No es para menos al hablar de un acontecimiento histórico de gran trascendencia no sólo para México, sino para el mundo entero y en particular para el desarrollo del capitalismo. La plata y oro junto con la explotación de millones de indígenas y esclavos negros serán un impulso poderosísimo para el desarrollo del capitalismo. Las consecuencia de la conquista siguen presentes en el mundo y en México, en muchos sentidos, la conquista sigue.

“La conquista, catástrofe de los pueblos originarios” nuevo libro del historiador Enrique Semo viene a ser pieza fundamental para estudiar la conquista de México y derribar mitos. La búsqueda de la verdad y la comprensión de un fenómeno complejo es lo que Semo hace en este trabajo de dos tomos.

En el primer tomo el autor presenta a los protagonistas de la conquista: indígenas, españoles, europeos y africanos. Esta parte ubica en contexto histórico a los participantes de la conquista que se verán movidos por poderosas fuerzas históricas no controladas por ellos. Explica quiénes eran los conquistadores, que fuerzas los movían, la ideología que tenían y como esto impactó en la conquista. Aunque la conquista fue abanderada por España desde su planeación contó con la participación de la Europa capitalista, se puede decir siguiendo a Semo que la conquista de América fue realizada por Europa. Con respecto a los indígenas el autor explica como era su sociedad, sus armas, su ideología y su relación con otros pueblos. El análisis de los grupos indígenas del norte de lo que hoy es México es especialmente explicativo, ya que su férrea resistencia a la conquista, su movilidad y su adaptación respondían a que eran sociedades igualitarias, lo que los mantenía cohesionados frente al invasor. Este análisis también se hace con respecto a la tercera raíz, los negros que llegan desde el primer momento de la conquista y luego serán traídos a América como esclavos, condicionando a África como espacio de caza de seres humanos.

La conquista, subraya Enrique Semo, fue una catástrofe para los pueblos originarios. Se estructuró una dominación nueva, violenta, colonial y racista, que despreció la vida del conquistado y en la que sucedieron prácticas genocidas. No fueron solamente las epidemias o la muerte en guerra, sino la modificación de sistemas económicos y sus consecuencias sociales, el saqueo, la desesperación, la confusión ante acontecimientos, la esclavitud, la explotación salvaje y nuevas lógicas de poder, todo junto e interrelacionado explica la gran catástrofe que queda representada por la debacle demográfica que sufrieron los grupos indígenas (8 de cada 10 indígenas murieron en los primeros cien años).

En el segundo tomo se cuenta propiamente el proceso de conquista, no centrándose solamente en la caída de la gran Tenochtitlan sino mostrando que la conquista fue compleja y varió según el pueblo a conquistar. Hubo guerra, aniquilamiento y genocidio, pero también negociación, pactos y alianzas, que conformaron múltiples variantes del fenómeno de la conquista. Aunque en todas las variantes la conquista significó la instauración de un poder imperial exterior. En casos como el norte de México la conquista será un proceso nunca concluido de más de trecientos años, en el sur aunque de otro modo será más extenso en el tiempo que con respecto al centro y zona de influencia mexica.

En este tomo queda patente como la conquista de Tenochtitlan se da no por varios centenares de valientes españoles, sino por una gran alianza entre españoles y pueblos indígenas que buscan unos por un lado instaurar un dominio colonial y otros independizarse del dominio mexica. Una alianza de cientos de miles de indígenas y comandado por los españoles superiores en aspectos tecnológicos y militares, que confluyó trágicamente en la conquista.

Ligar la conquista con la instauración del colonialismo y a este con el capitalismo es el gran acierto de Semo. Esta relación permite comprender el proceso de conquista ya no como aventura individual, sino como un proceso impulsado por nuevas fuerzas sociales que soplaban desde Europa.

Fue en la conquista donde se estructuró la lógica racista y de dependencia que caracteriza a México. Esta colonialidad continúa de ahí la actualidad de este proceso histórico que va a cumplir quinientos años. Esta es la razón, me parece, del porque despierta tanto encono hablar de la conquista, ya que toca el núcleo de la dominación de ayer y hoy.

En momentos de revisionismo histórico, el profesor Enrique Semo presenta un trabajo erudito, complejo, para mostrar a la Conquista en su contexto y mostrando su importancia mundial. Pero centra su atención en el significado social de la conquista, la catástrofe de los pueblos originarios y la instauración inmediatamente después de un sistema colonial, racista y con prácticas genocidas. Un trabajo que desmiente la idea de una conquista benefactora, civilizatoria, o la idea de que ni siquiera se puede hablar de conquista como sostienen algunos historiadores.