Recepción: 16 Junio 2020
Aprobación: 22 Septiembre 2020
| Covarrubias Israel. Lo político y sus huellas. Ensayos sobre la relación entre tiempo y democracia. 2019. Ciudad de México. Navarra-UAQ. 224pp. |
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Resumen: Además de su acepción como combinación de factores y circunstancias que caracterizan una situación en un momento determinado, el término coyuntura, en su sentido anatómico, significa articulación que es capaz de moverse y une dos cuerpos óseos. Es atendiendo a este último que se puede comprender (acudiendo al recurso de la metáfora) el libro de Israel Covarrubias, Lo político y sus huellas. Ensayos sobre la relación entre tiempo y democracia. La colección de textos que presenta contribuye a quitar los velos que, inadvertida, pero eficazmente, ocultan ejes de articulación de los fenómenos políticos en esta época (que en Occidente se pretende democrática).
Palabras clave: Israel Covarrubias, tiempo, democracia.
Abstract: In addition to its meaning as a combination of factors and circumstances that characterize a situation at a given moment, the term joint, in its anatomical sense, means a joint that is capable of moving and joins two bone bodies. It is by attending to the latter that one can understand (resorting to metaphor) the book by Israel Covarrubias, The political and its footprints. Essays on the relationship between time and democracy. The collection of texts that it presents contributes to removing the veils that, inadvertently, but effectively, hide the articulation axes of political phenomena in this era (which in the West pretends to be democratic).
Keywords: Israel Covarrubias, time, democracy.
Además de su acepción como combinación de factores y circunstancias que caracterizan una situación en un momento determinado, el término coyuntura, en su sentido anatómico, significa articulación que es capaz de moverse y une dos cuerpos óseos. Es atendiendo a este último que se puede comprender (acudiendo al recurso de la metáfora) el libro de Israel Covarrubias, Lo político y sus huellas. Ensayos sobre la relación entre tiempo y democracia. La colección de textos que presenta contribuye a quitar los velos que, inadvertida, pero eficazmente, ocultan ejes de articulación de los fenómenos políticos en esta época (que en Occidente se pretende democrática). Estos puntos de convergencia y separación son operativos y relevantes, pese a no ser evidentes a primera vista y, ciertamente, pasan inadvertidos a quien observa desde los lugares comunes de la teoría.
La obra tiene por motivo principal evitar la usura del tiempo sobre una serie de veinticinco escritos publicados con distintos objetivos académicos. Pese a la variedad de sus temáticas, hay un hilo conductor que los une: la reflexión crítica sobre el universo de lo político en el contexto de las actuales democracias y su ambivalente presencia como producto y elemento productor del perfil de esta época. El libro es una interesante mezcla entre opiniones fundamentadas sobre la obra de autores relevantes y análisis crítico de problemas centrales de los Estados democráticos. El libro resulta sugerente, ya que esboza puntos de vista novedosos, especialmente en relación con los fenómenos que rodean la dimensión temporal (y no sólo la espacial) del cambio político. Esta pareciera precisamente la intención subyacente de la obra: provocar. No se nos presentan tratados eruditos y farragosos, sino ensayos, reseñas y presentaciones de otras obras, ricos en insinuaciones intelectuales, a partir de la libertad que la intención original de los escritos. De hecho, esta es una de las principales virtudes del título. Los estudios (y estudiosos) de largo respiro son no sólo pertinentes para delinear el perfil de una época (y al hacerlo, insinuar alternativas), sino necesarios, como deja claro el autor en varios momentos a lo largo del libro. Por otra parte, lo que también resulta necesario es imaginar posibles caminos (algunos son carreteras, otras veredas) que puede seguir el pensamiento para ser capaz de mirar adecuadamente su contexto, en distintos niveles de inteligibilidad. Esta obra nos invita fundamentalmente a problematizar, esbozando ejes de análisis propios.
El libro está dividido en tres secciones. El caleidoscopio intelectual que la primera sección presenta al lector, le permite asomarse a una colección de miradas que van desde la valoración de la obra de un crítico cultural, al homenaje póstumo a un destacado académico y divulgador, pasando por el pulcro ejercicio de lectura crítica de distintas obras, cuyos autores oscilan entre los que estudian a clásicos del pensamiento político, los que analizan fenómenos coyunturales y los que se han convertido en referentes teóricos por derecho propio. Los siguientes términos caracterizan la temática de la segunda sección, por lo que puede decirse que versa sobre conceptos y fenómenos claves de lo político en el teatro de la construcción de los Estados contemporáneos: derechos, secularización, pluralismo, cultura, arte, moral pública, metáforas filosóficas y proyectos de desarrollo nacional. La tercera sección, por su parte, lleva por título “La democracia, esa herejía”, y está compuesta por trabajos que se centran en este concepto político fundamental y aportan también elementos para el análisis de coyuntura, prestando atención al papel jugado por relevantes actores políticos en la actualidad. Por cuestiones de espacio, a continuación, comentaré algunos aspectos de las primeras dos secciones, mientras que sólo mencionaré los contenidos de la tercera, lo que no implica que sea más endeble que las otras.
En la primera sección, el texto “John Berger, el indicio y la mirada” analiza La forma de un bolsillo del citado autor, recuperando la idea de cómo (en lo político), el orden observable es en realidad un espacio fragmentario que da lugar a tropezar con partes destinadas a pasar desapercibidas, pero que se manifiestan de forma inintencionada, por lo que es menester violentarlas, revelando los distintos órdenes de lo invisible. Podemos añadir la necesidad de materializar estrategias precisamente de visibilización, pero no solamente de las categorías ampliamente trabajadas (por ejemplo, por las y los pensadores que trabajan temáticas como el género y la pobreza), sino también de las limitaciones de la propia teoría.
Acto seguido, en “El siglo XX en los ojos de Raymond Aron”, Covarrubias comenta sus impresiones sobre una serie de ensayos del autor francés, que lleva por eje conductor la reflexión problematizadora en torno a las relaciones entre tiempo, guerra y política. Resalta la ágil argumentación de Aron de “mirar al presente en términos retrospectivos y en forma diacrónica” (p. 25), la pervivencia de elementos del espíritu aristocrático e incluso feudal en las sociedades modernas, las consecuencias no deseadas de la supuesta victoria de las democracias (al menos, la discursiva) y la naturaleza de la guerra como esquema tanto de competición como de colaboración.
En “Giacomo Marramao: la genealogía de lo político”, Covarrubias resalta especialmente las aportaciones del filósofo en torno a la labor de conceptualización dentro del pensamiento político, introduciendo al lector en la comprensión de lo político como algo revestido de permanente contingencia y carácter tumultuario. Esta idea resulta de suma importancia desde un punto de vista teórico, especialmente tras los retos que han supuesto para las democracias contemporáneas las recientes debacles económicas (la de 2008, y actualmente, la crisis mundial que se está desatando por la pandemia del coronavirus, cuyo alcance será, con toda probabilidad, de una escala y naturaleza sin precedentes para el sistema mundo capitalista). Las consecuencias en materia de escasez y precariedad, sumadas a las grandes deudas de la democracia, deben ser observadas a través de formulaciones que den cuenta del carácter conflictivo y precario del orden democrático.
Posteriormente, el autor dirige sus comentarios a la obra de otro italiano, pilar de la filosofía política contemporánea, al presentar al lector sus impresiones y pensamientos en torno a El tiempo que resta. Comentario a la Epístola a los Romanos, de Giorgio Agamben. De especial interés resulta su interpretación sobre la cuestión de la transmisión de la herencia política (histórica), con relación a su inherente fragilidad, y a las cuestiones paradójicas a que ella nos remite.
De los filósofos italianos, el autor nos lleva a repensar la obra de dos grandes alemanes, en “Hegel, un pensador (in) actual”, y “Nietzsche, la voluntad de poder por enésima vez”. En el primer caso, el autor reseña críticamente una obra de Gerardo Ávalos Tenorio sobre Hegel. Destaca la valoración que hace de algunos aspectos de la obra del propio filósofo alemán, y sobre todo la que hace sobre la manera de problematizar de Ávalos. En el segundo texto referido, se delinean reflexiones para servirse de la ontología del valor nietszcheana para abordar los fenómenos políticos desde una perspectiva anti-esencialista, que permita pensarlos como contingencias continuas y movimientos constantes animados por la voluntad de poder, que no dan cabida a consensos definitivos. Es importante repensar la manera en que enfoques como este ponen en entredicho los distintos discursos legitimadores de la democracia y lanzan un reto a las posturas que desde su nicho pregonan elementos como la deliberación y el consenso como los instrumentos eficaces para la “buena” política.
Hay también en este libro espacio para los homenajes personales, cuando éstos buscan poner de manifiesto algunos rasgos de una trayectoria profesional que cumplió con la exigencia de acercar el entendimiento (y los cuestionamientos) sobre lo político a la sociedad, y dar un ejemplo personal de desinterés y generosidad en la vida intelectual. Esto es lo que nos deja entrever el autor, con un tono íntimo, en “Sergio González Rodríguez. Un recuerdo personal”.
Cerrando esta primera sección del libro, en “Charles Bowden, descubrir la frontera”, Covarrubias presenta al lector su trabajo Ciudad del crimen. Ciudad Juárez y los nuevos campos de exterminio de la economía global, del periodista y ensayista estadounidense, apuntando cómo el caso de la criminalidad en la ciudad fronteriza es en realidad síntoma del proceso temporal “de quiebra y desgajamiento de la política” (p. 68), un “efecto de la presión que le subyace a la producción de las diferencias en el interior de la existencia en común” (p. 71), en gran medida como parte de los efectos no esperados del capitalismo posmoderno. Este énfasis sobre los efectos no esperados de los proyectos de desarrollo económico y político, es lo más interesante de este escrito.
Abriendo la segunda parte del libro encontramos “Los derechos, su contemporaneidad y nuestra actualidad”, una reseña del número 18 de Andamios. Revista de investigación social, centrado en los derechos como el gran tema de nuestro tiempo, donde se comentan los seis artículos originales, la traducción, entrevista y reseña que componen el número. De las variadas temáticas asociadas con este nodo central (abordadas en los textos que componen el número), parecen especialmente relevantes los apuntes de Covarrubias en torno a “el umbral de variabilidad de los fenómenos de cambio político en dirección democrática (…) [como] nuestra contemporaneidad, ya que en ellos aparece la relevancia del lugar que ocupan los derechos en la consolidación de regímenes democráticos y de Estados que los hagan efectivos por medio de su constitucionalización” (p. 87).
Tras este análisis, el autor nos ofrece su lectura de La era secular, de Charles Taylor, en “Refugios y recursos de la secularización”. En este trabajo, reconoce la estrategia analítica del filósofo canadiense para abordar los temas, así como la profundidad conceptual de la obra, que busca “estructurar un debate sobre las fuentes de generación del poder” (p. 93). La reflexión más interesante del texto tiene que ver con la manera en la que los procesos de subjetivación, al constituir al sujeto por medio de (y en medio de) un entramado discursivo en el contexto democrático actual (con sus cargas simbólicas específicas), mantiene unidos al liberalismo y la democracia a través de algunas de sus figuras metafóricas.
Posteriormente, nos presenta “Los desafíos del pluralismo cultural”, un brevísimo pero sustancioso escrito, que analiza el significado clásico del concepto de laicidad y sus implicaciones en el desarrollo de las sociedades democráticas, al tiempo que lanza cuestionamientos relevantes en términos de educación para la democracia. Es necesario, usando el término que propone el autor, edificar “nuevas parcelas de racionalidad”, que doten al pensamiento sobre la democracia (y a partir de ello, a las realizaciones de la misma) precisamente de ese perfil racional, en oposición a convertirla (y servirse de ella) como esa suerte de religión secular, que resulta dotada de contenido muy preciso o muy difuso, según conviene a ciertos grupos de poder.
En “Cultura e intersticio”, discute la obra Sociología de los intersticios, de Giovanni Gasparini. Advierte el valor del campo analítico que, para comprender los cambios fundamentales de la sociedad, busca no ceñirse únicamente a los conceptos dominantes, sino que encuentra potencia explicativa en puntos de vista y ejes de reflexión que muestren aspectos que no son evidentes, pero sí son necesarios para comprender los fenómenos, partiendo de que el intersticio posee “un eminente carácter de intervalo (…) significa un ‘estar entre’ (…). Su principal característica es la flexibilidad, que, en términos analíticos, le permite viajar para enriquecer y nombrar fenómenos en apariencia opuestos” (pp. 103-104).
Después, en el breve escrito “Heterotopías del arte contemporáneo en México”, señala el carácter de ficción cultural de la idea de que “aparentemente es natural el vínculo político entre arte y sus espacios de independencia” (p. 109), y expone cómo lo principal del debate en torno al ecosistema artístico y sus espacios de autonomía consiste en abrir espacios de interrogación en torno a la potencialidad del arte para contribuir (políticamente) a la construcción de proyectos de vida en común. Construye también una crítica a la falta de verdadera independencia de la mayoría productores y observadores del arte, que en el contexto actual están cada vez más atados a los financiamientos públicos y estatales, al tiempo que reivindica el papel de los espacios artísticos independientes como “sistemas de producción y reproducción simbólica que subvierten (de ahí su total pertinencia) el sistema de discriminación global o en vías de mundialización con el cual el arte en nuestros días juega y seduce” (p. 111).
Siguiendo a este texto, viene “La moral pública, entre rezos y confesiones”, que revisa la obra Moral y transparencia. Fundamentos e implicaciones morales de la transparencia, de Juan Cristóbal Cruz Revueltas. El autor considera que este trabajo muestra los límites y fricciones entre lo público-político y lo privado-moral a partir de mostrar las tensiones que se articulan en torno a los problemas de la transparencia. Si bien Cruz Revueltas teje un interesante argumento en torno al principio político de la publicidad como fundamento de la transparencia y establece una oposición entre las sociedades autoritarias y democráticas con respecto a la manera en que lo aplican (o no), Covarrubias apunta atinadamente sobre la presencia de formas neo-autoritarias y cotos de opacidad en la experiencia democrática y sobre otro aspecto, que me parece sumamente relevante: el cómo a través la sobre-tecnificación (o sobre-especialización) del lenguaje se convierte en un instrumento para ocultar información al público que no es capaz de descifrarlo. Este último punto es un tema de investigación que realmente merece la pena fomentar.
De ahí pasamos a leer “Las figuras de lo animal a través de la literatura (y a pesar de la filosofía)”, en donde el autor analiza el tema de la animalidad como figura utilizada en el pensamiento filosófico moderno a partir de sus impresiones del libro colectivo Filosofía. Literatura y animalidad, coordinado por María Luisa Bacarlett Pérez y Rosario Pérez Bernal. De especial interés resultan su interpretación de cómo el animal “no es sólo el límite del cuerpo de los hombre(s) –en plural-, supone además la imposición de una figura (“el salvaje”) que actúa con gran éxito en la producción de legitimidad. En especial cuando se habla de la guerra y colonización” (pp. 118-119); su reflexión en torno a lo animal como elemento fundante del principio de todo orden, y por ello, como elemento fundante de la ley; y sus apuntes sobre cómo la posibilidad de que el uso de la metáfora de la animalidad como elemento negativo y la humanidad como positiva quizá no sea sólo paradójico, sino rotundamente erróneo.
Dando cierre a esta segunda sección, podemos acceder en “¿Qué disputa en qué nación?”, a la lectura de Covarrubias sobre la reedición (en 2010) del libro de Rolando Cordera y Carlos Tello México. La disputa por la nación. Perspectivas y opciones de desarrollo, de 1981. En ella, hace un recuento crítico de los aportes de la obra, anotando la vigencia de varios de sus planteamientos, especialmente de algunos elementos con que problematizan el proyecto neoliberal y la oposición analítica entre este y el proyecto nacionalista (que, en la actualidad, ciertamente ha sido reformulado). Al mismo tiempo, señalando aspectos importantes que dejaron de tomar en cuenta (como el papel de la corrupción en relación con el aumento de la escasez).
El texto que abre la tercera sección es “Teoría política y democracia”. Covarrubias anota la fundamental importancia de la teoría política para comprender la realidad política mexicana, y advierte la presencia de un ambiente democrático “post-político”, en el sentido de que se da una corrosión de “las maneras de existencia compartida” (p. 151), cuyos síntomas más claros son los fenómenos ilegales (incluso podemos decir, anti-sociales) y la pérdida del sentimiento de unidad nacional. Aquí podemos añadir, además, aún en los que tradicionalmente eran espacios de diálogo entre ciudadanos (o si se quiere, discusión, también), puede advertirse una tendencia hacia una manera de confrontación, donde el debate ya no está centrado en la temática, sino en los actores, de modo que no se busca convencer al otro, sino denostarlo, disminuirlo y si es posible, acabarlo. Esto puede verse en el antagonismo casi irreconciliable entre los que se acusan de ser (y en ocasiones hasta se auto-nombran) “chairos” y “fifís”.
Como señalé previamente, los textos la tercera sección serán únicamente mencionados. Resulta pertinente haber hablado del primero, pues representa el espíritu que anima esta parte del libro: pensar el contexto político de las democracias reales desde la teoría política, sin renunciar a mirar las realidades concretas. Siguiendo a este trabajo, se nos presentan, en este orden: “Innovación social y democracia en México”; “El señor B y la anomalía italiana”; “Los dilemas del Foro de Porto Alegre”; “AMLO y el nuevo arte de lo político”; “¿Quién quiere salir de la violencia?”; “Sobre memoria y desaparecidos”; y “Donald Trump o la negación de la política”.
A lo largo de los breves, pero sustanciosos escritos que componen el volumen, el autor pone el acento sobre una serie de llagas que es menester visibilizar. Entre otras, podemos mencionar: la hegemonía cultural del Estado autoritario en México (aún en el novel contexto democrático); la crisis no exclusivamente coyuntural de la inteligencia en el panorama nacional; lo efímero (y hasta banal) de una lógica comunicativa en lo político que da mayor importancia a los símbolos que la protesta social esgrime (y el símbolo en que la propia protesta como tal se convierte) que a la finalidad que la anima; el difícil asunto de la tensión entre las visiones normativas y descriptivas de la democracia; el gran problema de los efectos perversos de la democratización (y de la falta de reflexión sobre ellos); la poca atención dada a la corrupción como una variable fundamental para describir y planear el desarrollo; el daño que el pensamiento dicotómico (o la falta de herramientas para dar considerar estancias, intersticios, fantasmas) hace a la teoría, etcétera.
En resumen, este libro constituye un elemento valioso para reivindicar el papel de los escritos académicos que, con tantos motivos diferentes, revisten el día a día de los pensadores profesionales de lo político y social. Su salida a la luz, en formatos como este, contribuye a enriquecer el necesario ejercicio de problematizar nuestra realidad, y viceversa: la falta de más libros así, condena a multitud de pensamientos valiosos a la prisión inmisericorde del estómago de Cronos.