Recepción: 16 Agosto 2022
Aprobación: 24 Octubre 2022
Resumen: La convulsión social que se está viviendo en Latinoamérica es un proceso que históricamente se deseaba y se esperaba en el buen sentido de la reflexión, existía un deseo de cambios profundos en estructuras sociales que habían tocado fondo, arrollando a los más débiles y desposeídos y maltratando a una clase media que luchaba en sobrevivir con algunas bondades de supervivencia. Ese sacudón y despertar ante la realidad se interpretó ideológicamente hablando como la llegada de una Revolución.
Palabras clave: Transversalidad, Ética, América Latina.
Abstract: The social upheaval that is being experienced in Latin America is a process that historically was desired and expected in the good sense of reflection, there was a desire for profound changes in social structures that had hit rock bottom, overwhelming the weakest and dispossessed and mistreating to a middle class struggling to survive with some survival benefits. This shock and awakening to reality was interpreted ideologically speaking as the arrival of a Revolution.
Keywords: Transversality, Ethics, Latin America.
La convulsión social que se está viviendo en Latinoamérica es un proceso que históricamente se deseaba y se esperaba en el buen sentido de la reflexión, existía un deseo de cambios profundos en estructuras sociales que habían tocado fondo, arrollando a los más débiles y desposeídos y maltratando a una clase media que luchaba en sobrevivir con algunas bondades de supervivencia. Ese sacudón y despertar ante la realidad se interpretó ideológicamente hablando como la llegada de una Revolución.
Aun así, con la esperanza de cambios y novedades, la realidad que nos mostró la geopolítica vista desde América Latina era apuntando como referencia obligada a la revolución cubana de la cual la mayoría de los pueblos no comulgaba con ella, se esperaba por lo tanto algo distinto pero contundente, sin embargo, lo que se vive no es una época de cambios sino en definitiva un cambio de época, que sopló convulsiones revolucionarias sin conciencia, sin planes ideológicos concretos de base, sin fundamentos económicos viables que en suma, causaron la aspiración contraria; se produce una debacle social con fractura dolorosa de la moral y ética que conlleva a vivir una crisis social y económica que se agrava aún más con las presiones políticas que no terminan de definirse por la vía ideal.
En el tan sonado proceso de integración Latinoamericana se definen claramente los elementos comunes en la lucha por fortalecer la potencia del sur y se gestiona para sembrar democracia dirigida por autores políticos preñados de planes, proyectos y buenas intenciones. En eso creen los pueblos y se aferran con lealtad y si se quiere, desesperación, para surgir y palear la calamitosa situación de desigualdad e injusticia social.
Sin embargo, lo que hemos evidenciado en estos últimos tiempos en nuestra américa latina es una verdadera crisis moral, que ha traído como consecuencia entre otras razones, una diáspora inclemente que proyecta a su vez una desgracia ética que ha estrangulado a hombres y mujeres que buscan una salida ante la crisis desmoralizadora que los atribula, afectando toda una región que históricamente ha luchado por conservar una rica cultura de saberes y propiedades que los hacen únicos ante el mundo.
En la transversalidad de la ética reposa los verdaderos cambios y transformaciones sociales en positivo, que sólo se podrán lograr con el compromiso y convicción de todos aquellos que practiquen vida en el ideal de una sociedad más humanista, contribuyendo con la praxis transformadora del comportamiento y la demostración de una vida en valores.
Considero que la lucha no debe agotarnos y debemos mantener el interés galopante por cultivar la ética y construir bases consistentes de protagonismo responsable, con calidad humana, participando activamente por sembrar en cada uno de nuestros espacios el compromiso de construir éticamente hablando, sociedades que proyecten progreso y calidad para todos.
El valor ético trasciende en los individuos y debe producir la fuerza para transformar en forma progresiva la visión de la identidad nacional y la conciencia cívica, orientándolo a la coherencia e integridad que incluye la sostenibilidad en el tiempo para las futuras generaciones en un desarrollo social, económico y político.
El gran reto de américa latina es consolidar el desarrollo de sociedades éticas, asegurando una construcción de realidad social sólida en el convencimiento de ser un derecho pleno de cada ser el desarrollar una vida henchida en gozo, respaldada y respetada por un estado de derecho que acobije a cada uno de sus ciudadanos en sus intereses, sueños y proyectos.
Reitero la consideración de la ética para el deber, para la felicidad, para el buen vivir, que se genere en el seno de los pueblos Latinoamericanos para el impulso del progreso y el surgimiento como sociedades dignas y pujantes.
No puedo dejar de ratificar el evidente desafío humano que clama y grita en un repensar del Ser desde su dimensión ética, debemos apropiarnos de los deseos y de los sueños por un mejor modo de vida, por el ideal de una sociedad impregnada en justicia social, por un verdadero reconocimiento de todos, por ello, aferrarse a la utopía, tal como lo recomienda en sus innumerables reflexiones L. Boff, es apropiado en estos cruciales momentos de reflexión para creer y actuar por el bien común de la humanidad.