas posibilidades tecnológicas, o con el futuro de la tecnología, ¿cuál es la prioridad? Me refiero en términos de qué no podemos obviar cuando las estudiamos. Las tecnologías cambiarán, discursos cambiarán, parecería que lo que indicas, lo que se siente bien, puede ser un punto de referencia.
SP: ¿Cómo nos acomodamos en el mundo, cómo manejamos ansiedades? Me he vuelto muy interesada en las tecnologías predictivas y de anticipación en lo que he escrito sobre futuros. Tenemos un libro que se publicará en los siguientes meses llamado Theoretical Scholarship and Applied Practice, editado con mis colegas Vaike Fors y Tom O´Dell, quienes trabajan en Suecia. Uno de los capítulos que contribuí al libro trata sobre ética para una antropología orientada hacia el futuro. La aprobación en comités y procesos implica una lógica de anticipación, que intenta prevenir que, ciertas cosas estipuladas como indeseables, ocurran en el futuro. Básicamente existen ciertas formas sociales y culturales para detener que ocurran cosas en el futuro, que no funcionan –obviamente–, lo sabemos. Porque el futuro siempre es incierto cuando intentamos predecirlo.
HB: Estaba pensando, y quizá sea un desvío indicar, tienes muy claro cómo pasar de teoría a la práctica, a conocimiento aplicado, hasta anticipar el mundo. ¿Qué tipo de retos has encontrado al trabajar en proyectos interdisciplinarios? ¿Qué retos has encontrado al trabajar a través de los mundos visuales y digitales, y pensando sobre el futuro?
SP: Pienso que es una cuestión cómo ser muy abierta. No lo he encontrado difícil, pero encontré que es importante ir más allá; se trata de ceder la experticia e ideas de otras personas. Por ejemplo, en nuestro Laboratorio de Entografía de Datos he colaborado con una gran diseñadora, Yoko Akama. Lo que hemos intentado hacer ahí cuando hablamos de diseño, más etnografía, más futuro, es crear una forma de trabajo que no es etnografía, que no es diseño. Ambas debemos ceder en nuestros compromisos y preferencias disciplinarias para poder crear algo que es posdisciplinario –supongo que es un concepto problemático–. Como parte de nuestro proceso de investigación de diseño tuvimos un simposio al final de 2014 que se enfocó en la incertidumbre. Intentamos investigar procesos e incertidumbre, donde la incertidumbre era central a todos. También existe una pregunta sobre qué es la documentación de diseño, y qué es un video documental; ¿cómo se pueden juntar esas prácticas para crear algo que va más allá de las disciplinas?
Pienso que es un reto sumamente interesante en términos de que se llega a trabajar con disciplinas de una forma en la que debes liberarte de lo que piensas que es tu disciplina, no podemos defender nuestras disciplinas, tenemos que abrirlas para que sean dañadas o rotas por otras disciplinas, dejar que esas otras disciplinas se infiltren en ellas, de alguna forma mutua. Solo entonces podemos crear algo que es realmente diferente, realmente interesante, y que nos permite pensar de forma diferente. Básicamente se trata de suspender la defensa de tu disciplina. Pienso que, como antropólogos, somos muy buenos defendiendo nuestra disciplina.
HB: Para terminar la conversación, una palabra que pienso que tiene que ver con tu trabajo es experiencia. Me interesa porque estamos hablando de una experiencia que es performada, experiencia como parte de un documento –ya sea escrito, grabado, performance–, y datos que capturan nuestra experiencia. Si se habla de futuros tecnológicos y posibilidades, ¿cómo piensas que la tecnología afecta nuestra experiencia con todos los cambios continuos? ¿Qué rol tiene la experiencia en tu trabajo e investigación?
SP: Supongo que la experiencia está atada a conocer, de cómo nos acoplamos a nuestro ambiente de una forma procesual; la experiencia es incremental, siempre en marcha. No quiero decir que la tecnología ha cambiado nuestra experiencia con nuestro ambiente, porque hablé sobre la tecnología digital como parte de una presencia de un ambiente emergente, del cual somos parte. Me gusta mucho el trabajo de Tim Ingold sobre la percepción de nuestro ambiente, la forma en que de una manera permanente nos engranamos con lo que el ambiente nos provee, de que somos parte del mundo que nos crea a medida que nos movemos a través de él. Nuevamente sitúo la experiencia en el movimiento, como parte de un proceso complejo que ocurre cuando nos movemos por el mundo.
HB: ¿Cuáles son tus siguientes pasos? ¿Cuáles serán las discusiones que desarrollarás en los siguientes diez años? ¿Cuál es esta cuestión inmutable –si es que existiera–, que sabes que va a ocurrir, sin importar los cambios que se den en el ambiente de medios y tecnologías?
SP: Todo mi trabajo es colaborativo, y trabajo con personas geniales que lo hace divertido. Quisiera reunir este tipo de trabajo: Estoy interesada en algo más allá de la tecnología y el diseño, y mucho más hacia la práctica creativa.
Notas
Información adicional
Cómo citar: Pink, S., Burgos, H. (2017). Etnografía en el linde del futuro. En post(s), volumen 3(pp. 122-137). Quito: USFQ PRESS